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Raíces filosóficas y episemológicas de la Psicología Experimental de Wundt

LORELEY PELAYO

Indice

Introducción

1. La Filosofía en los orígenes de la Psicología


1.1 Estudios psicológicos en el pensamiento antiguo
1.3 Estudios psicológicos en el pensamiento medieval
1.3 Estudios psicológicos en el pensamiento moderno
1.3.1 Racionalismo y dualismo con Descartes
1.3.2. El empirismo de Locke y Hume
1.3.3 Superación dialéctica con Kant

2. De la Filosofía a la Psicología Científica


2.1 Nacimiento de la ciencia moderna
2.2. El paradigma positivista
2.3 Antecedentes de la primera escuela de psicología experimental: los psicofísicos

3. Nacimiento de la Psicología Experimental


3.1 Objeto de estudio de la Psicología Experimental: hechos de la conciencia
3.2 Método de estudio de la Psicología experimental de Wundt: la introspección
experimental

4. Debates epistemológicos en el siglo XX: nuevos paradigmas.

5. Síntesis

6. Anexo I y II

1
Introducción

Si partimos de la pregunta acerca de “¿Qué es la Psicología?” nos encontraremos con que no contamos con una
respuesta unívoca, ni cerrada. A lo largo de la historia de la Psicología, distintos pensadores, investigadores y
científicos, fueron dando diversas definiciones acerca del objeto de estudio que corresponde a esta disciplina, así
como del método que debe implementar en sus estudios. Veremos que en el campo de la Psicología (así como en
el de muchas de las ciencias humanas) hay un permanente debate entre diversas posturas las cuales, en muchos
casos, son antagónicas. ¿De qué dependen esas diferencias y discusiones? ¿Qué variables y factores determinan
una u otra postura? Las diferencias entre posturas están dadas, sobre todo, por distintos modos de concebir al
objeto de estudio –el ser humano-, así como el modo de entender la ciencia y sus criterios de producción. Así,
objeto, método y criterios de cientificidad serán los prolegómenos que hacen de la Psicología un campo en
permanente debate y redefinición.

Los manuales de Historia de la Psicología señalan el nacimiento de la Psicología como disciplina científica en 1879
de la mano de Wilhelm Wundt, en la Universidad de Leipzig, Alemania. Podemos preguntarnos, entonces, si antes
de esa fecha no había elaboraciones con relación a temas psicológicos y, si los había, qué características
presentaban.

La psicología durante muchos años fue inseparable de la filosofía; el término “psicología” raramente fue utilizado
hasta el siglo XVIII, pero más allá del nombre que la designa, el campo al que se aboca tiene una larga historia y
ubicamos sus comienzos en el pensamiento racional de los griegos.

1. La Filosofía en los orígenes de la Psicología

Si partimos de una idea un poco general y en un sentido amplio, que la Psicología es una disciplina que trata de
describir y comprender distintos aspectos de las conductas, de los procesos mentales y de las motivaciones
humanas, nos daremos cuenta que tales inquietudes no son nuevas en el pensamiento humano. Es propio del ser
humano, más allá de su tiempo histórico, tener conciencia de su existencia y preguntarse acerca de su obrar, de
los motivos y las consecuencias de sus acciones, así como acerca de sus procesos de pensamientos y creencias,
como de su relación con el cuerpo, entre otros temas.
En el desarrollo del pensamiento humano occidental, ubicamos una primera etapa -siglo VI y VII a.C.- en la que
los interrogantes por lo humano, y su relación con el mundo y la naturaleza, eran respondidos a través de mitos
y leyendas. En su origen, estas explicaciones constituían un saber basado en los relatos míticos sobre el origen del
mundo y del hombre. En palabras de Juan Samaja1, los relatos míticos “… han sido condiciones esenciales para la
existencia misma de las comunidades humanas en sus inicios. Aunque su contenido parezca plagado de imágenes
y sucesos fantasiosos, alejados de toda realidad, lo cierto es que con tales fantasías los miembros de las
comunidades simbolizaron eficazmente la realidad de sus vínculos y de sus historias formativas. Al crear esas
fantasías comunes, los individuos primitivos se crearon a sí mismos como miembros de una comunidad que se
hacía efectivamente real en la reunión de todos los creyentes que comulgaban en esos mitos.”

1
Samaja, Juan (epistemólogo argentino; 1941-2007). Sobre la ciencia, la técnica y la sociedad. Para pensar la nueva agenda de la educación
superior. http://www.revistacdyt.uner.edu.ar/spanish/documentos_online_spanish.htm

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Hacia el siglo VI a.C., aproximadamente–, mientras los mitos se seguían construyendo e influyéndose
mutuamente, nace una nueva forma de saber basada en el uso de la razón, que implica la puesta en marcha de
procesos de abstracción, para la explicación de las causas universales del cosmos y del hombre, sin recurrir ya a
argumentos basados en fuerzas sobrenaturales, propias de las explicaciones míticas. En el marco de esta ruptura
en la búsqueda de la comprensión de lo humano, se dio un pasaje del mito al logos (razón). Llamamos a este
nuevo modo de abordar el estudio de lo humano y su relación con el cosmos, Filosofía2, junto con la Metafísica;
con ellas aparece una nueva actitud: inquisitiva, reflexiva y especulativa, en la que el fin que se persigue es dar
“fundamento racional” a las verdades últimas y a los principios que rigen el mundo.
A lo largo de varios siglos, tanto en Egipto, Babilonia, India, China, como en la antigua Grecia, se acumularon
conocimientos empíricos sobre la naturaleza (surgieron allí los primeros desarrollos sobre la astronomía, las
matemáticas, la ética y la lógica), la principal función de estos era de tipo explicativa, es decir, se trataba de una
actividad primordialmente centrada en la comprensión intelectual del mundo sin buscar intervenir sobre él, ni
transformarlo.
En Grecia Antigua, la religion como modo de conocimiento y de relación del hombre con el mundo, se caracterizó
por el politeísmo. En este contexto, filosofía, religión y ciencia convivían como partes integrantes de una misma
cosmovisión. En la antigüedad, “la ciencia se desarrolló en situación de perfecta armonía con la religión y la
filosofía” (Arias, S.: Construcciones en Psicología, cap. 9, Proyecto Editorial, 2008)
Con la llegada del Cristianismo, muchos siglos de oscurantismo caracterizó al pensamiento humano. Es a partir
del siglo XVI, que se comienza a producir una transición hacia un nuevo modo de conocimiento: el científico
experimental, el cual destrona -como forma hegemónica- a la religión, instalando la hegemonía de las ciencias
naturales, de la mano de científicos como Galileo Galilei, Newton, Lavoisier, entre otros.
Es en el marco de este proceso, donde se ubica el surgimiento de la etapa científica de la psicología en Alemania,
en 1879, con la Escuela de Psicología Experimental de Wilhelm Wundt. Previamente a esta fecha, entonces, nos
referiremos a la etapa pre-científica o filosófica de la Psicología, cuyo marco incluía el estudio sistemático,
reflexivo e introspectivo del alma, el espíritu, la psique, la relación cuerpo-espíritu, entre otros.

1.1 Estudios psicológicos en el pensamiento antiguo

En el período de la antigüedad, los desarrollos de la psicología constituían una rama de la Filosofía y los filósofos
y sabios, fueron los encargados de su sistematización. Los temas sobre los que se reflexionaban eran, entre otros,
el origen de las ideas y del conocimiento, la distinción de ideas verdaderas, la relación entre el alma y el cuerpo,
los sentimientos.

Sócrates (470–399 a.C.) consideraba que el alma es la sede de las facultades racionales humana y se caracteriza
por su capacidad de reflexión para unir aquello que parece diverso y separado. El alma es la que permite distinguir
el bien del mal y no solo de una forma puramente intelectual sino, esencialmente, desde la acción. El hombre
actúa en forma justa cuando logra evitar el mal. El alma es lo que el hombre “es” cuando se niega a dejarse guiar

2
La Filosofía es el estudio de cuestiones fundamentales de la existencia, basado en la utilización de argumentos racionales. En cambio, la
Metafísica es una rama de la Filosofía que trasciende al saber físico o natural; aborda el estudio de los principios fundamentales de la
realidad.

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por las opiniones corrientes y mira hacia dentro de sí, en su propia capacidad para distinguir. Esto resulta
innovador en la medida que exige al hombre “mirarse dentro de sí‟, conocerse. Según Sócrates, no sabemos nada,
todo surge de nuestro esfuerzo por pensar y descubrir, mediante la razón, lo que está oculto.
Su principal discípulo, Platón (428-347 a.C.) avanzó en la concepción socrática del alma, integrando estas ideas
en una redefinición de la cultura griega, desde los aspectos individuales y éticos, hasta lo colectivo y político, las
artes, la educación, el trabajo, etc. Para este filósofo, el alma es el lugar de manifestación de la idealidad, de la
verdad que no cambia, de las ideas supremas y verdaderas, en contraste con la mutabilidad de las opiniones. El
hombre es esencialmente alma y esta es el camino a la salvación, la vía para superar los límites de la existencia, a
través de un trayecto de ascenso hacia la verdad, hacia el reino de las ideas. Mientras que para Sócrates la verdad
se la actúa, para Platón la verdad se la piensa. El alma es un ente incorpóreo pero caído en el cuerpo, siendo ella
es el origen del movimiento del cuerpo. Para liberarse, el alma debe desprenderse de las cadenas que la vuelven
esclava de la corporeidad (mito de la caverna). En el nivel de lo político, solo los hombres cuya alma es
esencialmente racional deben asumir la carga del mando. El alma racional es aquella que puede acceder a la
verdad que se encuentra en el interior del hombre y reside en el campo de las ideas, que son innatas. Por tal
motivo, a este sistema filosófico se lo denomina idealismo y de este se derivarán concepciones racionalistas en la
época moderna.
Aristóteles (384-322 a.C.), por su parte, realiza una sistematización y a la vez una revisión crítica de las doctrinas
platónicas. Lo que cambia con este filósofo es la relación del alma con lo corpóreo. El alma es en todo ser vivo, el
principio motor y de causalidad y, al mismo tiempo, la finalidad y la perfección final. Su ser consta de un cuerpo
que tiene la vida en potencia; la configura no como una sustancia independiente, sino como intrínsecamente
asociada a la corporeidad. No se trata para Aristóteles de oponer entre sí las partes, sino de comprender las
interacciones recíprocas. Sin embargo, no niega la relación del alma con lo divino, lo eterno y lo inmutable.
Distingue un alma vegetativa (destinada a la nutrición y a la reproducción), un alma sensible (que poseen también
los animales y cumple funciones de percepción y de imaginación) y un alma racional (propia solo del hombre). La
concepción aristotélica del alma es funcionalista, como capacidad del cuerpo de actuar, percibir y pensar. El alma
permite además la unificación de las funciones corporales. Aristóteles introduce así una valoración biológica de
lo humano y, frente a Platón que concibe alma y cuerpo como opuestos (dualismo), intenta una síntesis que
supere los reduccionismos.

1.2 Estudios psicológicos en el pensamiento medieval

A comienzos de la era cristiana se produce una lenta y continua transformación en el modo de pensar al hombre
y sus facultades. Entre los siglos V y XV d.C. se desarrolló la Edad Media, período en el cual el racionalismo griego
cae en desuso en Europa occidental y es reemplazado por la fe que promete al hombre un renacimiento y
purificación alejada de las pasiones terrestres. La teología de la cristiandad occidental consideraba a la razón
esencialmente como servidora de la fe. La fe había resuelto la naturaleza esencial del hombre y el papel de la
razón consistía en respaldarla. La Iglesia se encargó de producir una ruptura entre la antigua filosofía y la religión:
la verdad solo proviene por ‘revelación’, a través de la fe, rechazando de este modo todo otro camino de
acercamiento a la vedad sobre el mundo y el ser humano.
En el transcurso de la Edad Media muy pocas personas sabían leer y escribir; no había bibliotecas públicas y,
además, se perdieron y destruyeron importantes textos manuscritos antiguos. Todo el saber de la época estaba
en manos de la Iglesia Católica. Los monjes copiaban e ilustraban las Sagradas Escrituras y algunos textos clásicos.
La tarea era descifrar signos, señales, e indicios que indicaran las decisiones de Dios; se interpretaba la Biblia
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según el dogma oficial. De esta manera, todo el conocimiento estaba en manos de los teólogos. Sin embargo, se
admitía que el hombre podía llegar a establecer algunas relaciones con la naturaleza, y de esto se ocupaba la
filosofía, la matemática, la astronomía, la lógica, entre otras artes. Se enfatiza la cuestión de una vida después de
la muerte y se devalúa la idea de una vida como proceso meramente biológico. Al mismo tiempo, el alma como
fuente de vida, no tiene autonomía respecto del cuerpo, ya que ambos fueron creados por Dios. El destino ulterior
de la vida se lo adquiere, no obstante, aquí y ahora, lo que confiere a la vida terrena una dirección universal, para
todos, no solo para iniciados. La vida ultraterrena depende del juicio de Dios, no del humano. Ya no es el cosmos
y el hombre el centro del sistema filosófico, sino el hombre y su relación con lo divino.
Por ejemplo, para San Agustín (354–430 d.C.), el alma es aquella que permite distinguir en forma racional el valor
de los bienes espirituales con respecto a los corporales. El ser humano está formado por cuerpo y espíritu; el alma
no está en oposición al cuerpo ya que necesita de él. El ser humano es un compuesto de cuerpo (materia) y alma
(forma). Pero lo más importante es el alma, en tanto el cuerpo es un mero instrumento de la misma. La función
del alma es el conocimiento. Además de las funciones propias de la inteligencia, le corresponden también las de
la memoria y la voluntad, adquiriendo esta última un especial protagonismo en su pensamiento, al ser
considerada una función superior al entendimiento. Para este filósofo, el hombre es creado a imagen y semejanza
de Dios, pero ha sido deformado por el pecado y serán la razón, la fe y la voluntad, las encargadas de restaurarla.
Posteriormente, ya en el siglo XIII, Santo Tomás de Aquino (1225-1274), sistematizó la filosofía cristina en general,
y la Escolástica, en particular. Abordó especialmente la relación entre la razón y la fe, retomando algunas
formulaciones filosóficas de Aristóteles. Insistió en que las verdades de la fe y las propias de la experiencia sensible
son compatibles y complementarias. Algunas verdades pueden ser conocidas sólo a través de la revelación, y
otras, como la composición de las cosas materiales, solo a través de la experiencia.
La Teología era considerada la madre de todas las ciencias, luego se ubicaba la Filosofía y, por último, la geometría,
la aritmética y las matemáticas. Ciencia era aquello que se ocupaba de los objetos supremos y, por tal razón, la
teología (que se ocupaba de Dios) era la ciencia superior, y le seguía la filosofía que se ocupaba de la obra divina.
Todo aquello no alineado con los dogmas del pensamiento religioso fue considerado por los teólogos subversivo
y hereje, y quienes lo sostenían,
fueron condenados. Las condenas a Giordano Bruno y a Galileo Galilei3 dan testimonio de ello.

1.3 Estudios psicológicos en el pensamiento moderno

Entre los siglos XIV y XVI muchos cambios transformaron la sociedad occidental (el desarrollo de las ciudades, el
comercio, la industria, la economía y la política) y distintos filósofos comenzaron a poner en entredicho muchas
de las creencias tradicionales, dando lugar a un largo período que luego recibiría el nombre de Modernidad.
Durante los siglos XV y XVI urgió en Italia un movimiento denominado Renacimiento que produjo no solo
transformaciones en el arte, sino también una profunda renovación en las ciencias tanto naturales como
humanas. El término “renacimiento” simboliza la reactivación del conocimiento -tras siglos de predominio del
pensamiento dogmático propio de la Edad Media-, el renacer de ciertos elementos de la cultura clásica, griega.
Esta nueva etapa planteó una nueva forma de ver el mundo y al ser humano. El interés por las artes, la política y

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Giordano Bruno (1548-1600), filósofo italiano, denunciado ante la Inquisición por sus ideas heréticas, fue expulsado de la Iglesia, sus
trabajos quemados y en 1600 fue condenado a morir en la hoguera. Galileo Galilei (1564-1642), físico y astrónomo, sostuvo que el modelo
heliocéntrico era correcto por lo que fue condenado por la Inquisición; dado que el castigo sería la hoguera, decide abjurar de sus creencias
y es condenado a cárcel domiciliaria.
5
las ciencias delineó una concepción que lentamente fue sustituyendo el teocentrismo medieval por una postura
antropocentrista (reflexiones centradas en el ser humano).
En Francia y en Inglaterra, desde fines del siglo XVII, surgió otro importante movimiento cultural e intelectual
llamado Ilustración, que se caracterizó por su declarada finalidad de disipar el oscurantismo medieval mediante
las luces de la razón. Los pensadores de la Ilustración sostenían que la razón humana podía combatir la ignorancia,
la superstición y la tiranía, y construir un mundo mejor. Por estas razones, el siglo XVIII es conocido como el Siglo
de las Luces.

En forma sintética, la Modernidad podemos entenderla como un proceso histórico que incluye cambios en
diversas esferas: en la cultural, en los valores y en las creencias, en la economía y en la política (capitalismo y caída
de los imperios absolutistas), siendo uno de los rasgos que la distinguen, la secularización del pensamiento,
término que alude al proceso por el cual cierto orden de representaciones que encontraban su legitimidad y su
valor en un ordenamiento religioso (en el cual Dios era el punto máximo de verdad), son reemplazados por
valores y representaciones seculares, es decir, que no tienen raíz religiosa, sino que se sustentan en las verdades
y las instituciones que los hombres construyen.
A partir de este proceso de secularización, en Occidente se marca una separación entre los distintos órdenes
religioso, político, estético y moral. Podemos decir que esta es una de las principales características que definen
a la Modernidad, la cual colabora en la construcción de la concepción del hombre como un ser ilustrado,
“iluminado”, capaz de hacer uso correcto y por sí mismo de su propio entendimiento.
Entre los siglos XIV y XVI muchos cambios transformaron la sociedad occidental, entre otros, el desarrollo de las
ciudades y el comercio. Distintos filósofos comenzaron a poner en entredicho muchas de las creencias
tradicionales, dando lugar a un largo proceso que sentaría las bases de lo que luego recibiría el nombre de
Modernidad.
La Modernidad puede entenderse como un proceso histórico que incluye cambios en diversas esferas: culturales,
en los valores y las creencias, en la economía y la política (capitalismo y caída de los imperios absolutistas). Uno
de los rasgos que la distinguen es el desarrollo de un tipo de pensamiento denominado secular, término que alude
al proceso por el cual cierto orden de representaciones que encontraban su legitimidad y su valor en un
ordenamiento religioso (en el cual Dios era el punto máximo de verdad), son reemplazados por valores y
representaciones seculares, es decir, que no tienen raíz religiosa, sino que se sustentan en las verdades y en las
instituciones construidas por los hombres.

Hacia fines del siglo XVI dos figuras sobresalen en el campo del pensamiento filosófico: René Descartes4 y Francis
Bacon5. El primero representa el movimiento por el cual el hombre pasa a buscar las verdades no ya en la palabra
de Dios y las sagradas escrituras, sino en su propia razón y conocimiento de la naturaleza. Descartes propuso que
en el camino a la verdad hay que ocuparse solo de objetos sobre los cuales pueda lograrse una certidumbre similar
a las demostraciones de la aritmética y la geometría, poniendo de este modo el acento en la certidumbre de las
matemáticas como ciencia suprema. A partir de estas elaboraciones, Descartes es considerado el padre del
racionalismo moderno.

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René Descartes (1596-1650), filósofo y matemático francés, considerado el iniciador de la filosofía racionalista moderna por su planteo de
la necesidad de hallar un fundamento del conocimiento que garantice la certeza de este.

5
Francis Bacon (1561-1626), filósofo y político inglés, considerado padre del empirismo; su pensamiento tuvo una central influencia en el
desarrollo del método científico.
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Por su parte, Bacon –en contra el método dogmático del pensamiento religioso medieval descrito anteriormente-
sostuvo la autoridad de la experiencia y el experimento, junto a la inducción y la minuciosa observación, como el
camino hacia una base sólida para las ideas verdaderas. El razonamiento inductivo (contrario al razonamiento
deductivo puro, propio del pensamiento dogmático religioso), es un tipo de razonamiento por el cual de la
observación sistemática y regular de hechos particulares se pasa a una generalización, es decir, a la expresión de
una ley universal. Nace con este pensador la corriente empirista, contraria a los planteos del racionalismo de
Descartes, si bien ambos pensadores son expresión de la ruptura con el saber eclesiástico y el dogma religioso.

1.3.1 Racionalismo y dualismo con Descartes

Una figura sobresaliente en el siglo XVI, abocada a la búsqueda de dicha transformación, fue René Descartes
(1596-1650), quien rechazó el sistema escolástico, que consistía en comparar y contrastar las opiniones de
autoridades religiosas reconocidas, poniendo su fe en la certidumbre de las matemáticas como base fundamental
para el desarrollo del conocimiento científico. Descartes propuso que, en el camino a la verdad, no hay que
ocuparse sino de objetos sobre los cuales pueda lograrse una certidumbre similar a las demostraciones de la
aritmética y la geometría. Por esta razón, determinó no creer ninguna verdad hasta haber establecido las razones
para hacerlo. La única certidumbre a partir de la cual comenzó sus investigaciones fue a partir de su expresión
“Pienso, luego existo”, donde el “luego” no significa una relación temporal, sino que hace referencia a una
intuición, una captación inmediata: en tanto pienso, es que existo. El eje de este planteo pasa a ser el “yo” del
sujeto pensante. Así, este filósofo ubicó el problema del psiquismo humano en el centro mismo de sus
preocupaciones. Planteó una dualidad en el hombre, por la cual es cuerpo (res extensa) y espíritu (res cogitans),
de los cuales sólo el primero, el cuerpo, está sometido a la necesidad y a la destrucción en tanto es materia sujeta
a las leyes físicas. Consideró que el estudio de la mente humana a través de la conducta era imposible, porque,
en primer lugar, la conducta involuntaria (física) –como dijimos antes– no está determinada por la mente,
entonces, para qué estudiarla; y, en segundo lugar, porque la conducta voluntaria (la que sí está gobernada por
la mente) se la consideraba impredecible y determinada por el libre albedrío (libertad) del hombre, es decir, sin
una regularidad que la gobierne. Puesto que un filósofo tan solo podía observar la conducta de otras personas,
sus mentes le quedaban vedadas, por inaccesibles. A lo sumo, aquello que se podía hacer era estudiar su propia
mente, observándose interiormente. A este procedimiento se lo llama introspección especulativa o filosófica. Y
en la mente lo que encontramos son pensamientos, ideas, las ideas verdaderas son innatas y se captan por
intuición, no requieren de comprobación empírica como los contenidos del mundo material, físico. Mientras las
ideas verdaderas pueden ser conocidas por “intuición” (captación inmediata), para el estudio de los objetos
materiales, físicos, de la naturaleza Descartes propuso la utilización de un método en cuatro pasos, que incluía
entre ellos momentos de descomposición del objeto (análisis) para conocer cada una de sus partes, y de reunión
de todos esos conocimientos parciales (síntesis).

Al sistema de Descartes se lo denomina racionalista (origen del conocimiento verdadero en el uso de la razón) y
dualista (división en dos del mundo, mente-cuerpo).

1.3.2 El empirismo de Locke y Hume

John Locke (1632-1704) hizo hincapié en la importancia de la experiencia de los sentidos en la búsqueda del
conocimiento, en reemplazo de la reflexión pura y especulación intuitiva, propio de las concepciones filosóficas
racionalistas. Afirmó que la mente de una persona en el momento del nacimiento es como una tabula rasa, una
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hoja en blanco sobre la cual la experiencia imprime el conocimiento, y no creía en la intuición o teorías de las
concepciones innatas. Por el contrario, la propuesta fundamental es que todo conocimiento debe provenir de los
sentidos. El hombre puede nacer con la capacidad para adquirir conocimientos, pero todo lo que conoce proviene
de su experiencia.

Por su parte, David Hume (1711-1776), influido fuertemente por las tesis empiristas de Locke y otros filósofos
empiristas y asociacionistas, fue más allá e intentó probar que la razón y los juicios racionales son tan solo
asociaciones habituales entre diferentes sensaciones o experiencias (asociacionismo). Los sentidos nos
proporcionan sensaciones aisladas y, por ejemplo: ¿cómo sabemos que un haz de luz que impresiona nuestros
sentidos es una pelota? Este dilema fue resuelto por los empiristas introduciendo el concepto de asociación. Al
darse cuenta de que las sensaciones, por separado, no pueden transmitir los significados y connotaciones de los
objetos, adoptaron el principio de asociación para explicar cómo se conectan las sensaciones: si las sensaciones
(ingreso de información a través de los sentidos) se producen juntas con suficiente frecuencia, una sola de ellas
puede provocar el recuerdo de las otras. El significado de una palabra sería la suma total de ideas asociadas que
son evocadas al pronunciar o leer esa palabra.
Para el empirista, el problema es el origen de las ideas, de dónde vienen; si estas no son innatas, ¿cómo se forman,
de donde provienen: de la experiencia, y esta es de dos tipos: experiencia de sensación o externa y experiencia
de reflexión o interna. A la primera le corresponden los sentidos externos, a la segunda, las operaciones de la
mente. Ambas se relacionan, ya que la reflexión implicaría la toma de conciencia de las propias sensaciones y la
coordinación de estas en pensamientos complejos.
Las ideas son copias pasivas del mundo por lo que la conciencia humana se constituye en reflejo pasivo de lo real,
así el ser humano fue concebido como un pasivo captador de impresiones sensoriales. Pero queda claro que es la
sensación la que tiene primacía por sobre la reflexión. Esto plantea una diferencia tajante con la postura de
Descartes y es el terreno sobre el que se afirmarán las ideas fundantes de la Psicología científica.

1.3.3 Superación dialéctica con Kant

Las corrientes filosóficas hasta el siglo XVII estuvieron divididas entre las posiciones racionalistas (establecían que
la base de todo el conocimiento humano estaba en la conciencia del hombre) y aquellas empiristas (sostenían
que todo el conocimiento del mundo proviene, inicialmente, a través de nuestra percepción sensorial). El filósofo
alemán Inmanuel Kant (1724-1804) presentó una síntesis entre estas dos posturas, a las que a la vez intenta
superar; no se trata de un mix o una sumatoria de los dos puntos de vista, sino que es un pensamiento nuevo que
critica e integra, a la vez, a ambos. ¿De qué modo? Si bien Kant estaba de acuerdo con los empiristas en que los
conocimientos sobre el mundo provienen de las percepciones, creía que no menos importante era el lugar de la
razón, ya que es esencial su aporte para que ese proceso de conocimiento empírico se produzca.

Hay ciertas condiciones en la mente humana que posibilitan el conocimiento empírico del hombre. ¿Cuáles son
esas condiciones que la razón aporta? Ante todo, aquello que percibimos se presenta en un tiempo y un espacio.
Las categorías que permiten percibir temporo-espacialmente las aporta la razón, ya que no están en la realidad.
Estas “dos formas de sensibilidad: tiempo y espacio”, como las denomina Kant, son anteriores a la experiencia. El
tiempo y el espacio son cualidades de nuestra razón y no del universo.

Además de estas dos formas de sensibilidad, Kant describió doce clases más en las que el conocimiento humano
ordena la experiencia sensorial. Afirmó que los racionalistas exageraban en aquello que la razón puede aportar al
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conocimiento y, por otro lado, que los empiristas hacían demasiado hincapié en la percepción. Kant consideró
que el conocimiento se produce en el encuentro de las categorías –producto de la razón- con la experiencia
sensible. Ambas son necesarias para conocer. Es importante resaltar que, contrariamente a la posición empirista,
para Kant la conciencia humana no es una “pizarra pasiva” que solo recibe las sensaciones exteriores, sino que la
propia conciencia contribuye activamente a formar nuestro concepto del mundo, lo ordena.
Finalmente, es posible considerar que las afirmaciones de estos filósofos, a pesar de sus puntos de partida tan
disímiles, contribuyen a configurar un marco conceptual que dará origen, no solo a la primera escuela de
Psicología Científica, sino a una cantidad de escuelas que se desarrollaran a partir del siglo XX. Algunas escuelas
con raíces más empiristas, otras más racionalistas y las dialécticas, todas ellas debatiendo entre sí según el
posicionamiento y recorte filosófico e ideológico en cuanto a sus objetos y métodos de estudio.

Racionalismo - Descartes Empirismo - Hume, Locke

-Dualismo: separación del mundo en res cogitans -Fuente del conocimiento: la experiencia (a través de los
(mente) y res extensa (cuerpo) sentidos)
-Fuente del conocimiento: la razón. La mente reconoce la -Experiencia: percepción de los objetos sensibles
realidad mediante su capacidad de razonar. externos (cosas) y operaciones internas de la
-Modelo ideal del conocimiento: matemáticas; razonamiento mente (emociones, sensaciones).
deductivo. -Mente como tabula rasa: se imprimen las sensaciones
que luego dan lugar a las ideas y al pensamiento, es un
-Existencia de ideas innatas, universales
“receptáculo” que se va llenando a partir de las
-Método en 4 pasos para conocer el mundo sensible experiencias y el aprendizaje. Niega la existencia de
ideas innatas.
-Modelo ideal de ciencia: método experimental;
razonamiento inductivo.

Idealismo transcendental – Kant

-Las categorías a priori de la razón permiten el conocimiento.


-La experiencia es importante para conocer la realidad.
-No se conoce lo que realmente es (noúmeno) sino lo que nuestra razón nos permite conocer de la realidad (fenómeno).
-Hay conocimiento a priori (categorías a priori de la razón, aspecto racionalista) y conocimiento a posteriori,
dado por la experiencia (aspecto empirista).
-El sujeto es activo en la relación de conocimiento en tanto aporta las categorías del entendimiento.

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2. De la Filosofía a la Psicología Científica
A partir del mencionado proceso de secularización, en occidente se marca una separación entre los distintos
órdenes religioso, político, estético y moral. Junto a los procesos que derivaron en la Revolución Industrial y a la
Revolución Francesa, en el siglo XVIII, quedaron sentadas las condiciones para que la ciencia se convirtiera en un
factor activo de la producción, pasando a ser su objetivo la transformación de la naturaleza.
Entre las diferencias esenciales que pueden establecerse entre el pensamiento filosófico y el pensamiento
científico que caracterizará el comienzo de la Modernidad, se pueden mencionar las siguiente: Mientras que la
filosofía intenta construir una concepción racional sobre el universo y la vida, que aspira a la verdad total y a la
síntesis universal del conocimiento; por su parte la ciencia comporta conocimientos específicos y recortados de
su objeto de estudio. Por ejemplo, mientras que un sistema filosófico apunta a teorizar sobre el universo, el
conocimiento, los cuerpos celestiales, la conciencia, solo por mencionar algunos, distintas ciencias van a arrogarse
el estudio parcial de cada uno de esos objetos.
Las ciencias consideran que las leyes universales y las generalizaciones son su objetivo, en cambio, para la
Filosofía, las preguntas son más esenciales que las respuestas. Por último, la ciencia persigue como objetivo la
utilidad social de sus conocimientos, mientras que la Filosofía no tiene que demostrar dicha utilidad.
En cuanto al método, la filosofía aplica la especulación filosófica y la introspección, y la ciencia utiliza métodos
experimentales. Mientras que la primera necesita demostrar con métodos lógicos la coherencia interna de su
sistema, el científico tiene que demostrar con evidencia empírica sus conocimientos. Galileo, Kepler, Newton, son
representantes centrales en la defensa de esta nueva ciencia y, así, la cuestión central en el campo del
conocimiento pasa a ser la cuestión del método, por cuanto lo que define la cientificidad de un estudio no es el
objeto que se estudia sino el método con el cual se lo aborda. De esta manera, se fueron consolidando como
ciencias experimentales la física, l a astronomía, la geometría, la química, la biología y la anatomía. Sin embargo,
a las ciencias sociales le faltaría un poco de tiempo aún para desprenderse del campo de la filosofía.
La ciencia busca observar los hechos y sus causas, registrar los datos, generalizar resultados y llegar a descubrir
las leyes generales que rigen los fenómenos de la realidad. Pero ¿cómo se puede estar seguro de que una teoría
se corresponde con el mundo externo? ¿Cuántos hechos son necesarios para corroborar una teoría? Una de las
formas que adoptó la ciencia moderna, especialmente las naturales, fue la de provocar los fenómenos a voluntad,
es decir, experimentar, efectuando experimentos muy controlados en laboratorios creados para tales fines. Por
ejemplo, en 1660, Robert Boyle fundó en Inglaterra un laboratorio de física. Este hecho marcó un hito en la
historia ya que hasta el momento la filosofía, incluso la rama filosófica dedicada a estudiar la naturaleza no admitía
otra forma de confirmación de sus afirmaciones que el razonamiento. A partir de allí, el laboratorio será el espacio
para producir conocimiento y para el debate científico.
Podríamos preguntarnos, en este punto, por qué las ciencias sociales o humanísticas, entre ellas la Psicología,
tardaron más tiempo en consolidarse como ciencias modernas. E incluso esta pregunta puede llevar a otra: ¿Es la
Psicología una ciencia social o una ciencia natural?

10
Filosofía Ciencia moderna
Concepción racional sobre el universo y la Comporta conocimientos específicos,
vida, que aspira a la verdad total y a la recortados de su objeto de estudio.
síntesis universal del conocimiento.

Teoriza sobre el universo, el conocimiento, Se aboca al estudio parcial de cada uno de


los cuerpos celestiales, la conciencia, etc., esos objetos.

Sus métodos son la reflexión, la especulación Métodos objetivos y experimentales. Uso de


y la introspección pura. laboratorios; control de la experimentación.
Debe demostrar con métodos lógicos la Tiene que demostrar con evidencia empírica
coherencia interna de su sistema. sus conocimientos;
Las preguntas son más esenciales que las busca observar los hechos, registrar datos
respuestas surgidos de experiencias controladas,
encontrar causas de los hechos, generalizar
resultados y llegar a descubrir las leyes
generales que rigen los fenómenos de la
realidad

2.1 Nacimiento de la ciencia moderna

En el siglo XIX, las ciencias naturales obtuvieron a través de la aplicación del método experimental en el
laboratorio, un gran éxito y pasaron a ser el modelo de cientificidad. En este marco, el razonamiento científico
válido para el avance del conocimiento científico en este contexto era el método inductivo: a partir de la
observación experimental en el marco del laboratorio, los científicos comenzaron a reproducir, observar, medir,
cuantificar, los fenómenos de la naturaleza con la finalidad de generar leyes universales que permitieran explicar
las regularidades de la naturaleza. Este método se opone al tipo de razonamiento deductivo, (que fue el modo
fundamental de construir conocimiento en el ámbito de la filosofía y la teología: partiendo de ciertos postulados
que se toman como verdaderos se deducen, por la vía del razonamiento, los casos particulares.).

“Con el paso del mito al logos, se dejó atrás… la primacía de la verdad tradicional en beneficio de la verdad
racional de la Filosofía y de sus grandes socios: la Matemática y la Astronomía, aplicadas al vasto campo de las
mensuraciones, y la administración de los ciclos productivos agrarios. Con el paso de la Filosofía a las ciencias
positivas, se deja ahora atrás la primacía de la verdad racional… en beneficio de la verdad experimental de la
Mecánica y las restantes Ciencias Naturales que se fueron sumando gradualmente, a medida que se ampliaba el
campo de aplicación de la revolución industrial y de la ampliación de los ciclos productivos del capitalismo. Es
decir, el reinado de la verdad racional y del método especulativo fue sustituido por el de la verdad experimental…
La ciencia experimental rompe con el primado del método especulativo, subordinándolo a la generación de nuevo
conocimiento mediante la observación activa y productiva.” (Samaja, Juan: Sobre la ciencia, la técnica y la
sociedad. Para pensar la nueva agenda de la educación superior.
(http://www.revistacdyt.uner.edu.ar/spanish/documentos_online_spanish.htm)

11
2.2 El paradigma positivista

August Comte (1798-1857), sociólogo y epistemólogo francés, fue el primer pensador que hizo extensivos los
principios de las ciencias naturales a las ciencias sociales. Utilizó el término Positivismo para denominar su teoría.
Su concepción sobre el conocimiento no acepta otra realidad que la de los hechos y no investiga otra cosa que las
relaciones entre ellos. Para Comte, la ciencia consistía en un método preciso y seguro, cuyas leyes teóricas se
basaban en una sólida observación empírica. Para él, las ciencias sociales eran afines a las ciencias naturales.
Rechazó la idea de que el conocimiento puede derivar exclusivamente del pensamiento (a través del
razonamiento deductivo) y afirmó, en cambio, que el conocimiento solo procede de la evidencia empírica.
Según este sociólogo, el pensamiento humano fue atravesando distintas etapas en su desarrollo. Luego de
alejarse de un primer estado teológico –caracterizado por la búsqueda de causas primeras–, como así también de
un segundo estado, el metafísico –que busca las causas abstractas–, llegaría al estado positivo, donde se buscan
las leyes que relacionan los hechos. La construcción del conocimiento positivo se basa en la lógica inductiva, cuyos
saberes buscan generalizarse a partir de proposiciones particulares. Comte concibió la idea de que las disciplinas
sociales o humanísticas, o como solían llamarse también, del espíritu, para generar conocimiento objetivo y
verdadero, debían asemejarse en sus planteos y métodos a las ciencias naturales.
El desarrollo de las ciencias vuelve necesario establecer criterios de validez y confiabilidad de los resultados que
las mismas arrojan. ¿Cuándo un resultado puede generalizarse? ¿Cuántos casos hay que tener corroborados para
dar cuenta de una ley universal? Para acceder a leyes universales, ¿es suficiente el método inductivo; colabora en
algo la deducción? En síntesis,
¿cuáles son los fundamentos de la ciencia? ¿Cuáles son los criterios que nos permiten demarcar entre aquello
que no es ciencia y lo que sí puede considerarse científico? Con el objeto de establecer y mantener la distinción
entre conocimiento de base empírica y la simple especulación, se necesitan algunas normas de demarcación.
Estos criterios de demarcación los aporta la reflexión epistemológica. El término epistemología (del
griego episteme: "conocimiento" y logos: “estudio”) es la rama de la filosofía cuyo objeto de estudio es el
conocimiento. Dicho término, a lo largo de la historia de la Filosofía, tuvo distintas acepciones. Por ejemplo, en
Grecia, Platón efectuó reflexiones respecto de los tipos de conocimiento existentes y qué validez tiene cada uno.
Opuso el tipo de conocimiento llamado episteme al conocimiento denominado doxa. Mientras que este último
era el conocimiento vulgar u ordinario del ser humano, no sometido a una rigurosa reflexión crítica, la episteme
era el conocimiento reflexivo elaborado con rigor.
El Positivismo constituye una epistemología en tanto establece los criterios de cientificidad para demarcar el
conocimiento positivo o verdadero del que no lo es. Reconoce solo dos formas de conocimiento científico: el
empírico (basado en la observación experimental) y el lógico (basado en la deducción). El que privilegia esta
corriente es el primero, basado en la tradición filosófica empirista por la cual todas nuestras ideas nos llegan a
partir de la experiencia sensorial del mundo. Las ideas solo merecen llamarse conocimiento si se las puede
someter a la prueba de la experiencia empírica.
Los aspectos que caracterizan la epistemología positivista, y que Comte propone aplicar en la misma medida a las
ciencias sociales para lograr equipararlas a las naturales, son:

✓ La ciencia trata de hechos y no de valores.


✓ La realidad consiste en lo que está al alcance de los sentidos; es decir, que aborda hechos,
sistemáticamente descubiertos y rigurosamente establecidos (base empirista).
12
✓ Aversión o rechazo a todo conocimiento metafísico.; lenguaje fisicalista.
✓ La ciencia busca generar leyes generales.
✓ Las ciencias naturales y las humanas comparten principios lógicos y metodológicos comunes: métodos
experimentales y observacionales; y razonamientos inductivos.
✓ Los objetos de estudio complejos deben descomponerse en unidades mínimas (elementalismo) para
luego tales conocimientos parciales, ser nuevamente reunidos en una síntesis general (asociacionismo)

Respecto a la psicología y su constitución como ciencia experimental (fines del siglo XIX) podemos afirmar que se
funda sobre los principios de esta epistemología positivista, tomando a las ciencias naturales como modelo. Para
esto, la psicología tuvo que definir un objeto y un método de estudio. El desafío consistió, para los primeros
psicólogos, en encontrar un objeto que pueda equipararse a los objetos de estudio de las ciencias naturales, a la
vez que un método adecuado para su investigación.
El recorte del objeto de estudio que propone Wilhelm Wundt (padre de la psicología científica) es la conciencia
(en tanto sede de las facultades mentales) y el método de estudio la introspección experimental.

2.3 Antecedentes de la psicología científica: los psicofísicos.

A mediados del siglo XIX, la Psicología Experimental comenzó a delinearse como ciencia. Los factores que
contribuyeron a su creación tuvieron que ver con la intención de diferenciarse de la vieja filosofía del alma y con
la aspiración a convertirse en una ciencia. El siglo XIX fue una época propicia para el florecimiento de una
psicología que reivindicase sus derechos a pertenecer al mundo científico, al igual que la química o la biología. La
preocupación respecto de cómo medir y cuantificar los procesos mentales, tales como las sensaciones,
percepciones y pensamientos, constituye los problemas de los que se encargará la psicología experimental en
Alemania. Se trataba de someter a experimentación no a la materia sino al espíritu mismo, a la conciencia y sus
facultades.
El método experimental se había mostrado muy fructífero en varias otras ramas de la ciencia y los científicos
dedicados al estudio de la psicología, consideraron que si se lograba aplicarlo a esta disciplina con éxito, le
permitiría alcanzar su estatuto de ciencia autónoma. En tanto el ideal de ciencia era la ciencia natural,
experimental y el uso de laboratorios, aquellos fisiólogos o filósofos interesados en el desarrollo de conocimientos
psicológicos comienzan a pensar que la psicología también podría utilizar el método experimental para sus
estudios.
Edwin Boring, psicólogo norteamericano e historiador, le atribuye a Wundt, la paternidad de la primera escuela
de Psicología Científica en 1879, año en el que fundó el primer laboratorio de psicología científica en un ámbito
académico, la Universidad de Leipzig, en Alemania. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que otros científicos,
previamente, intentaron aplicar la metodología experimental a sus estudios psicológicos. Las técnicas empíricas
fueron aplicadas a problemas psicológicos muy extensamente en el siglo XIX por filósofos, naturalistas y médicos:
John Herbart (1776-1841), había intentado aplicar las matemáticas al estudio de la vida psíquica y, en 1824,
escribió un libro llamado Psicología Científica.
Ernst Weber (1795-1878), fisiólogo y anatomista, efectuó investigaciones psicológicas, dado que en el campo de
la fisiología se dedicaba a investigar las sensaciones táctiles y visuales. La Ley de Weber, es una de las primeras
13
leyes en el campo de las primeras investigaciones psicológicas. Indica que “la cantidad de excitación necesaria
para distinguir una primera sensación de una segunda sensación está en relación –constante y determinable– con
la sensación inicial.” Por ejemplo, se le coloca a un sujeto una cantidad x de porotos en la mano se le va agregando
de uno en uno por vez. Luego, se le solicita que indique cuándo “siente” o “percibe” que tiene más peso en la
mano. El sujeto no indica que percibe más cantidad con cada poroto que se le agrega, sino cada 5 unidades, por
ejemplo. Si comenzó con 10, en la número 15 percibe el aumento de peso, luego en la 20 y así sucesivamente. De
allí se desprende que la excitación crece o decrece de manera continua y la sensación crece o decrece de manera
discontinua; y que la cantidad de excitación correspondiente a un umbral diferencial está en relación fija con la
excitación inicial.
Gustav Fechner (1801-1887) tenía formación biológica y, durante muchos años, trabajó en el terreno de la física.
Sus intereses se centraron fuertemente en la búsqueda de una correlación cuantificable entre lo físico y lo mental.
Se propuso deducir matemáticamente una ley más precisa que la de Weber. La Ley de Weber-Fechner indica que
la sensación crece como el logaritmo de la excitación. Esto significa que la sensación del peso de los porotos,
tomando el ejemplo anterior, no se registra exactamente cada 5 unidades, sino primero a los 5, luego a los 7, y
así va en aumento en función del peso anterior. La fórmula matemática que representa este logaritmo es:
Dp=k dS
S
Es interesante el intento de estos investigadores de conferir a lo psicológico una cuantificación matemática. Por
su parte, Wundt era graduado en medicina, con formación básica en fisiología, aunque siempre se interesó por
cuestiones filosóficas y mentales. Inició sus estudios de fisiología con Von Helmholtz (autor fundamental en la
constitución de la fisiología como ciencia experimental), particularmente de fisiología sensorial y, mucho antes
de 1879, comienza a hablar de psicología fisiológica. Fue docente en la Universidad de Heidelberg y sus intereses
fueron cambiando poco a poco desde la fisiología hacia la psicología. Cuando se traslada a enseñar desde esa
ciudad a la Universidad de Leipzig es que va consolidando sus avances en el campo de la Psicología Experimental.
A pesar de su formación como fisiólogo, ocupa, en esa universidad, una de las tres cátedras de filosofía. Esto se
debe a que las autoridades consideraron que una de las tres cátedras debía ser ocupada por alguien con formación
en ciencias naturales, dato que nos permite identificar el clima intelectual de Europa hacia fines del siglo XIX: el
avance y consolidación del Positivismo como concepción epistemológica, el impacto del evolucionismo y la
intención de avanzar en el ámbito de la Psicología Experimental, que aún formaba parte de la filosofía.
De esta manera, aquello que inaugura la Universidad de Leipzig es la idea de un centro de indagación, de
investigación y centralización de los temas que se van a investigar: el resultado es una cuantiosa producción de
investigaciones empíricas. Y lo que resulta fundamental, y a partir de lo cual se ubica a Wundt como padre de la
psicología moderna, fue la fundación del laboratorio, junto a una revista llamada Estudios filosóficos en la que se
difunden las investigaciones desarrolladas en el laboratorio de Psicología Experimental.

3. Nacimiento de la Psicología Experimental: los contenidos de la conciencia

En la época de la creación de su laboratorio experimental, los objetivos de Wundt giraban en torno a la relación
de la fisiología con los hechos y contenidos de conciencia, esto es, a estudiar minuciosamente la correlación entre
los procesos llevados adelante por la conciencia y los procesos físicos que les dan origen. Anteriormente,
establecimos el dualismo que propone Descartes respecto del mundo material, sensible (que puede ser abordado
con métodos empíricos; se trata de un conocimiento indirecto del universo y del propio cuerpo a través del
14
cumplimiento de un método analítico estricto) y el alma o conciencia (que puede ser conocida en forma directa
a través de la introspección y evidencia intuitiva); se trata de dos mundos escindidos. La psicología moderna
heredará estas problemáticas y se planteará encontrar, científicamente, el modo de interacción entre el mundo
interno y el externo, entre el mundo sensible y el mundo de las ideas.

3.1 Objeto de estudio de la Psicología Experimental

Un experimento científico se caracteriza por ser un medio de recolección de información apropiada, que debe ser
registrada en circunstancias controladas para excluir al máximo posible los factores accidentales y, sobre todo, la
subjetividad del investigador.
En el campo de las ciencias naturales, el primer requisito para la investigación objetiva es la existencia de un
organismo que sirva de sujeto para responder a los estímulos, organismo que dará una respuesta en función del
estímulo que se le presenta. El desafío para las primeras investigaciones en el campo de la Psicología fue cómo
hacer trasladable este modelo al estudio de hechos de la conciencia (ideas, pensamientos, imágenes,
sentimientos). Para lograr este objetivo se reducirán las actividades humanas que no parezcan ser de naturaleza
material, como las mentales, a fenómenos de una naturaleza fisiológica, química, biológica o conductual. Así,
podrá preguntarse: ¿qué hay en el mundo humano que corresponda a los hechos duros de la naturaleza, medibles
y cuantificables?

Bajo las influencias de la filosofía de la época (dualismo, empirismo), del paradigma positivista, así como del
evolucionismo (el ser humano es una ser más de la cadena evolutiva), la psicología comenzará su etapa científica
buscando aplicar una metodología experimental a los contenidos de la conciencia y, bajo el criterio analítico
propio de las ciencias naturales (por el cual las unidades complejas deben ser descompuestas en unidades simples,
en elementos para ser estudiados) los psicólogos comenzaron a buscar las unidades mínimas o elementales de la
conciencia: la conciencia está constituida por una serie de componentes complejos, heterogéneos entre sí
(imágenes, palabras, sentimientos). Si se descomponen los pensamientos en sus partes constitutivas, se
encuentra, conceptos, imágenes, afectos; si se descompone más todo esto, se encuentran (bajo una concepción
empirista) con percepciones y, paralelamente, si estas últimas se descomponen, se hallarán sensaciones e
imágenes. Por eso, de lo que se va a ocupar esta escuela es de estudiar la correlación entre los estímulos externos
(las experiencias) y las sensaciones, que –asociadas entre sí- dan cuenta de la formación de la experiencia
consciente total. Tales elementos tienen cualidad e intensidad: la cualidad es lo que nos permite distinguir una
sensación auditiva de una visual, por ejemplo. La intensidad es la energía que hace que un estímulo pueda ser
percibido o caiga bajo la línea del umbral de la percepción y, por lo tanto, no lo percibamos.
Esta configuración permite que se estudien en el laboratorio, con la asistencia de instrumental técnico, los hechos
de la conciencia reducidos a sus elementos últimos, con el fin de cuantificarlos, medirlos. En estas ideas puede
observarse la posición elementalista y asociacionista de esta primera escuela que sostiene que el pensamiento
está conformado por asociación de ideas. Esta psicología adjudica un papel central al mecanismo de la asociación;
piensa la conformación de un espacio mental constituido por representaciones (percepciones e impresiones)
relacionadas entre sí por ser semejantes, por haberse presentado en el tiempo en forma contigua o por haberse
presentado en los hechos como una causante de la otra (leyes de la asociación). De este modo, la psicología se
gana su pasaporte al mundo de las ciencias.

15
3.2 Método de estudio de la Psicología Experimental: introspección experimental
El método de estudio de los contenidos de la conciencia, descompuestos en sus elementos últimos constitutivos,
las sensaciones, es la introspección experimental: entendida como el estudio controlado de los contenidos de la
conciencia, realizado bajo condiciones experimentales. Se debe ubicar una diferencia esencial entre la
introspección filosófica que se mencionó anteriormente y la introspección experimental propuesta por esta
escuela: la diferencia estriba en que en esta última hay una búsqueda de exactitud, de certeza científica, al modo
de las ciencias naturales. En cambio, la filosofía utiliza la introspección con el fin de elaborar, a través de la
reflexión interna y de la observación de la naturaleza y el mundo, sistemas filosóficos especulativos; los filósofos
no están llamados a demostrar la verdad de sus planteos. En cambio, el científico está direccionado
básicamente por la búsqueda de la certeza, de la verdad; se busca un análisis causal, fundamentado en los
resultados experimentales.
En palabras de Wundt:

“Siendo el objeto propio de la psicología, los contenidos específicos de la conciencia, sino la experiencia general
en su naturaleza inmediata, no puede servirse de otros métodos que de los usados por las ciencias empíricas. (…)
…la ciencia natural que … puede servir de ejemplo a la psicología, se auxilia de dos métodos principales: el
experimento y la observación. El experimento consiste en una observación en la cual los fenómenos observables
surgen y se desarrollan por acción voluntaria del observador. La observación… estudia los fenómenos sin
semejante intervención, tal como se presentan al observador. (…) el contenido de la psicología consiste en procesos
(experiencia perceptiva, sensorial) y no en objetos persistentes (objetos de la naturaleza, en sí). Para indagar la
aparición y el curso exacto de estos procesos… tenemos que reproducir a nuestra voluntad aquellas apariciones y
poder variar las condiciones… únicamente posible mediante el experimento. La representación de un objeto se
halla siempre determinada por… complejo de estímulos externos. Si quisiéramos estudiar el modo en que surge,
no podríamos usar otro método que el de imitar a este proceso…” (Wundt, W.: (1902) [1896]. Compendio de
Psicología, pág. 30 – 33 Madrid: La España Moderna.)

Dado que los procesos psíquicos (representaciones) son procesos internos propios del sujeto cognoscente, y no
objetos externos de la naturaleza, Wundt plantea la necesidad de acudir al informe del sujeto de la
experimentación a fin de recabar los datos empíricos necesarios para elaborar las leyes que rigen los procesos
psíquicos. Se trataba de ‘informes’ en los que los sujetos sometidos a alguna situación experimental en la que se
les presentaban diversos tipos de estímulos, debían accionar algún dispositivo (palanca, botón, sonido, etc.) que
marcase el momento en el que se registraba el estímulo o sus modificaciones (en cuanto a su cualidad o su
intensidad, por ejemplo).

Pero Wundt se preguntaba cómo podría confiarse en tal método teniendo que apelar a algo tan inseguro como
el informe de un sujeto, que puede equivocarse, mentir, ocultar información. Propone, para superar estas
dificultades, ciertas reglas que es necesario cumplir con rigurosidad en el marco del laboratorio. Por ejemplo, era
muy frecuente que Wundt y sus discípulos ocuparan el rol de los sujetos investigados, en tanto resultaba más
confiable por el hecho de estar comprometidos con el proyecto y entrenados a tal fin. Es decir, los roles de
investigador – investigado eran intercambiables, tanto podía ocuparlo un alumno de Wundt como los mismos
profesores o algún otro sujeto que estuviera debidamente entrenado. Por otra parte, la introspección debía ser
un registro del momento mismo en que se llevaban adelante los experimentos, no un recordar posterior a la

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presentación de los estímulos, ni que implicara procesos de memoria y recuerdo. (Danziger, K.: Estructura social
de la experimentación en Psicología, 2006, en www.elseminario.com.ar).

4. Debates epistemológicos en el siglo XX

En el transcurso del siglo XX aparecen variadas reformulaciones y críticas al positivismo clásico, o también llamado
“ingenuo”, de Comte.
Corrientes neopositivistas, la hermenéutica, concepciones interpretativas, hacen de los postulados básicos del
positivismo, blanco de diversas críticas.

Popper6, dirige sus críticas al método inductivo como base del avance del conocimiento científico. La dificultad
de este método radica en que no se pueden constatar empíricamente todos los objetos o fenómenos del universo
(pasados, presentes y futuros). Popper afirma que “el conocimiento científico no puede proceder a la verificación
de teorías por medio de pruebas empíricas sino que, en cambio, tiene que depender de un método crítico de
“conjeturas audaces e intentos de refutación” (Hughes, J. y Sharrock, W.: La filosofía de la investigación social.
FCE, 1987). La norma de demarcación que propuso Popper entre el conocimiento científico y el que no lo es, es
el de la ‘refutabilidad’. En tanto no puede haber certidumbre respecto de que lo que ocurrió hasta la fecha vaya
a ocurrir siempre, a lo máximo que puede aspirar la ciencia es a arribar a afirmaciones probables.
Para que una hipótesis sea científica es necesario que se desprendan de ella enunciados observables y, por tanto,
falsables, de modo que si éstos no se verifican, la hipótesis pueda ser refutada. El fin de la ciencia no es hacer
generalizaciones a partir de situaciones específicas, sino buscar modos de rechazar las hipótesis conjeturales; la
ciencia no es una acumulación de teorías ciertas sino una colección de conjeturas que aún están por ser refutadas.
Según sus palabras, “somos buscadores de la verdad pero no somos sus poseedores” (Popper, 1972, en La filosofía
de la investigación social. Hughes, J. y Sharrock, W.: FCE, 1987). De este modo no se llega a la verdad, pero permite
a la comunidad científica aproximarse a ella.

Tomás Kuhn7 propone una concepción del avance científico de tipo rupturista, en contraste con la visión
continuista del positivismo clásico y con la concepción popperiana. Para Kuhn, la ciencia progresa en forma cíclica,
por períodos de crisis y períodos paradigmáticos. Sostiene que los científicos exhiben gran apego a los marcos
generales de su época, marcos que denomina “paradigmas”. Los paradigmas son períodos más o menos
prolongados en los que determinada comunidad científica adhiere a determinados valores y creencias, sin
cuestionarlos. En estos períodos de “ciencia normal”, el método a partir del cual avanzan los conocimientos,
acepta Kuhn, es el hipotético-deductivo. Un paradigma instalado funciona como una cosmovisión y no es fácil
abandonarlo para adoptar otro; ante la amenaza de destitución de un paradigma, la primera reacción es de
defensa y críticas a lo nuevo, pero una vez que las resistencias se debilitan el investigador puede admitir el nuevo
paradigma. El motivo por el cual se sustituye un paradigma por otro es porque el segundo daría respuestas a

6
Karl R. Popper (1902-1994), filósofo, sociólogo y teórico de la ciencia nacido en Austria y posteriormente ciudadano británico; fundador de la
corriente epistemológica denominada ‘falsacionismo’. Sostuvo que, en lugar del método inductivo, la ciencia avanza a partir de la utilización
del método hipotético-deductivo, procedimiento que posee los siguientes pasos: observación del fenómeno a estudiar, creación de una
hipótesis para explicar dicho fenómeno, deducción de consecuencias o proposiciones más elementales que la propia hipótesis, y verificación
o comprobación de la verdad de los enunciados deducidos comparándolos con la experiencia. Este método obliga al científico a combinar la
reflexión racional (la formación de hipótesis y la deducción) con la observación de la realidad (la observación y la verificación).

7
Thomas Kuhn (1922-1996), historiador y filósofo de la ciencia estadounidense; analizó la lógica del descubrimiento científico basándose en
su dimensión sociológica y psicológica. Publicó en 1962 su obra fundamental La estructura de las revoluciones científicas.
17
preguntas que el anterior no podía responder. Los paradigmas se presentan como inconmensurables entre sí, son
incomparables, no es uno mejor que el otro. La elección entre uno y otro no es una decisión racional, sino el
resultado de factores no racionales y extracientíficos, como la distribución del poder, por ejemplo.

Otra postura que se destaca en el debate epistemológico es la de Gastón Bachelard8 quien considera que la
ciencia progresa a través de la superación de obstáculos epistemológicos; se conoce "en contra del conocimiento
anterior, destruyendo conocimientos mal adquiridos o superando aquello que, en el espíritu mismo, obstaculiza la
espiritualización" (Bachelard, G.: La formación del espíritu científico. Contribución a un psicoanálisis del
conocimiento objetivo. Ed. Siglo XXI, México, 2000)

Algunos de los obstáculos que deberá superar la ciencia son la opinión y la observación básica, entre otros, que
deben sustituirse por el ejercicio de la razón y la experimentación. En tanto la ciencia no puede producir verdad,
lo que debe hacer es buscar mejores maneras de preguntar a través de rectificaciones. Cada superación de algún
obstáculo epistemológico conlleva necesariamente otro obstáculo más complejo. El obstáculo epistemológico es
definido por él como la relación imaginaria que mantiene el investigador con su objeto de estudio. Los obstáculos
principales para acceder al conocimiento se encuentran en el sujeto mismo, en los saberes previos, en su
ideología, en los prejuicios. Los conocimientos previos pueden funcionar como barreras para la adquisición de
nuevos conocimientos. Error, aproximación y rectificación de los errores implican, en el marco de esta teoría,
pensar el desarrollo del conocimiento en términos de discontinuidad y rupturas y no como una acumulación
continua y lineal.

La delimitación de los campos científicos no está dada por la realidad material de los hechos, sino por las
relaciones conceptuales entre los fenómenos que la comunidad social y científica constituye como problemas a
resolver. Las ciencias sociales deben reflexionar acerca de los problemas de los que parte y que las atraviesan,
para delinear sus propios métodos de investigación y lo modos posibles de construcción de sus teorías.

En este sentido, puede citarse a Edgard Morin9, quien afirma que “la ciencia del hombre no tiene fundamento
alguno que enraíce al fenómeno humano en el universo natural, ni método apto para aprehender la extrema
complejidad que lo distingue de todo otro fenómeno natural conocido (…). Se trata, en consecuencia, de
desarrollar al mismo tiempo una teoría, una lógica, una epistemología de la complejidad que pueda resultarle
conveniente al conocimiento del hombre. Por lo
tanto, lo que se busca aquí es la unidad del hombre y, al mismo tiempo, la teoría de la más alta complejidad
humana” (Morin, E.: Introducción al pensamiento complejo. Ed. Gedisa, Barcelona, 1990). Esta propuesta
conduce hacia la construcción del conocimiento del ser humano como un proceso que es a la vez biológico,
cerebral, lógico, lingüístico, cultural, social e histórico. Afirma este autor que tanto la realidad como el
pensamiento y el conocimiento son complejos y debido a esto, es preciso usar la complejidad para entender el
mundo humano.

8
Gastón Bachelard (1884-1962), filósofo francés, epistemólogo, poeta, físico y profesor de física.

9
Edgar Morin (1921- ), filósofo y sociólogo francés; creador de la teoría del ‘pensamiento complejo’ por la cual se entiende que la realidad
se comprende y se explica simultáneamente desde todas las perspectivas posibles; cada fenómeno puede analizarse por medio de diversas
áreas del conocimiento, mediante el ‘entendimiento transdisciplinar’.

18
5. Síntesis

Wundt desempeñó un papel muy importante en la constitución de la psicología científica. Su meta fue elaborar
una psicología admitiendo solo hechos y recurriendo a la experimentación y a la medición. Creó un laboratorio
en 1879 en Leipzig, provisto del instrumental que podía brindarle la ciencia de su época. A su laboratorio asistieron
estudiantes de muchos países que, luego, al volver a sus países, llevaron las nuevas ideas. Esto hizo que hacia
fines del siglo XIX y comienzos del XX, las ideas de la psicología alemana se hallaran extendidas en Inglaterra,
Francia, Rusia y los Estados Unidos.
Wundt efectuó diversos estudios referidos a la sensación, la percepción, la imagen, la memoria, los sentimientos.
Luego, también, se extendió a otras temáticas como el aprendizaje, la solución de problemas, la emoción, la
motivación. La propuesta de esta primera psicología experimental, se constituyó de una concepción elementalista
(descompone el compuesto total, la conciencia, en sus elementos constitutivos para estudiarlos
experimentalmente) y asociacionista (concibe al todo como conjunto de asociaciones entre ideas, por semejanza
y proximidad en el tiempo). Estas características muestran el carácter empirista (en cuanto a lo filosófico) y
positivista (en cuanto a lo epistemológico) de esta primera escuela de Psicología Científica. Esta orientación es la
que se privilegia en los relatos de la historia de la psicología científica, pero hay que tener presente que Wundt
mismo sostuvo que esta manera de investigar lo psicológico no daría cuenta de las características totales y
propiamente humanas. La conciencia humana se caracteriza por constituirse gracias al lenguaje, al pensamiento,
la voluntad. Estos aspectos propiamente humanos no pueden ser abordado -afirma Wundt- con el método
experimental, de cuño positivista, por lo cual este científico desarrolla otra psicología llamada Psicología de los
Pueblos (Völkerpsichologie), en el marco de la cual propone utilizar los métodos de la etnografía, la lingüística, la
observación y la comparación. Sostuvo el carácter de intermediaria de la ciencia psicológica: la psicología
fisiológica es una ciencia natural, pero, por otro lado -en tanto se enlaza con lo subjetivo- es una ciencia del
espíritu. De esta manera, Wundt plantea la definición de dos psicologías: una experimental como ciencia natural
y otra, la Völkpsychologie, como ciencia de los pueblos. Esta distinción supone también una distinción
metodológica, en tanto las formas complejas de pensamiento, el lenguaje, la cultura, los mitos, los sueños, no
pueden investigarse con el método experimental sino con metodologías básicamente interpretativas e históricas.
Wundt dedicó sus últimos años a desarrollar este modelo de psicología, referida a las costumbres, las tradiciones,
el lenguaje, los sueños y la cultura humana.
Hacia fines del siglo XIX, también en los Estados Unidos tuvieron un amplio desarrollo las investigaciones
experimentales de la escuela alemana. William James (1842-1910) fundó un laboratorio en la Universidad de
Harvard en 1875 pero no tuvo mucha producción ni difusión hasta haber quedado a cargo de un discípulo de
Wundt: Edward Titchener (1867-1927), quien nació en Inglaterra y estudió en Leipzig con Wundt, radicándose
luego en los Estados Unidos en 1892, fue quien produjo mayor desarrollo de la psicología alemana en ese país. Y
luego, en 1912, John Watson se pronunció contra los fundamentos de la escuela alemana en los Estados Unidos
a través de su Manifiesto conductista.
Resulta de interés conocer la influencia que tuvo esta línea experimental de psicología en el ámbito académico y
científico de la Argentina de comienzos de siglo XX, tanto de la escuela alemana como de la escuela experimental
francesa (Ribot). El surgimiento de la psicología experimental en nuestro país se corresponde con la creación y
desarrollo de las cátedras universitarias de psicología, la fundación de las sociedades científicas, las primeras
publicaciones, la participación en congresos y los primeros intercambios internacionales. Y, privilegiadamente, en
articulación con estos avances, esta psicología se afirma en torno del laboratorio, que tiende a convertirse en un eje
sustancial de la enseñanza de la disciplina.
19
Tanto la creación del primer laboratorio experimental (en el Colegio Nacional Buenos Aires, 1899), como la del
segundo laboratorio y la organización de las primeras enseñanzas de la psicología en la Facultad de Filosofía y Letras
(1901), estuvieron a cargo de Horacio Piñero.
De esos años se conservan una cantidad importantísima de aparatos que fueron utilizados en dichos laboratorios (en
su gran mayoría importados de Alemania y de Francia, y otro tanto construido en Argentina), los cuales fueron
restaurados a fin de formar parte del Museo de la Psicología Experimental en Argentina “Dr. Horacio G. Piñero”, en
la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires. (para mayor información ingresar a:
http://psi.uba.ar/extension.php?var=extension/museo/index.php)

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6. ANEXO

I) Imágenes de los instrumentos que se utilizaban en la época para llevar adelante diferentes tipos de
experiencias
Estas son imágenes de algunos de los instrumentos con los que contaban los científicos de la época para poder
registrar objetivamente los datos aportados por los sujetos de las investigaciones.

Martillo sonoro Manipulador para reacciones

Taquitoscopio
Taquitoscopio de Netschaieff

Cronoscopio de Hipp
II) Experiencias de investigación y laboratorio

El siguiente, es un relato de una investigación típica de la época de auge de la Psicología Experimental. En la misma
pueden visualizar la caracterización que se fue haciendo respecto de la primera escuela de Psicología Experimental
alemana.
La idea de que una sensación, según se produce en la mente, no es idéntica al proceso sensorial que se da en el cuerpo,
ha existido desde los tiempos antiguos; pero la idea de que la sensación como fenómeno psicofísico, podía ser
estudiada y medida ha nacido en las universidades alemanas durante el siglo XIX.
Los primeros experimentos psicológicos trataban de explicar la forma en que los impulsos sensoriales pasan del mundo
físico al mental. 21
Objeto Sentido Sist. Nervioso Cerebro Mente

Silla Ojo Nervios Área visual Sensación de


visuales del cerebro ver una silla

Para algunos de los primeros investigadores, el mundo mental, en contraste con el físico, parecía
discontinuo. Los experimentos que investigadores como Ernst Weber (1795-1878) han realizado para
confirmar estas hipótesis fueron del estilo del que presentamos en el siguiente recuadro.

Imaginemos una luz controlada por un dial capaz de producir un continuo de intensidad que va de la oscuridad total a
una luz muy intensa que enceguece. El experimentador gira el dial muy lentamente, comenzando desde cero, hasta que
el sujeto indica que puede ver algo de luz.
La cuantía en que la intensidad debe incrementarse desde cero hasta que el sujeto informa que ve luz es denominada:
umbral absoluto. Luego se sigue girando el dial hasta que el sujeto dice que la luz es más luminosa. Continúa girando
hasta que vuelve a indicar un incremento de luminosidad. Cada intervalo de luminosidad que existe entre las indicaciones
del sujeto se denomina: diferencia mínima perceptible (dmp). A medida que la luz se va incrementando continuamente
en intensidad física, la intensidad de la sensación (luminosidad) parece incrementarse a saltos, cada uno de los cuales
corresponde a un dmp. Weber observó que se daba una relación sistemática entre los dmp y la magnitud del estímulo en
muchos estímulos diferentes. Cuanto mayor fuese el estímulo, mayor era el incremento necesario para advertir que había
aumentado (pensemos, por ejemplo, un caso más cotidiano, si un pez crece cinco centímetros de un día para otro, es
muy probable que su dueño lo note a la mañana siguiente; sin embargo, si un elefante también crece cinco centímetros,
lo más probable es que nadie no lo note).

Puede observarse en la reciente descripción del experimento, algunas de las características de la primera
escuela de Psicología Experimental:
Estudian los contenidos de la conciencia reducidos a sus elementos últimos, las sensaciones (elementalismo).
Intentan medir y cuantificar la correlación entre el mundo físico y el mental (psicofísica).

Apelan a los informes verbales de los sujetos con quienes se experimenta para luego estudiar; ellos son quienes
indican cuándo registran una.

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