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La Jurisdicción
Desde el punto de vista etimológico, la palabra jurisdicción proviene del latín
iurisdictio, que significa “decir el derecho”. La traducción etimológica se ha
mantenido a lo largo del tiempo, aludiendo al poder de declarar el derecho que
tenía el magistrado romano. Para Couture (1988), la jurisdicción:
Es la función pública, realizada por los órganos competentes del Estado, con las
formas requeridas por la ley para determinar los derechos de las partes, con el
objeto de dirimir sus conflictos y controversias de relevancia jurídica, mediante
decisiones bajo autoridad de cosa juzgada. (p. 34)
Es la función judicial propiamente dicha, ejercida por el Estado a través de
los órganos competentes, a los fines de dar respuesta a conflictos o
incertidumbres de los particulares. Longo (2002) ofrece una definición
sistematizada de la noción de jurisdicción definiéndola como la potestad
dimanante de la soberanía popular que ha sido asumida por el Estado, quien se
obliga a prestarla, cada vez que un sujeto mediante el ejercicio del poder
correlativo de la acción, afirma ser titular de una voluntad, pretende la tutela
judicial de sus intereses y solicita la prestación de dicha función.
Orígenes históricos
En los comienzos de la historia de la humanidad la aplicación del derecho
fue una función privada de los jefes de familia, en un contexto dominado por la
venganza privada y la justicia por mano propia, pero con la creación de los
Estados, el monopolio de la tarea de juzgar pasó a uno de sus poderes, el judicial,
que se ejerce a través de los jueces (aunque la independencia de poderes es una
característica que recién nace con las ideas iluministas, sobre todo con
Montesquieu).
La Jurisdicción tiene su origen en los arcontes de Grecia; es decir, el
tribunal público que solucionaba un conflicto particular en el aereópago (plaza). En
Grecia la administración de justicia se originó en el hábito prehistórico de resolver
disputas entre individuos, renunciando voluntariamente a la autotutela y
recurriendo al arbitraje. Se cree que los litigantes fueron forzados por la presión,
siempre creciente, de la opinión pública, así como por el acrecentamiento del
poder de los gobernantes, a abstenerse de la lucha armada y de la venganza de la
sangre y buscar la decisión de los príncipes que, en virtud de su preponderancia
social y personal, estaban predestinados a actuar como árbitros. Con esta teoría
dominante, devino una institución jurídica y pasó, después de la abolición de la
antigua monarquía, a los magistrados de la ciudad aristocrática y, posteriormente,
en las democracias, a los tribunales populares.
Desde el punto de vista de la concepción clásica romana, siempre se ha
considerado que el juez debe estar ligado a unos criterios previos. No obstante,
Calígula (III emperador del imperio) quiso suprimir la ciencia de los jurisconsultos
romanos, reduciendo la influencia del Senado, aplastando la oposición que este
órgano legislativo estaba ejerciendo, situación que lo llevó a hacer frente a varias
conspiraciones surgidas con el objeto de derrocarle. La Roma antigua tuvo
presente el principio de subordinación del juez a la ley. Se sigue de allí que el juez
romano, más que con la ley debía enfrentarse con la ciencia de los jurisconsultos y
con el edicto del pretor; quien enviaba a las partes ante el juez en poder de una
fórmula redactada, la cual limitaba la competencia judicial.
Una concepción diferente a la romana es la medieval, concebida por los
juristas del derecho común glosadores y post-glosadores. El juez está por
consiguiente ligado a la ley, pero ésta es fundamentalmente un cuerpo
jurisprudencial. Los medievales le temen a la desvinculación de la ley y prohíben
fallar en equidad, por lo que se guiaban tomando en cuenta las interpretaciones a
través de las glosas.
Otra noción de jurisdicción es la del mundo moderno y contemporáneo, cuya
preocupación esencial fue encontrar la mejor forma de garantizar la libertad. La
sujeción del juez a la ley es un dogma de mayor importancia en la época que se
gesta con la revolución francesa. El juez de nuestro tiempo no está abocado a la
tarea de buscar el verdadero sentido de la materia jurídica, porque éste se lo da la
ley, sino que su labor queda reducida a buscar el verdadero sentido o alcance de
la materia legal. Así nació la jurisdicción como emanación de la potestad soberana
del Estado, como medio de lograr la paz social. El Estado asume la función de
resolver los conflictos mediante órganos investidos de autoridad.
En casi todos los Estados del orden internacional y, por ende, en Venezuela,
contamos con normas como el ordinal 31 del Artículo 156 de la Constitución
Nacional, que establece como competencia del Poder Público Nacional, la
administración nacional de justicia, el Ministerio Público y la Defensoría del Pueblo
e igualmente, en el artículo 253 constitucional, se instituye que la potestad de
administrar justicia emana de los ciudadanos y ciudadanas y se imparte en
nombre de la República por autoridad de la ley. Corresponde a los órganos del
Poder Judicial conocer de las causas y asuntos de su competencia mediante los
procedimientos que determinen las leyes, y ejecutar o hacer ejecutar sus
sentencias. Este artículo coincide con lo descrito en párrafos precedentes respecto
a la doctrina venezolana, cuando se afirma que la potestad de administrar justicia
proviene de la soberanía popular que ha sido asumida por el Estado, el cual la
ejerce a través de los órganos jurisdiccionales, a solicitud de los particulares,
mediante la justa aplicación de la ley.
Características
Dentro de las características de la Jurisdicción destacan:
Es constitucional: porque nace de la constitución y se ocupa de garantizar el
pleno respeto de los principios, valores y normas establecidas en el texto
fundamental. La jurisdicción pertenece al ámbito de la Constitución, en cuanto a
función, como atribución de una función pública, apegada a la tutela jurídica del
Estado hacia los particulares.
General: se extiende por todo el territorio.
Exclusiva: solo la ejerce el Estado, manifestada en el poder-deber para
administrar justicia y resolver los conflictos desatados entre los particulares, a
través del Órgano Jurisdiccional.
Permanente: se ejerce en todo momento y en donde el Estado tenga
soberanía.
Es un presupuesto procesal: porque debe poseer las condiciones necesarias
para la constitución de la relación jurídica procesal, de la cual depende su
existencia, a fin de que pueda darse un pronunciamiento, ya sea favorable o
desfavorable sobre la pretensión.