Está en la página 1de 6

BLOQUE 3: LA FORMACIÓN DE LA MONARQUÍA HISPÁNICA Y SU

EXPANSIÓN MUNDIAL (1474-1700)

3.1. LOS REYES CATÓLICOS: UNIÓN DINÁSTICA E INSTITUCIONES DE GOBIERNO.


La unión dinástica de Castilla y Aragón se produjo tras la boda secreta de Isabel y Fernando y la muerte
de Enrique IV, provocando la guerra civil castellana entre Juana la Beltraneja e Isabel. Esta guerra
finalizará con la renuncia al trono de Juana en el Tratado de Alcaçovas (1479). Isabel y Fernando
firmaron la Concordia de Segovia por la que acordaron gobernar conjuntamente sus territorios. Sin
embargo la unión dinástica no supuso la unidad territorial e institucional, ya que cada reino conservó
sus leyes, instituciones, lengua, monedas y costumbres. Por su parte, Castilla tenía la hegemonía por su
mayor tamaño, población y poder económico.
El reinado de los Reyes Católicos supuso el paso de una monarquía feudal a una monarquía autoritaria,
estableciendo las bases de un Estado moderno. Los objetivos principales fueron: el dominio peninsular,
el control del poder de la nobleza y la unidad religiosa mediante la implantación del tribunal de la
Inquisición y la expulsión de musulmanes y judíos.
Los monarcas potenciaron o modificaron las instituciones de gobierno existente: en Castilla el Consejo
Real se convirtió en órgano de gobierno e instancia judicial superior. Las Cortes sólo se convocaban para
aprobar subsidios y la justicia se impartía a través de Chancillerías y Audiencias dependientes de la
corona (Valladolid y Granada). Nace la Santa Hermandad para mantener el orden público y se crea un
Ejército profesionalizado y permanente. En Aragón se mantienen casi intactas las instituciones,
destacando la figura del virrey, el Consejo Aragón y una Audiencia en cada reino.

3.2. EL SIGNIFICADO DE 1492. LA GUERRA DE GRANADA Y EL


DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA.
En 1492 tuvieron lugar acontecimientos que marcarían el reinado de los Reyes Católicos y la Historia
Moderna.
La conquista del reino nazarí de Granada: se desarrolló entre 1481 y 1492 y se vio favorecida por los
conflictos internos granadinos. Tras la pérdida de Málaga y Almería, el rey Boabdil acordó con los Reyes
Católicos las condiciones de su rendición: entrega de Granada a cambio de que Castilla respetase la
religión, la lengua y las costumbres de los musulmanes. No obstante, muchos musulmanes fueron
expulsados de sus ciudades y la tolerancia no duró mucho tiempo, ya que el cardenal Cisneros, con el
beneplácito de los Reyes, emprendió una política de conversiones forzosas y los mudéjares pasaron a ser
moriscos.
El descubrimiento de América: Portugal y Castilla eran las dos potencias en las expediciones atlánticas,
lo que condujo a Colón a proponerles su proyecto de viajar a las Indias por Occidente; rechazado por
ambas y aceptado finalmente por Castilla, se firman las Capitulaciones de Santa Fe (reparto de
beneficios entre Colón y Castilla). El primer viaje partió de Palos el 3 de agosto y llegó a Guanahaní (San
Salvador) el 12 de octubre de 1492. Tras el viaje obtuvieron del Papa las Bulas Inter Caetera que
otorgaban a Castilla el dominio de las tierras descubiertas o por descubrir al oeste de una línea imaginaria
trazada a 100 leguas al oeste de las islas Azores. Posteriormente, y tras el desacuerdo de Portugal, se
firmó el Tratado de Tordesillas (1494) por el que se dividían las zonas de influencia de ambas coronas a
partir de un eje a 370 millas de Cabo Verde, permitiendo a a los portugueses colonizar Brasil. Colón
realizó tres viajes más a américa, pero murió convencido de haber llegado a Asia, no a un nuevo
continente.
3.3. EL IMPERIO DE LOS AUSTRIAS: ESPAÑA BAJO CARLOS I. POLÍTICA INTERIOR Y
CONFLICTOS EUROPEOS
Carlos I recibió una gran herencia territorial: Coronas de Castilla y Aragón, Países Bajos, Franco
Condado Austria y la corona imperial de Alemania. Esto le dotaba de gran poder y hegemonía pero a la
vez traía consigo dos inconvenientes: una gran vulnerabilidad y una gran dificultad de gobierno en
dichos territorios. Es por ello por lo que tuvo que enfrentarse a Francia en una lucha por obtener la
hegemonía europea, a los protestantes del imperio en defensa de la ortodoxia católica y a los turcos en
favor de la cristiandad.
Pero también le supuso una serie de conflictos internos: ya que en 1520 las ciudades castellanas se
alzaron contra él, protagonizando la rebelión de las Comunidades de Castilla. Las principales
ciudades castellanas sustituyeron el poder municipal por comunas integradas por burgueses artesanos,
baja nobleza y bajo clero. Los comuneros proponían una serie de reformas:
-la exclusión de los extranjeros de los cargos políticos
-mayor participación de las ciudades en las Cortes de Castilla
-la reducción de los impuestos y la limitación de salida de oro y plata de Castilla (evitar que Castilla
pagase la política imperial)
- control de la exportación de la lana castellana

El movimiento se extendió por todo el reino. La nobleza no intervino al principio, pero la radicalización
del movimiento comunero al extenderse a los campesinos (movimientos antiseñoriales) hizo que
cambiase de actitud y apoyase al rey. En la batalla de Villalar (1521) los comuneros fueron derrotados y
sus líderes fueron ejecutados (Bravo, Padilla y Maldonado).
En 1520 se inició en Valencia y Mallorca un movimiento similar, las Germanías, que no tenía tanto
carácter político como las Comunidades, sino un fuerte carácter social: campesinos y trabajadores
urbanos se rebelaron contra la nobleza, pretendiendo radicales reformas sociales como el control de los
municipios por parte de los gremios y la abolición de la jurisdicción señorial. La sublevación fue
aplastada, al igual que en Castilla, por las tropas imperiales y la nobleza.
En ambos casos quedó sellada la alianza entre nobleza y monarquía en detrimento de la
burguesía. La monarquía, además, fortalecía su poder.
3.4. LA MONARQUÍA HISPÁNICA DE FELIPE II. GOBIERNO Y ADMINISTRACIÓN. LOS
PROBLEMAS INTERNOS. GUERRAS Y SUBLEVACIÓN EN EUROPA

Felipe II ocupó el trono español tras la abdicación de su padre, recibiendo un gran legado territorial, por lo que se
requería de una administración bastante compleja basada en un sistema de gobierno polisinodial, es
decir, una serie de consejos especializados encargados de asesorar al monarca en materias determinadas
(temáticos como el de Inquisición, el de Hacienda, el de Órdenes,... y territoriales como el de Castilla,
Aragón, Flandes, Portugal, Indias…)

La política de Felipe II se inspiró en la Contrarreforma católica y en la intolerancia religiosa. Los dos


hechos más relevantes de su política interior fueron:
- La rebelión de los moriscos, antiguos mudéjares convertidos de forma dudosa al catolicismo y que
estaban establecidos en las Alpujarras; dicha rebelión fue sofocada en 1570 y los moriscos fueron
dispersados por toda Castilla.
- Las alteraciones de Aragón provocadas por el caso Antonio Pérez, secretario real que huyó a
Aragón por un asesinato cometido en Castilla, y que desencadenó el enfrentamiento entre la
concepción absolutista de la monarquía y la defensa de los fueros aragoneses.

Por otro lado, el objetivo de su política exterior fue mantener la hegemonía y ortodoxia católica en
Europa, lo que le llevó a enfrentarse a diferentes potencias: continuó la guerra con Francia, a la que
derrotó en San Quintín y venció a los turcos frenando su expansión por el Mediterráneo; sin embargo
no pudo acabar con el conflicto desatado en los Países Bajos, quedando independizadas las Provincias
Unidas (no reconocido por España); del mismo modo sufrió una gran derrota al enfrentarse a
Inglaterra con la famosa Armada Invencible.

Pero sin duda su mayor éxito fue la incorporación de Portugal. A la muerte del rey Sebastián I, Felipe
II hizo valer sus derechos sucesorios y, tras una fácil invasión, las Cortes de Tomar reconocieron a
Felipe II como rey de Portugal. La unión se hizo respetando las leyes e instituciones portuguesas y se
creó el Consejo de Portugal, cuyos miembros serían portugueses y gestionarían los asuntos propios del
país. La anexión significó el control de un enorme imperio marítimo, ya que las posesiones portuguesas
en Asia, África y Brasil, pasaron al imperio de Felipe II, un imperio “en donde nunca se ponía el sol”
3.5. EXPLORACIÓN Y COLONIZACIÓN DE AMÉRICA. CONSECUENCIAS DE LOS
DESUBRIMIENTOS.

Con el reinado de Carlos I, durante la primera mitad del siglo XVI, se culmina el proyecto de Colón de
establecer una ruta por occidente hasta Asia. El proceso de conquista se llevaba a cabo mediante
capitulaciones entre la Corona y los conquistadores, en las que se acordaba el área de conquista y el botín.
La conquista se llevó a cabo en dos fases:

Primera etapa: tras la conquista de las Antillas, el objetivo era encontrar un paso entre el Océano Atlántico
y el Pacífico, empresa lograda por Núñez de Balboa, que atravesó el istmo de Panamá. Esto permitió
organizar una expedición, dirigida por Magallanes y después por Juan Sebastián Elcano, para dar la
primera vuelta al mundo.
Segunda etapa: exploración y colonización del continente. Entre las numerosas campañas destacaron las
conquistas de dos grandes imperios: el imperio azteca de México por Hernán Cortés y el imperio inca de
Perú por Francisco Pizarro y Almagro. A estas grandes empresas siguieron otras expediciones como las de
Orellana por el Amazonas y Valdivia conquistando Chile. En apenas diez años se había explorado casi toda
América, desde California hasta el río de la Plata.

Consecuencias de los descubrimientos:


En el ámbito político, América proporcionó a la Monarquía Hispánica su hegemonía en Europa durante el
siglo XVI, principalmente por la llegada de metales preciosos como el oro y la plata, lo que generaría en el
siglo XVII la conocida revolución de los precios. En el económico, permitió la llegada a Europa de nuevos
cultivos (patata, tabaco, pimiento, tomate, cacao, maíz, algodón) y el establecimiento de un sistema de
comercio monopolístico.
Para la población indígena la conquista americana supuso un descenso demográfico (debido a las nuevas
enfermedades contraídas y a la importación de esclavos negros), la evangelización y la adopción del español.
Por último, cabe destacar la polémica ideológica surgida por los métodos empleados en la colonización,
como la encomienda: la explotación de los indígenas en condiciones similares a la esclavitud; en este
contexto destacan las posiciones defensoras de los indios como la de Bartolomé de las Casas y las posturas
defensoras de la dominación como la de Juan Ginés de Sepúlveda.

3.6. LOS AUSTRIAS DEL SIGLO XVII. GOBIERNO DE VALIDOS. LA CRISIS DE 1640

Los “Austrias menores”, reinaron en España durante el siglo XVII; tuvieron en común el empleo de validos
en el gobierno, los cuales actuaban como un primer ministro con plenitud de poderes y gobernaban en
nombre del rey.

Felipe III: tuvo como valido personal al duque de Lerma, quien llevó a cabo una política exterior pacifista
motivada por la crisis económica. El principal conflicto interno durante su gobierno fue la expulsión de los
moriscos.
Felipe IV: tuvo como valido al conde-duque de Olivares, que intentó mantener la hegemonía europea
provocando la participación europea en la Guerra de los Treinta Años, que condujo a la crisis de 1640. Los
momentos de mayor tensión se produjeron con los proyectos de unificación jurídica e institucional y la
creación de la Unión de Armas, los cuales desencadenaron los levantamientos independentistas de Cataluña
y Portugal: en 1640 estalla una rebelión de campesinos en Barcelona, unidos a los segadores el día del
Corpus (Corpus de Sangre), asesinando al virrey. Los catalanes ofrecen el condado de Barcelona a Francia
por su ayuda, nombrando un virrey. En 1652 las tropas de Felipe IV ponen fin a la secesión. En 1640 se
inicia la rebelión en Portugal. Los nobles cansados de la política española, nombran rey al duque de
Braganza (Juan IV) apoyado por Francia e Inglaterra. España acabaría reconociendo su independencia en
1668.
Carlos II: tuvo varios validos como el jesuita Nithard y su hermanastro don Juan José de Austria que no
pudieron frenar la crisis política y económica. La sucesión del rey, que carecía de heredero directo, generó
una guerra civil e internacional (la guerra de Sucesión de 1700)
3.7. LA GUERRA DE LOS TREINTA AÑOS Y LA PÉRDIDA DE LA HEGEMONÍA ESPAÑOLA EN
EUROPA.
El siglo XVII supuso el fin de la hegemonía española en Europa.
La política exterior de Felipe III estuvo presidida por la pacificación: firma la paz con Inglaterra, la Tregua de
los Doce Años con los Países Bajos y paz con Francia al morir Enrique IV
Con Felipe IV estalló la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) entre los príncipes protestantes alemanes y el
emperador católico Fernando II. Esta cuestión religiosa acabó siendo un pretexto y el conflicto se extendió por
toda Europa, ya que lo que se jugaba era la hegemonía de los diferentes países y el control del orden
internacional. Con Felipe IV expiró la Tregua de los Doce Años, reanudándose la guerra en los Países Bajos, por
lo que España participó en la Guerra de los Treinta Años del lado del emperador. Francia, por su parte, participó
del lado protestante en favor de Suecia y Países Bajos. La sublevación de Cataluña y Portugal 1640, que mermó
las fuerzas españolas unido a las victorias de Francia, precipitaron el final del conflicto. La Guerra de los Treinta
Años finaliza en 1648 con la firma de la Paz de Westfalia por la que España reconoce la independencia de las
Provincias Unidas iniciándose la hegemonía francesa en Europa. España mantendría la guerra en solitario con
Francia hasta 1659, año en el que se firma la Paz de los Pirineos cediendo el Rosellón y la Cerdaña a Francia y
aceptaba el matrimonio de la hija de Felipe IV con el rey de Francia.
El fin de la hegemonía española se consumó bajo el reinado de Carlos II tras la pérdida del Franco Condado.
Al morir Carlos II (1700), los territorios europeos españoles se limitaban a Flandes, el Milanesado, Nápoles,
Sicilia y Cerdeña.

3.8. PRINCIPALES FACTORES DE LA CRISIS DEMOGRÁFICA Y ECONÓMICA DEL SIGLO XVII


Y SUS CONSECUENCIAS.
El siglo XVII fue un siglo de crisis en Europa. Los factores fundamentales de la crisis en España fueron:
- El descenso demográfico como consecuencia de: las grandes epidemias (tres oleadas de peste), la expulsión de
los moriscos (que perjudicó sobre todo a Valencia y Aragón), las guerras constantes y las crisis de subsistencia.
- La depresión económica: al descenso demográfico se unió el endeudamiento de la Corona, que agudizó la
depresión económica. La producción agrícola disminuyó, debido principalmente a la escasez de la mano de obra,
al retraso técnico y a las enormes cargas fiscales; como consecuencia, se produjo una tendencia a la concentración
de la propiedad en manos de la nobleza. También la industria se vio afectada por la crisis: la artesanía castellana
entró en recesión, así como la metalurgia y la industria naval. Por su parte, el comercio atravesó por grandes
dificultades, principalmente por la disminución de la llegada de oro y plata americanos, con lo que se agudizó aun
más el endeudamiento que suponía el mantenimiento del Imperio. Ni las subidas de impuestos, ni los préstamos
realizados por financieros internacionales sirvieron para evitar las sucesivas bancarrotas. Para intentar poner
remedio a esta grave situación, un grupo de intelectuales con conocimientos en economía (arbitristas) ofrecieron
una serie de medidas o reformas (arbitrios); sin embargo su influencia fue escasa.
Las consecuencias de la crisis se vieron reflejadas en la sociedad: la nobleza aumentó en número debido a la
venta de títulos nobiliarios por parte de los reyes para obtener ingresos. También aumentaron los miembros de la
Iglesia, que mantuvo su poder económico y social. La burguesía intentaba ennoblecerse comprando títulos,
aunque su mayoría se vio perjudicada por la quiebra de la artesanía y del comercio. Pero sin duda fueron los
campesinos y asalariados los más perjudicados por el aumento de la carga fiscal y las rentas señoriales, llevando a
muchos a la mendicidad.
3.9. CRISIS Y DECADENCIA DE LA MONARQUÍA HISPÁNICA: EL REINADO DE CARLOS II Y EL
PROBLEMA SUCESORIO
El reinado de Carlos II: a la muerte de Felipe IV la situación de la monarquía hispánica era decadente. Ante la
minoría de Carlos II, Mariana de Austria, su madre, actuó como Regente, la cual depositó su confianza en el
jesuita Nithard, un valido que provocó la oposición casi unánime tanto del pueblo llano como de la aristocracia.
Ya con Carlos II al frente de la corona, la delegación del poder siguió en manos de validos como Juan José de
Austria y el duque de Medinaceli. Ante la debilidad del monarca se impuso el poder de los nobles que se
dedicaron a la defensa de sus propios intereses. La inestabilidad política fue en aumento, situación que fue
aprovechada por la Francia de Luis XIV para conquistar el Franco Condado. La pérdida de territorios durante este
reinado fue constante y al morir Carlos II (1700), los territorios europeos españoles se limitaban a Flandes, el
Milanesado, Nápoles, Sicilia y Cerdeña.
El problema sucesorio: la falta de descendencia por parte de Carlos II desató una grave crisis política
internacional por la sucesión al trono español. Muchas potencias europeas aspiraban a repartirse las posesiones
hispanas. Se barajaron dos posibles sucesores: Felipe de Borbón, duque d'Anjou, y Carlos de Austria, de la
rama austriaca de los Habsburgo; ambas ramas defendían su derecho sucesorio. En 1700 Carlos nombró sucesor a
Felipe d'Anjou, buscando así el apoyo francés; Inglatera y Países Bajos, temerosos de un bloque hispano-francés,
apoyaron la candidatura de Carlos de Austria. Poco después moría Carlos II y se iniciaba la Guerra de Sucesión
Española.

También podría gustarte