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Esto se hace más evidente cuando se recurre a la comprobación que hacen todos
los que se ocupan de traducir. Lo que ha sido dicho en una lengua no puede trasladarse
exactamente a otra. Las palabras no se corresponden entre si; las frases no pueden
reemplazar exactamente a la otras. La traducción es siempre una representación
aproximada considerando la equivalencia de los conjuntos más que la correspondencia de
los detalles.
A pesar de que las lenguas representan una misma realidad de manera diferente y
con signos diferentes es conveniente establecer que lo que separa a los hombres que
hablan idiomas diferentes, y aun a los que hablan la misma lengua, no es su lenguaje,
sino las diferencias de desarrollo intelectual, costumbres, cultura, experiencia, educación.
Todo esto constituye la barrera infranqueable de la comunicación.
Estos ejemplos representan la lógica de cada lengua que no es otra cosa que un
tipo de organización. Hay lenguas que tienen el artículo como el ruso. Pero por eso no se
puede afirmar que una de ellas es mejor que la otra o que hay lenguas más organizadas y
más lógicas que otras.
Como existe una relación muy estrecha entre la lengua y la realidad hay una
interacción manifiesta en el modo en que la lengua condiciona la manera de ver el mundo
y se ajusta a las necesidades de la realidad.
El mundo con sus diversas facetas físicas, químicas, sociales, filosóficas, etc, está
integrada por entidades que se clasifican desde diversos puntos de vista. El vocabulario
de una lengua puede ser grande pero es limitado. Por eso las posibilidades de expresión
dependen de una gran flexibilidad en el uso de cada elemento significativo.
El vocablo “hombre” al que los filósofos griegos con cierto humor definieron como
un “bípedo sin plumas” nos hace pensar como un ser vivo, pero eso no impide halar de un
“hombre en embrión”, un “hombre muerto” o un “hombre que nunca existió”. El término
también se usa para imitaciones, ya que se puede decir “hombre” como una referencia a
ciertas cualidades especiales, por ejemplo “Hugo es todo un hombre”; y hay contextos en
que se dice “hombre” a un niño o a una mujer para atribuirle esas virtudes. En otro sentido
parcialmente distinto, el mismo nombre equivale a “ser humano del género masculino”, y
así puede aplicarse a los niños varones. También existe el Hombre (sentido filosófico)
como opuesto a – o parte de – la naturaleza.
Como ejemplo del primer caso está la expresión: “este hombre“ que no puede
invertirse; en el segundo caso, “el hombre viene” y “viene el hombre” se usan igualmente;
pero en el tercero, “la casa de la esquina” y “la esquina de la casa” se refieren a cosas
diferentes.
Al pasar de un idioma a otro, uno puede tropezar con diferencias en los detalles
menos pensados. Pocas veces una lengua hace distinciones que no existen en otra. Así,
en algonquino se distingue entre “nosotros contigo” y “nosotros sin ti”, categorías que se
llaman “inclusiva” y “exclusiva” respectivamente. Un misionero que no tiene en cuenta
esta diferencia podría dirigir una oración diciendo : “¡Oh Dios, nosotros contigo somos
pecadores!” lo que sería un disparate para los nativos.
Ante las diferencias que existen entre lengua y lengua, algunos nos preguntamos
cuál de todas es la mejor y, por lo general concluimos en que la nuestra, lo que es natural
puesto que estamos acostumbrados a su forma y modalidades que nos parecen más
lógicas. Otros tratan de establecer estratificaciones de superioridad cuando dicen, por
ejemplo, que para la filosofía es superior el francés, el alemán para la ciencia; el inglés
para el comercio, y el español para el amor. Esto no se tiene porqué considerar puesto
que la filosofía, la ciencia, el comercio y el amor se dan en y con todas las lenguas y los
éxitos o fracasos no dependen del idioma. Sería imposible comprobar la superioridad de
una lengua con hechos realmente consecuentes e indudables.
Por último, tomando las palabras de Avila diremos: “Todas las lenguas son
traducibles entre sí, a pesar de sus diferencias. Por tal razón, las lenguas no se
diferencian por lo que pueden decir, sino por lo que obligatoriamente tienen que decir”.
Cuestionario:
2.- ¿En qué se basan las diferencias que presentan las lenguas?
5.- ¿Por qué se afirma que existe una estrecha relación entre la lengua y la realidad?