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FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

CASO PRACTICO – FORO DE PRACTICA (SESIÒN 10):


ACCIÓN POPULAR

ACTIVIDAD DE ANALISIS DE LA ASIGNATURA DE


DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL

AUTORAS

RIVERA RIVERA, ESCARLY MIRESLIN


CASTRO NIMA, GABY SARELY

DOCENTE TUTOR
Mgtr. MILAGRITOS ELIZABETH GUTIERREZ CRUZ

SULLANA – PERÚ
2020
PROCESO CONSTITUCIONAL DE ACCIÓN POPULAR:
El proceso constitucional de acción popular es aquel que puede ser emprendido por
cualquier ciudadano, independientemente de que la norma que se impugne lo afecte o
no, pues procede ante un supuesto que perjudique a la colectividad. A través de este
proceso se reconoce la posibilidad de que cualquier ciudadano defienda un interés que
no le concierne como simple particular, sino como miembro de una determinada
colectividad. En otros términos, el proceso constitucional de acción popular está
pensado en una suerte de control ciudadano sobre el poder reglamentario de la
administración pública y, sobre todo, para el caso del Gobierno, en tanto que ella,
mediante la actividad que le es propia, puede vulnerar las leyes y la Constitución.

En este sentido, el artículo 200, inciso 5 de la Constitución Política de mil novecientos


noventa y tres, establece como garantía constitucional la acción popular, y la configura
como aquel proceso constitucional contra los reglamentos, normas administrativas,
resoluciones y decretos de carácter general, cualquiera sea la autoridad de la que
emanen, por infracción de la Constitución y de la ley. Dicha previsión se encuentra
precisada en el artículo 76 del Código Procesal Constitucional cuando señala: “La
demanda de acción popular procede contra los reglamentos, normas administrativas y
resoluciones de carácter general, cualquiera que sea la autoridad de la que emanen,
siempre que infrinjan la Constitución o la ley, o cuando no hayan sido expedidas o
publicadas en la forma prescrita por la Constitución o la ley, según el caso”.

Al igual que el proceso de inconstitucionalidad, el de acción popular es uno de control


concentrado y de carácter abstracto, en tanto que el juez constitucional observará su
compatibilidad o incompatibilidad con la Constitución y sus leyes de desarrollo –a
diferencia del control difuso- con independencia de su vinculación con un caso en
particular. Asimismo, sus efectos serán erga omnes, esto es, oponibles a todos, y
significarán la exclusión de la norma inconstitucional e ilegal de nuestro ordenamiento.

1
EL APORTE HISTÓRICO QUE TUVO EL PRESENTE CASO

Durante la vida de Coke, fue judicialmente dominante, y sus ideas fueron defendidas
por su sucesor como presidente del Tribunal Supremo, Sir Henry Hobart, en Day v
Savadge y Lord Sheffield v Ratcliffe. Después de la muerte de Coke, sin embargo, su
jurisprudencia "naturalmente sufrió un eclipse", y su próxima aparición es en Godden
v Hales, en 1686, donde se tergiversó la doctrina para argumentar que la Corona tenía
la prerrogativa de rechazar las leyes gubernamentales. Plucknett señala que "la
Revolución de 1688 marca el abandono de la doctrina del caso Bonham", pero en 1701,
los jueces de common law citaron la decisión de Coke con aprobación en City of
London v Wood, con John Holt concluyendo que La declaración de Coke es "un dicho
muy razonable y verdadero". Su posición era tratar los estatutos de la misma manera
que otros documentos a los efectos de la revisión judicial y se siguió durante décadas.
Fuera del poder judicial, John Lilburne utilizó el caso de Bonham en su libro The
Legall Fundamentall Liberties of the People of England y luego en su juicio por
traición de 1649 para justificar su ataque al Parlamento de la grupa.

Según Coke los tribunales de COMMON LAW que se dedicaban al análisis de las
sentencias judiciales dictadas por el mismo tribunal ahora también podrían llevar a
cabo un control de constitucionalidad de las leyes; esta opinión de dicho autor
realmente no tenía relevancia constitucional al contrario solo se fundamentó en una
lectura sobre los preceptos legales, como se sabe resulta imposible que un mismo
censor se encargue tanto de ser jueces y ministros como de ser partes en un mismo
contexto.

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