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Consecuencias de la violencia familiar para el presente y futuro del

país
Nuestro país viene afrontando una innumerable lista de problemas que afecta
diariamente la vida cotidiana de todos los peruanos en diferentes aspectos, por
ende, la trágica realidad de la violencia familiar no es excluyente, porque es uno
de los principales asuntos públicos a resolver en el Perú. “La violencia se
manifiesta “como un poder sin medida, sin armonía”, conducta que se torna
” ,
destructiva porque impide la plenitud de las personas (Arratia, 2005) Cualquier
acto de violencia vulnera los derechos de las personas; derecho a la vida, a la
libertad y seguridad, generando que la víctima no goce de una buena calidad de
vida, porque limita su libertad a través de daños físicos y psicológicos. Asimismo,
Katthia Huamán Chura en una investigación realizada con el título “La violencia en
el Perú: ¿cómo fomentar una cultura de paz?”, manifiesta: “La sensación de
violencia inminente está en todos y por todos lados, parece poder vulnerar a las
familias (mujeres y menores de edad), los centros de estudios (infantes, niños,
adolescentes y jóvenes), los espacios laborales (adultos jóvenes y maduros) y a la
ciudad misma”. Por lo tanto, la violencia familiar en el país es un problema crítico
que ocasiona un impacto negativo en la sociedad.

Por otra parte, debemos ser conscientes que la violencia en el hogar deteriora los
valores personales y sociales, además, es fundamental destacar que, a lo largo de
la historia, la violencia se ha visto normalizada e incluso justificada como la única
forma de educar y contestar a los conflictos. Por tanto, la violencia familiar en el
país es un problema crítico que ocasiona un impacto negativo en la sociedad. “La
violencia se manifiesta “como un poder sin medida, sin armonía”, conducta que se
torna destructiva porque impide la plenitud de las personas, las manipula y las utiliza.
Como tal, coarta la libertad mediante la fuerza física, la presión psicológica o
impidiendo la toma de decisiones”

En primer lugar, ver la falta de seriedad en los casos de violencia familiar en el


Perú es grave, porque ocasiona que el agresor siga actuando sin remordimiento
hacia su víctima, provocando algún maltrato físico, psicológico o sexual. Según El
Comercio (2021), se presentó un caso de agresión en el núcleo familiar en el
distrito de Independencia (Lima); “madre de familia denuncia que recibió una serie de
patadas en el rostro por parte de su conviviente y padre de su menor de dos años”. Lo
que resulta atroz en este suceso es que las agresiones se dieron delante de su
menor hijo, por otro lado, la madre quedó muy perjudicada, hasta el punto de
poder perder la vista. También, es importante resaltar que anteriormente el
agresor tenía puesto una denuncia en su contra por golpear a su madre, y aun así
seguía libre. Como resultado, esto genera inseguridad en las personas ante la
ineficacia de las políticas públicas en el país.

En segundo lugar, el maltrato en el hogar genera consecuencias negativas para la


población peruana. Sobre este punto, (Candia, 2016) plantea que “la violencia
genera un impacto negativo para las economías de los países y permiten el
surgimiento de nuevas violencias”. En otras palabras, este enfoque explica que
la violencia familiar tiene un gasto económico, pues se necesitan de
tratamientos médicos y terapia psicológica para afrontar los daños causados
por el agresor, lo cual es caro tanto para la víctima, como para el sistema de
salud pública. Asimismo, las personas que crecen en un ambiente violento
están en mayor riesgo de ejercer violencia en sus relaciones futuras por
fruto de su propia historia. De tal manera, es necesario concientizar a todos
los ciudadanos ante esta problemática y no ser indiferentes ante esta cruda
realidad que perjudica y atenta con nuestras futuras generaciones.

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