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HUIDOBRO (Altazor)
Plantea una estética donde las tensiones logran la más alta lírica, la narrativa construye
un sujeto lírico, Altazor, especie de cosmonauta, aviador que se desplaza a través del
cosmos en paracaídas en vértigo y ascensión metafísica. Puede ser el “ángel salvaje
que cayó una mañana/En nuestras plantaciones de preceptos.”
En Altazor, el proceso es iniciado con la caída del personaje lírico que rompe el
equilibrio matricial del cristianismo para sumirse en la orfandad de vacío y caer “al
último abismo del silencio”. En medio de planetas que lo despeinan el personaje aéreo
desciende en un discurso que vitaliza el humor, la irreverencia, en un manejo lúcido del
verbo que a veces se torna lírico. Luego emprende el camino de las asociaciones
inéditas hasta desintegrarse en la dinámica del molino y llegar al lenguaje posible, pleno
y virtual (sin considerar el último canto).
En esta caída hay signos positivos, sin embargo: el universo es engendro. Al cesar la
caída, comienza el nuevo dinamismo que implica crea un nuevo sistema cambiando el
mundo, invirtiéndolo. Huidobro alcanza un lenguaje capaz de “posar un beso como
una mirada/Plantar miradas como árboles/Engendrar árboles como pájaros/Regar
árboles como heliotropos”. Propone así una poética que vitaliza el humor, el juego, la
irreverencia: un vocablo sin sombras. Una vez redescubierto el sentido, no hay tiempo
que perder, se ha abierto el universo de la creación. Se aproxima a la poética de la
verdad, la destrucción de las barreras del estereotipo y la norma. Comienza así la
imaginería desaforada de las asociaciones inéditas: “Darse prisa darse prisa/Vaya por
los globos y los cocodrilos mojados/Présteme tu mujer ojos de verano”. De allí se pasa
a una semántica de la inversión: “Ala horitaña de la montaazonte /La violondrina y el
goloncelo”. El poeta va llevando la posibilidad de restaurar al signo su función. En esta
búsqueda se produce los que Schwartz llama DISOLUCIÓN DEL REFERENTE y
termina en el canto 7 con la pura vitualidad del lenguaje, secuencia de sonidos: “Lalalí
Io ia I i i o Ai a i ai a i i i i o ia”.
VALLEJO- Trilce-1922
(Esta primera parte incluye los apuntes de las clases, que después en el artículo que
encontré se vuelven a repetir y profundizar)
De las rupturas artísticas mencionadas, la más radical fue la primera, pero en todas se
manifestó un corte brusco con la tradición inmediata y, al mismo tiempo, un enlace con
algunos aspectos del pasado. Como en toda crisis artística, se pusieron en tela de juicio
los valores vigentes que permitieron afianzar las innovaciones en el plano expresivo,
pero no todo fue novedad, la vuelta hacia el pasado incidió en que las creaciones
literarias incluyeron un doble movimiento, el dirigido hacia adelante con lo que se
estaba construyendo y la mirada hacia atrás, con el rescate del pasado; quizá un
elemento de unión entre la primera y la segunda ruptura fue la tendencia a vincular la
literatura con los acontecimientos sociales, pues aunque la vanguardia se caracterizó, en
gran medida, por la novedad en la forma, en muchos casos también incluyó
compromisos con las causas mencionadas.
Vallejo adoptó los elementos de novedad en su segunda obra, Trilce, pero después
acentuó su sentido social de la realidad.(ej: Jean Franco, por ejemplo, dijo que las
desviaciones de las normas lingüísticas en Trilce no fueron producto de los
experimentos del movimiento de vanguardia, porque en realidad obedecieron a las
dificultades del pensamiento moderno.
Considero que los matices en esas posturas nos pueden dar luz acerca de la influencia
del contexto cultural en la creación de la obra que ha destacado, precisamente, por el
cambio radical en la forma. La originalidad del estilo en Trilce obedece a rasgos
culturales, estéticos, políticos, sociales del entorno inmediato, europeo y del mundo en
el momento en que se escribió, así como a las inquietudes personales y la complejidad
del pensamiento del poeta.
Esta exploración dio lugar a que los escritores más vigorosos, entre ellos Vallejo, por su
complejidad interior, se liberaran más rápido del orden establecido y buscaran, al mismo
tiempo, un lenguaje universal y personal que guiara sus conquistas artísticas y poéticas.
Así se explica Trilce en 1922, obra en la que se produjo una total irrupción de estilo
acorde a lo que sugerían los movimientos de vanguardia.
TRILCE
En Trilce el lenguaje parece ser más importante que los temas, pues éstos
permanecen ocultos en los símbolos y, en este sentido, el lenguaje simbólico y la
forma en que está articulado en cuanto medio de expresión se ubica por encima del
contenido. El lenguaje no funge como vehículo comunicativo en el sentido habitual,
más bien, pone en cuestión la significación, el orden de las palabras, la sintaxis, la
coherencia y la posibilidad de enunciación. Esta situación límite denota la crisis del
pensamiento del poeta y señala particularidades muy propias tanto fonéticas como
semánticas de los sonidos verbales de los poemas, los cuales, en muchas ocasiones,
no se pueden captar a manera de reflexiones conscientes del hablante poético.
La idea de ruptura se hace explícita en los propios poemas de Trilce, tal y como se
observa en el poema LV(55), del cual reproducimos un fragmento:
En Trilce, señala el autor, al igual que en Un golpe de dados de Mallarmé, hay un grado
máximo de desintegración poética de la sintaxis y mientras en el poeta francés lo que se
desarticula y rompe es el pensamiento o la idea, en el peruano lo que se rompe es la vida
misma; en consecuencia, la poesía para Mallarmé es una aventura intelectual y para
Vallejo es una lucha corporal.
Este género musical popular evolucionó lentamente hacia formas más definidas y
depuradas, con aportes de artista anónimos en sus elementos rítmicos y corales como en
los instrumentales. Su origen tiene lugar en la zona de Guantánamo, Santiago de Cuba,
Manzanillo donde tomó sus ritmos y su gracia popular durante las últimas décadas del
ochocientos y cobró un perfil definido con la llegada de los negros franceses a Oriente,
precedentes de Santo Domingo.
Este último poema está compuesto por 3 sones. El primero denuncia a los coroneles de
terracota (Fulgencio Batista) y a los políticos “de quita y pon” con quienes se confabuló
el imperialismo a fin de hacer fracasar el movimiento popular de 1933 y salvaguardar
los intereses azucareros norteamericanos. (Título que alude al nombre de la empresa
azucarera yankee). Hacia el final del segundo son expresa una estrofa promisoria a otra
víctima del sistema de explotación imperante: “Ay, yo te daré, te daré, te daré, te daré,
ay, te daré la libertad!”. Por último en el tercer ofrece otra variedad formal. Comienza
y termina con “Me matan, si no trabajo/y si trabajo, me matan;/ siempre me matan, me
matan/ siempre me matan”. Se advierte aquí la evolución estructural del poema-son lo
que corresponde a una evolución ideológica del autor, expresada en el contenido. El
protagonista ya no es el habanero desclasado sino el obrero que se rebela or las duras
condiciones de opresión a que es sometido o que clama desesperado porque no
encuentra trabajo; hay en estos personajes conciencia de clase y espíritu de lucha,
ingredientes básicos para que , integrados a su vanguardia política y a su organización
clasista, los trabajadores emprendan la conquista revolucionaria de sus reivindicaciones
sociales.
En el “Son numero ó”, Guillen sometió el poema son a una nueva experiencia expresiva
en estilo y estructura no ensayados hasta entonces y logró un único montaje rítmico.
Este es uno de los poemas más importantes tanto por sus novedades formales, como por
su contenido. Desde su origen africano, “un yoruba de Cuba” establece el fenómeno
sociológico de la transculturación en puro lenguaje poético, y la fusión en Cuba del
blanco y el negro en un destino histórico nacional, “negros y blancos desde muy lejos,
/todo mezclado”, ya integrados en la obra común unos y otros, sólidamente unidos: “De
aquí no hay nadie que se separe” porque “el son de todos no va a parar”.