JULES CHÉRET

Y SU
IMPORTANCIA
EN LA
LITOGRAFÍA.

TRABAJO TEÓRICO DE IMAGEN IMPRESA.

Julieta Aguilar Chamorro.

 ÍNDICE:

1. Inicio del grabado.

2. Inicio de la litografía.

3. ¿Quién fue Jules Chéret?

4. Inicio del cartel publicitario.

5. La figura de Chéret en el cartelismo.

6. Influencias y características en sus obras.

7. Su evolución en el cartel.

8. La mujer en la obra de Chéret.

9. Ensayo personal sobre Chéret y su obra.

INICIO DEL GRABADO .

Los inicios del grabado se dan en China, durante el siglo XIII. La mayoría de personas que
realizaban el trabajo del grabado eran joyeros o dibujantes que hacían trabajos sobre metal.
Pero fue en la época barroca cuando se desarrolló un poco más este tipo de arte, apareciendo
la técnica del grabado mediante el hueco, dando paso al punteado o a la aguatinta.

Alrededor de 1735, se llegaron a crear algunas leyes que protegían el dominio artístico y
apoyaban la exportación, esto hizo que la producción de grabados se dividiera en dos: las
obras creadas para la colección y las obras creadas en series para masificarlas. Estas últimas
favorecieron el desarrollo de la fotografía y la litografía, ya que eran las técnicas más acordes
para la masificación de series de grabado.

Cabe recordar que antes del descubrimiento de la imprenta, el grabado era únicamente
considerado como un método de comunicación, no como un arte. Y no es hasta la aparición
de las vanguardias contemporáneas que aparecen nuevas formas de reproducción que
desafían la tradición gráfica.

INICIO DE LA LITOGRAFÍA.

La litografía es una técnica de grabado que nació alrededor del

año 1796. Fue creada por Aloys Senefelder, quien la llamó, en
un primer momento, “Imprenta química”. Esta método de
imprenta consta de cuatro pasos:

- La preparación de la piedra:
La piedra debe tener un mínimo grosor de 1 cm. Aunque
después se descubrieron las placas de aluminio, que
facilitaban la movilidad de la plancha, ya que las piedras
solían ser gruesas y pesadas.

Retrato de Aloys Senefelder, autor anónimo, 1819.

- El dibujo:
Una vez limada la piedra, se dibuja sobre ella con alguna tinta grasa que tenga como
base el aceite. Hacer el dibujo directamente sobre la piedra dió mayor libertad al
artista, pudiendo así prescindir de la figura del grabador. Cosa que no ocurría tiempo
atrás con la técnica de la xilografía.

- El entintado de la plancha:
Una vez finalizado el dibujo, la piedra deberá ser cubierta por ácido nítrico y goma
arábiga . Esto hará que se vuelva sensible al agua de nuevo. Posteriormente se
humedece la plancha, quedando mojada toda la superficie excepto aquellas partes en
las que haya tinta grasa, que repele el agua.
 - El estampado:
Utilizando un papel preferiblemente poroso, y previamente humedecido, se coloca
sobre la plancha haciendo presión con una prensa. El diseño quedará lista una vez se
retire el papel de la plancha.

Senefelder descubrió que el reemplazo de las placas de cobre

por piedras bajó notablemente el precio de producción.
Fueron los músicos los primeros interesados en este tipo de
imprenta y a raíz de esto, la litografía dio un salto comercial.
Los artistas comenzaron a interesarse por esta técnica,
además era mucho más fácil introducir el color en la litografía
que en el grabado, lo cual favoreció en la difusión de ésta. Que
permitió al arte adentrarse en algunos de los grupos sociales
más apartados, pues hubo mucho acierto entre artistas e
impresores, en los que los primeros les pedían hacer una
piedra, para poder imprimir masivamente y vender estas
obras a menor precio que una pintura única.

“Haus der Stadtgeschichte” de Offenbach, Siglo XIX.

¿QUIEN FUE JULES CHÉRET?

Jules Chéret fue un artista francés que nació en 1836 y falleció en 1932. A parte de estudiar
en la Escuela de Bellas Artes de París para mejorar su dibujo y pintura, también se formó
desde muy joven en el ámbito de la litografía. Su carrera en este
mundillo empezó con el diseño de portadas de libros, carteles, y
embalajes de productos.

Más tarde se convirtió en el mayor representante de esta

técnica, cuando comenzó a utilizar la tricromía con los tres
colores primarios. Gracias a este detalle, la industria del cartel
publicitario evoluciona, mezclando texto con imágen, llamando
así la atención del público.

Jules Chéret, 1900. Fotografía de Gaspard-Félix Tournachon.

Jules provenía de una familia artesana y humilde que carecía de una buena economía. Esto
hizo que la educación del artista fuese bastante limitada. Durante su formación en la escuela
realizó pinturas que ganaron cierto respeto en el mundo artístico de la época. Pero fue su
oficio como cartelista el que le permitió pagar sus estudios y más tarde poder dedicarse a ello
a tiempo completo.
INICIO DEL CARTEL PUBLICITARIO.

El nacimiento de los carteles se dió en la técnica de la xilografía. Se hacían en bloques de

madera ya que entonces la litografía era demasiado costosa para su producción. El desarrollo
de la litografía a tres colores que introdujo Chéret en el mundo artístico hizo que se pudieran
conseguir todas las tonalidades de colores con tan solo tres piedras. Aunque el
procedimiento era costoso, los resultados eran impecables, en los cuales las intensidades y
las transparencias de los colores eran espléndidas.

Como ya se mencionó anteriormente, la posibilidad de unir la

imágen con la palabra en uno de los más atractivos y
económicos formatos, hizo que la industria del cartel litográfico
se disparase.

“Moulin Rouge, La Goulue” de Henri Toulouse-Lautrec, 1891.

En 1870, en París, el cartel se convirtió en el medio de comunicación más

importante. Trasladando está galería de arte a las calles de las ciudades de
Europa e incluso América. Gracias a esto, el mundo de la publicidad entra de
lleno en la edad moderna.
En pleno apogeo, artistas como Toulouse-Lautrec y Alphonse Mucha
favorecieron la aflicción y con ello la demanda del cartel. Éstos crearon
carteles como “Moulin Rouge” o “La dame aux camelias” influenciados por el
arte bizantino y por los prerrafaelitas que representaron la escena parisina
que dominó y decoró la década siguiente.

“La Dame aux Camélias, Sarah Bernhardt” de Alphonse Mucha, 1896.

LA FIGURA DE CHÉRET EN EL CARTELISMO.

Considerado padre del cartelismo, Chéret tuvo gran importancia en la evolución del arte
parisino a finales del siglo XIX. Fue el que consiguió que se aceptase el arte de la
cromolitografía, gracias a su técnica y a su estética, logró introducir los colores vivos en el
paisaje parisino y que fuese apreciado por el público, por el gobierno y las vanguardias.

Su carrera como cartelista floreció entre 1866 y 1895. Empezó trabajando en Londres,
ilustrando portadas de libros y catálogos, pero su profesión da un giro cuando contacta con
 Eugene Rimmel para hacerle uno de sus carteles y
consigue el suficiente dinero para montar su
propio taller en París.

Etiqueta de Rimmel de Jules Chéret.

A mediados del siglo XIX los carteles se caracterizaban por la tipografía llamativa. Era el
mensaje el protagonista del cartel. Hasta que Jules vino con detalles que destacaron en la
publicidad como el uso de colores, o de figuras femeninas, las cuales no se habían visto
nunca en este ámbito.

Chéret abarcó carteles de perfumes, teatros, bebidas, libros, jabones, cabarets, licores y
muchas más campañas publicitarias.

INFLUENCIAS Y CARACTERÍSTICAS EN SUS OBRAS.

Como ya mencionado anteriormente, en los diseños de Jules Chéret se mezclaba texto con
imágen, cosa que hizo que Jules se ganara el respeto de grandes artistas como
Toulouse-Lautrec, Manet o Seurat, que cogieron sus obras como inspiración.

Como el cartel era un elemento nuevo y de bajo coste en el mundo del arte, en él se reflejaba
la rebeldía de los artistas de entonces. Sus primeras creaciones se caracterizaban por el uso
de elementos del arte victoriano, pero más tarde, sus
representaciones pasaron a ser más grandes o más
pequeñas. Las grandes se determinaban por ser de
amplias figuras con fondo liso, lo cual pasó a ser
marca del artista. También el arte asiático, con sus
coloridos grabados, influyeron en el arte europeo, y
a su vez se vió reflejado en muchas de las obras de
Jules. Así mismo, en sus grabados se atisban
influencias de ciertos artistas pertenecientes al estilo
del Rococó como Watteau o Fragonard.

Retrato al actor Ytani Tomomatsu, de Utagawa Kunisada, a principios

del siglo XIX.

Gracias a la práctica y a su talento. Su dominio por la técnica llegó a tal punto en el que
dibujaba directamente sobre la plancha sin ayuda de plantillas ni bocetos. Tanto él como sus
carteles tuvieron una enorme influencia en el Art Noveau.
SU EVOLUCIÓN EN EL CARTEL.

A mediados del siglo XIX, Chéret trajo innovaciones a la litografía que más tarde imitaron el
resto de artistas. Creó su propia tipografía de texto, aprovechando que la litografía, al
contrario que la industria de la imprenta, da la libertad al artista de dibujar a mano sobre la
superficie de la piedra. Con esto, el texto pasó a formar parte del diseño general del cartel.

Pero con el tiempo, Jules redujo la cantidad de texto en sus diseños, apoyándose fuertemente
en la idea de la imágen que representa ya sea el producto, o el evento que esté anunciando.

Una de las obras que más destacan del artista

fue su primer cartel publicitario a un solo
color “La biche au bois”.

“La biche au bois” de Jules Chéret, 1866.

El uso de un solo color para los carteles publicitarios era lo común en aquella época. Hasta
que Jules decidió simplificar el proceso de la cromolitografía usando única y exclusivamente
los tres colores primarios, rojo, amarillo y azul. Al hacer estos colores semi transparentes,
podía superponer finas capas de cada color, creando así diferentes tonos como verdes,
morados, marrones, naranjas…

“Orphée aux Enfers” fue su primer cartel en tricromía. Aquí

aún se nota la esencia general de sus primeros carteles, llenos
de detalle y profundidad en el paisaje. Aquí comenzó a jugar
con los colores, colocando elementos con otros colores para
que destacasen sobre el tono principal de la lámina.

“Orphée aux Enfers” de Jules Chéret, 1878.

Más tarde, comprendió que un cartel tenía la necesidad de atraer al público eliminando los
adornos o detalles tan elaborados como los que estaba realizando hasta el momento. Sus
diseños comenzaron a ser más sencillos y coloridos, para así llamar aún más la atención del
espectador.
“Hippodrome, Leona Dare” “Alcazar d´Éte, Lidia” “Saxoléine, Pétrole de sûreté"
de Jules Chéret, 1883. de Jules Chéret, 1893. de Jules Chéret, 1900.

Aquí ya se puede ver cómo se acercó a la pieza de una manera más pictórica, utilizando
pinceladas animadas, sombreado, punteado, subes lavados ue se asemejan a la acuarela y
áreas de color plano.

LA MUJER EN LA OBRA DE CHÉRET.

Uno de los temas preferidos de Chéret fue la vida nocturna de la

ciudad de París. La figura de la mujer fue imprescindible para
casi todos sus carteles. En muchas de sus obras se puede ver a
una mujer rubia de carácter sensual, se trata de una famosa
bailarina, Charlotte Wiehe, quien fue su fuente de inspiración
para muchos de sus diseños.

“Folies Bergères, Fleur de Lotus” de Jules Chéret, 1893.

Los carteles femeninos de este artista suelen ser composiciones que destacan por su
asimetría. Son de un gran dinamismo erótico gracias a la esencia femenina que siempre elige
para sus primeros planos, dejando la figura del hombre en un plano más al fondo y menos
importante. Las mujeres de sus carteles suelen aparecer alegres. Vestidas según la moda
parisina de la época. Esto hizo que muchas de las mujeres de la ciudad imitasen a las
protagonistas de los carteles de Chéret y los ciudadanos comenzaron a llamar a este tipo de
muchachas como “Las Cherette”. Gracias a este tipo de influencias, la publicidad francesa
consiguió una esencia erótica que posteriormente se vería reflejado en otros países.

Hasta el mismo artista consideraba sus diseños como obras y no como únicamente
elementos publicitarios. Chéret decía que sus composiciones habían llegado al mejor lugar
expositivo: la calle.
Con Jules Chéret se crea un nuevo lenguaje social, en el que,
introduciendo todos estos detalles mencionados, se
consigue un vínculo entre el espectador y la obra, haciendo
que el público responda con una serie de estímulos. Como
por ejemplo que el hombre, al estar en segundo plano,
compre el producto que se anuncia en el cartel atraído por
la figura de la mujer.

“L'Amant des Danseuses Roman Moderniste par Félicien Champsaur”

de Jules Chéret, 1888.

ENSAYO PERSONAL SOBRE CHÉRET Y SU OBRA.

El hecho de que este gran artista fuese de gran importancia e influencia en la ciudad de París
en aquella época y que ahora sea raramente conocido da mucho que pensar. Aunque lo
cierto es, que de alguna manera, es sorprendentemente apropiado ya que todo lo valioso que
ofreció este personaje durante su carrera fue al mismo tiempo extraño y fugaz o efímero.

Que Chéret pensase que la mejor forma de promocionar un

vino era colocando a una bella muchacha pelirroja, con un
vestido amarillo, bailando por un campo azul y sirviéndose
una copa de vino, dice mucho de la esencia innovadora que
tenía el artista. Gracias a su trabajo pudo inspirar a sus
compañeros cartelistas, como Mucha, Bonnard o
Toulouse-Lautrec. Quienes le ayudaron a decorar las grises
calles parisinas convirtiéndolas en una especie de
caleidoscopio, ya que eran un espectáculo que cambiaba
diariamente.

“Vin Mariani” de Jules Chéret, 1897.

Con sus grandiosas imágenes, que coloreaban la vida en París, hizo que los ciudadanos de
todos los estatus sociales se vieran obligados a coleccionarlos, ya sea bien comprando
versiones dedicadas a la colección en imprentas o arrancándolas de las paredes de los
edificios.

El cartel francés de finales del siglo XIX pasó fugazmente por el país, pero la esencia
perduró, dejando en el mundo del arte un espíritu moderno que poco a poco fue
conquistando la sociedad del momento. Gracias a Jules Chéret, ese afán por la innovación y
esa sed por la novedad invadieron todos los ámbitos de la vida.
Aunque Chéret utilizase la figura de la mujer como objeto promocional, también le dió a esta
una visión de juventud e independencia. Despertó el ánimo de la cultura consumista y viajera
y consiguió cambiar ese desprecio que había hacia las obras que utilizaban la vida
contemporánea como tema y hacia las que se producían en serie. Debido a todo este tipo de
cosas es muy complicado imaginar lo que hubiera sido de la evolución del arte moderno o de
la tendencia del cartel y de la publicidad en general.

“Saxoléine, Pétrole de sûreté" de Jules Chéret.

1895, 1892, 1894, 1900.

Uno de los anuncios que más llaman la atención son los carteles que promocionaban una de
las marcas de petróleo del momento. Chéret se convenció de que relacionar la figura
femenina con un producto asociado completamente al hombre era la mejor idea para que su
diseño llamase la atención. Esto lo consiguió mediante la representación de la utilización del
producto, en este caso del petróleo, dibujando a hermosas mujeres prendiendo sus lámparas
de aceite para poder iluminar la habitación. Con este tipo de imágenes mostró al público la
importancia del artículo día a día.

En definitiva, se podría decir que la importancia de Jules

Chéret ha sido definitiva para toda la industria
publicitaria, para el arte moderno y para la técnica de la
litografía. Las mezclas de elementos como el color, la
imagen, el producto y el texto hicieron mucho más bella
la vida cotidiana de París. Idea que quedó fija en la
finalidad del cartel. Gracias a su don por la litografía y su
privilegiada mente por la estrategia del márketing
consiguió llevar el cartelismo al mundo artístico e
integrarlo como un arte más. A parte de haber aportado
innovaciones muy útiles en el mundo del grabado.

“Pippermint, get Frères” de Jules Chéret, 1900.

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