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IMPORTANCIA DE LA FAMILIA EN LA MODALIDAD DE APRENDIZAJE

Autora: Dra. Adriana Napque

Cuando un niño nace la familia ya lo imaginaba previamente, representando


este hijo muchas cosas para sus padres. Se ha pensado en el nombre, se ha
soñado con su rostro, imaginado el color de sus ojos y de su cabello, sus fac-
ciones, etcétera. Se ha asociado, por ejemplo, sus “pataditas” con característi-
cas futuras: “será un gran futbolista”. Esto va conformando las expectativas que
estos padres poseen en torno a su hijo.
Aun antes de nacer el hijo, entran en vigencia supuestos identificatorios en los
que ese niño se reconocerá, el mismo adviene a un lugar ya significado, ya
marcado. En este momento ya se pondrán en juego modalidades familiares y
su flexibilidad o rigidez para aceptar a este sujeto probablemente diferente al
del sueño familiar.
Cada familia de acuerdo con su historia, sus expectativas, significarán de una
manera particular al hijo que nace, y es en este primer momento de crianza que
la familia necesita cerrar su discurso para constituir, fundar la vida psíquica de
sus hijos; necesita ser endogámica para contenerlos, para darles los anclajes
iniciales, los primeros puntos de sostén.
La familia, en esta etapa, debe también negociar contactos nuevos con el mun-
do exterior. Se construyen vínculos con abuelos, tíos, primos, etc. La familia
tiene que relacionarse con hospitales, escuelas y toda industria de ropa, ali-
mentos y juguetes infantiles.
Con el nacimiento de un niño, se conforma automáticamente un triángulo. Con
ello las interacciones se complejizarán.
Cuando nace otro hijo se quiebran las pautas estables constituidas en torno del
primero. Es preciso constituir un mapa de la familia más complejo y diferencia-
do incluyendo un holón de los hermanos.
Ejemplificaré esto un cuento que nos lleva a la reflexión sobre lo que conlleva
el advenimiento de un hijo en el seno de una familia.
“TIERNO RETOÑO DE UN TRONCO AÑOSO” Ephraim Kishon
El doctor había dicho que sólo podrían ver a la madre y el bebé los familiares más
cercanos; por lo tanto allá fuimos yo, el más contento de los padres, mi querida suegra
y, no iba a dejarlos de lado en semejante ocasión, mis propios y amados padres. Mi
suegra llevaba en una cesta dos gruesas mantillas para el bebé puesto que se encon-
traba en la certeza total de que en el hospital se infiltraban temibles corrientes de aire.
No dejaba de repetir que ella ya había criado cinco hijos y por lo tanto, se encontraba
en inmejorables condiciones de decidir qué era lo mejor para el bebé. Mi madre, por su
parte, no dejaba de lloriquear y refregarse los ojos con un pañuelo. Al preguntarle yo el
motivo de su llanto me lanzó una mirada asesina y con un tono de infinita conmisera-
ción me explicó que nadie mejor que ella para recordar a todos los familiares que ya
habían partido para no volver y no podrían disfrutar de este nacimiento.
Nos acompañaban también el Sr. y la Sra. Freyler, nuestros vecinos. Aunque vecinos
es una palabra que no alcanza para designar el fuerte lazo que unía a mi adorada es-
posa y a mí con ese encantador matrimonio. Por eso me había parecido absolutamen-
te natural que nos acompañaran en este evento. No podía faltar la Tía Berta, casi oc-
togenaria, quien apenas enterada del advenimiento de mi primer vástago me había
llamado por teléfono reconviniéndome por no haber sido llamada para oficiar de co-
madrona. No me resultó fácil explicarle que los tiempos habían cambiado y, felizmen-
te, pareció quedar más o menos conforme cuando la invité a visitar al niño.

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Aparte de este grupo, sólo se encontraban mi cuñada, la amiga íntima de mi esposa y,
por supuesto, mi jefe.
Cuando llegamos al piso en que se encontraba la habitación, una enfermera se nos
acercó en forma amenazante. Yo le arrojé apresuradamente un enorme ramo de flores
que traía y el resto aprovechó para correr e introducirse en la habitación de mi amada
esposa. Ella no se encontraba pero...allí estaba mi hijo!
En realidad yo vi una cuna y una sábana celeste pero mi querida suegra gritó: ¡Allí
está mi nieto! ¡Me está sonriendo! Es increíble, se ve que lleva mi sangre. Todos se
abalanzaron sobre la pequeña cuna; yo intenté echar una mirada a mi primer hijo, pero
fue en vano.
El Sr. y la Sra. Freyler dijeron en forma conveniente que el niño era igual a mí. No
puedo negar que una ola de orgullo paterno me cubrió por entero. En ese momento mi
cuñada les contestó que era una estupidez porque el niño tenía ojos intensamente
azules igual que su madre.
Yo pugnaba por tener mi propia idea del asunto pero era imposible; estiré la cabeza lo
máximo que pude, clavando el codo en una costilla de la Tía Berta y alcancé a ver un
pedacito de piel arrugada que no pude determinar a qué zona del cuerpo pertenecía.
Las lágrimas mojaron mis mejillas: ¡Ese niño llevaba mi marca!
La Tía Berta, que se acariciaba el costado, exigió silencio. Luego, con una voz grave
sentenció: Tiene el paladar del difunto Tío Efraín, será escribano como él.
En ese momento se abrió la puerta de la habitación y una enfermera agitada exclamó:
¡Por fin! Van a disculpar pero este niño pertenece a la habitación de enfrente. Ense-
guida les traigo el de ustedes.
Realmente creo que cuando la sangre habla, nunca se equivoca.

Historicidad del aprender

“Somos seres que somos con los otros”, nuestra relación con los demás
en cada momento de la vida genera una trayectoria de aprendizajes en la que
incorporamos información y desarrollamos distintas habilidades y destrezas.

La modalidad con que cada sujeto organiza y significa el universo de su


experiencia, su universo de conocimiento, es definida por Ana Quiroga como
“matriz de aprendizaje” 1. Esta matriz o modelo interno se estructura y determi-
na en los distintos ámbitos en los que se desarrolla nuestra experiencia de
aprender. Podemos decir, así, que la matriz de aprendizaje está multidetermi-
nada ya que surge por la interacción de varios factores; dentro de los cuales
podemos mencionar a las relaciones sociales que operan desde distintas insti-
tuciones, desde los medios de comunicación y, fundamentalmente, desde la
organización familiar. Esta última ocupa un papel central por ser determinante
de los primeros y más significativos aprendizajes.

Acerca de lo expresado Visca dice:

“La familia constituye el entorno en donde se construyen los aprendiza-


jes más fundamentales. La misma ofrece los modelos de identificación más
primitivos sobre cuyas bases se elaboran los vínculos de aprendizaje. Estos
vínculos van a ejercer una notable influencia sobre el estilo de adquirir conoci-

1 QUIROGA, Ana P. Matrices de aprendizaje, constitución del sujeto en el proceso de


conocimiento. Editorial cinco, Buenos Aires, 1994, p. 35

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mientos y destrezas como así también para que, mientras algunos contenidos y
destrezas sean jerarquizados, otros no.”2

En los últimos años se han desarrollado varias investigaciones acerca


del período intrauterino para advertir el peso que éste tiene en relación al
aprendizaje.

Es interesante considerar la noción de protovínculo introducida por Ana


Quiroga:

“Denominamos protovínculo a una instancia relacional primaria que ope-


ra como sostén y condición de posibilidad inmediata - junto a la organización
biológica - de la génesis del psiquismo humano. El sujeto se constituye en esta
estructura interaccional, en cuya interioridad construirá sus primeros modelos
de aprendizaje y relación.”[…] “La actitud materna y su modalidad vincular ope-
ran en el sistema relacional primario desde el comienzo de la vida como condi-
ciones de producción de matrices de aprendizaje.” 3

El nacimiento tiene una destacada importancia en lo que respecta a la


génesis del aprendizaje, ya que esta situación exige al bebé una rápida adap-
tación, desarrollando respuestas que implican aprendizaje. Por ejemplo, el pa-
saje de la oxigenación placentaria a la respiración pulmonar. Además aparecen
en este momento algunas contradicciones y fenómenos que caracterizan al
aprendizaje. La contradicción entre lo viejo y lo nuevo, lo conocido y lo desco-
nocido, entre otras. 4

El llanto del bebé también está al servicio de su adaptación a las exigen-


cias de la supervivencia. Es importante tener en cuenta la lectura que la familia
realiza en relación a la demanda del niño. Esta experiencia es significada por él
y por sus padres creando un fuerte vínculo que influirá en la construcción del
modelo o matriz de aprendizaje. Por ejemplo, un bebé que llora porque siente
frío, si la madre lo levanta, lo arropa y le da su calor, el niño sentirá que su ne-
cesidad está cubierta ya que su demanda ha sido atendida. Este bebé confor-
mará un modelo en el cual confiará en el éxito de sus posibilidades expresivas.
Si en el mismo caso la madre, no se hubiese detenido a decodificar la deman-
da de su hijo y le hubiese dado automáticamente, por ejemplo, de comer, éste
probablemente deje de llorar reconfortándose con un objeto que no necesitaba,
pero frustrará su verdadera demanda perjudicando la adquisición de seguridad
y confianza en su capacidad para transmitir sus estados internos. El desarrollo
paulatino de la confianza en sí mismo ayudará al niño, y posteriormente al adul-
to, a evolucionar en la comunicación consigo mismo y con el afuera; factor éste
importantísimo para el aprendizaje.

Otras situaciones que están particularmente ligadas al aprendizaje son:


la acomodación a la comida sólida, el control de esfínteres y el aprendizaje de
la marcha. En relación a la primera, es importante ver la posibilidad que los pa-

2 VISCA, Jorge. Técnicas proyectivas psicopedagógicas, Jorge Visca, Buenos Aires,


1994, p. 78.
3 QUIROGA, Ana P. Op. Cit., pp. 45 y 46
4 QUIROGA, Ana P. Op. Cit., p. 17

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dres dan al bebé de usar sus manos para llevarse los objetos a la boca, en tan-
to se aprende a utilizar la cuchara, el ritmo con que le dan la comida, etc. La
modalidad general con la que se de este proceso de aprendizaje influirá en el
posicionamiento futuro frente al aprendizaje.

El control de esfínteres muestra, a su vez, una situación nueva ya que,


en general, éste es para los padres uno de los primeros momentos en los que
se ponen a prueba como figuras enseñantes frente a los otros 5. La forma como
se realiza este aprendizaje, los recursos utilizados por la familia para que el
chico “pida” satisfacer su necesidad, la paciencia que los padres tengan en es-
te momento y el reconocimiento de las señales corporales de la necesidad del
niño, influyen en su desarrollo. Por otra parte este aprendizaje exige una adap-
tación que le permite al niño desarrollar la posibilidad de “mediatizar” una nece-
sidad insertándose, de esta forma, en la sociedad.

En relación al aprendizaje de la marcha, vemos que las circunstancias


que rodean a éste pueden adoptar distintas modalidades. Puede ser que el ni-
ño comience a dar sus primeros pasos de la mano de sus padres u otro fami-
liar, o puede ser que el niño se ayude de las paredes o muebles, por medio de
un andador, etc. En este momento el aliento que den los padres, a pesar de las
caídas del niño, será fundamental para desarrollar la confianza del mismo en
sus propias posibilidades, de las que comienza a sentirse dueño. A través de
este aprendizaje el niño logra, además, poseer autonomía para alejarse y acer-
carse de sus seres queridos.

La lectura que se haga en relación al error influirá en la tolerancia a la


frustración y ésta es relevante para el aprendizaje. El error podrá ser visto co-
mo constructivo o destructivo, según como se lo haya significado a través de la
experiencia. Es frecuente observar como algunos niños “esconden” las pruebas
y/o actividades en las que se aprecian varios errores, no solo como forma de
“alejarlas” de los demás sino también de ellos mismos, ya que son “vividas”
como denigrantes de la propia persona.

Es importante que padres y docentes en sus señalamientos cotidianos


hagan referencia a una conducta presente, no tomándola como una caracterís-
tica que “tiñe” toda la persona. Por ejemplo cuando se dice “sos distraído”, “sos
torpe”, “sos desprolijo”.

Todo lo mencionado hasta ahora da cuenta de que: “El aprendizaje es


un proceso que se significa familiarmente, aunque se ‘apropie’ individualmen-
te…” 6

La importancia que la familia posee en la construcción de la modalidad


de aprendizaje del niño se ve también a través de la circulación de la informa-
ción que se da en la misma. De qué temas se habla y de cuáles se evita hablar,
qué es lo que los padres quieren que sus hijos sepan acerca de determinados
sucesos, cuál es el “eco” que en esta familia el niño o adolescente encuentra

5 FERNÁNDEZ, Alicia. La inteligencia atrapada. Nueva Visión, Buenos Aires, 1987, p.


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6 FERNÁNDEZ, Alicia. Op. Cit., p. 131

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para su discurso, cómo son vistas las preguntas. Todo esto, irá conformando
una manera, un estilo de acercarse al conocimiento.

Un niño criado en una familia que lo excluye de cuanto diálogo surja, im-
pidiéndole -conscientemente o no- exponer sus sentimientos e ideas, significa-
rá al conocimiento y, fundamentalmente, a su expresión de forma muy distinta
a aquél niño que viva en una familia que actúe en forma opuesta a la mencio-
nada. La posibilidad que el niño tenga de formular preguntas, cobrará también
gran importancia, ya que influirá en el grado de curiosidad que éste posea; fac-
tor éste que al estar íntimamente ligado a la investigación constituye una buena
herramienta para el aprendizaje. A través de las preguntas, de la indagación
sobre distintos temas aprendemos a aprender.

Silvia Baeza realiza una investigación en la que relaciona aspectos de la


comunicación, tanto en la familia como en la escuela, que tienden a co-crear,
co-mantener o co-ampliar el bajo rendimiento del niño/adolescente en el con-
texto escolar. Se anexa un cuadro, titulado “Rendimiento escolar y Estilos Co-
municacionales”, donde se sintetizan las ideas centrales de la investigación de
dicha autora.

Podemos concluir que el aprendizaje comienza mucho antes del ingreso


del niño a la institución escolar. La modalidad de aprendizaje se irá conforman-
do desde el inicio de la vida y continuará hasta el final de la misma. La actitud
de los adultos durante la infancia y adolescencia influirá fuertemente en el posi-
cionamiento del sujeto como aprendiente. No obstante lo formulado, es dable
aclarar que la pertinente intervención de docentes, padres y, en el caso que
fuera necesario, profesionales permitirá modificar o reforzar la relación que el
niño o adolescente tenga con el aprendizaje.

Bibliografía:

• Baeza, Silvia, “Estilos comunicacionales”, Revista Aprendizaje Hoy Nº


43.
• Fernández, Alicia (1987) La inteligencia atrapada, Nueva Visión: Buenos
Aires.
• Quiroga, Ana P. (1994) Matrices de aprendizaje, constitución del sujeto
en el proceso de conocimiento. Editorial cinco: Buenos Aires.
• Visca, Jorge. (1994)Técnicas proyectivas psicopedagógicas, Jorge Vis-
ca: Buenos Aires

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ANEXO

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