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Cátedra
de
Historia
del
Arte
General
Titular:
Prof.
Viviana
Bartucci
Jacques-‐Louis
David
y
el
Neoclásico
Introducción
La
presente
monografía
está
enfocada
en
la
obra
del
artista
plástico
Jacques-‐Louis
David
(1748-‐1825),
su
influencia
en
la
historia
del
arte
así
como
en
la
política
de
su
tiempo.
Para
ello
introduciremos
primero
una
reseña
sobre
el
estilo
neoclásico,
del
que
se
considera
fue
uno
de
sus
exponentes
principales
en
la
pintura.
Luego
focalizaremos
sobre
la
vida
de
David,
destacando
sus
comienzos,
su
participación
política
activa
en
la
vida
de
Francia
y
la
evolución
que
presentan
sus
obras
en
cada
una
de
estas
etapas.
El
estilo
neoclásico
Es
un
estilo
artístico
que
se
desarrolló
especialmente
en
la
arquitectura
y
las
artes
decorativas,
principalmente
en
Europa
y
Estados
Unidos
desde
fines
del
siglo
XVIII
hasta
entrado
el
siglo
XIX
.
Este
estilo
que
se
inspiró
en
las
formas
grecorromanas,
fue
más
que
un
resurgimiento
de
las
formas
antiguas:
el
neoclasicismo
relaciona
el
pasado
con
los
hechos
del
propio
tiempo.
La
inspiración
en
las
huellas
de
las
grandes
obras
grecorromanas
surge
como
producto
de
las
excavaciones
de
Herculano
y
Pompeya
a
mediados
del
siglo
XVIII.
De
ello
se
deriva
la
publicación
de
libros
tales
como
Observations
sur
les
antiquités
de
la
ville
d'Herculaneum
(1754),
de
Jacques
Germain
Soufflot,
muy
influyente
en
la
formación
de
los
artistas
neoclásicos
franceses.
También
hay
que
valorar
el
papel
que
desempeñó
Roma
como
lugar
de
peregrinaje
para
viajeros,
críticos,
artistas
y
eruditos
que
acudían
con
la
intención
de
ilustrarse
en
su
arquitectura
clásica.
Entre
ellos
estaba
el
prusiano
Joachim
Winckelmann
,
un
entusiasta
admirador
de
la
cultura
griega
y
un
detractor
del
rococó
francés;
su
obra
Historia
del
Arte
en
la
Antigüedad
(1764)
es
una
sistematización
de
los
conocimientos
artísticos
desde
la
antigüedad
a
los
romanos.
Como
señala
Ernst
Gombrich,
la
victoria
del
estilo
neoclásico
se
afianza
tras
la
revolución
francesa.
Los
artistas
del
nuevo
estilo
intentan
reemplazar
la
sensualidad
y
la
trivialidad
del
rococó,
emparentada
con
los
reyes
y
la
aristocracia
por
un
estilo
lógico,
de
tono
solemne
y
austero
que
relacionaban
con
la
democracia
de
la
antigua
Grecia
y
la
República
romana.
Al
finalizar
el
siglo
XVIII,
Arnold
Hauser
plantea
que
“no
hay
en
Europa
sino
un
arte
burgués,
que
es
el
decisivo.”
No
es
la
primera
vez
que
esto
ocurre
en
la
historia
del
arte,
como
señala
el
mismo
autor
pero
es
claro
que
con
la
obtención
del
poder
económico,
social
y
político,
el
arte
burgués
Más
tarde,
será
utilizado
por
Napoleón
Bonaparte
para
dar
forma
al
estilo
imperial
durante
su
apogeo
en
Europa.
La
pintura
neoclásica
En
este
estilo
se
observa
un
predominio
de
las
formas
y
el
dibujo
sobre
el
color.
Un
manejo
de
la
luz
claro
y
frío
así
como
una
superficie
del
cuadro
lisa
en
la
que
no
hay
rastros
de
las
pinceladas
del
autor,
genera
una
atmósfera
distante
frente
a
quien
observa
la
obra.
Toda
tonalidad
que
generara
una
sensación
de
sensualidad
era
rechazada.
En
ocasiones
se
utiliza
la
técnica
del
claroscuro,
iluminando
con
intensidad
determinadas
escenas
de
la
obra
y
manteniendo
en
la
oscuridad
el
resto.
Este
manejo
de
la
paleta
en
tonalidades
ácidas
y
menos
coloreadas,
con
ausencia
de
tonos
pastel,
contrasta
con
el
estilo
barroco
y
rococó.
Jacques-‐Louis
David
Primeros
años
Jacques-‐Louis
David
nació
en
París
el
30
de
agosto
de
1748
dentro
de
una
familia
de
la
pequeña
burguesía.
Su
padre,
Louis-‐Maurice
David
es
un
comerciante
de
hierro.
Su
madre,
Marie-‐Geneviève
Buron,
pariente
lejana
del
famoso
pintor
François
Boucher
tiene
un
hermano
arquitecto,
François
Buron.
Cuando
el
padre
de
Jacques-‐Louis
David
muere
en
1757,
según
sugiere
Delécluze
en
un
duelo
de
espadas,
su
madre
lo
pone
entonces
bajo
la
protección
de
su
tío
François
Buron.
Este
se
preocupa
por
darle
una
buena
educación
en
el
Colegio
de
las
Cuatro
Naciones
donde
estudia
retórica.
Advertidos
de
su
buena
predisposición
para
el
dibujo,
su
familia
procura
que
siga
la
carrera
de
arquitecto
pero
su
verdadero
deseo
era
el
de
dedicarse
a
la
pintura.
Luego
de
tomar
clases
de
dibujo
en
la
Academia
de
Saint-‐Luc,
David
entra
en
1764
al
taller
de
François
Boucher,
primer
pintor
del
Rey
y
uno
de
los
exponentes
principales
de
la
pintura
de
la
época.
Boucher
en
sus
inicios
destacaba
inicialmente
en
el
estilo
Rococó
pero
sobre
el
final
de
su
carrera
se
encontraba
demasiado
enfermo
para
formar
al
joven
David
en
la
profesión
de
pintor.
Boucher
decide
entonces
ponerlo
bajo
la
tutela
de
Joseph-‐Marie
Vien
cuyo
estilo
clásico
resultaba
más
adecuado
a
las
tendencias
del
momento.
David
entra
entonces
al
taller
de
Vien
en
1766
y
aunque
se
encuentra
todavía
influenciado
por
la
estética
de
Boucher,
comienza
a
estudiar
el
arte
de
la
Academia
Real.
Es
en
la
Academia
donde
recibe
lecciones
de
Jean
Bardin
sobre
los
principios
de
la
composición,
anatomía
y
perspectiva.
El
tercer
premio
que
obtiene
en
el
concurso
“Prix
de
Quartier”
le
permite
participar
de
los
“Premios
de
Roma”.
Este
premio
era
muy
apetecido
por
los
jóvenes
artistas
de
la
Academia
ya
que
se
trata
de
una
suerte
de
beca
de
estudios
por
tres
años
que
permite
completar
la
formación
de
los
artistas,
estudiar
la
pintura
italiana
y
tener
acceso
a
los
tesoros
de
la
antigüedad.
La
obtención
de
la
beca
en
Roma
le
resulta
esquiva.
En
1771
obtiene
el
segundo
premio
por
su
obra
“El
combate
de
Marte
contra
Minerva”
en
un
estilo
heredado
del
Rococó.
Vuelve
a
fallar
en
1772
con
“Níobe
intentando
proteger
a
sus
hijos
de
Artemisa
y
Apolo”.
Intenta
una
huelga
de
hambre
al
vivir
esta
postergación
como
una
injusticia
pero
uno
de
los
jurados,
Gabriel-‐François
Doyen
logra
persuadirlo
de
dejar
esa
medida
extrema.
Luego
de
otro
fracaso,
finalmente
logra
en
1774
obtener
la
esperada
beca
con
la
obra
“Antíoco
y
Estratónice”,
de
factura
más
simplificada
y
rigurosa,
más
acorde
a
los
cánones
apreciados
por
la
Academia.
En
Italia:
1775-‐1780
El
2
de
octubre
de
1775
David
viaja
a
Roma
con
su
maestro
Vien
que
había
sido
nombrado
Director
de
la
Academia
Francesa
en
Roma
con
sede
en
el
Palacio
Mancini.
Durante
el
viaje
a
Roma,
David
hace
etapas
en
Turín,
Parma
y
Bolonia
en
las
que
toma
contacto
con
las
obras
de
Correggio,
Guido
Reni
y
los
Carracci.
Al
llegar
a
Roma
también
le
impresionan
las
obras
de
Rafael.
Durante
su
primer
año
en
Roma,
David
sigue
los
consejos
de
Vien
y
practica
dibujo,
estudia
las
obras
principales
de
la
antigüedad,
dibuja
cientos
de
bosquejos
sobre
monumentos,
estatuas
y
bajorrelieves.
Sus
progresos
son
lentos
y
complicados.
El
trazo
de
su
dibujo
en
estos
años
se
transforma,
se
hace
más
incisivo
y
se
desprende
de
la
vaporosidad
del
estilo
Rococó.
Comienza
a
interesarse
más
por
los
temas
históricos.
En
1776
realiza
una
obra
de
grandes
proporciones,
“El
combate
de
Diómedes”
dentro
de
la
temática
histórica.
En
1779
viaja
a
Nápoles
con
el
escultor
François
Suzanne
y
en
su
estadía
visita
las
ruinas
de
Pompeya
y
Herculano.
Hay
opiniones
encontradas
respecto
a
si
fue
influenciado
por
las
ideas
de
Winckelmann
que,
ciertamente,
influenciaron
el
estilo
neoclásico.
En
todo
caso,
el
contacto
con
la
antigüedad
lo
transforma
y
se
refleja
en
su
estilo
inspirado
en
lo
clásico.
Al
tomar
contacto
con
la
pintura
de
Caravaggio,
su
estilo
se
ve
influenciado
en
alguna
de
sus
últimas
obras
en
suelo
italiano,
como
ser
“Héctor”
de
1778
y
“Patroclo”
de
1780.
En
ambas
se
observa
tanto
el
efecto
“teatral”
como
el
interés
por
el
naturalismo
y
la
modulación
del
claroscuro
para
contribuir
al
efecto
“escultural”
de
los
personajes
en
cuestión,
creando
una
ilusión
tridimensional.
David
se
encontraba
por
ese
entonces
bajo
el
efecto
de
una
severa
depresión
y
con
el
fin
de
ayudarle,
su
maestro
Vien
le
hace
llegar
la
comisión
de
un
trabajo
de
temática
religiosa
en
conmemoración
de
las
víctimas
de
la
peste
que
afectó
a
Marsella
en
1720.
Esta
obra
es
“San
Roque
pidiendo
a
la
Virgen
la
curación
de
las
víctimas
de
la
peste”.
Esta
obra
tiene
alguna
influencia
de
Caravaggio
pero
se
inspira
más
directamente
en
la
“Aparición
de
la
Vírgen
en
San
Giacomo”
de
Nicolás
Poussin.
Esta
obra
se
termina
en
1780
y
se
expone
en
el
Palacio
Mancini
y
un
año
más
tarde
en
París.
Regreso
a
Francia
–
Período
final
del
Ancien
régime
Luego
de
su
regresó
a
París,
envía
a
la
academia
dos
pinturas,
incluyéndose
ambas
en
el
Salón
de
1781,
un
gran
honor.
Fue
alabado
por
pintores
contemporáneos,
pero
la
administración
de
la
Academia
Real
era
algo
hostil
a
esta
estrella
naciente.
En
1782
David
se
casa
con
Marguerite
Charlotte
Pécoul.
Su
suegro,
contratista
en
los
edificios
reales
le
provee
de
una
generosa
dote.
Esto
le
permite
con
el
permiso
del
Rey,
alojarse
en
el
Louvre
donde
también
instala
su
taller,
un
privilegio
muy
deseado
por
los
grandes
artistas.
Con
el
objeto
de
ser
aceptado
como
miembro
de
la
Academia,
David
pinta
en
1783
“El
dolor
de
Andrómaca”,
recibido
favorablemente
y
que
ese
mismo
año
le
permite
prestar
juramento
como
nuevo
miembro
frente
a
Jean-‐
Baptiste
Marie
Pierre,
rector
de
la
Academia.
Para
cumplir
con
el
encargo
de
una
obra
por
parte
del
gobierno
del
Rey,
David
elucubra
una
gran
pintura
inspirada
en
el
tema
del
combate
de
los
horacios
inspirada
en
la
obra
Horacio
de
Corneille.
Su
elección
finalmente
recae
en
un
episodio
ausente
en
esa
obra
y
que
le
dará
el
título
“El
juramento
de
los
Horacios”.
Su
suegro
le
proporcionó
el
dinero
que
necesitaba
para
el
viaje
(David
sostenía
que
solo
podía
pintar
romanos
en
Roma),
y
marcha
a
Roma
con
su
esposa
y
tres
de
sus
estudiantes,
uno
de
los
cuales,
Jean-‐Germain
Drouais,
era
el
ganador
del
Premio
de
Roma
de
ese
año.
El
cuadro
no
debía
superar
los
3
x
3
metros
de
acuerdo
a
la
comisión
real,
pero
David
decide
agrandarlo
a
3,30
x
4,25
metros.
Esto
le
generará
una
cierta
fama
de
rebeldía.
La
obra
fue
expuesta
por
primera
vez
en
Roma
donde
fue
aclamada
pero
al
llegar
a
Paris
para
su
exposición
en
el
salón
de
1785
fue
emplazada
en
un
mal
lugar
debido
a
que
fue
mal
recibida
por
Jean-‐Baptiste
Pierre,
el
director
de
la
Academia
Real,
que
la
define
como
“un
ataque
al
buen
gusto”.
Sin
embargo,
no
hace
mella
al
favor
de
críticos
y
público
que
ponen
a
David
a
la
cabeza
de
una
nueva
escuela,
“vrai
style”
(estilo
verdadero)
que
todavía
no
será
identificada
como
neoclásica.
El
éxito
popular
y
el
reconocimiento
de
sus
pares
no
se
condice
con
la
actitud
que
recibe
de
la
Academia
Real.
El
concurso
de
1786
para
los
Premios
de
Roma
se
anula
porque
los
principales
candidatos
son
todos
discípulos
del
taller
de
David.
Volviendo
a
la
obra,
trata
del
juramento
que
ante
su
padre
hicieron
los
tres
hermanos
Horacios,
de
luchar
contra
los
tres
hermanos
Curiacios,
hasta
la
muerte
en
defensa
de
su
patria
Roma.
La
escena
se
produce
delante
de
un
pórtico
simple,
con
tres
arcos
de
medio
punto,
cada
uno
de
los
cuales
enmarca
y
dignifica
a
un
grupo
de
personajes
alineados
sobre
el
mismo
plano:
los
tres
hermanos,
el
padre
que
tiene
las
tres
espadas
(en
ritual
que
procede
de
la
Edad
Media
y
no
de
la
Antigua
Roma)
y
las
mujeres,
madre,
hermana
y
esposa,
compungidas
en
contraste
emocional
a
las
figuras
anteriores.
En
la
composición
destaca
un
estilo
depurado,
claridad
y
simpleza
de
exposición
y
medios.
El
espacio
teatral
se
va
acentuando
por
el
efecto
de
la
luz
que
remite
a
Caravaggio
procedente
de
la
izquierda.
La
obra
exalta
los
valores
de
rigor
moral
y
simplicidad
austera
de
la
antigua
República
Romana.
no
se
condice
Los
temas
y
motivos
se
reiterarían
en
obras
posteriores
como
la
“Distribución
de
las
águilas”
(1810).
Mientras
que
en
el
“Juramento
de
los
Horacios”
se
enfatiza
la
importancia
del
autosacrificio
masculino
por
el
propio
país,
la
“Distribución
de
las
águilas”
hablaría
del
autosacrificio
por
el
emperador
(Napoleón)
y
la
importancia
de
la
gloria
obtenida
en
el
campo
de
batalla.
El
juramento
de
los
Horacios
(1784)
Óleo
sobre
lienzo,
330
x
425
cm
Museo
del
Louvre,
Paris
En
1787,
David
no
se
convirtió
en
el
Director
de
la
Academia
Francesa
en
Roma,
una
posición
que
le
interesaba.
El
conde
encargado
del
nombramiento
dijo
que
David
era
demasiado
joven,
pero
afirmó
que
le
apoyaría
dentro
de
6
a
12
años.
Estas
decepciones
con
la
Academia
que
remiten
también
a
sus
inicios,
generarán
cierto
rencor
en
David
con
respecto
a
esta
institución
y
que
sirve
de
argumento
a
su
decreto
de
supresión
de
las
Academias
de
1793
durante
la
época
jacobina.
Para
el
salón
de
1787,
David
había
recibido
el
encargo
de
un
aristócrata
liberal,
Charles
Michel
Trudaine
de
la
Sablière,
consejero
en
el
parlamento
de
Paris.
A
falta
de
un
encargo
oficial,
se
dedica
entonces
a
pintar
la
célebre
“Muerte
de
Sócrates”.
Condenado
a
muerte,
Sócrates,
fuerte,
calmado
y
en
paz,
se
dispone
a
beber
la
cicuta
de
la
copa
que
le
tiende
un
discípulo,
mientras
otros
muestran
su
desesperación
ante
la
decisión
del
gran
maestro.
El
espacio
arquitectónico
es
sencillo,
sobrio.
Lo
más
relevante
es
la
expresividad
y
en
ello
algunos
autores
consideran
que
hay
un
homenaje
velado
a
Poussin.
Los
críticos
compararon
el
Sócrates
con
la
bóveda
de
la
Capilla
Sixtina
de
Miguel
Ángel
y
las
Estancias
de
Rafael,
y
uno,
después
de
diez
visitas
al
Salón,
lo
describió
como
«perfecto
en
todos
los
sentidos».
Denis
Diderot
dijo
que
parecía
que
lo
había
copiado
de
algún
antiguo
bajorrelieve.
La
pintura
estaba
muy
en
la
ola
del
clima
político
de
la
época.
Un
detalle
curioso
revelado
por
otro
de
sus
biógrafos,
Philippe
Bordes,
es
que
la
obra
se
expuso
al
mismo
tiempo
que
Peyron
expuso
otra
con
el
mismo
tema.
Peyron
le
había
arrebatado
a
David
el
premio
de
Roma
de
1773
y
el
éxito
de
“su”
Socrates
tuvo
el
sabor
de
cierta
revancha.
La
muerte
de
Sócrates
(1787)
Óleo
sobre
lienzo,
129.5
x
196.2
cm
Metropolitan
Museum
of
Art,
New
York
En
1789,
David
ejecutó
“Los
lictores
llevan
a
Bruto
los
cuerpos
de
sus
hijos”.
La
obra
provoca
temores
en
la
autoridad
porque
se
teme
que
haya
un
parangón
entre
la
intransigencia
del
Cónsul
Lucio
Junio
Bruto
que
no
dudó
en
sacrificar
a
los
hijos
que
conspiraban
contra
la
República
y
la
debilidad
de
Louis
XVI
respecto
a
su
hermano,
el
Conde
de
Artois.
Antes
de
la
apertura
del
Salón,
había
comenzado
la
Revolución
Francesa.
Se
había
establecido
la
Asamblea
Nacional
y
había
caído
la
Bastilla.
La
corte
real
no
quería
propaganda
agitando
al
pueblo,
así
que
había
que
revisar
y
eventualmente
censurar
todas
las
obras
antes
de
su
exposición.
Cuando
los
periódicos
relataron
que
el
gobierno
no
había
permitido
que
se
mostrara
la
obra
de
David,
el
pueblo
se
encolerizó,
y
los
realistas
cedieron
pero
David
debió
hacer
algunas
modificaciones,
eliminando
las
imágenes
de
algunas
cabezas
decapitadas
de
los
hijos
de
Bruto
que
figuraban
en
la
versión
original
de
la
obra.
El
cuadro
se
colgó
finalmente
en
la
exposición,
protegido
por
estudiantes
de
arte.
Toda
la
pintura
era
un
símbolo
republicano,
y
obviamente
tuvo
un
inmenso
significado
en
estos
tiempos
agitados
en
Francia.
Período
Revolucionario
y
Directorio
Desde
los
comienzos
David
apoya
la
Revolución.
Ya
en
1786
frecuentaba
los
ambientes
de
la
aristocracia
liberal
donde
toma
contacto
con
Charles
de
Bailly,
Condorcet,
Bertrand
Barère
y
Alexandre
de
Lameth,
futuros
protagonistas
del
movimiento
revolucionario.
En
septiembre
de
1789,
David
está
a
la
cabeza
de
los
Académicos
disidentes,
grupo
formado
para
reformar
la
institución
de
Bellas
Artes.
Desde
allí
solicitan
poner
fin
a
los
privilegios
otorgados
por
la
Academia
Real,
en
particular
el
de
negar
el
derecho
a
los
artistas
no
académicos
a
exponer
sus
obras
en
el
Salon.
En
1790
continua
con
su
inserción
política,
encabezando
la
Comuna
de
las
Artes,
una
derivación
de
los
Académicos
disidentes.
De
esta
manera
obtiene
el
control
del
Salón
de
la
Academia
y
participa
en
calidad
de
Comisario
en
el
Primer
Salón
de
la
Libertad,
inaugurado
el
21
de
agosto
de
1791.
Dos
años
más
tarde
se
haría
lugar
a
su
propuesta
de
supresión
de
todas
las
Academias.
Estas
posiciones
revolucionarias
le
generan
un
conflicto
con
su
mujer
que
defendía
las
posiciones
monárquicas.
En
1791,
Luis
XVI
intentó
escapar
pero
cerca
de
la
frontera
suiza
fue
arrestado.
El
Rey
venía
negociando
con
José
II,
Emperador
de
Austria
y
hermano
de
María
Antonieta,
la
restauración
de
los
Borbones.
Austria
de
hecho
amenaza
con
represalias
en
el
caso
que
la
pareja
real
sufriera
algún
daño.
En
1792
las
posiciones
políticas
de
David
se
radicalizan
y
se
separa
de
los
elementos
liberales
moderados
que
frecuentaba.
En
septiembre
de
ese
mismo
año
es
elegido
diputado
de
Paris
en
la
Convención
Nacional,
obteniendo
el
apoyo
del
jacobino
Jean-‐Paul
Marat
que
lo
define
como
un
excelente
patriota.
Cuando
la
nueva
Convención
Nacional
tuvo
su
primera
reunión,
David
estaba
sentado
con
sus
amigos
Jean-‐Paul
Marat
y
Maximiliano
Robespierre.
En
la
convención,
David
pronto
se
ganó
el
mote
de
«feroz
terrorista».
Robespierre
exigió
la
muerte
del
rey.
La
Convención
Nacional
enjuició
a
Luis
XVI
y
David
votó
a
favor
de
la
ejecución
del
rey.
La
mujer
de
David,
se
divorció
de
él
por
este
motivo.
Cuando
Luis
XVI
fue
ejecutado
el
21
de
enero
de
1793,
había
muerto
ya
otro
hombre
—Louis
Michel
Lepeletier
de
Saint-‐Fargeau—.
Lepeletier
fue
asesinado
el
día
anterior
por
un
guardaespaldas
realista,
como
respuesta
a
haber
votado
a
favor
de
la
muerte
del
monarca
depuesto.
David
fue
el
encargado
de
organizar
el
funeral,
y
pintó
a
Lepeletier
asesinado
en
su
lecho.
El
cuadro
fue
destruido
en
1826
por
la
hija
realista
del
revolucionario
asesinado,
y
sólo
se
conoce
por
un
dibujo
de
Anatole
Desvoge,
discípulo
de
David
y
un
grabado
de
Pierre
Tardeu.
No
obstante,
esta
obra
fue
importante
en
la
carrera
de
David,
por
ser
la
primera
realizada
en
plena
Revolución
francesa
y
por
marcar
el
antecedente
de
su
siguiente
obra
célebre,
“La
muerte
de
Marat”.
La
muerte
de
Marat
(1793)
Óleo
sobre
lienzo,
165
x
128
cm
Museos
Reales
de
Bellas
Artes,
Bruselas
En
la
obra
de
David,
el
cuerpo
sin
vida
de
Marat
emerge
de
la
bañera
como
si
se
tratara
de
un
sarcófago,
la
cabeza
envuelta
en
un
paño
evocando
a
un
antiguo
sacerdote.
Marat
tiene
en
la
mano
la
carta
con
la
que
su
asesina,
la
activista
girondina
Charlotte
Corday,
le
había
pedido
audiencia.
Al
lado,
un
pupitre
improvisado
de
madera
tiene
la
leyenda
con
la
que
el
artista
dedica
la
obra:
“A
Marat
–
David”.
La
obra
muestra
la
precariedad
de
la
escena
y
lo
infame
del
delito
llevado
a
cabo
mediante
el
engaño.
David,
que
conocía
la
vivienda
de
Marat,
elimina
varios
detalles
de
la
misma
en
pos
de
la
simplicidad.
El
cuadro
puede
dividirse
en
dos
partes.
La
parte
inferior
ya
descripta
con
el
cuerpo
de
Marat
inerte
y
la
parte
superior,
un
vacío
indefinido
que
resalta
aún
más
el
patetismo
de
la
escena
y
evoca
el
luto.
Marat
es
un
mártir
de
la
revolución
y
como
tal
David
se
inspira
en
obras
como
el
“Enterramiento
de
Cristo”
de
Caravaggio,
lo
que
se
observa
en
el
manejo
de
la
luz
así
como
en
el
quiebre
del
eje
horizontal
por
el
brazo
del
muerto
que
cae
en
forma
vertical.
La
verticalidad
del
brazo
de
Cristo
en
Caravaggio
y
de
Marat
en
David
Argan
destaca
el
conocimiento
de
músculos
y
tendones,
aprendidos
en
su
estudio
de
la
escultura
griega
y
romana
en
Italia,
otorgando
al
personaje
un
aspecto
de
noble
belleza.
La
contraposición
entre
la
luz
y
la
sombra
aunque
no
se
identifica
una
fuente
que
justifica
la
luz
que
se
proyecta
sobre
el
cuerpo
de
Marat.
No
es
una
luz
natural.
Y
ese
contrapunto
de
luz
y
sombra
da
a
la
obra
una
entonación
uniforme
y
lívida
cuyos
extremos
son
el
lienzo
blanco
y
la
tela
oscura.
En
esta
baja
tonalidad
se
destacan
con
frialdad
algunas
manchas
de
sangre,
la
pluma
del
periodista
y
el
cuchillo
con
todo
su
poder
simbólico.
Posteriormente
David
es
nombrado
presidente
del
club
Jacobino
y
luego
secretario
de
la
Convención.
Toma
un
rol
activo
en
la
política
del
Terror
como
miembro
de
la
Comisión
de
Seguridad
General,
firmando
el
pedido
de
cientos
de
arrestos.
Participa
en
el
proceso
contra
María
Antonieta
(de
la
que
realiza
un
boceto)
y
no
se
opone
a
la
ejecución
de
viejos
amigos
o
clientes
como
los
hermanos
Trudaine,
Lavoisier
o
la
duquesa
de
Noaille
aunque
se
ocupa
de
salvar
unos
pocos
tales
como
el
pintor
realista
Antoine
Jean
Gros.
Hasta
el
año
1794,
David
se
ocupa
de
la
administración
de
las
artes,
el
inventariado
de
todos
los
tesoros
nacionales
y
de
la
reorganización
del
Louvre.
La
situación
europea
que
se
presentaba
al
comienzo
desfavorable
para
la
joven
república
francesa,
comienza
a
mejorar.
Las
tropas
francesas
marcharon
a
través
de
Bélgica,
y
ya
no
existía
la
urgencia
que
justificó
el
reinado
del
Terror.
Robespierre
aparece
entonces
como
una
amenaza
y
al
perder
el
apoyo
de
la
Comuna
parisina,
es
arrestado
y
luego
guillotinado.
David
es
interrogado
acerca
de
su
apoyo
a
Robespierre
y
según
Delécluze
reniega
de
su
pasado
jacobino.
Se
lo
mantiene
arrestado
pero
le
conceden
el
permiso
de
pintar
y
dibujar.
Estando
en
prisión,
David
pinta
su
autorretrato
y
el
de
su
carcelero.
Después
de
que
su
mujer
lo
visitara
en
prisión,
se
reconcilian
y
David
concibe
la
idea
de
relatar
la
historia
del
rapto
de
las
sabinas
cuya
esencia
es
que
el
amor
prevalece
sobre
el
conflicto,
algo
que
podría
interpretarse
como
un
homenaje
a
su
esposa
o
también
el
de
una
reconciliación
del
pueblo
francés
luego
de
la
revolución.
En
noviembre
de
1796
es
puesto
en
libertad.
Las
Sabinas
(1799)
Óleo
sobre
lienzo,
385
x
522
cm
Museo
del
Louvre,
Paris
La
obra
“Las
Sabinas”
es
finalizada
y
expuesta
en
1798.
Retoma
con
esta
obra
la
dirección
de
la
pintura
histórica
de
las
décadas
de
1770
y
1780,
aunque
esta
vez
con
un
carácter
monumental,
referenciado
a
la
antigüedad
pero
volviéndose
cada
vez
más
clasicista.
Sus
torres
con
almenas,
no
son
propios
de
la
época
que
pinta
y
recuerdan
a
los
castillos
medievales.
Su
estilo
evoluciona
en
forma
audaz
para
la
época
representando
a
los
héroes
desnudos,
lo
que
justifica
en
una
nota
que
acompaña
la
exposición
de
la
obra
que
fue
todo
un
éxito.
Los
desnudos
mencionados
están
basados
en
la
estatuaria
clásica.
El
dibujo
predomina
sobre
el
color
aunque
la
obra
mantiene
su
uniformidad.
Período
Napoleónico
La
admiración
de
David
por
el
general
Bonaparte
se
remonta
al
triunfo
de
los
franceses
contra
los
austríacos
en
los
campos
de
Lodi
en
mayo
de
1796.
Un
año
después,
con
el
retorno
triunfal
de
Bonaparte
luego
de
la
campaña
de
Italia,
los
dos
se
encuentran
finalmente.
Impresionado
por
los
rasgos
clásicos
de
Napoleón,
le
pide
que
posara
para
él,
pero
solo
pudo
obtener
un
esbozo.
Delécluze
reproduce
el
entusiasmo
que
el
pintor
comparte
con
sus
alumnos
por
el
general
que
considera
un
héroe:
“es
un
hombre
al
que
se
le
habrían
dedicado
altares
en
la
antigüedad,
sí
amigos
míos,
Bonaparte
es
mi
héroe”.
Luego
del
golpe
de
estado
del
18
Brumario,
justifica
con
resignación
lo
sucedido
siempre
de
acuerdo
a
Delécluze:
“Había
siempre
pensado
que
nosotros
no
éramos
lo
suficientemente
virtuosos
para
ser
republicanos”.
En
agosto
de
1800,
el
rey
de
España
Carlos
IV,
en
el
contexto
de
la
consolidación
de
las
relaciones
diplomáticas
con
el
nuevo
poder
francés
obtenido
a
fuerza
de
victorias
militares,
encarga
por
intermedio
del
embajador
Charles-‐Jean
Marie
Alquier
un
retrato
del
Primer
Cónsul
francés
a
David
para
ser
expuesto
en
su
Palacio
Real.
Así
nace
la
obra
“Napoleón
cruzando
los
Alpes”
que
es
seguida
de
tres
réplicas
que
configuran
uno
de
los
retratos
más
célebres
de
Napoleón
Bonaparte.
En
esta
obra,
David
conserva
el
dibujo
incisivo,
prevalece
lo
lineal,
una
característica
del
Neoclasicismo,
pero
se
abandona
la
simple
geometría
de
horizontales
y
verticales
como
en
el
cuadro
de
Marat.
En
esta
obra
se
cede
ante
el
impacto
de
la
diagonal
ascendente.
Napoleón
es
presentado
como
un
héroe,
triunfante
sobre
un
caballo
bravío
que
representa
la
Revolución,
mientras
él
se
presenta
sereno,
pacífico
pero
llevando
las
riendas.
Napoleón
quiso
mitificarse
al
modo
de
los
antiguos
héroes
clásicos,
lo
que
se
observa
en
las
piedras
del
ángulo
inferior
izquierdo
que
tienen
tallados
los
nombres
de
Carlomagno
y
Aníbal
junto
al
suyo
propio.
Napoleón
cruzando
los
Alpes
(1801)
Óleo
sobre
lienzo,
260
x
221
cm
Palacio
de
Charlottenburg,
Berlín
La
exageración
de
los
hechos
(Napoleón
realmente
cruzó
los
alpes
en
mula)
y
el
objetivo
de
presentarlo
como
un
mito
viviente
muestra
el
uso
propagandístico
que
a
través
de
la
obra
perseguía
Bonaparte.
En
diciembre
de
1803,
David
es
nombrado
Caballero
de
la
Legión
de
Honor.
En
1804,
David
recibe
de
Bonaparte
ya
erigido
Emperador
de
los
Franceses
como
Napoleón
I,
el
encargo
de
cuatro
obras,
entre
ellas
la
de
la
coronación
en
la
catedral
de
Notre
Dame.
Con
ello
recibe
también
el
nombramiento
de
primer
pintor
de
corte
oficial
del
régimen.
Para
la
obra
“La
coronación
de
Napoleón
en
Notre
Dame”,
a
David
se
le
permitió
ver
el
acontecimiento.
Hizo
que
le
llevaran
planos
de
Notre
Dame
y
los
partícipes
en
la
coronación
acudieron
a
su
estudio
para
posar
individualmente,
aunque
nunca
el
Emperador.
David
consiguió
que
posasen
privadamente
para
él
la
emperatriz
Josefina
y
la
hermana
de
Napoleón,
Carolina
Murat,
a
través
de
la
intervención
del
anteriormente
patrón
de
las
artes,
Mariscal
Joaquín
Murat,
el
cuñado
del
Emperador.
Para
el
fondo,
David
representó
el
presbiterio
de
Notre
Dame
repleto
de
personajes.
La
consagración
de
Napoleón
(1807)
Óleo
sobre
lienzo,
667
x
990
cm
Museo
del
Louvre,
París
Para
la
composición
de
este
enorme
lienzo,
David
escoge
el
momento
en
que
Napoleón,
una
vez
auto-‐coronado
prescindiendo
del
Papa,
se
dispone
a
colocar
la
corona
imperial
sobre
Josefina.
Despliega
en
esta
tela
toda
la
riqueza
y
pompa
de
la
nueva
aristocracia,
algo
que
sin
duda
contrasta
con
la
simple
corona
de
laureles
que
exhibe
el
emperador
a
la
manera
de
los
antiguos
emperadores
romanos.
no
había
dudado
en
desplegar.
Armiños,
terciopelos,
brocados
y
joyas
que
Napoleón
trata
vanamente
de
olvidar
con
su
corona
de
laurel
a
la
manera
de
los
antiguos
emperadores
romanos.
En
este
sentido
resultaba
importante
para
Napoleón
que
se
le
viera
como
un
sucesor
de
Carlomagno
y
no
como
una
extensión
de
los
reyes
de
la
dinastía
Borbón.
En
la
parte
inferior
de
la
composición,
los
asistentes
a
la
ceremonia,
individualizados
con
el
realismo
propio
de
los
retratos,
quedan
en
cierto
modo
minimizados
por
el
amplio
espacio
superior
por
el
que
ascienden,
con
rectas
verticales,
las
arquitecturas
del
interior
de
la
catedral
y
los
largos
brazos
de
los
candelabros
del
altar,
verticalismo
al
que
se
une
el
crucifijo,
que
sostenido
por
un
obispo,
centra
la
escena.
Todo
es
muy
teatral,
ya
no
hay
síntesis
de
elementos
esenciales.
Vemos
toda
la
parafernalia
imperialista
del
estilo
barroquizante.
El
papa
Pío
VII
posó
para
la
pintura,
y
de
hecho
bendijo
a
David.
Napoleón
acudió
a
ver
al
pintor,
se
quedó
mirando
fijamente
el
lienzo
durante
una
hora
y
dijo
«David,
te
rindo
homenaje».
David
tuvo
que
rehacer
varias
partes
de
la
pintura
debido
a
varios
caprichos
de
Napoleón,
como
por
ejemplo
agregar
a
su
madre
Letizia
que
en
realidad
no
había
concurrido
a
la
ceremonia.
A
partir
de
1810
las
relaciones
entre
David
y
el
poder
se
distanciaron
debido
a
las
demoras
en
los
pagos
de
alguna
de
sus
obras,
en
particular
“La
distribución
de
las
águilas”.
En
esta
obra
David
tendrá
que
hacer
algunos
retoques
ya
que
el
emperador
figura
junto
a
la
emperatriz
Josefina
pero
al
producirse
el
divorcio
entre
ambos,
se
le
solicita
que
la
elimine
del
cuadro.
Esa
obra
es
la
última
que
realiza
para
Napoleón
dado
que
la
célebre
“Napoleón
en
su
gabinete
de
trabajo”,
es
un
encargo
privado
realizado
por
Alexander
marqués
de
Douglas
y
Clydesdale,
un
político
y
coleccionista
escocés.
Exilio
Después
de
que
los
Borbones
regresaran
al
poder,
David
se
encontró
en
la
lista
de
proscritos
por
revolucionarios
y
bonapartistas,
pues
había
votado
a
favor
de
la
ejecución
de
Luis
XVI
y
probablemente
tuvo
algo
que
ver
con
la
muerte
de
Luis
XVII.
El
nuevo
rey
borbón,
Luis
XVIII,
sin
embargo,
le
amnistió
e
incluso
le
ofreció
un
cargo
como
pintor
de
corte.
David
rechazó
su
oferta,
prefiriendo
en
lugar
de
ello
exiliarse
en
Bruselas,
Bélgica.
Allí,
pintó
Amor
y
Psique
(1817)
y
vivió
hasta
sus
últimos
días
tranquilamente
con
su
esposa,
con
la
que
se
había
vuelto
a
casar.
Durante
este
tiempo,
se
dedicó
principalmente
a
cuadros
a
escala
menor
de
escenas
mitológicas
y
retratos
de
bruselenses
y
emigrados
napoleónicos,
como
El
general
Gérard
(1816).
Su
última
gran
obra,
Marte
desarmado
por
Venus
y
las
Gracias
lo
empezó
en
1822
y
lo
acabó
el
año
anterior
a
su
muerte.
David
quería
superarse
una
vez
más.
En
diciembre
de
1823,
escribió:
“Esta
es
la
última
pintura
que
deseo
pintar,
pero
quiero
superarme
en
ella.
Pondré
el
dato
de
mis
75
años
en
la
obra
y
después
nunca
volveré
a
coger
el
pincel.”
El
tema
se
tomó
de
la
mitología
griega.
David
fue
fiel
a
la
leyenda.
El
colorido
es
traslúcido
y
perlado,
como
pintar
sobre
porcelana.
La
pintura
se
mostró
primero
en
Bruselas
y
luego
fue
enviada
a
París,
donde
los
que
habían
sido
alumnos
de
David
acudieron
en
gran
número
a
ver
la
pintura.
Los
expositores
lograron
un
beneficio
neto
de
13.000
francos,
lo
que
significa
que
hubo
más
de
10.000
visitantes,
un
número
muy
elevado
para
la
época.
Cuando
David
salía
del
teatro,
fue
golpeado
por
un
carruaje
y
murió
más
tarde
de
deformaciones
en
el
corazón,
el
29
de
diciembre
de
1825.
Después
de
su
muerte,
algunos
de
sus
retratos
se
vendieron
en
subasta
en
París,
por
precios
muy
bajos.
Su
famoso
lienzo
de
Marat
se
mostraba
en
una
sala
especial
retirada,
para
no
enfurecer
al
público.
No
se
permitió
que
el
cuerpo
de
David
regresara
a
Francia,
a
pesar
de
las
peticiones
de
su
familia,
por
la
intervención
que
David
tuvo
en
la
ejecución
de
Luis
XVI
y
por
lo
tanto
fue
enterrado
en
Bruselas,
pero
su
corazón
fue
llevado
a
Père
Lachaise,
París.
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