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Jornada: “¿Cómo tratamos a la vejez?


Coordinadora: Vanesa Boidi, Lic. En Psicología (M.P. 2640). En mi práctica
profesional, acompaño a personas viejas, tanto en mi consultorio como en sus
domicilios, en hogares geriátricos, en salas de hospitales, según la situación lo
amerite. Este trabajo implica, en la mayoría de los casos, estar en contacto con
médicos, enfermeros, familia, cuidadores, con quienes se busca construir una
perspectiva en común para el abordaje. Desde mi posicionamiento teórico, el
psicoanálisis, busco pensar a la persona vieja desde su propia historia, desde su
subjetividad, para poder pensar una forma menos sufriente (y más activa) de transitar
esta etapa de la vida.

Objetivos

- Pensar en prácticas concretas para el cuidado de la subjetividad de la persona


vieja, en contextos de encierro (geriátricos/hospitales) o en situaciones de
acompañamiento en su propia casa.
- Reflexionar sobre el trabajo con adultos mayores desde la empatía, la escucha
y el respeto.

Contenidos

- Envejecimiento activo.
- Viejismos.

Actividades
1. Presentación de la coordinadora de la actividad. Breve planteo de los
lineamientos de trabajo (tiempo aproximado: 15 minutos). A saber:
 Pensar el envejecimiento como un proceso dinámico, gradual, natural e
inevitable que incluye cambios a nivel biológico, psíquico y social. Estos
últimos están fuerte influidos por distintas creencias y mitos que tenemos
en la concepción de la vejez.
 Envejecimiento activo: pensar las vejeces como el tránsito de la vejez en
función de cómo fue la vida de ese sujeto, facilitando la participación en la
sociedad de la persona y la mayor independencia posible.
 Durante la vejez NO se trata de “dejar” de hacer, sino de transformar.
 “Viejismos”: conjunto de ideas negativas que se tienen sobre la vejez, que
deriva en actitudes que operan como discriminadoras (por más que,
inicialmente, no se vean de esa manera)
2. Se solicitará a las presentes que se dividan en grupos de cuatro personas. A
cada uno de esos grupos se les ofrecerá un caso particular, para que lean y
debatan al interior de los grupos (tiempo aproximado: 10 minutos).

CASOS:
 Ramón, de 75 años, con una personalidad calma, vive con su mujer, María,
de 70. Siempre tuvo una vida tranquila, le gusta leer y mirar carreras del
TC, fue empleado administrativo en un banco, y, además, era el que más
se encargaba de las actividades de la casa (cocinar, cuidado de los hijos,
mantenimiento del patio, limpieza) ya que su mujer (con una personalidad
muy dominante) siempre trabajaba más horas. Durante el año 2022 padece
de un ACV que lo deja internado varios días. Si bien no tiene secuelas
graves, ni a nivel neurológico, ni a nivel físico, en un principio le costaba
mover una pierna. Su familia decide incorporar la figura de una cuidadora
para que vaya algunas horas a la casa, para que María pueda salir a hacer
mandados, ir al médico, sin preocuparse por dejarlo solo. Quien ingresa a
trabajar en su casa es Celia, una mujer de 40 años. María le pide a Celia
que, además, se encargue de bañar a su esposo. A Ramón esta situación
le molesta, si bien entiende que tiene que tener algunos recaudos para no
resbalarse, es consciente de que podría higienizarse solo. Conversando
con Celia, Raúl también le comenta que su esposa le pidió que “no haga
más nada”: no lo deja cocinar, leer, mirar televisión, ni salir al patio solo, por
temor a que su cerebro y/o su cuerpo se sobre exijan, o que, por ejemplo,
se caiga cuando esté cocinando, por su problema en la pierna. “Siento que
soy una planta, lo único que puedo hacer es estar acá sentado. A veces me
pregunto: ¿para esto salí vivo del ACV?”. Celia se compromete a hablar
con María. para ver cómo ayudarlo.
 Elisa tiene 90 años y hace unos meses que vive en un hogar de ancianos.
Se crió en una familia de clase alta, era hija única y también tuvo una sola
hija, siempre estuvo acostumbrada a pasar mucho tiempo en soledad. Es
una mujer de pocas palabras, sólo habla si la persona con la que está
charlando la hace sentir cómoda. Si bien se encuentra saludable, con
algunos episodios esporádicos de pérdida de memoria, su hija decidió
ingresarla porque viaja muchos días a la semana, lo cual dificultaba que
Elisa tome la medicación de forma regular. Además, se cayó en un par de
oportunidades. En el Hogar, las cuidadoras la llaman de varias maneras: “la
rebelde”, “la delicada”, “la enojona”. Come poco, no se lleva bien con la
compañera que se sienta al lado suyo en la mesa, no toma mucha agua
(dice que se la sirven muy fría, y a ella le gusta tomar agua directo de la
canilla), siempre deja la gelatina que le sirven de postre, pide para ir al
baño seguido y, cuando le dicen que haga en el pañal, les responde “no sé
para qué me ponen pañal, es incómodo y no lo necesito”. Un día, durante el
almuerzo, comió muy poco: había ravioles, y a ella nunca le gustaron
mucho las pastas rellenas. Una de las cuidadoras se sentó al lado suyo y le
empezó a dar de comer en la boca, mientras decía “cómo se nota que vos
nunca pasaste hambre”. El fin de semana se fue a pasar el día con su hija,
y volvió contenta. Una de sus compañeras le preguntó cómo la pasó: Elisa
contó que su hija le había preparado milanesas de pollo con puré, se había
cruzado con la vecina y había charlado un buen rato, y había podido ver el
programa que siempre miraba por televisión. Además, durante la tarde
habían ido al supermercado y compartieron un postre Dannete de dulce de
leche.
 Ana está en el hospital hace algunos meses. Con 87 años, tiene un
diagnóstico clínico bastante complejo, padece de varias enfermedades, se
alimenta por sonda y tiene que usar respirador. Tiene dos hijos, le gusta
mucho escuchar tango, comer cosas dulces y mirar los partidos de
Independiente, club del cual era hincha su esposo fallecido (a ella no le
gustaba mucho el fútbol, pero le gustaba rendirle honor de esa manera).
Además, le gustaba mucho ir a la Iglesia, siempre fue muy creyente. Si
bien, debido a su estado, no puede hablar hace un tiempo, está consciente
de todo lo que pasa a su alrededor, escucha el programa de radio que
ponen las enfermeras, aunque mucho no le gusta, pero es lo que hay. Se
da cuenta de cuando sus hijos van a visitarla, hace fuerza para hablarles
pero no le sale, les aprieta la mano, a veces se le escapa una lágrima. En
un momento se acerca a visitarla una prima lejana, la observa durante un
buen rato, y dice en voz alta: “¡pobre Ana! ¿Tantas ganas de vivir tiene?”.
La cuidadora que su familia contrató le responde: “el médico dijo que no
entiende cómo todavía no pasó para el otro lado, mañana le van a hacer
una radiografía para ver cómo tiene los pulmones, lo del corazón no creen
que la pueden operar porque se puede morir durante la operación. Bah,
algo así escuché”. Ana estaba despierta, y pudo escuchar, pero no pudo
dar su opinión al respecto.
 Hugo, de 82 años, fue albañil de los 18 hasta los 65 años y, hasta sus 40,
ayudaba a sus papás con el campo de la familia. No tuvo hijos porque
siempre se dedicó mucho a trabajar, siempre dijo que su verdadera familia
eran sus compañeros de trabajo, con quienes siempre estuvo en
comunicación, con visitas y llamadas telefónicas. Le gusta fumar, pero el
médico le sugirió que fume uno o dos cigarrillos por día cómo máximo.
Hace un tiempo que está en silla de ruedas porque le cortaron una pierna y,
su hermana, una mujer viuda, de 86 años, le propuso que se interne en un
hogar de ancianos, ya que, con su edad, le costaba mucho ayudarlo a
higienizarse, levantarse, ayudarlo a vestirse. Él aceptó, pero desde que
está ahí dentro dejó de tener contacto con sus amigos, ya que las visitas
son “sólo para familiares” y se olvidó de pasarles el número de teléfono
para que puedan llamarlo. Las cuidadoras, que al principio lo notaban
alegre, comenzaron a ver que Hugo está hablando cada vez menos, come
poco, y a veces lo escuchan llorar durante la noche.
 Cristina tiene 76 años, su estado de salud es muy bueno para su edad, sólo
está un poco sorda. El médico le dice que, para seguir así, tiene que
empezar a salir a caminar un poco, y tener una dieta libre de sal, cosas que
le cuestan un poco, porque no sabe bien cómo condimentar las cosas, y no
le gusta salir a caminar sola. Siempre le gustó mucho hacer manualidades,
pintar, tejer, hacer cosas con goma eva, entre otras. Además, es fanática
de todo lo que tiene que ver con la jardinería: le gustan mucho las flores.
Hace unos meses que falleció su marido, y, como sus hijos viven en otra
ciudad, pensaron en llamar a alguien para que pueda ir a dormir con ella,
ya que a veces tiene miedo de que le pase algo durante la noche. La
cuidadora, Andrea, es muy buena con ella, y, como Cristina es de irse a
dormir tarde, decidió llevarle actividades para hacer: imprimió imágenes de
un payasito para colorear, agarró los crayones de su nena, y los llevó a la
casa de Cristina para ofrecerle que pinte. Cristina se puso muy contenta:
¡iba a volver a hacer algo artístico! Pero, cuando vio el payasito, se
desmotivó un poco: automáticamente pensó que era un dibujo para un niño
o una niña. Y, si bien le gustó el gesto de Andrea, no sentía ganas de pintar
el payasito, por lo que estuvo varias noches hasta completarlo. Cuando
terminó, Andrea, sin preguntarle, lo pegó en la heladera de la casa, junto a
los dibujos de sus hijos y sus nietos.

3. Se propondrá a las participantes que piensen, de forma grupal, en pequeñas


acciones que podrían cambiar/generar para contribuir con el bienestar de la
persona vieja, dentro de la situación planteada (tiempo aproximado: 40
minutos).
4. Se pedirá que, para la exposición de las intervenciones, realicen una pequeña
teatralización, poniéndose en la piel de la persona vieja que protagoniza la
historia, como así también de los demás actores participantes. Se pondrá a
disposición una caja con diferentes elementos que puedan sumar para
representar los personajes (anteojos, sombreros, chales, estetoscopios, etc).
Tiempo aproximado: 50 minutos (10 minutos por grupo).
5. Luego de cada presentación, se realizará un breve debate con todos los
presentes, para pensar los cambios entre la situación inicial, que se presenta
con el escrito, y las intervenciones que se plantearon durante la teatralización
(Tiempo aproximado: 20 minutos).
6. Conclusiones y cierre.

Bibliografía sugerida
O. M. S. (2002, 1 de Agosto). Envejecimiento Activo: Un marco político | Revista
Española de Geriatría y Gerontología. Elsevier. Revisado el 12 de abril de 2023,
extraído de: https://www.elsevier.es/es-revista-revista-espanola-geriatria-gerontologia-
124-articulo-envejecimiento-activo-un-marco-politico

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