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Y todos se llamaban yo.

Interconexiones y descentramientos de las voces poéticas en


La bestia ser, de Susana Villalba

No, a mí en general no me gusta la puntuación. Por esto que te digo de que al momento de
escribir preferiría una gramática y una sintaxis que se saliera de la habitualidad. Así que
cuando puedo prescindir de la puntuación, lo prefiero. En este caso me parecía que sí, estos
seres no pueden tener nuestra gramática, nuestras comas. Si en otros casos pudiera,
prescindiría. No lo hago siempre porque sería confuso. Susy, secretos del corazón tampoco
tiene puntuación. Esa vez porque era como el flujo de la mente, entonces empieza en
minúscula y termina en minúscula porque es como si empezara en la mitad de algo y
terminara en la mitad de algo. Pero en este caso era algo muy esencial, tenía que ser algo
muy esencial, lo que decían tenía que decir eso y nada más, tenían que decirlo así, y tenían
que decirlo sin puntos ni comas.

Pero dios aparece porque el perro, que hace muchas críticas al hombre, se comunica con
algo que lo excede, y dice dios porque ese es el nombre que le ponemos en general;
también podría haber puesto «inteligencia vincular del universo». No sabemos qué es, pero
hay una especie de red. De hecho, al libro le puse ese subtítulo de Monólogos
entre… porque, si bien no se hablan, son perfectamente conscientes del otro. De alguna
manera se comunican. Y eso es a lo que se llama «inteligencia vincular», eso podría ser un
modo de lo divino, no necesita ser un hombre de barba blanca.

En todo lo mío los géneros se cruzan, mi poesía tiene siempre algún elemento narrativo,
personajes, algo filosófico y una estructura de principio a fin. Esta novela tiene poesía y un
procedimiento patchwork que viene más de las artes visuales y de la filosofía sobre el
fragmento y el contexto.

https://www.pagina12.com.ar/297314-la-luna-en-harapos-de-susana-villalba-ve-la-luz-30-
anos-desp

Que se entreguen, como yo cuando escribo, a la intuición semántica que todos


compartimos, como compartimos un pacto con la arbitrariedad al que el lenguaje mismo ya
nos acostumbró

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¿Sentis que la dramaturgia y la poesía se han influenciado mutuamente en tu


escritura?
-Estudié Dramaturgia, Teatro de Objeto y llevo muchos años viendo teatro pero siempre
digo que es mi segundo amor. Llevo escribiendo y leyendo poesía desde los diez años. El
cruce sobre todo se da en un procedimiento de la dramaturgia que aplico bastante en poesía,
escribo desde un personaje por el que me dejo poseer. Parecería entonces que es sencillo
enseñar poesía en la Maestría de Dramaturgia pero no, porque si bien permitió muchos
caminos nuevos salir de la centralidad del texto, ahora se fue el péndulo al otro extremo, no
se da mucha importancia a la palabra que también es uno de los componentes. Los
estudiantes son mayormente actores y directores, acostumbrados a partir de una imagen o
de acciones y a considerar que la metáfora se establece desde el cuerpo o desde lo visual.
Yo les abro un abanico de poetas de todos los tiempos y estilos, les insisto en que los lean y
les propongo ejercicios en que las palabras sean el disparador y el objetivo. Y les pido que
se cuiden del abuso que se hace hoy del término “poético”. No es que todo lo que no va en
línea recta ya lo es. Es un poco más complejo.

Se desmarca de un yo humano (Molinelli)

El último poemario de Susana Villalba puede pensarse también como una pedagogía para el
descentramiento; el intento de adentrarse en la institución que denominamos como ‘otro’.
Pero tal vez, en este caso, no pueda decirse que haya una máscara, que el método consista
en un enmascaramiento del yo poético, como si éste fuera una verdad oculta detrás…
Tampoco en la prueba de ‘consustanciarse’ con el otro,  encarnar sus fibras, en una suerte
de sobreidentificación imposible. Sino, más bien, podemos pensar en un desustanciarse,
habitar una vida, una historia, que parece no ser la nuestra pero en algún punto lo es. Pensar
en la escritura de lo poético como un desvanecimiento del “yo”, extrañamiento, perplejidad,
al decir de Carlos Skliar. Escribir como escuchar o como mirar por primera vez, como
propone Pessoa. O,  yendo más atrás aún, el trazo escritural en este libro se parezca más
a la delicadeza, la templanza, de un tacto a ciegas…

Afirmación rizomática, conciencia situada, frente a la unilateralidad masiva y descarnada


de lo humano.

https://opcitpoesia.com/salir-de-la-propia-especie-la-bestia-ser-de-susana-villalba/

"No es el lenguaje lo que habla sino su descarrilamiento. ¿O su nacimiento? No soy yo en


mi forma cotidiana de estar en el mundo la que escribe, esa personalidad (personaje) que
protege ante el mundo. Pero sí es Mi voz, la que se fue gestando en el estado alerta ante
todo lo que el afuera trae u oculta. Es mi silencio abierto a escuchar el lenguaje antes de
su big bang y mucho antes de su gramática. Pero también dispuesta a ser su big bang
para proponer otras maneras de decir el mundo", escribe Susana Villalba en la contratapa
de Sin pelaje, sin sombra (Editorial Llantén), antología poética de la poeta, dramaturga y
periodista nacida en Buenos Aires en 1956, también autora de libros como Oficiante de
sombras, Clínica de muñecas, Plegarias y La bestia ser.

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