Evaluación y Diagnóstico Psicológico- Adultos 2022

ENTREVISTA INICIAL CON FINES DIAGNOSTICOS

Nombre: Lucía.
6 68
Edad: 33 Años.
1
Grupo Familiar: 1
1
 Madre: 61 años. 36
1 3 1
 Padre: 68 años.
9
 Hermano 36 años. 3
 Hermana: 19 años.

También tiene cuatro hermanos restantes, pero no conviven con ella, ya que todos han formado
su propia familia.
Sus padres están separados y si bien no conviven, viven en casas distintas en el mismo terreno.
En dicho terreno, viven cinco familias en casas separadas, todos parientes. Lucía tiene a cargo el
cuidado de su abuela paterna.

Escolaridad: Primario.

Ocupación: Desocupada al momento de la consulta.

Antecedentes médicos:

Lucia manifiesta sufrir crisis epilépticas desde los 11 años aproximadamente, a los que ella refiere
como “desmayos o convulsiones”. Actualmente está medicada con Carbamazepina, dos tomas
diarias y Clonazepam 1 mg (1/2 a la mañana, ½ a la tarde y 1/2 a la noche).

Datos relevantes:

La primera vez que asiste Lucia a evaluación psicológica fue cuando tenía 28 años, concurrió
tramitar una pensión no contributiva en la Comisión Nacional de Pensiones Asistenciales, ya que
padecía de Epilepsia y solicitaban como un requisito Informe del Psicólogo. Cinco años más tarde
regresa para una nueva evaluación, esta vez para la Junta de Clasificación de Discapacidad.

Al finalizar la primera evaluación psicológica, se le sugiere que inicie un proceso psicoterapéutico,

al que no accede argumentando algunas dificultades, como por ejemplo no disponer de tiempo ni
movilidad para llegar al servicio, y la imposibilidad de manejarse sola.

En ambas ocasiones y a lo largo de todo el proceso Lucia fue acompañada por su madre (fue
quien solicitó el turno), excepto en uno de los encuentros en la que asistió acompañada por su padre.
Manifestaba tener dificultades y temor de "manejarse sola por si le agarraban los desmayos".

Aspectos Descriptivos:

Lucía es una mujer de 33 años, de 1.60 m. aproximadamente, delgada y de aspecto saludable.

Concurre a los encuentros bien vestida, maquillada, perfumada, con aros grandes y el cabello
peinado, recogido. Cuando camina lo hace rápido, se desplaza erguida y con movimientos muy

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femeninos. Su cara se mantiene mayormente seria, en apariencia su rostro vislumbra más edad de
la que tiene. En cuanto a la comunicación, presenta un lenguaje claro, comprensible y coherente,
con un volumen de voz alto, en ocasiones el timbre de su voz es variable. Generalmente acompaña
su discurso con gesticulaciones.

Los fragmentos presentados a continuación pertenecen a la evaluación más reciente.

Entrevistador: Lucía, pasaron cinco años desde la última vez que consultaste. ¿Qué te trae por
aquí?

Lucía: Si pasó mucho tiempo la verdad. Vengo porque necesito hacer el trámite, ese que le dijo
mi mamá que tenemos que presentar (hace referencia al Informe Psicológico que tiene que presentar
en Junta de Clasificación de Discapacidad)

Edor: Contame, ¿cómo estuviste todo este tiempo?

Lucía: Y bueno, no hubo muchos cambios (sonríe)…Sigo viviendo con mi mamá, y bueno ya habrá
visto que me sigue acompañando a todos lados, porque yo no puedo andar sola, por lo de los
desmayos que me agarran ¿se acuerda que le conté antes?

Edor: Si, si, recuerdo que me contaste.

Lucia: Bueno, entonces como no puedo andar sola por los colectivos ella me acompaña…Y ahora
necesito eso que usted hace para tener el trámite.

Edor: ¿Querés contarme un poco acerca de las cosas que haces durante el día?

Lucía: Y bueno, sigo cuidándola a mi abuela, y la ayudo a mi mamá en la casa, pero hay cosas
que no puedo hacer por los desmayos.

Edor: ¿Podrías darme un ejemplo?

Lucía: Puedo barrer y limpiar, porque me entretiene y me despeja la mente, estar entretenida.
Pero no puedo hacer fuerza, lavar ropa, helarme, tomar viento, y estar atenta a las cosas malas que
suceden. Yo no puedo casarme y tener hijos, imagínese que me desmaye estando embarazada o si
tengo que llevarlo al hospital...Lo normal es que una mujer tenga familia, que le cocine a su marido,
que cuide de los hijos, eso a mí sí me gusta, me gusta cuidar y cocinar...pero yo soy enferma y no
puedo...

Edor: ¿A qué te referís con estas cosas malas que suceden?

Lucía: a los problemas, cuando pasa algo en una familia, cuando hay peleas, eso me pone
nerviosa. Parece que no les gusta la felicidad, vivir tranquilos, vivir feliz. El único que me ayudaba
era mi tío, fue como un padre para mí, era muy bueno.

Edor: ¿Me podrías contar más acerca de tu tío?

Lucía: El casi los crió a mis tres hermanos, me daba de comer a mí cuando era chica, a toda la
familia. Todos los domingos nos juntábamos. Cuando era chica tenía más de las convulsiones, y

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cuando me agarraban pulseaba cosas (con esto se refiere a que en sus convulsiones solía tomar
objetos y lanzarlos), no tenían para comprarme las pastillas mis padres, no era alimentada… y los
remedios que no me tienen que faltar nunca… mi tío me los compraba, nos prestaba para comprar
y cuando le íbamos a devolver, no nos recibía la plata… era un padre. El día que falleció, dos días
tuve desmayos.

Mi padre sufrió mucho por mi problema sabe, y mi abuelo también tuvo ese problema, se perdía,
no sabía lo que hacía, lo que hablaba, por eso nosotros tenemos ese problema. Decía cosas sin
sentido, y quedó así a pesar de que lo internaron, lo tenían que atar para que no se vaya a molestar
a los vecinos, y así, no se puede estar así… tiene que estar con su familia. Yo, cuando me enfermo
estoy en mi casa, con mi mamá todo el día, y la ayudo en lo que puedo. No puedo ayudarla mucho,
a veces me vienen las convulsiones y a veces no.

A nosotros nos viene de diferente manera los desmayos, yo siento como un miedo, siento algo en
la cabeza, me viene y se me puede pasar en un segundo, y se me pasa… pero a veces me viene
mucho y me viene la convulsión. Después que se me pasa la convulsión, me quedo dormida,
después me levanto sola. Cuando me viene ese miedo es muy feo, una vez, en el medio del patio
me desmayé. Por eso tomo la medicación, tomo la pastilla. Pero es la vida, la vida que tengo… la
gente mala no me gusta, no la quiero; yo soy buena para la gente que es buena. Me pone mal,
nerviosa, y los mismos nervios son los que me atacan la convulsión.

Edor: ¿A qué te referís cuando hablas de la gente que es mala?

Lucía: La familia que vive en el terreno. Se hacen los buenitos, porque yo soy enferma, pero creen
que no los conozco… me hacen como tonta, me hacen de enferma, me apartan de la familia porque
soy enferma, “pobrecita, la enferma”.

Edor: ¿A quién más te referías antes, cuando hablabas de que “nosotros tenemos ese problema”?

Lucía: a mí y a mi hermano, los dos tenemos el problema, somos enfermos. Nosotros, los dos
somos del evangelio. Los Testigos de Jehová no creen en la imagen ni en el espíritu santo. La biblia
siempre leo yo, aprendí muchas palabras lindas, muchas cosas las aprendí de ahí… Cómo debo ser,
cómo toda persona debe ser… si hubiera sabido no hubiera tomado la pastilla… una vez lo quise
hacer otra vez… Dios no me llevará, me llevará al infierno.

Edor: ¿Me podrías contar un poco más acerca de esto?

Lucía: mi madre es católica, pero mi hermano y yo somos del evangelio. Mi hermano se hizo amigo
de un chico que era del evangelio, y después se quiso hacer de la misma religión que el amigo, así,
lo llevaron a un pastor, se bautizó y todo… a esa iglesia del evangelio cantan alabanzas a Dios. Hace
más de tres años que somos del evangelio. Él fue primero, y después yo.

Edor: ¿Qué dice tu familia al respecto?

Lucía: ellos vieron que nos hizo bien, ellos vieron que veníamos bien porque oraban por nosotros,
y nos dejaron nomás. Yo de más chica me enteré que no era bautizada sabe, me enojé. Porque una
persona que no está bautizada no es hija de Dios, y así una vecina me hizo bautizar, eran padrinos
míos, de comunión, después se enojaron fiero cuando me hice del evangelio.

Edor: ¿Cómo influyó en tu vida la religión?

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Lucía: todo es diferente, sabe… una vez mi hermano se enfermó ahí, todos se pusieron a orar.
También nos atienden esperando que nos pase para seguir cantando las alabanzas, alabándolo a
Dios, Nuestro Señor. Nosotros si respetamos a la Virgen, la Virgen dejó de ser virgen porque ya
falleció Nuestro Señor Jesucristo. Ahí nos despejamos, no estamos sufriendo con la familia mala que
tenemos, con la gente mala que vive ahí.

Edor: ¿Me podes contar un poco más de tu familia?

Lucía: No ha cambiado mucho la verdad, sigo cuidando a mi abuela, ella está muy enferma, y
como yo soy la que está más en la casa, la cuido todo el tiempo. Por ahí me hace renegar, vio,
porque es medio bruta ella para hablar ¡pobre!, pero es grande y tiene sus mañas, entonces, a veces
me siento muy cansada.

Ella se la pasa hablando de mi mamá, de mis hermanos, de todo ¡bah! (silencio prolongado) Así
que me tiene muy ocupada, casi no puedo salir, no puedo conocer mucha gente, y me la paso
haciendo cosas en la casa desde temprano, pero como dicen por ahí "al que madruga Dios lo ayuda"
(Sonríe). Soy sola yo la única que se hace cargo de ella...Y aunque me trate a veces un poco
mal...Porque yo me doy cuenta que, en los de la familia de mi padre, todo el día hablan mal de
nosotros, sobre todo de mí y de mí mamá...No sé si le conté a usted que ella no es de Tucumán,
solo vino aquí para vivir con mi papá, y bueno hasta que pasó lo que pasó. Ella no tiene familia aquí,
solo nosotros somos su familia.

Mi abuela me dice que mi hermano se curó porque él es una persona decente, y que yo no, que
a mí me tendría que internar, que no soy decente, por eso me sigue pasando esto...Bueno, pero Dios
es bueno y siempre está cuidándonos, mire mi hermano que tenía la misma enfermedad y ya se
curó, hace una vida normal, y yo no puedo hacer muchas cosas normales.

Como le conté antes, la mayoría de mis hermanos ya tienen su casa, su familia, entonces no están
mucho tiempo en la casa, y estoy bastante tiempo sola.

Edora: ¿Y con tus padres como es la relación?

Lucía: Y...ahora las cosas están difíciles, porque mis padres...me da un poco de vergüenza
contarle esto...(baja la mirada y el tono de voz), ellos están separados, estamos todos en la misma
parte, en el terreno, pero estamos todos separados, peleados, eso es muy feo, a mí no me gusta
esto porque no es como Dios manda...Mi mamá no está bien la pobre, mi abuela está enojada y mi
padre se la pasa de mal humor, el defiende mucho a su familia...Yo sigo durmiendo en la misma
pieza que mi madre, como ella esta con los nervios por todo esto, yo le hago compañía, además
como yo sigo con lo de los desmayos… nos viene bien a las dos, porque por si me pasa por las
noches, no tiene que salir corriendo y esas cosas. Yo me tengo que cuidar mucho con esto... en
cualquier momento me viene el problema, supóngase que apenas salgo de bañarme tengo que
abrigarme rápido, antes de que pase algo malo.

Edor: ¿Algo malo como qué?

Lucía: Mire, conociéndome, me puede pasar cualquier cosa. Y por eso no puedo salir, no puedo
trabajar. Ya con la situación de mi familia paso mucha vergüenza y encima esto que parece que
nunca se me lo va a ir...capaz es un castigo del que manda (con un gesto señalando hacia arriba,
haciendo referencia a Dios).

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Ah! Conocí a alguien, a un amigo de mi hermano. En realidad, él comenzó a conversarme, siempre
nos sentamos juntos y el me pretendía...yo no puedo conocer mucha gente y de verdad no puedo
creer que alguien se fije en mí, eso me pone alegre, pero tengo que tener cuidado, mire si me agarra
los desmayos…yo no puedo mucho (silencio prologando)...Él es buen mozo, sabe (aumenta su tono
de voz y sonriente lo describe) es un buen hombre, trabajador, educado, siempre me acompaña
hasta mi casa y me charla de todo, pero no sé qué va a pasar, y aunque él me acepta con mi
problema, a mí me da miedo porque nunca se cuándo me va a agarrar el desmayo. (Lucía cambia
su postura y tono de voz al hablar del joven, se la observa más animada, e incluso con una actitud
“casi adolescente” de enamoramiento).

Edora: Bueno, Lucía vamos a ir terminando si te parece, pero me alegra saber que ahora te animas
a salir más de tu casa y de que hayas regresado.

Lucia: Si, la verdad es que me gusta conversar con usted.

Edora: ¿Hay algo más que quieras agregar ahora?

Lucía: No, para contarle no… pero no se olvide que tenemos que hacer el papel ese que tengo
que presentar.

Edora: No, no me olvido, te espero la próxima semana.

Lucía: Si, hasta luego doctora.

Edora: Hasta luego.