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Calidad de vida y malestar psiquiátrico en personas con enfermedad mental grave, el papel
de la recuperación personal

Artículo· Febrero 2023


DOI: 10.1111/papt.12451

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4 autores:

Javier Saavedra joanna brzeska


universidad de sevilla universidad de sevilla
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José Antonio Matías García samuel arias


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Recibido: 26 julio 2022 Aceptado: 2 febrero 2023

DOI: 10.1111/papt.12451

ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN

Calidad de vida y malestar psiquiátrico en personas con


enfermedad mental grave, el papel de la recuperación personal

Javier Saavedra | joanna brzeska |


José Antonio Matías García | Samuel Arias Sánchez

Departamento de Psicología Experimental,


Universidad de Sevilla, Sevilla, España Abstracto
Objetivos:Al considerar la recuperación personal de personas con
Correspondencia enfermedad mental grave (SMI), es esencial examinar su angustia
Jose Antonio Matías-García, Departamento de
psiquiátrica informada y su calidad de vida (CdV). Sin embargo, no
Psicología Experimental, Universidad de Sevilla,
Calle Camilo José Cela, 41018 Sevilla, Andalucía,
existe en la literatura un modelo consolidado que relacione
España. claramente estas variables. En este estudio primero analizamos las
Correo electrónico:jmatias@us.es
relaciones entre la calidad de vida, la angustia psiquiátrica y la
recuperación, y varias variables sociodemográficas. En segundo
Información de financiación
lugar, analizamos los efectos lineales de la angustia psiquiátrica y
Ministerio de Ciencia e Innovación, Beca/Concesión
Número: PSI2016-80112-P
la recuperación en la CdV. Tercero, y más importante, probamos
dos hipótesis que consideraban la recuperación personal como un
moderador o mediador de la relación entre la angustia psiquiátrica
y la calidad de vida.
Diseño y Métodos:234 voluntarios con diagnóstico de TMG
completaron tres cuestionarios de autoinforme,The Recovery
Assessment Scale-24, The World Health Organization QoLy el
Resultados clínicos en evaluación de rutina: medida de resultado, los
cuales mostraron muy buenos niveles de validez y confiabilidad. La
macro PROCESS para SPSS desarrollada por Hayes (Introducción a la
mediación, la moderación y el análisis de procesos condicionales: un
enfoque basado en la regresión, The Guilford Press, 2022) se aplicó
utilizando el método Bootstrap para verificar nuestras hipótesis de
moderación y mediación.
Resultados:Encontramos un efecto lineal negativo del malestar
psiquiátrico sobre la CV, así como un efecto positivo de la recuperación
sobre dicha variable. Nuestros resultados no confirman el efecto
moderador de la recuperación sobre la relación entre la angustia y la
CdV. Sin embargo, confirmamos la segunda hipótesis; la recuperación
funcionó como una variable mediadora entre la angustia psiquiátrica y
la calidad de vida.

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© 2023 Los autores.Psicología y Psicoterapia: Teoría, Investigación y Prácticapublicado por John Wiley & Sons Ltd en nombre de la Sociedad Británica de
Psicología.

Psychol Psychother Theory Res Pract.2023;00:1–17. wileyonlinelibrary.com/journal/papt 1


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2 SAAVEDRAy otros.

Conclusiones:Estos hallazgos nos permiten reflexionar sobre


cómo la recuperación personal afecta la relación entre el
sufrimiento psiquiátrico y la CV y discutir sus implicaciones
teóricas y prácticas como políticas públicas.

PALABRAS CLAVE
recuperación clínica, modelo de mediación, modelo de moderación, escala de valoración de la

recuperación, esquizofrenia, enfermedad mental grave, recuperación subjetiva

Puntos de practicante

• En las personas con SMI, aquellas con depresión o trastornos neuróticos tienen la CdV más baja.
• La recuperación personal media una gran proporción de cómo la angustia psiquiátrica afecta la calidad de vida.

• La recuperación personal no modera la relación entre la angustia psiquiátrica y la CdV.


• Las intervenciones clínicas para reducir la angustia psiquiátrica son esenciales para mejorar la CdV.

INTRODUCCIÓN

El Instituto Nacional de Salud Mental (1987) define la enfermedad mental grave (SMI) como un trastorno mental,
conductual o emocional que resulta en un déficit funcional que interfiere severamente con una o más de las actividades
esenciales de la vida diaria. Aunque el diagnóstico que suele incluirse en la categoría SMI es la esquizofrenia, también
podrían incluirse en esta categoría otros diagnósticos como los trastornos afectivos o de personalidad. Por tanto, este
concepto está más relacionado con una tipología de pacientes que con un diagnóstico específico (Zumsteim & Riese,2020).
En otras palabras, el SMI puede considerarse una categoría transdiagnóstica (Ruggeri et al.,2000).
En las últimas décadas, el modelo de recuperación ha articulado la atención a las personas con TMG en los sistemas
sociosanitarios occidentales. El término recuperación y los elementos que contribuyen a su significado están sujetos a una
amplia variedad de definiciones e interpretaciones. Las dos connotaciones principales de recuperación (Slade et al.,2017)
se refieren, por un lado, a la recuperación clínica, el uso tradicional en medicina, que considera biológica la enfermedad
mental y trata de eliminar sus síntomas para lograr la recuperación. Por otro lado, la recuperación personal es un término
mucho más complejo (Woods et al.,2019) que se ha desarrollado en las últimas décadas y se ha convertido en uno de los
movimientos más importantes en los servicios de salud mental en la actualidad. Antonio (1993) se refirieron a la
recuperación personal como un proceso de desarrollo de nuevas actitudes, valores, sentimientos, roles, propósitos de vida
y significados a pesar de la enfermedad mental y sus limitaciones. La recuperación hace posible una vida satisfactoria y
esperanzadora que puede contribuir a la sociedad a pesar de los efectos de la enfermedad mental. Se refiere a recuperar
una vida de satisfacción, plenitud y alegría, es decir, “una vida digna de ser vivida”, pero al mismo tiempo no espera la
eliminación total de los síntomas (Slade et al.,2017, pag. 1).
Andresen et al. (2003) diseñó un modelo de cuatro componentes y cinco etapas a partir de esta primera definición de
recuperación. Con base en una revisión de artículos sobre relatos experienciales de personas con SMI y la literatura teórica,
concluyeron que para el movimiento de consumidores, la recuperación es predominantemente psicológica. Esto significa una vida
plena y significativa con un sentido positivo de identidad, basada en la esperanza y la autodeterminación. Identificaron cinco etapas
de recuperación, denominadas moratoria, conciencia, preparación, reconstrucción y crecimiento, que estaban relacionadas con
cuatro procesos de recuperación diferentes: encontrar esperanza, restablecer la identidad, encontrar sentido a la vida y asumir la
responsabilidad de la recuperación.
Ng et al. (2019), siguiendo a Andresen et al. (2003), argumentan que el proceso de recuperación puede dividirse en
etapas que apoyan el enfoque de recuperación holístico y su aplicación en la práctica clínica. En su estudio, se analizaron
14 narrativas de personas con trastorno límite de la personalidad mediante análisis fenomenológico interpretativo
cualitativo. Este análisis resultó en la diferenciación de los siguientes tres no lineales
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CALIDAD DE VIDA Y EL PAPEL DE LA RECUPERACIÓN 3

etapas: (1) estancamiento, (2) diagnóstico y (3) mejora de la experiencia, y cuatro procesos: (1) esperanza, (2) participación
activa en el proceso de recuperación, (3) participación en los servicios de tratamiento y (4) ) participar en actividades y
relaciones significativas. Otros autores (ie, Lemos-Giráldez et al.,2015; Saiz et al.,2021; Wciórka et al.,2015) también
coincidieron con este modelo de etapas aplicándolo en sus estudios (Andresen et al.,2006,2013).
De manera similar, el marco conceptual de recuperación personal de Leamy et al. (2011), basado en una revisión
sistemática de la investigación, es esencialmente compatible con este modelo. Consta de las características del viaje de
recuperación, los procesos de recuperación y las etapas de recuperación. Los cinco principales procesos de recuperación
considerados relevantes tanto para la clínica como para la investigación fueron: “Conectividad”, “Esperanza y optimismo
sobre el futuro”, “Identidad”, “Sentido en la vida” y “Empoderamiento” (“CHIME”). Por lo tanto, la recuperación se refiere
aquí a la experiencia subjetiva, en la que la creación de nuevos significados y la reconstrucción de la identidad son la piedra
angular del constructo (Saavedra et al.,2022). Tanto el análisis inductivo como el deductivo validaron ampliamente este
marco conceptual.
En este sentido, la recuperación está fuertemente asociada con incrementos en la calidad de vida (QoL; Slade,2010;
Valiente et al.,2019). Aunque todavía no existe una definición comúnmente aceptada o un estándar de oro para medir la
CdV (Katschnig,2006), el concepto se ha relacionado con el bienestar, el funcionamiento social y emocional, la satisfacción
con la vida, el apoyo social y otras variables relacionadas con las características no médicas de la enfermedad (Bowersox et
al.,2012; Kukla et al.,2014). Por estas razones, la CV se ha convertido en un campo privilegiado de investigación en salud
mental (Berghöfer et al.,2020; Dong et al.,2019; Ho et al.,2010).
Muchas publicaciones han intentado definir qué significa la CdV para las personas con enfermedades mentales, lo que
debería ser una parte importante de su medición. En una revisión sistemática de la investigación cualitativa realizada con
poblaciones de personas con trastornos del estado de ánimo, neurosis y trastornos relacionados con el estrés, trastornos
de la personalidad, esquizofrenia, trastornos esquizotípicos y delirantes, Connell et al. (2012) identificaron seis dominios de
CV: bienestar y malestar; control, autonomía y elección; autopercepción; pertenencia; actividad; y esperanza y
desesperanza.
En otra revisión, Hansson (2006) se centró en los factores relacionados con la CV subjetiva en personas con varios TMG
(principalmente esquizofrenia). Los resultados mostraron que la CV se asocia principalmente con la psicopatología
(especialmente depresión y síntomas de ansiedad), aspectos de las redes sociales y factores relacionados con la
personalidad, como la autoestima, el dominio, la autonomía y la autoeficacia. La calidad de vida también se relacionó con
permanecer en la atención comunitaria en lugar de permanecer en entornos hospitalarios. Este autor encontró solo
relaciones débiles de la CV subjetiva con las condiciones de vida externas (por ejemplo: ingresos, vivienda, empleo),
variables sociodemográficas y bienestar subjetivo global. Por lo tanto, las construcciones psicológicas relacionadas con la
calidad de vida son esenciales para la definición de recuperación personal.
Otros autores también han estudiado la relación entre los trastornos de salud mental y la CV. En un estudio de dos
años sobre el impacto de los trastornos de salud mental, Evans et al. (2007) encontraron que las personas con diagnóstico
de TMG, principalmente enfermedad psicótica, tenían una CV subjetiva más baja que la población sana y con otros
trastornos mentales más comunes (principalmente ansiedad y depresión), utilizando la clasificación de estos autores.
También se encontraron diferencias por tipo de trastorno y gravedad. Estos resultados están respaldados por un estudio
reciente de Berghöfer et al. (2020) en una muestra de 935 pacientes que completaron el cuestionario de Calidad de Vida de
la Organización Mundial de la Salud (WHOQOL)-BREF. Este instrumento rico y ampliamente utilizado mide dimensiones de
la CdV como la salud física y psicológica, las relaciones sociales y el medio ambiente. La muestra de investigación de este
estudio estuvo compuesta principalmente por pacientes con trastornos afectivos y del espectro de la esquizofrenia, que
requerían atención hospitalaria y tenían un funcionamiento social muy pobre. Sus resultados mostraron que la calidad de
vida fue significativamente menor en esta muestra que en la población comunitaria, especialmente en pacientes
diagnosticados con depresión. Otras variables, como el número de episodios de enfermedad, la situación de vida o la edad,
también explicaron una pequeña parte de la variación. Sin embargo, los autores enfatizaron la importancia de promover
aspectos de la vida independientes de la enfermedad crónica que pueden aumentar la CdV.
En relación con esto, otro concepto importante es el malestar psiquiátrico, que puede definirse como la
evaluación negativa subjetiva del estado psicológico de uno (Chadwick et al.,2005) y se asocia con síntomas
depresivos y positivos, es decir, sintomatología (Freeman et al.,2014; García-Mieres et al.,2020). La relación
negativa entre la recuperación y el malestar o la sintomatología psiquiátrica, en particular los síntomas
afectivos, ha sido ampliamente demostrada (Austin,2018; Van Eck, Burguer, Schenkelaars, et al.,2018).
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4 SAAVEDRAy otros.

Además, varios estudios han demostrado interacciones complejas entre todas estas variables: sintomatología y/o
malestar psiquiátrico, recuperación personal y calidad de vida de las personas con TMG (Eack & Newhill,2007; Hofer et al.,
2017; Ordóñez-Camblor et al.,2021). En este sentido, los componentes de la recuperación pueden afectar directamente la
CV (Ertekin Pinar & Sabanciogullari,2020) o pueden funcionar como mediadores o moderadores entre la sintomatología y
la CV. Por ejemplo, Grealish et al. (2017) encontraron que el empoderamiento, uno de los componentes de la recuperación
de la salud mental, fue un mediador de factores psicológicos, como la autoeficacia, el afrontamiento, el control y el
bienestar en jóvenes de una población no clínica. El empoderamiento parece ser un factor que influye en el cuidado de la
propia salud, la interacción efectiva con los servicios de salud y la participación activa en el manejo de la enfermedad.

Tal mediación también se observa en poblaciones clínicas. Por ejemplo, en preadolescentes con trastorno por déficit
de atención con hiperactividad (Frame,2003), adultos con enfermedades crónicas como enfermedades cardíacas,
pulmonares, accidentes cerebrovasculares o artritis (Lorig et al.,2001) y diabetes cardíaca, pulmonar o tipo 2 (Lorig et al.,
2006). Ho et al. (2010) encontraron efectos directos e indirectos de cinco componentes de recuperación como agencia,
sentido de optimismo, apoyo percibido y ausencia de estigma interno y síntomas psicosociales en la CdV de 201 pacientes
ambulatorios con trastornos del espectro esquizofrénico. Kukla et al. (2014), usando regresión lineal mostró que la
recuperación subjetiva moderó la relación entre los síntomas positivos y la CdV en veteranos con trastornos del espectro
de la esquizofrenia. En esta muestra, aquellos con puntajes de recuperación más altos tuvieron mejores resultados en
algunos factores de la Escala de Calidad de Vida (fundamentos intrapsíquicos y factores de rol instrumental). Por lo tanto,
la recuperación personal podría entenderse como un factor protector de la CV.
En resumen, la evaluación de la CV se ha convertido en un complemento esencial a la clásica evaluación de
síntomas y/o malestar psiquiátrico en personas diagnosticadas de TMG (Dong et al.,2019). De hecho, parece que
aunque la CdV y el malestar psiquiátrico están relacionados, son variables diferentes, y otros factores, como el
empoderamiento, la agencia y diferentes conceptos relacionados con la recuperación personal, podrían mediar o
moderar esta relación (Kukla et al.,2014). Por tanto, parece necesario aclarar el tipo de relación entre estas tres
variables: calidad de vida, malestar psiquiátrico y recuperación. En este sentido, nuestros objetivos en este trabajo
fueron tres:

1. Explorar la relación del nivel de CV, malestar psiquiátrico y recuperación con factores sociodemográficos
en una muestra de personas con TMG.
2. Examinar los efectos lineales de la angustia psiquiátrica y la recuperación en la CdV. De acuerdo con el modelo
presentado anteriormente, se probaron las siguientes hipótesis:
a) Hay un efecto lineal negativo de la angustia psiquiátrica en la calidad de vida.
b) Hay un efecto lineal positivo de la recuperación en la calidad de vida.

3. A continuación, nuestro objetivo principal fue explorar el efecto mediador o moderador de la recuperación personal en
la relación entre el malestar psiquiátrico y la CV en una muestra de pacientes ambulatorios diagnosticados de TMG. Por
lo tanto, probamos dos hipótesis:
a) La recuperación personal modera la relación entre el malestar psiquiátrico como predictor y la CV como
resultado en personas diagnosticadas de TMG. En otras palabras, la recuperación influiría en el nivel y la
dirección de la relación entre la angustia psiquiátrica y la CdV en personas diagnosticadas con TMG.
b) La recuperación personal media la angustia psiquiátrica como predictor y la calidad de vida como resultado en
personas diagnosticadas con SMI. En este caso, la recuperación sería una forma de impacto de la sintomatología
en la CV. En otras palabras, sería parte de la vía causal del efecto del malestar psiquiátrico y explicaría cómo el
malestar psiquiátrico influye en la CV.

MÉTODO

Participantes

La muestra original estuvo compuesta por 250 participantes, de los cuales 16 fueron excluidos (6,4%) por ítems
incompletos en variables dependientes o independientes, quedando una muestra final de 234. El poder estadístico de la
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muestra con un alfa de .05 y un tamaño del efecto de 0.1 fue de 0.99. Por lo tanto, la muestra tuvo suficiente poder estadístico para
rechazar correctamente la hipótesis nula con un tamaño del efecto pequeño.
Los criterios de inclusión fueron: un diagnóstico psiquiátrico considerado TMG que condujera a algún grado de discapacidad
oficialmente reconocido, provocando dificultades en el desempeño de las funciones de la vida diaria. Este SMI debe haber sido
diagnosticado durante al menos un año. Además, los participantes debían estar asistiendo a servicios de salud mental,
particularmente en servicios especializados de rehabilitación de salud mental o de orientación laboral. Debido a que la categoría SMI
se centra en el deterioro grave del funcionamiento, en el análisis de mediación-moderación se incluyeron una minoría de pacientes
con diagnósticos distintos a la esquizofrenia, el trastorno bipolar o el trastorno de la personalidad, así como 39 participantes a los
que les faltaban datos de diagnóstico. Toda la muestra disponía de reconocimiento oficial de discapacidad por trastorno psíquico y
estaba siendo atendida por servicios de apoyo especializados.
Los criterios de exclusión fueron los siguientes: no tener la condición de persona con discapacidad por
trastorno psíquico reconocida oficialmente por la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales; tener un problema
neurológico; haber sido diagnosticado hace menos de un año; tener un episodio agudo de la enfermedad al
momento de firmar el formulario de consentimiento o completar los instrumentos; ser menor de 18 años o no
saber leer y escribir en español.
Como se puede ver en la Tabla1, la mayoría de la muestra era masculina (62,8%) y soltera (75,87%). En cuanto a la
nacionalidad, todos los participantes eran españoles. La mayoría de los participantes tenía solo estudios obligatorios
(42,73%) o intermedios (34,8%). Además, la mayoría de los participantes fueron diagnosticados con trastornos del espectro
esquizofrénico. Además de los participantes con trastornos de personalidad y trastorno bipolar, también había una
pequeña muestra de participantes con otros trastornos psicológicos, como obsesivo-compulsivo y depresión, y problemas
disfuncionales graves con diversos grados de discapacidad. Habían sido hospitalizados una media de 1,7 veces (Dakota del
Sur, 2,32, rango 0-15), y el 60,8% de la muestra había estado hospitalizado al menos una vez por su trastorno psicológico.
Los participantes no recibieron compensación económica y todos firmaron voluntariamente su consentimiento informado
para participar en el estudio.

Medidas

Los participantes completaron tres cuestionarios de autoinforme de lápiz y papel que comenzaron con preguntas
sobre características demográficas. Aunque ninguno de estos instrumentos fue desarrollado originalmente para la
población española, los tres fueron las versiones traducidas adaptadas a esta población, que mostraron muy
buena validez y confiabilidad (Feixas et al.,2012; Lucas Carrasco,1998; Saavedra et al.,2021). También se incluyeron
instrumentos adicionales; sin embargo, estos no se relacionaron con la hipótesis de este estudio y, por lo tanto, no
se discuten. Por ejemplo, parte de esta muestra fue entrevistada con el fin de analizar el significado del concepto
recuperación utilizando una metodología cualitativa (Saavedra et al.,2022).
La Escala de Evaluación de la Recuperación-24 (RAS-24)es el cuestionario de autoinforme más utilizado para
medir la recuperación de la salud mental (Biringer & Tjoflåt,2018; Salzer y Brusilovskiy,2014). Tiene 24 ítems que
miden cinco factores diferentes: Confianza personal y esperanza, Voluntad de pedir ayuda, Orientación a la meta y
al éxito, Confianza en los demás y No dominación por los síntomas (Corrigan et al.,2004). Saavedra et al. (2021)
validaron este cuestionario en una muestra clínica española, con índices de ajuste y consistencia interna
satisfactorios (α= .93;ω= .95) para la estructura original de cinco factores. Los resultados de los factores fueron
similares a la versión original en una muestra clínica (Corrigan et al.,2004).
La calidad de vida de la Organización Mundial de la Salud (WHOQOL-BREF)consta de 26 ítems basados en la
definición de calidad de vida de la OMS que miden cuatro dimensiones diferentes: Salud Física, Salud Psicológica,
Relaciones Sociales y Salud Ambiental, también cuenta con un ítem sobre CV General, y otros ítems referentes a
Salud General (Harper et al.,1998; Vahedi,2010). La ventaja importante de este cuestionario son sus preguntas
sobre diferentes aspectos de la calidad de vida. Lucas-Carrasco (1998) validaron este cuestionario en población
española, encontrando índices de ajuste y consistencia interna satisfactorios, con un alfa de Cronbach de . 70 a .80
para la estructura original de cuatro factores. En la versión original los resultados con la muestra clínica fueron
similares (.65-.78 para dimensiones; Mas-Expósito et al.,2011).
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MESA 1 Contraste entre variables sociodemográficas y variables pertenecientes al modelo.

calidad de vida Angustia psiquiátrica Recuperación

        
METRO(Dakota del Sur) F(pag)    METRO(Dakota del Sur) F(pag)    METRO(Dakota del Sur) F(pag)   

Sexo 2,65 (0,110) 4.24 . 018 2,49 (0,120)


(.040*)

Mujer,norte=87 19.56 25.36 92.24


(3.97) (15.44) (15.01)

Hombres,norte=147 20.41 21.17 95.23


(3.75) (14.84) (13.40)

Estado civil 4.48 . 04 0,46 (0,630) 2,36 (0,097)


(.012*)

Soltero,norte=173 20.33 22.47 94.75


(3.90) (15.38) (13.56)

Separado-viudo, 17.96 25.538 88.46


norte=29 (2.36) (15.03) (17.33)

con pareja,norte=26 20.12 22.62 94.86


(4.03) (14.24) (12.65)

Nivel educacional 0,04 (0,991) 0,48 (0,702) 0,35 (0,790)

sin estudios,norte=20 20.15 24.25 96.60


(3.90) (16.70) (12.25)

estudios básicos,norte=97 20.07 23.587 94.67


(4.22) (15.55) (14.74)

estudios secundarios, 20.18 22.25 94.28


norte=79 (3.58) (14.84) (13.43)

Estudios universitarios, 19.90 20.23 92.61


norte=31 (3.43) (13.99) (13.65)

Diagnóstico 8.948 . 123 6.654 . 095 8.443 . 117


(<.001**) (<.001**) (<.001**)

Esquizofrenia 20.84 20.35 97.094


espectro,norte=106 (3.77) (14.13) (13.64)

espectro bipolar, 20.60 16.50 94.59


norte=22 (2.54) (14.94) (10.30)

ansiedad depresión, 17.50 30.65 84.58


norte=29 (3.98) (15.40) (15.24)

Desorden de personalidad, 18.35 27.57 88.50


norte=38 (3.50) (14.28) (13.44)

* indica p < 0,05; ** indica p < .001.

ElResultados clínicos en evaluación de rutina-medida de resultados (CORE-OM)cuenta con 34 ítems que miden
el malestar psiquiátrico que brindan resultados en cuatro dimensiones diferentes: Bienestar, Problemas/Síntomas,
Funcionamiento y Riesgo. Para evitar posibles problemas de multicolinealidad, para este estudio se utilizaron
únicamente los dominios de Problemas/Síntomas y Riesgo. De ahora en adelante, la suma de estas dos subescalas
CORE corresponderá a nuestra medida de angustia psiquiátrica. Feixás et al. (2012) validaron la versión en español
de la escala que tiene buena confiabilidad para todas las dimensiones con un alfa de Cronbach de .77 a .94, similar
a la versión original de .75 a .94 (Evans et al.,2002). También se confirmó la validez convergente del cuestionario. Se
han observado fuertes correlaciones en muestras clínicas entre estas dimensiones y medidas referenciales:
Problemas/Síntomas y Lista de Verificación de Síntomas-90-Revisada (.87), Riesgo y Cuestionario de Salud General
GHQ-D (.69), así como Todos los ítems y SCL -90-R (.88), entre otros (Evans et al.,2002).
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Procedimiento

Tras recibir la aprobación del comité de ética (código de opinión: 0339-N-17/12-julio-2017), se contactó con dos
tipos de instituciones del sur de España, la orientación laboral pública y los servicios comunitarios de salud mental.
Luego, luego de que estas instituciones accedieran a ayudar en la investigación, el coordinador de cada servicio
identificó a los participantes con al menos un diagnóstico de TMG y algún grado de discapacidad reconocido por
los servicios sociales que pudieran estar interesados en participar en el proyecto. Se presentaron los objetivos
generales y se remitió a los voluntarios al equipo de investigación para una cita. El día de la reunión con el
investigador, se aclararon las dudas de los participantes, dieron su consentimiento por escrito para la participación
y uso de sus datos en el estudio, y se les informó que podían retirarse en cualquier momento. Aunque se preguntó
a los participantes sobre sus diagnósticos, estos fueron confirmados por los servicios sociales y de salud donde
fueron reclutados. Luego llenaron los cuestionarios. Los datos fueron recolectados individualmente en persona
con la supervisión de psicólogos, entre ellos los autores de este estudio. Todos los datos fueron recogidos en los
centros comunitarios de salud mental o servicios especiales de orientación y apoyo laboral donde fueron
atendidos.

Diseño y análisis

Nuestras hipótesis se probaron con un análisis transversal de datos autoinformados por personas diagnosticadas
con TMG. Se exploró la consistencia interna de cada una de las escalas y sus factores. En primer lugar, se estudió la
relación de las variables sociodemográficas, sexo, educación, experiencia laboral, estado civil y número de
ingresos hospitalarios, con las variables involucradas en los modelos mediante análisis de varianza o correlación
de Pearson cuando las variables sociodemográficas eran continuas. Para ello se verificó la homogeneidad de
varianzas y normalidad analizando la curtosis y asimetría entre las variables. La asociación entre la angustia
psiquiátrica, la recuperación y la calidad de vida se exploró utilizando un Pearson de orden cero.
correlación. El tamaño del efecto eta cuadrado parcial (  2 ) se calculó para los resultados de ANOVA y se interpretó
siguiendo las recomendaciones de Cohen (1988). Se realizó una regresión jerárquica para explorar la influencia
combinada de las variables independientes en la CdV. Para verificar la ausencia de autocorrelación, se utilizó la
estadística de Durbin-Watson y el factor de inflación de la varianza para probar la multicolinealidad.
Los Hayes (2022) Se utilizó la macro PROCESS para SPSS con bootstrapping para verificar nuestras hipótesis de
moderación y mediación. Se estimaron dos modelos, el Modelo 1, que postula un modelo con una sola variable
moderadora, y el Modelo 4, con una sola variable mediadora (Figura1). La variable independiente fue el malestar
psiquiátrico y la variable dependiente la CV. En estos modelos, la recuperación era la variable moderadora o
mediadora, según el caso. La hipótesis de moderación se confirmaba si la significación de la interacción entre las
variables sintomatología y recuperación era inferior a 0,05. La prueba de interacciones incondicionales de mayor
orden se utilizó como verificación alternativa de la moderación. Esta macro de proceso se basa en una prueba de
razón de verosimilitud, comparando el ajuste del modelo que incluye la interacción con un modelo que la excluye.

Para el análisis de mediación se estimaron los efectos directos e indirectos, los errores estándar y los
intervalos de confianza (IC) con base en la distribución bootstrap encontrada con 10.000 remuestreos corregidos
por sesgo. En el modelo de mediación, el efecto indirecto de IV (angustia psiquiátrica) sobre DV (QoL) resultó de la
multiplicación de los coeficientes de regresiónayb(ab) (ver Figura2). Se aceptaba la hipótesis de mediación si el IC
era estadísticamente significativo, es decir, si el IC (95%) no incluía el valor cero (Hayes,2022). El porcentaje de
mediación se calculó como la relación entre el efecto indirecto y el efecto total (ab/ab+c′). Además, aunque Igartua
y Hayes (2021) critican la prueba de Sobel, este método fue utilizado para confirmar el efecto de mediación. La
prueba de Sobel (Sobel,mil novecientos ochenta y dos) calcula la relación entre la estimación puntual y su error
estándar. El efecto de mediación se consideró estadísticamente significativo si en la prueba de Sobel Z quedaba
fuera de ±1,96 dado un alfa de dos colas de 0,05, y fuera de ±2,58 dado un alfa de dos colas de 0,01.
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Moderador (W)

Independiente a Dependiente
variables (X) variables (Y)

Mediador
variables (M)

Independiente C' Dependiente


variables (X) variables (Y)

FIGURA 1 Modelos conceptuales de moderación (Modelo Hayes número 1) y Mediación (Modelo Hayes número 4).

Psiquiátrico
angustia

Ruta b= .572**
Recuperación calidad de vida

Psiquiátrico
angustia ×
Recuperación

FIGURA 2 Modelo estadístico de moderación: Recuperación que modera la sintomatología y la calidad de vida. * < .05; ** < .001.

RESULTADOS

La consistencia interna de las escalas utilizadas fue excelente. El Alfa de Cronbach para el WHOQOL-BREF total fue
de .92. Las escalas CORE de síntomas y riesgo utilizadas para medir los síntomas fueron .92 y .87, respectivamente.
El RAS-24 total, que mide la recuperación, llegó a .95. Excepto el número de ingresos hospitalarios, todas las
variables, incluidas las del modelo, presentaron curtosis y asimetría por debajo de 0,8. Se confirmó la
homogeneidad de las varianzas en todas las comparaciones.
Mesa1muestra algunas diferencias significativas en las variables del modelo por factores sociodemográficos. Las
mujeres dijeron que sufrían más de angustia psiquiátrica, con un tamaño del efecto de pequeño a mediano (F[1232]= 4,24,
pag= .041). Las diferencias significativas en la calidad de vida por estado civil tuvieron un tamaño de efecto medio (F[2225]=
4,48,pag= .012). Las comparaciones post hoc de Bonferroni encontraron que los solteros disfrutaban de más calidad de
vida que los separados o viudos (pag= .009).
Se encontraron diferencias significativas con grandes tamaños del efecto entre el diagnóstico y la CdV (F[3191]= 8.948,
pag< .001), malestar psiquiátrico (F[3191]= 6.654,pag= .001) y Recuperación (F[3191]= 8.443,pag< .001). Aplicando el método de
Bonferroni, se encontró que los participantes diagnosticados con espectro de esquizofrenia puntuaron
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CALIDAD DE VIDA Y EL PAPEL DE LA RECUPERACIÓN 9

mayor en la calidad de vida que aquellos con trastornos de ansiedad y depresión (pag= .001) o trastorno de personalidad (p =.001).
Finalmente, los participantes diagnosticados con trastorno bipolar tuvieron una CdV más alta que aquellos diagnosticados con
trastornos de ansiedad o depresión (p =.037).
Los participantes diagnosticados con el espectro de la esquizofrenia y los trastornos bipolares puntuaron más bajo en angustia
psiquiátrica que los diagnosticados con ansiedad y depresión, con una probabilidad dep =.005 yp =.004 (post-hocBonferroni),
respectivamente. Además, los participantes diagnosticados con trastorno bipolar puntuaron más bajo en angustia psiquiátrica que
aquellos diagnosticados con trastorno de personalidad, con una probabilidad depag= .004.
En la variable recuperación, los participantes diagnosticados de ansiedad y depresión y trastornos de la personalidad tuvieron
resultados significativamente peores que los diagnosticados de trastornos del espectro esquizofrénico (pag< .001 ypag= .006,
respectivamente).
Mesa2muestra que la edad se correlacionó negativa y significativamente, aunque débilmente, con la CdV y la recuperación. El
número de ingresos hospitalarios se correlacionó positivamente con la angustia psiquiátrica y negativamente con la recuperación.
Las correlaciones entre variables pertenecientes al modelo a validar fueron significativas con una intensidad de .50 a .70. Como era
de esperar, la angustia psiquiátrica se correlacionó negativamente con la calidad de vida y la recuperación, mientras que las dos
últimas variables se correlacionaron positivamente. Por lo tanto, existen efectos lineales significativos de la recuperación y la
angustia psiquiátrica en la CdV. Específicamente, se encontró un efecto negativo de la angustia psiquiátrica y un efecto positivo más
fuerte de la recuperación.
En el modelo de moderación no se encontró significación estadística para la interacción (Path c) entre la
variable independiente malestar psiquiátrico y la moderadora recuperación (β= −.12,pag= .635; Mesa3). La prueba
de interacción incondicional de orden más alto de la macro PROCESO confirmó este resultado. Cuando se ingresó
la variable independiente junto con el moderador, incluyendo su interacción en la ecuación, solo la variable de
recuperación (Path b) fue significativa (β= .57,pag< .001). Por lo tanto, se puede decir que el modelo de moderación
(Figura2) no fue estadísticamente significativo.
Sin embargo, todos los caminos en el modelo de mediación fueron significativos (Figura3y mesa4). Basado en
la distribución bootstrap del efecto indirecto (β= −.27, LLCI = −0.34, ULCI = −0.194), el cero estaba fuera de los
intervalos de confianza (IC). La prueba de Sobel confirmó la mediación de la variable recuperación en la influencia
del malestar psiquiátrico en la CV (z=10.74,pag< .001). El porcentaje de mediación fue

TABLA 2 Correlaciones entre variables sociodemográficas y variables pertenecientes al modelo.

3 4 5 METRO Dakota del Sur Rango

1. Edad 38.16 9.54 44 (19–63)

Correlación de Pearson − . 230** − . 145* . 027

pag < .001 . 028 . 683

norte 232 232 232


2. Número de ingresos hospitalarios 1.70 2.33 15 (0-15)
Correlación de Pearson − . 058 − . 149* . 231*

pag . 400 . 030 . 002

norte 212 212 212


3. Calidad de vida 80.37 15.40 94 (26–120)

Correlación de Pearson . 699** − . 593**

pag <.001 <.001


norte 234 234
4. Recuperación 94.11 14.06 71 (49–120)

Correlación de Pearson − . 495**

pag <.001
norte 234
5. Sufrimiento psiquiátrico 26.62 15.17 64 (0–64)

* indica p < 0,05; ** indica p < .001.


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10 SAAVEDRAy otros.

MESA 3 Coeficientes de caminos del modelo de moderación.

Modelo R2 coeficiente estándar coeficiente SE t pag LLCI - ULCI


1. Psic. angustia . 352 23,51 − . 59 . 013 − 11.22 <.001 − 0,18 − 0,12

2. Psic. angustia . 107 − 0,08 − . 33 . 013 − 6,59 <.001 − 0,11 − 0,06

Recuperación . 29 0.15 . 54 . 014 10.83 <.001 0 .12 0.17


3. Camino a.

Psicoanalizar. angustia . 040 − 0,05 − . 20 . 069 − 0,74 . 458 − 0,19 0.08


Camino b.

Recuperación . 327 0.16 . 57 . 024 6.51 <.001 0.11 0.21


camino c.

Angustia psic.*Rec . 013 − 0,01 − . 12 . 017 − 0,48 . 635 − 0,04 0.03


Prueba(s) de interacción(es) incondicional(es) de mayor orden (Hayes,2022): malestar psiquiátrico *Rec

R2-cambiar F d.f.1 d.f.2 pag


. 001 0.23 1.00 230.00 . 635

Nota: La prueba para interacción(es) incondicional(es) de mayor orden se basa en una prueba de razón de verosimilitud, comparando el ajuste del modelo de Y que
incluye la interacción con un modelo que la excluye. Para pruebas de interacciones de un solo grado de libertad, esta prueba puede producir unapag-valor para la
interacción que es diferente alpag-valor producido por la razón del coeficiente de regresión.

Ruta c = -.593**
Psiquiátrico calidad de vida

angustia

Recuperación

Psiquiátrico calidad de vida

angustia
Ruta c′= -.327**

FIGURA 3 Modelo de mediación estadística: Sintomatología mediadora de la recuperación y calidad de vida. * < .05; ** < .001.

0.49. Es decir, se puede decir que casi la mitad del efecto de la angustia psiquiátrica en la calidad de vida estuvo mediado por la
recuperación percibida, lo que puede considerarse un gran efecto de mediación.

DISCUSIÓN

Los objetivos de este estudio fueron explorar la calidad de vida, la angustia psiquiátrica y la recuperación en una muestra
de personas con TMG y determinar si la recuperación funciona como moderador o mediador entre la angustia psiquiátrica
y la calidad de vida. Por ello, evaluamos la calidad de vida personal, la recuperación y el malestar psiquiátrico en una
muestra de 234 usuarios de servicios de salud mental que presentaban alguna discapacidad, al menos un trastorno
psicológico y cumplían criterios SMI.
Primero, para responder a nuestro primer objetivo, discutiremos los puntajes de CV, angustia psiquiátrica y recuperación
encontrados en nuestra muestra. De acuerdo con estudios previos, encontramos que los participantes con TMG puntuaron mucho
más bajo en la CdV que la población general (Berghöfer et al.,2020; Dong et al.,2019; Lucas Carrasco,2012). Para
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CALIDAD DE VIDA Y EL PAPEL DE LA RECUPERACIÓN 11

CUADRO 4 Coeficientes de caminos y efectos indirectos del modelo de mediación.

Camino R2 coeficiente estándar coeficiente SE t pag LLCI-ULCI


a . 24 − 0,02 − . 49 . 002 72.38 <.001 − 0,02 − 0,01

b . 29 3.53 . 54 . 326 10.83 <.001 2.88 4.17


C' . 11 − 0,08 − . 33 . 012 − 6,59 <.001 − 0,11 − 0,06

C . 35 0.12 − . 59 . 013 − 11.22 <.001 − 0,17 − 0,12

Nota: Efecto(s) indirecto(s) completamente estandarizado(s) de X sobre Y: Desv. coef = −0,27, BootSE = 0,04, BootLLCI = −0,34, BootULCI = −0,19; Estadístico de prueba de
Sobel = −10,74; probabilidad de dos colas < .001; Porcentaje de mediación: Pm = ab/ab+c′ = ab/c = 0,45.

ejemplo, según la validación española del WHOQOL-BREF (Lucas-Carrasco,2012), la CV total en la población


comunitaria española fue de 84,56 en una escala de 0 a 100 y para la población con esquizofrenia fue de 60,88,
unas dos desviaciones típicas por debajo. En nuestra muestra, la puntuación transformada a la escala anterior
para los hombres fue de 59 y para las mujeres de 56,5, muy cerca de las personas con esquizofrenia en la
validación española. Este estudio de validación español del WHOQOL-BREF tiene 10 años. En ese tiempo, es posible
que hayan ocurrido cambios en los puntajes. Sin embargo, consideramos que la calidad del estudio, la amplitud de
las muestras y el hecho de que valide exactamente el mismo cuestionario que utilizamos hace que la comparación
sea relevante.
En comparación con otros estudios internacionales, nuestra muestra de personas con TMG tenía una puntuación más
alta en CV. Por ejemplo, en Alemania, Berghöfer et al. (2020) encontraron que las personas diagnosticadas con
esquizofrenia puntuaban 40,5 y con trastorno bipolar 43,5. Si bien cabe mencionar que existen fuertes diferencias
culturales entre ambos países, en el estudio de Alemania la muestra se vio más afectada, ya que todos los participantes
incluidos en ella necesitaron atención hospitalaria. En nuestra muestra, ese porcentaje era solo del 60%.
Además, de acuerdo con otros estudios, los pacientes con peor CV fueron aquellos con depresión o trastornos
neuróticos. En muchos estudios (por ejemplo, Berghöfer et al.,2020; Rapport et al.,2005; Saarni et al.,2010), los pacientes
diagnosticados con ansiedad o depresión tenían una puntuación de calidad de vida baja y significativamente más baja que
aquellos con trastornos del espectro de la esquizofrenia. Por lo tanto, la calidad de vida es en gran parte una medida
subjetiva que no necesariamente debe asociarse con los trastornos teóricamente más graves. En cuanto a la CV de las
personas diagnosticadas con esquizofrenia, Franz et al. (2000) sugirieron que podrían estar comparándose con otros
pacientes con su misma condición o incluso con características más graves, y no con la población general, a diferencia de
otros pacientes, teóricamente menos afectados, lo que podría explicar sus puntajes relativamente altos en CV.

Esos resultados, así como la mayor puntuación en malestar psiquiátrico y la menor puntuación en recuperación de los
participantes diagnosticados con trastornos de personalidad, trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), ansiedad y depresión
que en aquellos con esquizofrenia, también pueden explicarse por otras características típico de cada grupo de pacientes.
En nuestro caso, el porcentaje de participantes con esos diagnósticos fue bajo (31%), porque los servicios de salud mental y
rehabilitación se centran en los diagnosticados de esquizofrenia y otras psicosis. Por tanto, las personas diagnosticadas
con trastornos de ansiedad, afectivos o de personalidad que llegan a los servicios especializados de rehabilitación
pertenecen a un grupo muy específico, tienen una discapacidad muy fuerte y sobre todo una sintomatología severa. Por
ejemplo, Adnan Coban y Tan (2021) encontraron que el 44% de casi 400 pacientes ambulatorios con TOC presentaban
síntomas psicopatológicos que los inhabilitaban para el trabajo.
A continuación, los objetivos 2 y 3 serán discutidos de manera integrada ya que el análisis de mediación y moderación
(objetivo 3) incluye la evaluación de los efectos lineales de la angustia psiquiátrica y la recuperación en la calidad de vida
(objetivo 2). En relación con el segundo objetivo, nuestros resultados muestran una fuerte asociación negativa entre el
malestar psiquiátrico y la CV y una relación positiva entre la recuperación y la CV, confirmando nuestras dos primeras
hipótesis y coincidiendo con estudios previos, como los de Davis et al. (2013), Hansson (2006), o Eack y Newhill (2007). En
concreto, la correlación entre recuperación y CV en nuestro estudio, 0,538, fue similar a la encontrada por Yu et al. (2022)
en una muestra de 356 personas con esquizofrenia, 0,46, utilizando también el RAS-24 y el WHOQOL-BREF. Con respecto al
objetivo tres, nuestros resultados no confirmaron un efecto moderador de la recuperación sobre la relación entre el
malestar psiquiátrico y la CdV, rechazando esta hipótesis. Es decir, según nuestros datos, la recuperación no influyó en la
dirección de la relación entre psiquiátricos
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12 SAAVEDRAy otros.

malestar y calidad de vida. Contrariamente a nuestros resultados, Kukla et al. (2014) encontraron un efecto moderador de
la recuperación percibida sobre la relación entre la sintomatología y la calidad de vida. Una explicación plausible sería que
Kukla et al. (2014) evaluó la sintomatología mediante la Escala de Síndrome Positivo y Negativo y no el malestar
psiquiátrico como lo hicimos nosotros. Aunque estas dos variables están directamente relacionadas, no podemos
descartar que se comporten de manera diferente.
La segunda hipótesis del tercer objetivo fue confirmada por los resultados. La recuperación funcionó como un
mediador entre la angustia psiquiátrica y la calidad de vida. De hecho, el tamaño del efecto de la mediación fue grande,
con un porcentaje de mediación de 0,448. Esto significa que casi la mitad del efecto de la angustia psiquiátrica en la calidad
de vida podría explicarse por la recuperación. Este resultado es consistente con los de Davis et al. (2013), quienes
encontraron un efecto mediador de la recuperación en la relación entre el malestar psiquiátrico y la participación en
actividades comunitarias en una muestra de 300 adultos con trastornos psicológicos, principalmente esquizofrenia,
trastorno bipolar y depresión.
En el debate sobre la independencia de las medidas de recuperación personal (o subjetiva, como a veces se le
llama) y la recuperación clínica (u objetiva), Roe et al. (2011) no encontró ninguna correlación directa entre los
síntomas y la recuperación. Por el contrario, Jørgensen et al. (2015) observaron que los cambios en las
dimensiones subjetiva y objetiva de la recuperación podrían influirse mutuamente y, por tanto, podría existir una
relación entre ambas variables.
En nuestro caso no evaluamos sintomatología sino malestar psiquiátrico, mediante un instrumento
autoadministrado que evalúa ansiedad, depresión, trauma y conductas clínicas de riesgo (Feixas et al.,2012). Según
la literatura, se esperaba que la asociación entre nuestra medida y la recuperación fuera robusta (Davis et al.,2013
). Además, cabe destacar que nuestros resultados están en línea con Jørgensen et al. (2015) ya que encontramos
en el modelo de mediación una asociación entre recuperación y malestar psiquiátrico de −0,49, prácticamente la
misma encontrada en su estudio entre sintomatología y recuperación. La asociación entre los síntomas y la
recuperación en este estudio es aproximadamente el doble de la encontrada por Van Eck, Burger, Vellinga, et al. (
2018) o Yu et al. (2022), el primero mediante metanálisis de 35 estudios. Creemos, como Roe et al. (2011), que la
ausencia de síntomas psiquiátricos y, por extensión, la disminución del malestar psiquiátrico no debe entenderse
como un aumento directo de la recuperación personal. Sin embargo, nuestros resultados muestran que los dos
están relacionados y no pueden describirse como completamente independientes entre sí.
La recuperación clínica, entendida como la eliminación o disminución de los síntomas psicopatológicos, se ha
relacionado tradicionalmente con la CV de las personas con TMG (Hansson,2006; Eack & Newhill,2007). En este sentido, la
angustia psiquiátrica o sintomatología en personas con TMG también se ha asociado fuertemente con la CdV y la
recuperación (Davis et al.,2013). Además, en las últimas décadas la CV se ha convertido en una variable fundamental en la
evaluación del SMI. En nuestro estudio exploramos la posible mediación o moderación de la recuperación personal entre
estas dos variables. Somos conscientes de la existencia de otros factores que podrían estar interviniendo en esta relación
pero optamos por ensayar los modelos más parsimoniosos que nos permitieran interpretar con claridad qué tipo de
relación, mediación o moderación, era la más robusta. Nuestros resultados muestran que el efecto de la angustia
psiquiátrica en la calidad de vida de las personas con TMG está mediado en gran medida por la recuperación personal. Por
lo tanto, no es posible comprender el efecto de la angustia psiquiátrica en la CdV sin considerar la recuperación personal
percibida. Sin embargo, nuestros datos no sustentan la hipótesis de que la recuperación podría contrarrestar o cambiar la
dirección del efecto de la angustia psiquiátrica en la CdV. No encontramos ninguna interacción entre la recuperación y el
malestar psiquiátrico.

Limitaciones

Utilizamos dos escalas CORE (síntomas y riesgo) como medida de angustia psiquiátrica. El CORE breve y fácil de completar
nos proporcionó acceso a una muestra grande, que es esencial en el análisis de mediación o moderación. De los 37
estudios incluidos en el metanálisis realizado por Van Eck, Burger, Schenkelaars, et al. (2018), solo seis tenían muestras
más grandes que las nuestras. Sin embargo, la mayor parte de la investigación realizada ha utilizado instrumentos más
extensos, como la PANSS (Positive and Negative Syndrome Scale, Kay et al.,1987) o
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CALIDAD DE VIDA Y EL PAPEL DE LA RECUPERACIÓN 13

BPRS (Escala Breve de Valoración Psiquiátrica, Lukoff et al.,1986) para medir la gravedad de los síntomas. Como se ha
mencionado anteriormente, la sintomatología y el malestar psiquiátrico están íntimamente ligados, no obstante, hubiera
sido interesante utilizar también una escala de gravedad de los síntomas clínicos y comprobar las posibles diferencias en
los modelos en función de la introducción de uno u otro tipo de variable.
Tuvimos 39 participantes a los que les faltaban datos de diagnóstico. No haber diagnosticado a los participantesen el
lugarmediante una entrevista diagnóstica puede considerarse un inconveniente. Aunque los diagnósticos se cruzaron con
la información de los servicios sociosanitarios y nuestros objetivos no incluían distinguir entre pacientes dentro de la
categoría de TMG, esto podría considerarse una limitación ya que no se pueden descartar errores en el diagnóstico.
Además, no se consideró la comorbilidad en la muestra, lo que podría haber llevado a una clasificación más rigurosa de los
participantes. Por tanto, los resultados del análisis de las diferencias en nuestras variables según los diagnósticos dentro
de la categoría TMG deben tomarse con cautela. El uso de una entrevista diagnóstica por parte de los investigadores nos
hubiera permitido estudiar con rigor el funcionamiento del modelo según grupos diagnósticos y comorbilidad.

En esa misma línea, todos los participantes, en el momento del diligenciamiento de los instrumentos, eran pacientes
ambulatorios y todos residían en un área geográfica pequeña. Al considerar cambios en el comportamiento de los modelos
dependiendo de la naturaleza de la muestra, algunos estudios han sugerido que la conexión entre variables como
síntomas y recuperación podría variar según el contexto cultural al que pertenezca (Hofer et al.,2016). Sin duda, el análisis
de la influencia de la tipología y el origen cultural de las muestras en el comportamiento de estas variables es una línea de
investigación prometedora que podría explicar las diferencias en los resultados.

CONCLUSIONES

Como se mencionó en la introducción, la recuperación personal sin duda tiene características que van más allá de la simple
reducción de los síntomas y la consiguiente disminución del malestar psiquiátrico. De hecho, algunos estudios han
demostrado que la recuperación personal y clínica son independientes entre sí, ya que la primera es más subjetiva (Van
Eck, Burger, Vellinga, et al.,2018). Sin embargo, Price-Robertson et al. (2016) y Saavedra et al. (2022), entre otros autores,
han criticado un sesgo individualista en algunas concepciones de la recuperación porque frecuentemente se describe
como una transformación interna, un cambio de perspectiva y patrones, un proceso de empoderamiento que conduce a la
realización personal. Así, desde esta perspectiva de recuperación, quedarían ensombrecidos otros factores políticos,
sociales, relacionales y clínicos que pudieran estar influyendo en la recuperación, y otras variables, como la CV.

Nuestros resultados sugieren que aumentar la calidad de vida en personas con TMG requiere necesariamente una reducción
de la angustia psiquiátrica. Esta reducción mejoraría significativamente la recuperación personal, lo que redundaría en una mejor
calidad de vida. Hasta el 50 % del efecto de la angustia psiquiátrica en la calidad de vida se debe a la recuperación. Aunque nuestros
resultados apuntan a un efecto lineal de la recuperación en la calidad de vida, una intervención eficaz requiere abordar la angustia
psiquiátrica. Por tanto, para reducir su malestar es necesario trabajar las estrategias de afrontamiento y las creencias de los
pacientes sobre sus síntomas. Al mismo tiempo, son necesarias intervenciones que aumenten la percepción de conexión social,
esperanza y significado.
Nuestro modelo de mediación enfatiza, además del tratamiento farmacológico, la esencialidad de las intervenciones
psicoterapéuticas y sociales y, por tanto, la necesidad de sistemas públicos de salud social eficaces y bien financiados cuyo
objetivo sea aumentar la calidad de vida de las personas con TMG.

CONTRIBUCIONES DE AUTOR
Javier Saavedra:conceptualización; curación de datos; análisis formal; adquisición de fondos; investigación;
metodología; administración de proyecto; recursos; supervisión; validación; visualización; escritura – borrador
original; escritura – revisión y edición.Joanna Brzeska:curación de datos; análisis formal; validación; escritura –
borrador original; escritura – revisión y edición.José Antonio Matías-García:curación de datos; investigación;
escritura – revisión y edición.Samuel Arias-Sánchez:conceptualización; adquisición de fondos; investigación;
metodología; escritura – revisión y edición.
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AGRADECIMIENTOS
Un agradecimiento especial a los profesionales y usuarios del CSM “Centro de Salud Mental Comunitaria-
Guadalquivir” y del SOAE “Servicio de Orientación y al Empleo-FAISEM” por su colaboración.

INFORMACIÓN DE FINANCIAMIENTO
Esta investigación se ha realizado en el marco del proyecto de investigación financiado por el Gobierno de
España. Ministerio de Ciencia e Innovación, Agencia Estatal de Investigación y Fondo Europeo para el
Desarrollo Regional-FEDER. Referencia: PSI2016–80112–P [Gobierno de España, Ministerio de Ciencia e
Innovación, Agencia Estatal de Investigación y Fondo Europeo de Desarrollo Regional-FEDER. Referencia:
PSI2016–80112–P] titulado “Retos del yo: Reconstrucción de la identidad en situaciones de desigualdad y
exclusión social”.

DECLARACION DE CONFLICTO DE INTERES Todos los autores


declaran no tener conflicto de intereses.

DECLARACIÓN DE DISPONIBILIDAD DE DATOS


Los datos que respaldan los hallazgos de este estudio están disponibles en abierto en el repositorio de la Universidad de
Sevilla enhttps://hdl.handle.net/11441/142569.

ORCIDO
Javier Saavedra https://orcid.org/0000-0002-2328-7708
joanna brzeska https://orcid.org/0000-0002-4713-5741
José Antonio Matías-García https://orcid.org/0000-0002-3832-3804
Samuel Arias-Sánchez https://orcid.org/0000-0003-0952-1884

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Cómo citar este artículo:Saavedra, J., Brzeska, J., Matías-García, JA, & Arias-Sánchez, S. (2023). Calidad
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personal.Psicología y Psicoterapia: Teoría, Investigación y Práctica,00, 1–17.https://doi. org/10.1111/
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