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"Parade" by Erik Satie

Introducción
Para poder analizar en profundidad la obra de un compositor debemos primero tener en cuenta y
entender varios factores que dan origen a dicha pieza, de forma directa o indirecta. Estos son el
entorno de desarrollo intelectual que tuvo dicho compositor (la forma en la que se desarrollo como tal,
escuela, autodidacta) la época en la que vivió y la época puntual en la que compone la obra. Esto da
un marco de referencia para poder entender la pieza compositiva y lograr una mayor comprensión de
la misma, así también la intensión del autor o que quiso lograr al componerla.
De esta manera empezaremos a desarrollar nuestro trabajo por el contexto en el que se desarrolla la
vida de nuestro compositor y su vida para luego desarrollar un análisis de la obra.

El Imperialismo
La era del Imperialismo fue un fenómeno histórico que se produjo entre los siglos XIX y XX (1870-
1914) que tuvo como protagonistas principales a los países europeos, de mayor a menor
importancia: Gran Bretaña, Francia, Bélgica, Países Bajos, Alemania, Rusia, Portugal, España e
Italia. La política imperialista se centró en la conquista y dominación de amplios territorios sobre todo
en África, Asia y Oceanía. También existieron potencias imperialistas fuera del continente europeo,
como fueron los Estados Unidos de América y Japón.
Esta época contemporánea fue un proceso histórico que se originó en la década de los
años 1870 cuando buena parte de los países europeos, además de Estados Unidos y Japón, iniciaron
una carrera de conquista y control de amplios territorios como consecuencia de la coyuntura
económica de recesión de ese momento y con el pretexto de extender la cultura del hombre blanco
en todo el planeta (racismo).
El debate historiográfico alrededor del colonialismo durante el siglo XIX planteaba este fenómeno de
dos formas muy diferentes: como una continuidad de la anterior fase de conquista (las colonias
americanas de España, Portugal, Inglaterra y Francia) y como un fenómeno totalmente nuevo.

Las causas del imperialismo


Para encontrar el origen del imperialismo hay que distinguir entre sus causas, los factores, los
instrumentos y la coyuntura económica.
Causas económicas, políticas y culturales
Entre las causas económicas del imperialismo hay que destacar el interés de los capitalistas de la
época por invertir los capitales en el exterior. Otro de los motivos económicos necesarios para

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entender este proceso era la necesidad de apropiarse de los recursos naturales que se encontraban
fuera de Europa mediante relaciones de explotación laboral de la mano de obra implicada (a menudo
se recurría a la esclavitud). Y, por último, el establecimiento de colonias favorecía los intercambios
comerciales de la metrópoli con los territorios coloniales ocupados (se les forzaba a comprar los
productos de la metrópoli en unos tiempos donde predominaban los mercados proteccionistas).
Europa se acostumbró a tener todo el poder mundial durante 19 siglos. A final del siglo 19 y principios
del siglo 20 vive una época de contraste, por un lado, con avances tecnológicos y artísticamente
esplendida y por otro lado una Europa denigrante, en condiciones humanas deplorables.

Optimismo Europeo
Todo el continente europeo da sus primeros pasos en el siglo XX donde reina un fervor de optimismo.
Ya la tirantez mundial se había aplacado, un espíritu de paz gobernaba desde que termino la última
guerra, lo que llevo a un crecimiento general a la búsqueda de un vivir mejor y a una estabilidad en
todos los aspectos. Este periodo de apogeo se vio también en otros rubros, descubrimientos científicos
como el teléfono, la luz eléctrica (comienza la vida nocturna en las calles), los dibujos animados (los
hermanos Lumiere presentan el cinematógrafo), los rayos X, expansión territorial (colonialismo de los
pequeños pueblos de África y Asia) cuando muere la Reina Victoria de Inglaterra uno de cada cuatros
habitantes del mundo eran sus súbditos, crecimiento en el transporte (época del ferrocarril), en las
comunicaciones, en los servicios públicos, en la atención médica (se crearon mejoras en técnicas
quirúrgicas y en el control de enfermedades infecciosas) los pensamientos científicos ( la teoría de la
evolución por Charles Darwin) todo este conjunto de crecimiento llevo a considerar que Europa se
encontraba en lo más alto. El novelista vienes Stefan Zweig describió el proceder general:
*La creencia en un progreso ininterrumpido e irresistible tenía la fuerza de la religión para esta
generación. La gente empezaba a creer más en este progreso que en la biblia. La comodidad comenzó
a extenderse desde las casas de los ricos hacia las de las personas de clase media. Le higiene se
extendió y la suciedad desapareció.

Denigración Europea
Esta Europa tan feliz y optimista era solo una pequeña parte de la realidad de la población, la Europa
Denigrante, el drama humano de la revolución industrial donde nos encontramos con trabajadores que
cumplen jornadas laborales diarias de doce a catorce horas de trabajo, también que los niños son
obligados a trabajar a la tierna edad de cinco años, los niños no son visto como lo que son sino como
adultos pequeños, también nos encontramos una Europa marcada por la tensión políticas entre los
imperios, en la zona de los Balcanes el imperio Austrohúngaro, el imperio Otomano y el imperio Ruso

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se disputaran esa zona lo cual tendrá consecuencias nefastas todo esto llevara a una migración
masiva de europeos a Estados Unidos, más de cuarenta millones cruzaron el mar con la esperanza
de encontrar en ese país una nueva oportunidad.

El fin del Optimismo


Si hay algo que marco el final de este Optimismo fue la Primera Guerra mundial, sus efectos fueron
desbastadores provocando una enorme cantidad de destrucción tanto físicas como materiales, la
miseria humana se vio al máximo de su exponente. Cuesta entender que este tipo de desastre pudo
haberse dado en el contexto tan alentador que se vivía, pero como se menciona anteriormente
cohabitaban dos tipos de Europa y esto se venía gestando mucho tiempo atrás. La insatisfacción
personal y la agitación social fueron componentes que rompieron el tipo de vida existente. Ponderaba
el pensamiento de que toda persona debía estar en una posición, en un orden social fijo y se limitaba
la posibilidad de progresar. Se desarrollaron tres nuevas ideas de pensamiento:
Socialismo: ideología política que defiende un sistema económico y político controlado por un estado
obrero, es decir un gobierno que piense más en los pobres y no solo en los ricos como hasta ahora.
Nacionalismo: ideología que resalta los valores de la identidad propia de un país, este concepto toma
mucha relevancia a finales del siglo XIX y comienzo del XX.
Darwinismo Social: teoría social que aplica la teoría de la evolución de Darwin al campo social, la
teoría de selección natural de especie de Darwin es aplicada a las personas de tal manera que las
guerras serán consideradas un método natural de selección.

Este es el contexto histórico en el cual nació, vivo y murió nuestro compositor

Erik Satie
Satie nació en 1866 en Honfleur, en la costa de Normandía, hijo de madre escocesa y padre corredor
marítimo. La familia se mudó a París, pero tras la muerte de la madre de Satie en 1872, fue enviado
de regreso a Honfleur, a la casa de sus abuelos. Seis años después regresó a París, donde, en 1879,
ingresó en el Conservatorio. Allí demostró ser un alumno insatisfactorio, demorándose, como alegaba
un amigo, para evitar los cinco años obligatorios de servicio militar, reducido para los estudiantes a un
año, que, en su caso, se redujo aún más por una enfermedad.
Después de su salida de la infantería, Satie hizo que su padre publicara sus primeros artículos, que
ahora tenía una pequeña empresa editorial y una papelera. En 1905, después de un período de
ganarse la vida como café pianista, Satie se matriculó en la Schola Cantorum, donde sus maestros
incluyeron a Vincent d'Indy y Roussel. Aquí, durante tres años, trató de remediar sus defectos técnicos

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percibidos como compositor, particularmente mediante el estudio del contrapunto. Fue a través de la
interpretación de Ravel en 1911 de las Sarabandes de 1887 que comenzó a reconocerse la naturaleza
original del genio de Satie. Aún más reconocimiento público llegó a través de su asociación con Jean
Cocteau y su colaboración con Dyagilev y otros. En los años posteriores a la guerra, gracias a Cocteau,
se convirtió en el centro de atención de un grupo de jóvenes compositores, Les Six, originalmente
conocido como Les nouveaux jeunes y luego, en 1923, por sugerencia de Darius Milhaud, de un grupo
que tomó el nombre de l'Ecole d'Arcueil, llamado así por el distrito relativamente remoto de París
donde Satie eligió vivir con absoluta sencillez. Aquí su habitación estaba apenas amueblada, con una
silla, una mesa y una hamaca, la última calentada en invierno por botellas llenas de agua caliente
colocadas debajo y que parecían, según Stravinsky, una extraña especie de marimba. Satie murió el
1 de julio de 1925, después de una enfermedad de unos seis meses.
La extravagante personalidad de Erik Satie (1866-1925) junto con su peculiar animadversión por las
normas lo han convertido en uno de los artistas más interesantes del panorama musical. A través de
su legado compositivo y aportaciones en el campo estético se aprecian de manera transversal las
nuevas corrientes, enmarcadas en la modernidad, que buscaban alejarse de la tradición. Aunque tenía
un objetivo común con ellos, Satie siempre rechazó formar parte de los nuevos movimientos artísticos.
Con todo, es considerado una figura de referencia para los compositores de las vanguardias. Satie
cultivó una música lacónica, sencilla, sin contenido emocional y despojada de toda retórica, que
contrastaba con los postulados estéticos del romanticismo e impresionismo. Mientras que el
romanticismo definía al artista como un ente superior, Satie no se consideraba más que un amateur.
Además de oponerse al sentido metafísico de la música rechaza especialmente la “intensidad
pasional, cromatismo y gigantismo wagneriano” Las anotaciones plasmadas en la partitura, de
carácter humorístico, rompen la distancia entre compositor e intérprete y, como sostiene Robert
Morgan: “proporcionan un moderno y esencialmente paródico substituto de las indicaciones propias
de la interpretación tradicional, que Satie consideró contaminadas por el exceso emocional del
Romanticismo”.3 Algunas de ellas son: “retarda educadamente” y “silencio muy serio”. Incluso sustituía
los términos convencionales de los movimientos por expresiones como: “Sobre terciopelo amarilleado”
y “Como un ruiseñor con dolor de muelas”. Sin embargo, Satie hacía una clara advertencia: “Prohíbo
leer en voz alta el texto durante el transcurso de la ejecución musical. Todo incumplimiento de esta
observación levantará mi justa indignación contra el petulante”. Esta actitud provocativa de Satie
despertó el interés de los nuevos compositores, pero él siempre se negó a formar parte de una escuela
o movimiento, aunque sus tendencias estéticas lo convirtieron en una referencia de las vanguardias
neoclásicas del Grupo de los Seis. Para él, la antigüedad griega es una fuente de inspiración, así como
el canto gregoriano y el arte gótico (Quatre Ogives, 1886), que son las bases sobre las que construye

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la concepción de un nuevo tipo de melodía posromántica. Satie fue un compositor que en un principio
desarrolló su actividad artística al margen de los circuitos oficiales pero que a partir de 1915 se
convirtió en todo un referente de la música francesa al ser propuesto por el Grupo de los Apaches
como el nuevo modelo, aboliendo de esta manera a Debussy. Si bien es cierto que son muchas las
corrientes artísticas con las que se le ha asociado, no es correcto considerarlo padre de estos
movimientos vanguardistas, sino más bien un precursor de la estética de lo absurdo.

Parade fue la inspiración de Cocteau. Se describe como un Ballet réaliste en un tableau (Un ballet
realista en una escena). El telón, el vestuario y la decoración fueron de Picasso y la coreografía de
Leonid Massin y se representó por primera vez en el Théâtre du Châtelet el 18 de mayo de 1917 por
los Ballets russes de Dyagilev, con Lydia Lopokova, Massin, Leon Woizikovsky y Nicholas Zvereff. La
idea de Cocteau era ofrecer una obra escénica que representara los principios del cubismo, y en esto
lo logró. La escena está fuera de una caseta de feria, donde los ladrones y los artistas intentan atraer
a la audiencia. La obra se abre con un Coral, seguido de una exposición fugaz, Prélude du Rideau
Rouge ('Preludio del telón rojo') y la entrada del primer Manager. El prestidigitador chino hace trucos
con un huevo y come fuego, con peligro inminente para todos, ya que las chispas se dispersan y tienen
que ser apagadas, todo ello logrado mediante el uso de efectos de percusión inusuales de flaques
sonores (ruidos de agua) y ruedas de lotería. La Petite fille Américaine ('The Little American Girl'), que
se deriva de las películas, imita a Charlie Chaplin, es acompañada en un episodio de cine mudo por
el sonido de una máquina de escribir, dispara a un ladrón, baila al ritmo del Ragtime du paquebot, se
arruina en el Titanic y disfruta de una mañana de primavera. Se presentan los Acróbatas, payasos
tristes, por así decirlo, del período azul de Picasso, acompañados primero por el xilófono y luego por
lo que la partitura describe como un teléfono-botella. Se escucha el sonido áspero de una sirena con
el regreso de las reminiscencias de lo pasado, y el espectáculo llega a su fin, meramente un Desfile,
una pobre representación de lo real, ahora cerrado por una breve referencia al Preludio del Telón Rojo.

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Bibliografia
Imperialismo y expansión colonial en el siglo XIX - Historia Abierta (hispantic.com)

Plantinga, Leon B. (1992) - La música Romantica - Cap. XII – Madrid Akal.


Versión española Traductor: Celsa Alonso
ISBN: 978-84-460-0040-2
Morgan, Robert P. (2010) - La música del siglo XX - Madrid Akal.
Versión española Traductor: Patricia Sojo
ISBN: 978-84-460-0368-7
Salvettti, Guido (1977) – El siglo XX Primera parte – Madrid Tuner.
Versión española Traductor: Carlos Alonso
ISBN: 978-84-750-6166-5

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