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En 1610, 

Galileo Galilei usó un telescopio para estudiar la cinta lechosa en el cielo


nocturno llamada Vía Láctea, y descubrió que está compuesta por una inmensa cantidad
de pequeñas estrellas.4 En el año 1755, Immanuel Kant teorizó sobre la estructura y las
agrupaciones de estrellas en el tratado Historia general de la naturaleza y teoría del cielo,
basado en un trabajo previo de Thomas Wright. Kant afirmaba que la Vía Láctea era un
sistema formado por miles de sistemas solares como el nuestro, agrupados en una
estructura de orden superior y de características similares a las de los sistemas
planetarios, sensiblemente plana, de forma elíptica, en movimiento de rotación alrededor
de un centro y regidas por la misma mecánica celeste. También supuso que, por el punto
de vista desde el que observamos la Vía Láctea y por la densidad de estrellas visibles que
agrupa, nuestro sol se encuentra en su mismo plano y forma parte de ella. 5 Desde un
planteamiento completamente teórico, Kant afirmó que era lógico suponer la existencia de
otros planetas y satélites orbitando alrededor de otras estrellas, y que debían existir otras
«Vías Lácteas» separadas a distancias de un orden de magnitud comparable a su vasto
tamaño. Según su razonamiento, estas galaxias o universos isla teóricos serían visibles
desde la Tierra como nubes ovaladas de luz tenue, sin que fuera posible distinguir las
estrellas individuales dentro de ellas. Kant las identifica con ciertos tipos de nebulosas,
que Pierre Louis Maupertuis describió como «pequeños lugares cuya luz es sólo un poco
mayor que la oscuridad del espacio celestial, todas ellas con el aspecto de elipses más o
menos abiertas, pero cuya luz es mucho más débil que cualquier otra que conozcamos en
el cielo».6

Galaxia de Andrómeda (M31), en la constelación de su mismo nombre.

Hacia el final del siglo XVIII, las galaxias no habían sido descubiertas. Charles


Messier compiló un catálogo (catálogo Messier) que contenía 103 objetos astronómicos,
que él denominó «nebulosas y cúmulos de estrellas». Más tarde William Herschel elaboró
un catálogo que contenía unos 2500 «objetos del espacio profundo». En 1845, Lord
Rosse construyó un nuevo telescopio, con el cual consiguió distinguir las «nebulosas»
elípticas de las circulares. Este telescopio permitía ver de manera parcial para poder
distinguir[aclaración requerida] en algunas de estas «nebulosas» fuentes puntuales individuales de
luz, confirmando de manera parcial las anteriores conjeturas de Kant.
En 1917, Heber D. Curtis había observado la nova S Andrómeda, en la «nebulosa» de
Messier M31. Buscando en los registros fotográficos, encontró otras 11 novas y observó
que, en promedio, estas novas eran 10 órdenes de magnitud más débiles que las
ocurridas en nuestra galaxia. Como resultado de esta observación pudo predecir que
dichas novas se debían encontrar a una distancia de 150 000 parsecs. Heber se convirtió
en un célebre defensor de la hipótesis de los «universos isla», que sostenía que las
«nebulosas espirales» eran realmente galaxias independientes.
En 1920 ocurrió el gran debate entre Harlow Shapley y Heber Curtis en torno a la
naturaleza de nuestra galaxia, las «nebulosas espirales» y la dimensión del universo. Para
defender la afirmación de que M31 era una galaxia externa, Curtis argumentaba que las
líneas obscuras observadas en dicha «nebulosa» eran similares a las nubes de polvo que
se observan en la nuestra, Vol. 5 (1925). Usar un nuevo telescopio le permitió a Edwin
Hubble resolver las partes exteriores de algunas «nebulosas espirales» como colecciones
de estrellas individuales. Más aún, Hubble pudo identificar en esas estrellas
algunas variables cefeidas y éstas le permitieron estimar la distancia a dichas
«nebulosas». Resultó que estaban demasiado alejadas para ser parte de la Vía Láctea. En
1936, Hubble organizó un sistema de clasificación de galaxias que todavía se usa en
nuestros días: la secuencia de Hubble.
El primer intento de describir la forma que tiene la Vía Láctea fue llevado a cabo por
William Herschel en 1785, contando cuidadosamente el número de estrellas en distintas
regiones del cielo. En 1920 Kapteyn, usando un refinamiento de la técnica empleada por
Herschel, sugirió la imagen de una pequeña galaxia elipsoidal (15 kiloparsecs de
diámetro), con el Sol cerca del centro. Con un método diferente, basado en la distribución
de los cúmulos globulares, realizado por Harlow Shapley, emergió una imagen
radicalmente distinta: un disco plano con un diámetro aproximado de 70 kiloparsecs y con
el Sol alejado de su centro. Ninguno de los dos análisis tomó en cuenta la absorción de la
luz y el polvo interestelar presentes en el plano galáctico. Robert Julius Trumpler tomó en
cuenta estos efectos en 1930, estudiando cúmulos abiertos y produciendo la imagen que
actualmente se acepta de nuestra galaxia: la Vía Láctea es una galaxia espiral con un
diámetro aproximado de 30 kiloparsecs.

Velocidad de rotación: A observada, B predicha.

En 1944 Hendrick van de Hulst predijo que, debido a la presencia de hidrógeno


interestelar, podría detectarse la emisión de microondas de 21 cm de longitud por parte de
este gas. Esta radiación, detectada en 1951, ha permitido realizar mejoras en el estudio de
la dinámica de galaxias, en tanto que no es bloqueada por la presencia de polvo. El efecto
Doppler puede usarse para estudiar el movimiento de este gas en la galaxia. Con la
mejora de los radiotelescopios se han podido trazar nubes de gas de hidrógeno en otras
galaxias.
En 1970, Vera Rubin hizo un estudio sobre la velocidad de rotación de las galaxias. El
resultado de este y otros estudios es que la masa conjunta de las estrellas, polvo y gases
detectados en una galaxia es insuficiente para sostener la velocidad de rotación de la
misma. Para explicar esta discrepancia se ha postulado la existencia de materia oscura,
inobservable, pero cuya masa contribuya con la gravedad necesaria para mantener las
velocidades de rotación observadas.
A partir de 1990, el estudio de galaxias ha mejorado sustancialmente con el telescopio
espacial Hubble y otros telescopios espaciales, que cuentan con cámaras sensibles al
infrarrojo, ultravioleta, rayos X y rayos gamma.
Nuestra galaxia, la Vía Láctea, pertenece a un Grupo Local de unas cuarenta y seis
galaxias dominadas por la Vía Láctea y la Galaxia de Andrómeda. Este cúmulo se
encuentra en el límite de un «superconglomerado» que comprende casi cinco mil galaxias.
El supercúmulo, a su vez, pertenece a otra enorme concentración de galaxias reunidas en
masas compactas y suaves.

Tipos de galaxias[editar]
Tipos de galaxias de acuerdo al esquema de clasificación de Hubble.

Las galaxias tienen cuatro configuraciones distintas: elípticas, espirales, lenticulares e


irregulares. Una descripción algo más detallada, basada en su apariencia, es la provista
por la secuencia de Hubble, propuesta en el año 1936. Este esquema, que solo descansa
en la apariencia visual, no toma en cuenta otros aspectos, tales como la tasa de formación
de estrellas o la actividad del núcleo galáctico.
Véase también: Secuencia de Hubble

Galaxias elípticas[editar]
Artículo principal: Galaxia elíptica

Galaxia con forma de elipse. Pueden ser nombradas desde E0 hasta E7, donde el número
significa lo ovalada que es la galaxia; así, E0 sería una forma de esfera y E7 de plato o
disco. También se puede decir que el número indica su excentricidad multiplicada por 10.
Su apariencia muestra escasa estructura y, típicamente, tienen relativamente poca materia
interestelar. En consecuencia, estas galaxias también tienen un escaso número de
cúmulos abiertos, y la tasa de formación de estrellas es baja. Por el contrario, estas
galaxias están dominadas por estrellas viejas, de larga evolución, que orbitan en torno al
núcleo en direcciones aleatorias. En este sentido, tienen cierto parecido a los cúmulos
globulares.
Las galaxias más grandes son gigantes elípticas. Se cree que la mayoría de las galaxias
elípticas son el resultado de la colisión y fusión de galaxias. Estas pueden alcanzar
tamaños enormes y con frecuencia se las encuentra en conglomerados mayores de
galaxias, cerca del núcleo.

Galaxias espirales[editar]

La Galaxia Espiral M88.

Artículo principal: Galaxia espiral

Las galaxias espirales son discos rotantes de estrellas y materia interestelar, con una
protuberancia central compuesta principalmente por estrellas más viejas. A partir de esta
protuberancia se extienden unos brazos en forma espiral, de brillo variable. Hay dos tipos
normales y barradas.
 Galaxia de forma espiral con brazos de formación estelar. Las letras
minúsculas indican cuán sueltos se encuentran los brazos, siendo "a" los
brazos más apretados y "c" los más dispersos.
 Galaxias espirales barradas (SBa-c): Galaxia espiral con una banda central de
estrellas. Las letras minúsculas tienen la misma interpretación que las galaxias
espirales.
 Galaxias Espirales Intermedias (SABa-c): Una galaxia que, de acuerdo a su
forma, se clasifica entre una galaxia espiral barrada y una galaxia espiral sin
barra.
Galaxias lenticulares[editar]

Galaxia lenticular NGC 2787.

Artículo principal: Galaxia lenticular

Las galaxias lenticulares constituyen un grupo de transición entre las galaxias elípticas y
las espirales, y se dividen en tres subgrupos: SO1, SO2 y SO3. Poseen un disco, una
condensación central muy importante y una envoltura extensa.
Incluyen las lenticulares barradas (SBO), que comprenden tres grupos: en el primero
(SBO-1), la barra es ancha y difusa; en el segundo (SBO-2) es más luminosa en las
extremidades que en el centro; y en el tercero (SBO-3) es ya muy brillante y bien definidas.

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