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A menudo suelo decir que los partidarios de la derecha piensan al revés, me refiero, por ejemplo, a la pirámide de Abraham
Maslow, donde lo que está en la base son las necesidades fisiológicas y se suceden otras necesidades hasta llegar a la
autorrealización, en este caso, pareciera que hay veces que los ya mencionados defensores del liberalismo económico, piensan
que se empieza por la autorrealización y en adelante las cosas casi caen del cielo; como cuando critican a la gente pobre por
no reservar una cita con el psicólogo, por no ir al teatro o malgastar su dinero en ropa o comida chatarra cuando mejor
deberían cultivarse un poco. Sin embargo, por ejemplo, en el caso de los trabajadores, que su salario no alcanza a llegar ni la
mitad de la línea del (CONEVAL, 2022), hablamos de personas, que tienen tiempo libre muy limitado y apenas pueden
pensar en si van a cubrir sus necesidades fisiológicas en el mes y por lo tanto, su mente no tiene espacio para pensar en
autorrealización.
El presente ensayo abordará la tradición hermenéutico-individualista de la sociología, la cual, como su nombre lo indica,
pone al individuo en el centro de la actividad social, muchas veces con una exagerada autonomía, de la que muy seguramente
se inspiran y se “legitiman” frases populares como “el pobre es pobre porque quiere”. No obstante, no quiero hacer pensar
que esta corriente sociológica es un desperdicio, tiene muchos puntos que incluso pueden enriquecer el pensamiento
materialista.
Este trabajo está fincado desde una mirada con conciencia de clase, la labor de síntesis que realicé con las lecturas me hizo
pensar en todo momento en la controversia entre Vicente Lombardo Toledano y Alfonso Caso en 1933, sobre la ideología
que debería tener la Universidad Nacional y es básicamente un debate entre materialismo e idealismo (Centro de Estudios
Filosóficos, Politicos y Sociales Vicente Lombardo Toledano, 2008), además de ser un pasaje de la historia que vale la pena
recordar.
Por lo que se menciona anteriormente, se realizará un recorrido analizando las posturas teóricas, metodologías y temáticas de
la tradición hermenéutico-individualistas de finales del siglo XIX, de la cual se puede asegurar que Dilthey, Weber y Simmel
tienen sus raíces, así como de la inspiración de autores como Kant y Goethe.
Dilthey postula que toda intención de conocer ya sea sobre lo que vemos en la realidad o lo que emana de nuestro interior es
un esfuerzo por conocer de una u otra forma al hombre, al individuo. Por lo tanto, hará un esfuerzo por comprender la vida,
y a eso se le conoce como filosofía de la vida, éste se desarrollará de forma preponderante por la historia.
Para Dilthey, poner en contexto de manera objetiva cualquier conocimiento se tendrá que echar mano de la historia. La vida
se comprenderá desde el punto de vista histórico, por lo que desarrollará una crítica histórica de la razón; así como el objeto
de la historia es la vida, por lo cual también desarrolla una crítica de la razón histórica, adjudicando el momento en el que la
Durante el siglo XVI se formalizan las Ciencias Naturales y, por otro lado, en el Siglo XIX y como producto de la
modernidad y las revoluciones de la época, surgen las así denominadas por Dilthey, Ciencias del espíritu. Durante el siglo
XIX, el positivismo de Comte, pretendía generar leyes de lo social, tal y como pasaba con las leyes de la naturaleza y una vez
logrado esto, se normarían y prevendrían los acontecimientos sociales, igual que los fenómenos naturales. Con esto se quiere
decir que las Ciencias naturales son nomológicas, es decir, que crean leyes a partir de una relación causa-efecto; mientras
que, las ciencias del espíritu se refieren a acciones autónomas y libres, “lo que caracteriza, pues, inicialmente al objeto de las
ciencias del espíritu frente al de la naturaleza es la libertad" (Arregui, 1988, pág. 185), así que podríamos decir que son
intencionales y lo que se analiza es la acción-motivo.
Dilthey considera que a las ciencias que tienen por objeto hechos histórico-sociales, deben denominarse ciencias del espíritu,
aunque este término es incompleto ante la amplitud de dichas ciencias, pues no ignorando los aspectos físicos, estudia
también cuestiones sociales, morales, históricas, culturales, etc. Sin embargo, no es tan incompleta como términos como
"sociología, ciencias morales, históricas, de la cultura" (Dilthey, 1949, pág.14), que son bastante específicas y que tampoco
alcanzan a marcar la diferencia con las ciencias de la naturaleza. “El hombre encuentra en esta autoconciencia una soberanía
dela voluntad, una responsabilidad de las acciones, una capacidad de someterlo todo al pensamiento y de resistir a todo
dentro del castillo de la persona"(Dilthey, 1949, pág.14), Tal como Spinoza, que considera preponderante la conciencia.
Sin éxito, la metafísica a través del tiempo ha intentado establecer lo que es propiamente de la naturaleza y lo que es del
espíritu, su auge únicamente fue en la época medieval, cuando reinaba más la superstición y las cuestiones religiosas, era así
como distinguía entre lo corpóreo y lo espiritual. Así, la Summa de Tomás de Aquino, presentaba por un lado la esencia y
por otro lado al ser, las sustancias espirituales tendrían preponderancia y carecerían de materia, como los ángeles. En el caso
de los hombres, se apartarían algunas sustancias imperecederas como las intelectuales y se precisaría de la materia para darse
forma. De esta forma se conceptualiza la relación entre la naturaleza o cuerpo y la cuestión intelectual o espiritual, que, sin
embargo, dicha afirmación sería insostenible de acuerdo con lo dicho por la teoría de las sustancias relativo a la
naturaleza(Dilthey, 1949, pág.14),.
Por otro lado, Dilthey considera la unidad psicofísica del hombre, es decir, tiene la certeza de que lo natural o exterior
condiciona al espíritu, por ejemplo, no seríamos capaces de reflexionar acerca de nosotros mismos a falta de un órgano que
contenga esas conexiones con nuestros miembros y que a través de los sentidos, el exterior sea inteligible a nosotros. Sin
embargo, también señala que los fines del espíritu, pueden utilizar al entorno y sus leyes para servirse de él. También los
hechos espirituales están en función de la unidad psicofísica, las ciencias de la naturaleza para crear sus leyes y fundamentos
Aquí se resalta la importancia de hacer una "crítica histórica de la razón", pues así se da fe de la necesidad que ha tenido la
humanidad de profundizar en el conocimiento de sí mismo, a este hecho le llama, autoconciencia y es así como se han ido
desarrollando las ciencias del espíritu, pero cabe mencionar que, todo esfuerzo intelectual, por desentrañar la naturaleza es
con la finalidad de conocer a la humanidad.
"Dilthey define la conciencia histórica como la consideración de cualquier manifestación de la vida como resultado de un
proceso de desarrollo histórico" (Arregui, 1988, pág. 188). El momento en que el ser humano toma conciencia de su historia
es también un hecho histórico. Dilthey analiza a través de una lógica que parte de la historia a la metafísica, de la cual se
planteaba habían surgido las ciencias del espíritu y conserva la idea de que fue un hecho carente de veracidad, pero al final es
un hecho histórico. "No interesa la verdad de lo pensado, sino el hecho de haberse pensado" (Arregui, 1988, pág. 188)
La creación de las ciencias del espíritu no se refiere a un hecho metafísico, es decir que se hayan formulado a partir de un
pensamiento interno, trascendental e intangible como el noúmeno kantiano.
"El material de estas ciencias lo constituye la realidad histórico-social"(Dilthey, 1949, pág.33) La necesidad de generar y
acercar conocimiento es un hecho, cada vez más personas están interesadas. la historiografía es un gran instrumento para
conocer algunos datos en el tiempo, pero lo que considera Dilthey preponderante son las obras, que al compilarlas y
sintetizarlas se pude generar mejor conocimiento, nutrido teóricamente y auxiliándose de la estadística que ofrece datos
cuantitativos acerca de un tema, “La pura acumulación de material y su ordenamiento desemboca poco a poco en una
elaboración y articulación intelectual del mismo"(Dilthey, 1949, pág.14).
La historia, por ejemplo, es una ciencia histórico-social, desde luego que por el nombre se infiere su carácter histórico, pero
de igual forma tiene que considerar la vida, el momento histórico de una vida. Así las ciencias que se consideran del espíritu
tienen su propio desarrollo y objetivo, el cual está relacionado con hechos histórico-sociales(Dilthey, 1949, pág.14),.
Al fracasar la historia como la disciplina que sistematizara el método de las ciencias del espíritu. Dilthey al igual que Comte y
Stuart Mill, quienes delegan esta empresa a las ciencias de la naturaleza, equivoca y propone a la psicología como
fundamento gnoseológico de las ciencias del espíritu, partiendo de la idea de que el objeto de las ciencias de espíritu es la
vida, la vida mental y por lo tanto pretende que a través de la experiencia y de los pensamientos que se acumulan en la
conciencia, se asuman conciencias ajenas(Dilthey, 1949).
Puede decirse que el objeto mínimo de estudio de las ciencias del espíritu es el individuo, encargado de formar sociedades y
escribir la historia. El individuo es una unidad psicofísica, a través del tiempo, las ciencias de la naturaleza han desarrollado
conocimientos en torno a éste a través del estudio y análisis exterior de sus miembros y órganos, los cuales son la base de los
estudios a través de la conciencia y la reflexión en el interior, a esto puede aunarse el estudio del mundo representativo
alrededor de los individuos, que es única y puede ser analizada a través de la unión de sus partes para aproximarse a un todo
significativo(Dilthey, 1949).
Entrando en materia antropológica, el autor, Andrzej Przylebski, da a conocer las aportaciones de la filosofía de vida
diltheyana a la antropología filosófica. Para ello nos recuerda las tres principales corrientes filosóficas de finales del siglo XIX
y principios del XX, que fueron: la fenomenología, el neokantismo y la filosofía de la vida. De igual forma, no hay que
olvidar las tres corrientes de las que Dilthey se inspiró, como la filosofía trascendental de Kant, el espíritu objetivo de Hegel y
la filosofía de las voluntades de Schopenhauer y Nietzsche y que esta última daría lugar a su filosofía de la vida.
La cultura y la historia son temas inteligibles y relativamente fáciles para la filosofía pues se consideran, como: "articulación
de la vida humana" (PRZYLEBSKI, 2020, pág. 292). y son objeto de estudio de las ciencias del espíritu, las cuales les daría
validez epistemológica por medio de la filosofía. En su Critica de la razón histórica, echaría fuera las investigaciones a
cuestiones externas e inmateriales de los seres humanos, anulando las ideas trascendentales de Kant, priorizando a la vida
sobre la razón, considerando a esta última como irracional, como lo hacían Nietzsche y Schopenhauer, pues el origen del
conocimiento se funda primeramente en la carrera por sobrevivir, pasando a la intención de mejorar sus condiciones de vida.
Esto anterior puede desentrañarse a través de la historia enmarcándolo en un espacio y tiempo específico. Dejando a un lado
la idea de un conocimiento o conciencia espontanea, que emana de la nada, una " conciencia pura o trascendental."
Es en la Introducción a las ciencias del espíritu , donde se deja ver la concepción de Dilthey hacia la antropología, a la cual
considera un tipo de psicología descriptiva y/o comparada, pues consideraba que era fundamental que se tomaran en cuenta
las vivencias(Dilthey, 1949). Y en un momento parece estar uniendo a ambas ciencias en una sola. "la psicología y la
antropología constituyen la ciencia fundamental del espíritu" (PRZYLEBSKI, 2020, pág. 293). Posteriormente, en otro texto,
se deja ver más la diferencia entre ambos conceptos, explicando que no podría haber una ciencia que pueda abordar
cabalmente la cuestión espiritual del hombre, lo más cercano sería la antropología. Finalmente propone que, a la
Antropología como una ciencia compiladora de las investigaciones de las vivencias en psicología, terminando en: "la teoría de
El hombre nace inserto en un lugar y tiempo específico, del cual tiene que sobrevivir, es decir, que se enfrenta a la
coexistencia con la naturaleza y con la sociedad. Dilthey señala que en la vida humana existen estructuras, que son tres clases
de vivencias, la primera de ellas es emocional, que empieza con el contacto con la realidad, en la cual experimentamos afecto,
alegría, dolor y sufrimiento; seguido por el querer alcanzar una finalidad en la vida que nos ponga en acción y con la cual
aseguremos de cierta forma nuestro futuro; y finalmente tendríamos una actitud objetiva, la cual nos distanciaría de los
animales, pues se trata del pensamiento abstracto, de la razón o conciencia. Es así como el hombre crea los elementos de su
cultura, "que pueden ser discutidos intersubjetivamente[...]con independencia de las experiencias individuales[...]de este
modo nace un saber objetivo" (PRZYLEBSKI, 2020, pág. 294). De esta última vigencia, la actitud objetiva emerge la ciencia
como hoy la conocemos.
Dilthey señala que es prácticamente imposible que exista algún ser humano con la ausencia de estas vivencias, pues estas son
importantes y definitivas en los seres humanos, de otra forma seríamos solamente animales, además de ser “conexión
adquirida de la vida psíquica" (PRZYLEBSKI, 2020, pág. 295), es decir, aquello que nos induce a la supervivencia natural y
social. Sentir querer y conocer son estructuras comunes de la humanidad que, pueden fácilmente sustituir al concepto de
alma, el cual es una voz trascendental de una razón originada espontáneamente y aislada de un contexto que siga una lógica
o que goce de un lugar en la historia. Cabe señalar que estas vivencias, pero están presentes en mayor o menor medida.
Finalmente, Dilthey propone a la antropología como una herramienta para comprender culturas extrañas (hermenéutica
intercultural), es decir, que a partir de estas estructuras comunes y presentes en cada ser humano se puede estudiar a
cualquier sociedad.
La sociología comprensiva de Weber se remonta a la filosofía de los siglos XVIII y XIX, en la que autores como Nietzsche,
Dilthey, Hegel, Kant, entre otros, sientan las bases de la interpretación del "sentido" en algunos casos se planteaba que la
lectura podía ser una manera de revelar o interpretar el mundo. La sociología comprensiva que se funda con Weber es el
punto de partida de sociologías interpretativas, cabe resaltar, que existen diferencias entre la sociología comprensiva y la
metodología cualitativa de investigación social (Farfán, 2009).
A principios del siglo XX, existían cuatro importantes perspectivas intelectuales: psicologista, holista, positivista e idealista, en
esta coyuntura, se cuestionaban los límites de las diferentes ciencias. Un caso en particular es la distinción de Dilthey entre
Ciencias del Espíritu y Ciencias Naturales, que define a las ciencias del espíritu como comprensivas y sin posibilidad de
generar leyes generales como las ciencias naturales que son consideradas explicativas (Hernández, 2014).
Max Webber pone en duda las tendencias psicologistas en la sociología, en la que el análisis conductual es preponderante
para comprender la subjetividad del individuo, relegando a la sociedad en cuestión. Mientras que Webber, se enfoca en la
acción social y lo hace empleando la causalidad de lo significativo, tipos ideales y la observación intelectual. Así se distancia
del neokantismo psicologista (Hernández, 2014).
La sociología comprensiva y la investigación social cualitativa tienen en común los fines explicar objetivamente el sentido del
actuar social, pero al momento de aplicar sus métodos es donde se distancian. La sociología comprensiva defiende sin duda,
los tipos-ideales, que a través de esos trazos de referencia puede interpretar la causa del actuar externo de la sociedad;
mientras que, en la investigación social cualitativa, se pretende llegar a los datos empatizando con los sujetos a estudiar, a
veces a tal grado de hacerse uno más del grupo y perdiendo ciertos objetivos profesionales (Hernández, 2014).
La filosofía se limita a fundamentar de forma lógica, la teoría en la ciencia social, sin pretender teorizar sobre la sociedad
misma o encontrar alguna forma ideal de sociedad, mientras que, sí encuentra estas tendencias entre las ciencias sociales y la
historia del pensamiento social y al mismo tiempo, no es correcto emplear métodos de las ciencias naturales. en las anteriores
(Farfán, 2009).
Las ciencias sociales no se limitan a la presentación o exposición de cierto fenómeno, sino que introduce el análisis histórico,
pues de acuerdo con Weber, la sociología y la historia son pragmáticas y para una interpretación completa del fenómeno, se
deben considerar todos los tópicos necesarios para comprender la acción (Farfán, 2009).
Webber le da sustento científico a lo social, satisfaciendo las explicaciones lógicas que llevan a la conclusión de un fenómeno,
define el objeto de estudio de la sociología, a saber, comprender las acciones sociales, marcando una diferencia con la
interpretación, pues considera que el proceso de interpretación según el historicismo alemán, comienza identificando la
acción y empatizando con ella, evaluando los motivos que llevaron a un sujeto a realizar cierta acción, por esto mismo es que
se considera inviable, pues es casi imposible medir la empatía que se siente por las motivaciones de cierto actor para llevar a
cabo una acción, por lo tanto, carece de objetividad (Farfán, 2009).
Para Max Weber, la Sociología textualmente es: “Una ciencia que pretende entender, interpretándola, la acción social para de
esa manera explicarla causalmente en su desarrollo y efectos”.(Weber, s.f., pág.13)
La acción se refiere de lo realizado por los sujetos de manera externa o interna pero siempre encausada o influenciada por la
conducta pasada, presente o que se presupone de otros. Es decir, que no todo tipo de acción individual o colectiva es social,
pues precisa que esté influida por otros y puede ser externa o interna. Aun cuando el individuo participe en una acción de
Garfinkel, propone recrear la vida cotidiana, experimentar como en un laboratorio, introduciendo lo que él llama situaciones
de ruptura, que se refieren a emplear acciones que no son comunes en la vida cotidiana para conocer la reacción social y que
esta sociedad reflexione sobre su actuar.
Alfred Schütz, con sociología fenomenológica, retomando los tipos ideas, considera que no deben de interpretarse los tipos de
acciones sociales, sino las interacciones sociales de forma temporal, pues algunas personas o grupos evitarán la convivencia
con otros grupos con los cuales físicamente estén a la par generacional, pero su pensamiento pertenezca cronológicamente a
otro momento. Estas son, las sociologías que emanan de la teoría de weber, pero que hacen énfasis en lo interpretativo,
subjetivo y cualitativo.
Trabajos citados
Dilthey, W. (1949). Introducción a las ciencias del espíritu. México : Fondo de Cultura
Económica.
Durkheim, É. (1982). Capitulo I: ¿Qué es un hecho social? En É. Durkheim, Las reglas del
método sociológico (págs. 35-47). Barcelona: Orbis.
González, J. (2000). Max Weber y Simmel ¿dos teorías sociológicas sobre la modernidad? En J.
Gonzalez, Revista Española de Invdstigaciones Sociológicas (págs. 73-97). Madrid.
Zabludovsky, G., & Sabido, O. (2016). Grandes temas y refinamiento de la mirada sociológica.
En G. Zabludovsky, & O. Sabido, Sociología: Estudios sobre las formas de Socialización
(págs. 24-34). Epublibre.