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La Segunda Guerra Mundial acabó con la victoria aliada sobre Alemania e Italia, lo cual
dejó a España totalmente aislada. Los escritores quedaron al margen de la literatura que se hacía
más allá de nuestras fronteras. La escasa literatura de estos primeros años de posguerra oscila
entre el esteticismo, que ignora la realidad circundante, y la expresión de la angustia y desarraigo
que la guerra ha creado.
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1.2-.Los intelectuales de la postguerra: la generación del 36.
Es denominada "la primera generación de postguerra". Son autores nacidos entre 1910
y 1920. Se formaron en los ambientes universitarios de la Dictadura de Primo de
Rivera y la Segunda República.
-De otro "los desarraigados". Habían perdido la guerra. Eran pocos porque la
mayoría se habían exiliado, habían muerto o estaban o temían a la cárcel. Sus temas
difrían mucho con respecto al bando victorioso; la dureza de la guerra. No lo tienen
fácil para publicar y recurren al posibilismo simbolista cuya expresión sortease la
censura. Autores de la generación del 36 en esta circunstancia encontramos a Miguel
Hernández, Luis Rosales, Gonzalo Torrente Ballester, Camilo José Cela, José Ferrater
Mora, José. L. Aranguren...
Lo primero que hemos de conocer es que es muy, pero que muy difícil hacer teatro en las
décadas de los 40 y 50; los empresarios teatrales no se atrevían a arriesgar sus pobres ingresos
estrenando obras que pudieran ser censuradas por innovadoras, las compañías teatrales pasaban
unos aprietos económicos tan fragantes que no se podían permitir ni siquiera el fracaso de uno
solo de los estrenos, los escenarios y vestuarios eran pobres e inadecuados y además estaba la
competencia del cine, más barato. Por supuesto, es obvio que los grandes genios renovadores del
teatro español como fueron Federico García Lorca (Yerma, 1934, Bodas de sangre, 1933, La casa
de Bernarda Alba, 1936) y Ramón María del Valle Inclán (Luces de bohemia,1924) estaban
prohibidos. Desde luego que los dramaturgos españoles exiliados después de la guerra
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continuaban escribiendo y denunciando la situación en el país, pero aquí no llegaba nada de eso ni
de las corrientes europeas, ni de los dramaturgos americanos ni de nada de nada. Fueran
publicaban Rafael Alberti, Max Aub, Alejandro Casona.
A-. Se recuperaron autores que habían triunfado antes de la guerra y que obviament no podían
hacer ninguna referencia al conflicto bélico.
-Jacinto Benavente: Autor muy prolífico que llegó a escribir casi las doscientas obras fue premiado con
el Nobel de Literatura en 1922, y fue mienbro de la Real Academia de la Lengua. Su teatro se
caracteriza por un afán de perfección lingüítico y una temática costumbrista. Quizá su obra más
descada por la crítica haya sido Los intereses creados; ambientada en el s. XVII, cuenta la historia de
Leandro y Crispín, dos astutos que llegaron a Italia, y con su palabrería pretenden hacer creer que el
primero es un hombre rico, para así casasarse con un buen partido. Finalmente, los pícaros lo consiguen
y para colmo de final feliz el amor que era fingido se convierte en un enamoramiento real. Jacinto
Benavente escribió teatro en laespaña de la posguerra y aunque su temática no era subersiva ni creaba
en absoluto controversia, fue vigilado por la censura muy estrechamente por haber estado afiliado a la
República, hasta el punto de que sus drmas se estrenaban sin que su nombre aparciera en los carteles
durante años, por muy premino Nobel que fuera.
-Carlos Arniches. A este autor que da nombre al teatro Principal de la capital de nuestra provincia, se le
reconoce por haber sido uno de los principales autores del costumbrismo español en la comedia. Muere
en 1943. Por costumbrismo entendemos un retrato de los usos y costumbres de la clase popular del
Madrid de la época. Sus obras, que fueron más de doscientas comedias, están plagadas de chistes y
reproducen a la perfección la jerga de la época. Como su obra más destacada quizá podríamos destacar
La señorita de Trévelez (1916)
-Enrique Jardiel Poncela escribió fundamentalmente comedias; Eloísa está debajo de un almendro,
1940, Los ladrones somos gente honrada, 1941...Su apuesta era renovar el humor para hacerlo más
intelectual, más absurdo quizá. Pero, además de que murió en 1953, durante el régimen sus obras no
fueron valoradas, entendiadas, y los descalabros de los estrenos económicos se sucedieron.
-Eduardo Marquina: Estudió con los Jesuitas en las Escuelas Cristianas. Posteriormente hizo Derecho y
Filosofía. Se ubicó fundamentalmente en el drama histórico de corte poético con loas o alabanzas a los
héroes del pasado. En teatro triunfa con Las hijas del Cid (1908), a la que siguen Doña María la
Brava (1909) y En Flandes se ha puesto el sol (1910), también El rey trovador (1912), entre otras.
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B-. Por otro lado dentro de esta tendencia evasionista del tetro de la inmediata posguerra
encontramos autores contemporáneos como:
-José María Pemán: ha sido conocido por su conservadurismo y profunda religiosidad y el conjunto de
sus obras teatrales venía a reflejar todos esos valores. En ellas ilustra lo que para él es el ideal de
comportamiento humanano, regido por los valores cristianos.
-Joaquín Calvo Sotelo: Su ideología es también conservadora y profundamente cristiana. Sabe cómo
hacer brotar en su teatro la hipocresía moral, el materialismo y las miserias de la mediocre sociedad
burguesa surgida tras el franquismo. Es, como en el caso de Jose María Pemán, esencialmente un
moralista y le interesa dilucidar qué está bien y mal hacer, lo correcto e incorrecto de la conducta
humana. Algunas de sus obras, para que podamos tener cierta visión de su temática serían; La cárcel
infinita, alegato anticomunista; La ciudad sin Dios, en torno a la necesidad de la religión; Dinero, sobre
la hipocresía en la amistad, El jefe, pieza de contenido antianarquista que expresa la necesidad social de
un poder establecido, o Plaza de Oriente, visión de la historia de España desde una perspectiva
indudablemente nacionalista.
La obra de Buero Vallejo nada tenía que ver con este teatro evasivo de finales invariablemente felices,
caracterizado en general por eludir la crítica al momento histórico, y que presentaba mediante el humor
conflictos amables, muy del gusto del público burgués. Al contrario, su apuesta por el compromiso
social es clara; en sus obras retrata las penurias económicas y todo tipo de injusticias que sufrían los
seres más desfavorecidos de la sociedad.
Entonces, ¿cómo fue posible que un autor de semajentes características pudiera ganar nada más y nada
menos que el más alto galardón que el régimen concedía a una obra teatral?
En la década de los 50, junto con el desarrollo del teatro de evasión, se produce la aparición de una
nueva generación de dramaturgos que vino a cambiar el anodino paisaje de la escena tetral de
postguerra. En 1945, siendo aún universitarios, Medardo Fraile y Alonso Sastre publican un
manifiesto declarando su rechazo por el teatro burgués, y defendiendo por contra un teatro que
sacudiera conciencias, que cambiara realidades y despertara al pueblo, que llevara a la revolución.
Naturalmente este teatro fue automáticamete ignorado por los empresarios teatrales que vieron
obviamente el peligro de tales temeridades. El mediador entre jóvenes dramaturgos exaltados y
empresarios teatrales fue Buero Vallejo, también joven que defendia la solución intermedia de un teatro
lo mas arriesgado posible sin ser temeario par que pudiera llegar al público y cumplir con su labor. Así
lo hizo con Historia de una escalera y con la totalidad de sus obras.
Es obvio que descatan dos figuras que cambiarán los designios del teatro hacia una perspectivia crítica,
hablamos de Buero Vallejo y Alfonso Sastre. Pero hubo muchos otros valiosos y valerosos
dramaturgos
Alfonso Sastre: es uno de los mayores exponentes de la llamada Generación del 50, gran agitador de
conciencias. El suyo, como el de Buero, es un teatro grave, preocupado, inconformista, que se inserta
en una corriente inaugurada en 1949, con el estreno de Historia de una escalera de Buero Vallejo y en
1953, en que se representa Escuadra hacia la muerte, de Alfonso Sastre. En Escuadra hacia la muerte
Alfonso Sastre muestra la rebelión contra la autoridad que induce a una guerra que nadie entiende. La
mordaza fue estrenada en 1955 y trata sobre la tiranía que un padre ejercía sobre sus hijos, que por
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suerte pasó la censura porque los censores no interpretaron la metáfora con el franquismo. . Otras obras
suyas son La sangre y la ceniza o La taberna fantástica, de tono esperpéntico. Suponen el nacimiento
de una corriente realista que se extiende hasta los años 70. Se introduce en el teatro español una nueva
tendencia basada en el compromiso con la realidad.
Lauro Olmo: De nuevo el autor, como Buero centra su empeño en un teatro reivindicativos de las
condiciones de vida de la clases populares. La camisa, 1962, cuenta la vida en el poblado chavolista
del Madrid de la posguerra. La verdadera protagonista quizá sea la camisa, la única prenda decente que
posee el protagonista y gracias a la cual piensa hacer realidad sus sueños. De apariencia sainetesca y
final trágico, en la que como era de esperar el personaje no alcanza el éxito y la camisa pasa a ser el
emblema del fracaso y la frustración. Vemos que tanto en temática, escenigrafía y trama sigue los pasos
de Historia de una escalera.
José María Rodríguez. Fue quizá el más directamente reivindicativo. Con Flor de otoño, por ejemplo,
reivindica los derechos de transexuales y homosexuales en un contexto social tan homófobo como el de
la españa del 1973, cundo se estrenó. Ha sido llevada al cine protagonizada por José Sacristán. Cuenta
la vida de "flor de otoño", nombre artístico de Lluís Serracant, hijo de familia burguesa y respetable
abogado de día, que sin embargo por la noche representa su espectáculo de transformismo travesti en el
barrio chino de Barcelona. Es a la postre el lider de un grupo de anarquista sindicalista que intenta
atentar contra la vida del dictador Primo de Rivera. está ambienteda en el Madrid de 1920.
José Martín Recuerda: Las salvajes en Puente San Gil, 1963, quizá sea su obra más destacada.
Relata las peripecias de una compañía de revista de mujeres que llega a un pequeño pueblo andaluz
llamado Puente San Gil, en la oscura España de la época. Son recibidas con agresividad y desprecio por
la burguesía, las señoras de los burgueses, denuncian la situación ante la autoridad eclesiástica y
demanadan que se suspenda el espectáculo, mientras sus maridos, a escondidas, sacian sus apetencias
sexuales. Triunfa la sociedad ultraconservadora y mojigata, haciendo que se suspenda el espectáculo.
De nuevo la denuncia a la hipocresía de las clases dominantes y el deterninismo de las clases popular
que no consiguen salir de su pobreza y condiciones duras de vida.
Pronto se aficionó a la lectura gracias a la completa biblioteca que poseía su padre, lo que le
permitió el acceso a textos literarios y dramáticos. Aficionado a la música y a la pintura y el dibujo,
desde los cuatro años dibuja incansablemente, porque quería ser pintor.
Estudia Bachillerato en Guadalajara entre los años 1926 y 1933. En 1932 recibe el primer
premio de un concurso literario para alumnos de Segunda Enseñanza y de Magisterio de Guadalajara
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por la narración "El único hombre", sin editar hasta 2001.
En 1934 la familia se traslada a vivir a Madrid, y allí ingresa en la Escuela de Bellas Artes de
San Fernando. Le sigue interesando la pintura, pero las lecturas son continuas, así como su asistencia al
teatro. Aunque no milita en ningún partido, se acentúa su sensibilidad por la política y se siente
próximo al marxismo. Al comenzar la Guerra Civil piensa en alistarse voluntario para ir al frente;
finalmente desecha esta idea ante la oposición de su familia. En la contienda su padre es detenido y
fusilado el 7 de diciembre de 1936.
Al estallar la guerra y no pudiendo alistarse como voluntario por la negativa de sus padres,
trabaja en el taller de propaganda plástica de la F.U.E. hasta que al ser movilizada su quinta es
destinado a un batallón de infantería. Al final de la contienda es condenado a muerte, pena que le fue
conmutada ocho meses después. Tras un largo peregrinar por diversas cárceles (en la de Conde de
Toreno permanece año y medio y en ella realiza el famoso retrato de Miguel Hernández, con quien
intimó mucho), sale en libertad condicional el año 1946, cuando contaba con años de edad.
Su antigua vocación pictórica, que le permite vivir en Madrid al vender sus dibujos a revistas y
periódicos, quedará relegada a un segundo plano al obtener el año 1949 el premio Lope de Vega con
Historia de una escalera y en el mismo año el premio de la Asociación de Amigos de los Quinteros por
su acto único: Las palabras en la arena. Historia de una escalera (1949) —obra que marcó un hito en
nuestro teatro de la postguerra— se puede calificar como el drama de la frustración social visto a través
de tres generaciones de la clase baja.
Su labor como dramaturgo se amplía, y publica y estrena de forma constante sus obras en
varios teatros de Madrid, incluso Historia de una escalera es llevada al cine por Ignacio F. Iquino. El
tema común que liga toda su producción es la tragedia del individuo, analizada desde un punto de vista
social, ético y moral. Los principales problemas que angustian al hombre se apuntan ya en su primera
obra, En la ardiente oscuridad, y continúan en obras posteriores durante las cinco décadas de
producción.
Ante las dificultades económicas que padece, se ve obligado a viajar a Estados Unidos.
Durante dos meses de 1966 visita una quincena de universidades y, contra su costumbre y sus deseos,
da charlas acerca de su teatro, así como conferencias sobre diferentes temas.
En los primeros años de la democracia aumentan los ataques al autor y se producen incluso
anónimas amenazas de muerte contra él, aunque la admiración internacional hacia él es constante.
Es miembro fundador de la Unión de Ex Combatientes de la Guerra de España y de la Asociación de
Ex Presos y Represaliados de la Guerra Civil. Miembro de número de la Real Academia Española en
1971 para ocupar el sillón X.
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En junio de 1986 muere en accidente de tráfico su hijo menor, el actor Enrique Buero
Rodríguez, a cuya memoria está dedicada Lázaro en el laberinto. El día del estreno se le concede el
Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes, por primera vez otorgado a un
dramaturgo. El premio se le entrega al año siguiente y el discurso de Buero aparece en el volumen
conmemorativo editado por el Ministerio de Cultura y la Editorial Anthropos.
Entre los diversos premios que se le conceden, tenemos que destacar el Premio Nacional de las
Letras Españolas en el año 1996, otorgado por primera vez a un autor teatral. En 1997 concluye su
última obra, Misión al pueblo desierto, que se estrena en Madrid el 8 de octubre de 1999.
El 29 de abril de 2000, a los 83 años, muere en una clínica madrileña tras sufrir un infarto
cerebral. Su capilla ardiente se instaló en el Teatro María Guerrero, por donde pasaron más de seis mil
personas para rendirle un último homenaje.
- La obra tiene aspecto sainetesco, es decir, se asemeja mucho a las piezas cómicas del teatro del siglo
de oro español, (XVII), que estaban caracterizadas por plantear un juego de enredos amorosos que se
daba gracias al espacio compuesto por múltiples puertas, que llevó a la censura a descodificarla como
una simple historia de amor.
-La justicia poética impecable que Buero aplica a sus personajes acerca el significado de la obra al de la
fábula o moraleja tranquilizadora cercana al teatro burgués. Así, cada personaje obtiene "lo que se
merece", casi a modo de excarmiento;
Carmina y Urbano se complementan muy bien en el sentido de que adoptan roles muy compatibles;
víctima y salvador, pero ambos desde un punto de vista interesado, no desde el generoso interés por el otro, sino
desde la necesidad y el deseo propio respectivamente.
Fernando y Elvira encarnan el arquetipo de niño/a mimado/a que en un primer momento los acerca,
pero con la maternidad, Carmina se da cuenta de las necesidades que la vida real de adultos impone y de las
incomodidades que sufren con la vida de estrecheces económicas que lleva. Es ahí cuando se da cuenta de que se
ha engañado al creer que Fernando haría y sería como ella quería, porque incluso cuando obtiene un buen empleo
con su suegro, no es capaz de trabajar. Se siente entonces muy frustrada porque su fantasía se ha desvanecido y no
quiere convertirse en una mamá para Fernando, como lo fue Doña Generosa, abnegada y nunca recompensada ni
reconocida, ni siquiera respetada, atada a un hombre al que finalmente comprende que nunca cambiará y al que
pasados los años, detesta. Elvira y Fernando caen en la propia trampa de soberbia, tan seguros como estaban de
que eran mejores que el resto de vecinos y que les aguardaba un futuro brillante, acaban sin embargo tan frustrados
como el resto con su estrategia de amor comprado y su tentación por el dinero fácil respectivamente. Son los
soñadores individualistas fracasados.
Rosa y Pepe son ambos atrevidos y rebeldes cuando eran jóvenes, suponen un quebradero de cabeza
para sus padres y viven según sus voluntades entregados a los placeres mas mundanos. Con el paso del tiempo y
sin el debido control en el caso de Pepe, se transformará en una adicción con los problemas de maltrato que
acarrean las adicciones y de pérdida de la salud física y mental. Rosa, que como Caperuciata no obedece a su
madre sufrirá el castigo por no escuchar las advertncias de los mayores; perderá su juventud y el tren de la
felicidad malgastando sus mejores años por el "amor" destructivo, tóxico y violento de un adicto.
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-Cabría señalar el hecho del propio funcionamiento del cerebro que interpreta lo que recibe según los
parámetros ideológicos conocidos y experiencias propias. Diríamos que incluso la ideología condiciona
tanto las experiencias y su interpretación de ellas, que la ideología lo es todo (ejemplo perro). Bajo la
óptica ideológica de los censores, la obra confirma las creencias que debían tener de que los obreros no
eran más que una masa inculta de comportamiento reprobable moralmente en muchos sentidos, carentes
de orden y hasta de lógica, de existencia miserable y tendencias violentas, sin advertir, que las duras
condiciones de vida a las que estaban sometidos influían decisivamente en su manera de vida.
-En última instancia, el empleo de símbolos en la obra de Buero para entender el significado que el
autor quiso darle a su obra al margen de interpretaciones personales. De entre todos los que aparecen
( la lechera que derramada en alusión al cuento de la lechera, la simbología de los nombres...), destaca
la escalera como elemento significativo que representa realmente mucho más que un espacio escénico;
la escalera es España misma y sus habitantes más que unos individuos son la representación de la clase
social obrera, la clase popular o proletariado.
En cualquier caso, en las tres etapas y en tods sus obras es frecuente el empleo de símbolos así como el
juego de espejos ue permite trasladar la acción de la escena a la situación de España, entendida
metafóricamente.
Cuando Buero Vallejo estrena Historia de una Escalera en 1949 nace un teatro que, arraigado en la
realidad inmediata, va en busca de la verdad y pretende remover la conciencia española. Entrelazado
con el simbolismo está la intención crítica y analítica de Buero que nunca desapareció de sus obras, la
valentía con la que a lo largo de toda su vida buscó la justicia social.
Historia de una escalera ha sido catalogada por los críticos literarios en la etapa de criticismo o
realismo crítico en cuanto a su contenido y retrato de la situación de la clase obrera en su tiempo, lo
cual no quiere decir que no pueda ser también simbolista en el sentido de que aparecen muchos
símbolos:
1- la escalera;
señal de inmovilidad a través del tiempo, la escalera permanece igual, lo mismo que los habitantes y
que incluso el país entero, estancado en el inmovilismo económico y cultural. En el comienzo del
tercer acto se describe la escalera, de la que Buero dice que permanece idéntica después de 30 años,
a excepción de un par de detalles como un cristal reparado y poco más. La escalera es un espacio
que simboloza el ascenso social, la salida de los personajes de su pobre condición, que ya no es sólo
económica, sino al final de la obra también vital, porque después de su decisión de casarse con la
persona equivocada sus vidas ya están sentenciadas. Es una denuncia a la falta de oportunidades de
la juventud en la España de ese momento que necesitaba toda la voluntad del mundo para cambiar
el curso natural de los acontecimientos, que los aboca al fracaso.
Leamos con detenimiento la descripción de esta escalera, laberinto. ratonera, jaula, destino...casi un personaje más de la
obra;
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ACTO I
Un tramo de escalera con dos rellanos, en una casa modesta de vecindad. Los escalones de bajada hacia los pisos inferiores se
encuentran en el primer término izquierdo. La barandilla que los bordea es muy pobre, con el pasamanos de hierro, y tuerce para
correr a lo largo de la escena limitando el primer rellano. Cerca del lateral derecho arranca un tramo completo de unos diez
escalones. La barandilla lo separa a su izquierda del hueco de la escalera y a su derecha hay una pared que rompe en ángulo
junto al primer peldaño, formando en el primer término derecho un entrante con una sucia ventana lateral. Al final del tramo la
barandilla vuelve de nuevo y termina en el lateral izquierdo, limitando el segundo rellano. En el borde de éste, una polvorienta
bombilla enrejada pende hacia el hueco de la escalera. En el segundo rellano hay dos puertas: dos laterales y dos centrales. Las
distinguiremos, de derecha a izquierda, con los números I, II, III y IV.
ACTO II
Han transcurrido diez años que no se notan en nada: la escalera sigue sucia y pobre, las puertas sin timbre, los cristales de la
ventana sin lavar.
ACTO III
Pasaron velozmente veinte años más. Es ya nuestra época. La escalera sigue siendo una humilde escalera de vecinos. El casero
ha pretendido, sin éxito, disfrazar su pobreza con algunos nuevos detalles concedidos despaciosamente a lo largo del tiempo: la
ventana tiene ahora cristales romboidales coloreados, y en la pared del segundo rellano, frente al tramo, puede leerse la palabra
QUINTO en una placa de metal. Las puertas han sido dotadas de timbre eléctrico, y las paredes, blanqueadas.
URBANO- viene del sustantivo latino ”URBS”, que significa ciudad. Urbano está vinculado al
movimiento sindicalista y obrero que nació como fruto en las grandes ciudades por la proliferación
de industrias de todo tipo en toda España con el incipiente desarrollo industrial. Urbano es por tanto
un personaje simbólico, que representaa toda una clase social.
CARMINA. del árabe, poema y jardín. Carmina representa la belleza física e interior, que inspira el
amor y las mejores intenciones de los dos muchachos de la escalera.
ROSA. Simboliza la belleza y la alegría, el descaro, el atrevimiento y la rebeldá que como una gran
rosa se abre al mundo lozana y hermosa. En contraposición su hermana TRINI, como la Santa
Trinididad, encarna los valores familiares, la corrección ética y casi la santidad en su
comportamiento, la hija perfecta, en contraposición a su hermana Rosa, encarna los valores
cristianos que se esperan de una mujer; sumisión, docilidad, castidad.
3- El derramamiento de la leche; El final del primer acto termina con la lechera de Carmina rodando
por el suelo, mientras Fernando le cuenta todos sus planes de futuro. En clara alusión al cuento de la
lechera es un augurio de desgracia, preconiza el fracaso del proyecto, como en el cuento, la ruptura
de los sueños.
Hoy es fiesta. (1955). tiene muchas cracterísticas en común con Historia de una escalera:
-Repite la escenografía sainetesca de las puertas.
-La estracción social de los personajes es popular.
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un día de fiesta. Se deja constancia con detalles de lo poco que poseen los vecinos, que pertenecen
una vez más a la clase obrera, a la clase popular y más mayoritaria en la sociedad española de los
años 50. Cada uno de ellos ha comprado una prticipación de un décimo de lotería y sueña y
comparte con los vecinos sus proyectos para cambiar su destino. Efectivamente el décimo es
premiado, pero por descgracia, los personajes descubren que se trataba de una participación falsa.
-Un soñador para un pueblo relata el fracaso de un hombre empeñado en mejorar la vida de una
nación. ARGUMENTO
Un soñador para un pueblo se centra en la recreación teatral del motín de Esquilache (inicio de la semana santa de 1766 y
concluido en Madrid con la caída del ministro).
La trama se centra en el Marqués de Esquilache, uno de los ministros de Carlos III. El ministro, con su ideología
ilustrada, promueve una ley que provoca agitación en la población del país y, como consecuencia de esto, se lleva a cabo un
motín contra el ministro. Éste, para evitar una Guerra Civil, decide irse al destierro voluntario. Pero, resulta que el pueblo no es
la mente detrás del motín, sino que fue el Marqués de Ensenada, un ministro desterrado en el pasado, quien organizó el
levantamiento.
Lo que se ve en escena es una revuelta popular instigada por manos poderosas ocultas en la sombra, que aprovechan
el descontento ante unas medidas puntuales, y atizando la xenofobia imperante en el vulgo, consiguen su objetivo de provocar la
exoneración de Esquilache de sus ministerios.
El drama hace ver que los sentimientos de disgusto ante cualquier innovación derivaron en algaradas callejeras al ser
aprovechados y alentados por aristócratas que veían peligrar sus intereses por una política de reformas.
El motín se convierte en símbolo del enfrentamiento entre dos concepciones, la que encarna Esquilache (ilustrado y
en consecuencia progresista) y la que representan Ensenada y Villasanta. Una mira al futuro en su búsqueda de la mejora
material del pueblo y se concreta en medidas como la pavimentación de las calles, la higiene pública, la iluminación por faroles
y el decoro y la seguridad de los vestidos. Otra se vuelve hacia el pasado, es hostil a las innovaciones y promoverá el descontento
general, aunque vaya contra los intereses populares, como ocurrirá con la ruptura de los cinco mil faroles en Madrid. Como las
medidas las disponía un extranjero, no era difícil agitar la xenofobia que suele acompañar toda situación de atraso cultural.
-Las Meninas. Velázquez ha pintado una Venus desnuda, circunstancia que aprobechan los envidiosos,
vetajistas, mediocres e hipócritas de la corte para confrontar al pintor con el Rey Felipe IV. En su
defensa, el artista alega que cualquier autoridad debe emanar del pueblo que debe tener libertad para
decidir, en clara alusión al régimen franquista."La verdad desnuda, como mi Venus, acabará por
prevalecer", concluye Velázquez.
-El concierto de San Ovidio reconstruye un drama en el que aflora la injusticia y la grotesca moral de
algunos personajes. Inspirado en la época inmeditamente anterior a la Revoución francesa, Validin
convence a las monjas de un hospital de tullidos para organizar una orquesta con seis internos, todos
ellos ciegos. poco a poco los músicos van comprendiendo que, como El Quijote en el episodiao de
Clavileño, la verdadera intención es reirse de ellos y de paso enriquecerse con su indefensión e
ingenuidad. David, uno de los músicos será el encargado de acabar con la farsa.
-El sueño de la razón sitúa al pintor Francisco de Goya en el Madrid de 1823, durante la ola de
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terror desencadenada por Fernando VII en su lucha contra los liberales. Goya es acosado antes
de huir definitivamente a Burdeos donde morirá poco después. Su casa es asaltada, y Leocadia, su
amante, es brutalmente abusada. Los exaltados defensores del absolutismo fernandino representan la
barbarie retrógrada enfrentadas a la lucidez del genio trnasgresor y modernizador que fue Goya.
-La detonación. Recrea la vida de Larra en un segundo, justo el de antes de apretar el gatillo la tarde
del 13 de febrero en que se suicidó. Y como se cree que sucede antes de morir, toda su vida pasa por
delante como en una película. Desolado por el abandono de su amante, pero también descorazonado
por la situación de "cerrilidad" del país que él quiso ilustrado y próspero pero al que despide rendido en
su ignorancia y victimismo. El protagonista es Mariano José de Larra, que repasa su vida unos
momentos antes de suicidarse, es un personaje muy desengañado y las experiencias que ha tenido le han
hecho desconfiado, desencantado y escéptico, así que cuando repasa su vida, no la recuerda como la
vivió cuando era inocente, sino como ahora la ve cuando ya ha descubierto las mentiras de la gente y la
sociedad y está, casi podríamos decir, enajenado de desesperanza.
La forman obras como En la ardiente oscuridad (1946), El tragaluz ( 1967) o La fundación (1974)
- En la ardiente oscuridad (1946). Transcurre en un colegio para ciegos. Es quizá la más psicológica de
todas sus obras, la más compleja.
-El tragaluz. Es una obra muy especial, se ha considerado como puente entre la etapa de dramas
históricos y la etapa simbolista a la que pertenece. Además es la primera vez en que Buero se atreve a
hablar de la Guerra Civil directamente, como tal.
Es un drama histórico pero al revés, plantea una ficción en la que un grupo de científicos en el
futuro, realizan un experimento para visiar el pasado, que es el presente del autor en 1967. La historia
gira en torno de dos hermanos enfrentados por un acontecimiento del pasado. El nombre " El tragaluz"
viene de la única ventana que tiene la vivienda familiar que es en realidad un semisótano, de ahí que la
ventana esté a ras de suelo y sea pequeña (tragaluz). Por este pequeño hueco abierto al mundo exterior
que pasa por encima de sus cabezas (casi pisoteándolos, metafóricamente), conviven un padre anciano
y enajenado, un hijo que ha fracasado en la vida y no ha conseguido salir del lastimero hogar familiar, y
una madre incapaz de hacer frente a la espeluznante verdad que descubrimos con la visita del segundo
hijo, éste sí un triunfador que ha logrado salir del semisótano. Sin embargo los méritos del personaje
quedan desvalorizados cuando nos entermos de que en realidad, como en el mito de Caín y Abel, fue a
costa de la propia vida de su hermana pequeña que lo consiguió. Cuando aquel remoto día en la
infancia del personaje decidió abandonar a su familia para probar fortuna por su cuenta llevándose de
paso toda la comida de la familia, estaba condenando a su hermanita a la muerte por inanición.
El tragaluz
Estrenada en 1967, con pocos problemas de censura, aunque reciba duras críticas por parte de la prensa
adicta al régimen franquista (era la primera vez que se presentaba una reflexión crítica desde el lado de los
vencidos), es una de las obras teatrales de Buero Vallejo más representativas de su concepción dramática, tanto
desde un punto de vista temático como escénico. Pertenecería a la tercera etapa de su producción, por la
insistencia en lo social y, a la vez, la presencia de elementos no realistas o con valor simbólico.
Una familia vive en un semisótano dotado de un tragaluz, es decir, una ventana al nivel del suelo de la
acera, La familia está compuesta por el padre, hombre que ha perdido el juicio y se dedica a recortar y apilar
personas de las revistas; la madre, mujer práctica y contemporizadora que sustenta la familia con su idea repetida
de “hay que vivir”; Vicente es el hermano mayor, independizado, exitoso en el mundo económico, pues es
ejecutivo de una editorial en plena expansión; y, finalmente, Urbano, quien vive con sus padres, casi recluido en
ese hogar tan oscuro y cerrado porque ha renunciado a toda idea de triunfo personal en los aspectos económicos o
sociales si significan prescindir de sus ideales humanitarios; al lado, Encarna, la secretaria de la editorial, quien
mantiene una relación sentimental simultánea con Mario y con Vicente, forzada por la necesidad de trabajo, de
quien finalmente queda embarazada. La obra se centra en las relaciones entre dos hermanos, Vicente y Mario,
separados tras la Guerra civil y que pasados los años, sitúan al primero en una buena posición social y al segundo
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viviendo en una situación mísera, con el padre enajenado y la madre infeliz. El interés de ambos hermanos por
Encarna (la secretaria que mantiene una relación con Vicente, aunque su amor sea para Mario) encrespará todavía
más la trama.
La familia vive en tensión por las carencias materiales, la enajenación del padre y el enfrentamiento
soterrado entre ambos hermanos, con una visión y estilo de vida contrapuestos, además de las disputas por
Encarna. A medida que avanzamos, nos enteramos, por las conversaciones entre los personajes, de la auténtica
tragedia larvada que los atormenta a todos: al acabar la guerra civil, la familia trató de tomar un tren para ir a la
ciudad a reconstruir sus vidas. Sólo lo logró Vicente, que voluntariamente se fue en el tren con la bolsa de los
víveres de todos los miembros familiares. Como consecuencia, la hermana menor, Elvirita, murió de hambre. De
vez en cuando, se oye pasar un tren, elemento simbólico de “coger el tren de la vida”, “perder el tren” de las
oportunidades, etc. Vicente sí tomo el tren, el literal y el metafórico; los demás, lo perdieron.
Vicente, práctico y con posibles, ayuda a la familia y se muestra sobrado de razones para considerarse
triunfador. Sin embargo, en un momento dado, reconoce su comportamiento mezquino al tomar el tren e implora
el perdón de su padre. Este, enajenado, le clava las tijeras con las que recortaba y le quita la vida. Mario, hombre
intransigente y algo indolente, reconoce que tampoco él se conducido con total justicia. Se reconcilia con Encarna,
embarazada de su hermano, pues se aman, y espera para todos ellos un futuro mejor. Él y Ella cierran la obra
invitando a la reflexión, a la empatía, a la necesidad de reconciliación para asegurar una vida más feliz para todas
las personas, que han de encontrar su lugar en el conjunto de la sociedad, como habían explicado al principio a
través de la metáfora del árbol y el bosque. Es posible, por tanto, un futuro mejor si se cumple un objetivo
destacado como imprescindible: la comprensión y solidaridad con el prójimo. Una vez más Buero deja abierta la
puerta a la esperanza. Se cumplen como vemos, muchas de las características típicas de Buero;
-La Fundación (1974). Cinco hombres trabajan en una sala en un centro de investigación. A través de
los ojos de Tomás, el espectador ve como es la rutina de su trabajo. Sin embargo, a medida que cambia
en punto de vista de la narración a los otros cautro personajes, nos enteramos de que Tomás está en
realidad loco. Ha enloquecido por delatar a sus compañeros bajo tortura, y como no puede soportarlo se
inventa una realidad paralela en la que vivir y hacer vivir a sus compañeros. Es obvio que en esta obra
recuperó Buero buena parte de sus vivencias como preso condenado a muerte en el penal de El Dueso.
b) Por otra parte el espacio referencial o analógico, cumple una función caracterizadora de los
personajes. Por ejemplo, en la obra Un soñador para un pueblo, los personajes populares aparecen en
todo momento en la calle, como señal de que nada poseen, mientras que los ministros, gobernantes y
demás poderosos son mostados en todas las escenas dentro de lujosos palacios. Igual ocurre en Historia
de una escalera, en donde la pobreza y progresiva decrepitud del edifio refleja la de los propios
personajes. El “casinillo", que es la zona común del edificio, es simboliza los encuentros y las
relaciones que establecen los personajes, de hecho, a excepción de una escena que se desarrolla en casa
de carmina y Urbano, todas los diálogos transcurren en esta zona. Además, recoge información sobre
los movimientos políticos del exterior, con el renacer de la consciencia obrera y su lucha contra la
burguesía
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los personajes que reproduce el habla real popular del momento. No aparece ningún elemento
relacionado con la fantasía, la magia, ni ninguna manifestación de nada sobrenatural.
f) En 1949 B. Vallejo obtuvo el premio Lope de Vega y desde entonces fue hablando cada vez
con mayor claridad de la intolerancia, la injusticia, la opresión y la violencia, la muerte, la necesidad de
enfrentarse con la verdad, el error, libertad, utopía, esperanza… Sus temas tienen un dimensión de
preocupación por la faceta social y existencial del ser humano, tratando temas como la defensa del
débil o la tolerancia.
i) Los personajes de Buero son con frecuencia un trasunto de seres agónicos, insatisfechos,
atravesados por una crisis en su interior que remite a la del hombre real del siglo XX.
j) Incorpora elementos simbólicos, como los espacios (Escalera, calles, palacios, tragaluz). y
los personajes, que simbolizan en realidadad la toda la clase social a la que represntan. En H.E. los
nuevos vecinos simbolizan la nueva clase social burguesa, mientras que los antiguos representan la
clase obrera.
k) Es una concepción del drama como instrumento de reflexión ofrecido al público. La obra
desvela los errores cometidos por los personajes en el pasado o ante el espectador y muestra las
consecuencias de sus actos. El autor busca que el público construya el sentido, es decir, que no es el
propio autor quien emite juicios de correcto/ incorrecto, bueno/malo, sino que prefiere que sea el
propio auditorio quien reflexione sobre lo expuesto y saque sus propias conclusiones. Para conseguirlo
elige también dejar la obra abierta al final. Así ocurre en Historia de una escalera, en cuyo final no se
nos desvela el porvenir de los jóvenes para dejar una puerta a bierta a la esperanza.
m) Está presente el tema de la muerte y además relacionada con la pobreza. Los personajes
mueren, lamentablemente rodeados de miseria, no sólo económica, sino también intelectual, cultural y
afectiva. En el caso de Historia de una escalera que hemos leído, así es, y también en El tragaluz y en
un soñador para un pueblo, se ve con claridad. Representa el panoramam de una España que había
perdido medio millón de soldados en el campo de batalla, más los civiles que el hambre y la
enfermedad continuará llevándose durante al menos dos décadas.
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4-. Historia de una escalera.
Primer acto → un tramo de escalera con dos rellanos, en una casa modesta de vecindad. Los
escalones de bajada hacia los pisos inferiores se encuentran en el primer término izquierdo. La
barandilla que los borda es muy pobre, con el pasamanos de hierro, y tuerce para correr a lo largo de
la escena limitando el primer rellano. Cerca del lateral derecho arranca un tramo completo de unos
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diez escalones. La barandilla lo separa a su izquierda del hueco de la escalera y a su derecha hay una
pared que rompe en ángulo junto al primer peldaño, formando en el primer término derecho un
entrante con una sucia ventana lateral. Al final del tramo la barandilla vuelve de nuevo y termina en el
lateral izquierdo, limitando el segundo rellano. En el borde de éste, una polvorienta bombilla enrejada
pende hacia el hueco de la escalera. En el segundo rellano hay dos puertas: dos laterales y dos
centrales.
Segundo acto (han transcurrido diez años) → el espacio sigue igual (a diferencia de las personas): la
escalera sigue sucia y pobre, las puertas sin timbre, los cristales de la ventana sin lavar
Tercer acto → se presenta la escalera de siempre, pero con algunos cambios: Pasaron
velozmente veinte años más. Es ya nuestra época. La escalera sigue siendo una humilde escalera de
vecinos. El casero ha pretendido, sin éxito, disfrazar su pobreza con algunos nuevos detalles
concedidos despaciosamente a lo largo del tiempo: la ventana tiene ahora cristales romboidales
coloreados, y en la pared del segundo rellano, frente al tramo, puede leerse la palabra QUINTO en
una placa de metal. Las puertas han sido dotadas de timbre eléctrico, y las paredes, blanqueadas. El
espacio se ha modernizado pero las personas han envejecido.
El mismo título de la obra adelnta la importancia de estos dos elementos en la obra; Historia (tiempo),
Escalera (espacio).
Los lugares en los que transcurre el drama son esenciales y tienen una fuerte carga simbólica por eso
aparecen tan minuciosamente descritos . El autor describe la escalera en su primer acto con gran
detalle, destacando sobre todo la pobreza, la suciedad y la dejadez. El drama se desarrolla en una
escenogrfía ciertamente muy inusual para época, en la que lo frecuente eran los salones burgueses, los
castillos o las casas de pueblo, como corresponde al teatro imperante burgués, histórico o las comedias
costumbristas respectivamente. Pero Historia de una escalera se desarrolla en un lugar de paso,
nisiquiera una vivienda, sino el descasillo de la última planta de un edificio pobre. Son las viviendas
más pobres del bloque, en un cuarto piso, que además tiene la característica de no ser transitado nadie
más que por los vecinos de la planta, ya que es el último piso. Un lugar incómodo, pobre, frío, sucio y
mal iluminado, un lugar deliberadamente claustrofóbico.
La escalera omnipresente no cambia pese a transcurrir diez años y en los veinte siguientes los intentos
de transformar ese espacio resultan inútiles. Y a medida que las esperanzas de escapar se van disipando,
este lugar que ya aparece descrito como "claustrofóbico" desde el primer acto se convierte más y más
en una ratonera, una trampa vital en la que los personajes están condenados a convivir entre ellos
cargando con sus viejas rencillas, sus viejos odios, sus heridas nunca sanadas.
El tiempo pasa muy rápidamente, y la escalera permanece igual. Comprendemos entonces que la
escalera es un signo de la suspensión y la invariabilidad tanto del individuo como de la sociedad, de ahí
que las ventanas, que representan simbólicamente el exterior, aparezcan siempre sucias llenas de polvo,
opacas y en definitiva, anuladas como salida.
El casinillo es el lugar más escondido dentro de la escalera y representa la intimidad, en donde tienen
lugar las conversaciones que tienen relación con lo político, con el renacer de la conciencia obrera,
también con el amor y el desamor.
Buero sitúa la mayoría de sus dramas en ambientes urbanos caracterizados por la oposición
entre microcosmos y macrocosmos. La casa de vecindad de Historia de una escalera con su escalera y
su ventana puede considerarse una parte del todo, un fragmento representativo de lo que ocurre en el
país entero. O dicho de otro modo, lo que ocurre en el microcosmos de la escalera representa
simbólicamente lo que ocurre en el macrocosmos España, especialmente en lo que a las clases
populares de la sociedad se refiere.
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o el aspecto y gestualidad de los personajes. En las acotaciones el lenguaje es culto, pero accesible a
todo público. Por ejemplo:
“Con un gesto de contrariedad se despoja del delantal, lo echa adentro y cierra. Baja por el
tramo mientras se abre el IV suavemente y aparece FERNANDO, que la mira y cierra la puerta sin
ruido. Ella baja apresurada, sin verle, y sale de escena. Él se apoya en la barandilla y sigue con la
vista la bajada de la muchacha por la escalera. FERNANDO es, en efecto, un muchacho muy guapo.
Viste pantalón de luto y está en mangas de camisa. El IV vuelve a abrirse. DOÑA ASUNCIÓN espía a
su hijo”
-Los diálogos son muy fluidos, sin intervenciones largas, ni excesivamente reflexivas, ni
monólogos, ni discursos, ni plantos... Son intercambios muy rápidos entre los personajes que huyen e
todo momento de la solemnidad, primero porque Buero quiere dar sensación de realidad y se acomoda
a como hablamos y a como habla la clase social a la que retrata. Pero también porque quizá lo más
importante no es solo lo que dicen, sino lo que hacen, y sobretodo, aquello que callan y que el lector o
espectador debe imaginar.
4.3-. CRONOLOGÍA
4.4-. PERSONAJES
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Personajes principales
Las mujeres de Historia de una escalera son las encargadas de informar de la problemática
realidad social y sobretodo de las dificultades económicas. Recordemos para ello la intervención de
Paca, nada más comenzar la obra, increpando al cobrador de la luz y quejándose de los precios, o bien
a Doña Asunción, quién no puede hacer frente al importe del recibo. Y más tarde, cuando Elvira le
recrimina a su marido Fernando que no gana lo necesario para mantner a su familia, o cuando a la
muerte de Gregorio, Carmina y su madre quedan en una situación precaria, además de todas las
lamentaciones previas de Generosa con respecto a la pensión que después de cincuenta años de partirse
la espalda conduciendo un tranvía, le había quedado a su marido.
Urbano y Fernando son dos personajes simbólicos que representan el movimiento obrero y la
antigua aristocracia respectivamente. Fernando, cuyo nombre proviene del antiguo Hernand medieval,
quiere triunfar sin ayuda de nadie al modo de los antiguos caballeros heróicos y tiene grandes sueños y
aires de grandeza, y como le ocurre a la aristocracia del medievo, nunca conseguirá engrandecerse.
Urbano, cuyo nombre está relacionado con el sustantivo latino “urbs”, que significa ciudad, encarna el
movimiento obrero que se da en las ciudades industriales, busca la fuerza en la unión de toda la clase
obrera a través de los sindicatos, que defienden sus derechos. Fernando ha sido un niño mimado,
Urbano un trabajador desde muy joven, Fernando piensa que puede conseguir grandes cosas pero no
tiene voluntad para trabajar por ellas. Urbano, sabe que aun trabajando deberán de pasar muchos años y
quizá ni aún así lo consiga, ni él, ni los de su clase, los trabajadores. Son dos visiones de la realidad
contrapuestas, la idealista y la realista.
PACA: Es el personaje más positivo porque jamás se rinde ante las adversidades. Es fuerte y decidida,
e incluso cuando es ya una anciana mantiene las ganas de vivir y consigue superar la vergüenza por la
relaciones de Rosa con Pepe, la muerte de su marido el señor Juan, el sentimiento de soledad y
decrepitud por la vejez.
ELVIRA: Es linda, vive con su padre D.Manuel, quien la mima. Resulta antagonista de Paca en el
sentido de que ella es también una mujer decidida porque se propone conseguir el amor de Fernando,
en cierta forma podríamos decir fuerte, pero el matrimonio con Fernando resulta un fracaso aunque
intente guardar las apariencias con los vecinos. Es un personaje negativamente activo en el drama.
DON MANUEL: Viudo y de mejor posición posición económica, burguesía. No ve con buenos ojos el
interés de Elvira en Fernando pero nunca la contradice.
CARMINA: Es el personaje que más evoluciona psicológicamente, de la dulzura y docilidad de su
juventud pasa a la dureza, resentimiento e incluso violencia que se refleja en la pelea final.
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Comprendemos su proceso porque sabemos que Fernando la abandona y engaña por su propio interés,
faltando a su promesa de amor. Queda en la miseria al morir su padre, condenada a llevar una humilde
existencia como costurera. Acepta a Urbano como solución y salida a su casi inexorable soltería pero
esto también acaba frustrándola porque la relación matrimonial no es feliz.
FERNANDO: Representa el egoismo. Hijo único, quiere salir por sus propios medios del mísero
reducto de la escalera. Para ello es capaz de traicionar a Carmina y casasarse con Elvira, a quién
siempre ha despreciado. Representa el egoismo ya que jamás sabe vr ni valorar lo que los demás hacen
por él, y el fracaso, tanto en lo personal como en lo social. En lo personal mantiene un matrimonio
infeliz y como padre se ha convertido en lo que eran sus padres y él detestaba. En el aspecto
económico, muerto su suegro su situación es desesperada casi, no puede ni comprar un pastel a
Manolín. Es el personaje de más presencia en la obra y mejor perfilado.
URBANO: Representa también la derrota pero a diferencia de Fernando, es trabajador y sincero.
Fracasa al no conseguir que Carmina lo quiera y tampoco consigue salir de la pobreza.
SEÑOR JUAN: Vive amargado por la relacción de Rosa con Pepe. Urbano y Trini son sus otros hijos y
Paca su mujer. Al final del tercer acto demuestra su gran corazón cuando le da el dinero a Trini para
que se lo haga llegar a su hermana.
CARMINA HIJA: Es chiquilla atolondrada de unos 18 años. Intenta romper las relaciones con
Fernando por la presión de sus padres pero finalmente acaba por ilusionarse.
FERNANDO HIJO: Tiene 21 años, es arrogante y pueril y no renuncia al amor de Carmina hija, y
quizá, quén sabe...tengan la oportunidad que sus padres dejaron escapar.
-El miedo a la verdad; Los personajes huyen de la verdad, no pueden aceptarla, tienen miedo porque
sin esas mentiras que se cuentan no podrían tener esperanza en nada. Adopta diversas formas. Fernando
tiene miedo de que pase el tiempo y no haber conseguido sus objetivos, porque en el fondo sabe que no
lo hará, tiene miedo de ser un don nadie. De la misma forma, Elvira tiene miedo a ser rechazada por
Fernando y decide asegurárselo con dinero. Urbano tiene miedo de derrumbarse en su lucha de décadas
y piensa que con Carmina a su lado será mas fuerte para seguir confiando en que el cambio obrero
llegará. Carmina sabe como es Fernando y al principo tiene miedo comenzar una relación con él.
Después, cuando acepta a Urbano lo tiene de quedarse soltera y de pasar miserias. Efectivamente se
comportan en ocasiones cobardemente con diversas excusas, para evitar males mayores, para salir de
pobre, para no quedarse en la miseria...
Algunos críticos han relacionado la obra de Buero con el antiguo mito griego de Sísifo. Este
personaje tan astuto consiguió engañar a los mismísimos dioses en mas de una ocasión, pero al final, los
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hermanos Zeus y Hades le impusieron un castigo que aún cumple; subir una piedra pesada por la ladera
de una montaña empinada. El problema es que cuando está a punto de llegar a la cima, la gran roca cae
rodando de nuevo hasta el valle para que él nuevamente vuelva a subirla. El castigo solo cesará cuando
la roca esté en lo mas alto, lo malo es que los dioses lo dispusieron todo para que misteriosamente y por
más empeño que Sísifo ponga, la piedra siempre caiga. Condenado a una vida de esfuerzos inútiles y
trabajos penosos, el mito de Sísifo también es concido como el "eterno retorno".
Por la repetición de situaciones entre padres e hijos, algo que tiñe de dramatismo el final de la
obra, algunos críticos han creído ver, y con razón, un reflejo del citado mito y un augurio de tragedia,
sin embargo, el propio Buero aclaró en una entrevista que en realidad es una oportunidad que concede a
los personajes de recuperar el tiempo perdido, de invertir o deshacer aquel conjuro maléfico al que
Fernando padre tenía tanto miedo:
“¡Es que le tengo miedo al tiempo!, Es lo que más me hace sufrir. Ver como pasan los días, y
los años...sin que nada cambie”
Bien podría Buero haber escrito el final, pero dejándolo abierto nos ofrece al espectador la
posibilidad de, en nuestra imaginación, condenar a los personajes o bien salvarlos, en cuyo caso
debemos plantearnos cómo han de actuar para escapar al funesto final de la repetición de errores, por
tanto, nos induce a la reflexión.
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