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Tecnología Digital de la Imagen.

Julieta Aguilar.
Grupo B.

Al principio de los años noventa hubo un gran boom debido a los ordenadores. Fue
entonces cuando se comenzó a hablar de la realidad virtual y a cuestionar el significado del
arte. A pesar de no utilizarse mucho Internet, hubo gente que apostaba por que la
tecnología revolucionaría el mundo. Otros, sin embargo, advertían de su peligro y temían el
sobrecontrol y la manipulación a la que nos podría someter. William Gibson aseguraba que
el futuro ya había llegado pero debido al miedo de las personas no se había distribuido bien.

Al aparecer la tecnología, está interacciona con el arte y comienzan a aparecer diferentes


formas artísticas y performances que mezclan la intervención física con la tecnología, como
en “La Furia” que parece arte digital en físico.

David Byrne asegura que la tecnología afecta a la hora de crear música. Al aparecer los
videoclips, los músicos se vuelven “sofisticados y sorprendentes”. El creador comienza a
beneficiarse de la tecnología y pronto llega al mundo del cine. La imagen pasa a ser como
un Dios. Los elementos tecnológicos como el 3D toman protagonismo ante la historia de la
propia película.

Más tarde la industria del videojuego superó a la del cine. “Serán y acabarán siendo el arte
típico”. Los videojuegos empezaron a permitir poder ser otro y contienen la capacidad de
relacionarse a distancia con otros jugadores. “La tecnología siempre ha estado conectada
con el cuerpo” cita Epizoo, lo cual podemos ver el diferente performances como “El cuerpo
es un disfraz” de Orlan, en el que se somete a diversas operaciones. Al pensar que la
tecnología y el humano son una mezcla irreversible surgen los primeros robots y la idea de
que las máquinas dejarán al hombre sin trabajo cobra fuerza.

Hoy en día la tecnología está hasta en lo más clásico, como en museos y galerías con aire
acondicionado. Está claro que favorece la educación pero la vigilancia a la que se nos
somete lleva a la violencia y a la tecnofobia. Gracias a las Redes Sociales nos puede
conectar pero nos aísla al mismo tiempo. Nos permite corregirnos o ser perfectos sin
necesidad de error y no somos conscientes de lo mucho que afecta en ámbitos tan íntimos
como decisiones o relaciones personales.

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