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Lenguaje en uso

Enfoque sociolingüístico

Alejandro Raiter
Editado originalmente por Editorial A-Z. Buenos Aires, 1005

CAP.I
Presentación y definición
La sociolingüística estudia las variaciones que sufre el lenguaje en cada uno de los contextos en que
es usado.
¿Qué significa lo que acabamos de afirmar? ¿Existe acaso un lenguaje no usado que pueda ser
estudiado? ¿Qué clase de lenguaje sería uno que nadie utilizase? ¿Qué sentido tendría entonces estudiarlo?
¿Los hablantes ejercen determinado tipo de acción sobre el lenguaje que hace que éste "sufra"?
Estas son algunas de las preguntas que puede sugerirnos la definición presentada de sociolingüística;
pero son también algunas de las preguntas que diariamente nos surgen cuando nos enfrentamos con
enunciados como los siguientes:
1) -El director tiene un lenguaje muy (o muy poco) cuidado-.
2) -¡Cuidá tu lenguaje!-.
3) -Usemos un lenguaje apropiado para el aula-.
4) -José dice muchas malas palabras-.
5) -A veces es difícil entender el lenguaje de los adolescentes-.
El lenguaje nunca es propiedad de un individuo, ya que de lo contrario éste nunca podría entenderse
con sus semejantes, por lo que el enunciado 1) no parece una expresión feliz; por otra parte resulta muy
difícil poder individualmente cuidar lo que es social, al menos en una situación comunicativa particular,
por lo que el pedido de 2) no es pertinente; no está muy claro el motivo por el cual en 3) expresamos que
un lenguaje que entendemos todos, lo escuchamos en casa o en la calle, no resultaría apropiado para un
aula, que requeriría, entonces, otro lenguaje diferente; tampoco quedaría muy claro qué lenguaje se enseña
en el colegio:¿uno que solo es apropiado para usar dentro de sus límites?
No es claro tampoco el motivo por el cual en 4) se afirma que las palabras -que forman parte del
lenguaje por definición- podrían en sí mismas ser malas o buenas. Si fuera difícil, por otra parte, entender
el lenguaje de los adolescentes, como se dice en 5), tendríamos que poder explicarnos cómo puede ser que
a partir de estímulos lingüísticos producidos por adultos en su casa, en la escuela o en los medios de
difusión, pudieron los adolescentes desarrollar un lenguaje diferente o que nos cuesta comprender, como si
hubieran estado estimulados en su niñez por un extraterrestre o un extranjero.
Sin embargo, no sirve que simplemente impugnemos, por mal formuladas, las expresiones 1) a 5)
cuando sabemos que son expresiones habituales, que quizás nosotros hemos utilizado o escuchado en más
de una ocasión.

Homogeneidad y diferencias
Cuando comenzamos a pensar en nuestro español, en nuestra tarea de enseñarlo, de enseñar a leer y
escribir, de enseñar a utilizarlo adecuadamente y de comprender su funcionamiento, sufrimos la tensión de
pensarlo lo suficientemente homogéneo como para comprendernos entre los que vivimos desde el sur del
Río Grande en México hasta Ushuaia, desde los Andes y costas occidentales del pacífico a los Pirineos
españoles, desde los nietos a los abuelos y desde el Cantar de Mio Cid a nuestros días, a Borges, Cortázar,
Soriano y Clarín y Canal 9 al tiempo que no podemos dejar de pensar en los cambios que se han producido
a lo largo de su historia, y las diferencias que percibimos en su rica distribución geográfica.
Mientras en general todas las ramas de la lingüística y los estudios del lenguaje (gramática, semántica,
psicolingüística, gramática textual, pragmática, etc.) tienden a trabajar con lo homogéneo y constante del
lenguaje y las lenguas, la sociolingüística trabajará con las diferencias; tratará de responder a las paradojas
que recién planteamos junto con todas las que surgen del estudio de la lengua en uso.
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Estudiando las diferencias
Para poder estudiar las diferencias, debemos entender qué es lo que varía, lo que puede establecer
diferencias, y volvemos para ello a la definición de lenguaje. Definir lenguaje es una tarea muy difícil dada
la enorme cantidad de aspectos que intervienen. Sin pretender agotar la discusión teórica, tomaremos la
definición de Sapir, lingüista y antropólogo norteamericano, quien lo define como "un método
exclusivamente humano, y no instintivo, de comunicar ideas, emociones y deseos por medio de un sistema
de símbolos producidos de manera deliberada". El problema consiste -si aceptamos esta definición- en
decidir si los gestos, el volumen de voz, etc., deben ser incluidos y estudiados dentro del lenguaje.
Queda claro en la definición que el método debe ser el mismo para todos los seres humanos, al menos
para los que pueden transmitirse entre sí "... ideas, emociones y deseos...”.
En realidad, dejando de lado el problema de los diferentes idiomas hablados por la humanidad en
diferentes países o regiones, tendemos a suponer en nuestra vida diaria la uniformidad esencial de las formas
utilizadas en el lenguaje: no podemos explicarnos cómo alguien no nos entiende, aceptamos el habla de los
niños como un estado transitorio dentro de un proceso destinado a que lo hagan como nosotros, los adultos;
la enseñanza de la lengua también tiende a uniformar.
Sin embargo, es un hecho que podemos fácilmente comprobar, que los diferentes usuarios, los
hablantes de una lengua como el español, no utilizamos todos y en todo momento y lugar las mismas
formas, el lenguaje utilizado varía entre un hablante y otro, y también de acuerdo con las diferentes
situaciones. La sociolingüística va a estudiar entonces las diferencias que podemos observar en el uso del
lenguaje, y determinará por qué se producen.
¿Qué sentido tiene estudiar sociolingüística?, es decir ¿qué sentido tiene estudiar las diferencias?

En primer lugar, tenemos un interés teórico: queremos saber qué es el lenguaje y cómo funciona. En
segundo lugar, tenemos un interés práctico para poder actuar allí donde encontremos que estas diferencias
causan un problema que pueda y deba ser atacado y comprendido lingüísticamente.

Definición de lengua
Vayamos por partes:
Como dijimos, gran parte de la información que tenemos sobre el lenguaje, y gran parte de la
investigación lingüística estaba fundada y orientada en estudiar las regularidades del lenguaje, su
uniformidad con vistas a comprender lo constante en todas las lenguas, idiomas y dialectos: lo universal.
Ya Ferdinand de Saussure, en la edición realizada por sus alumnos, en 1916, preocupado por la
complicación que suponía abarcar el estudio del"... conjunto heteróclito de hechos que componen el
lenguaje...” -fenómenos psíquicos y físicos, estudios sobre el presente y el pasado de los dialectos,
problemas individuales y sociales, etc...- proponía para la lingüística un objeto de estudio definido, concreto
y homogéneo: la lengua; es decir que del conjunto heteróclito de fenómenos, él proponía descartar todo lo
que no fuera homogéneo para estudiar un único aspecto homogéneo del lenguaje. Definía la lengua como
"... un sistema de signos que expresan ideas...”, en el que...” solo es esencial la unión del concepto con la
imagen acústica, y donde las dos partes del signo son igualmente psíquicas". La lengua es social por
excelencia, sólo se la encuentra completa en las acuñaciones cerebrales de cada uno de los miembros de
una comunidad lingüística; y funciona como un todo único. Las expresiones individuales u originales
pertenecen como tales al habla, no forman parte del estudio de la lengua.
El estructuralismo tomó como punto de partida el estudio de las regularidades y de las uniformidades,
pensaba que estudiar en cada una de las lenguas nacionales o regionales lo que fuera realmente constante,
daría finalmente como resultado estudiar lo que realmente fuera universal, propio de todas y cada una de
las lenguas.
La sociolingüística parte de un lugar diferente: si hay algo realmente constante en todas las lenguas es
que éstas ofrecen diferencias: varían con el tiempo, varían de un sujeto a otro, varían de un grupo social a
otro, varían de un grupo generacional a otro, varían de una situación comunicativa a otra, etc. Es el estudio

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de esta variación lingüística, entonces, lo que nos permitirá saber algo más del lenguaje, de su único
funcionamiento posible: el funcionamiento social.
Por otra parte, la sociolingüística -entendida en sentido amplio- además de describir y explicar esas
variaciones, nos permite actuar científicamente sobre los problemas lingüísticos derivados del uso de un
dialecto, como explicaremos más adelante, y ampliar notoriamente el campo de estudio.

Lengua, dialecto y sociolecto


Dentro un país o región, que se reconoce como usuaria de una misma lengua, encontramos múltiples
diferencias; en nuestro país un porteño descubre, cuando viaja al interior, por ejemplo, que en determinadas
regiones escucha una tonada diferente, que cambia la pronunciación de algunas palabras, que no son
idénticas las formas de tratamiento entre hablantes. Una diferencia aun mayor puede observar si se desplaza
dentro de otros países de habla hispana, hasta el punto en que puede dificultársele seriamente la
comprensión, sobre todo en algunas situaciones. ¿Por qué decimos entonces que hablamos todos español?
Volvemos a lo que decíamos más arriba: pretendemos homogeneidad donde no es posible hallarla.
Simplificaremos mucho las cosas si afirmamos que, en realidad, los miembros de una comunidad
lingüística comparten un dialecto; la lengua, como vimos, es un objeto definido, no tiene existencia real en
el uso de los hablantes. Los idiomas, como también veremos, son objetos virtuales; los seres humanos
utilizan dialectos para comunicarse.
Llamamos dialecto al conjunto (ordenado) de formas lingüísticas que utilizan, en forma ideal, todos
los miembros de una comunidad lingüística para comunicarse entre sí.
Existen diferentes tipos de comunidad lingüística; tenemos comunidades lingüísticas que hablan varios
dialectos (como en zonas fronterizas de Misiones) y comunidades que hablan uno solo. Algunas
comunidades tienen muy pocos hablantes (como las mapuche parlantes existentes en Neuquén) y
comunidades con muchísimos hablantes. Llamamos comunidad lingüística al conjunto de hablantes de un
mismo dialecto, que ocupan alguna delimitada región geográfica. Por el momento, dadas las dificultades
que iremos presentando a lo largo de este trabajo, no podemos ser más precisos.
Llamamos sociolecto al conjunto (ordenado) de formas que una parte de la comunidad lingüística,
diferenciada socialmente del resto, utiliza para comunicarse entre sí, y que contiene diferencias
identificables con el dialecto de una comunidad, como aclararemos en el siguiente capítulo.

Dialecto, norma y lengua estándar


Lengua estándar (o dialecto estándar) es un dialecto que ha sido elegido por cuestiones políticas como
la lengua oficial de una nación, o como una de las lenguas oficiales. No existe ningún motivo lingüístico
para preferir un dialecto a otro, son cuestiones históricas o políticas las que determinan la elección de un
conjunto ordenado de formas y no otro. Por ejemplo, en España, el castellano se impuso sobre otros
dialectos (catalán, gallego, asturleonés y muchos otros) por ser el dialecto de los reyes guerreros de la
reconquista cristiana; en el Canadá están reconocidos como estándar el inglés y el francés (quebequois)
pero ninguna de las lenguas indígenas existentes.
Ningún dialecto es inferior a otro, todos son igualmente aptos para su principal función: ser el
instrumento de comunicación de una comunidad. Parámetros como la existencia de un código lectoescrito,
o de una literatura "nacional" pueden hablarnos de la cultura de un pueblo o comunidad, pero no de la
riqueza lingüística de su dialecto.
El concepto de norma lingüística está íntimamente asociado a la noción de estándar, constituye un
intento de fijar las formas consideradas convenientes de un dialecto, las que utiliza determinado grupo
social, generalmente reconocido como culto o dirigente, y fijarlas en el tiempo, y aún ser difundidas en el
espacio. Son las formas que se usarán para la educación, la administración y la justicia. Estas normas
indican qué formas deben respetarse y qué formas desecharse por "vulgares" o "extrañas". Son las formas
elegidas para el buen hablar y también el buen escribir. Del vasto conjunto de formas utilizadas solo algunas
son elegidas, y el resto rechazadas.
No siempre son las Academias o gobiernos los que establecen las normas, existen otras posibilidades
como el caso de los EEUU donde son normalmente organismos privados los que las fijan. El concepto de
norma culta, por otra parte, se refiere a las pautas utilizadas por determinado grupo social, las de los que

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han adquirido determinado nivel de educación, aquellas formas que prefieren sus escritores u otros
referentes y que son reconocidas como válidos por toda la comunidad.
El concepto de norma de prestigio, en cambio, remonta a las formas que una importante porción de
hablantes de una comunidad reconoce como correctas, independientemente de que las use, o sean las
oficialmente reconocidas o las consideradas cultas. El concepto de norma de prestigio está íntimamente
relacionado con la noción de sociolecto, como veremos.

Variación
El concepto de variación, que es central para la sociolingüística, remite precisamente a una diferencia
de formas frente a las estándar o de prestigio. Tomemos como ejemplo la palabra examen. Reconoceremos
que la norma de prestigio, que en este caso coincide con la norma estándar, indica que debemos pronunciar
EKSáMEN,
Es decir marcando el llamado grupo culto formado por la K (que escribimos como C) y la S, que están
en la pronunciación de lo que escribimos como X. Sin embargo, si prestamos atención, notaremos que
muchos de nosotros la pronunciamos debilitando la K delante de la S y emitimos:
EGSáMEN
o aún haciendo desaparecer totalmente el sonido de la K:
ESáMEN
Todos reconoceremos sin embargo la forma "correcta" y "prestigiosa".
Las variaciones se pueden hallar 1) en el nivel de la pronunciación (fonológico), 2) en la preferencia
por el uso de determinadas formas: la forma manta frente a frazada, la forma tuviera frente a tendría
(morfológico) o por 3) un orden diferente al formar una oración (sintaxis), por ejemplo en Buenos Aires
decimos:
¿Qué tenés (vos) que decir (vos) de los planes de estudio?

Un cubano en cambio dirá:


¿Qué tú tienes que decir de los planes de estudio?
La sociolingüística importa el estudio sistemático de la variación.
Hasta el momento hemos ejemplificado con algunas de las diferencias o variaciones que encontramos
en los dialectos (supuestamente) homogéneos. En el siguiente capítulo explicitaremos concretamente qué
variaciones son importantes para estudiar, por qué y para qué.

CAP II
Comunidad lingüística y funcionamiento dialectal
Hablar de una comunidad lingüística es hablar de un conjunto de individuos que se comunican entre
sí con fluidez, sin restricciones. Por este motivo -además de los problemas teóricos expuestos en el capítulo
anterior- siempre se supuso homogéneo al dialecto propio de la comunidad, y a cada uno de los dialectos
particulares. Sin embargo, veremos que esto no es cierto, y que esta suposición trae innumerables
problemas.
Dentro de una comunidad tenemos profundas diferencias entre sus integrantes, de acuerdo con el tipo
de comunidad de que se trate: diferencias de sexo, de edad, de roles sociales, de jerarquías, etc.; el lenguaje
-como dijimos- es un método para comunicar "...ideas, emociones y deseos..." en cualquier situación.
Tendremos dentro de cualquier comunidad lingüística, diferentes situaciones de comunicación: ocasiones
en que los hablantes tendrán mayor o menor confianza entre sí, o en las que la diferente jerarquía social
entre hablantes puede ser muy marcada, ocasiones en que se comunican dos o más hablantes con poca
familiaridad en situación informal, ocasiones en que un padre reta a un hijo, etc... Sería realmente muy
curioso que el lenguaje, social por excelencia, en todas estas diferentes situaciones, no importara diferencias
en su uso.
Si bien es muy difícil hallar dos personas que utilicen de idéntico modo su dialecto -llamamos
ideolecto al dialecto particular de un individuo- no todas las diferencias que se producen dentro de un
dialecto serán de la misma importancia; no todas podrán arrojar luz sobre el funcionamiento del lenguaje.

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Al estudiar un sociedad cualquiera, nos encontraremos con diferencias que socialmente son más
significativas que otras, por diferentes motivos, al tiempo que su análisis puede revelar mejor que otras el
funcionamiento de aquélla. Si bien no podemos extendernos en este punto, un ejemplo nos servirá de
explicación para lo que estamos exponiendo.
Dentro de todas las diferencias que encontramos en una comunidad como la de Buenos Aires,
podríamos clasificar a sus habitantes en dos grandes tipos: los que usan bigote y los que no, o los que tienen
ojos claros y los que tienen ojos oscuros. Cualquiera de estos intentos de clasificar tiene evidentes ventajas:
son fácilmente identificables, y las muestras pueden tomarse con gran rapidez. Sin embargo cuando
comenzamos a sistematizar las informaciones que nos reportan estos grupos diferentes nos daremos cuenta
de que se trata de una diferenciación muy poco productiva para Buenos Aires, ya que los parámetros
tomados cruzan otras importantes diferencias como edad, sexo, nivel de ingresos, ocupación, etc. sin
explicarnos absolutamente nada acerca de ellas.
Cuando tratamos con diferencias lingüísticas la situación es similar, debemos buscar las que sean
productivas.
Llamamos sociolecto, como dijimos, al conjunto de las variaciones sistemáticas que presenta el
dialecto al ser empleado por grupos sociales diferentes. Por ejemplo los trabajadores manuales pueden tener
formas que les son propias, diferentes de las de los docentes, quienes a su vez se diferencian de las
trabajadoras domésticas. Los adolescentes -hablantes entre 12 y 19 años- utilizan formas diferentes a los
adultos de más de 50 años; los que han pasado por más de 10 años de educación formal utilizan diferentes
formas que los que han pasado por menos de 5.
Cuando un sociolingüista habla de sociolecto es porque ha podido correlacionar un conjunto de
variables lingüísticas (variación utilizada regularmente por un grupo de hablantes), con variables
extralingüísticas, con variables sociales que sean en lo posible representativas del funcionamiento de una
comunidad.
Sin entrar en una discusión sociológica podemos decir que los adolescentes se diferencian socialmente
de los adultos (de los niños, los ancianos) por la responsabilidad ante los ingresos y egresos de una familia,
por su presente y futura situación laboral, por su situación familiar, por el tipo de actividad de recreación
que realizan, etc. Características que son propias de los adolescentes y que no comparten con el resto de la
población, y que solo perderán cuando dejen de serlo. Otro tanto podríamos decir de las trabajadoras
domésticas.
Llamamos tecnolecto al conjunto de variaciones que son propias de una profesión, ya sea debido a su
formación o al lugar u objeto de su trabajo. Aun dentro de una comunidad lingüística los abogados utilizan
formas diferentes a las que utilizan los médicos para hablar entre ellos o con sus clientes y pacientes; los
docentes y/o los mecánicos utilizan formas para comunicarse entre sí que no comparten con otras
profesiones. Este es uno de los motivos por el que nos parecen extrañas las formas que utilizan los
empleados cuando concurrimos para realizar un trámite municipal, cuando leemos un manual de
instrucciones de una computadora, e incluso a veces cuando un médico nos da indicaciones. La lectura de
un decreto presidencial o una ley votada por el parlamento, parece para iniciados pues contienen palabras,
construcciones gramaticales y giros que nos son extraños. No los colocamos junto con los sociolectos pues
no son sectores sociales en sentido estricto; los odontólogos no se diferencian socialmente de los médicos,
los mecánicos no lo hacen de los metalúrgicos, salvo por su lugar y objeto de trabajo.

Tendremos que precisar mejor operativamente el término variación, ya que podemos afirmar con toda
justicia que probablemente nos cueste trabajo (a los adultos) entender a un adolescente de nuestro barrio,
pero con toda seguridad nos cuesta menos que entender a un adolescente de Londres. Tenemos que aclarar
una vez más que las variaciones se producen dentro de un dialecto.
Presentamos más arriba ejemplos de grupos sociales que pueden presentar diferencias con respecto a
otros en su actitud ante determinadas normas de pronunciación; también habíamos presentado como
ejemplo una palabra (morfema) que puede presentar diferencias en su pronunciación al ser emitida por
hablantes de diferentes grupos.
Podemos hablar de variación porque -como vimos en el ejemplo- cualquiera de los grupos
mencionados asociará correctamente con su referente cualquiera de las tres pronunciaciones que escuche

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del morfema /examen/, independientemente de qué pronunciación o pronunciaciones considere correctas
ante una pregunta específica.
La variación aparecerá en la producción de formas lingüísticas: no todos los grupos elegirán la misma
forma al pronunciar; pero será una diferencia de grado, porque será -como veremos- una diferencia
cuantitativa.

¿Qué es una diferencia lingüística?


Supongamos que leemos la siguiente información en un atlas lingüístico de América hispana:
"Los niños y adolescentes hasta los 25 años prefieren - al pronunciar el 'grupo culto' [X] la
forma en que desaparece completamente la velar sorda [K] o la velar sonora [G], y pronuncian
/ESáMEN/ en lugar de /EKSáMEN/ o /EGSáMEN/".
¿Qué significa esta afirmación? ¿El ciento por ciento de los menores de 25 años pronuncia /ESáMEN/
en el ciento por ciento de los casos? Evidentemente no. Si un grupo social mantuviera una forma
determinada en el ciento por ciento de los casos y otro grupo la desechara en el mismo porcentaje de casos,
no estaríamos ante una variación dialectal, estaríamos en presencia de diferentes dialectos, ya que no podría
existir mutua comprensión, como en el caso de los hispanohablantes, quienes decimos /vaca/ en el ciento
por ciento de los casos, frente a los angloparlantes, quienes dicen /Káu/.
La afirmación anterior de nuestro supuesto atlas debe entenderse como una relación de frecuencia:
dentro de un grupo social, la mayoría de sus hablantes, en la mayoría de los casos prefiere una forma a
otras. Circunstancias contextuales, como a quién se dirige o en qué ocasión; en definitiva, el grado de
atención que pone al emitir su mensaje, hace que los hablantes varíen cuantitativamente su preferencia por
determinadas formas, porque preferirán utilizar la norma de prestigio al dirigirse a un profesor o superior
jerárquico, y una norma diferente para dirigirse a un amigo en una situación no formal.
La relación es de frecuencia en la producción, como vimos, porque la comprensión nunca se ve
comprometida. La sociolingüística, entonces, no solo presta atención a las variaciones, sino a las
regularidades con que éstas se producen.

Diferencia y variación
Han pasado varios párrafos desde que nombramos por primera vez la palabra sistemática; con ella nos
queremos referir al tipo de variación que estudia la sociolingüística; en efecto, no podemos caminar por la
calle y detectar allí una forma lingüística cualquiera y establecer una hipótesis de variación.
Una variación es una diferencia que se produce siempre que aparezcan determinados
condicionamientos; podemos estar convencidos de su postulación después de estudiar un número
significativo de casos.
Por ejemplo, sabemos que la mayoría de las mujeres emite su mensaje en unos tonos más agudos que
la mayoría de los hombres; ¿detectamos esta diferencia y comenzamos inmediatamente a estudiarla,¿para
qué? Si es para demostrar que los hombres y las mujeres somos diferentes podremos ahorrarnos el trabajo:
disponemos de métodos mucho más rápidos y efectivos para demostrarlo; por otra parte dudo que fuera
necesario hacerlo ya que cualquier miembro de la comunidad diferencia con precisión ambos sexos.
Otro ejemplo: un hablante cualquiera nasaliza de diferente modo sus vocales cuando está resfriado:
ésta tampoco parece ser una variación importante para ser estudiada, pues la medicina moderna posee
métodos de diagnóstico del resfrío eficaz, y no está esperando que un estudioso del lenguaje la ayude.
Es importante además poder correlacionar variación lingüística con diferencias sociales, ya que, como
vimos, el lenguaje es social (cultural y aprendido) por definición. Si en el ejemplo anterior, el de las tres
pronunciaciones diferentes de la palabra examen, pudiéramos correlacionarlas cuantitativamente con
variables sociales, variables existentes en la comunidad, la situación sería diferente al de los casos de resfrío
o de sexo antes expuestos.

Significado referencial, significado estilístico


Habíamos dicho que los hablantes de la comunidad no tienen dificultades al identificar estas formas,
cualquiera de los tres significantes estará asociado al significado de /situación de prueba con calificación/
para constituir un signo lingüístico.

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Las tres formas significan exactamente lo mismo, tienen el mismo significado. ¿Es indiferente cuál se
utilice? ¿Qué sentido tiene estudiar estas formas que no aportan ningún significado? Lo que sucede es que
no aportan significado referencial, pero sí aportan significado social y/o estilístico.
Decimos que las tres formas tienen el mismo significado referencial porque refieren al mismo objeto;
cuando tenemos formas diferentes que refieren al mismo significado y esta variación de formas puede ser
correlacionada con variables sociales -es decir que se trata de una variación sociolingüística-podemos
afirmar que las formas aportan significado social o estilístico. Significado social porque nos informa sobre
la pertenencia del hablante a determinado grupo social dentro de la comunidad lingüística (grado de
instrucción y/o edad en nuestro ejemplo), significado estilístico porque conociendo la pertenencia social
diferenciadora del hablante podemos establecer el grado de atención que puso al emitir su mensaje.
La sociolingüística, tal cual la presentó Labov, no se limita a describir fenómenos sino que los explica.
Una vez establecida la variable sociolingüística podemos deducir la o las reglas variables que la producen,
dentro de una gramática del dialecto. Las reglas variables son, entonces, no solo descriptivas sino también
predictivas, porque nos permiten saber qué porcentaje de una u otra/s forma/s producirá un hablante
identificado de una comunidad lingüística. Esta variación, esta aparente alteración de formas no es azarosa,
es tan sistemática como cualquier otra regla gramatical -la concordancia, por ejemplo- y está también
predeterminada para los hablantes individuales.
Dentro de una comunidad, la existencia de una norma culta no significa necesariamente que el conjunto
de los hablantes tienda a reproducirla; existen otros factores, como la autoidentificación como miembro de
un grupo, que hacen que no solo no sea imitada la norma culta, sino también que sea rechazada. Esto es lo
que sucede en nuestra comunidad con el habla de los adolescentes, por ejemplo, en la que -conociendo la
norma- cuidan celosamente no utilizarla en algunas expresiones o situaciones, sobre todo cuando hablan
entre ellos. El significado social transmitido es el de pertenencia o autoidentificación de grupo, es decir,
algo así como "soy adolescente". En otros términos, la norma de prestigio del grupo no coincide con la
norma culta de la comunidad.

Tiempo aparente
Es una noción central en sociolingüística, importante por su carácter predictivo y porque -como
veremos- nos lleva del concepto de variación al concepto de cambio.
Mencionamos en el primer capítulo la tensión que supone considerar homogéneo al lenguaje (a un
dialecto, podemos decir ahora) frente a la evidencia cotidiana de que en realidad no lo es. Entre esas
evidencias observamos que el dialecto utilizado en El cantar de Mio Cid no es idéntico al de El Matadero
o al que utilizamos ahora cotidianamente o al que utilizan actualmente nuestros escritores: el dialecto ha
sufrido cambios a lo largo de su historia. Estos cambios son estudiados por la filología, e importan la
modificación, el reemplazo total o parcial de algunas formas por otras a lo largo de su historia, es el estudio
diacrónico del lenguaje. La sociolingüística -como explicaremos a continuación- nos permite predecir los
cambios que pueden ocurrir en el futuro.
Volvamos a nuestro anterior ejemplo de /examen/:
los datos nos muestran que, independientemente del nivel de instrucción, cuanto más jóvenes son los
hablantes más clara es la tendencia de la forma /EKSáMEN/ a desaparecer, en beneficio de una frecuencia
mayor de las otras dos formas. De esta evidencia podemos predecir que de no mediar de otro proceso que
interfiera en los actuales, en el futuro, cuando desaparezcan los hablantes mayores, los actualmente jóvenes
y adolescentes impondrán su modo de pronunciar.
Una ley natural nos indica que los hablantes adultos fallecerán antes que los más jóvenes; cuando estos
sucedan cambiará la frecuencia total dentro de la comunidad; este proceso en marcha impone que la
pronunciación [KS] desaparecerá.
Hablamos entonces de tiempo aparente porque tenemos en un estudio sincrónico que solo toma datos
del tiempo presente, sin preocuparse por su origen, una evidencia diacrónica, de un cambio que se
producirá con el tiempo.

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Contexto y Registro
Además de los ejemplos de variación relacionados con grupos sociales que mostramos, la
sociolingüística debe hacerse cargo de otras diferencias. Las relaciones de frecuencia de aparición de
determinadas formas en diferentes grupos sociales no se mantienen constantes en cualquier situación de
comunicación.
Cuando hablamos del estudio del lenguaje en su contexto de uso, debemos aclarar que entendemos
por contexto de uso todo lo que "rodea" al dialecto en el momento del evento comunicativo. La noción
de contexto está muy empleada, pero a veces insuficientemente comprendida.
Tomemos por ejemplo, una oración ambigua como
"El burro de Juan es desobediente"
donde es imposible determinar si el supuesto hablante quiso comunicarnos que Juan tiene un burro o
si Juan (figuradamente) lo es, decimos que podemos decidirnos por una u otra interpretación "por el
contexto". Obviamente esta afirmación es correcta, y decimos que el contexto forma parte de la
interpretación de la oración. Sin embargo no podemos tomar el concepto en forma indiscriminada y pensar
que absolutamente todo lo que rodea al mensaje lingüístico tiene la misma importancia para su
interpretación; es difícil, por ejemplo, que el color de las baldosas en las que el hablante está parado
constituya alguna señal que el oyente deba interpretar para averiguar quién es desobediente en este caso.
De modo que clasificaremos el entorno del evento comunicativo en cuatro tipos de contexto, de
acuerdo al lugar de dónde deben extraerse los elementos a interpretar:

Contexto lingüístico: lo dicho con anterioridad al mensaje que se interpreta, las emisiones
lingüísticas aun presentes en la memoria de corto plazo de los participantes de un evento comunicativo, por
ejemplo: preguntas que no se han contestado todavía, respuestas a afirmaciones previas, etc.
Contexto situacional: en que las señales deben extraerse de acuerdo a la situación de
comunicación; por ejemplo, situación de clase en la escuela, conversación en un café, en un baile, etc.
. Contexto relacional: las señales son extraídas de la relación que une a los participantes,
como amigos, padre e hijo, docente y alumno, jefe y subordinado, etc.
Contexto semántico: son las señales determinadas por el tema del cual se habla; por ejemplo
hablar de una enfermedad, de una nueva amistad, de un tema laboral.

El mensaje en su contexto
Ya hemos mencionado las diferencias que ocurren cuando el hablante presta diferente atención a su
mensaje (estilo); ahora mencionaremos diferencias de estilo vinculadas con diferentes situaciones
comunicativas.
Utilizamos diferentes frecuencias de formas al hablar con un amigo que con un empleado en el banco,
al dar lección o exponer en una clase, que al confesarle nuestro amor a otra persona, al contar una película
o al comentar el manual de instrucciones de un lavarropas, etc. Las formas se adecuan a los diferentes
contextos. Registro es la adaptación del dialecto (del sociolecto) a nuestro interlocutor, al tema y a la
situación, es decir al contexto.
Por supuesto que éste es un tema conocido y que aparentemente no requiere de mayor explicación:
como tantos otros fenómenos lingüísticos, los hablantes no necesitan de un teórico que los oriente para
usarlos; sólo para pensarlos teóricamente.
Los hablantes de un dialecto comparten el conocimiento de que las frecuencias de formas utilizadas
deben variar de acuerdo al contexto.
En las preguntas iniciales del capítulo anterior habíamos mencionado la afirmación, de "sentido
común":
3)-Usemos un lenguaje apropiado para el aula-.
que afirma que el aula es un lugar en particular, donde lo que se dice, desde el "-Buenos días, alumnos-
, que sirve de contexto lingüístico y relacional, y cómo se lo pronuncia, está predeterminado, porque no
sólo están determinados los temas que pueden ser hablados sino también los que solo pueden ser hablados
en ese lugar.

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Sabemos que no es apropiado dirigirnos a las autoridades y a los alumnos del mismo modo: cambiamos
las formas al tiempo que también los "contenidos" cambian, lo que conversamos con unos u otros. Dentro
del aula utilizamos registros especiales, diferentes a los que podemos utilizar en una fiesta familiar.
Sin embargo, este concepto tan fácil de comprender teóricamente y que como hablantes no tenemos
dificultad alguna en utilizar, produciendo y comprendiendo en registros diferentes, es difícil de aprehender
en determinadas ocasiones.
Las formas que varían de acuerdo a los contextos, es decir el registro, debemos insistir, pertenece a
un sociolecto, no a una abstracción del sistema. El docente adecua su sociolecto particular a la situación de
clase, al tiempo que los alumnos adecuan el propio: es éste uno de los grandes problemas que afectan la
comprensión lingüística, y que puede llegar a inhibir la producción. No es correcto afirmar que los alumnos
"...se comportan en clase del mismo modo que en la calle...” porque las formas lingüísticas utilizadas nos
parezcan extrañas; los alumnos utilizan diferentes registros de su sociolecto, que bien puede no ser un
sociolecto idéntico al de sus maestros. Identificar un problema es comenzar a hallar una solución, aceptar
la existencia de diferencias lingüísticas es un muy buen comienzo.

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