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COLEGIO SUPERIOR DE CIENCIAS “VALLE DE

CASTAÑO”

MAESTRÍA EN PSICOLOGÍA EDUCATIVA

PRIMER TETRAMESTRE

CATEDRÁTICO: NORMA ALICIA SAUCEDO BANDA

ALUMNO: FRANCISCO MANUEL MARTÍNEZ FLORES

CURSO PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO HUMANO

ACTIVIDAD CLASE CASO 3 DE MARY CATHERINE


BATESON

DOCTOR ARROYO N.L. A 15 DE FEBRERO DEL 2023


Resumen del caso 3 DE Mary Catherine Bateson
Es antropóloga, hija de dos antropólogos famosos: Margaret Mead y Gregory Bateson, tercer
marido de Mead y socio de investigaciones. Es probable que la suya sea una de las infancias más
documentadas que se han registrado en conjunto con las memorias de Margaret Mead y las de
Mary Catherine Bateson, proporcionan una inusual y única perspectiva dual acerca de los primeros
tres años de la vida de una niña.
Cathy, hija única de Mead, nació cuando su madre tenía 38 años de edad. Sus padres se divorciaron
cuando Cathy cumplió los 11 años. Debido al trabajo de ambos durante la Segunda Guerra
Mundial, su vida caracterizó por largas ausencias y separaciones. Pero durante su lactancia y
primera infancia, cuando aún estaban juntos, Cathy era el centro de su amor y atención
incondicional.
Para evitar someterla a frustraciones, sus padres trataban de responder rápidamente ante sus
necesidades. Mead arreglaba sus compromisos profesionales alrededor de su horario de
amamantamiento y alimentaba al bebé “sobre demanda”, como las madres de las culturas isleñas
a las que había estudiado.
Al igual que su amigo Erik Erikson, Mead y Bateson le daban una gran importancia al desarrollo
de la confianza. Nunca dejaban a Cathy en un lugar desconocido con una persona extraña; siempre
conocía a los nuevos cuidadores en sitios familiares. Su cálida responsabilidad, su confianza y su
interés activo en las personas y las cosas crearon el marco para su expectativa de que el mundo era
un sitio amigable. Como resultado, Catherine observó que, durante periodos difíciles de su vida, a
menudo encontraba recursos de fe y fortaleza, una base que debe haberse construido en esos
primeros dos años.
Mead trató de evitar la sobreprotección para dejar que Cathy fuera ella misma. Catherine recuerda
que su padre empujaba su columpio tan alto que podía correr debajo del mismo. Más adelante, le
enseñó a trepar altos pinos, probando cada rama para ver su firmeza y asegurándose de que podía
encontrar su camino hacia abajo de nuevo, mientras que su madre observaba, tratando de no
demostrar su temor.
Cuando Cathy tenía dos años de edad y los viajes de sus padres aumentaron a causa de la guerra,
unieron su núcleo familiar al de un amigo y colega, Lawrence Frank. La decisión se adecuaba a la
creencia de Mead, derivada de sus estudios, de que los niños se benefician de tener múltiples
proveedores de cuidados y de aprender a adaptarse a situaciones distintas.
La unidad doméstica en la casa de piedra caliza de Frank en Greenwich Village incluía a su lactante
varón y a otros cinco niños. Catherine escribió: Así no crecí dentro de una familia nuclear ni como
hija única, sino como miembro de una familia extendida flexible y cálida. Sus memorias de verano
son de un santuario al lado de un lago en New Hampshire, donde cada niño recibía los cuidados
de adultos suficientes como para que no hubiera necesidad de envidias, donde el jardín florecía y
las noches terminaban en canto, tenía más riquezas que otros niños y sin embargo, estaban todas
esas despedidas. Estaban todas esas personas tan amadas y, aun así, las personas que más deseaba
se encontraban ausentes.
En las memorias complementarias de Margaret Mead y de Mary Catherine Bateson, podemos ver
cómo Mead puso en práctica las creencias que desarrolló acerca de la crianza infantil, en parte
provenientes de su propia infancia y en parte provenientes de la observación de culturas distantes.
La vemos buscando soluciones a un problema que se ha vuelto cada vez más común: el cuidado
infantil para los hijos de padres trabajadores. Y podemos ver una bidireccionalidad de influencias
la forma en que las experiencias tempranas con los padres ayudan a moldear el desarrollo del niño
y cómo las necesidades del niño moldean la vida de los padres.
El presente capítulo trata acerca del cambio de la dependencia de la lactancia a la independencia
de la infancia. Primero examinaremos las bases del desarrollo psicosocial: emociones,
temperamento y las primeras experiencias con los padres. Consideraremos las opiniones de
Erikson acerca del desarrollo de la confianza y la autonomía. Analizaremos las relaciones con los
proveedores de cuidados, el emergente sentido del yo y las bases de la conciencia. Exploraremos
las relaciones con los hermanos y con otros niños, así como con los abuelos. Por último,
examinaremos el impacto, cada vez mayor, del cuidado temprano en guarderías.

Aportación personal

Menciona como se va desarrollando los niños conforme van creciendo como van pasando de ser
totalmente dependientes a ser independientes de los adultos algo que veo con mis hijos en sus
primeros años de vida, también creo que es muy acertado el dejalos desarrollar su independencia
y que busquen soluciones por si mismos ya que esto les ayuda para que el niño no tenga miedo a
realizar cosas nuevas o solucionar problemas.

En lo personal yo siempre apoya a mi hija de seis años pero nunca le resolví sus problemas por
ejemplo si ella anda en una fiesta y quiere algo y me pregunta si puede agarrarlo yo le digo que no
es mío que tiene que pedírselo al anfitrión de la fiesta y ella va y le pregunta sin temor ni pena,
cosa que no veo en otros niños se enojan y quieren que sus padres les resuelvan su problema y si
los padres no les hacen caso hacen berrinche hasta que se lo entregan.

Con mi hija no veo eso ella es muy independiente en sus cosas claro siempre y cuando las pueda
hacer, en caso contrario no tiene miedo en pedir apoyo a mi o mi esposa o quien este en la casa
con ella tampoco hace berrinches si quiere algo ella entiende que en ocasiones no se le puede dar
lo que pide y que tiene que esperar para tenerlo.

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