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SEMANA 8

MÓDULO 8
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MÓDULO 8

FILOSOFIA DEL
DERECHO
PROBLEMA
AXIOLÓGICO JURÍDICO.

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SEMANA 8
MÓDULO 8

PROBLEMA AXIOLÓGICO JURÍDICO PRIMERA PARTE

INTRODUCCIÓN

La Axiología es una rama reciente de la Filosofía, si bien filósofos de la antigüedad como Platón,
Aristóteles, Cicerón, etc., se ocuparon del estudio de alguno de los valores. Los valores no son simples
sensaciones nuestras sino que tienen cierta objetividad que se halla externamente y que percibimos. Los
valores son cualidades “sui generis” de las cosas o de los sujetos ya que son independientes de las cosas
o de los sujetos, que los mismos portan. Ej. la belleza de un cuadro es una cualidad del cuadro pero una
cualidad independiente del mismo porque la belleza existe en sí misma. O el valor de la confianza.

En la axiología moderna y actual los valores no son sino “valen”, si bien para muchas teorías forman una
categoría especial de los entes ideales. Los valores tienen polaridad, en razón de que se presentan en
parejas opuestas. Frente a un valor positivo se da otro negativo: la justicia con la injusticia, la belleza con
la fealdad, etc.

Para Scheller y Hartmann los valores se captan a través de una intuición emocional. Para los filósofos
neotomistas contemporáneos, el valor sólo puede ser aprehendido racionalmente en una intuición
intelectual. Luego de esta primera definición acerca de qué entendemos por “valor” nos detendremos
en los propios de nuestra materia: la justicia, la equidad (que serán materia de una clase especial), la
seguridad jurídica y el bien común.

8.1. LA JUSTICIA COMO FIN DEL DERECHO

El oficio de ser jurista tiene una íntima relación con la Justicia. Como señaláramos en otras clases, la
Justicia es el “alma” de lo jurídico y el fin del derecho. La virtud específica del jurista es la prudencia, no
es el que atribuye a cada uno lo suyo como lo hace el juez; lo propio del jurista es un arte o ciencia
práctica. Recordemos que para Santo Tomás de Aquino, la palabra derecho, ius, era la “ipsa res justa” –
la misma cosa justa-. El tomismo actual resalta que la cosa justa debe ser tomada no sólo como cosa
física sino también comprendiendo las acciones y omisiones de los hombres en sus relaciones
interpersonales y que hacen uso de esas cosas. El objeto del derecho es la justicia, lo justo. La justicia en
sentido subjetivo es la virtud de la justicia, dado que existe en la voluntad. En sentido objetivo es la
cualidad por la cual un acto externo del hombre es justo aun cuando no sea acompañado de ánimo de
justicia y esto basta para el derecho.

La justicia ha sido entendida a lo largo de la historia como una cierta igualdad, proporcionalidad o
armonía en las relaciones de los hombres generadora de la paz y del bienestar de las sociedades
humanas. Así, por ej., consideramos justa una compraventa, cuando el precio que se paga corresponde
al valor de la cosa vendida e igualmente justo un sistema tributario cuando las cargas fiscales se
imponen proporcionalmente a la capacidad económica de cada uno. La justicia es la igualdad o
proporcionalidad que debe existir entre los hombres en ocasión de sus relaciones, eliminando
privilegios, ventajas o provechos indebidos. Esta es la misma idea que se expresa cuando se define a la
justicia como el dar a cada uno lo suyo. Nos preguntamos entonces, ¿cuándo resultan iguales las
relaciones entre los hombres? Hablamos entonces de “criterios de medida”, es decir, pautas de
valoración de las realidades que deben ser igualadas o armonizadas. Pues bien, la búsqueda de esos
criterios, principios o valores, es lo que determina el criterio sustancial de la Justicia, lo que hace
realizable la justicia en sentido formal.

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Nos centramos en la justicia en sentido objetivo y se la entiende como la igualdad o proporcionalidad


que debe existir entre las relaciones jurídicas, independientemente de la voluntad que se tenga para
ello, por parte de los sujetos vinculados en tales relaciones.

Ya hemos visto las divisiones de la justicia en particular, conmutativa la general y la distributiva a las
cuales me remito. Fue Aristóteles quien con razón se ha dicho que por sus investigaciones magistrales
acerca del concepto de lo justo ha sentado las bases de toda la filosofía del derecho.

Los puntos principales que interesan en relación al concepto de justicia son los siguientes:

• La justicia es una virtud y como la virtud es una cualidad que consiste en una disposición o
hábito, la justicia es la disposición o hábito de practicar lo justo.
• Distingue la justicia total como la virtud de cumplir las leyes, más  tarde se llamaría justicia
legal. Y es la suma de las virtudes en cuanto se refiere al otro, al bien ajeno y aquí sienta las
bases de la alteridad.

La justicia parcial o particular es una parte de la virtud total que consiste en la recta distribución de los
bienes y la correcta regulación de los modos de trato, sean voluntarios, como el préstamo, el depósito,
la compraventa o involuntarios, por parte de quien recibe el trato, como por ej., la sanción en los delitos
o crímenes. Esta justicia es en sentido propio y estricto la de los juristas, aquélla que es una de las cuatro
virtudes cardinales. La definición de Ulpiano dice que la justicia es la constante y perpetua voluntad de
dar a cada uno su derecho. La justicia está en función del derecho y no a la inversa.

La cuestión de la Justicia o injusticia de un orden jurídico positivo sólo tiene sentido en relación a unos
derechos preexistentes y no derogados por él; los derechos naturales. Si la ley positiva lesiona un
derecho natural es injusta, si lo respeta es justa.

Para que quede claro el concepto, no es que la ley positiva quede justificada que sea justa-. La justicia
no es algo planteable en relación a la ley positiva, pues la Justicia mira al cumplimiento y satisfacción del
derecho. Salvo para el caso de los iuspositivistas extremos para los cuales la idea de justicia se resuelve
en la exigencia de que una decisión sea el resultado de la aplicación de una norma. Para tal postura la
justicia es la aplicación correcta de una norma, como cosa opuesta a la arbitrariedad. La justicia pasa a
ser criterio en lugar de virtud.

A lo que llamamos “justo”, en mi opinión como la de tantos iusnaturalistas, es el “derecho”.

Primero es el derecho y en razón del mismo, deviene la Justicia. El centro de interés es la acción justa en
cuya virtud lo suyo de cada uno es respetado. O si ha pasado al poder de otro, es restituído o
restablecido. La justicia del caso concreto, es propio del jurista. La justicia del político sería la del bien
común o interés general. El juez en un caso particular declara lo que es suyo de cada una de las partes
del proceso.

8.2. LA EQUIDAD

La equidad es un complemento del valor justicia pues es la que en los casos dificultosos permite realizar
la justicia “en concreto” en dichos asuntos.

Las leyes son enunciados generales que refieren a situaciones que frecuentemente ocurren. Pero dada
la complejidad de las relaciones sociales es imposible que las normas puedan prever todas las
situaciones posibles que lleguen a ocurrir. Interviene entonces la equidad para llegar a decidir el caso
acorde al valor Justicia. No refiere a su parte teórica o a sus principios generales sino a su aplicación
concreta que se resuelve “equitativamente” de acuerdo a lo justo, a una cierta igualdad. Este es el uso

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común y vulgar. No es una especie de instinto ni sentimiento de justicia. La auténtica equidad implica
una lucidez mental y raciocinio estricto, es guiada por la virtud de la prudencia que nos ilumina en la
búsqueda de una situación justa en el caso concreto con prescindencia aun de la ley escrita prevista
para tal situación. Recordemos que la ley es general y los casos son siempre singulares. Santo Tomás
decía que lo justo es lo que se ajusta.

La equidad “stricto sensu”

También se alude a la solución de un caso pero decidido a pesar o en contra de lo dispuesto en el texto
expreso de una ley positiva, con el fin de salvar ahí el principio supremo de todo orden jurídico: el valor
justicia.

Sólo la equidad puede entrar a jugar con respecto a la ley humana positiva. Se requiere que la injusticia
de la aplicación de la ley, sea clara, manifiesta y grave para no contribuir al desprestigio de la autoridad
de la ley. Recurrimos al espíritu de la norma, al fin que persiguió el legislador o a los principios generales
del derecho, tal como lo enuncia el art. 16 del Código Civil o al derecho natural. Recurriremos en
extremo a la Constitución Nacional que enuncia como objetivo: afianzar la justicia. Y esto sucede porque
estamos en el campo de un saber práctico. La última ratio será para el Juez declarar la
inconstitucionalidad de determinada ley para el caso.

8.3. LA SEGURIDAD

El sentido del concepto puede entenderse en dos variables, la primera alude a la seguridad creada por el
sistema jurídico positivo y la segunda que se deduce de la existencia del derecho mismo.

La convicción que tiene una persona de que su status jurídico sólo podrá ser modificado o alterado en la
forma dispuesta por el ordenamiento vigente, lo cual confiere tranquilidad a las personas destinatarias
de las normas y coadyuva al orden social. Rige la seguridad jurídica en muchos principios que se
fundamentan en ella, como por ej., nullum crimen sine lege, nulla poena sine lege, es decir, los delitos y
las penas tienen que hallarse establecidos o determinados por las leyes pues de lo contrario no
podemos saber qué hacer y qué no hacer.

Las leyes no deben ser retroactivas, no deben destruír los derechos que hemos adquirido. Las decisiones
que resuelvan los litigios no pueden cambiarse, hacen cosa juzgada. Toda persona debe considerarse
inocente hasta que se demuestre lo contrario. Toda persona debe ser oída y las pruebas que invoque
deben ser producidas, antes de ser sancionada. A toda persona a quien se la prive de libertad debe
resolverse por autoridad competente y a la mayor brevedad por el principio de habeas corpus.

Para que el derecho positivo confiera seguridad jurídica es necesario que :

➢ Se haya dado a conocer con certeza mediante su publicación o promulgación.


➢ Sea plasmado en hechos claros y precisos para eliminar la subjetividad.
➢ Los supuestos jurídicos puedan demostrarse fácilmente, accesible a los destinatarios de las
normas y que
➢ dicho sistema jurídico tenga cierta estabilidad o permanencia.

8.4. EL BIEN COMÚN

Como su nombre lo indica el bien común es el bien de la sociedad entera, un bien del cual deben
participar todos. Se trata de un bien universal. No puede consistir en algo concreto o singular, ni en la
suma de los bienes particulares.

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Santo Tomás lo precisa de la siguiente manera: “El bien común de la ciudad y el bien singular de una
persona no difiere solamente en lo mucho y en lo poco, sino según una diferencia formal. Porque una es
la razón de todo y otra la parte; y por eso el filósofo sostiene en el primero de los políticos que no dicen
bien los que afirman que la ciudad y la familia y las otras sociedades difieren solamente en la multitud y
en la pequeñez y no por especie”. (S. T. II-II, c. 58 art. 7 ad. 2).

Ahora bien, el bien propio no puede darse sin el común pues en tal caso el hombre no sería un ser
social, por ser tal, requiere del bien común para alcanzar su bien individual. Desde éste punto de vista,
bien común y particular, se implican mutuamente. Como bien lo ha dicho el Concilio Vaticano II, “El bien
común abarca el conjunto de aquellas condiciones de vida social con las cuales los hombres, las familias
y las asociaciones puedan alcanzar con la mayor plenitud y facilidad la propia perfección. (Constitución
Gaudium et Spes, IV, 74). El bien particular así, debe ceder al bien común, más no a la manera de una
confiscación o despojo, sino mediando la respectiva indemnización, cuando se trata de bienes
económicos, por ej., en una expropiación de propiedades particulares, para hacer una autopista de uso
común. Es el Estado al que le corresponde instituir ese clima en que el bien común consiste. Es
frecuente, que en algunos casos, la justicia, la seguridad y el bien común entran en conflicto,
prevaleciendo uno de ellos, sobre los otros.

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