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Estudio de caso:
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Pintoras del Renacimiento
La historia del arte renacentista está repleta de pintores, escultores y arquitectos, pero muy
pocas mujeres. Una razón para ello es que en aquella época, muy pocas mujeres tenían acceso
a la educación, excepto que pertenecieran una familia de artistas que las formaran de manera
privada en sus hogares. La otra razón es que, durante siglos, los historiadores del arte se
concentraron en los grandes artistas varones, descuidando y despreciando a los pocas pero
talentosas mujeres que se dedicaron al arte. Veamos a algunas de ellas.
Pintoras flamencas
El Renacimiento europeo tuvo dos grandes centros artísticos. Uno fueron las ciudades
italianas, el otro las ciudades mercantiles flamencas de los actuales Países Bajos. En estos
últimos encontramos a dos pintoras del XVI. Levina Teerlinc nació en Brujas, en medio de
una familia de artistas y se dedicó a las miniaturas, un género muy exitoso en la época.
Levina llegó a trabajar en la corte inglesa, ocupando el lugar de Hans Holbein, e innovó al
pintar miniaturas ovaladas en lugar de las tradicionales cuadradas.
La otra pintora flamenca fue Caterina van Hemessen, nacida en Amberes y también
miniaturista. Era hija de un pintor y se dedicó a pintar figuras melancólicas con un estilo
realista y detallado en el taller de su padre hasta que se casó con un músico y abandonó el
arte.
Artemisia Gentileschi
Artemisia nació en Roma y era hija de Orazio Gentileschi, un prestigioso pintor barroco.
Artemisia empezó a trabajar con su padre pero pronto adoptó un estilo propio. Su padre le
consiguió un profesor privado que abusó sexualmente de ella. Luego de denunciarlo,
Artemisia debió soportar humillaciones e incluso torturas de parte de los jueces para probar si
decía la verdad. A pesar de todo, logró que condenaran a su violador. Luego del juicio, su
padre arregló un matrimonio para que Artemisia no quedara deshonrada ante la sociedad de la
época.
Muchas de sus pinturas posteriores, como Judith decapitando a Holofernes, expresan la
violencia de esa situación. El publico apreciaba la fuerza de sus protagonistas femeninas, en
especial las heroínas bíblicas, pero por su condición de mujer no le encargaban frescos ni
retablos, siempre mejor pagados. Aún así, el prestigio de Artemisia le permitió trabajar en las
cortes de Florencia, Londres, Roma y Nápoles, ciudad en la que se estableció. Luego de la
muerte de su padre, retocó sus obras y logró darles más realismo. Después de su muerte en
1654 fue prácticamente olvidada.
Responder:
1) ¿Cuáles son las razones por las cuales no conocemos a muchas pintoras del
Renacimiento?
2) ¿De qué manera podían formarse como artistas las mujeres en los siglos XVI y XVII?
3) ¿Qué inconvenientes encontraron las carreras de estas pintoras por ser mujeres?