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DERECHO CONSTITUCIONAL

I. INTRODUCCIÓN: ORÍGENES Y EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL.

TEMA 1. LA FORMACIÓN DEL ESTADO CONSTITUCIONAL

El Derecho Constitucional es el estudio del proceso a través del cual el Estado se somete al Derecho. La
Constitución nace en el siglo XVIII, y ha ido evolucionando.

Un Estado de Derecho debe cumplir con tres requisitos:

1. El Imperio de la Ley: que tiene que ser fruto de la voluntad popular. Hoy en día, hablamos del
Imperio de la Constitución, que es la ley fundamental. Antiguamente, en el momento en el que nació
el Estado de Derecho en Europa, la Constitución era un documento formal que no se aplicaba, ya
que la soberanía residía en el Parlamento.

2. División de poderes: triunfa el modelo de Montesquieu, que nace con el fin de evitar la
concentración del poder.
- Poder legislativo – El Parlamento es quien elabora las leyes.
- Poder ejecutivo – El Gobierno es quien las ejecuta.
- Poder judicial – Los jueces son quienes aplican la ley.

3. Reconocimiento de los derechos de los ciudadanos por parte del Estado, que constituyen y hacen
posible la libertad del ser humano. Estos derechos los tenemos al nacer, aunque se van obteniendo a
lo largo de los años a través de conquistas. Al principio existían derechos fundamentales del hombre
y del ciudadano (masculinos), pero no había garantías de que se fueran a respetar. Cuando surge la
Constitución surgen garantías de que se cumplen los derechos anteriores y además surgen nuevos
derechos (civiles, económicos, políticos, sociales y culturales). Con el paso del Estado liberal al Estado
social de derecho que se da hoy en día el Estado pasa a intervenir; el Estado actúa.

El Estado de Derecho evoluciona hasta el Estado Social de Derecho, en el que se reclama la intervención del
Estado en las nuevas conquistas de derechos. El Estado es el encargado de organizar los servicios necesarios
para que la existencia de los derechos sea posible y para garantizar el bienestar de los ciudadanos.

A medida que se van conquistando derechos exigimos al Estado que nos dé más y más prestaciones que éste
paga mediante impuestos. Así, el Estado cumple los derechos fundamentales y además comienza a construir
carreteras e infraestructuras, por lo que necesita cada vez más impuestos.

Hoy en día estamos en un Estado Social de Derecho en crisis: hay quienes piensan que se pagan demasiados
impuestos y prefieren el Estado Liberal y hay quienes piensan que estos gastos son necesarios y optan por el
Estado Social.

TRANSICIÓN DEL FRANQUISMO A LA DEMOCRACIA.

El Franquismo es un régimen dictatorial en el que no había Estado de Derecho, ya que no había una
Constitución, los derechos fundamentales no estaban reconocidos por el Estado y no había una división de
poderes (Franco los asume todos tras la Guerra Civil). El Franquismo se instaura después de la II República,
tras ganar la Guerra Civil.

Durante la guerra, el bando franquista cuenta con el apoyo de Italia y Alemania, y después se acomoda la
dictadura junto con otros países del sur de Europa. Franco va adaptando su régimen al de los países del resto
de Europa.

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El Franquismo era una “democracia orgánica” (no real) en la que existían siete Leyes Fundamentales (que
no estaban basadas en la voluntad general). Fue dictando estas siete Leyes Fundamentales a lo largo de los
años con la ayuda de un partido único (Movimiento Nacional), sin elecciones directas. Se celebraban
elecciones indirectas a través del municipio, la familia y el sindicato para elegir procuradores a Cortes. Se
prohibieron los demás partidos políticos, considerados corruptos, y Franco defiende que solo tiene que dar
cuenta de sus actos ante Dios y ante la Historia.

La Posguerra fue una época de gran represión. Hubo más muertos en los primeros años de Posguerra que
durante la Guerra. A finales de los años 60 hay un boom económico del que surge una clase media y empieza
a entrar turismo en España, lo cual conlleva un cambio de impresiones y un aumento de las relaciones
internacionales. Comienza así el movimiento de los españoles y un activismo dentro del país. La población
(censurada) comienza a ser crítica aunque, al no estar reconocidos los derechos fundamentales, cualquier
actividad podía constituir la alteración del orden público. La población carecía de libertades. Todo estaba
controlado (censura de textos y películas).

La máxima apertura se logra en 1967 con la última Ley Orgánica, que permitía un registro de asociaciones,
para la cual se tenían que jurar los principios del régimen. A partir de entonces y del 70 al 75 se comienzan a
formar en las Instituciones Fundamentales del Estado pequeños grupos de oposición al régimen. Comienzan
a nacer fisuras y surgen grupos que piden la democracia:

- Justicia Democrática: formada por jueces.


- En el ejército: la Unión Militar Democrática (UMD), formada por ocho militares.
- En la universidad: nunca había estado en consonancia con el régimen ya que era el lugar de reunión
de grupos de intelectuales.
- La Iglesia siempre había Estado del lado de Franco. España era un Estado confesional en el que había
confusión entre lo político y lo religioso, y la Iglesia tenía mucho poder. A partir del Concilio Vaticano
II hay una separación y se forman grupos clandestinos que quieren la democracia. Se reunían en
lugares religiosos a los que la policía no podía entrar.

En esta época surgen movilizaciones de estudiantes y de trabajadores. Es una época convulsa en la que
estalla la Crisis del 73 y surge el nacionalismo vasco y catalán. Por ello Franco fue alternando periodos de
represión con otros de tolerancia. Por ello los años 70 son conocidos como “dictablanda”. Cada vez que
había alguna novedad surgían reacciones por parte de la extrema derecha y la extrema izquierda, por lo que
fue una época dura.

En el 73 Franco era el jefe de Estado y Carrero Blanco el Presidente. Éste último fue asesinado por ETA y
Arias Navarro ocupó su lugar. En el 74 estalla la Revolución de los Claveles en Portugal, que acabó con la
dictadura de Salazar. En esta revolución el ejército se levanta contra el régimen. Aunque se sabía que en
España era difícil que ocurriera lo mismo, se entendió que el fin de la dictadura se aproximaba.

El 20 de noviembre de 1975 muere Franco. De entre sus siete Leyes Fundamentales, la Ley de Sucesión
nombraba a Juan Carlos como sucesor, a quien se le concedía todo el poder en régimen de Monarquía
absoluta. El 22 de noviembre éste dio un discurso en el que buscaba un equilibrio con el franquismo. En su
discurso defendió que quería acabar con “las dos Españas” y ser Rey de todos los españoles, buscando una
concordia. Este discurso no fue bien visto dentro del régimen pero sí internacionalmente.

Es cuando se inicia la Transición hacia la democracia, en la que se distinguen tres posturas:

- Inmovilistas: querían mantener el franquismo sin introducir ningún cambio


- Reformistas: buscaban evolucionar hacia el sistema democrático
- Rupturistas: querían acabar con el régimen franquista y establecer un sistema democrático.

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La Transición fue un periodo muy importante, que constituye el paso de un sistema dictatorial a uno
democrático de forma paulatina.

El primer Gobierno tuvo como presidente a Arias Navarro, quien quería una cierta apertura. Envió a Cortes
una Ley de Asociación y una reforma del Código Penal, que no llega a aprobarse, para despenalizar la
asociación. Surgen movilizaciones y atentados (ETA) y a los siete meses Arias Navarro dimite (se supone que
el Rey le obliga a dimitir para agilizar el paso hacia un sistema democrático, ya que si no su Monarquía corría
peligro).

Así empieza la II legislación del Franquismo. Las Cortes debían presentar en una terna tres nombres, y el Rey
decidiría el nuevo presidente. En esta terna se incluyeron 2 ex ministros del franquismo y a Adolfo Suárez,
secretario general del Movimiento Nacional, quien era el menos esperado a salir elegido ya que era el más
joven y no había sido ministro del franquismo.

Se sospecha que el Rey había pactado con el presidente de las Cortes que fuera elegido Adolfo Suárez. Éste
llevó a cabo una serie de cambios para llegar a unas Elecciones Generales, llamadas Elecciones
Constituyentes porque los elegidos serían los indicados para elaborar la Ley Constitucional. Fue el encargado
de conseguir una transición tranquila. Hubo un rechazo dentro del partido hacia Adolfo Suárez porque
consideraban que Senda Muñoz y López Bravo eran más indicados para ocupar el puesto, ya que eran
personalidades influyentes en Banesto y además ex ministros del franquismo.

Cuando fue nombrado Presidente del Gobierno le costó encontrar un grupo de personas que le apoyaran. En
su primer discurso puso de manifiesto que quería llegar a un sistema en el que los españoles fueran quienes
decidieran su futuro, una democracia, pero los demás grupos no le creyeron. Pensaban que seguiría los
pasos de Arias Navarro. Comenzó a negociar con los grupos de la oposición (excepto los comunistas) para
inventar una forma para que jurídicamente se pudiera pasar a la democracia. Tiene que inventar una
fórmula para poder pasar a un sistema democrático siguiendo el formalismo franquista. Presenta un
proyecto de ley que constituirá el instrumento jurídico para la Transición: la Ley para la Reforma Política.

Sigue el procedimiento franquista, como si fuera la octava ley fundamental. El proyecto de ley se presenta
en agosto, por lo que posiblemente lo tenía preparado. Era una ley muy corta, formada por cinco artículos,
en la que no había preámbulo ni disposición derogatoria, ya que estos elementos supondrían escribir
explícitamente las intenciones de acabar con el franquismo y dificultarían así la aprobación de la ley. En ellos
explica que se quiere ir hacia una soberanía popular en la que el pueblo pueda expresar cuál es su voluntad,
hay un reconocimiento de derechos y se anuncia que las Cortes serán bicamerales (el Congreso y el Senado),
formadas por miembros elegidos por sufragio. La Ley deja en manos del Gobierno la elaboración de la Ley
Electoral, que acaba con el franquismo.

Esta Ley debía ser llevada al Consejo del Reino, que elabora un informe no vinculante (sus sugerencias no
son obligatorias). Tiene que ser aprobada la Ley Electoral en Cortes, donde había franquistas. Negocia con
los distintos procuradores para lograr la aprobación de la Ley, que al final es aprobada mayoritariamente
(de 470 votos, 425 fueron a favor). Se piensa que los procuradores dijeron que sí porque estaban
acostumbrados a decir que sí a todo lo que mandaba Franco (lo hicieron por inercia), que Suárez compró los
votos o que sabían que el franquismo sin Franco era imposible y que tarde o temprano habría un cambio.

Una vez aprobada esta Ley pasa a referéndum del pueblo español. Los franquistas aconsejaron que se votara
en contra y la oposición recomendó abstención. Sin embargo, salió aprobada mayoritariamente y con una
alta participación (95%).

Se había comenzado un proceso para elegir representantes a Cortes Constituyentes, los encargados de
formar una Constitución. Las leyes suelen constar de preámbulos con una parte explicativa y otra

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declarativa. Sin embargo, en ésta no hubo preámbulos ni una cláusula derogatoria de las siete Leyes
Fundamentales de Franco para no poner de modo explícito que se quería acabar con el franquismo.

Una vez aprobada la Ley de Reforma Política, Adolfo Suárez dicta Decreto Leyes (normas dictadas por el
Gobierno) que no necesitaban la aceptación de las Cortes franquistas (las leyes son aprobadas por el
Parlamento y los decreto leyes formulados por el Gobierno). A través de estos Decreto Leyes acaba con el
Partido Único (se disuelve el Movimiento nacional). Dio una amnistía a los opositores políticos (las cárceles
estaban llenas de opositores al régimen), decreta la libertad de expresión, el derecho a huelga y la
posibilidad de libertad sindical. Además ratifica las declaraciones internacionales de derechos, por lo que ya
se podían aplicar en España.

Va dando pasos muy rápidos para convencer a la oposición de que quiere llegar a una democracia y para
poder negociar con ellos. Quiere aprobar la Ley de Asociaciones Políticas para legalizar los partidos políticos
y así poder llegar a unas Elecciones Generales. Además, elabora un listado de personas dispuestas a
participar en política. Negocia con líderes políticos que habían ido uniéndose en la Plataforma Democrática
para que se creyeran el proceso y fueran legalizados sus partidos.

Suárez hace una Ley Electoral en la que se dice cómo serán las elecciones, el sistema… Esta Platajunta
comienza a creer en Suárez y empiezan a legalizarse los partidos (excepto el Partido Comunista). Sin
embargo, sabía que tenía que legalizarlo antes de las elecciones para que no hubiera incidentes, ya que tenía
un gran poder de movilización, y el pueblo no quería la guerra. Tenía que legalizar el Partido Comunista para
poder llevar a cabo la Transición de manera pacífica. A pesar de ello, los militares estaban en contra de esto
y hubo constantes amenazas de Golpe de Estado.

Convocó Elecciones Generales y en Semana Santa, cuando los políticos se encontraban de vacaciones,
legalizó el Partido Comunista (PCE) de Carrillo. El PCE se queja por tener menos tiempo para preparar las
elecciones que los demás partidos.

Hasta ahora la población se dividía en franquistas y antifranquistas. Sin embargo, ahora cada partido político
debía ganarse un sector de la población, estableciendo diferencias en sus programas electorales. En esta
época se habla de una “sopa de letras” por la cantidad de partidos políticos que hay.

Las Elecciones Generales se convocaron para junio, y poco antes Juan de Borbón abdica en su hijo, Juan
Carlos, quien a partir de ahora tendría legitimidad política y también dinástica.

Suárez concurre a estas elecciones con una coalición de grupos centralistas llamada Unión Centro
Democrático (UCD).

El resultado de las elecciones fue:


- UCD ganó las elecciones con 165 escaños, sin lograr la mayoría absoluta.
- PSOE de Felipe González logró 118 escaños.
- PCE de Carrillo logró 20 escaños.
- AP de Fraga, considerado el “heredero del franquismo”, quien logró que los franquistas se pasaran a la
democracia, logró 16 escaños.

Hubo más partidos políticos que ganaron escaños, como el PNV (8 escaños), Minoría Catalana (11
escaños) y otros partidos minoritarios que no pudieron formar grupo parlamentario.

El resultado electoral era importante para ver la correlación de fuerzas encargadas de formular la
Constitución. Estas Elecciones Constituyentes iban a dar paso a una Constitución, para la que Suárez nombra
una ponencia (un grupo reducido de diputados, encargados de elaborar el proyecto de Constitución) a los

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que llamaríamos “Los Padres de la Constitución”. Fueron siete: tres de UCD, uno del PSOE, uno de AP, uno
del PCE y uno de Minoría Catalana.

Se acordó que habría secreto de deliberación, y se llevaron a cabo reuniones secretas para agilizar los
pactos. Sin embargo, hubo filtraciones a la prensa y se publicaron parte de las reuniones.

Se buscaría el consenso constitucional porque en la historia había habido largos periodos de dictaduras y
muy cortos de constituciones, con el objetivo de lograr una estabilidad política. El objetivo era elaborar una
Constitución que fuera duradera y sirviera para organizar todos los aspectos del país. Este consenso no fue
fácil de alcanzar, ni en la ponencia ni en las Cortes; cuando el texto constitucional finalmente pasa a las
Cortes hay más de 3000 enmiendas.

Se pensaba que la elección de si habría una Monarquía o una República iba a ser un problema. Sin embargo,
cuando se ve que el Rey quiere ir hacia un sistema democrático, los republicanos ceden. Se estableció que
sería una Monarquía Parlamentaria en la que “el Rey reina pero no gobierna”, ya que no iba a durar una
Monarquía absoluta en Europa. Por lo tanto, este no fue un problema, pero sí hubo dos problemas muy
conflictivos:

- La religión. El Estado había sido confesional, y con la Constitución y la democracia se quería separar el
Estado de la religión (confesional/ aconfesional/ laico). Finalmente se pactó un Estado aconfesional en
el que habría relaciones políticas con diferentes religiones, aunque se especifica que se mantendría la
relación con la Iglesia Católica. Aún así la Iglesia no quería perder su poder y presionó mucho con el
tema de la enseñanza (art. 16.3).

- La descentralización territorial: organización territorial del poder (centralizado/ descentralizado). No


se sabía si se iba a establecer una descentralización política o administrativa. Cuando se comienza a
elaborar la Constitución, hay movilizaciones en Cataluña y País Vasco en las que reivindican las
autonomías y hasta el separatismo. El nacionalismo vasco y catalán había movilizado a mucha
población y pedían libertad, un Estatuto de autonomía… No se podía mantener el Estado centralizado
que había habido con Franco y se dudó entre dar la descentralización al País Vasco y Cataluña o a
todos. Suárez pensaba dar autonomía al País Vasco y Cataluña, pero luego llegó a la idea de que iba a
haber muchas diferencias con el resto de comunidades, por lo tanto, decidió que la descentralización
de todos era la mejor opción.

La descentralización de todos los territorios podía ser administrativa general o política en el País Vasco
y Cataluña. Para calmar los ánimos había que hacer algún gesto hacia estas dos comunidades y
conseguir una Transición pacífica. Se quería establecer un modelo que plasmar en la Constitución.  Se
esforzaron por establecer que la soberanía la tenían todos los españoles, no sólo los vascos o los
catalanes.

Una vez aprobado el texto en el Congreso pasa al Senado. Hubo algunos problemas en cuanto a la redacción
del texto constitucional, ya que algunos no aceptaban las enmiendas de los socialistas. El proceso se alarga
mucho y provoca el desencanto de la sociedad, ya que estaban tardando demasiado. Finalmente se hace un
acuerdo entre Alfonso Guerra y Abril Martorell, vicepresidente del Gobierno.

Los últimos acuerdos se tomaron con los “Pactos del Mantel”, cuando se reunían a cenar en un restaurante
e iban aprobando el texto constitucional.

En la votación final, la mayoría de grupos voto que sí. Se abstuvo el PNV y votaron no los pequeños grupos.
Quedó así aprobado el texto constitucional por parte de las Cortes.

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Una vez que el texto es aprobado en el Congreso debe pasar a referéndum. Éste se aceptó, aunque con una
menor participación que anteriormente (65%) debido al desencanto de la población. Fue aprobado
mayoritariamente el 6 de diciembre de 1978. El Rey promulgó la Constitución en el BOE (Boletín Oficial del
Estado) el 27 de diciembre, y ese mismo día entró en vigor.

Durante estos últimos meses se aceptaron las preautonomías, por lo que antes de firmarse la Constitución se
sabía que iba a haber descentralización. Suárez había estado teniendo reuniones con Cataluña para tratar el
tema, que sólo quería autonomía para Cataluña, y en todo caso el País Vasco.

El 27 de septiembre de 1977 se creó la primera preautonomía de Cataluña, antes de que la Constitución


fuera aprobada, y el 4 de enero de 1978 se creó la del País Vasco, que se atrasó porque no querían ir a
Madrid a negociar. La creación de estas preautonomías fue necesaria para que la Transición fuese pacífica.

Aprobada la Constitución se produce una ruptura con el sistema anterior. No obstante, había ciertos miedos
que se notan en ciertas partes de la Constitución (ej. El preámbulo). Triunfó el preámbulo del Partido
Socialista Popular de Tierno Galván, aunque hubo muchos otros posibles. Éste constaba de dos partes, una
declarativa y otra explicativa que creó un enorme conflicto al ser expuesta en el Congreso.

TEMA 2. CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL ESTADO CONSTITUCIONAL ESPAÑOL: CARACTERES


GENERALES Y PERSPECTIVA COMPARADA DE LA CONSTITUCION DE 1978.

Nuestra Constitución es:

- Una Constitución democrática, un texto que se elabora en un solo acto y que se elabora por unos
representantes elegidos por unas elecciones liberales con sufragio universal.

- Una Constitución consensuada, porque se pactó entre las distintas fuerzas políticas del momento,
buscando estabilidad para generaciones del presente y del futuro. La ambigüedad fue fruto del
consenso. La encontramos en muchas ocasiones ya que deja temas conflictivos en manos del
legislador futuro. Se generó en el tema de la descentralización porque no se decía cuántas autonomías
habría, cuándo se formarían, de qué órganos de Gobierno constarían…

Para evitar conflictos una vez aprobada, se hace un Pacto de las Autonomías en una Comisión dirigida
por García de Enterría. Se definió que a finales de 1983 todas las autonomías (excepto las ciudades
autónomas de Ceuta y Melilla) tendrían un número de competencias mínimas y el Estatuto por el que
se regirían.

La ambigüedad fruto del consenso dio una serie de problemas, pero también ventajas, y quizás hoy
seguimos manteniendo la Constitución por ello. Ha servido de marco para todos los partidos políticos
que ha habido hasta ahora. Una Constitución dura hasta que deja de regular y articular la sociedad en
la que estamos.

- Es una Constitución escrita y extensa, que consta de 169 artículos, disposiciones transitorias y una
disposición final. Además es poco original, ya que tiene influencias de otras constituciones:

1. Cuando se decide una Monarquía Parlamentaria se toma como modelo las constituciones
nórdicas.

2. En cuanto a las relaciones Parlamento-Gobierno, se toma como modelo la Constitución


alemana, sobre todo en cuanto a la censura. En una búsqueda de la estabilidad, cambian la

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moción de censura por una censura constructiva, en la que si el Parlamento no está de
acuerdo con el presidente del Gobierno le puede censurar, aportando además motivos y una
alternativa. Por otro lado, el presidente del Gobierno puede disolver el Parlamento cuando
quiera.

3. En los distintos aspectos que se refieren al Tribunal Constitucional, se tomó como modelo la
Constitución alemana.

4. En cuanto a los Derechos Fundamentales, se tomó como modelo la Constitución italiana y la


portuguesa. Como salíamos de una dictadura, se quería garantizar una tabla de derechos. Se
formuló una lista muy detallada y se establecieron muchas garantías. Se establece qué
derechos tendremos y en qué soporte se regulan. Los derechos personales se exige que se
regulen por Ley Orgánica. Además se establece la posibilidad de atender a un Tribunal cuando
se lesiona un derecho, y si este Tribunal no da la razón y se trata de un poder público, nos da
la posibilidad de acudir al Tribunal Constitucional mediante recurso de amparo. Se trata de
una tabla cerrada, por lo que si quisiéramos añadir un derecho deberíamos ir a una reforma
constitucional.

5. En cuanto a la distribución territorial del poder, toma como modelo la Constitución italiana y
la española de la II República, que reconocía que los territorios tenían una autonomía. La
Constitución determina qué competencias puede tener el Estado y cuáles las Comunidades
Autónomas. El modelo federal dicta qué competencias tiene el Estado, y las demás las pueden
tener las Comunidades Autónomas. Sin embargo, el modelo regional dicta qué competencias
tienen las Comunidades Autónomas, y las demás las tiene el Estado.

- Es una Constitución rígida, ya que su reforma es difícil. Se trataría de una Constitución flexible si su
reforma fuera fácil. Existen dos procedimientos de reforma: simple y agravada, y se utiliza uno u otro
según el artículo a reformar. Se trata de una Constitución que se puede reformar en su totalidad
porque no tiene cláusulas de intangibilidad. Una reforma agravada requiere que cuando se alcanza un
acuerdo se disuelvan las cámaras, se convoquen unas elecciones y se haga un referéndum. Esto
supone un impedimento enorme y la reforma es la última opción, cuando no cabe interpretación por
ambigüedad. El Tribunal Constitucional es el interpretador final. Es una Constitución rígida porque es
un pacto social al que nos tenemos que someter. La Constitución es la norma superior; no hay nada
por encima de ella, por ello, aunque un partido tenga mayoría absoluta, no puede cambiarla.

II. DEFINICIÓN CONSTITUCIONAL DE LA FORMA DE ESTADO

TEMA 3. EL ESTADO DEMOCRÁTICO

3.1. FORMA DE ESTADO Y FORMA DE GOBIERNO

El Estado tiene 3 elementos según los teóricos del Estado Moderno:

- Territorio: fronteras, aduanas, subsuelo, espacio aéreo, mar…


- Población: la que habita dentro de este territorio.
- Poder: el que se ejerce dentro del territorio sobre los ciudadanos. Lo denominamos soberanía (el
poder máximo dentro de estas fronteras).

Según la relación entre los tres, se darán formas de Estado distintas. Hay tres teóricos del Estado absoluto:

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- Maquiavelo es el primero en distinguir entre Monarquía (el poder en manos de uno solo) y República
(el poder en manos del pueblo). En sus escritos daba consejos al príncipe para que siguiera
gobernando.
- Bodino es quien limita mejor esta soberanía. Éste defiende que la soberanía es el poder supremo del
Estado y sólo tiene un límite: las fronteras, que marcan el fin de una soberanía y el comienzo de la del
otro Estado.
- Hobbes también legitima el Estado absoluto, siendo posterior a los anteriores. Vive en Inglaterra
cuando hay muchas guerras y habla de los pactos. Defiende que los hombres son malos por naturaleza
(el hombre es un lobo para el hombre), por lo que han de realizar un pacto y dar todo el poder a una
persona: el monarca absoluto, quien va a gobernar, dictar leyes y lograr la paz. Una vez que se pacta,
este pacto no se puede revocar.

Los liberales también hablarán de estas teorías pactistas. Locke defiende que los hombres ceden una parte
del poder y que si el gobernante abusa de este poder, existe el derecho de resistencia, y se podría revocar
dicho poder.

En un primer momento se habla de Monarquía y República. Ahora se habla del Estado totalitario o
autocrático y el Estado de Derecho. En el totalitario el poder está en unas solas manos y se ejerce sin límites.
El Estado de Derecho se basa en el imperio de la ley, como expresión de la voluntad general, en el
reconocimiento de los derechos fundamentales…

Dentro del Estado de Derecho hablamos de formas de Gobierno:


- Parlamentaria
- Presidencialista

En los siglos XVII y XVIII surgen unas revoluciones para limitar el Estado Absoluto porque el poder estaba en
unas solas manos, sin límite, y se daban privilegios a quien se quería.

Poco a poco va surgiendo una nueva clase social: la burguesía, que a partir de la Revolución Industrial
empieza a tener mucho poder económico, pero no político. Se llama “Tercer Estado” a la población porque
no eran parte de la nobleza ni del clero. La burguesía necesita acabar con el Estado Absoluto para tener
poder político. En Francia se logra con la Revolución Francesa. En Inglaterra se realiza mediante conquistas
paulatinas. En los Estados Unidos se tenían que independizar de Inglaterra pero no tenían que luchar contra
el absolutismo interno.

Para limitar este poder absoluto se comienza con una declaración de derechos que el Estado reconoce,
anteriores a él porque éste no los crea. Se reconocen unos ámbitos de libertad de los individuos frente a los
cuales el Estado no puede actuar. Los primeros derechos que se conquistan son los personales: derecho a la
libertad religiosa, derecho a la vida, derecho a no ser torturado, derecho a la integridad, derecho a no ser
detenido sin motivo… Además de éstos, surge uno esencial: el derecho de propiedad.

La burguesía crea derechos formales, no para todos. Quiere esta libertad para poder negociar más
fácilmente y ganar más dinero. Quien ostenta el poder del Estado debe garantizar esta libertad, por lo que se
pasa a un Estado abstencionista o “Estado policía”. La sociedad se auto regula a través de la ley de la oferta y
la demanda.

Van a hablar de la división de poderes para limitar el poder absoluto. Defienden que los jueces solo deben
aplicar la ley, no interpretarla. Esto surge de la desconfianza que sienten los liberales hacia los jueces. Sin
embargo, esto es imposible porque siempre se dan circunstancias en las que hay que interpretar la ley.

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Además de la división de poderes, también hablan del Imperio de la Ley. Ésta ley la dicta el Parlamento, por
lo que se establece una soberanía parlamentaria en la que los representantes interpretan la voluntad de los
ciudadanos.

Hay dos teorías:

- Rousseau considera que la soberanía debe residir en el pueblo. El hombre es bueno por naturaleza y
los hombres se agrupan para decidir en cada momento cuál es la ley que se debe aplicar, sin
intermediarios porque tergiversan la voluntad general, por lo que busca la democracia de la
identidad.

- Locke, junto con otros teóricos, considera que esta democracia directa es buena pero no se puede
lleva a la práctica. Idealmente está bien, pero generaría que estuviéramos siempre reunidos, sería
difícil en comunidades grandes… Por ello necesitamos una representación, que debe ser distinta de la
representación estamental que tenía el mandato imperativo. Anteriormente quien gobernaba daba
instrucciones a quien negociaba (su representante solo para un asunto concreto, que no podía ir más
allá). Ahora necesitamos unos representantes, lo que conduce a un mandato representativo, en el
que los ciudadanos eligen a unos representantes que irán sin instrucciones, a quienes no se les puede
revocar y que representarán a todo el pueblo, no solo a sus electores. Solo podrán dedicarse a la
política aquellos que tengan propiedad (la burguesía), ya que no se paga por ello. Podrán votar por
sufragio censitario los que tengan propiedad porque importa lo que beneficia a los propietarios, los
burgueses que generan riqueza.

Con el liberalismo se acaba con los privilegios. La ley que va a ser fruto de la voluntad general va a ser
general e igual para todos. Para poder legitimar este sufragio censitario se va a hablar de la nación, no del
pueblo. Se da así una soberanía nacional. La nación es un ente abstracto formado por generaciones pasadas,
presentes y futuras.

El Estado Liberal acaba entrando en crisis porque va naciendo una nueva clase social; los proletarios,
quienes están en desacuerdo con el sistema. Además, la ley de la oferta y la demanda deja de regular la
realidad del momento. Éstos comienzan a organizarse y nacen las llamadas “Internacionales” (ej.
Internacional Socialista).

Surgen entonces dos alternativas: los Estados totalitarios y las revoluciones comunistas.
Nace el Estado Social de Derecho, que reconoce derechos políticos (el sufragio universal, en el que todos
votan y pueden ser elegidos) y derechos económicos y sociales (que regulan los horarios de trabajo, las
vacaciones…) a toda la población. Sin embargo, las mujeres seguían sin tener ningún tipo de derecho.

Se comienzan a organizar los partidos de masas. Con este sufragio universal se instaura la soberanía
popular. Mientras en el Estado liberal el poder residía en el Parlamento, en el Estado Social el poder pasa al
Gobierno, porque en el Parlamento entran muchos proletarios.

En el Estado Social se reconoce el Estado de Bienestar y se establecen garantías. El capitalismo cede ante
una parte de la población por la presión, para evitar la dictadura del proletariado. Al reconocer estos
derechos y garantizarlos, el Estado debe actuar. Pasamos entonces del Estado abstencionista o policía al
Estado intervencionista, en el que se traslada el poder al Gobierno para garantizar las prestaciones.

3.2. EL DERECHO DE SUFRAGIO

El sufragio es un derecho que esta constitucionalizado. Es un derecho que está dentro de otro más amplio: el
de participación. En nuestra Constitución, el derecho de participación está regulado en el art.23, que nos

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dice que los ciudadanos tienen derecho a participar en los asuntos públicos, directamente o por medio de
representantes. Añade que esta participación (la representativa) será por medio de representantes elegidos
en elecciones periódicas por sufragio universal. Este sufragio universal es un derecho que tenemos todos, y
no significa que tengamos derecho todas las personas con carácter universal, sino que tiene unos límites:

1. La mayoría de edad (a los 18 años).


2. La nacionalidad (debe ser nacional para poder votar, con excepción de los extranjeros en las
elecciones municipales).
3. Estar en el censo electoral (para evitar fraudes).
4. Disponer de plenas capacidades políticas (que solo se pueden perder por decisión judicial: en el caso
de los presos cuando tengan condena a una pena que establezca que no tiene poder de sufragio, y
los incapaces en centro psiquiátrico siempre que exista declaración judicial). Estos derechos se
pueden suspender, no prohibir, y siempre cuando exista declaración judicial. Esta incapacitación es
temporal, siempre que dure la pena.

Estos serian los requisitos a tener en cuenta para tener derecho del sufragio, es decir, para poder votar.

El sufrago activo es la posibilidad que tenemos de votar. El sufragio pasivo es la posibilidad de ser elegidos,
de presentarnos a unas elecciones. Requisitos: ser mayor de edad, tener nacionalidad española y disponer
de plena capacidad política. No se requiere que residan en el lugar por el que se presentan.

Las causas de inelegibilidad determinan que hay personas que no se pueden presentar a unas elecciones,
que no pueden ejercer el derecho de sufragio pasivo, debido al cargo que ocupan. Las causas que impiden
que ciertas personas puedan presentarse a las elecciones están recogidas en el art.70 de nuestra
Constitución. No podrán presentarse a las elecciones, según la Constitución, magistrados, jueces y fiscales (a
no ser que pidan una excedencia), militares profesionales ni cuerpos de la seguridad activos, miembros de
las juntas electorales... La ley lo amplia a algunos más, como al presidente del Banco de España, presidentes
de radiotelevisión…

Estas causas de inelegibilidad no se deben confundir con las causas de la incompatibilidad. Las causas de
inelegibilidad son las causas que impiden a una persona a presentarse a las elecciones; las de
incompatibilidad surgen cuando un candidato es elegido, cuando no puede realizar otras funciones (no
puede ser gobernador del Banco de España siendo un diputado, y deberá dejar el cargo).

3.3. DEMOCRACIA DIRECTA, REPRESENTATIVA Y PARTICIPATIVA.

Rousseau defendía la democracia directa frente a la representativa, en la que hay cuerpos intermedios y
representantes de la población. La democracia participativa es la que, dentro de la democracia
representativa, busca canales de participación para que los ciudadanos puedan intervenir mediante
asociaciones y no sólo en las elecciones. En España tenemos una democracia representativa, ya que
salíamos de una dictadura. Sin embargo, se acepta alguna democracia directa mediante el referéndum y la
iniciativa legislativa popular.

El derecho de participación se refiere a una participación en asuntos públicos. El sufragio es universal, libre,
directo y secreto. Nuestra Constitución establece por un lado fórmulas de democracia representativa y por
otro, fórmulas de democracia directa. En la representativa los ciudadanos ejercen la soberanía popular
votando a unos representantes que van a ser punto intermedio entre gobernantes y gobernados. La
democracia directa sería una votación inmediata de los ciudadanos respecto a una decisión política o una
ley, sin intermediarios.

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Nuestros representantes, saliendo del sistema democrático, lo que hacen es inclinarse directamente por la
democracia representativa. Si bien aceptan también la democracia directa, la regulan con ciertos límites.
Esta democracia representativa por la que aboga nuestra Constitución se va a titular a través de la llamada
“representación política” o “mandato representativo”. Este mandato representativo, con algunas
variaciones, tiene mucho en común con el mandato representativo del liberalismo (nuestros representantes,
una vez elegidos, van a quedar desvinculados de sus electores). Este mandato representativo va a tener tres
características:

- Es un mandato nacional (los representantes que se elijan van a representar a toda la nación). En el
art.66 de la Constitución se establece que las Cortes representan a todo el pueblo español, no solo a
sus electores.
- Es un mandato libre (una vez que hemos elegido a nuestros representantes pueden actuar libremente
durante 4 años, sin dar cuenta a sus electores).
- Es un mandato no revocable (si no estamos de acuerdo con la decisión de nuestros representantes no
podemos revocarlo, tenemos que esperar a las siguientes elecciones).

Además se debe señalar que la relación es el mandato entre electores y elegidos. Elegimos a través de unos
partidos políticos, que nos ofrecen una lista de personas que quieren participar en la política y a quienes
nosotros votamos. Cuando hemos elegido unos representantes, votamos a alguien independientemente del
partido al que pertenecen. Una vez que son elegidos, no importa que se desvinculen del partido en el que
estaban. Sale elegido el individuo, no el partido.

Los partidos políticos son intermediarios, asociaciones políticas, pero no forman parte del Parlamento.

Nuestro constituyente aboga por el mandato y democracia representativa. Pretende que se asienten los
partidos y que estos partidos sean quienes ofrezcan los programas y los candidatos. El pluralismo político se
expresa a través de la cantidad de partidos políticos que existen.

Sin embargo, acepta también la democracia directa. En el art.23, cuando habla de la participación política,
habla de que todos los españoles tenemos derecho a participar directamente o a través de los
representantes. Esto quiere decir que no son incompatibles. Regulan dos instituciones de democracia directa
que se van a aceptar por el constituyente: por un lado el referéndum, y por otro la iniciativa legislativa
popular. Someten a nuestra decisión una ley. En un principio nuestra Constitución aceptaba numerosas
opciones de democracia directa, pero durante los debates se fueron limitando.

3.4. EL REFERÉNDUM Y LA INICIATIVA LEGISLATIVA POPULAR

Se establecen dos tipos de referéndum:


- El referéndum normativo solo se prevé en caso de reforma constitucional o autonómica. Este
referéndum es obligatorio.
- El referéndum potestativo que se puede plantear cuando así lo considere el Gobierno, como en el
caso de una reforma simple. Se trata de un referéndum vinculante.

Sin embargo, no se establecen en nuestra Constitución referéndums para leyes. Las leyes se elaboran y
aprueban por los representantes. Hay un referéndum consultivo que se refiere a la posibilidad que tiene el
Gobierno de someter a votación popular una decisión política importante. Es consultivo, pero no vinculante.
No se refiere a una norma; se refiere a una decisión política.

El referéndum es una forma de democracia directa de la que es competente el Estado central. El presidente
del Gobierno es quien lo propone por autorización del Congreso de los Diputados.

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En el art.149 de nuestra Constitución se establecen las competencias que podrá tener el Estado y que
podrán tener las Comunidades Autónomas. El marco competencial está en este artículo.

La Ley de Referéndum establece que la autorización de celebración de un referéndum es una competencia


exclusiva del Estado. Establece también que en el momento que se quiera pasar a consulta una decisión
política, la iniciativa tiene que presentarla el presidente del Gobierno, indicando las preguntas que se
quieren formular, la decisión sobre la que se va a consultar a la población si es de ámbito nacional o no. Las
Cortes deben debatir estos elementos para autorizar el referéndum. Una vez autorizado, quien lo convoca
oficialmente es el Rey. Es una función formal, no decide si va a haber o no referéndum, simplemente la
convoca si se autoriza, a través de un Real Decreto, publicado en el BOE, en el que constarán todos estos
conceptos.

Se establece en la ley además una serie de límites: una vez aplicado el Real Decreto y se publique en el BOE
habrá un plazo entre 30 y 120 días posteriores en los que se debe convocar el referéndum. Además hay un
límite que se refiere a los Estados de excepción y de sitio. Diciendo que en caso de que se declarase un
Estado de sitio o Estado de excepción, no se puede convocar referéndum ya que hay tal gravedad que no
hay la calma suficiente para poder votar el referéndum. Si ha sido convocado el referéndum pero hay una
situación de caos y se declara un Estado de excepción se suspende la convocatoria de referéndum. Se
establece también que el referéndum no se podrá convocar 90 días antes ni 90 días después de cualquier
tipo de elecciones.

El sufragio será sufragio universal y los partidos políticos podrán hacer campaña para referéndum, indicando
qué aconsejan. Se obliga a que los poderes públicos dejen espacios gratuitos en televisión, periódicos… para
que hagan esta propaganda. Se dice también que esta campaña se podrá hacer hasta el día anterior, y que
los últimos 5 días antes de los referéndums no se podrán publicar los resultados de las encuestas por el
efecto que puedan tener en la opinión pública.

En cuanto a la celebración de referéndum, podemos ir a votar con unos sobres y unas papeletas donde
consten exactamente las preguntas que debemos contestar. Además, las juntas electorales van a seguir todo
este proceso de escrutinio para ver cuál es el resultado y comprobar que no haya fraude en la votación. Van
a contar las papeletas para saber cuál es el resultado, que se hará público.

En caso de que se considerase que ha habido fraude en alguna mesa electoral, se puede recurrir: primero a
las propias juntas electorales para que se revise, y después a los Tribunales.

La Ley de Referéndum de 1980 regulaba las distintas leyes de referéndum. En el 2003 hubo una modificación
del Código Penal que afectaba a esta ley de referéndum por cuanto en esta modificación se tipificaba como
delito la actuación de la autoridad o funcionario público que, careciendo de competencias para ello,
convocara o autorizara un referéndum y se establecía una pena de 3 a 5 años de prisión e inhabilitación para
ejercer cargos públicos durante la pena. También, con una pena más rebajada, se condenaba aquellos cargos
políticos que hicieran propaganda respecto a un referéndum ilegal.

Esta reforma tuvo lugar porque Ibarretxe, presidente del País Vasco, propuso ser un Estado asociado de
España, proponiendo por tanto la reforma del Estatuto de Autonomía. El Plan Ibarretxe se aprobó en el
Parlamento Vasco, pero fue suspendido al llegar al Congreso. Ante esta voluntad del País Vasco de
convertirse en Estado asociado, una especie de confederación, se habló de la posibilidad de que los vascos
votaran en el referéndum la autodeterminación. Estos acontecimientos hicieron que por parte de Aznar, que
era el presidente, se tipificara como delito el convocar un referéndum por quien no era competente para
ello.

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En el 2005 hay una derogación de estos artículos del Código Penal argumentando que dichas conductas
(aprobar un referéndum por quien no era competente) no tenía la entidad suficiente como para merecer un
castigo penal, por lo que ya no es delito penal convocar un referéndum ilegal.

La otra institución de democracia directa es la iniciativa legislativa popular. Es una iniciativa para que se
tramite una ley, que los ciudadanos podemos solicitar a las Cortes que tramiten una ley sobre alguna
materia que no está regulada o que no nos gusta cómo está regulada. La democracia directa está muy
limitada. La iniciativa legislativa popular está regulada en el art.87.3 donde se dice quién puede iniciar la
tramitación de una ley, quién puede presentar una iniciativa, y dice que serán el Gobierno, el Congreso y el
Senado quienes pueden regularlo.

Los requisitos para la iniciativa legislativa:

- Que se presente con un mínimo de unas 500,000 firmas


- Que estas firmas estén acreditadas
- Se excluye determinadas materias sobre las que no podremos presentar iniciativa legislativa:
materias propias de Ley Orgánica, materias tributarias, materias de carácter internacional, y en lo
relativo a la prerrogativa de gracia.

En el art.81 se dice que son Leyes Orgánicas las que son relativas al desarrollo de los derechos
fundamentales y de las libertades públicas, las que aprueben Estatutos de autonomía, las que regulen el
régimen electoral y todas las demás que contemple la Constitución.

Tampoco podemos iniciar una Reforma Constitucional. Son límites para la iniciativa, pero una vez la
Comisión promotora ha hecho propaganda, ha recogido firmas…. Resulta que lo único que lo hace es
presentarla al Congreso, ni siquiera la tramita. La tiene que tramitar el Congreso. Todos estos límites son
sólo para iniciar una iniciativa legislativa popular.

3.5. PARTIDOS POLITICOS.

Los partidos políticos son una clase de asociaciones. Una asociación es un grupo de personas que libremente
se unen en vistas a conseguir un fin común y esto lo hacen bajo un régimen organizado. Hay muchas clases
de asociación: culturales, políticas, religiosas, mercantiles, profesionales… Las mercantiles, que son las que
tienen ánimo de lucro, tienen una regulación distinta. Las profesionales también están al margen del
régimen general de asociaciones, porque hay asociaciones profesionales que obligan a afiliarse para poder
ejercer una profesión, como la de los abogados.

Una asociación es un derecho. Todos los derechos tienen parte positiva y negativa, excepto el derecho a la
vida. Es un derecho subjetivo, personal, que necesariamente se ejerce colectivamente. Por parte de la
asociación, tiene la posibilidad de aceptar socios o no aceptarlos. Se tendrá que prestar a los Estatutos de la
propia asociación. Lo único que no puede hacer es no aceptar por motivos discriminatorios.

Hay libertad para constituir las asociaciones y hacer los Estatutos, poniendo requisitos que no sean
discriminatorios. Las asociaciones, cuando las creamos son asociaciones de hecho. Para que tengan
capacidad jurídica las tenemos que inscribir en un registro. Esto sirve para que los poderes públicos
conozcan qué tipos de asociaciones hay y a efectos de seguridad.

La Constitución regula este derecho de asociación en el art.22. Nos dice en este artículo que se reconoce el
derecho de asociación de manera general, no hace falta ser nacional, y se establecen diferentes puntos

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entre los que encontramos unos límites. En el apartado 2 nos dice que las asociaciones que persigan fines o
utilicen medios tipificados como delito son ilegales. Se prohíben las asociaciones secretas y las de carácter
paramilitar.

Esto va a afectar a todo tipo de asociación, también a las políticas, los partidos políticos, que son una clase
de asociación. Las asociaciones solo pueden ser disueltas o suspendidas en virtud de resolución judicial
motivada.

Si los tribunales suspendieran o disolvieran una asociación y los miembros de la asociación no están de
acuerdo, podrían recurrir e incluso acudir al Tribunal Constitucional con recurso de amparo.

Los partidos son un tipo de asociación, aunque además tienen más regulaciones propias aparte. Es un grupo
de personas que se unen en vistas a un fin común, que es el de transformar la realidad, que nos ofrecen
personas y programas para decirnos cómo quieren transformar la realidad y qué personas estarían
dispuestas a hacerlo. Para conseguirlo tienen una finalidad, que es conseguir el poder político. Si no quieren
obtener el poder político hablaríamos de otro tipo de asociación, o un grupo de presión.

En la Constitución se da mucha importancia a los partidos políticos, como se puede ver en la abundancia de
partidos.

En el art.6 nos dice qué es lo que hacen estos partidos: concurren a la formación y a la manifestación de la
voluntad popular y son además instrumento fundamental para la participación política. Además se añade
cómo deben ser los partidos: son libres en cuanto a la creación de su actividad pero dentro de la
Constitución y de la ley, la estructura interna y el funcionamiento deben ser democráticos. Hay un derecho a
crear partidos políticos con toda libertad, derecho a afiliarse a un partido político… simplemente se debe
respetar la Constitución y la ley.

No se acepta la democracia militante (que solo permite participar a aquellos partidos que estén de acuerdo
con la Constitución). Si bien los partidos deben respetar la ley y la Constitución, nuestra Constitución permite
la reforma total por el sistema agravado. Un partido se podría crear con una finalidad de reformar la
Constitución. Lo que no se acepta es cuando las acciones son contrarias a la Constitución. Se debe acatar la
Constitución pero ideológicamente se puede tener la ideología que se quiera.

Los partidos deben inscribirse en un Registro de Partidos, no el general de asociaciones, que está en el
Ministerio de Interior. Cuando se quiere crear un partido político, se deben presentar los Estatutos, diciendo
cuáles son los promotores, sus finalidades… Presentada toda la documentación, si transcurridos 20 días no
hay comunicación, este silencio se considera silencio positivo (el partido está inscrito).

Hay dos tipos de control de partidos políticos:

- CONTROL PREVENTIVO: Si al presentar la documentación en el Ministerio de Interior consideran que


los fines o que los Estatutos o los medios que van a utilizar son delictivos o inconstitucionales, lo van
a pasar al Ministerio Fiscal, porque el Ministerio de Interior no puede denegar partidos sin más. El
Ministerio Fiscal, en el plazo de 20 días debe contestar. Si no ve indicios de delito, lo aceptara; si los
ve, lo pasara a autoridad judicial para que el juez decida si se puede inscribir o no. No cabe que el
Ministerio, el Gobierno, limite la creación de nuevos partidos.

Cabria que al presentar los Estatutos no hubiera indicios de delito, pero sí faltaran requisitos
formales. Otra restricción seria el nombre (no se puede inscribir con el mismo nombre, pero sí con
uno similar). Cuando un nombre tiene que ver con una ideología, la ideología no es de nadie, por lo
que lo puede utilizar cualquier partido.

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- CONTROL REPRESIVO: En la Ley de Partidos se establece por un lado la capacidad de legalizar los
partidos cuando estos actúen con fines delictivos pero además, cuando de manera reiterada,
vulneren los principios democráticos. Se establece además todo un artículo desglosando todas las
actividades que permitirían ilegalizar un partido político. Cuando un partido haya estado ilegalizado
no se puede formar otro que sea la correa de transmisión de éste. Tampoco otro partido podría
tener personas que estuvieran alguna vez ligadas al terrorismo, aún cumplida la condena (se queda
sin derecho a sufragio pasivo).

Esta ley lo que hace es establecer una serie de causas que definen cuándo se puede ilegalizar un
partido. Además nos dice cual será el procedimiento para ilegalizar o disolver un partido. En primer
lugar, quien puede instar la disolución de un partido es el Ministerio Fiscal o el Gobierno. También
pueden hacerlo Congreso y Senado, pidiendo al Gobierno que inste la disolución, quien está
obligado a llevar a cabo la solicitud. Se establece que será el Tribunal Supremo en una sala especial,
que estará compuesta por el presidente supremo, los presidentes de distintas salas y por el
magistrado más antiguo y el más moderno de cada sala. Todos estos van a formar esta sala especial
que tendrá la competencia para ilegalizar partidos.

El Gobierno solicitó la ilegalización de un partido porque así lo había pedido el Congreso en el 2002. Pidieron
que se instara la ilegalización de Batasuna. Esta ilegalización fue decretada por el Tribunal Supremo. Durante
la tramitación, el Tribunal Supremo decretó la suspensión provisional.

En cuanto a los medios económicos, los partidos políticos deben tener una actuación democrática. Lo que se
exige en la ley es que deben tener una Asamblea general, el Congreso del partido… Los militantes tienen la
posibilidad de solicitar información de todas las actuaciones y de la economía del partido. Tienen derecho a
saber y a votar y a presentarse dentro del partido para ser elegidos. Esta democracia interna de los partidos
es muy difícil de denunciar.

LA FINANCIACION
Existe una Ley de Financiación de Partidos. La financiación de los partidos puede ser pública y privada:

Financiación Pública: los partidos obtienen una financiación para sufragar los gastos de las campañas
electorales teniendo en cuenta la repercusión que habían tenido en las elecciones anteriores y gastos de
funcionamiento. En función del número de escaños conseguidos en las últimas elecciones (1/3) y por el
número de votos (2/3). Además de estas subvenciones públicas por parte del Estado, pueden recibir
subvenciones por parte de Comunidades Autónomas y ayuntamientos. El que exista un dinero público para
financiar los partidos supone que tengan iguales condiciones para poder participar en política.

Financiación Privada: aportaciones privadas, siempre nominativas (están prohibidas las anónimas) y además
no pueden tener una finalidad a cambio. Se establece un límite y es que al año no se puede aportar más de
100,000€ por persona. Sí se les puede dejar inmuebles y herencias. Ha ocasionado muchos problemas
porque pueden recibir dinero de los bancos. Lo piden prestado y si después tienen problemas para
devolverlo los bancos suelen perdonar parte de estas deudas.

Quien lleva las cuentas del partido político es el Tribunal de Cuentas. Deberían ser públicas las cuentas de
los partidos. En caso de que hubiera irregularidades se pasa a los Tribunales. Durante años, el Tribunal de
Cuentas pedía las cuentas a los partidos y éstos no se las daban. Ha llevado años de retraso porque los
partidos no proporcionaban sus cuentas.

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TEMA 4. EL ESTADO DE DERECHO

4.1. SIGNIFICADO Y PRINCIPIOS DEL ESTADO DE DERECHO

El Estado Social de Derecho está en crisis. Nace para acabar con el poder absoluto de los monarcas. Aquí
surge la idea del imperio de la ley, la voluntad de poder…

Los derechos se van conquistando. Con la condición de que no sean solo derechos personales, si no que sean
colectivos, y además establezcan garantías. Para ello se establecen una serie de instituciones para garantizar
que vamos a convivir democráticamente y que se van a respetar nuestros derechos.

Cuando el Estado de Derecho funciona normalmente, la división de poderes funciona y las instituciones de
Gobierno funcionan, tenemos garantizados estos derechos. Votamos una Constitución para eso; para que
sea el marco dentro del cual se va a desarrollar la convivencia dentro de nuestra sociedad. El normal
funcionamiento de las instituciones no es siempre suficiente para garantizar el ejercicio de los derechos o
esta convivencia pacífica y estamos en lo que llamamos una situación de crisis.

4.2. EL ESTADO DE DERECHO ANTE SITUACIONES DE CRISIS

Ante la posibilidad de que se dé en algún momento la situación de crisis, hay constituciones que regulan
cómo actuar y otras que silencian el tema y no dicen nada, y si se produce una situación de crisis por ley se
dictan las cosas que se deben realizar. Sobre la marcha se va solventando el problema.

Hay otras constituciones que de forma preventiva regulan como solucionar presupuestos que se pongan en
cuestión. Nuestra Constitución regula estas situaciones en lo que se denomina el Estado de excepción. Hay
tres formulas:

1. El Estado de alarma
2. El Estado de excepción
3. El Estado de sitio

Nuestra Constitución remite la regulación de los tres supuestos a una Ley Orgánica. Esta Ley Orgánica lo que
hizo fue desarrollarlo como tres situaciones distintas, no una única situación que va de menor a mayor
gravedad. Son situaciones que se dan en tres supuestos distintos.

1. ESTADO DE ALARMA. “El más suave”. Se puede decretar en aquellos supuestos en los que haya una
situación anormal, provocada por fenómenos naturales o bien porque hay una crisis sanitaria o un
problema con respecto a los servicios públicos esenciales.

No se pueden suspender derechos, pero si se puede ordenar que determinadas industrias u hospitales se
pongan al servicio de este Estado de alarma para paliar la situación. Ej. Se rompe una presa y hay una
inundación enorme, una epidemia de alguna enfermedad infecciosa, que no se puedan mantener los
servicios públicos esenciales…
En nuestro país se decretó un Estado de alarma en el 2010 frente a los controladores aéreos. Es la única vez
que se ha decretado en nuestro país un Estado de alarma.

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El procedimiento lo declara el Gobierno, aunque tiene que dar cuenta al Congreso de los Diputados, porque
es una situación de urgencia. Está pensado para solventar situaciones urgentes.
Se tendrá que determinar si recoge todo el territorio nacional o solo en parte. Este decreto debe enunciar las
medidas que se van a tomar y la duración. El tiempo máximo son 15 días. Una vez decretado, el Gobierno
debe dar cuenta al Congreso de los Diputados para que tenga conocimiento de que se ha decretado el
Estado de alarma y porque en el caso de que a los 15 días no se pueda volver a una situación normal, el
Gobierno solicita una prórroga al Congreso de los Diputados.
El Congreso de los Diputados puede solicitar toda la documentación e información que considere necesaria y
el Gobierno está obligado a entregarla. Las autoridades públicas podrían estar sometidas a la autoridad que
va a coordinar estas medidas.

También se puede decretar que determinadas instalaciones se pongan a disposición de esta autoridad que
va a controlar la alarma, incluso a empresas: locales, naves… Durante este tiempo, si la autoridad que
controla el proceso abusa de esta autoridad, se le podrá pedir responsabilidades, daños y perjuicios… Debe
seguir funcionando el Poder Judicial y el Congreso de los Diputados para controlar al Gobierno. Solo se
decreta cuando no hay más posibilidades para solventar la situación.

2. ESTADO DE EXCEPCIÓN. Se da en los supuestos en los que haya una grave alteración del orden público o
una grave alteración del normal servicio de los derechos fundamentales.

Quien inicia el Estado de excepción es el Gobierno, pero debe remitir al Congreso de los Diputados una
solicitud de autorización. Quien debe autorizar el Estado de excepción es el Congreso. En esta solicitud debe
constar también si se va a decretar para todo el territorio o solo en parte, el tiempo máximo por el que se va
a decretar, el Congreso discutirá las medidas que se presenten en el decreto. El Congreso, antes de dar la
autorización, lo examina. Normalmente el Gobierno cuenta con mayoría en el Congreso, por lo que
normalmente se aceptaría. Sin embargo se pueden examinar las medidas y cambiar algunas de ellas.

En este decreto deben constar cuales son los derechos dentro de los posibles que se van a suspender y cuál
es la cuantía de las sanciones que se pueden imponer. Hablamos de suspensión de derechos, ya que los
derechos no pueden prohibirse, solo suspenderse temporalmente. En el art.55 de la Constitución, cuando se
habla de los derechos fundamentales, se habla de los derechos, de las garantías y de la posibilidad de
suspensión: la suspensión territorial en un Estado excepcional de excepción y sitio y una suspensión
individual a personas determinadas.

Se pueden suspender en un Estado de excepción los siguientes derechos: los que establece el art 55. El
derecho de seguridad y libertad personal (la detención), el derecho a la inviolabilidad del domicilio (la policía
podría entrar en nuestra casa sin autorización judicial, delante de alguien del ámbito de la familia o a dos
vecinos que actúan de testigos), el derecho de secreto de comunicaciones (el correo, el teléfono, el email…),
la libertad de circulación (nos pueden impedir a circular a determinadas horas, a avisar si nos vamos de la
ciudad…), el derecho de huelga y manifestación y la cláusula de conciencia de los periodistas y la
comunicación pública.

Todos estos derechos se pueden suspender. Sin embargo, solo se suspenden los imprescindibles para poder
volver a la normalidad. Además, el hecho de que se suspendan y se permita que los cuerpos y fuerzas de
seguridad puedan intervenir en este proceso sin autorización judicial, deben responder a un control. Se
podrían pedir daños y perjuicios. Deben actuar de forma rápida y eficaz pero dando cuenta de lo que han
hecho.

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4. ESTADO DE SITIO. Es la situación de mayor gravedad. Se podría dar en aquellos supuestos en los que haya
una insurrección o se ponga en peligro la integridad territorial o la independencia de España o se actúe con
actos de fuerza contra la soberanía del Estado.

En estos casos el Gobierno propone el decreto al Congreso, pero no elabora el decreto. El Gobierno solicita
al Congreso la proclamación de un Estado de sitio y son estos quienes elaboran el decreto. El Congreso debe
decidir el ámbito territorial, el plazo y los derechos que se pueden suspender. En este caso se va a nombrar
una autoridad militar para que desarrolle las medidas a tomar en este Estado de sitio y el Gobierno va a
asumir todas estas facultades extraordinarias. El Gobierno, según el art.37, es quien dirige la política interior
y exterior, la administración civil y la administración militar.

También se pueden establecer sanciones y los poderes normales deben seguir funcionando, aunque este la
autoridad militar, hasta el punto de que en caso de que no hubiera periodo de sesiones (vacaciones
parlamentarias) se debería convocar inmediatamente al Congreso. Si el Congreso, el Senado y las Cortes
estuvieran disueltas (un periodo electoral), estas funciones de control al Gobierno las desarrollaría la
diputación permanente (en los periodos electorales no nos quedamos sin corte; contamos con la diputación
permanente, compuesta por el presidente de la cámara y un grupo de parlamentarios proporcional al
número de escaños que tenia cada grupo parlamentario).

En un caso de Estado excepcional de sitio debe autorizar el decreto. Además debe controlar las funciones de
Gobierno y la ejecución de las posibilidades que se darán en el decreto por intervención militar. Puede durar
30 días el Estado de sitio. Nunca se ha dictado un Estado de excepción o de sitio en nuestro país.

No se debe confundir un Estado de sitio con el Estado de guerra. La Constitución regula los Estados
excepcionales en el art.56 y el Estado de guerra la debe firmar el Rey. La suspensión de derechos se puede
dar de dos formas: suspensión territorial o suspensión individual.

La suspensión individual se refiere a situaciones personales de personas que tengan relación con bandas
armadas o grupos terroristas. En nuestro país, al existir ETA, se regula en la Constitución esta posibilidad de
suspensión de derechos. En un primer momento se decretó en 1980 y 1984 las “leyes antiterroristas”, que
permitían la detención de personas sin representación de abogado durante 15 días.

TEMA 5. EL ESTADO SOCIAL DE DERECHO

5.1. ORIGEN Y EVOLUCIÓN DEL ESTADO SOCIAL

El Estado Social de Derecho es el Estado Intervencionista, que va a adquirir mucho poder ejecutivo. Se van a
reconocer una serie de derechos económicos, sociales y culturales y también sus garantías.

Ya no podremos hablar solo de derechos personales o individuales como en el liberalismo, sino que además
de estos derechos se conquistan otros nuevos que van a generar la necesidad de que los poderes
intervengan. No van a ser solo los de ámbito personal frente al Estado, sino que además de esto, se suma un
nuevo grupo de derechos que van a necesitar que el Estado intervenga en los llamados derechos
prestacionales.

Cuando hablamos de derechos políticos nos referimos al sufragio universal, soberanía popular… Los
derechos económicos son los laborales, derecho a huelga, derecho a la salud… Los derechos culturales y
sociales engloban la protección de la familia, del medioambiente, el derecho a la cultura, a la educación…

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En el liberalismo el Estado era abstencionista; no debía intervenir. Debía dar total libertad a la burguesía
para dejar que decida sobre su economía. Los derechos que entonces había eran unos derechos personales,
individuales pero formales, sin garantías (había una Declaración de Derechos).

Con la crisis del Estado Liberal se conquistan nuevos derechos a través de los movimientos obreros y las
Internacionales, ante la amenaza de que si no se conceden, estos movimientos van a tender hacia el
comunismo. Ante esta crisis del Estado Liberal, mantienen el Estado de Derecho y además reconocen
derechos nuevos, recogidos en una tabla de derechos y establecen cómo se van a reivindicar, cómo se
podrán solicitar ante los poderes públicos y las medidas que se llevarán a cabo para garantizarlos.

Para conseguir que estos derechos sean reales y efectivos, ya no basta con que el Estado sea abstencionista.
Con la nueva regulación de los derechos los poderes públicos deben intervenir porque si no muchos de ellos
no se pueden garantizar. Quienes van a garantizar estos derechos son los poderes públicos. Son derechos de
prestación, que el Estado presta a los ciudadanos.

Con estas necesidades de intervención va a adquirir más importancia el Poder Ejecutivo que el Parlamento
(una vez que el pueblo puede acceder al Parlamento el poder pasa a estar en manos del Ejecutivo).

5.2. EL ESTADO SOCIAL EN LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA: NATURALEZA Y DESARROLLO

En nuestra Constitución, la primera referencia al Estado Social la encontramos en el art. 1 “España se


constituye en un Estado Social y democrático de Derecho que propugna una serie de principios como valores
superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.”

Se va a buscar un equilibrio entre la igualdad y la libertad. En cuanto al pluralismo político, el constituyente


le da mucha importancia mediante los partidos políticos.

En el Estado Social o de Bienestar se considera que esta justicia debe ser una justicia distributiva. El poder
público debe intervenir para que haya un cierto equilibrio social y económico. Para ello el poder deberá
hacer una mejor redistribución de los bienes.

En el art. 9.2 se describe lo que entendemos por Estado Social de Derecho “Corresponde a los poderes
públicos promover las condiciones para que la libertad e igualdad del individuo y de los grupos en que se
integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la
participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social.”

Incluso este artículo vendría en contraposición con el art.14, donde se establece la igualdad ante la ley. Sin
embargo, este principio de igualdad formal se considera insuficiente, ya que se considera que lo que hace es
mantener las condiciones de desigualdad ya existentes.

Por tanto, para evitar que esto sea así y conseguir que todos tengamos las mismas posibilidades, los poderes
públicos tienen que intervenir. Esta intervención permite incluso la aplicación de la discriminación positiva,
que quiere decir que cuando un grupo social o colectivo determinado esté en una situación de
discriminación, los poderes públicos pueden actuar o incluso legislar con leyes especiales que no se aplicarán
a todos, sino al grupo, a fin de conseguir que la igualdad sea real. (Ejemplo: En el caso de las personas
discapacitadas; en las oposiciones hay una cuota reservada a este tipo de personas. En el caso de las listas
electorales: durante años había muy pocas mujeres que participaran en política, por lo que se establecieron
unas cuotas para que hubiera al menos un 60:40).

Sin embargo, las políticas de discriminación positiva han creado muchas discusiones. (Ej. En las universidades
americanas, favoreciendo a negros, asiáticos… pero no a blancos).

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La discriminación positiva tiene cabida siempre y cuando se trate de algún elemento que no se pueda
cambiar voluntariamente. Estas acciones positivas son importantes para conseguir que la igualdad sea real y
efectiva.

Todas las medidas típicas del Estado Social las encontramos en distintos artículos. Nuestra Constitución, por
quién la hizo y cómo, no iba a poner muchas facilidades para llegar al Estado Social. En cuanto a los
derechos, se establece una lista de derechos y todo un capítulo dedicado a las garantías. En lo que se refiere
a los derechos económicos y sociales, el capítulo comienza diciendo “en los principios rectores de los
derechos sociales y económicos”. En cuanto a las garantías, en el art. 53 se habla de ellas. Todo esto variará
según el Gobierno del momento, debido a la ambigüedad de la Constitución.

5.3. EL ORDEN ECONÓMICO CONSITUCIONAL

Cuando hablamos del Estado Social hablamos también del orden económico, distinto al del Estado Liberal.
En el Estado Social el Estado interviene económicamente. Es un sistema económico en el que el modelo del
liberalismo cambia. Los poderes públicos deben intervenir y regular para una distribución de la riqueza y
conseguir estos derechos. Hay una gran presión fiscal para tener los medios necesarios para que los poderes
públicos presten estos servicios públicos.

En cuanto al modelo económico de la Constitución, cuando hablamos de la Constitución económica o


modelo económico nos estamos refiriendo al marco jurídico para la estructura y funcionamiento de la
estructura económica. En esta Constitución, el modelo económico va a ser un modelo mixto, manteniendo
el capitalismo, que va a tener medidas propias del liberalismo y medidas que permiten la intervención del
Estado sobre todo cuando haya un interés social que se considera superior.

Así, nuestra Constitución por un lado va a regular la libertad de empresa dentro de la economía de mercado.
En el art. 33 se reconoce el derecho a la propiedad privada y a la herencia y nos dice que va a haber libertad
de empresa dentro de lo que es la economía de mercado.

Hay artículos que hablan de la posibilidad de intervención por parte del Estado. El art. 128 nos dice que toda
la riqueza del país está subordinada ante el interés general y se reconoce la iniciativa pública en la actividad
económica. En el art.129.2 se dice que los poderes públicos promoverán eficazmente las diversas formas de
participación en las empresas y fomentarán, mediante una legislación adecuada, las sociedades corporativas.
También establecerán los medios que faciliten el acceso de los trabajadores a la propiedad de los medios de
producción. En el art. 131 se dice que el Estado, mediante ley, podrá planificar la actividad económica
general para atender a las necesidades colectivas.

Esto hace que sea un sistema mixto. Lo que hace la Constitución es darnos el marco dentro del cual podrán
desarrollarse distintas políticas económicas. Así, se dice que se evitarán los monopolios y que se van a tener
en cuenta por parte de los poderes públicos la posibilidad de que haya competencia entre las empresas y,
por otro lado, la posibilidad de que haya libertad pero con regulación en la economía.

Lo que van a hacer los poderes públicos va a ser intervenir, regulando tanto las actividades mercantiles como
muchas actividades profesionales y al regularlo, lo que establece son límites. En cada intervención se debe
explicar el interés general que la motiva.

Respecto al derecho de propiedad, derecho esencial en el liberalismo, se regula como derecho fundamental
tanto en la propiedad privada como en la herencia. La Constitución dice que la función social delimitará su
contenido; se tendrá en cuenta el interés social que permite limitar el derecho de propiedad.

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Esto implica que no podemos abusar del derecho de propiedad, sino que debemos actuar conforme al
derecho de libertad de los otros. Los límites son esencialmente la función social de la propiedad, la cual
delimitará el contenido de acuerdo con las leyes, es decir, se tendrá en cuenta el interés social, pudiendo
limitar el derecho de propiedad. Según el art. 33.3, nadie puede ser privado de sus bienes y derechos sino
por causa justificada de modo público o de interés social. Si previamente está legislado y con una
indemnización, se podrá expropiar una propiedad. Esta indemnización será la que determine la
administración, no será el precio de mercado.

En cuanto a los principios económicos y sociales, tenemos la regulación de la obligación que tenemos todos
de contribuir a los gastos del Estado (pagar impuestos), regulado en el art. 31. Todos debemos contribuir a
los gastos públicos de acuerdo con la capacidad económica, lo cual está inspirado en el principio de igualdad.

Además de esta obligación, el art. 39 regula la protección de la familia. Esta protección debe ser social,
económica y jurídica e implica la protección en cuanto a los miembros dependientes (menores,
discapacitados o personas mayores), una protección jurídica que sea por un lado protección en el ámbito
civil (a los hijos independientemente de si son naturales o no) y por otro lado en el ámbito penal (delito de
abandono de familia). Se busca con ello que los hijos estén protegidos, buscando la igualad entre todos ellos,
y la obligación de los padres de prestar asistencia de todo tipo a los mismos, estableciéndose medidas para
obligar a los padres y madres que tengan esta dedicación a los hijos en dichos ámbitos.

Se establece también la posibilidad de investigación de la paternidad para aquellos supuestos en los que el
padre se desentienda de sus hijos. Si la persona se niega a que se compruebe que el ADN es el mismo, se da
a entender que lo es, a no ser que se pueda demostrar lo contrario.

Dentro de la protección a la familia está la asistencia a las mujeres tanto durante el periodo de gestación
como en momentos posteriores al embarazo.

Se establece en el art. 40 que el sistema de redistribución de renta debe ser regulado por los poderes
públicos y se regula en el art. 41 que la Seguridad Social es algo universal para todos los ciudadanos, no solo
para aquellos que contribuyan, y se establece que debe garantizarse la asistencia especialmente para los
casos de discapacidad y desempleo.

Esta obligación de que sea para todos los ciudadanos pone en cuestión si debemos seguir manteniendo una
Seguridad Social para todos o si se debería restringir esta sanidad: los que pudieran pagar una sanidad
privada deberían hacerlo, y los que no que acudiesen a la Seguridad Social.

En el art. 50 se regulan las prestaciones a las personas de la tercera edad diciendo que los poderes públicos
deben garantizar las pensiones, que estén actualizadas y que deben promover el bienestar de las personas
de la tercera edad.

También se regula dentro de estos principios el derecho a medioambiente. El medioambiente debe ser el
adecuado. Además tenemos el deber de conservarlo. Los poderes públicos deben intervenir con leyes
especiales (ley de costas, ley de aguas, no tirar residuos tóxicos al mar…).

TEMA 6. LA ORGANIZACIÓN TERRITORIAL DEL ESTADO.

6.1. LA FORMA DE ESTADO DESDE LA PERSPECTIVA DE LA ORGANIZACIÓN TERRITORIAL DEL


PODER

El constituyente se refiere al Estado como el conjunto de las instituciones que están asentadas en un
territorio. Por otro lado habla del Estado frente a las Autonomías.

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Además, el constituyente, para poder llegar al consenso, no dejó cerrado el tema de la descentralización,
que lo va a basar en el llamado Principio Dispositivo o de Voluntariedad de los territorios afectados. Según
este principio, los distintos territorios van a decidir si acceden a la autonomía o no, por medio de qué
proceso, en qué momento…

Tampoco se va a establecer en la Constitución qué tipo de descentralización tendríamos; lo que estaba claro
es que no iba a mantenerse el Estado como un único centro de poder, ya que antes de aprobarse la
Constitución se pactaron las preautonomías. No quedó claro si esta descentralización seria solo política (se
tiene el poder de legislar; comunidades dotadas de Asamblea) o también administrativa (descentralización
incluso de un Gobierno que ejecutase las leyes del Estado). Solamente lo indica para las comunidades
históricas, en el art. 152.

Tampoco va a decidir el constituyente cuál va a ser el poder que tendrá cada uno de esos territorios que
acceden a la autonomía. Establece dos listados de competencias: un listado en el art.148 de las
competencias que podrán tener las Comunidades Autónomas y otro listado en el art. 149 de las
competencias que serán exclusivas del Estado. Muchas de estas competencias van a ser compartidas. Aún
así, no se establecen las competencias de las comunidades, sino que se dice que pueden tener las citadas en
dicho artículo.

Finalmente, como la Constitución no lo prohibía, todos los territorios accedieron a la autonomía y


fundamentaron sus Estatutos de Autonomía.

Hoy en día tenemos una descentralización política en la que todas las comunidades tienen la capacidad de
legislar.

6.2. LOS PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES DEL SISTEMA AUTONÓMICO

En el art.2, al intentar regular como será este principio de descentralización, el constituyente mezcla por un
lado la patria común e indivisible, y por otro el reconocimiento de las nacionalidades (el principio de
autonomía, de unidad y de solidaridad).

La autonomía no se establece como un principio así establecido. En el art.2 se habla del reconocimiento del
derecho de autonomía. Esto significa que cuando el Estado legisla, si las Comunidades Autónomas sobre una
materia también pueden legislar, el Estado no lo puede legislar todo; debe dejar un margen a la autonomía,
que es un sistema heterogéneo, no unitario. El Estado no da la autonomía sino que reconoce el derecho de
autonomía.

En el art.2 se regulan los principios de autonomía, unidad y solidaridad.

En cuanto al principio de unidad, estamos hablando de un Estado unitario descentralizado, no federal. Nunca
fuimos Estados que se unieron para formar una federación.

Este principio de unidad es muy importante porque sin él no podríamos hablar de autonomía. Hablamos de
un Estado unitario descentralizado, pero no de un Estado Federal. Cuando hablamos de autonomía en
general, hablamos de autonomía respecto a algo. Necesitamos el principio de unidad para explicar el de
autonomía. Encontramos este principio de unidad en que contamos con una única Constitución. Los
Estatutos de Autonomía, aunque sean la norma institucional básica de cada autonomía, no quiere decir que
cada Comunidad Autónoma pueda crear el Estatuto que quiera, ya que están regulados por la Constitución.
Necesariamente deben estar sometidos y de acuerdo con la Constitución.

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Tenemos además un único Jefe de Estado, una única Monarquía, un único sistema parlamentario, un único
Poder Judicial, un único Tribunal Constitucional (con competencia en todo el Estado), un único Consejo del
Estado, un único Ministerio Fiscal, un único Defensor del Pueblo… Sin embargo las Comunidades Autónomas
han ido recogiendo instituciones parecidas a las del Estado, válidas solamente dentro de cada Comunidad
Autónoma.

Además de estas instituciones que demuestran que el Estado es unitario, este principio de unidad se
extiende también a lo que es la unidad económica. La economía es una competencia exclusiva del Estado y la
dirección política es del Estado. Se establecen una serie de límites para que las Comunidades Autónomas no
puedan interferir en la libre circulación de personas, empresas, mercancías y bienes.

Además de la unidad económica, encontramos también el principio de igualdad de derechos de todos los
ciudadanos, estén en la comunidad que estén. Este principio de igualdad lo encontramos tanto en el art.14
como en el art.149, al hablar de las competencias.

En el art.14 se declara que es competencia del Estado la legislación básica que garantice la igualdad de todos
los españoles en el ejercicio de derechos y deberes ahí donde estén. Sin embargo esta igualdad no significa
absoluta identidad.

Además de esta igualdad de derechos, existen también una serie de controles dentro de lo que es el
principio de unidad que se atribuyen al Estado Central para garantizar que este principio de unidad se
mantiene.

Las Comunidades Autónomas deben, además de tener ordenamiento propio, estar sometidas a estos
controles porque lo dice la Constitución. Sin embargo no hay que entender al Estado como un ente
contrapuesto a las Comunidades Autónomas.

En el art.137 se dice que las autonomías no pueden actuar de acuerdo al interés general, sino que deben
atenerse a lo que las concierne, es decir, sus propios intereses. El Tribunal Constitucional dice que no va a
tener en cuenta el art. 137 y se van a tener en cuenta las competencias.

Por un lado está la posibilidad de armonización, que es la posibilidad que tienen las Cortes de dictar una ley
cuando consideren que el reparto de competencias hace que no se pueda llevar a cabo una política de
Estado debido a que hay situación demasiado heterogénea.

Esto conllevaría recortar competencias a las Comunidades Autónomas para pasarlas al Estado. Hubo un
intento de Ley Armonizadora en el principio, cuando empezaba la descentralización. Fue un intento entre los
dos grandes partidos de ese momento (UCD y PSOE), pero esta ley fue impugnada por las Comunidades
Autónomas. Se trataba de la LOAPA (Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico). El Tribunal
Constitucional consideró que no era una Ley Orgánica, y que tenía muchos aspectos inconstitucionales. Está
regulada en el art.150.3.

El Estado tiene la posibilidad, recogida en el art. 155, de obligar a las Comunidades Autónomas que no
actúen o atenten gravemente al interés general a que actúen de una determinada forma.

Además de este principio de unidad, está el de autonomía. Este principio de autonomía se regula como un
derecho. “Autonomía” tenemos que entenderla siempre con respecto a unidad, que se refiere a la
supremacía constitucional. Es esta supremacía constitucional la que permite que, respetando la unidad,
exista diversidad por medio de las autonomías. Se trata de una autonomía legislativa y ejecutiva. Tendrá las
funciones ejecutivas tanto de la legislación estatal como de la autonómica. Este principio de autonomía
implica varios ordenamientos. Permite la heterogeneidad respeto a la regulación de cada materia.

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6.3. EL ACCESO A LA AUTONOMÍA. CONDICIONES Y PROCEDIMIENTOS.

En cuanto a los procedimientos de acceso a la autonomía, la Constitución regula varios, aunque finalmente
se dieron más que los regulados en esta Constitución. Este acceso a la autonomía estaba basado en Principio
Dispositivo. Cada territorio decidía si quería ser autónomo y el proceso de acceso.
Hay dos procedimientos de acceso a la autonomía: el simple y el agravado.

El procedimiento agravado está regulado en el art.151. Es bastante más complejo alcanzar la autonomía por
esta vía que por el proceso simple ya que se exigía a las autonomías que estuviera de acuerdo la mayoría
absoluta del censo electoral de cada provincia. Aquellos que no se pronunciaran contarían como votos en
contra.

Si se alcanzaba la autonomía por esta vía, se podía tener el máximo competencial que permitía la
Constitución desde el primer momento, mientras que por el procedimiento simple se debían esperar 5 años
para conseguir este máximo competencial. Se estableció una disposición adicional, la segunda, que permitía
a las comunidades históricas no pasar por el procedimiento del art. 151. Se aseguraba que las Comunidades
Autónomas históricas tendrían autonomía plena desde un primer momento.

Se hizo un procedimiento muy agravado pensando que nadie lo iba a utilizar, ya que a las Comunidades
Autónomas históricas se les ponía facilidades para acceder a la autonomía.

Andalucía solicitó el proceso del art.151, pero en Almería no se alcanzó la mayoría absoluta. Lo que se hizo
fue dar por bueno el resultado de Almería, dando a Andalucía la plena autonomía desde un primer
momento. Todas las demás tenían que ir por la vía lenta, con la excepción de Navarra, que tiene una clausula
y disposición final. En Navarra acordaron el Estatuto, se presentó a las Cortes y se aprobó. Se presentó a las
Cortes, se presentó ante lectura única en Corte y Senado como Comunidad Autónoma uniprovincial.

En el art.143 se describe el procedimiento simple. Se trata de una vía para acceder a la autonomía más
sencilla, pero no se sabía si iban a tener Asamblea legislativa y además tenían que esperar 5 años para poder
optar al máximo competencial.

A estos procedimientos (art.151, art.143, Navarra y Ceuta y Melilla) debemos añadir además un quinto.
Valencia y Canarias fueron por la vía del art.143 pero en vez de esperar los 5 años necesarios para optar al
máximo competencial, en sus Estatutos recogieron el máximo competencial desde un principio. Por tanto,
sus Estatutos eran inconstitucionales. Ante esta situación, en vez de impugnar estos Estatutos, se dictaron
para estas dos comunidades las llamadas leyes de transferencia y delegación. Hay una diferencia muy clara
en si se hace de esta forma o si estas competencias las tienen los Estatutos. A través de leyes de
transferencia se transfirieron al Estado las competencias que habían adquirido y que no podían adquirir.

Hoy en día, que ya han pasado más de 5 años desde que hicieron esto, todas las Comunidades Autónomas
tienen el máximo competencial. Hoy ya, la vía de acceso a la autonomía nos indica mucho menos de lo que
nos indicó en un principio. Estas disposiciones siguen estando en nuestra Constitución, pero nadie piensa
que se vayan a volver a utilizar, ya que el mapa autonómico está completo.

Las distintas Comunidades Autónomas han tenido varias reformas de los Estatutos para llegar al máximo
competencial. Por último, con respecto al acceso a la autonomía, para evitar tener que ir hacia una situación
de incertidumbre en la que por un lado el Poder Central tenía que deshacer todo el poder que había
adquirido en el franquismo, se agilizó en proceso autonómico, creando una Comisión presidida por García
de Enterría para crear los Pactos Autonómicos. Los territorios tenían un plazo máximo hasta 1983 y no
podían elegir las competencias, ya que irían por la vía del art. 143.

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6.4. EL REPARTO COMPETENCIAL ENTRE EL ESTADO CENTRAL Y LAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS

El reparto competencial es el punto esencial para la definición del Estado de las Autonomías. En nuestro
caso, este reparto competencial se hace descansar en el principio dispositivo (no está detallado en la
Constitución, sino que lo deja a la voluntad de las Comunidades Autónomas, que deberán recoger en sus
Estatutos las distintas competencias dentro del marco de la Constitución).

Nuestra Constitución en este reparto competencial no utiliza ni el sistema propio del Estado Federal ni del
Estado Regional. En el Estado Federal, en la Constitución se detallan las competencias del Estado, y todo lo
que no se menciona puede ser asumido por los Estados Federados. En el Estado Regional es al revés: se
detallan específicamente cuáles son las competencias de las regiones y todo lo demás es el Estado.

Nuestra Constitución hace una mezcla de los dos sistemas. Aparentemente hace dos listados: uno de
competencias de las Comunidades Autónomas (art.148) y otro de las competencias del Estado (art.149). Sin
embargo, cuando entramos a leer el art.149, vemos que hay muchas de estas competencias que no son
exclusivas del Estado, sino que en ellas pueden participar también las Comunidades Autónomas. Además, en
el art.148, después de detallar las competencias que pueden asumir las Comunidades Autónomas, en el
último apartado se dice que tras 5 años las Comunidades Autónomas podrán ampliar sus competencias
dentro del marco establecido en el art. 149.

Además en el art.149 se establece una cláusula residual en la que intenta hacer un cierre de competencias.
Al final de esta cláusula se nos dice que las materias que no estén atribuidas expresamente al Estado por la
Constitución podrán pertenecer a las Comunidades Autónomas, que deberán recogerlo en sus Estatutos. Las
competencias sobre aquellas materias que no se hayan asumido por los Estatutos de autonomía
pertenecerán al Estado.

Este es el marco que nos da la Constitución, que al final se va a reducir al art.149 porque el art.148 tuvo su
importancia al principio, cuando algunas Comunidades Autónomas habían accedido a la autonomía por la vía
lenta. Estas comunidades tendrán las competencias que establezcan sus Estatutos, pero en un primer
momento sólo podían recoger como máximo las competencias que estaban en el art.148. No las tenían por
qué tener todas.

Las Comunidades Autónomas que habían accedido a la autonomía por el método abierto (art.143) tendrían
todas las competencias del art.148. Luego podrían asumir todas las que establecía la Constitución: las del art.
149. A partir de 1992 se reformaron los Estatutos de autonomía a través de los Pactos de Autonomía del
PSOE y el PP, que hicieron que estas comunidades asumieran el máximo competencial.

Dentro de las competencias permitidas por la Constitución en el art.149, hay distintas clases:

 Competencias exclusivas: aquellas que están reservadas exclusivamente al Estado. Cuando una
materia es competencia exclusiva del Estado, quiere decir que el Estado puede actuar a todos los
niveles sobre esta materia. Las competencias exclusivas del Estado en las que no pueden intervenir
las Comunidades Autónomas son pocas: las relaciones internacionales, las materias de defensa, y
todo lo que se refiere a nacionalidad, extranjería, emigración, asilo… Aún siendo exclusivas del
Estado, hay aspectos de estas materias que pueden ser de las Comunidades Autónomas. Así lo ha
establecido el Tribunal Constitucional al decir que en las relaciones internacionales, todo lo que se
refiere a firmar tratados o representar al Estado pertenece al Estado central. Sin embargo no puede
evitar que las Comunidades Autónomas tengan algún poder de actuación (existen oficinas
“embajada” de Cataluña…). A la hora de firmar tratados, el Estado no puede hacer un uso expansivo
que impida a las comunidades tener relaciones internacionales.

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 Competencias exclusivas de las Comunidades Autónomas: aquellas en las que las Comunidades
Autónomas tengan la competencia para actuar dentro de su territorio, siempre que estén en el
Estatuto.

 Competencias compartidas: pueden ser de distintos tipos:


o Puede ser que se comparta materia, pero no función. Quiere decir que el Estado tiene la
función legislativa sobre aquella materia y la Comunidad Autónoma puede tener la función
ejecutiva.

o Puede darse el caso de que se comparta materia y función. Hay algunas materias en las que
tanto el Estado como la Comunidad Autónoma tienen función legislativa sobre la misma. El
Estado normalmente se reserva las bases y la Comunidad Autónoma puede, por ley,
desarrollar las bases del Estado. Este reparto se hace normalmente para que haya una parte
de la materia que sea homogénea en todo el Estado: las bases. El Estado dicta unas bases
que son para todo el territorio nacional. Como es una función que se comparte con las
Comunidades Autónomas, no puede regularlo todo. Debe dejar un margen para que la
Comunidad Autónoma pueda intervenir. Las Comunidades Autónomas establecen unas
bases. Las leyes que no pueden contradecir las bases, el principio de autonomía ni tampoco
la Constitución. Cada Comunidad Autónoma que tenga función legislativa sobre esta materia
lo puede regular como quiera, siempre dentro de este margen. Normalmente, si se
comparte la función legislativa, es porque la comunidad tendrá tanto función legislativa
como ejecutiva. El Estado no tiene que dictar reglamentos para ejecutar sus bases, porque
las bases son normas generales que debe desarrollar cada Comunidad Autónoma.

 Competencias concurrentes: sobre una materia tiene la capacidad legislativa plena tanto el Estado
como la Comunidad. Los dos pueden dictar leyes sin que haya bases de por medio. Este tipo de
competencias se dan en algunos Estados Federales. Normalmente legisla el Estado Federal y el
Estado Central solo actuará cuando se necesite regular para más de un Estado. En este caso se
aplicaría la legislación del Estado Central. Nosotros no tenemos este tipo de competencias, aunque
se dice que hay algunas culturales que podrían serlo.

En el caso de las competencias compartidas en las que se comparte la función legislativa, el Estado tiene las
bases y las Comunidades Autónomas pueden establecer legislativamente estas bases, surgieron unos
problemas. El primero fue determinar qué era lo básico. Quien puede determinar qué es lo básico es el
Estado, dejando un margen para que actúe la Autonomía. Además de señalar qué era lo básico y qué no, el
otro problema era saber si el Estado debía dictar específicamente las bases. ¿Debía dictar las bases en una
ley o podía hacerlo en un dictamen o un reglamento? ¿Cuál era el soporte jurídico que necesitaban las bases
del Estado? El Tribunal Constitucional entendió que estas bases, aunque no hay obligación jurídica expresa
porque la Constitución no lo dice, deben darse por ley. Además, en esta ley debería constar que se están
regulando las bases, explícitamente. Si el Estado quisiera cambiar las bases y están en una ley, se necesitaría
de nuevo hacerlo por ley (derogando la ley anterior) y la tramitación legislativa en las Cortes es lo
suficientemente larga como para que las comunidades pudieran conocer el sentido en el que se van a
cambiar las bases para poder cambiar sus Estatutos, y además pueden actuar todas las opiniones. Si se
tratase de un dictamen o un reglamento podría haber cambios sorpresivos que desestabilizasen el normal
funcionamiento de las Comunidades Autónomas. Por esto el Tribunal Constitucional recomendó hacerlo por
ley, porque da una mayor seguridad pública.

Estas son las clases de competencias que tenemos, competencias que deben estar en los Estatutos de
autonomía. Los Estatutos de autonomía no pueden recoger competencias que van más allá del art.149. Si lo
hace, sería un Estatuto inconstitucional.

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Prácticamente no tenemos competencias concurrentes y esto lo demuestra el que en la clausula residual del
art.149 se hable de la clausula de prevalencia. Nos dice que las competencias que no hayan asumido las
Comunidades Autónomas serán asumidas por el Estado. En caso de conflicto prevalecerán las del Estado
frente a las de las Comunidades Autónomas. Es un principio propio de los Estados Federales.

Además, en esta clausula residual (art. 149 ap.III) hay un principio que se ha reinterpretado: el principio de
supletoriedad. El último apartado dice que el derecho estatal será en todo caso supletorio del derecho de las
Comunidades Autónomas. Esto está pensado para los primeros años, en caso de que hubiera territorios que
no hubieran accedido a la autonomía, Comunidades Autónomas que no tuvieran todas las competencias…

Llega un momento en el que ya todos los territorios han accedido a la autonomía y además modifican sus
Estatutos en el 1992 y pasan a alcanzar el máximo competencial. Dentro de estas competencias que asumen
los Estatutos, hay algunas que son exclusivas de las autonomías.

El Tribunal Constitucional interpreta el principio de supletoriedad, indicando que en aquellos supuestos de


que una materia sea competencia exclusiva de todas las Comunidades Autónomas, en este caso el Estado ya
no puede legislar. Es una interpretación bastante forzada, ya que la Constitución dice que en todo caso se
aplicará este principio de supletoriedad.

Se dice que el Estado ya no puede legislar porque, cuando hablamos de la ordenación de normas, hablamos
de una ordenación vertical, y tendríamos la Pirámide de Kelsen; en el vértice la Constitución. Sin embargo,
cuando hablamos de las Comunidades Autónomas, de la descentralización, las leyes del Estado con las de las
Comunidades Autónomas, la relación que tienen no es de jerarquía, sino de competencia.

En el ordenamiento del Estado, si la relación fuera de jerarquía, nos encontraríamos con que si una
Comunidad Autónoma dicta una ley, el Estado la deroga creando otra nueva. Esto generaría caos. Por ello la
relación no es así; es una relación de competencias. El tema es determinar si se es competente para aplicar
una ley. Si no es competente, no se puede aplicar.

El Tribunal Constitucional tiene un parámetro: la Constitución. En ocasiones, cuando tiene que resolver los
conflictos de competencia no le basta con la Constitución. La Constitución detalla en el art.149 las
competencias que pueden tener las Comunidades Autónomas. Para resolver un conflicto el Tribunal
Constitucional no lo puede resolver solo viendo el art.149, sino también viendo si la Comunidad Autónoma
tiene recogida la competencia conflicto o no. El bloque de la constitucionalidad es un conjunto de normas
interpuestas entre la Constitución y el conflicto, que son necesarias para que el Tribunal Constitucional
resuelva el conflicto.

Además de la distribución de competencias que podemos ver a través de los Estatutos de autonomía, hay
otras normas que también forman parte del bloque de constitucionalidad. Es la posibilidad del Estado de
transferir competencias al margen del Estatuto de autonomía: es la atribución extra-estatutaria de
competencias. Esto está recogido en el art.150, que establece dos posibilidades, ambas posibilidades que
tienen las Cortes Generales para que a través de ley atribuyan competencias a las Comunidades Autónomas.

Las Cortes, en materia de competencia estatal, podrán atribuir a una o a todas las Comunidades Autónomas
la facultad para dictar para sí mismas normas legislativas, dentro del marco de los principios, bases y
directrices fijados por una Ley Estatal. El Estado, a través de una ley marco, puede atribuir competencias
legislativas a una, varias o todas las Comunidades Autónomas en materias que son competencia exclusiva
del Estado. Esta clase de competencias, como son por voluntad unilateral de las Cortes, podrían ser
derogadas por las Cortes en cualquier momento. Dentro de esta ley de establecerían mecanismos de control
por parte de las Cortes. Esta posibilidad de ley marco no se ha dado nunca. En el art.50.2 se dice que el

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Estado podrá transferir o delegar, en las Comunidades Autónomas, mediante Ley Orgánica, facultades
correspondientes a materia de titularidad estatal que por su propia naturaleza sean susceptibles de
transferencia o delegación. Esta posibilidad se ha utilizado para suplir los problemas de los Estatutos de
Valencia y Canarias.

Como basa la descentralización en este principio dispositivo, la Constitución no nos dice las competencias de
las Comunidades Autónomas, sino que lo tenemos que buscar en los Estatutos de autonomía. Para saber si
una comunidad es competente dentro del marco que establece el art.149, hay que buscar en su Estatuto de
autonomía.

Estos Estatutos de autonomía son normas rígidas, de manera que su elaboración y también su reforma
pueden ser no sólo por voluntad unilateral del Estado, sino que tiene que intervenir siempre la Comunidad
Autónoma. En la reforma de los Estatutos también tienen que pronunciarse la propia comunidad.

Para saber la diferenciación competencial, el Estatuto no es la única forma que puede atribuir competencias
sino que además están otras dos posibilidades que la Constitución deja en manos de las Cortes generales
para la atribución extra estatutaria de la atribución de competencias. En el art.150 se regulan las dos
posibilidades de atribución extra estatutaria por parte del Estado: las “leyes marco” y “leyes de transferencia
y delegación”. En el art.50.1 se regulan las leyes marco, leyes del Estado, de Cortes; son leyes de voluntad de
las Cortes, quienes pueden atribuir y derogar competencias por voluntad unilateral, sin contar con las
comunidades.

En el art.150.1 se regulan las leyes marco, que pueden dar las Cortes a una, varias o a todas la Comunidades
Autónomas, ya que no tiene por que existir homogeneidad de Comunidades Autónomas en materias de
competencia estatal. También les pueden atribuir la facultad para dictar para sí mismas normas legislativas
dentro del marco de los principios, directrices o bases fijados por el Estado.

Sin perjuicio del control que puedan ejercer los tribunales, las Cortes podrán establecer en cada ley marco
nuevas modalidades de control. La discusión se estableció en los primeros años en decidir si este apartado
del art.150 se refería solamente a aquellas competencias que tuviera el Estado en virtud de la cláusula
residual (que no las hubieran recogido las Comunidades Autónomas en su Estatuto). Parte de la doctrina
creyó que en estas competencias solo cabía que las competencias del Estado fueran porque las autonomías
no las hubieran recogido, pero no podían ir referidas a competencias exclusivas del Estado. Otro sector dijo
que no era así; podría ser cualquier tipo de competencia. Se añade un control adicional por parte de las
Cortes, específico en cada ley marco para cada competencia que se les haya atribuido en cada ley.

Tampoco se especifica qué tipo de control adicional debe haber. Hay uno principal: como es una ley de
Cortes, las Cortes en cualquier momento la pueden derogar. También se dice que si la Comunidad Autónoma
no respeta las directrices dadas por las Cortes se podría llamar la atención a la comunidad y avisar al
Gobierno para que se suspendiese la ley de forma preventiva y temporal. Lo más fácil es derogar pero se
podría suspender la ley. En este caso, la ley marco, por la que se atribuyen competencias, es una ley
ordinaria, que se puede aprobar por mayoría simple.

En el art.150.2 se establece otra posibilidad para aportar de forma extra estatutaria competencias a las
Comunidades Autónomas por parte del Estado: las leyes de delegación o transferencia. En este caso, el
Estado podrá transferir mediante Ley Orgánica facultades competentes a materias de titularidad estatal y
añade que por su propia naturaleza sean libres de ser establecidas. Al ser una Ley Orgánica, la ley debe
establecer medios financieros para que se pueda desarrollar la competencia por parte de la comunidad
correspondiente. En la misma ley se pueden establecer medios de control, además de los normales que hay
por parte de los tribunales.

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En un primer momento, se pensó que en el primer caso se habla de competencias legislativas, y en el
segundo sólo de facultades de materia. La diferencia es que en el ap.1 se permitía la posibilidad de atribuir
competencias sobre una materia legislativa que sea del Estado, esto lo hacen las Cortes. Sin embargo, en el
primer caso se dan funciones legislativas a través de una ley ordinaria, y en el ap.2, cuando se habla de
facultades sobre una materia, se dice que debe ser a través de Ley Orgánica. Por tanto, a través de leyes de
delegación y transmisión también se pueden atribuir facultades legislativas.

El primer apartado casi no se ha utilizado. Sin embargo las leyes de delegación y trasferencia sí se han
utilizado por parte del Estado. En primer lugar, para complementar los Estatutos de Valencia y Canarias.

No se establece qué tipo de facultades en este segundo apartado ni tampoco se indica qué se quiere decir al
decir que son materias susceptibles de transferencia y relación. ¿Cuáles son?

Se ha tenido que ir viendo qué hacer en cada caso particular y de cada materia. En el caso de las Fuerzas
Armadas, una competencia exclusiva del Estado, básica para la soberanía del Estado Central, no se podría
dar la materia en sí misma, sino funciones legislativas bajo unas directrices dadas por el Estado. No son
susceptibles de cesión aquellas materias básicas para la existencia del Estado. Normalmente este segundo
apartado (Leyes Orgánicas) se ha usado para dar competencias que las autonomías no tienen pero podrían
haber tenido (Valencia y Canarias), de manera que estas comunidades, además de tener un Estatuto, este se
mantiene y pueden ejercer la materia sobre este asunto.

Posteriormente, en 1992, con la gran reforma estatutaria para adquirir el máximo competencial (las
comunidades que habían ido por la vía del 143), en vez de esperar a que todas las comunidades reformasen
sus Estatutos, se hacen leyes de transferencia y delegación para que todas las comunidades tengan esas
competencias. Además, en Cataluña hay una transferencia para que puedan existir una serie de
competencias sobre normas de tráfico, pensando que a partir del 2000 tienen policía propia para el control
del tráfico, función que antes tenía la Guardia Civil. El Estado les dio las competencias que no podían tener
en los Estatutos antes de la reforma estatutaria.

A través del art.150.2 se ha intentado por parte de algunas Comunidades Autónomas la posibilidad de que
desde el Estado les delegaran la competencia para realizar referéndums consultivos, a través de una ley de
delegación, aun siendo una competencia del Estado. Lo que se solicita por parte de Esquerra Republicana de
Cataluña es una iniciativa de Ley Orgánica para que por parte del Estado se delegase a Cataluña la
posibilidad de realizar un referéndum solo en la comunidad.

Tanto las leyes marco como las leyes de delegación y transferencia atribuyen competencias a las
Comunidades Autónomas. Por tanto estas leyes, junto con los Estatutos de autonomía, formarán parte del
llamado bloque de constitucionalidad; van a formar parte del parámetro de constitucionalidad que deberá
utilizar el Tribunal constitucional para resolver problemas de competencias.

Para saber si una Comunidad Autónoma puede actuar de una determinada forma no basta con estudiar el
art.149 porque sólo nos da el marco. Debemos tener en cuenta el Estatuto, alguna ley marco o de
delegación y transferencia en el caso de que las haya.

Además de estas dos posibilidades de atribución de competencias extra estatutarias, en el art.150.3 se


regula la posibilidad de restringir competencias por parte del Estado, las llamadas leyes de armonización,
por razones de interés general. Se trata de armonizar, homogeneizar. Estas leyes de armonización son de
carácter excepcional que solo se pueden dictar en aquellos supuestos en los que no exista otra posibilidad
para homogeneizar.

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En el art.150.3 se establece un procedimiento para elaborar estas leyes, diciendo que el Estado podrá dictar
leyes que tengan los principios necesarios para armonizar las disposiciones normativas de las Comunidades
Autónomas, aun en el caso de materias atribuidas a la competencia de éstas, cuando así lo exija el interés
general.

Se establece la necesidad de que las Cortes aprueben por mayoría absoluta la necesidad de armonizar. Esta
mayoría absoluta que se necesita para poder aceptar la ley de armonización se hizo equivocar con una Ley
Orgánica. Sin embargo, no está recogida en el art.81 ni el procedimiento es el mismo. En las Orgánicas, ya
tramitada la ley debe ser aceptada por mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados. En las leyes de
armonización debe ser mayoría absoluta de Congreso y Senado, previa a la elaboración de la ley, para
pronunciarse la necesidad de elaborar una ley de armonización. Una vez las Cortes se han pronunciado
sobre esta necesidad de armonizar, se tramita como una ley ordinaria. Se da por mayoría simple; solo se
necesita mayoría absoluta al principio. Por ello no estamos ante una Ley Orgánica.

No hay ninguna ley de armonización en estos momentos. En el caso de que existiera, formaría parte del
bloque de constitucionalidad, como todas leyes de cesión de competencias.

6.5. LA ORGANIZACIÓN INSTITUCIONAL DE LAS COMUNIDADES AUTONOMAS.

Las Comunidades Autónomas en esta descentralización tienen poder ejecutivo y legislativo (AutoGobierno y
Asambleas). Esto se desprende del art.152, que se aplica a las Comunidades Autónomas que fueron por la
vía del art.151 o para las históricas. No habla del Poder Judicial, ya que hay solo uno, a nivel estatal. Otra
cosa es que las Comunidades Autónomas puedan tener algunas competencias sobre la administración de
justicia, de administración jurisdiccional, pero no tienen jurisdicción.

El mínimo imprescindible que puede tener cada Comunidad Autónoma viene regulado en el art.147. Nos
dice que dentro de la Constitución, los Estatutos de autonomía serán las normas institucionales básicas de
cada Comunidad Autónoma, y que el Estado lo reconocerá y amparará como parte integrante de los
ordenamientos jurídicos.

En este art.147 se dice el mínimo que podrán contener los Estatutos de autonomía: la denominación de la
Comunidad Autónoma que mejor responda a su identidad histórica, la delimitación del territorio, establecer
la denominación, organización y sede de las instituciones autonómicas y las competencias asumidas dentro
del marco de la Constitución. Finalmente establece que recogerán la fórmula de reforma de sus propios
Estatutos de autonomía. Cada Estatuto decidirá su procedimiento de reforma, con una salvedad: finalmente
deberán ser aprobados por las Cortes por Ley Orgánica. Los Estatutos son Leyes Orgánicas especiales porque
a través de una Ley Orgánica de Cortes, sin que intervenga la Comunidad Autónoma, por voluntad unilateral
de las Cortes, no podrán reformar los Estatutos de autonomía. La reforma de ellos debe estar en los mismos.

Cuando el legislador quiere reformar una ley debe dictar otra del mismo rango. Una ley de Cortes no puede
modificar un Estatuto de autonomía, porque deberán modificarse según el procedimiento establecido en el
propio Estatuto de autonomía.

En cuanto a las instituciones de las Comunidades Autónomas, todas ellas han adoptado un modelo
institucional prácticamente copiado del modelo del Estado. Todas ellas van a basarse en un sistema
parlamentario en el que el Gobierno y el Presidente del Gobierno de la Comunidad Autónoma, va a salir de
la votación mayoritaria de la Asamblea, al igual que en el Estado el Presidente del Gobierno sale de la
votación del Congreso de los Diputados.

En el caso de las Comunidades Autónomas, se establece que los presidentes de Comunidades Autónomas
deben ser parlamentarios, cosa que en el Estado no se exige. Se establece también en cuanto a las

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Asambleas legislativas de las Comunidades Autónomas a que tendrán un sistema electoral proporcional, el
cual han elegido el mismo que el Estado: el sistema D’Hont. Este sistema permite traducir el número de
votos a escaños.

En un primer momento, solo las Comunidades Autónomas que habían ido por la vía del art.151 o las
históricas, el presidente de la comunidad tenía la posibilidad de disolver la Asamblea anticipadamente. En las
reformas estatutarias la mayoría de Estatutos asumieron esta posibilidad, pero para evitar que hubiera
elecciones continuamente, establecieron que el presidente tenía la posibilidad de disolver la Asamblea, pero
la siguiente solo podría durar el tiempo que le quedase de la legislatura anterior.

En cuanto al modelo de las Asambleas, prácticamente se ha copiado del sistema central. La mayoría de los
diputados de las Comunidades Autónomas tienen derecho a un sueldo, posibilidad de votar y no se les podrá
perseguir por las manifestaciones o votos que hagan en el ejercicio de su poder. Se establece que en el caso
que un presidente de una Comunidad Autónoma presuntamente cometiera un delito, si es dentro del
territorio de la comunidad debería juzgarle el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad y si lo hubiera
cometido fuera, le correspondería el Tribunal Supremo. A esto se le llama aforamiento o fuero especial.

Cuando vamos viendo cuales son los requisitos, el sistema electoral, las instituciones... Todos ellos han
copiado al Estado Central. Muchas Comunidades Autónomas han duplicado actividades del Estado Central.

6.6. LA INTERVENCION DEL ESTADO EN LAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS

Cuando es el Estado el que impugna una ley de la Comunidad Autónoma, esta queda en suspenso hasta que
el tribunal decida. Sin embargo, si es la Comunidad Autónoma la que indulta la norma del Estado, esta
norma queda en vigor, no se suspende.

También está la posibilidad establecida en el art.155 del cumplimiento forzoso a las Comunidades
Autónomas que el Estado puede exigir cuando ésta se negase a cumplir sus obligaciones, siempre en base al
interés general. Si lo entendemos como integración y no como confrontación, esta participación la
tendríamos a través de distintos instrumentos: el Senado, que si fuera una verdadera cámara de
representación territorial habríamos evitado muchos de los conflictos de competencias que ha tenido que
resolver el Tribunal Constitucional. No es una verdadera cámara de representación territorial y ha servido
muy poco para resolver conflictos territoriales.

Por otro lado están las posibilidades que la Constitución da para llevar a cabo la coordinación y la
cooperación, en la que el Estado nombra comisiones por materias, haciendo que el ministro estatal y el
autonómico decidan sobre temas competentes a dicha materia, cooperando.

III. LA DIVISIÓN FUNCIONAL DEL PODER. LA FORMA DE GOBIERNO.

TEMA 7. LA CORONA

Nuestra Monarquía es una Monarquía que tiene tres tipos de legitimidad: política (Franco), hereditaria
(dinástica) y constitucional.

Ahora nos encontramos en una legitimización constitucional. Hay algunos autores que hablan también de la
legitimidad de oficio o legitimidad en cuanto a la eficacia. Durante muchos años en nuestro país, hasta hace
pocos años, la institución más valorada por la ciudadanía era la Corona. Había algún tipo de pacto tácito a
través del cual la prensa nunca se ha metido con los miembros de la Corona. No solamente los primeros
años de democracia, sino sobre todo en el golpe de Estado.

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Nuestra Constitución, en el art.1.3, nos dice que la forma política del Estado español es la Monarquía
Parlamentaria. Por unas razones u otras, todos los partidos y constituyentes del momento consideraron
importante que se le considerase “Jefe de Estado” y que no tuviera que estar constantemente en asuntos
públicos.

En cuanto a clases de Monarquía hay muchas, pero veremos solamente tres:


1. Monarquía Absoluta. En este caso todos los poderes están en manos del monarca y el monarca esta
incluso por encima del Derecho.
2. Monarquía Constitucional o Limitada. En ella el monarca se reserva para sí el Poder Ejecutivo y
comparte con el Parlamento el Poder Legislativo. Se le llama limitada porque el Parlamento limitó el
Poder Absoluto que tenía antiguamente.
3. Monarquía Parlamentaria. El Rey reina pero no tiene ningún poder real en el sentido de decisiones
políticas. Tiene tan solo un poder simbólico y las relaciones entre los poderes son entre Gobierno y
Parlamento; no incide la Monarquía.

7.1. LAS FUNCIONES DE LA MONARQUÍA Y SUS ATRIBUCIONES CONCRETAS EN LA CONSTITUCIÓN


ESPAÑOLA.

La Monarquía es un órgano constitucional. Esto significa que tiene autonomía respecto a los demás poderes:
puede actuar de manera autónoma. Por la importancia de la Corona en nuestro sistema debemos
considerarla un órgano constitucional aunque no tenga dicha autonomía.

Está regulada en el Título II de la Constitución, y el constituyente consideró que era muy importante y para
cambiar cualquier artículo era necesario ir a la reforma agravada del art. 168.

En el art.61 se establece que el Rey será proclamado ante las Cortes generales y prestará juramento de
desempeñar fielmente sus funciones, guardar la Constitución y las leyes y respetar los derechos
fundamentales y los derechos de las Comunidades Autónomas.

Este acto de proclamación del Rey ante las Cortes es un acto en el que no hay discusión ni votación par parte
de las Cámaras. Es una reunión conjunta de Congreso y Senado. No lo proclaman las Cortes; se proclama
ante las Cortes.

El Rey deberá jurar, guardar y hacer guardar la Constitución. Cuando hablamos de juramento, no puede
tener un sentido religioso; debe estar desligado totalmente del sentimiento religioso. Es una declaración
solemne o una promesa, que no tienen consideración religiosa.

Las Cortes no tienen que autorizar ni votar que sea Rey. El Rey es Rey porque lo dice la Constitución. Él hace
un juramento ante las Cortes, pero estas no se pronuncian al respecto. Es un acto formal ante las Cortes.

En este juramento el Rey se compromete no sólo a hacer guardar la Constitución sino a guardarla él mismo.
Esto va a tener su importancia en el carácter regulador que tiene el Rey.

En el art.61.2 se dice que el príncipe heredero, al cumplir la mayoría de edad, también deberá prestar el
mismo juramento. Lo único que se añade es que además del juramento a la Constitución está también el
juramento de fidelidad al Rey. Este juramento es también un juramento formal.

El príncipe, en el momento en el que hace este juramento, se le puede ya dar los títulos tradicionales
(Príncipe de Asturias, Príncipe de Gerona…). El único que va a ser príncipe es el heredero. Los demás hijos
serán infantes. En las normas de sucesión a la Corona se establece el principio de supremacía del varón

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sobre la mujer. Esta disposición es tradicional, ya que no tiene ningún sentido cuando en la Constitución se
establece que no puede haber discriminación por sexo. Todos los partidos políticos están de acuerdo en que
esto se debe modificar.

El hecho de que este precepto sea contrario al art.14 no supone que podamos hablar de un precepto
inconstitucional porque se considera que no puede haber normas, artículos constitucionales, que sean
inconstitucionales.

El príncipe tiene solamente un requisito que debe cumplir para poder seguir siendo heredero: el tema del
matrimonio. En el art.57.4 se regula que si las personas que tienen derecho a la sucesión contrajeran
matrimonio contra la voluntad del Rey o de las Cortes quedarían excluidos del derecho de la sucesión, tanto
él como sus descendientes.

En cuanto al príncipe, no hay un Estatuto jurídico que diga cuáles son sus funciones. Se considera que
cuando el príncipe actúa, lo hace en nombre del Rey. Pero realmente el príncipe no tiene funciones
asignadas por la Constitución, por lo que tampoco sabemos cuál es su responsabilidad en dichos actos.

Aunque ahora se redactase un Estatuto jurídico para el príncipe, si el Rey no abdica, establecer un Estatuto
jurídico para las funciones del príncipe sería absurdo porque el Rey tiene por la Constitución una serie de
funciones asignadas, de tal manera que si el Rey no abdica, no pueden ser a la vez del príncipe.

El único problema sería saber hasta qué punto tendría responsabilidad de sus actos cuando actúa en nombre
del Rey.

El Rey tiene además una serie de funciones reguladas en el art.62. Todas estas funciones son lo que
denominamos actos debidos: la Constitución le atribuye estos actos al Rey, y éste está obligado a realizarlos.
Cuando el Rey jura guardar y hacer guardar la Constitución, en este “guardar la Constitución” se está
comprometiendo a cumplir la funciones que la Constitución le atribuye.

Cuando decimos que el Rey no es responsable nos comparamos con otros países europeos en los que el Rey
tiene responsabilidad y tiene un poder compartido: Bélgica (aborto). Hay otras monarquías europeas que
son históricas y que tienen otra configuración. Por tanto, en algunas Constituciones cuando el Rey firma una
ley, éste está de acuerdo con la ley.

Las funciones del Rey:

Debe sancionar y promulgar las leyes del Estado, las leyes de Cortes. Estas son las leyes del Estado porque
las de las Comunidades Autónomas se promulgan por el presidente de la Comunidad Autónoma, en nombre
del Rey.

Promulgar y sancionar la ley es una función más tradicional que otra cosa. La sanción se refiere a una firma
del Rey diciendo que está de acuerdo; por tanto es una reliquia histórica para nosotros. Estamos en una
Monarquía en la que el Rey no tiene ninguna responsabilidad y está obligado a sancionar las leyes; es un
acto absolutamente formal que no añade nada a la ley. La promulgación significa que el Rey debe comprobar
que la ley aprobada por las Cortes es la ley que realmente se publica en el BOE, que no se cambia.

Tanto la sanción como la promulgación son dos actos que el Rey está obligado a realizar, pero que están
refrendados por el presidente del Gobierno. En el art.62 hay un mandato al Rey para que promulgue y
sancione las leyes. El procedimiento legislativo regula todos los actos desde la iniciativa legislativa hasta la
publicación, una vez que se publica por las Cortes. Para que una ley esté bien tramitada y perfeccionada, se
deben haber cumplido todos los actos del procedimiento legislativo, aunque no añadan nada. El Rey
sanciona, promulga y ordena la publicación de la ley. Si uno de los actos del procedimiento legislativo no se

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cumple y se impugnara, esta ley podría ser declarada inconstitucional por inconstitucionalidad formal, por
vicio en el procedimiento.

El Rey también tiene como función convocar y disolver las Cortes, convocar referéndum, nombrar y separar
a los miembros del Gobierno a propuesta de su presidente, conceder honores, distinciones, el auto patronal
de Reales Academias, acreditar a los embajadores y demás representantes diplomáticos.

Todos estos son actos que dependen de la voluntad de otro, pero quien los firma es el Rey. En el caso de
proponer candidato a presidente de Gobierno después de unas Elecciones, cuando hay Elecciones
Generales, en un sistema parlamentario como el nuestro, nosotros votamos a unos representantes, y de
éstos va a salir el Gobierno. Votamos diputados y senadores, no tenemos Elecciones Presidenciales.

La Constitución establece un procedimiento en el que se establece que una vez celebradas las Elecciones y
transformados los votos en escaños, lo primero que se hace es elegir al presidente del Congreso de los
Diputados. Y para saber quién va a ser el presidente del Gobierno, el Rey se reunirá con los grupos
parlamentarios que hayan obtenido representación parlamentaria en el Congreso, y propone a un
candidato. Propone a alguien que tenga posibilidades de salir; no es libre para proponer a un candidato que
le guste más respecto a otro, porque este acto también está refrendado. Esto no lo van a refrendar el
presidente ni los ministros, ya que están en funciones. Como el Gobierno en este momento está en
funciones, refrenda el presidente del Congreso de los Diputados.

Además, tiene la posibilidad de ejercer el derecho de gracia (la concesión de indultos) con arreglo a la ley.
Quien indulta es el Gobierno, y los indultos van firmados por el Rey. No puede haber indultos generales;
deben ser personales e individuales.

Tiene también como función el mando supremo de las Fuerzas Armadas. Esto no significa que tenga un
mando real sobre las Fuerzas Armadas, y aunque en el 23-F se quiso hacer ver que tenía un verdadero
mando sobre las Fuerzas Armadas, en el art.97 de la Constitución nos dice claramente que es el Gobierno
quien dirige la política interior y exterior, la administración civil y militar y la defensa del Estado. Todo esto
son funciones que la Constitución atribuye directamente al Gobierno. Aunque se diga que el Rey es el alto
mando, sus actos ante el ejército tienen que ir refrendados por el presidente del Gobierno o el Ministro de
Defensa.

El problema que se plantea es qué ocurriría si el Rey se negase a realizar un acto debido. Hay varias posturas
acerca de lo que ocurriría; un sector de la doctrina entiende que en este caso se debería inhabilitar al Rey. En
el art.59.2 se dice que si el Rey se inhabilitare para el ejercicio de su actividad, entraría a funcionar la
regencia. Pero ya hemos dicho que el Rey es inviolable. Aquí la inhabilitación se refiere a una incapacidad
por razones física o mental, no porque se negara a cumplir sus funciones. Sólo quedaría la posibilidad de que
abdique o ir a una reforma constitucional, ya que el Rey, al no ser responsable, no puede ser sancionado.

Existe la posibilidad de presionarle para que abdique o ir a una reforma agravada constitucional e intentar
cambiar este art.62 en el que se le atribuyen estas funciones.

El problema es que, si hubiese una reforma constitucional, ¿esta reforma debe estar sancionada por el Rey?
En principio parece que no, porque se habla de “sancionar las leyes”. Cuando se habla de reforma, es
reforma, no ley de reforma. Por tanto, parece que no tendría que ir sancionada por el Rey. Sin embargo, las
dos reformas que hemos tenido hasta hoy sí han sido sancionadas y promulgadas por el Rey. Se trata de una
discusión más bien doctrinal que de otro tipo, ya que se supone que esto no va a ocurrir.

El Rey, en su función simbólica de representación, tiene la posibilidad de requerir al Gobierno que le informe
y por esto, recibe al Presidente, a los Ministros e incluso puede presidir los Consejos de Ministros cuando así

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se lo propone el Presidente del Gobierno. Normalmente, en verano hay uno que preside el Rey. Es cierto que
en esta función simbólica de coordinación, estar involucrado con todas las instituciones para conseguir la
unidad por ello, tiene derecho a ser informado.

7.2. INVIOLABILIDAD E IRRESPONSABILIDAD DE LA PERSONA DEL REY. EL REFRENDO.

El Rey, según la Constitución, no tiene responsabilidad. En el art.56.3 se dice que la persona del Rey es
inviolable, y además no tiene responsabilidad sobre sus actos.

La persona del Rey no está sujeta a responsabilidad. Esta figura de la irresponsabilidad es la típica
representación de una Monarquía Parlamentaria en la que el Rey reina pero no gobierna. El Rey es un
símbolo que tiene que arbitrar, moderar, coordinar… asume la más alta representación del Estado como Jefe
de Estado, pero no tiene poder político.

Cuando decimos que el Rey es irresponsable, esto se centra en que sus actos deben estar refrendados, y
quien refrenda los actos del Rey es el responsable. Si un acto del Rey no está refrendado, el acto es inválido.
En el art.64 se concreta esta irresponsabilidad diciendo quiénes son los que van a refrendar los actos del
Rey: el presidente del Gobierno, los ministros, y en algún caso el presidente del Congreso de los Diputados.

Los responsables de los actos del Rey serán éstos (dependiendo de quién refrende cada uno de los actos).
Esto no quiere decir que ellos hayan realizado los actos. Cuando el Rey sanciona las leyes, quien refrenda es
el presidente del Gobierno. La persona que refrenda se responsabiliza del acto del Rey, pero esto no significa
que él haya realizado lo que el Rey realiza.

El Rey, cuando actúa, lo hace con carácter formal. Este refrendo, necesario para que sus actos sean validos,
puede ser de distintas clases:

 Refrendo expreso: cuando hay una contrafirma. El Rey firma una ley, y hay una contrafirma del
Presidente del Gobierno.
 Refrendo tácito: aquel en el que no hay una manifestación expresa, pero el responsable del acto no
dice que no al acto, o están presentes y no se oponen. Ej. “Por qué no te callas”- el presidente
Zapatero estaba presente pero no se opuso.
 Refrendo presunto: aquel en el que la persona que tiene que refrendar está impedida para hacerlo,
no puede decir ni que sí ni que no, ni está presente tampoco. Solo ha ocurrido una vez: 23-F
(secuestraron a las Cortes y al Gobierno, ya que ni presidente ni ministros podían refrendarlo). Se
suponía que se estaba refrendando el acto, que se confirmó con el aplauso al día siguiente.

Todos los actos del Rey necesitan refrendo, pero hay una excepción en la Constitución en el art.65 que dice
que el Rey recibe de los presupuestos del Estado una cantidad global para el sostenimiento de su familia, su
casa…. y esto lo distribuye libremente. Esta dotación a la Corona es una dotación que se da a una institución,
y si bien es cierto que él puede distribuirlo como quiera, y que en este caso no se requiere un refrendo, sí es
cierto que en los contratos que tenga que hacer o en su actuación normal, protocolos… Irán normalmente
firmados por el Jefe de la Casa Real, que sería quien daría cuenta de todo aquello que sucediese.

El problema se plantea cuando hablamos del patrimonio de la Casa Real, como es el caso de los regalos; se
pone en cuestión si forman parte del Patrimonio Nacional o del patrimonio privado del Rey.

Además de esta distribución que puede hacer libremente, en el art.65.2 se dice que el Rey puede nombrar y
relevar libremente a los miembros civiles y militares de su casa. El personal que trabaje en la Casa Real es de

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libre designación por parte del Rey, aunque en el nombramiento del Jefe de la Casa Real sí que necesita
refrendo.

7.3. LA SUCESIÓN EN LA CORONA

La Constitución ha establecido una forma de Gobierno monárquica y hereditaria, y ha instaurado como Rey
al “legítimo heredero de la dinastía histórica” según el art. 57.1. Las reglas para la sucesión en la Corona,
establecidas en el propio artículo 57.1, son reproducción, prácticamente literal, de las que han existido en las
anteriores Constituciones, desde la de 1812 hasta la de 1876.

Se basa este orden sucesorio en los principios de primogenitura y representación, que definen la
preferencia del primer nacido de los descendientes del Rey y, subsidiariamente, de los descendientes del
primogénito, si éste hubiera fallecido. Estos principios se completan y se matizan con las siguientes reglas:

 La preferencia de las líneas anteriores sobre las posteriores. Debe interpretarse según el Código
Civil, que especifica que las personas de diferentes generaciones forman una línea directa, si
descienden unas de otras, y colateral si no descienden unas de otras, pero proceden de un tronco
común. En este caso, serán directas las líneas que desciendan del Rey Juan Carlos I, y colaterales las
que desciendan de sus parientes colaterales. La preferencia de las líneas anteriores sobre las
posteriores implica, en primer término, la prioridad de las líneas directas sobre las colaterales y,
dentro de cada uno de estos dos conjuntos, la de aquella línea que proceda del descendiente o, en
su caso, del pariente del Rey, más próximo en el orden de suceder.
 La preferencia en el mismo grado del varón sobre la mujer, sin significar esto que la mujer no
pueda reinar.

 La preferencia en el mismo sexo, de la persona de más edad sobre la de menos, es una concreción
del principio de primogenitura.

La sucesión en la Corona se produce automáticamente, en virtud de las reglas mencionadas. No obstante, el


art.61 se refiere a la proclamación del Rey ante las Cortes Generales y a su juramento de “desempeñar
fielmente sus funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes y respetar los derechos de los
ciudadanos y de las Comunidades Autónomas”. Puede considerarse que estos son actos de integración.
También cabe interpretar que el juramento, que expresa la adhesión del Rey al orden de los valores de la
Constitución, es condición de la proclamación, que por lo demás debe entenderse como un acto debido.
La Constitución prevé así mismo que las Cortes deben resolver mediante una ley orgánica “las abdicaciones,
las renuncias y cualquier duda de hecho o de derecho que ocurra en el orden de sucesión a la Corona” en el
art.57.5.

Se defiende por otros autores la necesidad de una Ley Orgánica de carácter general, que desarrolle la
regulación del Título II sobre el orden sucesorio, y que garantice en consecuencia una mayor seguridad
jurídica en su aplicación.

Las competencias de las Cortes relativas a la sucesión de la Corona, así como las relativas con la Regencia y la
tutela del Rey menor, se ejercen en sesión conjunta de ambas Cámaras, salvo que tuvieran carácter
legislativo, según dispone el art.74.1 de la Constitución.

La Constitución establece también las previsiones necesarias para que la Regencia se establezca en los
supuestos en que el Rey se halle inhabilitado para reinar, por ser menor de edad o por estar afectado por
una incapacidad física o mental, que debe ser reconocida por las Cortes Generales.

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Las formas de establecer la Regencia pueden ser de dos clases. En primer lugar por llamamiento de la propia
Constitución, en el caso de la minoría de edad, se encomienda la Regencia al padre o a la madre, y en su
defecto, al pariente de mayor edad más próximo a suceder en la Corona; y en supuesto de incapacidad
reconocida por las Cortes, al Príncipe heredero, si fuese mayor de edad, y si no lo fuere, al padre del Rey, o a
su madre y, en su defecto, al pariente de mayor edad más próximo en el orden de sucesión.

La segunda forma de Regencia es la electiva, que ha de ser nombrada por las Cortes Generales y que tiene
una función solamente subsidiaria. La Regencia electiva puede ser individual o colectiva, comprendiendo
este último caso, tres o cinco personas.

Cualquiera que sea la causa y la forma de la Regencia, ésta se ejerce con los mismos poderes que al Rey
encomienda la Constitución. La Regencia solo suple interinamente al titular de la Corona y no le sustituye;
por consiguiente, el art.59 exige que quienes ejerzan la Regencia tendrán tratamiento de Alteza. Por la
misma razón, la Regencia debe concluir siempre al cesar la incapacidad del Rey.

TEMA 8. LAS CORTES GENERALES

8.1. LAS CORTES GENERALES COMO ÓRGANO REPRESENTATIVO BICAMERAL.

Las Cortes están reguladas en el Título III de la Constitución. Se titula “De las Cortes Generales”, no del Poder
Legislativo, ya que sólo se habla de las Cortes. Las Cortes constituyen el pilar fundamental en un sistema
democrático como el nuestro en el que el art.1.2 ya se habla de Monarquía Parlamentaria y Gobierno
Parlamentario que va a salir de la mayoría de los representantes. Sorprende, siendo así, que se regulen
después de la Corona.

Las Cortes son un órgano constitucional complejo que está integrado por dos cámaras y constituye un
órgano constitucional las Cortes y otro el Congreso y el Senado. Son un órgano constitucional deliberante,
representativo, legislador y controlador.

En el art.66.2 de la regulación de las funciones de las Cortes ya se dice que ejercen la potestad legislativa
pero también se añade que aprueban los presupuestos y que controlan la acción del Gobierno. Además,
añade la Constitución que tendrán todas aquellas que le atribuya la Constitución. Hay alguna más en lo
referido a su participación para designar cargos que van a ocupar otros órganos del Estado. Ej. El Consejo
General del Poder Judicial, Defensor del Pueblo…

Estas funciones, aunque lo normal es que tengan la función legislativa, lo más importante de ellas a día de
hoy es la del control. No es solo un control a través de instrumentos específicos como la moción de censura,
sino también a través del procedimiento legislativo, ya que se permite que se presenten enmiendas por
parte de todos los grupos.

Se trata de un control al Gobierno en algunas maneras de forma específica, como la moción de censura, que
puede terminar incluso haciendo dimitir al Gobierno. Cuando hablamos del control por parte del poder
legislativo al Gobierno hablamos de control político. Es un control de seguridad que se controlará si se
considera conveniente. Esto servirá sobre todo para poner de manifiesto qué es lo que está haciendo el
Gobierno de cara a la opinión pública. Finalmente nosotros ejerceríamos el control votando otro signo
político.

Las Cortes son bicamerales. El bicameralismo es históricamente la expresión de una sociedad que no era
igualitaria. En sus comienzos había una cámara alta (formada por unos representantes permanentes, como
la nobleza y el Rey) y una cámara baja (formada por los representantes del pueblo; representantes del
sufragio censitario). La cámara alta servía como límite del principio democrático.

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Esto cambia a partir del sufragio universal, cuando la cámara alta cambia radicalmente su razón de ser y se
mantiene sólo en aquellos sistemas en los que hay descentralización política (normalmente, los Estados
Federales). Sin embargo, nosotros tenemos dos cámaras porque en un primer momento se pensó realmente
que serían una cámara ideológica y otra territorial, pero esto no es así.

A pesar de que el art.69 nos dice que el Senado es la cámara de representación territorial, no lo es, y en
realidad es una cámara de segunda lectura.

Hay quien está en contra porque dice que tener dos cámaras significa ralentizar mucho la tramitación
parlamentaria. Quienes están a favor defienden que el hecho de tener una segunda lectura consigue enfriar
las pasiones y el enfrentamiento político de la cámara baja. Además, facilita el que se pueda seguir
negociando y se puedan presentar enmiendas del Senado. El hecho de tener una segunda lectura de los
artículos aprobados por el Congreso permite mejorar la técnica legislativa (redactar mejor las leyes para que
sea más fácil su aplicación). Lo que ocurre es que, si para tener una mejor técnica legislativa tenemos que
tener una segunda cámara, esto alarga mucho la negociación y a veces supone que llega tarde la resolución
de los problemas.

Es una concepción típica de las cámaras antiguas, cuando la cámara alta pertenecía a los nobles. Hoy en día
podría ser prescindible. Una de las razones de que exista es por la descentralización territorial.
Tradicionalmente en nuestro país casi siempre hemos tenido dos cámaras.

Estamos ante un bicameralismo que lo calificamos de “imperfecto” “desigual” o “asimétrico”. Si vemos las
funciones de cada una de las cámaras, nos damos cuenta de que hay un desequilibro a favor del Congreso.
Tiene más importancia el Congreso que el Senado.

Hay una serie de funciones que realiza solo el Congreso, en las que el Senado no interviene:
- La investidura al presidente del Gobierno.
- La cuestión de confianza y la moción de censura; como el único que otorga ésta confianza al
presidente del Gobierno es el Congreso, es también el único que puede quitársela.
- La declaración del Estado de alarma, excepción o de sitio.

Cuando el Gobierno dicta un decreto ley, (norma que dicta el Gobierno sin autorización por parte de las
Cortes), necesita un presupuesto de hecho habilitante, es decir, una situación de extraordinaria y urgente
necesidad que no debemos confundir con los Estados de alarma, excepción o sitio. Tiene límites materiales;
no necesita la autorización previa de las Cortes, se publica en el BOE y se empieza a aplicar con carácter
provisional. Para que tenga carácter definitivo se necesita que el Congreso de los Diputados lo convalide
pudiendo decir sólo sí o no, pero sin incluir enmiendas.

El decreto ley es una norma que dicta el Gobierno y para que se acepte debe ser aceptado por el Congreso
de los Diputados; el Senado no participa. Además, en las situaciones en las que el presidente quiere
convocar un referéndum, la autorización del referéndum corresponde al Congreso de los Diputados; el
Senado tampoco participa.

Hay una serie de funciones en las que participan las dos cámaras:
- Legislativa, aunque tiene una posición prioritaria el Congreso. Primero tramita la ley el Congreso,
después pasa al Senado. En caso de que el Senado apruebe enmiendas, la ley debe volver al
Congreso para que se vuelva a aceptar. Por ello, la última voluntad la tiene el Congreso. Las leyes
orgánicas, según el art.81, tienen que ser votadas en el Congreso por mayoría absoluta.

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Solamente hay una función que la tiene sólo el Senado:
- Autorizar las medidas que hubiera adoptado el Gobierno para poder obligar a una Comunidad
Autónoma a cumplir con las obligaciones que le marca la Constitución. Está regulada en el art.155,
pero es un artículo que no se ha aplicado nunca

8.2. EL SISTEMA ELECTORAL. COMPOSICIÓN DE LAS CÁMARAS

En cuanto a la composición del Senado, hay una parte de Senadores que se van a elegir a través de un
sistema electoral mayoritario, y otros que serán Senadores territoriales, designados por las Comunidades
Autónomas. En el art.69.5 se regula esta posibilidad: “las Comunidades Autónomas designaran cada una de
ellas un Senador autonómico, y otro más por cada millón de habitantes dentro de su respectivo territorio”.
La designación de estos Senadores corresponde a la Asamblea legislativa de cada Comunidad Autónoma, de
acuerdo con lo que establezcan sus propios Estatutos, indicando la Constitución que en todo caso deberán
asegurar una adecuada representación proporcional con la composición de la Asamblea legislativa de la
Comunidad Autónoma.

Sin embargo, como hay más Senadores designados por sistema electoral mayoritario que por las
Comunidades Autónomas, no es una verdadera cámara de representación territorial. Para resolver los
intereses y problemas regionales hubo una reforma hace unos años pero que ha tenido poca influencia.

El Congreso tendrá un máximo de 400 y un mínimo de 300 diputados y serán elegidos por sufragio universal,
libre, directo, secreto e igual, en los términos que establezca la ley. El mandato durará 4 años y, según el
art. 67.2, como representantes que son, no podrán actuar ligados por mandato imperativo. El sistema
electoral será proporcional. Se eligió el sistema electoral proporcional “D’Hont”. Este sistema consiste en
que, del número total de votos que obtenga cada partido, dentro de cada circunscripción territorial (la
provincia), lo que se hace es ver el número total de votos que han obtenido los que se han presentado, ver
dentro de la circunscripción cuántos escaños se van a repartir e ir dividiendo este número total de votos de
cada partido primero por uno, por dos, por tres…. Hasta el número total de escaños de la circunscripción.
Después se asignarán los escaños a los cocientes mayores.

En nuestro caso, se asignó un número fijo de 2 diputados a todas las provincias, aunque las islas menores,
Ceuta y Melilla tienen menos. El resto de diputados que tenga cada uno será en función de la población. El
problema es que hay circunscripciones muy pequeñas, como Soria o Teruel, que hacen que no exista la
proporción y los partidos pequeños tienen muy pocas posibilidades de salir. Por ello, en estas
circunscripciones se utiliza el voto útil; se vota a un partido grande porque si no tu voto no va a servir de
nada.

Además, esto ha perjudicado a los partidos pequeños que se quejan de que les cuesta muchísimos más votos
tener representación que a los grandes partidos políticos.

Este problema es un problema que se va a abordar seguramente en la siguiente legislatura si los partidos
grandes caen un poco. También es cierto que hay muchas voces que dicen que debería reformarse el
sistema electoral para que fuera más proporcional y dar más libertad a los ciudadanos y que hubiesen
algunas fórmulas que obligasen a los diputados a dar cuentas hacia los ciudadanos para que estos decidieran
si le vuelven a votar o no (no listas cerradas, organizadas por los partidos, sino una relación más próxima
diputado-elector).

Sin embargo, es un sistema que ha permitido tener una gran estabilidad política: lo que llamamos
“parlamentarismo racionalizado”.

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En cuanto al sistema mayoritario del Senado, lo que se hace es que los partidos presenten unas listas y en
cada circunscripción o provincia, en este sistema mayoritario, podremos votar los nombres de los
parlamentarios que nos gusten más. Se establece también un número fijo de 4 Senadores por
circunscripción, las islas mayores van a tener 3, Ceuta y Melilla van a tener 2 cada uno y las islas menores
van a tener 1. Si estás en una circunscripción en la que salen 4 Senadores sólo puedes votar a 3, para que los
grupos minoritarios tengan más posibilidades.
Este sistema que podemos considerar más democrático en el sentido en el que votamos nombres, ha tenido
problemas. Cuando gana un partido en el Congreso, gana en el Senado. Por lo tanto, aunque en el Senado
podamos votar personas, nos fijamos más en el partido que en el nombre de la persona; al final, votamos
más por ideología que por el nombre. Esto es porque muchas veces no les conocemos y lo único que
conocemos de ellos es el partido político al que pertenecen.

Últimamente se critica el hecho de que las listas en el Congreso sean cerradas. Sin embargo, si se decidiera
que en el Congreso se daría un sistema electoral mayoritario como en el Senado, ¿cómo les conoceríamos?
Tendrían más publicidad aquellos que tienen más dinero o facultades para aparecer en los medios. Por lo
tanto, también tendría algún inconveniente.

En cuanto al sistema electoral, hemos visto lo que es el sistema en sí (proporcional o mayoritario), pero
después se establece todo un procedimiento para ver cómo se van a desarrollar las elecciones, cómo se van
a proponer los candidatos que se van a presentar, quién va a hacer el seguimiento de las elecciones para que
sean transparentes, quién va a hacer el recuento final de los votos, qué ocurre si hay algún problema (no
aparezco en las listas, alguno de los que están en las listas son inelegibles, no hay papeletas del partido al
que quiero votar en mi mesa electoral…)

Antes estas irregularidades se articulan una serie de recursos electorales que van a permitir impugnar tanto
la proclamación de candidatos como la proclamación de electos o cualquier irregularidad en este proceso
electoral y que van a consistir recursos ante la llamada administración electoral. Si no estuviéramos de
acuerdo con lo que nos dijera la administración electoral podríamos interponer un contencioso o podríamos
ir a los tribunales e incluso finalmente podríamos interponer recurso de amparo ante el Tribunal
Constitucional.

En todos estos recursos se establecen unos plazos muy breves tanto para interponer el recurso como para
resolver, y en la resolución podrían decir que es correcto, que un candidato no es elegible, que una mesa
electoral debiera repetir la votación…, o señalar la irregularidad.

En cuanto a la administración electoral, está formada por las Juntas Electorales que están organizadas
jerárquicamente. En la cúspide está la Junta Electoral Central, que perdura a lo largo de los cuatro años. Las
otras juntas (provinciales) durarán sólo durante las Elecciones. Estarán formadas por juristas, sobre todo
jueces y magistrados.

El procedimiento electoral es un conjunto de actos que van desde la designación por parte de los partidos
presentación de candidaturas, hasta el escrutinio final y la proclamación de electos.

Antes del procedimiento electoral, está el Censo Electoral. Es un registro público en el que constan inscritas
todas aquellas personas que tienen derecho a un sufragio activo. Este censo se actualiza cada mes y se
producen las rectificaciones oportunas antes de cada elección. Hay un solo Censo Electoral para todo tipo de
elecciones, aunque si se trata de europeas o municipales se hace constar a aquellas personas que pueden
votar. Se hace constar aquellas personas que pueden votar que están en España y aquellas que pueden votar
y están en el extranjero. Son dos registros separados pero están en el mismo censo. El censo no se considera
parte del proceso electoral, pero es imprescindible para poderlo llevar.

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El procedimiento electoral va desde que los partidos o coaliciones presentan a los candidatos y presentan
también quiénes son los administradores del partido, hasta la última fase que sería el escrutinio y
proclamación de electos.

Cuando los partidos presentan sus candidatos, la administración electoral debe hacer una proclamación de
candidatos para que sean conocidos y se puedan realizar, en su caso, las impugnaciones oportunas
(inelegibilidad…).
Una vez sepamos quiénes son los candidatos, en el caso de que hubiese recursos electorales, debemos
esperar a que se resuelvan. Los recursos electorales se caracterizan por tener plazos muy cortos; los jueces
deben resolver con plazos muy breves de tiempo (2-3 días).

Una vez tengamos ya los candidatos comienza la campaña electoral, que dura 15 días. La precampaña
empieza antes, en cuanto los partidos políticos saben que va a haber unas elecciones. La campaña electoral
termina a las 00.00 del día antes de las elecciones porque se establece que se necesita un día de reflexión
antes de votar; esta votación debe ser bastante reflexiva para poder asumir toda la información que se ha
dado.

La campaña electoral tiene una finalidad: ganar votos. No se puede hacer campaña el día anterior y además,
unos días antes ya no se puede hacer públicos los resultados de las encuestas para no confundir los votos.
Los que pueden hacer campaña electoral son los partidos y los candidatos. Durante la campaña, los partidos
políticos tienen derecho a espacios gratuitos en los medios de comunicación.

Para la subvención de la campaña electoral, no se da la misma subvención a todos los partidos, sino que es
proporcional al número de votos que ha obtenido cada partido en las elecciones anteriores. En el caso de
que haya un partido nuevo que no se presentó en las anteriores elecciones, no va a tener subvención pública
(tendrá que ser privada), aunque va a tener 10mins de medios públicos gratuitos para poder hacer campaña.
Se intenta que la administración electoral actúe de manera totalmente independiente del Gobierno y de las
Cortes. Aunque los medios, tanto materiales como personales, que va a necesitar para realizar su labor sí se
los van a administrar el Gobierno y las Cortes. Se busca la independencia para garantizar la transparencia de
las elecciones. Para que actúen de manera independiente, los miembros de las Juntas Electorales son
juristas, jueces y magistrados para conseguir que no estén vinculados a un partido político. El presidente de
la Junta Electoral Central siempre será un juez.

Antes de las elecciones se van a nombrar las Juntas Provinciales y por sorteo, las mesas electorales. Por
parte de los poderes públicos se debe comprobar que en cada mesa electoral hay suficientes papeletas de
cada partido que se presenta.

Lo que no se regula en este procedimiento electoral es cómo va a elegir internamente cada partido político a
sus candidatos. Esto se deja en manos de cada partido político, teniendo en cuenta que en el art.6 se dice
que el funcionamiento interno de los partidos debe ser democrático. Lo único que se exige en estas listas a
partir del 2007 que entra en vigor la Ley Orgánica de igualdad entre hombres y mujeres, es que en las listas
haya equilibrio entre hombres o mujeres, con una proporción del 60:40, pero realmente es una especie de
cuota o acción positiva, ya que siempre se deja un margen. Con esto se busca la participación femenina.

Una vez que llegue el momento de las elecciones se realiza la votación con papeletas oficiales. El voto es
personal. Puede ser presencial (yendo a la urna a votar) o por correo (las personas que prevean que el día de
las elecciones no van a poder votar, los miembros de la marina, y los que están en el extranjero, a través de
los consulados).

Finalmente se pasa a la fase decisoria. Una vez se termina la votación, en cada mesa electoral se va a
proceder al escrutinio. Puede haber compromisarios de los partidos (ya que el escrutinio es público). Se abre

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la urna y se cuentan los votos y si el número de votos coincide con el número de personas que han ido a
votar (al ir a votar tienes que dar tu nombre, DNI, y hay un listado y se señalan las personas que votan).

Cada mesa, una vez ha hecho el recuento, hace un acta y esta acta la remite a la mesa general y ahí se vuelve
a recontar y se hace la proclamación. La proclamación oficial se hace a los tres días porque han de contar
también los votos por correo.
Una vez realizado el escrutinio, la Junta Electoral hace la proclamación de los electos; los que han salido
elegidos. A partir de ahí se pueden presentar los recursos por irregularidades u otros motivos. Se
proclamarán en primer lugar ante la Junta Electoral y si con la resolución de la Junta no se está de acuerdo,
se puede acudir a un recurso contencioso-administrativo y si no, después se puede presentar el recurso de
amparo al Tribunal Constitucional, ya que se ve afectado el derecho de participación y de sufragio universal.

Todos estos recursos se caracterizan por su enorme brevedad en la resolución. Además, no podemos olvidar
que los Tribunales son independientes: cada juez es libre para interpretar y aplicar la ley, por lo que
podemos encontrarnos varios criterios en casos parecidos.

LAS CÁMARAS
En cuanto a la Cortes, son cámaras bicamerales. Este bicameralismo es asimétrico porque hay un
desequilibrio entre las dos cámaras a favor del Congreso. Según la Constitución, en las Cortes están los
representantes, y se establece la composición que tendrán las cámaras y una cierta regulación de los
sistemas electorales.

Cuando hablamos de las Cortes, ya dijimos que nos estamos refiriendo al poder más importante dentro de
los tres poderes: función legislativa, función de control al Gobierno y función presupuestaria. Son las tres
funciones más importantes, de aquí que extraigamos que es el poder más importante de los tres.

La regulación del funcionamiento interno de las competencias de las Cortes, si bien hay algunas pinceladas
en la Constitución, la organización y funcionamiento interno se regulan en los reglamentos parlamentarios.
El Reglamento Parlamentario es una norma de fundamental importancia, fuente principal del derecho
parlamentario. En estos reglamentos es donde se van a regular las distintas potestades que tienen las Cortes
y su función interna. No lo puede regular otra norma distinta. Se establece por tanto lo que llamamos
Reserva de Reglamento Parlamentario, ya que todo lo que concierne al Parlamento tiene que estar regulado
dentro de esta norma y ninguna otra lo puede regular.

Estos reglamentos son normas especiales porque cada cámara regula su propio reglamento; cada cámara
tiene autonomía normativa para regular su propio reglamento. No estamos hablando de una ley porque para
ser ley tendría que estar aceptado por Congreso y Senado, por ambas Cortes. Sin embargo, la otra cámara no
participa. No existe un reglamento de las Cortes.

A esta norma le denominamos reglamento, pero no es una norma reglamentaria del Gobierno, sino que
tienen rango de ley. Aunque se llamen reglamento, tienen fuerza de ley y son impugnables frente al Tribunal
Constitucional. Entre el reglamento y la Constitución no hay una relación intermedia: el reglamento emana
directamente de la Constitución, sin haber ninguna norma intermedia.

El reglamento, aunque tenga rango de ley, no puede derogar a una ley anterior, ni una ley posterior puede
derogar un reglamento parlamentario, ya que la relación entre los reglamentos parlamentarios y las leyes es
una relación de competencia. El reglamento debe regular eso y no puede regular nada más.

En el art.72 de la Constitución se regula esta autonomía normativa que tienen las cámaras y a su vez, se
regula también la autonomía presupuestaria y la autonomía de las labores de Gobierno. Es una triple
autonomía que tienen las cámaras; por un lado dictan sus propios reglamentos, aprueban su propio

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presupuesto, eligen a sus órganos representativos: el presidente y los miembros de cada cámara, y regulan
todo el Estatuto del personal que trabaja en las cámaras.

Para evitar que se pueda cercenar la autonomía de los grupos minoritarios, se establece que los reglamentos
se aprueben por mayoría absoluta y haya un cierto consenso.

8.3. EL ESTATUTO JURÍDICO DE LOS PARLAMENTARIOS

Cuanto se habla del Estatuto Jurídico de los Parlamentarios se puede entender de dos formas:
 En sentido restrictivo: se referiría solamente a las prerrogativas parlamentarias
 En sentido amplio: englobaría también los derechos, deberes, incompatibilidades… todo el Estatuto
Jurídico de los Parlamentarios.

En este sentido en sentido amplio, nos tenemos que referir en primer lugar a lo que llamamos la adquisición
de la condición de parlamentario. Para ser parlamentario, uno debe haber sido proclamado como candidato,
y después del escrutinio, haber conseguido un escaño.

En el momento en el que se consigue un escaño, se convierte en un parlamentario electo. En el momento en


el que los parlamentarios son elegidos deben cumplir tres requisitos para pasar de ser parlamentario electo
para ser parlamentario de pleno derecho:

1. Deberán presentar sus credenciales para comprobar que ellos son los que han sido elegidos.
2. Deberán presentar una declaración a efectos de incompatibilidades para que se pueda controlar de
alguna manera que el que ha salido elegido no esté incurso en alguna causa de incompatibilidad.
3. En las tres primeras sesiones de Pleno deberán realizar juramento o promesa de acatar la
Constitución.

Estos tres requisitos son imprescindibles para ser diputado de pleno derecho. Si no los cumple podrá seguir
siendo parlamentario electo, pero no tendrá prerrogativas ni podrá ejercer sus derechos como
parlamentario al no ser parlamentario de pleno derecho.

El tercer requisito ha generado problemas, ya que en el caso de unos diputados de Batasuna se negaron a
acatar la Constitución, pero finalmente realizaron el juramento añadiendo la coletilla “juro por imperativo
legal”. El presidente de la cámara dijo que este juramento no era válido, pero el Tribunal Constitucional
entendió que sí lo era. Otros parlamentarios habían añadido otras coletillas, y además no constituía ninguna
ofensa contra nadie, por lo que adquirieron la condición de pleno derecho.

Si transcurridos estos tres Plenos no se realizara el juramento, se suspenden los derechos y las prerrogativas
hasta que cumplan con este juramento o promesa.

La condición de diputado se puede suspender en algunas ocasiones: por sanción disciplinaria (internamente
dentro de la cámara), por auto firme de procesamiento o bien porque haya una sentencia condenatoria que
imposibilite seguir actuando como parlamentario.

Además de estas causas de suspensión, habría unas situaciones en las que habría una pérdida de la
condición de parlamentario: se acaba el mandato o hay disolución anticipada de las cámaras. En el momento
en el que se disuelven las cámaras, los parlamentarios pierden su condición con alguna excepción: aquellos
que están llamados a la Diputación Permanente. También se pierde la condición por fallecimiento o renuncia
(por voluntad propia o por alguna situación de incompatibilidad). En este caso ocuparía su puesto el
siguiente en la lista.

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La condición de pérdida de la condición de parlamentario tiene un problema en aquellos supuestos de
Senadores autonómicos. En el art 69.5, dice que las Comunidades Autónomas designarán un Senador y otro
más por cada millón de habitantes de su respectivo territorio, y se añade que deben guardar
proporcionalidad con la composición de la Asamblea. Al ser esto así, lo lógico sería que los Senadores
autonómicos fueran elegidos después de la elección de la Asamblea.

Los Estatutos de Autonomía catalán y vasco regularon que los Senadores autonómicos los designarían
después de las Elecciones Autonómicas. Sin embargo, en el Estatuto de Galicia se entendió que se iban a
nombrar por la Asamblea Legislativa de la Comunidad Autónoma de Galicia en el momento de
establecimiento del nuevo Senado. Como las Elecciones Generales y las autonómicas no coinciden, hay un
tiempo en que estos Senadores autonómicos de Galicia no tendrán por que cumplir esta proporción.

El Tribunal Constitucional entendió que si bien hace una interpretación más conforme con la Constitución el
Estatuto catalán y vasco, no por esto el gallego iba a ser inconstitucional. Por ello lo da por bueno ambas
formulas.

La solución que se ha tomado es que quedan en suspenso estos Senadores hasta que hay elecciones en su
comunidad, sus mandatos coinciden con los de las Comunidades Autónomas por las que han sido
nombrados.

En cuanto a los derechos y deberes de los Diputados y Senadores, tienen derecho a:


- Participar, debatir y votar con plena libertad
- Asistir al Pleno y a las comisiones de las que formen parte.
- Recabar de la administración la información que consideren necesaria.
- Recibir una asignación económica (un sueldo)
- Tener las prerrogativas parlamentarias

Los Diputados y Senadores tienen los siguientes deberes:


- Cumplir con todo el régimen de incompatibilidades, y si no se ha detectado la incompatibilidad
tienen la obligación de ponerla en manifiesto.
- Guardar el deber y la disciplina de la cámara.
- Mantener el decoro y la cortesía parlamentaria.

Las prerrogativas parlamentarias que están reguladas en el art.71 de la Constitución no se pueden


considerar, según el Tribunal Constitucional, privilegios de los parlamentarios, porque no pueden disponer
de estas prerrogativas: no pueden renunciar ni exigirlas. Se consideran instrumentos que están pensados
para el correcto desempeño de las funciones parlamentarias, sin interferencias ni presiones políticas. Se
decía que eran privilegios porque nacieron en un momento en el que los parlamentarios debían ser
protegidos de los demás ciudadanos. Hay una parte de la doctrina que sí los considera privilegios y considera
que deberían desaparecer.

El Tribunal Constitucional considera que con ellas no se atenta contra el principio de igualdad, sino que se
establecen para que los parlamentarios puedan, de manera libre e independiente, formar la voluntad de la
cámara. Se consideran instrumentos de la cámara, no de los parlamentarios directamente. Son garantías
para el normal funcionamiento de la cámara. No es un derecho de parlamentario, sino simplemente un
derecho de la cámara.

Son tres:
1. La inviolabilidad
2. La inmunidad
3. El fuero especial

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1. La INVIOLABILIDAD:
Se habla de la inviolabilidad de los parlamentarios, pero también de las Cortes. Cuando la Constitución
nos dice que las Cortes son inviolables, se refiere a que los edificios en sí son inviolables. Seria
comparable a la inviolabilidad del domicilio. Se establece que no se podrán hacer manifestaciones o
solicitudes individuales o colectivas delante de las Cortes cuando estén reunidos los parlamentarios. Si se
insistiere en ello se llegaría a cometer un delito: delito de rebelión.

La inviolabilidad de los parlamentarios se refiere a la libertad de expresión de los mismos. Es un refuerzo


a la libertad de expresión de los parlamentarios. De manera que los parlamentarios, por aquello que
digan, expresen o voten en sus funciones de parlamentarios, no se les podría perseguir penalmente.
Dentro de estas expresiones estarían sus discursos y votaciones de las leyes. Sería por tanto como
reforzar la libertad de expresión de los parlamentarios, más allá de la que tenemos los particulares.
Aunque sí es cierto que las debemos interpretar hoy en día con un cierto carácter restrictivo, si
entendemos que la inviolabilidad tiene límites y que estos límites estarían en las injurias, calumnias o
apología del terrorismo.

Sí es cierto que tiene un límite establecido en la Constitución, y es que esta inviolabilidad protege al
parlamentario cuando éste actúa en el ejercicio de sus funciones (art. 71.1 “los Diputados y Senadores
gozan de inviolabilidad por las opiniones manifestadas en el ejercicio de sus funciones”). Si se trata de
alguna actuación que esté realizada fuera del Parlamento, tendría que ser también una actuación propia
del mandato del parlamentario para que estuviera amparada por estas prerrogativas.

Además, la inviolabilidad les protege siempre. Incluso cuando dejen de ser parlamentarios, por todas las
manifestaciones que hubieran presentado siendo parlamentarios, no se les podría perseguir.

2. La INMUNIDAD:
Es una prerrogativa más de carácter procesal que ampara a los parlamentarios sólo durante el periodo
de su mandato, mientras son parlamentarios. Según la Constitución, la inmunidad consiste en que no
podrán ser procesados ni inculpados a no ser que tengan una previa autorización de la cámara. Para
poderles juzgar por un delito penal, debe autorizarlo la cámara a la que pertenecen. Tampoco podrán
ser detenidos sin autorización de la cámara, excepto en el caso de flagrante delito. En este caso sí se les
podría detener, pero no juzgar sin previa autorización de la cámara.

Cuando un Diputado o Senador es detenido en flagrante delito, o cuando la autoridad judicial tiene
conocimiento de que hay una denuncia o querella contra una persona que es parlamentario, la
autoridad judicial tiene que pedir permiso a la cámara a la que pertenezca para poderle juzgar. Este
escrito que el juez remite al presidente de la cámara se llama suplicatorio (el juez suplica a la cámara que
permita el procesamiento).

El presidente de la cámara, cuando lo recibe, debe convocar un Pleno, o si no el siguiente Pleno que esté
convocado debe incluir en el orden del día la decisión sobre si se le podrá juzgar o no.

Antes de ir al Pleno debe reunirse la Comisión de Suplicatorios si el parlamentario pertenece al Senado,


o la Comisión del Estatuto del Diputado en el caso de que el parlamentario pertenezca al Congreso, para
que analicen el suplicatorio junto a la persona en cuestión, y esta Comisión redacta un dictamen
diciendo si consideran que deben juzgar o no al parlamentario. En el caso de que digan que sí se le
puede juzgar, este acto se denomina “levantar el suplicatorio”.

Este dictamen pasa al Pleno, y en el Pleno se vota para ver si se decide si se permite que se le juzgue o
no. Ni la Comisión ni el Pleno deben entrar a valorar si consideran que es culpable o inocente, ya que

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estarían invadiendo la competencia de la autoridad judicial. Lo que debe argumentar la cámara para
decidir si se va a levantar o no el suplicatorio es si considera que hay presiones políticas, o si el juzgar al
parlamentario afectaría al normal funcionamiento de la cámara.

Una vez se ha decidido si se levanta o no el suplicatorio, esta decisión del Pleno, también por vía del
presidente, debe enviarse al juez. Para todo ello hay unos plazos (30 días para resolver si levantar el
suplicatorio o no y 8 días para contestar al juez). Sin embargo, estos plazos sirven de poco porque se
establece que en el caso en el que la cámara no haya contestado a los 60 días, quiere decir que no se
levanta el suplicatorio y que no se le puede juzgar al parlamentario. El silencio de la cámara significa que
no lo juzguen.

Se plantean varios problemas:


1. En el caso de que no se levante el suplicatorio y no se pueda juzgar al parlamentario, si en el
presunto delito que ha cometido no está solo, sino que está con otros que no son
parlamentarios, a estos otros sí se les puede juzgar. Habría un juicio con una sentencia de la que
no formaría parte porque no se le puede juzgar.
2. A la víctima se le estaría vulnerando el derecho a la tutela judicial efectiva: la posibilidad que
tenemos todos de acudir a los tribunales y que estos dicten sentencia al respecto. Estos terceros
afectados podrían interponer recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional contra el no
levantamiento del suplicatorio.

El Tribunal Constitucional ha tenido ocasión de pronunciarse y, respetando lo que es la inmunidad en sí,


dice que debe respetarse de forma restrictiva y que las cámaras, en el momento en el que responden
ante el suplicatorio, deben hacerlo de forma motivada. Esto está en contradicción con lo que dice el
Tribunal Constitucional con respecto a los 60 días de silencio.

El amparo va a inspeccionar la motivación, entendiendo que los motivos a los que se debe referir son
presión política o la alteración del normal funcionamiento de la cámara. Si el Tribunal considera que no
está suficientemente motivado va a otorgar el amparo, pero no puede obligar a que juzguen al
parlamentario. Devuelve el escrito a la cámara para que se vuelva a pronunciar al respecto. Si sigue
denegando el permiso para que juzguen al parlamentario, la última opción es esperar a que deje de ser
parlamentario para que se le pueda juzgar.

En otros países se ha hecho que un recurso de amparo pueda romper la prescripción (el delito no podría
prescribir), o decir que la inmunidad ampara a los diputados sólo y exclusivamente en periodo de
sesiones parlamentarias, no durante las vacaciones parlamentarias.

Además, hace unos años, como había muchas demandas respecto a temas como el honor, la dignidad y
la propia imagen, al estar basadas en el Código Civil, se intentó ampliar el ámbito de la inmunidad para
que en vez de ser sólo penal fuera una inmunidad también civil, y que a los diputados no se les pudiera
juzgar por temas de vulneración del honor, la dignidad o la propia imagen por parte del parlamentario.

En este intento de ampliación, se dijo que sí en un primer momento, pero la ley fue declarada
inconstitucional. El Tribunal consideró que esta ampliación al ámbito civil era inconstitucional ya que en
el art. 71.2 dice que los parlamentarios no podrán ser inculpados ni procesados (términos propios del
ámbito penal).

3. El FUERO ESPECIAL o AFORAMIENTO:


Está regulado en el art.71.3, que nos dice que en las causas contra Diputados y Senadores será
competente la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo. Este es otro motivo más para que el Tribunal

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Constitucional dijera que era inconstitucional el intento de la ampliación al ámbito civil de las
prerrogativas de los parlamentarios.

El aforamiento significa que en el caso de juzgar a un parlamentario, se le deberá juzgar en el Tribunal


Supremo. Es una especie de garantía en el sentido de que en el Tribunal Supremo están los más “sabios”.
Esto puede ser un beneficio para el parlamentario, pero también un inconveniente: es el superior en su
orden, el máximo poder judicial. Como no hay ningún otro por encima de él, en el caso de que no se esté
de acuerdo con la sentencia, no se puede recurrir (los recursos siempre son al superior, pero en este
caso no hay superior).

Esto también plantea un problema: dentro del ámbito penal se considera una garantía que quede al
menos un recurso para que otro tribunal revise lo que ha dicho el primero, una doble instancia. En
Europa ya nos han hecho alguna llamada al respecto.

8.4. ORGANIZACIÓN INTERNA Y FUNCIONAMIENTO DE LAS CÁMARAS. LOS GRUPOS


PARLAMENTARIOS

Las cámaras están dotadas de Órganos de Gobierno y de Órganos de Funcionamiento:

Los Órganos de Gobierno serán el presidente, la mesa y la junta de portavoces. El presidente de cada cámara
es el máximo órgano de representación de la cámara, la máxima autoridad, y se elige por los propios
miembros de la cámara en la primera sesión: la sesión constitutiva. Se elige a través de unas papeletas a
través de las que cada uno de los representantes pone solamente un nombre. En la primera votación se
busca mayoría absoluta, y si no la hay se pasa a la segunda votación con mayoría simple.

El presidente tiene unas funciones importantes pero cada vez son menos, en el sentido en el que hacen
compartir la mayoría de funciones con la mesa y en ocasiones con la junta de portavoces.

A pesar de que en la Constitución, en el art.72.3 se diga que los presidentes de las cámaras ejercen en
nombre de las mismas todos los poderes administrativos y facultades de policía en el interior de sus
respectivas sedes, además de esta representación, el presidente tiene otra función: es el encargado de
interpretar los reglamentos e incluso en los supuestos en los que existan lagunas (algún aspecto que no se
haya regulado), el presidente interpreta cómo debería regularse, y esta interpretación va a formar parte del
reglamento.

El presidente forma parte de la mesa, y cada vez más las funciones las va a regular conjuntamente con la
mesa, formada por el presidente (en el caso del Congreso, con cuatro vicepresidentes y cuatro secretarios, y
en el caso del Senado, con dos vicepresidentes y dos secretarios).

Estos vicepresidentes también se eligen por los diputados de las cámaras en sesión constitutiva. Se exige que
cada uno de los parlamentarios ponga sólo un nombre en la papeleta. El que tenga más votos va a ser el
vicepresidente primero, el segundo va a ser el vicepresidente segundo, y así sucesivamente. De esta manera
lo que se busca es que sea una mesa plural, con representación de los distintos grupos.

La mesa tiene la función de organizar la cámara, el orden del día, lo que se va a tratar en los Plenos… muchas
veces junto a la junta de portavoces. Es importante porque fija el calendario de trabajo y funcionamiento
interno de la cámara.

La junta de portavoces está formada por todos los portavoces de los distintos grupos parlamentarios.
Estarán el presidente de la cámara y todos los portavoces. Las sesiones de la junta de portavoces no son
públicas. Esto facilita el acuerdo y la negociación, por no tener que dar cuenta a sus electores.

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Cada portavoz puede acudir a las reuniones acompañado por otro parlamentario. Incluso el Gobierno puede
enviar a la junta de portavoces un representante, que podrá hablar pero no votar. Tiene unas labores
políticas. Solamente votaran los portavoces, pero el voto va a ser ponderado: si en un grupo parlamentario
hay 100 representantes, su voto valdrá por 100. El grupo mayoritario es el que recibe en la junta de
portavoces. Este voto ponderado facilita el normal funcionamiento de la cámara, porque es más fácil
negociar por los portavoces que en el Pleno. Sin embargo, esto es inconstitucional, ya que no está de
acuerdo con el mandato representativo.

Los Órganos de Funcionamiento nos muestran cómo pueden funcionar las cámaras: pueden funcionar en
Pleno o en Comisiones.

1. El Pleno está formado por la totalidad de los parlamentarios


2. Las Comisiones son parte de parlamentarios. Pueden ser comisiones permanentes y comisiones no
permanentes. Al inicio de la legislatura se constituyen una serie de comisiones, la mayoría de ellas
legislativas, en función de la materia. Estas comisiones legislativas normalmente sí son permanentes.
Todos los parlamentarios tienen derecho de pertenecer al menos a una Comisión. Además de estas
legislativas, hay otras permanentes: la Comisión de Relaciones con el Tribunal de Cuentas, de
Relaciones con el Defensor del Pueblo… Las comisiones que no son permanentes son las que son
temporales: se constituyen para un caso concreto. Normalmente son las comisiones de
investigación, que se crean para resolver un asunto y se disuelven cuando ya está resuelto.

El Pleno es el órgano más importante de decisión y deliberación y es donde se realiza la mayoría de actos
parlamentarios, legislativos y no legislativos, aunque cada vez en mayor medida, el Pleno delega las
actuaciones en la Comisión, con algunas excepciones: no puede delegar la tramitación de una reforma
constitucional, la aprobación de una Ley Orgánica, la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado…

En el Pleno van a estar todos los parlamentarios, y pueden acudir también los miembros del Gobierno. Los
parlamentarios tienen escaños asignados desde el primer día, y se sientan a la izquierda o a la derecha según
su ideología. Los miembros del Gobierno se sientan en los bancos azules. El presidente es quien debe
ordenar los Plenos, dar las palabras, sancionar disciplinariamente si fuera el caso, es quien pone orden (con
equidad)…

Los Plenos se celebran durante los periodos de sesiones. Hay dos periodos de sesiones al año: el primero de
septiembre a diciembre, y el segundo de febrero a junio. Durante estos periodos de sesiones se celebran los
Plenos normalmente. Se pueden convocar Plenos extraordinarios, fuera del periodo de sesiones, si así lo
solicita el Gobierno, la mayoría absoluta de los miembros de la cámara o la Diputación Permanente.

Las reuniones del Pleno son públicas y las de las Comisiones no. El que sean públicas quiere decir que puede
acceder la prensa y podemos acceder los ciudadanos si así lo permite el presidente.

En cuanto a las votaciones, pueden ser de tres tipos:


1. La votación por asentimiento: cuando el presidente propone algo y los demás lo aceptan asintiendo.
2. La votación nominal: cuando el presidente pregunta nombre por nombre qué es lo que vota cada
uno de los diputados. Puede ser pública o secreta (votación en urna).
3. La votación ordinaria: la que se realiza desde el escaño electrónicamente.

LOS GRUPOS PARLAMENTARIOS


Los grupos parlamentarios son la pieza fundamental dentro del Parlamento para su organización y su
funcionamiento. El funcionamiento interno de las cámaras se va a basar exclusivamente en los grupos
parlamentarios. Los parlamentarios, aunque tengan mandato representativo y tengan que actuar con toda

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libertad, cuando están dentro de las cámaras están obligados a hacerlo en sus grupos parlamentarios.
Aquellos parlamentarios que queden sueltos tienen que ir al grupo mixto. Toda la actuación de los
parlamentarios se va a hacer internamente dentro de las cámaras a través de los grupos parlamentarios.

Los grupos parlamentarios no son órganos de las cámaras, sino que son asociaciones de interés público.
Todos ellos son asociaciones privadas de interés público y van a funcionar por tanto como cualquier
asociación: cumpliendo los requisitos mínimos de las cámaras. Hay libertad para crear grupos parlamentarios
y a su vez, los parlamentarios, deben solicitar estar en un grupo parlamentario, que puede decir que sí o que
no son admitidos en el grupo.

El grupo mixto no tiene que cumplir unos requisitos mínimos. Puede estar formado por un solo
parlamentario. En él están los flecos; aquellos que no han sido aceptados o no han solicitado entrar en otro
grupo parlamentario. Por ello, en él hay una mezcla de ideología.

La naturaleza jurídica de los grupos parlamentarios son asociaciones que actúan con la finalidad de facilitar
el trabajo interno de las cámaras.

Para constituir un grupo parlamentario, según los reglamentos, se requiere cumplir una serie de requisitos:

1. Un número mínimo de diputados: en el Congreso de 15, o de 5, siempre y cuando el que tuviera 5


hubiera obtenido más del 5% de votos de aquellas elecciones o bien hubiera alcanzado el 15% de
votos en las circunscripciones en las que se hubiera presentado. (Por lo tanto los grupos
nacionalistas, si hubieran obtenido más del 15% de los votos de las circunscripciones en los que se
hubieran presentado, podrían formar su grupo propio). En el Senado, el mínimo es de 10.

2. Para constituir el grupo se exige además otro requisito para evitar que haya una gran pluralidad de
grupos parlamentarios: aquellos representantes que hubieran acudido a las elecciones en las
mismas listas electorales deben formar parte del mismo grupo parlamentario.

3. Además se establece que en el caso que un parlamentario abandone un grupo parlamentario, y este
grupo queda con menos del mínimo exigido para formar grupo, el grupo se disuelve.

Para evitar que el peso de los grupos parlamentarios cambie en medio de las sesiones, en el caso del
Congreso, en el momento en el que un diputado deja su grupo no puede inmediatamente pedir formar parte
de otro dentro del mismo periodo de sesiones. Debe entrar a formar parte del grupo mixto hasta el periodo
de sesiones porque no puede quedar suelto.

Internamente deben constituir una asociación, dar cuenta al presidente de la cámara diciendo cuál va a ser
el grupo parlamentario (qué nombre va a tener), dando una relación nominal de los parlamentarios que van
a formar parte del mismo, con la firma de cada uno, y el presidente va a publicarlo en el Boletín Oficial de las
Cortes. Con esto, el grupo queda constituido.

En algunas ocasiones, se han producido conflictos en el momento de la Constitución de los grupos


parlamentarios, sobre todo en aquellos grupos pequeños que han intentado aliarse para formar grupo
parlamentario propio y no tener que ir al grupo mixto (los nacionalistas sobre todo). Hasta el punto que ha
habido conflictos sobre los que el Tribunal Constitucional ha tenido que pronunciarse: había grupos
parlamentarios ya constituidos que pasaban a otros para poder ayudar a formar nuevos.

En cuanto a las funciones de los grupos, les corresponde en primer lugar organizarse internamente,
nombrando un portavoz (quien va a constar en el momento en el que se forma el grupo), que va a ser quien
represente, organice el grupo internamente y defienda las enmiendas que el grupo presente en la

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tramitación legislativa en el Parlamento. En caso de que él no fuera a defender una enmienda, será quien
nombre a un miembro de su grupo para que la defienda. Además va a ser quien explique el sentido del voto
de su grupo, o decide quién va a ser quien lo explique.

Tienen también la función de presentar iniciativas legislativas. La iniciativa legislativa dentro de las cámaras
está formada por el firmante de la iniciativa y 14 más, o un grupo parlamentario.

Los grupos son los que deben presentar los proyectos de ley (propuestas por el Gobierno) o las
proposiciones de ley (las que aportan los demás). Cuando se presenta una proposición de ley, los grupos
parlamentarios deben estudiar esta proposición de ley para poder presentar las enmiendas.

Se decide también por parte de los grupos cuál va a ser la participación de cada grupo en las distintas
comisiones y la participación en las distintas mociones o preguntas que se presenten en las sesiones de
control. Todos los parlamentarios tienen la oportunidad de preguntar algo al Gobierno, pero tienen
prioridad aquellos que aún no hayan presentado una pregunta. (En los grupos grandes se organizan para
repartirse las preguntas sin repetirse, en una organización propia interna dentro del grupo parlamentario).

En estas reuniones, normalmente se exige que haya quórum, un número determinado de representantes,
para poder tomar decisiones.

8.5. LAS FUNCIONES DE LAS CORTES GENERALES

En el primer artículo que regula las Cortes nos dice que tendrán tres funciones: legislativa, presupuestaria y
de control al Gobierno y añade que tendrá todas aquellas otras funciones que la Constitución les asigne. Las
tres quedan en dos porque el presupuesto es una ley de presupuesto especial pero se puede incluir en la
función legislativa.

De las tres la función de control al Gobierno también podría englobar a las otras dos porque a través de la
función legislativa y presupuestaria se puede establecer un cierto control.

En cuanto a la función legislativa, se refiere a la competencia que tienen las Cortes para formular las leyes.
Las leyes son las normas más importantes del ordenamiento jurídico que ocupan una posición, dentro de lo
que es la jerarquía normativa, inmediatamente por debajo de la Constitución. Y las leyes son estas normas
tan importantes porque las elaboran las Cortes, que es donde están nuestros representantes a través de un
procedimiento establecido previamente en el que prima el debate y la publicidad (debate público).

Se establece un procedimiento legislativo que va a establecer todos los pasos para poder tramitar una
norma que acabe siendo una ley. El procedimiento legislativo es el conjunto de actos que conduce a la
elaboración de una ley que van desde la redacción de la ley hasta la publicación. La fase más importante es
la fase decisoria, donde el proyecto pasa por las Cortes y se concreta el contenido de la ley. Sin embargo,
todos los actos son imprescindibles y deben realizarse todos para que la ley esté perfeccionada.

Hay varios procedimientos legislativos. Estos se regulan en el reglamento de las cámaras aunque en la
Constitución se establecen una serie de principios, pero el detalle del procedimiento legislativo está en las
cámaras. En los reglamentos están los procedimientos regulados como el procedimiento legislativo común
que se realiza para la aprobación de las leyes ordinarias. El resto de procedimientos son parecidos al
procedimiento común pero con alguna diferencia. En los que no son comunes se exige alguna mayoría
cualificada y las demás el procedimiento es el mismo pero en algunos casos el Pleno puede delegar en
Comisión o bien solicitar que se tramite de urgencia… pero normalmente lo que llamamos procedimientos
legislativos especiales se parecen mucho al común.

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El vicio de procedimiento es la ley que está tramitada pero se ha saltado alguna parte o no han dejado decir
enmiendas. No todos los vicios de procedimiento producen la inconstitucionalidad. El Tribunal Constitucional
debe tener en cuenta la Constitución a esa serie de artículos referida a la elaboración de las leyes en el
capítulo 2 dentro de las Cortes, pero además necesita ver los reglamentos parlamentarios, donde está
regulado el procedimiento legislativo formando parte del bloque de la constitucionalidad (normas
interpuestas imprescindibles para que el tribunal se pueda pronunciar).

En cuanto al procedimiento legislativo, el primer acto es la iniciativa legislativa. Son varios los que pueden
presentar iniciativas legislativas y esto está regulado en el art.87 de la Constitución, que nos dice que las
puede presentar el Gobierno, el Congreso, el Senado, las Asambleas legislativas de las Comunidades
Autónomas y la iniciativa legislativa popular.

La iniciativa gubernamental se ejerce por el Gobierno. Tiene que estar aprobado por el Consejo de Ministros
y lo remite a la mesa del Congreso. Tiene que acompañar el texto de una exposición de motivos y de los
antecedentes necesarios para que las cámaras puedan pronunciarse. Cuando la iniciativa la presenta el
Gobierno lo llamamos “proyecto de ley”, cuando lo presenta cualquiera de los demás, “proposición de ley”,
teniendo los proyectos prioridad ya que se considera que a través de las leyes se delimita la política a seguir
y el Gobierno es quien tiene en sus manos la dirección política ejercida a través de la tramitación de leyes
mediante estos proyectos.

En el caso del Congreso y el Senado, la presentan los grupos parlamentarios y cada uno de ellos en la mesa
de su cámara.

Las Asambleas legislativas de las Comunidades Autónomas tienen dos opciones y pueden ejercer la iniciativa
directamente presentando una proposición de ley ante la mesa de Congreso y junto a ella designan a tres
representantes para que vayan al Congreso a defender la iniciativa. La segunda opción es solicitar al
Gobierno del Estado que presente un proyecto de ley sobre la materia que ellos quieren que se regule.

En cuanto a la iniciativa legislativa popular, corresponde a los ciudadanos pero con límites: acompañado de
un mínimo de 500.000 firmas acreditadas y además tienen unas series de materias vetadas (Ley Orgánica,
tributaria…) todo regulado en el art.87. También se presenta en la mesa del Congreso.

Ejercida la iniciativa la mesa de la cámara deberá analizar si se cumplen todos los requisitos formales. Si se
cumplen los requisitos si se trata de un proyecto de ley se pasa al Pleno pero si se trata de una proposición
de ley se abre “la toma en consideración” que significa en primer lugar si se considera de entidad suficiente
para tramitarlo y en segundo lugar porque cualquier proposición de ley que se presente si supone un
aumento de gasto o una disminución de presupuesto debe remitirse al Gobierno para que autorice su
tramitación. En el art.134.6 se dice esto.

Si el Gobierno dice que sí, pasa al Pleno. Cuando llega al Pleno se publica en el Boletín oficial de la cámara y
se abre un periodo para el examen y presentación de enmiendas. Los grupos parlamentarios examinan la
iniciativa presentada y deciden si presentan una enmienda a la totalidad o simplemente enmiendas
parciales. La enmienda a la totalidad puede ser de devolución por algo que no se está de acuerdo y se
devuelve para que se cambie o bien puede ser una enmienda a la totalidad que signifique que se quiera que
se aparte la iniciativa presentada y se presente la de otro grupo (de sustitución). Si hay enmiendas a la
totalidad deben verse en el Pleno, donde en una votación primera se deciden si se va a aceptar o no. En el
caso de que se acepte si es de devolución se devuelve y se es de sustitución se sigue discutiendo la siguiente,
si esta tampoco es aprobada se pasa a las enmiendas parciales.

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Acabada esta fase, en caso de que hubiese enmiendas a la totalidad, el Pleno pasa a Comisión las
enmiendas. Irá a la Comisión de la materia en concreto que se hable en la ley y a su vez nombrará una
ponencia, que es un grupo más reducido de diputados que forma parte de la Comisión. Ésta examina el
texto, recoge todas las enmiendas presentadas, las ordena desde un informe que pasa a la Comisión.

En la Comisión se va a votar artículo por artículo votando sí o no a las enmiendas y finalmente a los artículos.
Si es una ley ordinaria normal puede ser que el Pleno hubiese delegado a la Comisión pero si no es así la
Comisión hace un dictamen y pasa el proyecto con las enmiendas aceptadas al Pleno.

En el Pleno alguna vez se aceptan enmiendas de transacción o de viva voz que son las negociaciones de
última hora. En el Pleno debe aprobarse por mayoría simple (procedimiento común), una vez aprobado por
el Congreso y por vía del presidente de la cámara se envía al Senado. El Senado para tramitarlo tiene un
plazo de dos meses (en el Congreso no hay plazo), a no ser que se hubiera aprobado que la tramitación iba a
ser de urgencia, en este caso sería un plazo reducido a 20 días. El Senado hará lo mismo que el Congreso,
primero ver si se presenta alguna enmienda a la totalidad que si se presenta en el Senado se llama “veto” y
se debe presentar con mayoría absoluta. Si se aceptase el veto quiere decir que no se está de acuerdo con
nada de lo aprobado con el Congreso sino con la enmienda a la totalidad que se presenta y entonces debe
pasarse de nuevo al Congreso que se la puede saltar por mayoría simple. Si no se presenta ninguna
enmienda a la totalidad en el Senado se remite a la Comisión, la Comisión nombra a una ponencia, se ven las
enmiendas presentadas en el Senado, se hace un informe, se remite de nuevo a la Comisión votando artículo
por artículo y finalmente pasa al Pleno y debe ser aprobado por mayoría simple.

Si en el Senado se ha aprobado alguna enmienda, el texto tiene que volver al Congreso donde se vuelve a
votar para ver si son aceptadas o no. Se vota por mayoría simple, si se está de acuerdo queda como la
aprobó el Senado y si no, como la aprobó el Congreso. En ocasiones se aceptan cuando se trata de una
mejora de la técnica legislativa o porque se ha negociado previamente. En principio como las mayorías
coinciden entre Senado y Congreso, no hay problema y es segunda lectura. Pero finalmente quien tiene la
última palabra es el Congreso y por ello el bicameralismo es imperfecto.

Acaba la fase decisoria y se publica en el Boletín de las Cortes y pasa a la fase de sanción y promulgación. La
sanción es una función del Rey, un acto debido, atribuido en la Constitución y es un acto refrendado por el
Presidente del Gobierno pero él no es responsable del acto. Una vez realizado la sanción, el Rey debe
promulgar la ley (también acto debido y refrendado por el Presidente del Gobierno) y esta promulgación
significa que el Rey certifica que se ha aprobado una ley por las Cortes ya que el texto que se ha aprobado es
el que se va a publicar, que no va a haber cambios.

La última fase es la publicación, muy importante, principio básico del Estado de derecho regulado en el
art.9.3, y esto da transparencia y seguridad jurídica. Es importante porque la publicación de la ley marca el
momento en que la ley forma parte del ordenamiento jurídico y por tanto una conducta contraria a la ley
que no estuviera publicada nunca se podrá considerar una conducta antijurídica. “la ignorancia de las leyes
no exhibe de su incumplimiento.” Cuando la ley se publica nos indica la fecha de entrada en vigor que puede
ser al día siguiente o más adelante “vacatio legis” es un periodo en el que la ley está publicada pero no se
empieza a ejecutar. Si no se dice nada este periodo es de 20 días.
La publicación tiene que ser por escrito y formal en un diario oficial (BOE o en ocasiones otros boletines, si es
una ley de una Comunidad Autónoma se publica en el Boletín Oficial de esa comunidad, aunque luego
también se publique en el BOE). Finalmente la publicación es importante también porque en el momento en
que se publica empieza a contar el plazo de tres meses para poder interponer un recurso de
inconstitucionalidad. Por tanto esta publicación es muy importante y si bien nada impide que se haga
propaganda de una ley.

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Además de la potestad legislativa, tienen también la aprobación de los presupuestos. En la Constitución se
dice que las Cortes pueden revisar, examinar y aprobar los presupuestos generales del Estado. Se trata de
una ley que tiene un carácter temporal y además el monopolio de la iniciativa la tiene el Gobierno, siempre
es un proyecto de ley. Es la función más importante de dirección política. Es una reserva de ley con materia
tasada, pero finalmente regula materias conexas y el Tribunal Constitucional no lo ha declarado
inconstitucional, pero en principio solo se deberían regular gastos de ingresos. Se deben presentar 3 meses
antes de que termine el año y dentro de estos presupuestos, hay algunas partidas que van dentro del
proyecto que presenta el Gobierno pero son partidas que le vienen dadas que son los presupuestos de las
Cortes por el Congreso y el Senado, del Tribunal Constitucional, del Congreso General del Poder Judicial…

Ellos mismos deciden y aprueban estos presupuestos y los pasan al Gobierno, aunque sea este el que tenga
el monopolio. El Gobierno en esta elaboración de los presupuestos es donde en mayor medida va a
demostrar la ideología. Cuando la iniciativa de los presupuestos se aprueban en Consejo de Ministros y se
remite a las Cortes, o sea, a la mesa del Congreso.

Se van a analizar y discutir y se pueden introducir enmiendas pero con cuidado. Si se presenta una enmienda
y solamente es cambiar sin suponer aumento de gasto o reducción de presupuesto se discute y se vota, pero
si supone lo anterior tiene que dar la aprobación el Gobierno, o bien quien lo proponga debe presentar otra
partida alternativa que lo equilibre. Se debe aprobar por mayoría simple por las dos cámaras y deben
sancionarse, examinarse y publicarse. Lo normal es que sean solo gastos e ingresos, con la ley de
presupuestos se aprueba normalmente otra ley “la ley de acompañamiento”, tramitada de la misma forma y
donde se incluye todo aquello que se quiere regular y no cabría en la ley de presupuestos.

La tercera potestad de las Cortes es la de control ejercido al Gobierno. Es un control político (diferenciamos
entre control político realizado por el Parlamento y jurídico realizado por el Poder Judicial, están obligados
los jueces). El control político se define como control de oportunidad en el sentido de que lo realizan si les
conviene, si quieren. Ahora, si deciden hacerlo en la mayoría de ocasiones se establece un cierto
procedimiento para controlar. En nuestro sistema parlamentario basado en la relación de confianza entro
Gobierno y Parlamento, el control normalmente se hará por parte de los grupos minoritarios, de la oposición
al Gobierno. Nosotros tenemos un parlamentarismo racionalizado, lo cual quiere decir que se busca la
estabilidad gubernamental. De aquí que los distintos instrumentos de control que se establecen
normalmente no tienen una sanción final sino que son instrumentos de desgaste frente a la opinión pública.
Solamente hay dos instrumentos de control o exigencia de responsabilidad política al Gobierno y se haría
una sanción inmediata que son la cuestión de confianza y la moción de censura, se prevé una votación que
podría obligar al Gobierno a dimitir.

No hay una obligación de utilizar estos instrumentos de control en un momento determinado, sino que
simplemente quedan a disponibilidad de los parlamentarios.

Hay unos cuantos mecanismos de control que se pueden ejercer tanto por el Congreso como por el Senado.
Sin embargo hay dos que se establecen para controlar la responsabilidad política del Gobierno: la cuestión
de confianza y la moción de censura. Son distintos porque finalmente tienen la posibilidad de sanción, que
se traduciría en hacer dimitir al Gobierno.

Estos dos mecanismos de control, como tratan de intentar controlar al Gobierno desde su responsabilidad
política, solamente los podrá ejercer el Congreso de los Diputados porque la sanción sería explicitar que el
Congreso deja de tener confianza en el Gobierno.

El sistema parlamentario se basa en la confianza, que confiere el Congreso de los Diputados al Gobierno.
Estos instrumentos serian en primer lugar que los diputados tendrían la capacidad de colectar todo tipo de
información de los ministerios y del Gobierno, quien está obligado a dárselo. Con esta documentación los

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parlamentarios podrán llevar a cabo un control y debates parlamentarios. También podría darse la
posibilidad de que fuera el mismo Gobierno quien quisiera compadecer ante el Parlamento para explicar
cualquier aspecto de su gestión.

Además estaría otro instrumento: las preguntas. Las preguntas parlamentarias las pueden realizar los
parlamentarios individualmente, y ya comentamos en su momento que tenían prioridad para hacer
preguntas aquellos parlamentarios que no hubieran hecho preguntas.

Estas preguntas deben versar sobre temas concretos de política general y temas que son de total actualidad;
cosas que acaban de pasar. Se establece en el reglamento de la cámara que se destinaran al menos dos
horas semanales para realizar preguntas, aunque desde hace unos años se ha establecido que en el caso del
Congreso será los miércoles por la tarde.

Las preguntas pueden ser por escrito u orales. Todas se presentan por escrito, pero se puede solicitar que la
contestación sea por escrito o de forma oral. Se establece 2.30mins para preguntar y 2.30mins para
contestar. Se presentan en la mesa de la cámara respectiva donde se realiza el control, la mesa las estudia, y
junto con la junta de portavoces se decide qué preguntas van a pasar a sesión. Se pueden rechazar
preguntas si ofenden el decoro de la cámara, si son de interés particular, o si son cuestiones jurídicas (el
debate es político).

Las preguntas se presentan con una semana de antelación y todas aquellas preguntas que no entren en la
sesión de control semanal decaen. Estas sesiones de control son públicas y televisadas.

Además de las preguntas, están también las interpretaciones. Estas se refieren a temas más amplios de
política general que afectan a todo el departamento, a todo el ministerio. Pueden dar lugar a debate en el
que van a intervenir los distintos portavoces, y en ocasiones a una moción. Esto significa que va a haber una
votación final en el que la cámara toma una determinada postura sobre el tema que se está debatiendo y en
esta moción se puede pedir al Gobierno que cambie la línea política sobre determinada materia, que
presente un proyecto de ley….

Esto no significa que el Gobierno esté obligado, pero si hay una moción aceptada y el Gobierno no actúa, van
a estar recordándoles siempre que no hicieron caso. Es una denuncia de cara a la opinión pública.

Además de las interpretaciones, estaría también como instrumento de control las llamadas comisiones de
investigación, que son comisiones parlamentarias temporales. Es temporal porque se crea con la finalidad de
investigar un tema concreto. En el momento en el que ya se termine la investigación, la Comisión se
disuelve. Duran solo durante el tiempo de la investigación. Puede solicitar la creación de una Comisión de
investigación en el Congreso: el Gobierno, la mesa de la cámara, dos grupos parlamentarios, o bien un
quinto de diputados. En el caso del Senado: el Gobierno o 25 Senadores que no pertenezcan al mismo grupo
parlamentario. Esta solicitud de creación de una Comisión de investigación se debe aprobar en el Pleno. La
Comisión se va a formar por los diputados de distintos grupos, que van a tener voto ponderado. Para realizar
la investigación, la Comisión puede recabar documentación, así como también la comparecencia del
presidente del Gobierno, ministros o cualquier ciudadano. Están obligados a comparecer, hasta el punto de
que negarse a hacerlo constituye un delito de desobediencia grave.
Los primeros años de democracia, estas comisiones de investigación actuaban bajo secreto; no eran
públicas. Sin embargo, al no funcionar esto, se hicieron públicas.

En estas comisiones lo que se busca es responsabilidad política. Es un elemento de control. En el caso de que
la Comisión que a raíz de la investigación encuentre un delito, tiene que pasarlo al Ministerio Fiscal para que
lo juzguen los jueces. La Comisión no puede juzgar.

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Terminada la investigación se realiza un informe por parte de la Comisión y se pasa al Pleno. Finalmente se
vota. Una vez aprobado, se hace público el informe.

Estos serian los instrumentos de control que pueden realizar las dos cámaras.

La cuestión de confianza la presenta el presidente del Gobierno, debe informar previamente al consejo de
ministros, y la presenta en la mesa del Congreso en un escrito motivado. Se acepta siempre que se solicita y
en el Pleno el presidente presenta los motivos por los que presenta la cuestión de confianza y finalmente se
realiza una votación. Hay un tiempo de enfriamiento y se realiza una votación por llamamiento, en la que
cada uno de los parlamentarios expresa su voto, para revalidar la confianza debe votar a favor la mayoría
simple. En el caso de que no se revalidase la confianza, no habría disolución de las cámaras porque
estábamos ante un parlamentarismo racionalizado que pretende la estabilidad política. El presidente estaría
obligado a dimitir y seguiría el procedimiento establecido en el art. 99 de la Constitución, que es el
procedimiento establecido para la investidura a presidente del Gobierno. El Rey se reúne con los grupos de
representación parlamentaria, se propone un candidato a presidente de Gobierno, el presidente expone su
programa en la cámara y se sometería a votación.

Como es un instrumento de control en manos del Gobierno, el Presidente del Gobierno solo la va a
presentar en caso de que sepa que va a ser aceptada.

En el caso de la moción de censura, se trata de una moción de censura constructiva, adoptada de Alemania.
Está recogida en la Constitución. Consiste en que por parte, al menos de 1 decima parte de diputados, se
puede presentar una moción de censura ante el presidente de la cámara. La mesa controlara que se cumplan
los requisitos formales: el número mínimo, que se presente por escrito, y nombre de los candidatos
firmando que están de acuerdo.

Se convoca el Pleno, y el Gobierno, como ya está en marcha la moción de censura, no puede disolver las
cámaras ni presentar una cuestión de confianza. En el Pleno el primero que va a actuar es el candidato a
presidente de Gobierno, y a su vez va a criticar la actuación del anterior que se está censurando. El que
contesta es el presidente censurado. Hay un plazo de enfriamiento de 5 días. Se discute si tienen que ser días
naturales o no, y dentro de ellos se podrían presentar mociones de censura alternativas. Los 5 días de
enfriamiento en realidad son para negociar los votos, en busca de una estabilidad siempre. La votación
también es por llamamiento y se requiere mayoría absoluta. El hecho de que se tenga que presentar un
candidato alternativo también es un dato que hace que sea más difícil presentar una moción de censura. Si
no se aprueba la moción de censura, el presidente sigue. Si se aprobase, el presidente estaría obligado a
dimitir y con el cae el Gobierno porque tiene responsabilidad solidaria y queda investido como presidente
del Gobierno el candidato elegido. En la misma votación se vota la eliminación de un presidente y la elección
del otro.

Tanto la moción de censura como la cuestión de confianza son difíciles que salgan. La moción de censura se
utiliza para desgastar un Gobierno. Lo importante es el debate entre el presidente censurado y el candidato.
Lo que se pretende es llegar a la opinión pública para conseguir cambiar el signo del voto.
Hay también instrumentos de control fuera del parlamento: en nuestra Constitución, el Defensor del Pueblo
y el Tribunal de Cuentas. El Defensor del Pueblo es una institución que procede de una institución
escandinava: el Ombudsman.

Posteriormente se recoge en otras constituciones de otros países con peculiaridades: Inglaterra, Francia…
En España lo tenemos regulado en la Constitución en el art 54 como institución de garantía de los derechos
fundamentales. Se define como el alto provisional de las Cortes generales para la defensa de los derechos
comprendidos en el titulo primero. En el artículo se dice que para la defensa de los derechos el Defensor del

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Pueblo puede supervisar la actuación de la administración: tanto al Gobierno del Estado como las
Comunidades Autónomas y ayuntamientos.

Lo que va a hacer el Defensor del Pueblo es controlar la actividad de la administración y realizar un informa
anual que lleva a las Cortes Generales. Las Cortes van a realizar control al Gobierno a través de estos
informes. Para ser Defensor al Pueblo se requiere:

1. Ser español
2. Mayor de edad
3. En Pleno uso de sus derechos políticos y civiles: plena capacidad política

La propuesta se hace por parte de la Comisión mixta Congreso-Senado de relaciones con el Defensor del
Pueblo. Para salir elegido se requiere que obtenga la mayoría de 3/5 de cada cámara.

Aunque lo nombren las Cortes, lo que se intenta es que actúe con total independencia frente a las mismas.
Para ello se establecen todo un catalogo de incompatibilidades (el Defensor del Pueblo solo se puede
dedicar a ello). Se le dota de inviolabilidad e inmunidad. Se le prohíbe que actúe por mandato imperativo
(bajo las ordenes de nadie) y el mandato dura 5 años, para que no coincida con las legislaturas. Nunca
paralizan su actuación: no va junto a los periodos parlamentarios, sino que actúa siempre: en vacaciones
parlamentarias… para que le ayuden en esta labor se proponen dos nombres que serán sus dos adjuntos. Los
propone el propio defensor, pero tiene que ser votado por las cámaras. El Defensor del Pueblo es el único
que en el caso de que se acabe el mandato de 5 años, a no ser que las cámaras se pongan de acuerdo para
nombrar a otro, el Defensor cesa por expiración del mandato. El que sigue en funciones es el adjunto
primero. También puede cesar por renuncia, por muerte, por incapacidad sobrevenida o bien por
negligencia en el ejercicio de sus funciones o en el caso de que hubiese sido condenado, en sentencia firme
por delito doloso. En estos tres últimos casos, quien deberían aceptar la renuncia serian las cámaras.

Cualquier persona, física o jurídica, que invoque un interés legitimo, puede presentar una queja si considera
que alguna administración le hubiera lesionado un derecho.

El Defensor del Pueblo, lo que va a hacer es contestar con un acuse de recibo, inmediatamente, diciendo si
se admite y tramita o si no se admite: si la lesión es por parte de un particular, o bien si ya se estuviera
juzgando. En el caso de que se diga que no, en el acuse de recibo se va a indicar al quejoso cual es el
procedimiento que debe seguir para la defensa de su derecho.
La actuación del Defensor del Pueblo es siempre gratuita.

Además del informe anual, el Defensor del Pueblo puede presentar informes especiales sobre temas
concretos que le llegan por parte de los ciudadanos o consideran que son aspectos de la administración que
consideran que hay que cambiar. La defensoría sugiere cambios a la administración política.

El Defensor del Pueblo tiene competencia para actuar dentro del Estado, pero todas las Comunidades
Autónomas en sus Estatutos o en leyes posteriores de cada comunidad han previsto defensores del pueblo
autonómicos, de manera que los ciudadanos pueden acudir al Defensor del Pueblo del Estado o al de su
Comunidad Autónoma. En los Estatutos se definieron las funciones de cada uno para que no se solaparan sus
funciones. El Defensor del Pueblo de España creó una organización internacional con todos los países
latinoamericanos, que copiaron el Defensor del Pueblo español.

El Tribunal de Cuentas sirve para controlar el dinero público del Estado. Es una institución que depende
también de las Cortes, que está regulado en el art.136, en el que se dice que es el supremo órgano
fiscalizador de las cuentas de la gestión pública del Estado, así como de todo el sector público. Está formado

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por 12 consejeros que se eligen entre juristas, economistas, jueces…. por las cámaras. Deben ser elegidos
por una mayoría cualificada de 3/5 de las cámaras: 6 los nombra el Congreso y 6 el Senado. El mandato dura
9 años y entre los consejeros eligen cada 3 años uno de ellos que será el presidente. Dentro de este control
de todo el sector público económico, controlan también a los partidos políticos: la contabilidad de los
partidos políticos la controla el Tribunal de Cuentas. En caso de que se considerase que hay indicios de
delito, se pasaría al Ministerio Fiscal. Al Tribunal de Cuentas le podemos criticar que por los medios que
tiene va muy lento. Todos los años tiene que elevar un informe a las Cortes, que a través de estos informes
pueden controlar al Gobierno (al igual que el Defensor del Pueblo).

Estas dos instituciones que dependen de las Cortes son órganos de control externos al Parlamento que
actúan de forma autónoma.

TEMA 9. EL GOBIERNO

9.1. EL GOBIERNO COMO ÓRGANO CONSTITUCIONAL. COMPOSICIÓN Y ESTATUTO JURÍDICO DE


SUS MIEMBROS.

El Gobierno está regulado en Título IV y en el art.97, que nos dice cuáles son sus funciones. Estas funciones
serán dirigir la política interior y exterior, dirigir la administración civil y militar, y la defensa del Estado, así
como la función ejecutiva y la potestad reglamentaria de acuerdo con la Constitución y las leyes.

En cuanto a su composición está regulado en el art.98, que dice que se compone de presidente, de los
vicepresidentes, de los ministros y de los demás miembros que establezca la ley. En esta ley lo que se hace
es prácticamente repetir la Constitución, pero no incluye a los secretarios de Estado, pues éstos no forman
parte del Gobierno en sí, sino que son nombrados en cada Ministerio.

Se establece que tanto los ministros como los secretarios de estado, serán ministros pero a partir de los
subsecretarios ya serán funcionarios. El Gobierno estará compuesto por ministros pero no se establece
cuántos departamentos ni nombres se les va a dar. Cada presidente decide qué ministerios va a tener y
cómo los va a llamar.

Cuando hablamos del Gobierno hablamos de un órgano constitucional que actúa colegiadamente. En este
Consejo de Ministros estarán estos que forman parte del Gobierno aunque después cada miembro del
Gobierno tiene funciones unipersonales. Existen también las comisiones dedicadas al Gobierno, que son
comisiones que crea el Gobierno para delegar sus funciones.

El más importante dentro del Gobierno es el presidente, este es quien dirige la acción del Gobierno y es
además quien coordina las funciones de los demás miembros, las funciones de los vicepresidentes, aunque
no impide que los ministros puedan tener responsabilidad.
El presidente es elegido de forma distinta que los ministros, lo que hace que tenga una posición diferente; es
el único que tiene que obtener la confianza del Congreso de los Diputados, es el único al que le dan
investidura. Después el presidente es quien decide quiénes van a formar parte del Gobierno; quiénes serán
los ministros.

El presidente es el único que puede plantear una cuestión de confianza, la decisión es del presidente. En esta
relación de confianza, el Congreso da la confianza al presidente pero el presidente puede disolver las
cámaras. Quien decide si disolver las cámaras y cuándo es el presidente. También le corresponde al
presidente convocar un referéndum consultivo y plantear recursos de inconstitucionalidad.

Estas son funciones que corresponden exclusivamente al presidente.

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9.2. FUNCIONES DEL GOBIERNO

En cuanto a las funciones que tiene el Gobierno, es que en primer lugar tiene la función de dirección política,
para ello tendrá que presentar un programa a los ciudadanos pero sobre todo al Congreso de los Diputados,
para conseguir su confianza. Este programa constituye un contrato de legislatura. Es un contrato político, no
es jurídico no se les puede exigir jurídicamente que lo cumplan.

Para ello tendrá también otras funciones importantes para presentar el proyecto de ley de presupuestos.
Además también de cara a esta dirección política va a presentar los proyectos de ley, iniciativas legislativas,
que tienen más ventajas en la tramitación y además podrá decidir sobre la tramitación de las proposiciones
de ley que presente la oposición o las Comunidades Autónomas. También podrá decidir sobre la tramitación
de cualquier enmienda.

Tiene también capacidad normativa, por un lado en la competencia que le es propia, la potestad legislativa,
el Gobierno tiene la posibilidad de dictar reglamentos que normalmente lo que van a hacer es desarrollar
leyes aunque tiene cabida reglamentos independientes de organización interna de la administración (no ley).
Tiene capacidad para dictar normas con rango de ley, estas normas las podrá dictar por iniciativa propia en
determinados supuestos (cuando se dé el presupuesto de hecho habilitante, que consiste en que exista una
situación de urgente necesidad).

La Constitución regula esta posibilidad que tiene el Gobierno, aunque establece unos límites materiales y es
que en determinadas materias no lo podrán hacer. Estas materias excluidas se refieren a las instituciones
básicas del Estado, a los derechos y deberes de los ciudadanos, al régimen de las Comunidades Autónomas y
al derecho electoral general.

Fuera de estas materias el Gobierno puede dictar decretos leyes que son normas con rango de ley y es el
propio Gobierno quien interpreta si existe esta situación de extrema necesidad. Si se impugna un decreto
ley ante el Tribunal Constitucional, éste valorará si se refiere a alguna de las materias excluidas pero no si se
trata de una situación en la que exista necesidad, pues esto le corresponde al Gobierno.

Aquí vemos que el Gobierno dicta una norma con rango de ley, en su caso si versara sobre la misma materia
de forma distinta, podría derogar una ley en Cortes. Sin embargo, no hay una autorización previa para que el
Gobierno dicte un decreto-ley. Si lo hace es porque el art.86 se lo permite, en un mandato constitucional.

El Gobierno redacta un decreto ley que se publica en el BOE y entra en vigor directamente porque se trata
de una situación extrema, pero con un carácter provisional.
Para que deje de tener este carácter provisional se requiere que en el plazo de 30 días el Congreso ratifique
o no el decreto ley. En el caso de que del Congreso se quisiese introducir un cambio en el decreto ley
provisional, lo que se debe hacer es convalidar el decreto ley (decir que si) y solicitar por parte de los
Diputados que se tramite como ley. Si se solicita que se tramite como ley, este decreto ley se va a utilizar
como si fuese un proyecto de ley.

El decreto ley va a ser como un proyecto de ley y empieza la tramitación en Cortes, en el Congreso, como si
fuera un proceso legislativo común (se le pueden añadir enmiendas, luego pasa al Senado…). Cuando ocurre
eso empieza una sucesión de normas; esta ley es una sucesión del decreto ley. Esto tiene importancia
porque así lo ha interpretado el Tribunal Constitucional diciendo que si se ha tramitado como ley, como es la
misma norma, esta ley aprobada en Cortes quitaría los vicios que pudiese tener el decreto ley.

Además esto sí que sería una competencia normativa del Gobierno. También puede dictar los llamados
decretos legislativos, una norma legislativa. Lo que hay aquí es una delegación legislativa; las Cortes delegan

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en el Gobierno. Dictan previamente una ley de delegación donde se le dice al Gobierno qué es lo que
quieren que se regule y en qué plazo lo deben hacer. La naturaleza de esta norma es distinta al decreto ley
aunque las dos tengan rango de ley, porque en este caso las Cortes lo delegan. Aquí hay un problema: en el
caso en el que el Gobierno en el decreto legislativo regule más allá de lo que le dejen las Cortes.

En este caso se consideraría que si el Gobierno se hubiese extralimitado de lo que las Cortes le permiten,
todo lo que hay más allá de lo que las Cortes le permiten tendría reglamento.

Tiene también la dirección de la política exterior. Respecto a ella tiene en sus manos la firma de convenios y
tratados, y también en su caso la potestad para declarar la guerra y firmar la paz. Aunque esto sea una
función del Rey, como debe ir refrendado por el Presidente del Gobierno, quien lo decidiría realmente es el
Gobierno, quien tiene la competencia.

Tiene también funciones ejecutivas: dictar leyes y establecer reglamentos. El Gobierno es quien dirige la
administración.

Además el Gobierno tiene también funciones arbitrales. Estas funciones serían declarar los Estados
excepcionales o pedir autorización al Congreso, solicitar un referéndum consultivo o disolver las cámaras
(todo esto disimuladamente cuando le parezca conveniente).

Participa también en otros órganos del Estado dirigiendo a los magistrados del Tribunal Constitucional. Los
magistrados los decide el Gobierno y también elige al Fiscal General del Estado.

9.3. LA RESPONSABILIDAD POLÍTICA DEL GOBIERNO

En cuanto a la responsabilidad política del Gobierno, ésta ya vimos que se puede solicitar a través de la
moción de censura, la responsabilidad política se puede exigir por la moción de censura que se puedan exigir
en las cámaras.

En el sentido de la responsabilidad criminal se regula que para que en aquellos casos en que se quiera acusar
o denunciar al Presidente del Gobierno por delito o traición contra la seguridad del Estado en el ejercicio de
sus funciones también participará el Congreso. Para poder acusar de estos delitos tan graves se requiere que
lo soliciten un 1/4 del Congreso de Diputados y después se entraría a votar exigiendo la mayoría absoluta del
Congreso. Si se aprobase, quien le acusaría sería la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, es decir, que está
aforada y se establece en la Constitución que no se les puede aplicar la prerrogativa de gracia.
Los miembros del Gobierno tienen toda una serie de incompatibilidades de forma tal que lo único
compatible es ser parlamentarios, pero no de una Comunidad Autónoma ni tampoco ser alcaldes; no pueden
ostentar ningún cargo más que el de miembro del Gobierno. En cuanto al cese, los ministros pueden dimitir
si quieren por motivos personales, o si lo decide el Presidente de Gobierno.

El presidente del Gobierno cesa por muerte, por renuncia, por estar procesado en estos casos de denuncia,
por incapacidad sobrevenida, voluntad propia, porque está imputado por estos delitos, porque estuviera
condenado por otro delito y esta condena con sentencia firme impidiera que ejerciese sus funciones, bien
porque tiene una cuestión de confianza o porque tiene votada por mayoría una moción de censura y por
supuesto porque se acaba la legislatura.

En el momento que transcurridos los cuatro años de legislatura, es obligatorio celebrar elecciones. El
Gobierno sigue en funciones hasta que se nombra un nuevo Gobierno. El Gobierno en funciones sigue
ejerciendo como tal, pero con unos poderes hasta cierto punto disminuidos. Lo único que debería hacer es el
normal funcionamiento del día a día. No podría presentar un referéndum (que sería sobre una cuestión que

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no va a presentar), ni tampoco iniciativas legislativas, aunque si se está tramitando una ley se sigue.
Tampoco tendría sentido que presentase una cuestión de confianza.

En cuanto a la investidura, regulada en el art.99, se establece que después de las Elecciones Generales, una
vez constituido el Congreso de los Diputados y ya sentados los elegidos en su escaño, lo que deben hacer es
elegir al Presidente del Congreso. A partir de aquí el Rey deberá reunirse con los grupos que hayan obtenido
representación parlamentaria y propondrá un candidato a presidente del Gobierno. El Rey no podrá decidir
el candidato que más del guste porque su decisión tendrá que ser refrendada.

El candidato que proponga debe exponer su programa ante el Congreso, sin tener la obligación de nombrar a
sus futuros ministros. Se procede a la votación por llamamiento y se requiere la mayoría absoluta. Si obtiene
la mayoría absoluta entonces es nombrado presidente y si no la obtiene, a las 48 horas se realiza una
segunda votación por mayoría simple. Si la obtiene será nombrado presidente y si no, el Rey se reúne con
los grupos y propone un nuevo candidato. Entonces, se comienza el procedimiento de nuevo y así hasta dos
meses. Si transcurridos dos meses ningún candidato obtuviese la confianza de los Diputados (la investidura),
se disuelven las cámaras y se convocan las elecciones de nuevo.

Será nombrado presidente del Gobierno y es ahí cuando decide qué ministerios va a tener y a quién va a
nombrar. Este mismo procedimiento del art.99 se emplea si el presidente pierde una cuestión de confianza.

TEMA 10. EL PODER JUDICIAL

10.1. DELIMITACIÓN DEL PODER JUDICIAL: OBJETIVA (COMO PODER) Y SUBJETIVA (COMO
FUNCIÓN)

El Poder Judicial está regulado en el art.6, aquí se titula “Del Poder Judicial” y lo que se intenta es diferenciar
el Poder Judicial de lo anterior.

El Poder Judicial sería la faceta orgánica, y la potestad jurisdiccional se referiría a la faceta funcional. La
Constitución establece que la función judicial está integrada solamente por jueces y magistrados; el
Ministerio Fiscal no forma parte del Poder Judicial y tampoco lo hace la Policía Judicial, también regulada en
el capítulo.

La acción popular en el sistema español permite que el Ministerio Fiscal no sea el único que puede poner en
marcha la acción, sino que también lo pueden hacer los ciudadanos. Esta acción la puede ejercitar cualquier
ciudadano, aunque no tenga un interés en el caso, tanto ciudadanos particulares como personas jurídicas. Lo
único que se debe alegar es el interés general en que se cumpla y se haga justicia; el Tribunal Constitucional
entiende que la acción popular estaría integrada en lo que es el derecho a la tutela judicial efectiva, sin
necesidad de mostrar un interés personal. Esta acción popular, que se regula en el art.125, es un
procedimiento propio de nuestro país, que no existe en casi ningún otro.

La acción popular se ha utilizado muchas veces; incluso se ha abusado de ella, porque al actuar tienes
derecho a conocer todo lo que va ocurriendo dentro del proceso, a disponer de toda la información. En
ocasiones se ha utilizado políticamente, con el fin de disponer de información suficiente como para
presentar recursos. Sin embargo, el Tribunal Constitucional no considera que tiene que limitarse, sino todo
lo contrario, y lo extiende a cualquier delito que sea perseguible como delito público.

Además de la acción tenemos la institución del Jurado, regulada en el art.125, que establece que los
ciudadanos podrán participar en la administración de justicia a través de esta institución, y se hará según lo
determine la ley. Hay distintos tipos de jurado: escabinado y Jurado público.

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En el escabinado actúan conjuntamente el juez y los miembros del Jurado, y es el Jurado que nosotros no
tenemos. El primero que actúa es el juez de la institución de delito. Éste hace una calificación provisional, y si
se trata de delitos que sean contra las personas, de incendios, de asesinatos, de homicidios o contra los
funcionarios, en estos casos se establece en la ley que deberán ser juzgados por un Jurado.

Los Jurados deben ser ciudadanos legos de la democracia, mayores de edad, con plena capacidad política y
civil, que sepan leer y escribir, y además tienen que residir en algún municipio de la provincia donde se haya
cometido el delito. Se hace un sorteo, y todos aquellos que hayan sido elegidos, que serán prácticamente el
doble de los que habrá al final, tienen que compadecer en el juzgado, donde se celebra lo que se llama el
“periodo de escusas”, las escusas del Jurado para determinar quiénes van a ser Jurado. Aquí se hacen una
serie de preguntas. Una vez que se ha pasado el plazo de escusas se decide quiénes van a ser los miembros.
Son nueve los elegidos, con dos suplentes. Se les cuenta un poco lo que tienen que hacer y empieza el juicio
con las partes. En él está el Ministerio Fiscal y la defensa, pero no el magistrado. Finalmente, un vez que se
ha terminado el juicio, se encierran a deliberar y tienen que dar un veredicto; tienen que elegir si consideran
que el acusado es inocente o culpable. Además se considera que hay causas de agravación y de atenuación.

Una vez que se ha dado el veredicto, este veredicto no se le da al acusado, sino que hay un informe del
Ministerio Fiscal y después un informe de la defensa. El juez debe contestar a todo lo que digan, lo que
soliciten, de causas agravantes. Una vez dado el veredicto se lo dan al juez y es el juez quien redacta la
sentencia. Por supuesto, esta sentencia en la que la pena definitiva la pone el juez es recurrible, como todas
excepto las sentencias del Tribunal Supremo. El recurso lo vería el superior, un juez de carrera.

En el Jurado, es cierto que hay una mayor participación de la ciudadanía y que desde fuera se critica. La
crítica que se le haría al Jurado es que por un lado está muy bien porque participan, pero por otro lado esto
es caro, y además es un proceso más lento.

El Poder Judicial se basa en distintos principios:

- Principios Jurídico-Políticos: el Poder Judicial se basa en el principio de democracia, en el principio


de sometimiento a la Constitución y a la ley, en el principio de independencia, de responsabilidad y
de humildad jurisdiccional.
- Principios Procesales: el Poder Judicial se basa en el principio de gratuidad, principio de orabilidad
(que los juicios deben ser orales), publicidad y antiformalismo.

10.2. LA INDEPENDENCIA JUDICIAL: VERTIENTE INDIVIDUAL Y COLECTIVA. EL CONSEJO GENERAL


DEL PODER JUDICIAL.

LOS PRINCIPIOS JURÍDICO-POLÍTICOS


Se articula en el art.117, donde se dice que la justicia emana del pueblo, refiriéndose al valor de la justicia.

Hay quien argumenta que este principio democrático no se da porque los jueces y magistrados no se eligen
por el pueblo. Sin embargo, estamos hablando de profesionales que deben conocer el Derecho y van a ser
elegidos por un sistema meritocrático; a través de oposiciones o bien a través de un concurso de meritos
entre juristas. Ellos van a estar sometidos a la ley, ley que sí ha sido elegida por nuestros representantes.

En primer lugar, el juez normalmente no actúa de oficio, sino a instancia de parte, el que pone en marcha el
proceso son los ciudadanos. Además el juez no tiene interés directo en el caso que va a juzgar, no puede
actuar nunca en causa propia; en caso de familiares o amigos, el juez debe retirarse. No puede tener ni
parecer que tenga ningún interés en el caso, y si hubiera alguna sospecha de que lo puede tener, se le puede
acusar.

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El procedimiento que se va a seguir es un procedimiento contradictorio en el que hay igualdad de armas en
ambas partes; cuando se interpone una demanda, se presenta la contestación a la demanda y hay una fase
de réplica y de dúplica (de presentación de pruebas por amabas partes).

Por lo tanto, se considera que el procedimiento sí admite participación ciudadana. Por otro lado, el juez está
sometido a la ley, si entendemos “ley” como “Derecho”. Se establece también la posibilidad de la
participación popular en dos instituciones, y además del procedimiento habitual hay otros dos
procedimientos: la acción popular y la figura del jurado.

Todo ello hace que al final se califique a la judicatura por este principio de democracia aunque no elijamos
directamente a los jueces como sí ocurre en otros países.

Además de este principio, estaba también el de sometimiento de los jueces a la Constitución y a la ley. En el
art.117, del principio de legalidad, se dice que la actuación de los jueces siempre debe estar sometida la
Constitución y a la Ley Orgánica del Poder Judicial y además están obligados a aplicar la ley.

Realmente en el art 9.1 ya se decía, por lo que se trata de una repetición. Además en el art.5 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial se dice que la Constitución vincula a todos los tribunales. Estos interpretarán y
aplicarán la ley y todos los reglamentos de conformidad con lo que establezca la Constitución y la
interpretación que de las leyes las haga el Tribunal Constitucional en todo tipo de procesos.

Como los jueces están sometidos a la ley y la Constitución, se establece una vía para poder aplicar la
Constitución por encima de la ley, o sea cuando un juez está resolviendo un caso y considere que la ley que
va a aplicar determinante para el fallo es inconstitucional tiene que plantear una cuestión de
inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional. No se puede dictar sentencia hasta que el Tribunal
Constitucional resuelva si la ley que se va a aplicar es o no conforme con la Constitución.

Cuando hablamos de que deben actuar conforme a la ley, decimos también que los jueces no pueden elegir
el caso que van a resolver, sino que los casos les tocan según su especialización. Dentro de su ámbito les
puede tocar cualquiera.

Dentro del derecho a la tutela judicial activa, tenemos el derecho de que juzgue el juez natural, también
definido como el predeterminado por la ley. Se va a establecer todo un procedimiento para establecer cuál
es el correspondiente a cada caso.
Además de este sometimiento a la Constitución y la ley, está el principio de independencia. Este es uno de
los principios más importantes, que se concreta en este sometimiento a la ley. Quiere decir que los jueces
están sometidos a la Constitución y la ley y pueden interpretarla. Este sometimiento garantiza la
independencia.

Cuando hablamos de independencia nos referimos a independencia frente a los demás poderes; no puede
inmiscuirse en el poder ejecutivo. Se busca una independencia de los demás poderes y también frente a los
demás jueces, de tal manera que ningún órgano jurisdiccional puede corregir o dar instrucciones a otro juez,
sino que cada uno es libre e independiente para interpretar y aplicar las leyes. Sí cabe una corrección, pero
sólo y exclusivamente a través de los recursos.

Además, a través de los recursos se llegará a una cierta unidad de la jurisprudencia. Los jueces pueden
interpretar la ley como ellos crean que pueden hacerlo. Sin embargo, en muchas ocasiones apoyan sus
decisiones en jurisprudencia del Tribunal Supremo, porque si se presentan recursos evitan que el Tribunal
Supremo los conceda.

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Se intenta que esta independencia sea social y política, que sean personas que no tengan política. La
apariencia de neutralidad hace que sea más creíble y fácil de confiar en ellos, hasta tal punto que se
establece que no pueden felicitar o criticar a los poderes públicos.

Otro principio de los jueces es la inamovilidad, que sería otra garantía más para la independencia. Esto
quiere decir que no pueden ser separados, suspendidos, trasladados ni jubilados si no es por causas que
estén previamente establecidas en la ley, Ley Orgánica del Poder Judicial. Como no pueden ser separados,
suspendidos… quiere decir que pueden actuar tranquilamente hasta su jubilación.

En cuanto a las incompatibilidades, además de que no pueden tener interés en el caso y que no pueden
manifestar su ideología, tampoco pueden tener incompatibilidades que les impida realizar otra labor que no
sea la jurisdiccional, con la única excepción de la docencia. Las incompatibilidades se refieren a los jueces en
activo. No pueden, por tanto, simultanear la labor de un juez con otro cargo, no pueden tener ningún
empleo público, pertenecer a partidos o sindicatos, tener actividad mercantil ni profesional. Sin embargo, sí
que pueden pertenecer a asociaciones, asociaciones que son de la judicatura.

Estas asociaciones cumplen el mismo régimen de las asociaciones: deben estar registradas, y los jueces
pueden asociarse o no, no es obligatorio. Hay tres asociaciones de la magistratura, estas son: jueces para la
democracia, Francisco de Vitoria y asociación profesional de la magistratura. Estas asociaciones están muy
vinculadas a los partidos políticos. No quiere decir que todos los jueces estén afiliados; éstas sirven para que
se reúnan, tomen decisiones y para presentar candidatos al Consejo General del Poder Judicial.

Los jueces tienen inmunidad en el sentido que no pueden ser detenidos si no es en flagrante delito. Si hay
indicios de que han cometido un delito y tienen acusaciones del Ministerio Fiscal al presidente del tribunal,
cuando el acusado es un magistrado, juez o es un particular, se celebrará un antejuicio, por lo que no les va a
juzgar el Tribunal Supremo. El antejuicio simplemente es para que otro juez decida si hay indicio, de si se
tiene que dar cuenta de un delito o se trata de una ventaja.

Además, está el principio de responsabilidad. Respecto a ella se regula en primer lugar la responsabilidad
del Estado; se dice que el Estado es objetivamente responsable de los daños causados por error judicial, así
como también de los errores que sean ocasionados por el mal funcionamiento o el funcionamiento anormal
de la justicia. Cuando esto ocurre, la persona afectada tiene derecho a una indemnización, según la ley.

No se refieren a los retrasos; en ese caso no hay indemnización. Si estos retrasos no son debidos a las partes,
lo que se hace es que en la misma sentencia se solicita que se apliquen dilaciones indebidas, un atenuante
que rebaja la pena.

También está la responsabilidad personal, que puede ser penal, civil o disciplinaria. La responsabilidad
personal se refiere a aquellos casos en los que un juez actúa prevaricando (actuar a sabiendas injustamente).
En estos casos se le perseguirá por el delito cometido. En el caso de responsabilidad civil, tendrá que pagar
daños y perjuicios, es decir una indemnización. En el caso de la disciplinaria la puede interponer el Consejo
General del Poder Judicial. También son a causa de retrasos inexplicables o falta de control del propio
juzgado.

Después también se establece otro principio que es el de unidad jurisdiccional. Esta unidad ser refiere a que
hay una único Poder Judicial y que a su vez, como los únicos integrantes del Poder Judicial son los jueces y
magistrados, son los únicos que pueden ejercer las labores jurisdiccionales. Esta unidad ser refiere a que
todos los poderes externos no pueden inmiscuirse.

Si los jueces en algún momento se considerasen presionados pueden acudir al Consejo General del Poder
Judicial para que les ampare. El juez tiene que hacer caso omiso a la prensa; tiene que hacer su trabajo.

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PRINCIPIOS PROCESALES
Respecto a la gratuidad está contenido en el art.119, que nos dice que la justicia será gratuita cuando así lo
disponga la ley y en todo caso respecto a quienes acrediten que no tengan medios económicos suficientes
para litigar. Si se declara que la persona es insolvente con una declaración formal, esta persona tiene
derecho a acudir a los tribunales. Si no lo pudiera hacer constituiría una discriminación económica, y para
evitarlo se establece una justicia gratuita; en casos de insolvencia se da la posibilidad que la persona pueda
tener un abogado, un juicio…

En el proceso penal se requiere siempre abogado. Por los procedimientos de faltas no hace falta. Cuando se
trata de un delito es obligatorio ir con la defensa con un abogado. En el caso de que no se tengan medios, si
la persona que no es parte y no tiene ningún abogado, se le pondrá un abogado de oficio. Si no se
demostrase que es insolvente se le hará pagar las tasas y demás costes.

El abogado de oficio tiene que asistir a los tribunales, y en los casos en los que se dé una detención o una
prisión preventiva (antes del juicio). La prisión preventiva es para aquellos supuestos en los que la persona
entra en la cárcel antes del juicio. En este caso también tiene derecho a tener asistencia letrada.

Hoy en día se pone en duda si la obligación de pagar tasas estaría en contradicción a este derecho a la tutela
judicial efectiva y a la gratuidad de la ley. Nos obligan a pagar cuando se puede interponer un recurso. Es una
fórmula para que las partes se lo piensen antes de presentar algún recurso porque si este recurso se pierde,
las tasas no se devuelven. Si lo que está en juego es una cantidad muy elevada, las partes piensan que en
caso de perderlo perderían la cantidad y las tasas que tengan que pagar. Sirve para disminuir los recursos,
inhibir o al menos mitigar.

Hasta hace poco, cuando no existían las tasas, había numerosos recursos que no tenían mucho sentido.
Cuando las personas estaban en prisión preventiva los abogados solían presentar recursos cada tres
semanas, por lo que los tribunales tenían que responder con un auto. Si todo estaba igual, lo normal es que
el auto sea igual. Lo normal es que el juez mantenga la prisión preventiva hasta el juicio (con un plazo
máximo de dos años para aquellos supuestos que sean muy complicados).

En cuanto al principio de oralidad o publicidad, se establece que los juicios de ámbito penal sean juicios, con
algunas excepciones que pone la ley, excepciones que normalmente se refieren a cuando los acusados son
menores de edad o tiene que testifiquen menores de edad, con el fin de preservar su intimidad.
Normalmente se hace delante del juez, con un psicólogo pero en una sala aparte. Muchas veces cuando hay
un juicio y hay menores, se suelen hacer a puerta cerrada.

Lo normal es que sean públicos porque la publicidad es una garantía de que no se nos vaya a condenar
erróneamente.

La ley dice que tiene derecho a no declarar cuando es acusado; puede elegir a qué preguntas contestar,
aunque luego el juez lo puede valorar todo (puede valorar por qué no ha declarado).

Cualquier persona de la calle puede entrar a un juicio. Dentro de la publicidad u oralidad, si bien las
sentencias no suelen ser sentencias orales (el juez no lee la sentencia delante del acusado), sí es cierto que
las sentencias serán publicadas, aunque se quitarán los nombres (poniendo solo sus siglas) y serán
motivadas. La motivación es una argumentación que sirve sobre todo a las partes, en la que el juez debe
explicar por qué llega a la conclusión del fallo (en que prueba se basa…).

Sobre una prueba pueden preguntar las dos partes: el Ministerio Fiscal y la defensa. El juez debe valorar lo
que ha pasado dentro del juicio. Si el acusado dice a la policía en el momento de ser arrestado que es
culpable y no se menciona nada al respecto en el juicio, el juez no puede tenerlo en cuenta.

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Las sentencias deben estar motivadas. Es una garantía para las partes porque saber por qué a una persona le
han condenado le permite poder recurrir. Se dice que la motivación debe ser suficiente, debe convencer a
quien no se le dé la razón.

En cuanto al principio de antiformalismo, es un principio que estableció el Tribunal Constitucional en los


primeros años, y se refiere que ante una situación de conflicto entre el derecho a la tutela judicial efectiva y
el procedimiento.

El juez no debe ser tan formalista que con el fin de mantener el derecho a toda costa, vulnere el derecho a la
tutela judicial efectiva. Cuando una lesión al derecho procesal es leve, si con esto se impidiera seguir
adelante con el procedimiento se estaría vulnerando. Los jueces han sido hasta hoy bastante antiformalistas.

En cuanto a la realización de la justicia, ya habíamos comentado que la organización no es una organización


jerárquica: los jueces son independientes respecto a la sociedad. Los jueces entre si no pueden darse
instrucciones. La única forma de corregir a un juez en sus decisiones es a través de un recurso.

Aun así muchas veces hablamos del “tribunal superior” (pero no nos referimos a jerarquía). En esta
organización estarían en primer lugar los jueces unipersonales, que se dividen por materias; por
organización. Tenemos jueces de paz, jueces de primera instancia o de instrucción, de lo penal, jueces
contenciosos y laborales, jueces de menores o de vigilancia penitenciaria. Por encima de estos jueces (que
los hay en todas las ciudades) estarían las audiencias provinciales (una en cada provincia), que dejan de ser
órganos unipersonales para ser órganos colegiados, en los que cada sala se va a componer de tres
magistrados.

Por encima de la audiencia están los magistrados de justicia de cada Comunidad Autónoma; por encima la
Audiencia Nacional y por fin el Tribunal Supremo, que tiene jurisdicción en todo el Estado.

La audiencia puede corregir el recurso de primera instancia a través del recurso.

La Audiencia Nacional es un tribunal específico de nuestro país. Estuvo muy criticado los primeros años
porque se crea por un decreto del año 67 y en el mismo día se acaba con el Tribunal del Orden Publico (un
tribunal del franquismo que perseguía a aquellos que tenían una ideología diferente al régimen). Muchos
autores criticaron su creación porque creían que era un tribunal que venía a ser una secuencia del tribunal
franquista. Entendían que era inconstitucional porque determinados delitos se deben juzgar por la Audiencia
Nacional, un tribunal que tiene su sede en Madrid y competencia en todo el territorio nacional. Por lo tanto,
determinados delitos deben juzgarse en la Audiencia Nacional, a pesar de que el delito no se ha producido
en Madrid. Con esto se vulnera el derecho al juez natural (los jueces tienen competencia en aquel lugar
donde se ha producido el delito).

Sin embargo, el Tribunal Constitucional entendió que no se vulneraba este derecho porque realmente ya se
predetermina cuales son los delitos que tienen que ir a la Audiencia Nacional. Se sabe con antelación, por lo
que no se juzga por la Audiencia Nacional sorpresivamente.

La finalidad era el terrorismo de ETA, para evitar que los jueces del País Vasco se pudieran ver intimidados al
tratar estos temas.

Además conoce los delitos contra la Corona, los delitos contra miembros del Gobierno, delitos de
narcotráfico cuando sean de crimen organizado, cuando se hayan cometido en distintas Comunidades
Autónomas, delitos de terrorismo, delitos de falsificación de moneda y también aquellos delitos que se
hayan cometido fuera del territorio nacional, pero que respecto a los tratados deban enjuiciarse en nuestro

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país. Todos estos delitos se van a resolver en la Audiencia Nacional, aunque la finalidad inicial era el tema del
terrorismo.

La Audiencia Nacional tiene tres salas:


- una sala de lo penal
- una sala de lo social
- una sala de lo contencioso-administrativo

Además de la Audiencia Nacional, está también el Tribunal Supremo. En cuanto al Tribunal Supremo, está
regulado en el art.123 y tiene jurisdicción en toda España. Dentro del Poder Judicial, el máximo es el Tribunal
Supremo. Es el superior en todos los órdenes excepto en materia de garantías constitucionales
(interpretación de los derechos), cuyo órgano máximo es el Tribunal Constitucional.

El Tribunal Supremo tiene cinco salas:


- La primera es de lo civil
- La segunda de lo penal
- La tercera de lo contencioso-administrativo
- La cuarta de lo social
- La quinta de lo militar

El Consejo General del Poder Judicial, según la Constitución es el órgano de gobierno de los jueces. Después
se remite a la Ley Orgánica para que regule el Estatuto de sus miembros, sus funciones y competencias. Se
instaura en la Constitución con una finalidad muy clara y es intentar separar el Gobierno de los Jueces de lo
que es el Ministerio de Justicia; conseguir una separación entre el poder ejecutivo y el judicial.
El Consejo General está formado por 21 miembros: 20 vocales y 1 uno más que es elegido por estos veinte
vocales, que será presidente del Consejo y del Tribunal Supremo.

Para ser consejero o vocal se requiere ser jurista o juez con más de quince años de ejercicio. Según el
art.122.3, estos 20 vocales se elegirán de la siguiente forma:

- 8 serán juristas de reconocido prestigio con más de 15 años de ejercicio, elegidos 4 por el Congreso de
los Diputados y 4 por el Senado, por mayoría de 3/5 en cada cámara.
- Los 12 restantes, según la Constitución, serán elegidos de entre jueces y magistrados de todas las
categorías judiciales, dentro de lo que establezca la Ley Orgánica. Lo que dice la Constitución es que
podrán ser jueces y magistrados de cualquier categoría (no hace falta que sean del Tribunal Supremo;
pueden ser de primera categoría).

La primera Ley Orgánica establecía que podrían ser jueces de cualquier categoría y que elegían los propios
magistrados a través de las asociaciones de magistratura. En el 1985 hubo una reforma de la Ley Orgánica
del Poder Judicial, apoyado por el PSOE, en la que se establecía que estos 12 vocales serian elegidos: 6 por el
Congreso y 6 por el Senado, por mayoría de 3/5. El PP presentó un recurso de inconstitucionalidad porque
decía que teníamos que volver a la elección de los jueces por los jueces; el PSOE decía que por Congreso y
Senado porque es donde está representado el pueblo.

En todos los programas electorales presentan estas propuestas, pero el PP en los años de Aznar no lo cambió
porque tenía la mayoría en Congreso y Senado. Se ha mantenido así; lo único que ha cambiado es que en la
ley se establece que en el Congreso y Senado se elegirán los jueces que propongan las asociaciones o bien si
son jueces que no están en ninguna asociación, los que tengan determinado número de avales de sus
compañeros. Esto ha generado que el Consejo General haya estado siempre muy politizado.

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En la última renovación se ha establecido que solo 6 de los componentes del Congreso General del Poder
Judicial se dedicarán en exclusiva, y los demás compatibilizarán las reuniones del Consejo con su trabajo
habitual. El Consejo lleva el gobierno de los jueces pero no forma parte del Poder Judicial. Esto es porque
hay jueces y magistrados; no todos son jueces. El mandato dura 5 años para que no coincida con los 4 años
de legislatura, siempre buscando la independencia. No pueden ser elegidos directamente y se renuevan los
21 en su totalidad.

Al final a todos los partidos les interesa tener el poder con respecto a los jueces que están en el Consejo
General por sus funciones:

1. La inspección de los tribunales, la vigilancia, la potestad disciplinaria (cuando en un juzgado hay


retrasos que no tienen explicación pueden establecer una sanción), determinar un traslado forzoso,
una incapacitación…

2. Son los que autorizan bajas por maternidad y tienen también la potestad para amparar a los jueces
que se consideren inquietos en su labor. Sobre todo tienen una potestad de interés: la selección de
jueces (determinan cuales van a ser los temarios de oposiciones, los tribunales…) y los ascensos
(deciden quienes ascienden) y quiénes llegan al Tribunal Supremo, aunque la mayoría de ascensos
son normalmente por antigüedad. Deciden también quienes van a ser los presidentes de las
Audiencias Nacionales y de los Tribunales Superiores de justicia de las Comunidades.

El Consejo General todos los años debe llevar una memoria al Gobierno, en la que dice cuál es la actividad
anual, si han aumentado o disminuido los delitos, si hace falta personal…. Se eleva al Gobierno y también a
las Cortes.

Además el Consejo elige a dos magistrados del Tribunal Constitucional. Debe ser oído por el Gobierno en el
nombramiento del Fiscal General del Estado. Sin embargo, son informes no vinculantes.

Finalmente cabe mencionar que el Ministerio Fiscal tiene una estructura jerárquica. Está regulado en el
art.124 y según este artículo tiene que promover la acción de la justicia en defensa de la legalidad. También,
según el artículo, le corresponde la defensa de los derechos de los ciudadanos y la defensa del poder público
titulado por la ley. Añade una función que dice que debe velar por la independencia de los tribunales.
El Ministerio Fiscal puede actuar de oficio o a instancia de parte y actúa con órganos propios (a través de
fiscales) que tienen que actuar bajo los principios de unidad de actuación y de dependencia jerárquica. La
Constitución establece que deben actuar bajo el principio de independencia e imparcialidad. El Fiscal
General del Estado, la cabeza de esta jerarquía, será nombrado por el Gobierno, sin plazo determinado. El
Gobierno, a través del Ministerio de Justicia, puede interesar al Fiscal General del Estado que actúe. El
Ministerio Fiscal tiene su propio estatuto y su propia regulación, y no desarrollan actividad jurisdiccional.

TEMA 11. EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL.

11.1. NATURALEZA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

Cuando nuestro constituyente elaboró la Constitución no tuvo ninguna duda en regular un sistema de
justicia constitucional parecido al de otros países del entorno: como de Alemania e Italia, constituciones que
tuvieron mucha influencia en la nuestra, y la Constitución de 1931 de la II República que establecía la
regulación de lo que llamó “Tribunal de Garantías Constitucionales” que hoy conocemos como Tribunal
Constitucional.

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De entre los distintos modelos posibles, se optó por el modelo de justicia constitucional concentrado. Lo
llamamos concentrado en contraposición al modelo americano, que establece un modelo de justicia
constitucional difuso.

El modelo americano es un modelo difuso porque el control de las leyes que salen del Parlamento, el control
de constitucionalidad, lo llevarán a cabo todos los jueces. Por esto es difuso; cualquier juez en América está
obligado a aplicar la ley, pero también la Constitución, y cuando va a aplicar una ley que considere que está
en contra de la Constitución, por mandato constitucional, el juez dejará de aplicar esta ley porque la
Constitución está por encima de esta ley. Para garantizar la constitucionalidad, se deja de aplicar una ley
considerada inconstitucional. A través del precedente se llega a una modificación de doctrina en manos del
Tribunal Supremo. Este es el modelo de justicia constitucional difusa.

En Europa se tardó muchísimo en establecer los sistemas de justicia constitucional; prácticamente después
de la I Guerra Mundial. En Europa, ya vimos al hablar de la Revolución Francesa y el Estado de Derecho, que
se tenía un gran recelo ante los jueces. Montesquieu decía que no debían tener casi poder. Se recelaba de
los jueces porque se consideraba que eran los mismos que habían estado aplicando las leyes en el Estado
Absoluto y se desconfiaba de que cambiaran su forma de trabajar las leyes.

Esta desconfianza sigue durante años porque además se añade que en el modelo de soberanía nacional que
se instauró en Europa se hablaba de que a través de la ley, que era la expresión de la voluntad general, se
implantaba la soberanía nacional. Se criticaba el Gobierno de los “Jueces de Estados Unidos”.

Se critica este modelo americano, pero esta soberanía parlamentaria se ve que no funciona y se intenta
aplicar algún modelo que garantice la soberanía constitucional. Se basa en la rigidez (dificultad de reforma) y
en la justicia concentrada porque se conforma en un solo órgano, el Tribunal Constitucional, que no va a
formar parte del Poder Judicial (sus magistrados no van a formar parte de él). Se va a distinguir del
americano porque el americano es difuso y el europeo es concentrado.

Esta idea del Tribunal Constitucional como forma de órgano concentrado lo crea Kelsen. Nos dice que no
puede ser parte del Poder Judicial, sino la otra cara del Poder Legislativo. El legislativo elabora las leyes e
interpreta la Constitución y el Tribunal Constitucional va a ser como un legislador negativo, que en vez de
elaborar la ley, va a expulsar del ordenamiento jurídico aquellas leyes que estén en contra de la
Constitución.

Además, Kelsen establece un modelo en el que esta justicia va a ser objetiva. A diferencia de los Estados
Unidos, en que los jueces analizan la ley que deben aplicar a un caso concreto para ver si es constitucional o
no, en nuestra justicia concentrada se analiza el texto de la ley y si se contradice de la Constitución se
expulsa del ordenamiento jurídico, con lo que no se puede aplicar.

Nuestro constituyente toma partido por este modelo de justicia concentrada, en primer lugar porque es el
modelo ya asentado en Europa, pero no sólo para llevar adelante el control de constitucionalidad de la ley,
sino también porque al constitucionalizar la descentralización política, se necesita un Tribunal Constitucional
para que resuelvan los conflictos de competencia entre el Estado y las Comunidades Autónomas.

Kelsen elabora una teoría para establecer un Tribunal Constitucional. Crea un presidente cuyas labores no
serian constitucionales sino que actuaria como un legislador negativo. Ni siquiera va a tener labores
jurisdiccionales, sino que va a actuar como legislador negativo. El Parlamento seria el legislador positivo (que
elabora la ley). Crea un tribunal que no forma parte del Poder Judicial para controlar las leyes que dicta el
Parlamento se adecúen a la Constitución, es decir, que la interpretación que haga el legislador para elaborar
la ley sea la adecuada. Si esta ley del legislador contradice la Constitución, lo que se busca es garantizar la
supremacía constitucional. Según Kelsen el legislador es quien elabora la ley y el Parlamento debe controlar

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si el texto de la ley controvertida contradice o no la Constitución. Si la contradice, el Tribunal Constitucional
expulsa la ley del ordenamiento jurídico, es decir, declara su nulidad.

A lo largo de los años la mayoría de estos tribunales europeos van adquiriendo otras competencias, además
de la del control de constitucionalidad de la ley, como en los Estados centralizados resolver las controversias
competenciales entre el Estado Federal y los Estados Federados (en nuestro caso, entre el Estado y las
Comunidades Autónomas) y otras competencias que se concretan en la garantía de los derechos
fundamentales de los ciudadanos frente a los poderes públicos.

Al ser nuestro sistema un sistema descentralizado que toma modelos de Europa, en el que nuestro
constituyente se inclina por el modelo constitucional, al salir de una dictadura, se quiere garantizar la
supremacía de la Constitución.

En nuestra Constitución se regula el Tribunal Constitucional en el Título IX. El Tribunal Constitucional se


deberá considerar órgano constitucional. Los órganos constitucionales son aquellos que si cambiasen,
cambiaría el modelo de Estado. En cuanto a la naturaleza del Tribunal Constitucional, en la actualidad la
mayoría se refieren a ella como una naturaleza jurisdiccional. A pesar de no formar parte del Poder Judicial,
el Tribunal Constitucional en general va a resolver problemas políticos en base a derecho. Al igual que los
órganos jurisdiccionales del Poder Judicial, en su actividad no pueden actuar de oficio (deben actuar a
instancia de parte); si no se les plantea previamente un recurso, no pueden actuar. Además, resuelve a
través de un procedimiento previamente establecido, que es un procedimiento contradictorio porque las
dos partes del conflicto pueden presentar alegaciones y defenderse por igual. Cuando se hace una ley así el
Tribunal da cuanta a las Cortes para que presente las alegaciones que quiere. Además, resuelven
generalmente a través de sentencia y de otras resoluciones propias del Poder Judicial: los autos.

La estructura de la sentencias va a ser igual que la estructuras de la sentencia del Poder Judicial (número,
fecha, quién actúa, el ponente, antecedentes de hecho, fundamentos jurídicos basados en derecho, fallo).
En los antecedentes de hecho se cuenta qué es lo que ha pasado y vendrá lo que dice el recurrente y lo que
dice la contra par. Después vendrán los fundamentos jurídicos, que es lo más importante porque es donde
se explica por qué se resuelve de una forma u otra. Estos motivos deben estar basados en derecho, en
general tomando como parámetro la Constitución. Finalmente la última parte, que es donde viene el
resumen de si es constitucional o no, y se da el resultado.

En estas sentencias el Tribunal Constitucional, al igual que los jueces, debe respetar el principio de
congruencia (al menos en el caso del Tribunal Constitucional, deben contestar todo aquello que se les
pregunte). Por la forma de actuar, podemos decir que el Tribunal tiene naturaleza jurisdiccional. Lo que
ocurre es que determinados autores entienden que la naturaleza, además de jurisdiccional, es mixta porque
las decisiones que toma el Tribunal Constitucional al interpretar la Constitución tienen efectos políticos que
el Tribunal debe valorar.

El Tribunal, cuando resuelve a través de sentencia, decimos que sus sentencias tienen efectos frente a todos:
los poderes públicos y los ciudadanos. Si estamos ante un control de constitucionalidad, el efecto de su
sentencia en general, es un efecto que tendrá que ver con la ley desde el momento en que la ley entró en
vigor.

Se permite que el Tribunal pueda modular los efectos de sus sentencias cuando se entiende que estos serian
caóticos para la sociedad. Ej. Hace unos años en la declaración de la renta, las personas casadas estaban
obligados a hacerlas juntas. Hubo gente que llego a separarse porque lo hacían mejor separados. Se
impugnó inconstitucional porque consideraba que afectaba a personas casadas. El Tribunal Constitucional
dictó sentencia de inconstitucionalidad por esto porque se consideraba que afectaba a las personas casadas.

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Por encima de todas las interpretaciones está siempre la interpretación del Tribunal Constitucional como
interpretación superior. Sus decisiones vinculan a todos los poderes públicos y a los ciudadanos: todos
quedan sometidos a su interpretación. Esta interpretación la tienen que hacer también los jueces.

La Ley Orgánica de poder judicial se regula en el art 5 que los jueces interpretaran y aplicaran según los
preceptos y principios constitucionales conforme a la interpretación que de los mismos y que dicte el
Tribunal Constitucional en todo tipo de procesos.

El que sea el supremo de la Constitución no quiere decir que esté por encima de la Constitución. Está
regulado quiere decir que la Constitución regula sus competencias, lo que puede y no hacer. El Tribunal
Constitucional no está por encima de la Constitución no tenemos guardián de la Constitución.

11.2. COMPOSICIÓN Y ORGANIZACIÓN INTERNA

El primer artículo que regula al Tribunal Constitucional nos dice cual va a ser su composición. Estará formado
por 12 magistrados nombrados por el Rey (nombramiento formal; el Rey no los elige), que serán elegidos 4
por el Congreso de los Diputados, 4 por el Senado, 2 por el Gobierno y 2 por el Consejo General del Poder
Judicial.

Tanto los del Congreso como los del Senado deben ser elegidos por una mayoría de unos 3/5. Es una
mayoría cualificada. Esto requiere que aunque un Gobierno tenga mayoría absoluta, tenga que pactar.

Para ser magistrados, deben ser españoles, juristas, de reconocida competencia y con más de 15 años de
ejercicio profesional. La Constitución, en vez de decir jurista, hace una descripción de todos aquellos que
pueden formar parte (todos juristas). Estos 15 años de ejercicio profesional que se exigen para ser
magistrado ha llevado a problemas.

El mandato se elige por 9 años, pero la renovación no se hace toda de una vez, intentando evitar que se
rompa la línea jurisdiccional. Se renueva por tercios (cada tres años se renuevan 4 magistrados). Se establece
también lo que llamamos el Estatuto jurídico de los magistrados, donde se dice que el nombramiento del
magistrado del Tribunal Constitucional es personal, se dice que va a haber 12 y que el cargo del magistrado
es incompatible con el de cualquier otro cargo. Deben actuar de manera independiente, son inamovibles
durante el periodo del mandato, no pueden ser perseguidos y tienen fuero especial; en caso de que
cometieran un delito les juzga el Tribunal Supremo.

Solo pueden dejar el mandato por fallecimiento, por renuncia personal siempre y cuando lo acepte el
presidente del Tribunal, porque expire el plazo cumplido con sus cuatro años de mandato, porque haya sido
condenado por un delito doloso, por incapacidad o por tener alguna incompatibilidad sobrevenida. En estos
dos últimos casos lo tiene que decidir si lo acepta o no el Pleno del Tribunal. Este también puede decidir si se
hubieran filtrado las resoluciones antes de que se hubieran publicado. También hay un motivo que podría
acordar el Pleno del Tribunal sería si hubiera filtrado las resoluciones antes de que la sentencia hubiese sido
dictada. No pueden ser reelegidos después de cesar.

En estas renovaciones a lo largo de estos años se ha establecido alguna singularidad, con respecto al Senado.
De manera que cuando corresponde al Senado a elegir a sus 4 magistrados del Tribunal, no pueden
proponer los Senadores a quienes quieran, sino que entendiendo que el Senado es la cámara de
representación territorial, se establece que deben ser los parlamentos de las Comunidades Autónomas
quienes propongan a los candidatos. El Senado elige entre los propuestos por las Asambleas legislativas de
las Comunidades Autónomas.

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11.3. COMPETENCIAS. PANORÁMICA GENERAL.

En cuanto a las competencias, según la Constitución, son tres:

- El control de constitucionalidad de las leyes


- El recurso de amparo por violación de los derechos fundamentales de los ciudadanos
- Los conflictos de competencia.

Añade un cuarto apartado en el que dice que también será competente de aquellas que le atribuyan la
Constitución y la Ley Orgánica.

En cuanto a la organización, el Tribunal Constitucional puede actuar en Pleno, en salas y en sesiones.


Normalmente el Pleno conoce de todos aquellos recursos que no sean recursos de amparo. Podría ser que el
Pleno delegase algún asunto a la sala o a alguna sesión cuando se trate de algún problema en el que exista
una jurisprudencia pronunciada. Las salas resuelven los recursos de amparo (son 2 salas). Las sesiones (hay
4, compuestas cada una por 3 magistrados) se encargan de la admisión o inadmisión de los recursos que se
presentan al Tribunal.

El Tribunal nombra a un presidente de entre sus magistrados, quien va a ostentar el cargo durante 3 años, y
puede ser reelegido. Para ser elegido presidente, en la primera votación tienen que haber tenido mayoría
absoluta, y en caso de que ninguna la tenga, habrá una segunda elección. Otro problema que puede
aparecer es que en el momento de decidir, al ser número par, al ser 12, podría haber disparidad de criterios
y quedar 6:6. El voto del presidente es el voto de calidad, es quien será el candidato.

Respecto a las salas, una estará presidida por el presidente y la segunda por el vicepresidente, que se elige
de la misma forma que el Presidente. Estas dos salas no están especializadas por materias, sino que van
cogiendo los asuntos de forma alternativa según van entrando.

Los acuerdos se toman normalmente por mayoría y para poder aceptar un acuerdo se requiere que estén
por lo menos 2/3 del Tribunal presente. Cuando se pronuncian sobre una sentencia, en una deliberación
secreta que no se puede filtrar a la prensa, discuten y llegan al texto final de cada sentencia. Aquellos
magistrados que no estén de acuerdo pueden realizar un voto particular, que serán publicados junto con la
sentencia. Además, el Tribunal Constitucional para poder funcionar, tiene un aparato de letrados que son
los que se encargan de buscar sentencias de otros países, doctrinas que hay en el nuestro, las
repercusiones… Los letrados del Tribunal Constitucional si bien hubo una oposición luego no se volvió a
convocar, sino que los magistrados son quienes eligen a quienes quieren como letrados. Además de estos
letrados, hay un secretario general de la institución que es quien organiza las labores, el personal, los
informes…

El Tribunal, como órgano constitucional, tiene autonomía no solo para dictar sentencias en base a derecho
de forma independiente, sino que además tiene autonomía financiera para no depender del Gobierno.
Tienen autonomía también para regular reglamentos internos propios y para establecer todos los cauces de
funcionamiento y de organización internos, ellos pueden dictar sus propios métodos.

Lo más importante son sus competencias. De entrada parecen procedimientos muy simples, pero no lo son
tanto, y además debemos tener en cuenta que el Tribunal Constitucional cuando crea una jurisprudencia e
interpreta la Constitución, si lo hace a través del control de constitucionalidad está valorando si la ley está de
acuerdo con la Constitución.

Si dice que es constitucional, la interpretación que se hace se considera derecho y se une a la ley. Cuando se
vaya a aplicar la ley se debe aplicar en el sentido que el Tribunal Constitucional lo haya interpretado. Las

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sentencias interpretativas quieren decir que el Tribunal puede establecer que aquella ley es constitucional si
se interpreta de la forma que se dice, si no, no lo es, solo aplicándola en el sentido que cree que es
constitucional.

A su vez, el Tribunal Constitucional, si bien está vinculado por la Constitución y la Ley Orgánica, no está
vinculado con su propia jurisprudencia: la puede cambiar si lo justifica. Si puede seguir una línea y de
repente cambiar y decir que la interpretación va a ser distinta. Si no fuera así estaríamos perpetuando la
Constitución. El texto se adapta a las nuevas realidades, solo cuando no es posible mediante la adaptación,
deberemos llegar a la reforma.

El Tribunal, en la interpretación, debe basarse en que los poderes públicos no actúan voluntariamente en
contra de la Constitución; hay una presunción de constitucionalidad.

Lo importante de las sentencias interpretativas es que cuando tengan que aplicar una ley que dice que es
constitucional solamente en un sentido, se tendrá que aplicar solamente en ese sentido, en qué casos se va a
aplicar. Por eso decimos que los fundamentos jurídicos son la parte más importantes de las sentencias,
porque nos dicen el por qué de la decisión final.

En cuanto a las competencias, están reguladas en el art.161. En este artículo se establece que son
competencias del Tribunal Constitucional el recurso de inconstitucionalidad contra leyes y disposiciones
normativas con fuerza de ley. Esto sería el control de inconstitucionalidad de las leyes. Para el control de
constitucionalidad de las leyes se aplica un segundo procedimiento: el control de constitucionalidad. En
estos casos estamos ante control de constitucionalidad de leyes y normas con rango de ley. Estas son las
normas sobre las que el Tribunal Constitucional tiene el monopolio de la declaración de inconstitucionalidad.
El único que puede expulsar una ley o norma con rango de ley del ordenamiento es el Tribunal
Constitucional.

Normalmente los reglamentos desarrollan leyes. El reglamento, si está en contra de una ley, es ilegal. El juez
si puede dejar de aplicarlo. El Tribunal no se pronunciaría porque no hace falta impugnar los reglamentos.
En el art.161, además de esta competencia, que es la clásica, que llevó a Kelsen a hablar del legislador
negativo, la Constitución atribuye también al Tribunal Constitucional la competencia para conocer el recurso
de amparo. Este se establece para garantizar los derechos fundamentales cuando estos han sido violados
por un poder público. No se refiere a todos los derechos fundamentales, sino solo a los que dan mayores
garantías. Estos están regulados en el art. 53. Son los artículos regulados desde el 14 al 30. Sección primera,
capitulo segundo, Título I.

Atribuye también este artículo la competencia al Tribunal Constitucional para conocer los conflictos de
competencias entre Estado y Comunidades Autónomas, o bien entre Comunidades Autónomas entre sí.
Estas son las tres competencias clásicas del Tribunal Constitucional. Además, el Tribunal Constitucional
tendrá competencia sobre aquellas materias que le atribuyan las Leyes Orgánicas o la Constitución en otros
artículos.

La Ley Orgánica del Tribunal Constitucional atribuye nuevas competencias al Tribunal: por un lado le atribuye
los conflictos de atribuciones, que son conflictos que se pueden producir entre los órganos del Estado, no
todos, entre las distintas atribuciones que tienen el Gobierno, el Congreso, el Senado y el Consejo General
del Poder Judicial. No entraría la Corona ni tampoco el propio Tribunal Constitucional. En estos conflictos
entre órganos no entran ni la Corona ni el Tribunal Constitucional. También los conflictos que puedan surgir
en la autonomía local. Por Ley Orgánica se le atribuyó al Tribunal Constitucional la posibilidad de que el
Tribunal se pudiese pronunciar frente a una ley antes de que esta fuera aprobada; “el control previo de
constitucionalidad”. Este control previo de constitucionalidad estaba pensado para Estatutos de autonomía y
Leyes Orgánicas, y para tratados internacionales.

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Solo cabe recurso previo ante tratados internacionales en la actualidad porque se trata de que el Tribunal
Constitucional tenga la posibilidad de pronunciarse sobre un tratado que aun no ha sido firmado. El Tribunal
quiere afirmar si va a ser conforme a la Constitución; el Estado puede firmar o no (no es vinculante). En el
caso que se dijera que es inconstitucional hay dos opciones: no firmarlo, o, si hay muchísimo interés en
firmar este tratado, se reforma la Constitución (como en el caso del Tratado de Maastricht).

Por un lado se mantiene el recurso previo frente a tratados internacionales, pero el recurso previo frente a
Estatutos y Leyes Orgánicas estuvo unos años y luego se derogó. El recurso previo frente a Estatutos y Leyes
Orgánicas tenía ventajas e inconvenientes. Inconvenientes como en el caso de Estatuto de autonomía de
Cataluña.

En cuanto a las ventajas, cuando se estaban tramitando las Leyes Orgánicas, en ocasiones, las mayorías
parlamentarias al ver que sus enmiendas eran derogadas en el Parlamento, si no querían que aquella ley se
derogara hacían un recurso previo de constitucionalidad. Cuando la oposición veía que se estaba tramitando
una ley que no querían, se hacia un recurso previo de constitucionalidad, por lo que se retrasaba la
tramitación. Al final era un juego político entre mayorías y minorías. Tenía un inconveniente, y es que el
Tribunal Constitucional cuando se pronunciaba tenía la tentación de ocupar el lugar del legislador porque les
decía qué hacer para conseguir que fuera constitucional. Estaban usurpando funciones que no le
correspondían. Por esto se derogó: usurpaba funciones que no le correspondían, y se utilizaba para retrasar
la aprobación de leyes.

Hay otra competencia que está regulada en la Constitución y que se refiere a la posibilidad que tiene el
Gobierno para impugnar resoluciones de las Comunidades Autónomas. En este caso no estamos hablando
de leyes, sino de disposiciones y resoluciones. Hasta que el tribunal decida si se mantiene o no el plazo de 5
meses.

RECURSO Y CUESTION
En cuanto al control de la constitucionalidad, tiene dos vías distintas; el recurso y la cuestión.

El recurso de inconstitucionalidad, tanto en leyes como en normas con rango de ley tanto del Estado como
de las Comunidades Autónomas. Para saber cuáles son estas normas con rango de ley nos tenemos que ir a
la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, art.27 “son susceptibles de control de constitucionalidad los
Estatutos de autonomía y demás Leyes Orgánicas, demás leyes, disposiciones normativas y disposiciones del
Estado, decretos leyes y decretos legislativos, tratados internacionales, reglamentos de las cámaras (que
aunque se llamen reglamentos son leyes) y después leyes actos”.

Establece dos procedimientos porque en el caso del recurso, nos dice que quien puede impugnar la ley es el
Presidente del Gobierno, el Defensor del Pueblo, 50 diputados, 50 Senadores y los Gobiernos y Asambleas de
las Comunidades Autónomas. Todos estos pueden presentar un recurso de inconstitucionalidad; los
ciudadanos no.

Los límites son: solamente se puede plantear un recurso en el plazo de tres meses a partir de la publicación
de la ley en el BOE. Transcurridos los tres meses ya no se puede presentar recurso para evitar que se utilizara
como presión política.

La cuestión de inconstitucionalidad está regulada en el art.163. En este caso no hay plazo porque quienes
están legitimados para interponer la cuestión son los jueces. Están obligados a aplicar la ley, pero si en el
momento de aplicar la ley esencial para resolver el caso consideran que es inconstitucional, dejan el caso
que están resolviendo en suspenso, plantean el caso al Tribunal Constitucional y deben esperar a que el
Tribunal Constitucional conteste.

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RECURSO DE AMPARO
En el caso del recurso de amparo, lo pueden plantear tanto las personas físicas como jurídicas que tengan un
interés legítimo, el Defensor del Pueblo y el Ministerio Fiscal. En este caso se establece que se trate de la
violación de un derecho fundamental de los mencionados (del art.14 al 30) y que la lesión la haya producido
un poder público, no un particular. Además establece que hay un principio de subsidiariedad, no podemos ir
directamente al Tribunal Constitucional sino que previamente debemos haber ido a los tribunales ordinarios
y haber agotado todos los recursos posibles, si consideramos que no nos han dado todos los derechos,
entonces acudir al Tribunal Constitucional.

En el tema del recurso de amparo, es cierto que en los primeros años el Tribunal Constitucional hizo una
interpretación extensiva, muy amplia. En algunos casos en los que había una violación de derecho por parte
de un particular, en ocasiones, si los tribunales no daban la razón en un conflicto entre personas, se
consideraba que era un poder público el que violaba los derechos, y actuaba el Tribunal Constitucional. Llegó
un momento en el que el Tribunal Constitucional estaba completamente bloqueado. Se utilizaba por muchos
abogados como si fuera el último paso del poder judicial en un caso.

El Tribunal Constitucional se planteó modificar la Ley Orgánica, y ahora se han puesto muchos límites, es
muy restrictiva. Hay que cumplir con unos requisitos, se debe demostrar que es esencial, que el Tribunal
Constitucional nunca se ha pronunciado y éste reserva el derecho de aceptarlo

Respecto a los conflictos de competencias, solamente señalar que quienes deben plantear los conflictos son
los Gobiernos: Gobierno del Estado, Gobiernos de las Comunidades Autónomas... Además deben plantearse
sobre normas inferiores a la ley o bien actos de aplicación de la ley. El Tribunal Constitucional entendió que
cuando el problema, aunque sea competencial, se produzca en una ley, se deberá resolver a través del
recurso de inconstitucionalidad.

Los conflictos de competencia pueden ser positivos o negativos. Los positivos se dan cuando las dos
instancias (Estado y Comunidades Autónomas) se consideran competentes y quieren la competencia para sí.
El que piensa que es competente pero actúa el otro, es quien recurre. Si ninguno de los dos quiere la
competencia, el recurso es negativo. En el negativo el problema es para el ciudadano, que llega a una
administración de la comunidad y le dicen que no son competentes, van al Estado y tampoco. Los negativos
suelen ser muy pocos, normalmente son positivos.

Estas serían a grandes rasgos las competencias. El Tribunal Constitucional no tiene manera de actuar para
sancionar y sus actuaciones deben basarse en la autoridad.

IV. EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ESPAÑOL

TEMA 12. EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ESPAÑOL: PERSPECTIVA GENERAL

Cuando hablamos de las fuentes del derecho nos referimos al origen de las normas, es decir, aquello de lo
que el derecho procede. Lo que ocurre es que la primera apariencia de por qué nace el derecho, es posterior
al conflicto, ya que el derecho nace para resolver los conflictos. El derecho va después del hecho. Cuando
nace una norma es porque se ha dado una situación problemática que se debe resolver es porque hay un
delito o un problema en cuanto a la salud, o cambios sociales. Cuando observamos el derecho así realmente
queremos estudiar lo que es la sociología del derecho. No nos interesa tanto saber cuál es el motivo que nos
lleva a crear esta nueva norma.

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Al hablar de las fuentes dentro del ámbito jurídico, nos referimos aquello en lo que el ordenamiento confiere
virtualidad para crear una norma. Además, nos dirá quién puede crear una norma y cómo la puede crear, lo
que se hace es atribuir a ciertos actos la facultad de producir una norma jurídica. Es aquello al que el
ordenamiento confiere la capacidad para configurar una norma jurídica. Según como lo hagan y quien lo
haga será una norma jurídica, además según eso a esta norma jurídica se le va a dará un nombre, y este
nombre nos va indicar el rango de la norma.

Cuando hablamos de las fuentes debemos ir a donde están reguladas; donde encontramos lo que son las
fuentes de derecho, acudimos a la Constitución. La Constitución es la norma superior directamente
aplicable: tiene eficacia directa. Es una norma que ella misma es fuente del derecho. Además de ser fuente
de derecho regula el resto de fuentes de derecho.

Ahora bien, esta regulación hace unos años en el siglo XIX encontramos que las constituciones eran
formales, que no se aplicaban directamente, sino a través de otra ley que las aplicara. Como esto era así, la
Constitución no regulaba las fuentes del derecho, estaban reguladas por unas normas de derecho privado,
que regulaban las relaciones entre particulares. Tradicionalmente se ha regulado en el Código Civil. Este
Código Civil establece que las fuentes del derecho son la ley, la costumbre y los principios generales de
derecho. Cuando se habla de ley se refiere al derecho escrito.

En primer lugar deben estar escritas, si no existiese ley, se deberá aplicarla costumbre y si no existe ni ley ni
costumbre se deberán aplicar los principios generales del derecho. También el Código Civil regula como
fuente indirecta, que se tendrá como fuente informadora la jurisprudencia del Tribunal Supremo. Esta
regulación se ha matizado por la Constitución, sigue en vigor porque no se contradice con la Constitución
pero debemos matizarlo: la jurisprudencia del Tribunal Constitucional también la consideramos que es
fuente de derecho.

En cuanto a los principios generales del derecho, que eran principios muy indeterminados y por eso se
debían interpretar, hoy en día ya no son estos principios ambiguos, sino que la mayoría de los principios los
tenemos constitucionalizados. Estos principios conforman todo el ordenamiento. Los encontramos en el
art.9.3 son principios como el de liberalidad, publicidad de las normas…

En cuanto a la costumbre, es una fuente subsidiaria que no se utiliza casi nunca. Dentro de lo que es la ley
escrita la Constitución debe regular que la Constitución es norma suprema directamente aplicable. La
Constitución va a regular también al poder legislativo, regula quién puede dictar normas con rango de ley, y
también al Gobierno, las posibilidades que tiene de dictar las normas con rango de ley, también regula la
posibilidad de descentralización, de que las Comunidades Autónomas puedan dictar normas, la potestad
reglamentaria del Gobierno y a su vez regula también como deberán firmarse los tratados y la posibilidad de
trasladar competencias a la Unión Europea.

De esta manera, cuando hablamos del sistema de fuentes de nuestro país, debemos tener en cuenta el
ordenamiento europeo, el ordenamiento del Estado, el ordenamiento de las 17 Comunidades Autónomas y
toda la competencia de dictar de ayuntamiento. Toda esta relación de fuentes está regulada en la
Constitución, y es fundamental saber la relación de la normas para establecer el derecho aplicable.

Las fuentes se organizan a través de unas reglas de aplicación que van a determinar la validez de las normas,
indicando cuáles son las normas validas, pues el único derecho aplicable es el derecho válido. Por tanto
dicha validez es esencial para aplicar el derecho. Hay unas reglas de aplicación que afectan a la validez en
menor medida, y que se utilizan muy poco, cuando coinciden dos ordenamientos jurídicos, los dos son
validos, pero que hay unas normas preferentes y otras normas supletorias. Estas reglas normalmente son en
función de la persona o territorio o la materia a la que se va a aplicar la norma. En este sentido, tendríamos
las reglas supletorias, reguladas en el art.149, donde se habla de dicha supletoriedad, que establece que el

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Estado será supletorio al de las Comunidades Autónomas. Cuando el derecho de le Estado regula una
materia de las Comunidades Autónomas, el derecho del Estado sería un derecho supletorio. Normalmente,
las reglas que utilizamos no son las de aplicación, sino que se suelen utilizar los de jerarquía y de
competencias. Existe otra regla, que es la norma especial, que se aplicaría con preferencia a la norma
general. Las reglas más importantes son las de jerarquía y competencia; todas ellas se refieren a la validez.

Las reglas de jerarquía, establecen un criterio que va a ordenar as fuentes en sentido vertical. Lo importante
va a ser la forma de la noma, por lo que el criterio será formal. En función de quién y cómo se elabore la
norma, el ordenamiento atribuye a esta norma un nombre jurídico, el cual va a determinar el rango de dicha
norma. Este rango va a ser determinante para este criterio de jerarquía. Lo realmente importante aquí, es la
forma, el nombre. Decimos que, según el nombre los parlamentarios elaboran leyes, pero el Gobierno puede
elaborar algunas normas que no son leyes pero que se les atribuye rango de ley. Además el Gobierno tiene
potestad reglamentaria. Todas estas normas que manan de la potestad reglamentaria se les llama
reglamentos.

Esta ordenación vertical de las normas, lo que dice es que las normas se ordenan a través de una pirámide
normativa y en el vértice esta la norma superior, la Constitución. Es la norma que ordena las fuentes, y por
tanto el ordenamiento jurídico. Por debajo de la Constitución están las leyes y normas con rango de ley, y
por debajo de estas leyes están los reglamentos. Esto nos dice que aquellas normas que ocupen una posición
inferior a otras normas, pierden validez y desaparecen como normas cuando contradicen a otras que ocupan
una posición superior. La norma superior puede derogar u anular a la norma inferior. Cuando la norma
superior contradice a una norma anterior inferior, esta norma superior tiene fuerza activa, y esta fuerza
activa le lleva a derogar a la norma inferior. Aquí, la norma inferior anterior era una norma valida hasta que
aparece la norma superior, que la contradice y deroga. Esta derogación hace que la norma anterior pierda
validez. Cuando una norma inferior se dicta y contradice a una norma superior, la inferior es nula. Aquí,
decimos que la norma superior que ya existía, tiene fuerza pasiva, es decir, resiste la fuerza de la norma
inferior que la contradice.

Cuando dos normas tienen el mismo rango, quiere decir que se pueden derogar entre ellas. Para saber cuál
es la norma valida, debemos utilizar el criterio temporal. La norma posterior deroga a la anterior cuando
tienen el mismo rango.

Además del criterio de jerarquía, está el criterio de distribución de competencias o distribución de materias.
Este sistema de distribución de materias ordena las fuentes horizontalmente. El ordenamiento asigna a
ciertas normas la regulación de determinadas materias. Esta norma, en principio, solo puede regular la
materia que tiene asignada. La atribución de materias no es exactamente igual a la reserva de ley. Cuando
hablamos de reserva de ley nos referimos a que hay determinadas materias que el constituyente estableció
que debían ser reguladas por el legislador. El constituyente nos dice que algunas materias deberán estar
reguladas por ley.

Si hay reservas de ley, el legislador tiene que regular la materia de ley, pero también leyes colindantes. Pero
en el caso de que haya una reserva material, la diferencia es que dicha materia la tiene que regular una
determinada norma, la cual no puede regular nada más.

En el caso de distribución de competencias se dice que la regulación de las materias las puede regular quien
es competente para ello, es decir, lo importante es el titular. No nos importa la forma, sino que nos importa
el contenido, es decir, qué materias se están regulando. Cada materia tendrá un titular. Aquí lo importante
es el contenido, hasta el punto de que si por ejemplo una Comunidad Autónoma regula una determinada
materia y no es competente, el contenido es nulo o no válido, aunque su contenido esté bien
materialmente.

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Dentro del ordenamiento jurídico del Estado y de cada Comunidad Autónoma, las reglas que se utilizan son
las de jerarquía. Pero las relaciones entre el ordenamiento del Estado y el de las Comunidades Autónomas,
es un ordenamiento horizontal, que se va a basar en la distribución de competencias.

Estos criterios los utilizamos conjuntamente, es decir, no se excluyen.

Además de estos criterios de ordenación de las fuentes, para saber cómo se debe aplicar cada norma
tenemos una serie de principios. Estos principios los encontramos en el artículo 9.3 de la Constitución. Estos
principios son propios del Estado de Derecho. Nos habla de principio de legalidad, seguridad, un principio
sobre la aplicación del derecho que denuncia de la siguiente forma: La Constitución garantiza la
irretroactividad de las disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos. Si bien se
establece una garantía, si lo interpretamos en sentido contrario, lo que se está diciendo, que la regla normal
puede ser la retroactividad. Las normas pueden ser retroactivas, excepto cuando se trate de disposiciones
desfavorables o de disposiciones que limiten derechos; en estos casos la Constitución nos garantiza que no
nos lo van a aplicar hacia el pasado si nos perjudican. El Tribunal Constitucional lo interpreta diciendo pero,
si nos favorecen se debe aplicar hacia el pasado. La regla general es que la retroactividad es lícita. El Código
Civil establece un principio, que dice que las leyes no tendrán efecto retroactivo si no dispusieran lo
contrario. A su vez, el Código Penal establece que no será castigado ningún delito o falta que no se haya
establecido por ley anterior a su perpetración.

Respecto a la retroactividad hay distintas posturas. Hay quien entiende que la retroactividad vulnera la
seguridad jurídica, porque se aplica a situaciones anteriores a haber aparecido la ley (nunca podrá ser del
tema penal). Los que están a favor de la retroactividad abogan por criterios de justicia, diciendo que la
retroactividad es necesaria para acabar con situaciones injustas del pasado.

Tal como se establece en la Constitución, si la ley dice que es retroactiva, querrá decir que se podrá aplicar
hacia el pasado, a no ser que perjudique. Lo que nos garantiza la Constitución en este principio de
retroactividad favorable es lo que llamamos la reforma im pejus. Sin embargo, el Tribunal dice que sí
debemos aplicar cuando se trata de un efecto de retroactividad in bonos. En el art.24 del Código Penal se
establece que las leyes penales tienen efecto retroactivo cuando favorezcan al reo de un delito o falta,
cuando al publicarse aquellas hubiere recaído sentencia firme y el condenado estuviera cumpliendo
condena. Este principio es de gran importancia, pues los aplicadores deben saber si las normas son
retroactivas o no.

El otro principio es de publicidad, es un principio importante, pues nos dice en qué momento la norma va a
formar parte del ordenamiento y cuándo va a entrar en vigor, es decir, nos va a determinar la vigencia de la
norma.

TEMA 13. LA CONSTITUCIÓN

La supremacía constitucional está regulada en la propia Constitución en el art.9.1, diciendo que todos
estamos sometidos a la Constitución como norma suprema.

La Constitución como norma, quiere decir que la Constitución es una norma directamente aplicable y norma
superior, a diferencia del liberalismo que consideraba las constituciones como normas formales. Hoy en día,
la Constitución es norma directamente aplicable y superior. Esta superioridad se garantiza a través de los
pilares. Uno de ellos es la rigidez constitucional, tanto en la forma de elaboración (distinta de las leyes
ordinarias) y en cuanto a la reforma.

Esta rigidez hace que la Constitución se mantenga, porque para modificarla o reformarla se establecen dos
procedimientos bastante complejos que llevan a que se necesite verdaderamente un conceso entre las

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distintas fuerzas políticas con representación parlamentaria para poder llevar a cabo una reforma
constitucional, en nuestro caso, la reforma agravada. Esta rigidez, la dificultad de reforma y el
establecimiento del Tribunal Constitucional como intérprete superior de la Constitución Español nos
garantiza esta supremacía constitucional. El Tribunal Constitucional tiene como labor interpretar la
Constitución, como intérprete máximo. La puede ir adaptando a las nuevas realidades, y, además, tiene la
misión de la depuración del ordenamiento jurídico. Nos garantiza que la Constitución es la norma superior,
pues expulsa del ordenamiento aquellas normas inferiores que contradigan la Constitución.

En cuanto a la tipología de las normas, decimos que la Constitución es directamente aplicable. No obstante,
el constituyente cuando habla de los principios económicos y sociales, nos dicen que estos informaran del
ordenamiento jurídico al legislador, por lo que no será tan directamente aplicable

Dentro de las normas constitucionales habrá normas que obligan a los poderes públicos a actuar. Hay
artículos de la Constitución que se dirigen a los ciudadanos y otros que se dirigen a los poderes públicos.
Cuando hablamos de reforma, hablamos de poder de reforma: ¿Quién puede reformar la Constitución? El
poder constituyente que se basa en el principio democrático de soberanía popular, solo actúa al principio
para inaugurar la Constitución. Pero después, como el propio pueblo decide someterse a la Constitución, en
el momento que queramos reformar la Constitución habrá un poder de reforma y no constituyente.

Respecto a la interpretación, cualquier jurista tiene como misión fundamental interpretar las normas, es
decir, debe interpretar el derecho cuando se le plantee cualquier cuestión. Cuando se interpreta, lo que se
está haciendo es examinar las palabras de la ley, dotándolas de contenido. Sin embargo, el contenido de las
palabras cambia con el tiempo, es decir, la misma palabra con la evolución del tiempo puede cambiar el
significado. Además, cuando se dicta una norma, se dicta para algo. El intérprete jurídico, debe analizar la
letra de la ley, pero la puede interpretar de diferentes maneras. Savigny diferencia distintas formas de
interpretación.

Esta la interpretación finalista, cual es la finalidad que hace que se dicte la ley. Nos habla también de la
interpretación sistemática, que quiere decir que se debe interpretar cada precepto dentro del conjunto.
Finalmente estaría la interpretación histórica que se refiere al origen de la norma. Estas clases de
interpretación no es que sean alternativas. La única que no sirve como justificación es la histórica, es una
interpretación complementaria. Por tanto, las otras tres por sí mismas servirían. Cuando hablamos de la
interpretación constitucional, esta interpretación no es igual que la interpretación de las leyes por parte de
los jueces porque ellos lo hacen para resolver conflictos entre las partes, sin embargo, la interpretación de la
Constitución por el Tribunal Constitucional es una interpretación que tiene un cáliz distinto porque esta
interpretación va a ser fuente de derecho, porque lo que analiza el Tribunal Constitucional no es un
problema entre las partes sino es un problema general, porque sus decisiones vinculan a los poderes
públicos y porque lo que normal empañete analiza el Tribunal Constitucional son leyes para saber si son
conformes a la Constitución. El Tribunal Constitucional en muchas ocasiones lo que debe hacer es ponderar
cuando se refiere a derecho fundamentales. En cuanto a los derechos se establece un principio y es que el
Tribunal Constitucional debe interpretarlo con interpretación favorable a la libertad, es decir, no debe
restringir derechos. Por otro lado hay otro principio que mantiene el Tribunal Constitucional y es que debe
seguir el principio de mantenimiento de los actos jurídicos que lo que quiere decir es que cuando el Tribunal
Constitucional analiza una ley, conflicto, etc., lo que tiene que hacer es presumir que la ley es constitucional,
intentar mantener la ley. A esta interpretación constitucional la llamamos hermenéutica.

Respecto a la jurisprudencia del Tribunal Constitucional lo más importante es que la jurisprudencia es fuente
del derecho y ahora es pacífico dentro de la doctrina que dentro de la jerarquía de las fuentes ocuparía el
mismo lugar que la ley. En cuanto a la jurisprudencia del Tribunal Constitucional encontramos en las
sentencias que están reguladas los efectos de éstas en la Constitución en el art.164 que dice que las
sentencias del Tribunal Constitucional se publicarán en el BOE con los votos particulares si los hubiere y

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añade que estas sentencias tienen el valor de cosa juzgada y no cabe recurso alguno contra ellas y que
además tienen plenos estos frente a todos. La cosa juzgada se puede interpretar de dos formas: formal y
material. La formal quiere decir que ya no cabe ningún recurso más, y la material quiere decir que no se
puede volver a juzgar lo que ya se juzgó. La cosa juzgada quiere decir que un mismo hecho entre las mismas
partes si ha sido juzgado ya no se puede volver a juzgar porque esto da seguridad.

TEMA 14. LA LEY

La ley es la norma elaborada por el poder legislativo, que es el único que ostenta la representación del
pueblo, y constituye lo que llamamos la expresión de la voluntad general. Las normas tramitadas y
aprobadas por los parlamentos a través del procedimiento legislativo son las leyes. Las leyes emanan tanto
de las Cortes como de las Asambleas de las Comunidades Autónomas.

Se consideran más importantes que las demás porque están formuladas por los directamente elegidos. Esta
ley es la norma que puede regular en principio cualquier materia, ya que está elaborada por los
representantes del pueblo. Las leyes, al estar inmediatamente por debajo de la Constitución, regularán
aquellos aspectos más importantes. Esta ley hoy en día no puede contravenir la Constitución; en otras
épocas, antes de la Segunda Guerra Mundial, la ley lo podía todo y la Constitución era solo una norma
formal.

La ley lo puede regular todo dentro de la Constitución. Esta es una norma bastante ambigua y general que
regula también valores y principios y que no dice cómo va a ser la ley, sino cómo no puede ser (nos da un
marco dentro del cual se pueden desarrollar distintas políticas en base al principio del liberalismo político).
Las leyes pueden ser muy diversas, siempre y cuando estén dentro de este marco (ya que la Constitución
permite varias interpretaciones).

Normalmente estas distintas clases de leyes las clasificamos en función del procedimiento que han seguido
para su elaboración:

Las leyes ordinarias son las que se aprueban por mayoría simple habiendo seguido todos los actos del
procedimiento legislativo. A partir de esta ley ordinaria hablamos de otras clases de leyes que tienen un
procedimiento especial (porque exigen un tipo de mayoría cualificada para su aprobación…)

Otras leyes son muy parecidas a las ordinarias pero se tramitan de urgencia, en lectura única, en función de
delegación (las que el Pleno delega en una Comisión)… pero todas ellas son al final ordinarias.

La clasificación que sí se establece es la que distingue entre leyes orgánicas y ordinarias; la diferencia está en
el procedimiento.

TEMA 15. LA LEY ORGÁNICA

Las leyes orgánicas tienen un procedimiento especial que consiste en que la aprobación final por el
Congreso de los Diputados con mayoría absoluta. En el art.81 se habla de que esta aprobación para la ley
orgánica afecta también a la modificación o derogación. Para poder modificar o derogar una ley orgánica lo
se requiere que se haga por el mismo procedimiento: mayoría absoluta del Congreso de los Diputados.

La Constitución, en el art.81.1, expone que determinadas materias solo pueden ser reguladas por ley
orgánica. Estas materias se refieren a los derechos fundamentales, estatutos de autonomía, normas
electorales y también las demás que diga la Constitución (aquellas que regulan las otras instituciones del
Estado). En estos casos hablamos de leyes orgánicas que son leyes reforzadas.

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- En cuanto a las materias, las que aprueban los estatutos de autonomía son especiales porque la
aprobación y modificación de los estatutos exige un procedimiento especial que está regulado en los
propios Estatutos; son leyes orgánicas especiales.

- En cuanto a las normas electorales, el Tribunal Constitución interpreta con carácter extensivo que no
se refiere solo a las Elecciones Generales sino a todas las elecciones; todos los procedimientos
electorales, ya sean al Parlamento Europeo, Elecciones Generales, autonómicas… todas deben
regularse por ley orgánica.

- Respecto a los derechos, el Tribunal Constitucional interpreta que la regulación que hace la
Constitución, que tiene una gran imprecisión, debe interpretarse con carácter restrictivo. Interpreta
que deben regularse por ley orgánica el desarrollo de los derechos, pero sin embargo el ejercicio de
los mismos puede hacerse por ley ordinaria. Entiende que el contenido esencial del derecho debe
regularse por ley orgánica, pero sólo este contenido esencial del derecho, que se refiere a aquello
sin lo cual no podemos entender el derecho, sin lo que se desconfiguraría. Hace esta interpretación
porque entiende que si se regulara por ley orgánica todo lo que se refiere a los derechos
fundamentales, la mayoría de leyes deberían ser orgánicas porque casi todas las leyes están
relacionadas en un modo u otro con los derechos. Por ello, todo lo que sea el núcleo esencial del
derecho se regulará por ley orgánica, y lo demás por ley ordinaria.

El problema de las leyes orgánicas está en que deben regular estas materias pero no pueden regular en
principio ninguna otra materia. Así, las materias recogidas en el art.81.1 obligatoriamente deben regularse
por ley orgánica y todo lo demás puede regularse por ley ordinaria. Al establecer que la ley orgánica debe
regular estas materias y nada más, lo que se hace es una distribución de materias entre la ley ordinaria y la
ley orgánica; distribución que hace que la relación entre estas dos leyes no sea una relación jerárquica. Así,
una ley ordinaria no puede derogar una ley orgánica y viceversa (al regular cada una de ellas unas materias
distintas no se pueden derogar entre ellas). Están en el mismo rango, por lo que no se pueden derogar entre
ellas. Tampoco podrían hacerlo un estatuto de autonomía y otra ley orgánica diferente, ya que aquí también
hay una distribución de materias.

El problema esencial se refiere sobre todo a las materias conexas. Las leyes ordinarias y las orgánicas ocupan
el mismo rango porque todas son leyes (justo por debajo de la Constitución). Entre ellas hay una distribución
de materias. El problema es que en las leyes orgánicas y las leyes ordinarias, para no tener dos normas que
regulen la misma materia (por ejemplo sobre los derechos) y facilitar la técnica legislativa, en una misma ley
se regulan partes ordinarias y partes orgánicas.

Para saber qué parte va a ser orgánica y qué parte ordinaria, aunque a los ciudadanos en su aplicación nos
dé igual (el efecto va a ser lo mismo), es importante respecto a la modificación de la ley. La importancia que
tiene es de cara al legislador; saber cómo van a ser modificadas.

Cuando una ley orgánica se le deja que regule materias conexas que no tienen carácter de orgánica, el
legislador debe señalar en una disposición final que artículos tienen carácter de ley orgánica y cuáles no,
para avisar al legislador futuro y para indicar qué parte de la ley necesita la mayoría absoluta del Congreso y
qué parte no a la hora de su aprobación. Si no se indica nada, toda la ley es orgánica; solo se podrá cambiar
por otra ley orgánica. Esto produce lo que denominamos “congelación de rango”, mal expresado porque en
realidad tienen el mismo rango. Deberíamos decir “congelación de procedimiento”.

Se intenta evitar que un Gobierno regulara materias que no van por ley orgánica por ley orgánica por tener
mayoría absoluta en las cámaras; por ello el legislador tiene que especificar qué parte es ley orgánica y cuál

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no. Si se recurre debe ser el Tribunal Constitucional quien indique que hay determinados artículos que se
han regulado por ley orgánica, materias que no deberían serlo. Esto sería una inconstitucionalidad.

La única forma que habría de corregirlo sería que el Tribunal dijera que en la ley ordinaria lo ha hecho bien
porque la materia es de ley ordinaria. Pero aun así, ¿se podría cambiar un precepto de la ley orgánica? En
principio no. La posibilidad que habría seria la que denominamos “descongelación”, que se refiere a que se
dictase una ley orgánica posterior en la que se dijera “estos preceptos tienen carácter de ordinaria”.

Por ello se critica que se haya hecho esta distribución por materias porque si una ley orgánica pudiera
regular todo lo que quisiera no haría falta este procedimiento y sería el siguiente legislador quien
interpretaría qué partes son de ley orgánica y cuáles no.

TEMA 16. LAS DISPOSICIONES NORMATIVAS CON FUERZA DE LEY

El producto de la delegación legislativa: decreto legislativo

En este caso son las Cortes las que delegan (hacen una parcial entrega de su poder a otro órgano; el
Gobierno) para que se dicten normas que tienen el mismo valor que las emanadas por las Cortes. Esta
posibilidad de delegación se reconoce en prácticamente todas las Constituciones europeas, no es cosa
nuestra.

La justificación es que ya que hay algunas normas que son muy técnicas y requieren comisiones de
especialistas, esta tarea la puede hacer mejor el Gobierno, que tiene más medios que las propias Cortes.

Esta delegación la tienen que hacer las Cortes, pero no la pueden hacer en blanco. Las Cortes establecen una
serie de límites para evitar abusos. Las Cortes van a seguir siendo quienes tengan esta potestad legislativa, lo
único que hacen es delegarla (podrían volver a recabarla para sí, porque la potestad legislativa la siguen
teniendo las Cortes). Los límites que se establecen consisten en que esta delegación tiene que hacerse de
manera explícita, no puede hacerse implícitamente, a través de una ley de delegación en la que debe constar
la materia concreta que se delega, el poder normador que se delega al Gobierno (qué se quiere que haga el
Gobierno o cómo se quiere que se regule). Además, un límite es el plazo (una duración determinada dentro
de la que tiene que actuar el Gobierno). Si pasado el plazo el Gobierno no ha dictado el decreto legislativo la
delegación se extingue. En la ley de delegación, una ley ordinaria, se deben dar una serie de directrices para
que el Gobierno actúe. Además la Constitución excluye de la delegación una serie de materias concretas que
son las materias de Ley Orgánica, que no se pueden delegar.

Como se trata de una delegación no puede haber una subdelegación (delegación de la delegación). La ley de
delegación no puede ser una ley de Comisión, sino una delegación del Pleno. El Pleno no puede delegar en la
Comisión y ésta en el Gobierno. Tampoco se puede delegar desde las Cortes al Gobierno y de ahí a un
ministro. No se puede dar una delegación por decreto ley (no puede delegarse a sí mismo). Tampoco se
puede delegar la ley de presupuestos.

La delegación puede ser de dos clases:

- Para que el Gobierno dicte un texto articulado (el que le da más libertad).
- Para que dicte un texto refundido (aunque no se le indiquen muchas directrices al Gobierno, el
Gobierno no puede regularlo de manera distinta). Se trata de si hay materias dispersas, que el
Gobierno las una en una misma norma; no puede innovar, sino simplemente refundir un tema que
ya está regulado.

81
En el caso de los textos articulados, las Cortes dictan una ley de delegación o ley de bases, donde estén todas
estas directrices para el Gobierno y el Gobierno deberá actuar siguiendo los criterios que se marquen en esta
ley de bases; no pueden ir más allá de la delegación. La ley de delegación no puede permitir que el Gobierno
modifique la propia ley de bases ni tampoco que el decreto legislativo que va a dictar el Gobierno haga una
regulación con carácter retroactivo. La delegación supone que el titular de la potestad legislativa sigue
siendo las Cortes, por lo que pueden revocar la delegación. Esta revocación puede ser tacita o expresa:

- La revocación tácita se da en aquellos supuestos en el que el Congreso, dentro del plazo que el
Gobierno tiene para dictar el decreto legislativo, aprueba una ley o empieza a tramitar una ley sobre
la misma materia que había delegado al Gobierno. El Gobierno puede presentar un veto para
oponerse a la tramitación de la ley.
- Sin embargo, el veto es fácilmente superable por las Cortes en lo que se llama la revocación expresa,
que consistiría simplemente en dictar una ley que derogase la ley que se ha hecho por delegación.
Esto lo pueden hacer las Cortes en cualquier momento.

En cuanto al control, puede ser parlamentario y jurisdiccional. En el art.82.6, que es donde se regula la
delegación legislativa, se dice que sin perjuicio de la competencia propia de los tribunales, las leyes de
delegación podrán establecer en cada caso fórmulas adicionales de control (se refiere a otros controles).

En lo único que consiste este control parlamentario es en que el Gobierno, una vez tiene el decreto
legislativo, antes de la publicación lo comunica a las Cortes y las Cortes lo examinan para ver si tienen que
controlar algún reparo o no. Realmente si tuvieran algún reparo lo que tendrían que hacer es revocar.

En cuanto al control jurídico, es donde aparecen los problemas y es porque el Gobierno, cuando dicta el
decreto legislativo, tiene que tener en cuenta la Constitución (que no sea inconstitucional) y la ley de bases
(las directrices que le han marcado las Cortes) porque el Gobierno no puede ir más allá de lo que le permiten
las Cortes en la delegación. Si va mas allá estaría actuando inconstitucionalmente porque en el art.82 se dice
que tiene que ser así. Si se extralimita de las bases que le han dado las Cortes, esta extralimitación es
inconstitucional. Dicho esto, el problema es que en el art.82.6 se dice “sin prejuicio de la competencia propia
de los tribunales (en plural)”. Entonces el control es de los tribunales, no sólo del Tribunal Constitucional,
que tendría el monopolio en cuanto a la interpretación de la Constitución.

La doctrina “ulta vires” se refiere a que si el Gobierno puede dictar una norma con rango de ley porque se lo
delegan las Cortes, en el caso del decreto legislativo, pero el Gobierno en sí tiene asignada la potestad
reglamentaria en el art.87. Si el Gobierno se extralimita de las bases que le han dado las Cortes en la
delegación, como no puede dictar normas con rango de ley, en todo aquello que se extralimitase lo
deberíamos considerar reglamento (porque es lo que puede hacer el Gobierno). Si lo consideramos
reglamento, el control puede ser un control ordinario (los tribunales pueden dejar de aplicarlo) o se podría
impugnar ante los tribunales contencioso-administrativos para que declarasen su nulidad.

Cuando se supone que hay extralimitación, los tribunales pueden optar entre dejar de aplicar esta parte
ultra vires o pueden presentar una cuestión de inconstitucionalidad. La jurisprudencia del Tribunal
Constitucional ha variado: en un primer momento, cuando se presentó una cuestión de inconstitucionalidad
con el único motivo de que el Gobierno se había extralimitado (ultra vires), el Tribunal Constitucional no
aceptó la cuestión por entender que le correspondía resolverlo a los tribunales ordinarios o que lo podían
dejar de aplicar. El Tribunal Constitucional solo entraría en los casos en los que hubiera una posible
inconstitucionalidad formal. Sin embargo, en 1993 se presentó una cuestión que solo impugnaba ultra vires
y el Tribunal entró a resolver y resolvió por inconstitucionalidad. Por ello, en la actualidad, si se presenta, el
Tribunal lo acepta. Es el juez el que decide si presentar o no la cuestión.

82
Respecto al decreto ley, regulado en el art. 86, permite al Gobierno en determinados supuestos y con el
límite de determinadas materias, dictar normas con rango de ley por sí mismo. En este caso es el Gobierno
quien decide si dictar o no esta norma con rango de ley, sin que exista previamente ninguna autorización por
parte de las Cortes. En casos de que exista una urgente necesidad, que no debe confundirse con los estados
excepcionales, que denominamos presupuesto de hecho habilitante para el Gobierno. Es una situación que
el Gobierno debe interpretar o no si se da, en base al art. 97 (como órgano de dirección política puede
interpretar si existe esta situación de urgente necesidad). Se trata de que el Gobierno pueda dictar en estos
supuestos una norma con rango de ley, con una serie de límites materiales, que impone al art 86.1, referidos
a que el decreto ley no podrá afectar al ordenamiento de las instituciones básicas del Estado, a los derechos
y deberes de los ciudadanos regulados en el Título I, al régimen electoral general y al régimen de las
Comunidades Autónomas.

En cuanto a los derecho y libertades, hay cierta imprecisión, porque por un lado habla de afectar a los
derechos y la cuestión es a que se refiere afectar; el Tribunal Constitucional interpreta que se debe hacer
con carácter restrictivo, entendiendo que el decreto ley no puede afectar a derechos objetivos, pero sí a
otros aspectos aunque tengan una reserva de ley ordinaria que afecten a los derechos (siempre y cuando se
de la situación de urgente necesidad).

En el art 86.2, que se refiere al procedimiento para dictar decretos leyes, distingue dos fases del
procedimiento:

1. Gobierno y Consejo de Ministros planifican el decreto ley y una vez establecido se publica en el BOE
(normalmente entra directamente en vigor, pues se trata de una situación de urgencia).
2. El decreto ley dictado por el Gobierno es una norma provisional que para estar perfeccionada
necesita la participación del Congreso de los Diputados. Es decir, a partir de la publicación
provisional del decreto de ley, el Gobierno debe pasar este decreto ley al Congreso para que en el
plazo de 30 días sea sometido a votación, en la que muchas veces el Congreso solo puede
pronunciarse sobre el decreto en su conjunto. En caso de que el Congreso no estuviera reunido, se
les cita para que puedan reunirse, y en caso de que las cámaras estén disueltas debe actuar la
diputación permanente. Si el Congreso en el plazo de 30 días no se pronuncia, el decreto ley se
considera derogado. Para que esté convalidado se necesita la votación expresa del Congreso.

Cuando el decreto ley es provisional, puede ser impugnado de inconstitucionalidad. En el caso de que no se
convalidara (efecto igual a la derogación) aunque se hubiera aplicado durante unos días, si se hubiera
impugnado ante el Tribunal Constitucional, este puede considerar que ha decaído el objeto y no hace falta
que se pronuncie. Puede ocurrir también que durante este plazo de 30 días, si los diputados pretenden
introducir alguna enmienda, deben tramitarlo como ley, para lo cual lo deben convalidar y utilizar el decreto
ley convalidado como si fuera un proyecto de ley, comenzando su tramitación en las Cortes. Aquí, en el
procedimiento de tramitación de decreto como ley será el procedimiento ordinario pero lo único que se dice
en el artículo 86.3 es que se deberá tramitar por el procedimiento de urgencia.

En cuanto al control de decreto ley, se puede impugnar desde el inicio. En el caso de que se impugne un
decreto ley provisional o convalidado, y después se transforme en ley, si la impugnación es porque el
decreto ley ha sobrepasado limites materiales, el Tribunal Constitucional considera que todos aquellos
preceptos del decreto ley que se mantengan en la ley. Es decir, el Tribunal considera que la ley sana los vicios
del decreto ley con carácter retroactivo, de tal forma que el decreto ley no es inconstitucional en todo
aquello que se mantenga en la ley posterior. Considera que estamos hablando de una sola norma, porque
decíamos que si se tratase de normas distintas no tendría ningún sentido el art 86.3.

83
Debemos tener en cuenta que el decreto ley, al ser una norma con rango de ley, por el criterio de jerarquía
temporal derogaría leyes anteriores. Se considera que mientras es provisional durante esos 30 días, deroga
leyes anteriores con un carácter suspensivo, es decir, si el Congreso de los Diputados no lo convalida,
volvería a quedar en vigor la ley anterior, es decir habría una derogación suspensiva durante ese plazo.

TEMA 17. CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD

17.1. MODELOS DE CONSITUCIONALIDAD DE LAS LEYES

El modelo americano es de control difuso y el modelo europeo, que es de justicia concentrada en un solo
órgano que es el Tribunal Constitucional, fue defendido por Kelsen para evitar la perspicacia hacia el poder
judicial (no se quiere que los jueces puedan anular leyes ante el Parlamento, pues sería un Gobierno de los
jueces) y para ello inventa este modelo.

En el Tribunal Constitucional se hablaba de que sería un legislador negativo, que se encargaría de declarar la
invalidez de aquellas normas inconstitucionales. Otra diferencia con el americano: en nuestro caso se trata
de un control objetivo, se analiza la norma impugnada con la Constitución para ver si vulnera un precepto de
la misma o no.

El Tribunal Constitucional en la actualidad ya no es simplemente un legislador negativo (Kelsen) sino que


además de declarar la inconstitucionalidad de aquellas normas que atenten contra la Constitución, tiene
también otras posibilidades, como son la de dictar sentencias interpretativas, en base al principio de
interpretación conforme. El Tribunal debe buscar todos los sentidos posibles de la norma antes de dictar la
inconstitucionalidad. Además no controla todo tipo de normas, sino tan solo las leyes y normas con rango de
ley, de tal manera que quedan fuera de su control los reglamentos, que al ser normas inferiores, los
tribunales pueden dejar de aplicar si los consideran ilegales. Solo puede controlar las leyes y normas con
rango de ley que estén en vigor, es decir va a valorar la validez de las normas que estén en el ordenamiento,
de tal manera que no se pronunciara sobre las normas derogadas. Cuando hablamos de normas posteriores
a la Constitución el Tribunal Constitucional va a analizar la validez de la ley. Si la ley es inconstitucional quiere
decir que es inválida y queda anulada. Sin embargo la validez se refiere a la vigencia, es decir, la norma fue
válida hasta que se deroga. El Tribunal Constitucional se debe pronunciar sobre la validez, y no sobre la
vigencia que será interpretada por los tribunales.

El derecho anterior a la Constitución, lo que llamamos el control de las normas preconstitucionales: en la


Constitución hay una cláusula derogatoria que expresamente declara derogadas las leyes fundamentales del
franquismo así como también todo el derecho anterior que contradiga la Constitución. Aunque no
tuviéramos esta cláusula derogatoria expresa, los efectos serian los mismos, pues por el principio de
jerarquía, si decimos que la Constitución es la norma superior, el derecho anterior que la contradiga son
leyes inferiores y quedaría derogado. En los primeros años de Constitución los tribunales eran los que debían
interpretar si el derecho anterior contravenía o no a la Constitución, y en caso de que lo hiciesen dejar de
aplicarla.

Se presentaron cuestiones ante el Tribunal Constitucional sobre normas anteriores a la Constitución. Éste
debería haber rechazado estas cuestiones porque preguntaban sobre el derecho derogado. Sin embargo,
para evitar la inseguridad jurídica, aceptó estas cuestiones de inconstitucionalidad, y entró a valorar
declarando la inconstitucionalidad sobrevenida que tenía como efecto la derogación. Si entre la impugnación
y la sentencia el legislador cambia de opinión y deroga el artículo impugnado de inconstitucionalidad, el
Tribunal Constitucional entiende que no tiene que ser un tribunal historiado, sino que tiene que convocar la
validez del derecho, por tanto derogado considera que ha caído el objeto.

84
En estos casos se dice que se puede solicitar al Tribunal que dicte una declaración sobre un tratado para que
se pronuncie sobre la constitucionalidad o no del mismo. El Tribunal lo que hará será emitir una declaración,
diciendo si es constitucional o no. En caso de que no lo sea, cabe la opción de modificar el tratado, no
firmarlo, o tratar de reformar la Constitución.

Los artículos referidos al recurso de institucionalidad son del art.31 al 34 de la Ley Orgánica del Tribunal
Constitucional. Debemos señalar que el Tribunal puede controlar cualquier norma con rango de ley, tanto
del Estado como de las Comunidades Autónomas. Cuando se produce un problema de constitucionalidad
respecto a las competencias legislativas, si se trata de una ley conflictiva en cuanto a las competencias, en un
primer momento el Tribunal dijo que se daba un conflicto de competencias, pero finalmente en el año 83
cambia su jurisprudencia, entendiendo que lo verdaderamente importante era el soporte donde estuviera el
problema. Estas sentencias, aunque se tramiten a través del recursos de inconstitucionalidad, deben incluir
quién es el titular de la competencia y luego si se declara la inconstitucionalidad o no. Es decir, la misma
sentencia tendrá las dos resoluciones. Distinto sería si es el Estado el que ha dictado una ley que pueda
invadir competencias, pues que el Tribunal lo único que podrá dictar es que la competencia es de la
Comunidad Autónoma, y que la ley del Estado no tenga porque aplicarse a la Comunidad Autónoma. No
obstante puede ser que la ley del Estado no sea nula, y entonces se utilizara como complemento a las que ya
existen en cada Comunidad.

El segundo problema es en relación a la legitimidad para recurrir dentro del recurso. Según el art 162.1 y el
32 de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, los legitimados para recurrir son el Presidente de
Gobierno, el Defensor del Pueblo, 50 diputados, 50 senadores, y, además, también puede interponer recurso
de inconstitucionalidad las Asambleas y Gobiernos de las Comunidades Autónomas. En el art. 162 de la
Constitución se indica respecto a las Comunidades Autónomas que podrán interponer el recurso los
Gobiernos y Asambleas. Sin embargo la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional en el art.32 dice que las
Comunidades Autónomas tienen un límite para presentar el recurso: podrán presentarlo cuando sea una ley
del Estado y que pueda afecta a su propio ámbito de autonomía. Es decir, establece dos límites en el sentido
de que solo pueden impugnar leyes del Estado y además les tienen que afectar en sus autonomías.

Respecto a diputados y senadores, los 50 diputados y 50 senadores no hace falta que pertenezcan al mismo
grupo parlamentario. Es indiferente que hubiesen votado a favor o contra de la ley. También se acepta que
interpongan un recurso habiendo perdido ya la condición de parlamentarios, sin olvidar que dicho recurso
tendría un plazo de tres meses. Esto se hace para evitar que se apruebe una ley justo antes de disolver las
cámaras, permitir a los diputados presentar dicho recurso en los próximos tres meses, y de esta forma ver si
se impugna o no la ley.

En cuanto al Gobierno, únicamente puede llevarlo a cabo el presidente y no el Gobierno en su conjunto. El


presidente no suele impugnar leyes del Estado, y se establece que solo puede impugnar el presidente para
aquellos supuestos en los que haya un gobierno de coalición, o bien para los supuestos en los que el
presidente impugna leyes de las Comunidades Autónomas.

Respecto al Defensor del Pueblo, tiene el poder de presentar recurso de amparo y de inconstitucionalidad.
Hay cierta incongruencia, pues al Defensor del Pueblo lo definimos como el alto comisionado de las Cortes.
Esta figura interpone recursos solamente contra leyes que afecten los derechos fundamentales.

En cuanto al objeto del recurso, tienen que ser leyes y normas con rango de ley posteriores a la Constitución
y que no estén derogadas. No cabe impugnar la exposición de motivos de una ley, pues carece de valor
normativo. Es tan solo una explicación de por qué se dicta o se cambia la legislación de una materia.
Tampoco se puede impugnar lo que llamamos inconstitucionalidad por omisión, es decir la inactividad del
legislador. Lo único impugnable es la propia ley. En caso de que sea un recurso de inconstitucionalidad, el
precepto impugnado del Tribunal no entra. Pero si se trata de una cuestión de inconstitucionalidad, si se

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pregunta al Tribunal por una ley, si en el momento de responder la ley se deroga, el Tribunal debe
pronunciarse.

En cuanto a la presentación del recurso, decimos que debe presentarse por escrito, diciendo quién los
presenta, cuáles son las alegaciones, contra qué artículos, y, además, cuáles son los artículos
constitucionales que se consideran vulnerados. Hay un primer trámite de admisión en el que el Tribunal
tiene que analizar solamente si se cumplen los requisitos formales. Si no se cumplen se devuelve para que se
subsane, y en caso de que sea insubsanable no lo admite. En caso de no ser admitida, cabría la posibilidad de
lo que llamamos recurso de súplica, por parte de los mismos que han planteado el recurso, para que lo
revise el Tribunal con un plazo de tres días. Es un recurso de súplica sobre la admisión.

Si se admite, el Tribunal lo que hace es acordar mediante providencia, dando traslado a los sujetos
legitimados pasivamente, que serán el Congreso, el Senado, el Gobierno para que puedan alegar. Se les da
un plazo de 15 días para presentar las alegaciones que consideren convenientes. Según el art 34.2 de la Ley
Orgánica del Tribunal Constitucional, “El Tribunal dictará sentencia en un plazo de diez días, salvo que
mediante resolución motivada, el propio Tribunal necesite un plazo más amplio, que en ningún caso pueda
exceder de los treinta días”.

Además se produce también, al presentar un recurso, una congelación de la pretensión. La pretensión de


inconstitucionalidad, una vez se ha aceptado a trámite el recurso, no se puede ampliar. El Tribunal no sigue
la congruencia de la misma forma que los demás tribunales ordinarios, los cuales deben estrictamente
contestar a lo que se les pregunta, sino que debe pronunciarse sobre lo que se le pregunta pero además si
declara la inconstitucionalidad de un artículo de la ley, puede declarar la inconstitucionalidad de todos los
artículos conexos relacionados con el impugnado, aunque estos últimos no estén impugnados.

Cuando admite a trámite un recurso esto supone una congelación.

La admisión del recurso de inconstitucionalidad no supone una suspensión de ley. Mientras se tramita el
recurso la ley se sigue aplicando, no se suspende. La única vez que suspende seria en el caso en el que el
presidente impugna leyes de Comunidades Autónomas. En este caso si se suspenderán aunque las
Comunidades Autónomas podrían solicitar que se levante la suspensión.

El Tribunal Constitucional puede entender que la suspende o no, pero normalmente no lo motiva,
simplemente se suspende cuando es de una Comunidad Autónoma. Si el Tribunal Constitucional no motiva
porque suspende esto genera una cierta indefensión de las Comunidades Autónomas.

La doctrina critica esta desconfianza a de las legislación hacia las Comunidades Autónomas.

Dentro del recurso, se puede dar lo que se llama la acumulación de procesos, se puede hacer en cualquier
momento que se está tramitando un recurso, y tendría que darse antes de que se dicte por providencia (una
decisión de trámite, es decir que antes de que dicte una fecha para deliberar y votar).

Tiene que existir una igualdad o similitud en las dos peticiones. Tiene que ser sobre la misma norma, se
podría decir que hace falta que haya una igualdad de partes.

Para la acumulación el tribunal debe dar audiencia a los que han interpuesto recurso, en esta audiencia
explicará a las partes porque considera que es necesario que haya una unidad de tramitación y decisión.
Quien decide si se acumula o no es el tribunal.

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Las partes podrían alegar, por ej. El primero que ha interpuesto el recurso puede alegar que se le va a
retrasar el recurso. El tribunal siempre debe dar audiencia a las partes para explicar el porqué.

En cuanto a la cuestión, en un primer momento cuando el juez interpone una cuestión tiene que haber un
caso concreto para el juez, y además este caso concreto es obligatorio porque según el art.143, se dice que
el juez debe justificar que la norma para resolver el caso es esencial para resolver el caso.
El hecho de que para el juez ordinario tiene que existir un caso concreto, esto no influirá al Tribunal para
decidir si es constitucional o no según ese caso concreto, para él la decisión va a ser independiente de que la
solución vaya a una parte u otra.

Ocurre lo mismo tanto en el recurso como en la cuestión, el Tribunal tiene que controlar abstractamente si
es constitucional o no, tiene que tener una visión objetiva.

Este control es sobre leyes y rangos de ley solamente, no sobre reglamentos. No está previsto. Tampoco el
juez puede acudir con leyes preconstitucionales, no puede preguntar al juez sobre una ley que está
derogada. El juez que va a preguntar, será sobre derecho válido.

En cuanto al planteamiento de la cuestión, éste lo pueden plantear todos los órganos judiciales, cualquier
juez, pero solamente ellos, nadie más.

El único legitimado es el juez aunque las partes pueden solicitar al juez que planteé una cuestión. Quien
decide es el juez porque él es el legitimado, de manera que sí las partes lo solicitan pero el juez no lo acepta,
sino que el juez considera que es constitucional esto faculta a las partes para que vuelvan a solicitarlo a la
instancia superior para que se plantee la cuestión. No se considera que se lesiona la tutela judicial, las partes
lo pueden solicitar pero no tiene influencia a la decisión.

El juez por escrito en la audiencia debe hacer saber que quiere hacerlo, explicar los motivos, contra que
artículos patenta…

Ante este escrito las partes alegan lo que considere oportuno. A esto se le llama el juicio de relevancia, y
este juicio es importante porque el juez debe decidir si se plantea la cuestión o no.

Una vez planteada la cuestión al Tribunal Constitucional, el Tribunal debe decidir si admite o no la cuestión.
En este trámite de admisión puede decidir no admitirlo si faltan los requisitos formales, si por ejemplo, no se
ha dado audiencias a las partes, o si no explica porque es esencial para el fallo o si el tribunal considera que
los motivos alegados por el juez son infundados.

El Tribunal Constitucional si pretende inadmitirlo porque considera que este manifiestamente infundado etc.
deberá oír al Fiscal del Estado. Si no lo admite no pasa nada, el juez aplicará la ley, pero si lo admite tiene
que transmitírselo a los demás.

En cuanto a las formas de determinación de la cuestión normalmente ambas terminan en una sentencia,
aunque en ocasiones pueden acabar en auto (en el que no se entraría en el fondo), cuando las partes del
proceso que está resolviendo el juez hubieran desistido o bien se hubiera llegado a un acuerdo
extraprocesal, que el juez de repente se encuentra con que las partes llegan a un acuerdo.

En cuanto a la sentencia tanto en el recurso como en la cuestión, es decir, en el control de


constitucionalidad, si la sentencia declara la inconstitucionalidad, hemos dicho que el juez puede dictarlo en
los preceptos constitucionales que se hayan alegado o en otros aunque no se hayan alegado.

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Además si considera que el precepto impugnado tiene un artículo que se ha impugnado y otros de los que
no se ha dicho nada, a estos otros conexos que también lo son aunque no se hayan solicitado, el juez la
puede impugnar.

En cuanto a los efectos de las sentencias que declaran la inconstitucionalidad, estos preceptos por regla
general serán ex tunc, que afecta a la ley desde que entra en vigor.
Hay una excepción contemplada en la Ley Orgánica del Tribunal, que es en las sentencia que declaran
inconstitucionalidad no permiten revisar procesos que hayan terminado con sentencia firme aunque en
estos procesos se hubiese aplicado la ley que ahora se declara inconstitucional. En el art 40 se dice que si hay
sentencia firme no se revisará a no ser que la aplicación de la ley inconstitucional suponga una reducción de
la pena o bien una reducción de la sanción, en este caso si se revisará.

En vez de tener un efecto ex tunc pueden tener un efecto ex nunc, que quiere decir que los efectos los
tendrá solo a partir de la sentencia. En ocasiones puede declarar la inconstitucional de una norma y que ésta
no lleve aparejada la nulidad.

Hay numerosas sentencias interpretativas y estas acompañarían a la ley que interpretan. Hay algunas
sentencias que van más allá de lo que puede hacer el Tribunal, serían las que llamamos “sentencias
manipuladoras" que serían aquellas en las que el Tribunal va más allá de la interpretación de la ley y le da un
nuevo sentido que no se deduce del significado o de la letra de la ley.

En cuanto a los conflictos de las competencias, dijimos que los conflictos pueden ser positivos o negativos,
pueden ser entre Estado y las Comunidades Autónomas o entre las Comunidades Autónomas entre sí,
aunque lo normal es entre Estado y Comunidad Autónoma.

El objeto del conflicto es contra disoluciones, disposiciones o actos en los que se considera que uno de los
órganos no respeta el orden competencial establecido.

Se busca por parte del tribunal dos decisiones cuando se plantea un conflicto, una es que determine quién es
el tribunal de la competencia y que decida sobre la nulidad o no de la disposición o resolución impugnada.
Los conflictos tendrán estas dos dimensiones: la más importante será la que se refiera a la titularidad de la
competencia. Se decide sobre situaciones de acto, o en ocasiones sobre las situaciones de hecho que se
hubieran establecido.

Los sujetos del conflicto son; el Gobierno, los Gobierno de las Comunidades Autónomas y del Estado.
Cuando hablamos de conflicto positivo, dijimos que en este caso, ambos se consideran competentes.
Cuando es un conflicto negativo es el caso en el que ninguno de los dos se considera competente.

Respecto al conflicto, es importante destacar que en la tramitación hay dos clases, la primera que es la que
determina el procedimiento previo y la segunda que es la interposición del conflicto ante el tribunal
constitucional.

En el caso del requerimiento, si quien considera que ha invadido competencias es la Comunidad Autónoma
en este caso la Comunidad Autónoma está obligada a presentar requerimiento previo al Estado. Esto
consiste en un escrito en el que se especifica porque considera que el Estado está invadiendo una
competencia. La comunidad tiene el plazo dos meses para plantear requerimiento al Estado y el Estado tiene
el plazo de un mes para contestarlo. Si no contesta se considera que el Estado ha considerado que es
competente, si no contesta el Estado entonces es cuando la Comunidad ya puede plantear el conflicto.

Cuando la Comunidad autónoma plantea conflicto al Tribunal Constitucional, en el requerimiento viene la


petición, con los motivos por los que considera este conflicto.

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El Tribunal Constitucional, si considera que se han cumplido los trámites procesales admite el conflicto y
debe resolverlo, debe decidir sobre quién es el titular de la competencia, sobre si la resolución impugnada
debe ser anulada o no y si quiere también puede decidir sobre situaciones de hecho que se hayan podido
producir.
En el caso de que sea de la Comunidad Autónoma quien lo interpone y es el Estado quien hay invadido una
competencia, normalmente se considera que la resolución es constitucional y normalmente no va a declarar
la nulidad porque podría afectar a otras Comunidades Autónomas. Si fuese al revés, en el caso que haya sido
el Estado quien lo ha planteado y es la Comunidad Autónoma quien ha invadido una competencia, entonces
se declarará nula.

El Tribunal Constitucional a lo largo de los años ha admitido no solo cuando está en duda la titularidad de la
competencia, si no en ocasiones se ha admitido cuando en el ejercicio de la competencia se haya
extralimitado una de las partes.

Los conflictos negativos no se llevan a cabo en la práctica. Hay dos fórmulas; una es cuando el administrador
va a ellos y ambos dicen que no son competentes y la otra posibilidad que se da es cuando el Gobierno del
Estado insta una porque la Comunidad no lo cumple.

TEMA 18. LOS REGLAMENTOS

Los reglamentos son las normas jurídicas que dicta la administración y que están dentro de la jerarquía
normativa pero por debajo de la ley.

Nuestro ordenamiento no tiene reservas reglamentarias. Pero las leyes que no están reservadas las puede
regular la ley o el reglamento.

Los reglamentos pueden ser ejecutivos o independientes:


- Ejecutivos: son aquellos que desarrollan una ley anterior, son también llamados normativos.
- Independientes: son los que no tienen una ley previa a revisar, normalmente son también llamados
de organización. Lo que hacen es regular la organización interna.

Los reglamentos están organizados varias funciones como en función de quien los dicta. En primer lugar,
están los decretos del Gobierno, luego las ordenes acordadas por las Comisiones Delegadas del Gobierno,
luego se encuentran las órdenes ministeriales y así bajando hasta las circulares.

La ley puede regularlo todo y el reglamento lo que le deje la ley. Cuando una ley que regula una materia se
produce una congelación de rango, esto quiere decir que una vez que repasa la materia ya nunca lo puede
regular un reglamento.

Si se quiere que esto no se produzca, si se quiere evitar la congelación de rango, entonces el legislador debe
dictar una ley de despenalización. Esta ley lo que debe decir es que a partir de la ley tales preceptos de la
misma podrán ser modificados o regulados por reglamento. Si el legislador hace esto, quiere decir que de
futuro un reglamento puede derogar a una ley.

También en aquellos casos en los que en la Constitución hay una reserva de ley, aquella materia debe
regularse por una ley, no quiere decir que no pueda regular parte de la materia del mismo reglamento. No
excluye totalmente la posibilidad de participación de reglamento.

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TEMA 19. LA ARTICULACION TERRITORIAL DEL ORDENAMIENTO JURÍDICO ESPAÑOL (I): LAS
NORMAS

19.1. ORDENAMIENTO JURIDICO ESPAÑOL Y ORDENAMIENTOS JURIDICOS AUTONÓMICOS.

Cuando hablamos del ordenamiento jurídicos, podemos referirnos al del Estado o al integrado del Estado y
las Comunidades Autónomas (muchas veces lo usamos conjuntamente). Si los queremos separar tenemos
que saber que dentro de cada uno de estos, la ordenación de las fuentes es en función de la jerarquía. La
relación entre ordenamientos de las Comunidades Autónomas y ordenamientos del Estado es una relación
horizontal de distribución de materias o competencias.

Cuando hablamos de las normas que puede haber dentro de cada ordenamiento, puede haber leyes y
reglamentos. Dentro de cada uno de ellos, también, los reglamentos están ordenados jerárquicamente. Por
encima del ordenamiento común está la Constitución (cuando hablamos de Constitución y ordenamiento
jurídico, debemos pensar que siempre por encima está la Constitución). En cuanto a las normas que hay
dentro de cada ordenamiento, debemos señalar que:

- En las normas con rango de ley dentro del Estado estaban las leyes orgánicas, leyes ordinarias,
tratados, decretos legislativos, los decreto leyes, reglamentos de las cámaras…
- En los ordenamientos de las Comunidades Autónomas, en las normas con rango de ley están los
estatutos de autonomía (leyes orgánicas especiales) y las leyes (sólo las leyes ordinarias). Los
Gobiernos de las Comunidades Autónomas no tienen la competencia para dictar decretos leyes ni
leyes orgánicas. Sin embargo, sí puede existir la delegación legislativa (la Asamblea Legislativa de la
Comunidad Autónoma puede delegar la formulación de decretos en estos territorios). Sobre las
relaciones internacionales, el Tribunal Constitucional ha interpretado que no puede ser una materia
extensiva (las Comunidades Autónomas no pueden firmar tratados; sólo convenios). También tienen
los reglamentos de la Asamblea Legislativa de la propia Comunidad Autónoma (la potestad
reglamentaria serían las normas que puede dictar la administración).

Las leyes de las Comunidades Autónomas deben ser conformes a la Constitución y a su Estatuto de
autonomía. Pero estas leyes no desarrollan leyes del Estado, sino que son en principio leyes que se deben al
Estatuto de autonomía y a la Constitución. En las relaciones entre unos ordenamientos y otros se utiliza el
principio de distribución de competencias, ya que lo que interesa es quién tiene la competencia para dictar
una materia. Cuando un órgano dicta una norma sobre la que no tiene una competencia, esta norma es
invalida, no porque choque con la anterior sino porque invade una competencia que no es suya.

19.2. EL ESTATUTO DE AUTONOMIA.

El Estatuto de autonomía, norma fundamental de las Comunidades Autónomas, ley orgánica especial,
regulado en el art. 147, en el que se establece qué es lo que deben contener los estatutos y además cómo se
modificarán: denominación de la Comunidad, delimitación del territorio, información sobre sus instituciones
propias y competencias.

Las competencias serán las que asuman dentro del marco constitucional porque ya dijimos que toda la
distribución territorial del poder se basa en el llamado principio dispositivo. Nuestra Constitución no cierra el
tema competencial sino que establece unos límites al principio dispositivo (en el art. 149, que establece
cuáles serán las competencias exclusivas del Estado y las que podrán ser compartidas y establece también la
clausula residual (las que no sean del Estado pueden ser asumidas por las Comunidades Autónomas)). Esto
hace que tengamos una descentralización abierta.

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En el último apartado se menciona que la reforma de los estatutos se ajustará al procedimiento establecido
en los mismos y que requerirá la aprobación de las Cortes como ley orgánica.

19.3. LEYES MARCO, LEYES DE TRANSFERENCIA O DELEGACION Y LEYES DE ARMONIZACION

El art. 150 permite en los dos primeros apartados que mediante ley, el Estado pueda atribuir competencias
extraestatutarias (al margen de los estatutos) a una, varias o todas las Comunidades Autónomas y estas
leyes serán ley ordinaria (la que se refiere al primer punto, esta ley marco que permite atribuir competencias
del Estado a las Comunidades Autónomas) o a través de ley orgánica (las leyes de transferencia). Tanto en un
caso como en otro estamos hablando de leyes estatales en las que participa sólo la voluntad de las Cortes,
por lo que en cualquier momento el Estado las podrá derogar o modificar.

Las leyes marco son leyes ordinarias que delegan en las Comunidades Autónomas competencias que son del
Estado. Las leyes de transferencia además acompañan de los medios suficientes para que se pueda poner en
marcha.

En cuanto a las leyes de armonización, en el tercer apartado se dice que no son leyes orgánicas, sino que
tienen un carácter especial y sirven para limitar o centralizar competencias asumidas por las Comunidades
Autónomas por razones de interés general (que el Estado pueda recuperar estas competencias). Se necesita
mayoría absoluta de ambas cámaras para decidir sobre la necesidad de armonizar.

Tanto estas leyes como los estatutos de autonomía forman parte del bloque de constitucionalidad. En caso
de que hubiera un conflicto de competencias o bien un recurso de inconstitucionalidad, el Tribunal
Constitucional debería valorar no sólo la Constitución sino además este bloque de la constitucionalidad,
porque al basarse la descentralización en el principio dispositivo debería ver si tiene la competencia
controvertida o no, y para ello aparte de la Constitución necesita revisar los estatutos.

19.4. EL DERECHO DE LAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS: LEYES Y REGLAMENTOS AUTONOMICOS

Las leyes autonómicas no reciben sanción por parte del Rey y el procedimiento legislativo de las
Comunidades Autónomas no contempla el acto de la sanción pero sí el de la promulgación. Quien promulga
estas leyes es el presidente de las Comunidades Autónomas en nombre del Rey. Estas leyes se publican en el
Boletín Oficial de la propia Comunidad y en el Boletín Oficial del Estado. La fecha de entrada en vigor se va a
determinar por su publicación en el Boletín Oficial de la Comunidad.

En cuanto a los reglamentos de las Comunidades Autónomas, si tienen potestad ejecutiva y reglamentaria
los gobiernos y la administración, pueden dictar reglamentos. Todos los Gobiernos de las Comunidades
Autónomas pueden dictar reglamentos que serán reglamentos que desarrollen las leyes de la propia
Comunidad o bien en el caso de que en la distribución competencial el Estado se reservase la función
legislativa y la Comunidad tuviese la función ejecutiva, en este caso estos reglamentos desarrollarían leyes
del Estado.

Respecto a la administración hay que decir que en las Comunidades Autónomas por un lado está el Gobierno
y la Administración, que podrán actuar según lo que les permita el Estatuto en este reparto competencial, y
por otra parte la Administración del Estado, que se llevará a cabo por el delegado del Estado en esa
Comunidad.

Las leyes de las Comunidades Autónomas son controlables por el Tribunal Constitucional porque son normas
con rango de ley. Hay que hacer una salvedad con respecto a los reglamentos: tanto los del Estado como los
de las Comunidades Autónomas pueden ser impugnados frente a los tribunales contencioso-administrativos.

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Respecto a los reglamentos de las Comunidades Autónomas también pueden ser impugnados ante el
Tribunal Constitucional por el presidente del Gobierno. En el art 161.2 se establece que el Gobierno podrá
impugnar ante el Tribunal Constitucional las disposiciones y resoluciones adoptadas por los órganos de las
Comunidades Autónomas.

En cuanto a la distribución competencial, las competencias pueden ser exclusivas y compartidas. Exclusivas
del Estado o exclusivas de las Comunidades Autónomas (tienen todas las funciones sobre la materia). Se
puede compartir materia pero no función en las compartidas. En este caso lo normal es que el Estado tenga
competencia legislativa sobre una materia y la Comunidad la ejecutiva, o que compartan materia y función
sobre la misma materia (en este caso el reparto normalmente es entre bases y desarrollo de las bases; el
Estado tendría las bases y la Comunidad el desarrollo).

No se dice qué es lo básico; sólo se establece que se debe respetar el principio de autonomía y el Estado no
lo puede regular todo. La Comunidad Autónoma debe regular teniendo en cuenta estas bases que no
pueden contravenir; su legislación tiene que estar de acuerdo con las bases y con la Constitución. El
problema es que en ocasiones el Estado regula una materia sin decir que es una materia compartida con las
Comunidades Autónomas, por lo que tiene que interpretarse y genera conflictos.

Respecto a la clasificación de materias concurrentes, casi no tenemos; aquellas en las que tanto el Estado
como las Comunidades Autónomas tienen competencia sobre la misma materia y uno tiene preferencia
frente al otro. En la clausula de prevalencia se dice que en caso de conflicto prevalecerá la del Estado.

TEMA 20. LA ARTICULACIÓN TERRITORIAL DEL ORDENAMIENTO JURÍDICO ESPAÑOL (II): LAS
TÉCNICAS DE ARTICULACIÓN.

La Constitución prevé también una serie de principios propios de los Estado federales; principios que
denominamos de cooperación y de coordinación. Estos principios se establecen para que existan relaciones
sectoriales entre el Estado y las Comunidades Autónomas, que consisten en debatir sin tomar el acuerdo
completo, es decir, son cauces para evitar conflictos ante el Tribunal Constitucional. Se utilizan pero poco.
Hay algunas de estas comisiones que se establecen permanentemente (la de política fiscal y financiera). El
hecho de que se hiciera hincapié en este principio evitaría muchos conflictos que existen que, en ocasiones,
acaban siendo conflictos competentes ante el Tribunal Constitucional por no utilizar estos principios para
llegar a acuerdos.

Respecto al principio de supletoriedad, las normas del Estado según el art 149.3 de la cláusula residual, el
derecho del Estado es en todo caso supletorio de las Comunidades Autónomas. Por un lado, según el
Tribunal Constitucional entendió que en aquellos casos en que se tratase de una competencia que todas las
Comunidades Autónomas la tuvieran como exclusiva, en este caso ya no tiene sentido utilizar la cláusula de
supletoriedad. Este principio es el responsable de que cuando existen conflictos de competencias ante el
Tribunal Constitucional, el Tribunal declara cuándo hay vicio de competencia y genera que la norma sea
inconstitucional y nula por invasión. El Tribunal puede declarar que para aquella Comunidad Autónoma la
norma no se puede aplicar, pero no es nula por invasión de competencias (a no ser que todas las
Comunidades Autónomas la tengan como competencia exclusiva).

En el caso de que para reformar la distribución territorial del poder se quisiera reformar el art 8, esto no
implicaría una reforma agravada, pero si fuera del art 2 sí que lo haría.

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