Posee una potente actividad antibacteriana sobre la mayor parte de cocos
grampositivos, muchas bacterias anaerobias (fundamentalmente las que constituyen la flora de la boca) y algunos bacilos grampositivos. Los bacilos gramnegativos, como se señaló en el apartado anterior son intrínsecamente resistentes a los macrólidos. Mecanismo de acción: inhibe la síntesis de proteínas de las bacterias por unirse el sitio P en la subunidad 50 S del ribosoma bacteriano. Actualmente se acepta que los macrólidos del grupo de la eritromicina bloquean el proceso de traslocación del peptidil-ARNt en el ribosoma. El efecto de los macrólidos puede ser bacteriostático o bactericida, según la especie bacteriana sobre la que actúen, del tamaño del inóculo, de la fase de crecimiento en que se encuentren las bacterias y de la concentración que alcance el antibiótico en el lugar de la infección. Hay que tener en cuenta que los macrólidos se caracterizan por requerir 2-4 veces la concentración mínima inhibitoria (CMI) para conseguir la concentración mínima bactericida (CMB) y que esta concentración debe mantenerse durante el tiempo suficiente, puesto que el efecto bactericida es tiempo- dependiente. En concentraciones subinhibitorias se mantiene el efecto antibacteriano (efecto posantibiótico) durante un tiempo que es variable para los diferentes macrólidos. La claritromicina presenta actividad 10-50 veces mayor que eritromicina y 4-8 veces más potente que azitromicina sobre M. chelonae (CMI90 de 0,25-0,5 microgramos/mL). Tanto claritromicina como azitromicina son más potentes que eritromicina sobre M. fortuitum. La claritromicina pertenece a una clase de medicamentos llamados antibióticos macrólidos. Su acción consiste en detener el crecimiento de las bacterias. Los antibióticos como la claritromicina no funcionan para combatir resfriados, influenza u otras infecciones virales. Igual que la eritromicina, su acción antimicrobiana se atribuye a que inhibe la síntesis proteínica de los microorganismos sensibles mediante unión reversible con las subunidades ribosómicas 50S de las bacterias. es un inhibidor del sistema enzimático del citocromo hepático P-450 (aunque no tan potente como la eritromicina) y puede aumentar los niveles séricos de teofilina, cimetidina, cafeína, warfarina, carbamazepina, ácido valproico, triazolam, midazolam, bromocriptina, ergotamina, pimozida , ciclosporina, ketoconazol, digoxina, terfenadina, astemizol, antiarrítmicos, glucósidos cardíacos y otros fármacos de estrecho margen terapéutico, lo cual incrementa el riesgo de aparición de efectos adversos graves. En el caso de la ergotamina y la dihidroergotamina, el incremento de las concentraciones de estos puede dar lugar a la generación de toxicidad por vasoespasmo periférico y disestesias. Las sales de aluminio y magnesio reducen los niveles plasmáticos de la azitromicina. Ranitidina y citrato de bismuto: no asociar con la claritromicina en pacientes con porfiria aguda. Disminuye las concentraciones plasmáticas de zidovudina. El ritonavir incrementa las concentraciones plasmáticas de claritromicina. La rifampicina disminuyendo los niveles séricos de claritromicina. Pimozida: se incrementa el riesgo de arritmias. A diferencia de la eritromicina, la claritromicina se absorbe bien en el tracto gastrointestinal, independientemente de la presencia de comida, por lo que puede ser administrada sin protectores gástricos. Como el macrólido de mejor absorción, tiene una biodisponibilidad del 50%. Su rápida biotransformación produce un metabolito activo el cual mantiene un pico a 3 horas posteriores a su administración. La claritromicina tiene buenas concentraciones en los tejidos, que son mayores que las de eritromicina, pero menores que las de azitromicina, alcanzando niveles 10 veces mayores que los del plasma sanguíneo. Penetra bien los macrofagos, por lo que puede ser efectivamente transportada a los sitios de infección. Durante el proceso de fagocitosis por los leucocitos PMN, se liberan grandes concentraciones de la claritromicina.