Está en la página 1de 2

La resolución establecida por el Tribunal Constitucional (TC) en el Expediente 0003-2022-

CC/TC ha sido controversial, pues limita las medidas que puede tomar el Poder Judicial
(PJ) en el recibimiento de demandas constitucionales en contra de las funciones
competenciales del Congreso de la República (CR) que, en su proceso de ejecución,
vulnere derechos fundamentales. Por ello, en las siguientes líneas, se analizarán las teorías
del estado de naturaleza de Hobbes y Locke las cuales nos permitirán explicar, desde un
punto de vista teórico, la relación existente entre la vulneración de los derechos
fundamentales como consecuencia de la decisión del TC.

Hobbes plantea el estado de naturaleza como un estado donde cada hombre es esclavo de su
instinto lo que le predispone a sobrepasar limites que lo lleven hasta el punto de no respetar
la propiedad más importante del prójimo. En una lucha todos contra todos, se le presenta al
hombre como única solución la creación del Estado como regulador de las acciones
humanas mediante el uso de la fuerza y las leyes, estas últimas basados en la propiedad y la
justicia. En cambio, Locke menciona que el estado de naturaleza se presenta como un
estado de libertad perfecta e igualdad, donde el hombre dispone de su entorno para tomar
acción según lo requiera sin sobrepasar los límites que la ley natural establece. Tal ley se
fundamenta en la no agresión entre personas pues la preservación de la sociedad impera
ante todo (vida). Ante el atentado de esta máxima el hombre tiene el poder de castigar al
prójimo malhechor proporcionalmente al daño sufrido, acción sumamente subjetiva por la
inexistencia de un ente regulador. Ahora, si bien el estado de naturaleza se muestra como
un escenario ideal para el hombre, este al no poder satisfacer su hambre opta por salir del
estado de naturaleza y crear, junto a otros hombres, una comunidad regida por un Estado.
Tal satisfacción de aquella hambre se basa en la asignación de derechos naturales como la
vida, la libertad y la propiedad.

Siguiendo estas ideas se podría decir que la vulneración de derechos fundamentales sería
faltar a los derechos naturales de justicia y libertad planteados desde un inicio en la
creación del Estado como solución óptima para salir del estado de naturaleza mencionado
por Hobbes y Locke respectivamente. Por lo tanto, respecto al primer derecho vulnerado
(justicia), se conoce como justicia, según Oxford Languages, como aquel “principio moral
que inclina a obrar y juzgar respetando la verdad y dando a cada uno lo que le corresponde”
se puede observar que el TC no solo no es equitativo respecto a la decisión que toma, sino
que, en contra de todo sentido de verdad (aquello que es lo mejor para el Estado), decide
ampliar de manera desmedida las libertades del CR poniendo en un posible riesgo el
equilibrio de poderes. Ya que desestima toda acción jurídica que cuestiona la capacidad del
CR de ejercer sus funciones competenciales, de tal modo, que implícitamente plantea una
advertencia hacia la Junta Nacional de Justicia y la conducta de sus jueces sobre su
intervención en los procesos constitucionales en contra de las competencias del CR, al
entenderse de que si siguen con el cuestionamiento e intento de control del CR se les abrirá
un proceso. En segundo lugar, respecto a la vulneración del segundo derecho (libertad),
calza de manera perfecta la siguiente frase: “mi libertad termina donde empieza la del
prójimo”, en otras palabras y en relación a las acciones tomadas por el CR, cuando el CR
inicio el concurso de elección del Defensor del Pueblo con convocatoria por invitación y no
de manera pública, afecto gravemente la libertad del ciudadano peruano pues al ser un
proceso cuestionado por falta de transparencia y ser este un cargo que vela por los derechos
fundamentales de las personas, el CR empezó a sobrepasar la libertad de a quienes sirve.
Ante ello, se planteó una medida cautelar y un amparo, cosa asertiva, pues parafraseando a
Locke: todo daño que se ha cometido debe ser cuestionado y castigo en proporción a lo
ocasionado. Si hubo falta del CR en el ejercicio de sus funciones competenciales, entonces
no hay razón por la cual no se deba cuestionar aquel error.

También podría gustarte