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La Baja Edad Media se caracteriza por: las cruzadas, que causan la reapertura
del mundo Occidental hacia el Mediterráneo; el regreso de la población al mundo
urbanizado, más seguro y activo; nueva economía basada en la banca y el comercio,
que da pie a la burguesía; la pérdida de poder de los señores feudales en favor de la
monarquía y la peste bubónica.
Las cruzadas fueron una serie de guerras religiosas impulsadas por la Iglesia
católica y justificadas por la defensa de los peregrinos que se desplazan a lugares
santos, ocupados por los musulmanes. La primera fue convocada por el Papa Urbano
II. Los participantes (cruzados) tomaban votos cristianos de manera temporal y se les
concedía indulgencia de sus pecados. Llevaron al establecimiento de un reino estable
cristiano en Jerusalén y la retoma de Constantinopla. También tenían ciertos intereses
expansionistas de la nobleza feudal y hegemónicos por parte del papado. En la primera
(1096-1099), los cristianos tomaron Jerusalén reuniendo 5 ejércitos nobiliarios:
Francia, Italia, Lorena, borgoña y Flandes. También destaca la cuarta, con el asalto a
Constantinopla (1204). Hubo 8 en total.
El auge económico y demográfico supuso una importante reactivación de la
vida urbana y surgió un grupo social de la vida urbana: la burguesía. Que nace del
burgo (ciudad). Poseían una mentalidad favorable a los cambios y su riqueza se basaba
en el dinero que generaban comerciando, no en tierras. También se dio un gran
desarrollo del comercio, con la recuperación y mejora de las rutas europeas y el
nacimiento de la banca en ciudades italianas como Florencia o Venecia.
En esta época surge el arte gótico entorno a París (mediados del s. XII)
vinculado a la orden del Cister, que difunde las nuevas ideas arquitectónicas de
equilibrio y austeridad. La ORDEN DEL CISTER ejerció una influencia importante en los
ámbitos intelectual o económico, así como en el ámbito de las artes y de la
espiritualidad: Fueron los nuevos propulsores del Gótico y sus nuevas soluciones
arquitectónicas.
Entre 1347 y 1350, la peste negra asoló a toda Europa, acabando con la vida de
1/3 de la población. Llegó desde Oriente en embarcaciones comerciales y se
propagaba por las ratas, pulgas y las propias personas. Se culpó a los judíos de su
propagación y un gran antisemitismo se extendió por Europa. Tuvo malas
consecuencias económicas, debido a la crisis demográfica y al abandono del campo.
Durante esta época también hay conflicto entre el papado y los reinos por el
poder superior. El papa Gregorio VII promueve la querella a las investiduras laicas; una
reforma a la que el rey Enrique IV se opuso, quedando excomulgado por el Papa. Tras
estos acontecimientos, el rey llega a Roma y obliga al Papa a huir al sur de Italia; pero
este llama a la cruzada para defender el liderazgo papal sobre la Cristiandad y Enrique
es derrotado y obligado a pedir perdón públicamente. Felipe VI de Francia, se enfrentó
al Papa subiéndole los impuestos a la Iglesia y obliga a Clemente V a trasladarse a
Avignon. Urbano VI es elegido Papa y trata de trasladarse a Roma tras 70 años de
residencia del Papado en Avignon. Gran parte del consejo se opuso y regresa para
proclamar al “antipapa”, que es apoyado por España, Francia y Sicilia. Se inicia el cisma
y entre 1378 y 1417 hubo dos Papas, hasta que Segismundo I, emperador del sacro
imperio romano germánico convoca un Concilio Universal. Así, se celebra el Concilio de
Constanza, donde es elegido Martin V, que se instala en Roma reconocido por toda la
Cristiandad. El antipapa de Aviñón se negó a abdicar, pero fue removido públicamente.
HERÁLDICA:
1.- LEMA “TANTO MONTA”: