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Nuestras armas son poderosas

(Parte 1)

En el Jardín del Edén Dios le da una orden a Adán y Eva, era un mandato fácil de obedecer, y
consistía en que podían disfrutar de todo lo que había en el jardín menos de una sola cosa.

«Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo
labrara y lo guardase. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del
huerto podrás comer; más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque
el día que de él comieres, ciertamente morirás» (Génesis 2:15-17, RVR1960).

Dios les estaba dando un mandato y una advertencia de cuáles serían las consecuencias de
desobedecer. Pero el diablo los tentó y ellos cedieron a esa tentación, entonces lo que parecía fácil
“no comer del fruto” se tornó en una situación difícil. ¿Qué hicieron?, desobedecieron y comieron.
No honraron a Dios. Si trasladamos este ejemplo a nuestra vida, podemos entender que los
mandatos del Señor son fáciles de comprender, si él nos advierte sobre una situación por qué
desobedeceríamos. ¿Por qué le daríamos lugar al enemigo para que influya en nuestra mente y en
nuestro corazón? Debemos estar atentos, todos seremos tentados a desobedecer de alguna u otra
manera. Pero tenemos armas poderosas en La Palabra para vencer.

¿Qué les falto a Adán y Eva? Disciplina personal para elegir bien y enfrentar con autoridad al
enemigo recordándole “Dios dijo esto y nosotros vamos a hacer lo que él nos dijo y no otra cosa”.

En nuestras manos está elegir alinearnos a los mandamientos de Dios. Para eso debemos
desarrollar disciplina personal para saber elegir bien, porque siempre se presentarán otras
opciones, otras alternativas, tentaciones, pero nosotros tenemos que saber que si elegimos bien
estamos obedeciendo a Dios y a Su Palabra. Hay recompensa para el que obedece.

Hay dos ocasiones muy importantes donde el Señor Jesús fue capaz de vencer las
tentaciones:
La primera es cuando Jesús es llevado al desierto:

« Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo
servirás. El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían» (Mateo 4:1-10,
RVR1960).

Al leer estos versículos podemos observar todo el proceso que pasó el Señor en el desierto en
donde Satanás lo tentó con tres alternativas diferentes, pero Jesús manifestó la capacidad de
controlarse, manifestó la capacidad de tener dominio sobre sus sentimientos ante las opciones que
le brindaba el diablo que como es un engañador utilizó algo de la Palabra de Dios para poder
mezclarlo con la tentación. Pero Jesús se mantuvo firme diciendo “escrito está” hasta que el
enemigo tuvo que huir.

Si Adán y Eva hubieran tomado esta posición, la historia sería diferente. No se trata de ser tentados
o no, sino de cómo enfrentamos y vencemos esas tentaciones. Debemos ser creyentes
responsables con lo que se nos ha sido dado. Si obedecemos y somos buenos administradores
con todo aquello que el Señor nos dice con seguridad, tendremos una vida de victoria y de éxito.

La segunda es en Getsemaní:

«Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad
conmigo. Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es
posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú» (Mateo 26:36-46,
RVR1960).

Estos versículos nos muestran que Jesús tuvo dominio sobre sí mismo cuando dijo: “Padre, si tengo
que pasar por esta situación, estoy dispuesto a obedecerte” que se haga tu voluntad. Él alineó su
voluntad a la del Padre y obedeció, y así pudo llevar a cabo el plan de salvación para la humanidad.

Bajo esta a línea de pensamiento llegamos a la conclusión que es muy importante tener una mente
renovada. Conocer la Palabra nos ayuda a tener dominio sobre nuestros pensamientos, a obedecer
y tener control sobre nosotros mismos. Si nuestras acciones y nuestras decisiones son el resultado
directo de lo que pensamos, tenemos que corregir todo lo que esté distorsionado o desordenado
en nuestra mente. Jesús nos enseña que es posible obedecer y resistir las influencias del enemigo.

Oración en acuerdo: Señor, seré obediente a tus directivas y venceré cualquier obstáculo que se
presente. En tu nombre, amén.

Nota: enseñanza tomada del día 12 de mayo 2022, Apóstol Juan Crudo.

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