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LA EXPANSIÓN
ECONÓMICA DE ATENAS Y SUS CONSECUENCIAS.
Tras las victorias de Sesto y Mícales en el 479 a.C., las ciudades griegas, creyeron en la
conveniencia de mantener una liga panhelénica que les mantuviera protegidas de la
amenaza persa.
Esparta encabezaba esta liga formada en el 481 a.C., pero tanto los intereses de la propia
Esparta, como su fundado temor a alejar su ejército de territorio espartano, provocaron a
la vez la renuncia al mando de la Liga y la decepción de los griegos que volvieron sus
esperanzas hacia Atenas.
En el año 478 a.C., los aliados ofrecieron a Atenas el poder ejecutivo de la Liga
(hegemon), mientras durara la guerra y decidieron formar una alianza entre ellos
(simmajía), que tuviera como centro el santuario Federal jonio de Delos.
La Liga Ático-Délica tenía grandes semejanzas con la anterior Liga Panhelénica, como
era su carácter ofensivo-defensivo contra el bárbaro, pero existía una serie de
características que le confirieron su peculiaridad:
Carácter marítimo: estaba formada por ciudades insulares o costeras del mar
Egeo. Atenas era la única ciudad continental.
Carácter dual: los aliados se comprometieron a tener los mismos amigos y los
mismos enemigos que Atenas.
Carácter de disparidad: existía una patente desigualdad entre las ciudades que
formaban la Liga. Su posición y su voto en la misma dependían en gran medida
de su aportación.
Carácter intemporal: el tratado no indicaba cuando debía finalizar. Esta alianza,
lejos de romperse, continuó establecida con unas sólidas instituciones pero
sirviendo claramente a los intereses atenienses en el Mediterráneo.
En muy poco tiempo se logró formar una importante flota. Aunque fuera decisiva la
contribución de los aliados, Atenas además de aportar una gran parte de ésta, se encargó
de construir y armar en su puerto las naves para los aliados que contribuyesen con
dinero.
Los aliados, al principio, eran autónomos y todos se reunían para votar las decisiones en
un consejo general que se convocaba con cierta regularidad en la sede de la Liga de
Delos.
Firmada la paz de Calías en el 449-448 a.C., finalizaba la lucha contra los persas y con
ello, el pretexto oficial de la formación de la Liga. Atenas exigió que los aliados
permaneciesen bajo su mando, continuando el vínculo de paz y mutua ayuda que les
unía.
Atenas continuó como poder hegemónico sobre los aliados y aumentó, aún más si cabe
sus exigencias. Los atenienses se atrevieron a retirar grandes cantidades del tesoro
federal para la reconstrucción de la Acrópolis ateniense.
La mayor parte de los gastos que afrontaban las finanzas de la Liga Délica era el
mantenimiento de la gran flota que Atenas administraba y dirigía. Gracias a la política
ateniense, la flota de la Liga se mantuvo y fortaleció durante este tiempo.
Desde la paz de Calías, hasta el año 435 a.C., se sucede una nueva etapa en la política
ateniense, magistralmente dirigida por Pericles.
La concentración de poder en manos de Atenas había experimentado un avance notable,
pero éste aumentaría considerablemente tras el año 449 a.C.
A pesar de las evidentes exigencias de Atenas sobre los aliados no fue excesivamente
opresiva, ni política ni económicamente.
Atenas era la primera beneficiada de esta política pero no la única, los aliados
disfrutaron de la seguridad de los mares, de las rutas comerciales y de la apertura de una
próspera economía de mercado. Todo ello contribuía al desarrollo cultural y al tráfico de
las corrientes ideológicas e intelectuales de esta época.