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ámbito de eficacia en el
espacio de las normas
jurídicas. Concepto y
contenido del DIPr
"Zona DIPr estudiantes" por Federico F. Garau Sobrino se distribuye bajo una
Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.
ÍNDICE
Introducción
Bibliografía complementaria
Introducción
Las doctrinas sobre el concepto y objeto del DIPr. son casi tan abundantes como las
Conviene recordar que el término "norma jurídica" no debe identificarse con el de "disposición legal".
Una norma no se contiene materialmente en una sola disposición, siendo necesario recurrir a varias
disposiciones para poder obtener la norma completa.
De estos tres elementos que integran la norma jurídica completa, el DIPr. se ocupa siempre y
en todo caso del espacial. De aquí que podamos afirmar que el DIPr. es aquella rama del
ordenamiento jurídico que tiene por objeto la determinación del ámbito de aplicación en el
espacio de las normas jurídicas (L. Garau). Consecuencia de estas afirmaciones es que el
DIPr. incide en todas las ramas del ordenamiento jurídico, pues determina su ámbito
espacial. De este modo, podemos hablar de un Derecho civil internacional, de un Derecho
fiscal internacional, de un Derecho penal internacional, etc.
Veremos que también forma parte del contenido del DIPr. el estudio del elemento material –además
del espacial– de determinadas normas, las denominadas normas materiales específicas (véase infra
Antes de continuar analizando el contenido del DIPr. es preciso determinar las relaciones que
pueden existir entre las normas jurídicas y el territorio. Desde esta perspectiva, y siguiendo
en este tema a L. Garau, en toda norma podemos hablar de un ámbito de vigencia, de un
ámbito de aplicación y de un ámbito de eficacia. Veámoslos brevemente.
El ámbito de vigencia de una norma es aquél donde rige. Toda norma jurídica emana del
Estado, bien de su poder legislativo central (Parlamento estatal) o federado (Parlamentos
autonómicos), bien de las diferentes administraciones públicas. Si uno de los elementos
esenciales del Estado es el territorio, el ámbito de vigencia espacial de una norma, el ámbito
en el que rige esta norma, se incardina en el territorio del Estado del que emana.
P.ej., el Código civil español rige en España y no en Francia o en Italia, lo mismo que el Código civil
italiano rige en Italia y no en España o en Francia.
En un país como España, con una organización territorial autonómica con Parlamentos y
Gobiernos autonómicos con competencia legislativa, surge una necesaria coexistencia de
normas emanadas de los poderes centrales (gobierno y parlamento estatales) y de los
poderes autonómicos (gobiernos y parlamentos autonómicos) e, incluso, locales e
institucionales (ayuntamientos). De aquí que pueda afirmarse que las normas rigen como
máximo en un espacio coincidente con la base territorial atribuida al poder del que emana.
Si la Cortes Generales legislan en una materia de su exclusiva competencia, las normas aprobadas
regirán en todo el territorio español. Si lo hacen en el ámbito de la legislación civil sobre familia y
sucesiones –competencia compartida con algunas CCAA–, sus normas regirán solamente en el
territorio de aquellas CCAA que no tiene atribuida dicha competencia. Paralelamente, las normas en
materia de Derecho de familia y sucesiones adoptadas por los poderes de las CCAA que poseen
competencia en dicho ámbito regirán en el territorio de esas CCAA.
P.ej., la legislación penal rige en todo el territorio español. La legislación aprobada por las Cortes
sobre derecho sucesorio regirá en el denominado territorio de Derecho común y no en el territorio,
p.ej., de la CA de Baleares. La aprobada por el Parlamento de la CA de las Islas Baleares rige en el
territorio de esta CA y no en territorio de Derecho común o en el territorio de la CA de Aragón.
Profundizando más en el tema puede afirmarse que el ámbito de vigencia de una norma
jurídica nunca podrá ser mayor que la base territorial del poder del que emana pero sí podrá
ser inferior.
En este sentido, el ámbito de vigencia de las normas sobre sucesión de la Compilación del
Derecho Civil de Baleares contenidas en el Título II del Libro I se circunscribe a las Islas de Mallorca y,
con exclusión de algunos preceptos, de Menorca, mientras que el de las contenidas en el Título II del
Libro III se limita a las islas de Ibiza y Formentera.
A pesar de que una norma jurídica rija en el territorio de un Estado o de una parte de su
territorio, ésta no se aplica siempre que un hecho pueda ser subsumido en su supuesto
normativo. Es preciso que el supuesto de hecho caiga dentro del ámbito de aplicación
espacial de dicha norma. De este modo, podemos hablar del ámbito de aplicación espacial
de una norma jurídica, que es el territorio en el que debe localizarse el supuesto de hecho
contemplado por la norma para que ésta pueda ser aplicada.
Puede también suceder que de modo expreso se establezcan tanto las conexiones territoriales
como sus vinculaciones personales, solo que éstas se contienen en normas jurídicas diferentes. Este
es el caso, p.ej., del ámbito de aplicación espacial de la norma española sobre marcas: su vinculación
espacial se contiene en el artículo 10.4 Cc (se protegerán en España de acuerdo con la ley española)
y su vinculación personal –a qué personas se aplica– se contiene en el artículo 3 de la Ley de Marcas
(las personas físicas y jurídicas, incluidas las entidades de derecho publico; al no especificarse se
entiende que dichas personas y entidades pueden ser tanto españolas como extranjeras).
En principio, las normas jurídicas son eficaces en el territorio en el que rigen, ahora bien,
vemos que pueden aplicarse fuera del territorio en el que rigen. P.ej., en virtud de las normas
de conflicto italianas, las normas españolas relativas a la capacidad de obrar –que rigen en
territorio español– pueden ser aplicadas en Italia en el marco de un litigio en el que se
examine la capacidad de una persona de nacionalidad española (art. 20 de la Ley italiana de
DIPr). Igualmente, las normas alemanas sobre capacidad –que rigen en territorio de la R.F.
de Alemania– pueden aplicarse en España con motivo de un proceso seguido ante tribunales
españoles en el que se tenga que determinar la capacidad de obrar de un nacional alemán
(véase art. 9.1 Cc). De aquí que una norma jurídica pueda ser eficaz fuera del territorio en el
Lógicamente, cuando un juez español aplica en España las normas españolas sobre capacidad de
obrar, entonces coinciden el ámbito de vigencia y el ámbito de eficacia de la mencionada norma.
La aplicación por un juez español de una norma alemana sobre capacidad de obrar supone
darle eficacia directa en territorio español. Igualmente, la aplicación por un juez italiano de las
normas españolas sobre capacidad implica que aquél da eficacia directa en Italia a las
normas españolas.
En el ámbito del Derecho Procesal Civil Internacional veremos que las resoluciones judiciales
(véase el Tema 3, apartado II), dictadas por los órganos jurisdiccionales de un país en el marco de un
proceso en el que se han aplicado las normas jurídicas de ese país, pueden producir efectos en el
territorio de otro país –cuestión jurídica denominada "reconocimiento" de las sentencias extranjeras–.
En este caso, el reconocimiento de la resolución judicial implica dar eficacia indirecta a las normas
aplicadas por el tribunal de dictó la resolución. P.ej., si en España se reconoce una sentencia francesa
en la que el juez francés ha aplicado Derecho francés, dicho acto procesal supone dar eficacia
indirecta en España a la norma jurídica francesa aplicada por el juez francés.
Además de establecer el ámbito de aplicación del ordenamiento jurídico propio, las normas
de conflicto bilaterales también tienen por función dar eficacia directa a las normas de un
ordenamiento extranjero (véase el Tema 4, apartado 2.A).
L. Garau las ha definido como aquellas normas en las que en su supuesto (preferentemente) o en su
consecuencia jurídica encontramos una circunstancia de naturaleza espacial. De aquí que, para este
autor, no toda circunstancia espacial propiamente dicha o personal (cuando refleja un vínculo entre
persona y territorio) que pueda aparecer en una frase jurídica tiene necesariamente como función
primordial determinar el ámbito de aplicación de una norma jurídica. En ocasiones, puede tener
también por objeto configurar el supuesto o, excepcionalmente, la consecuencia jurídica de una norma
jurídica de contenido material (norma material específica) o, dicho de otro modo, puede formar parte
de su ámbito de aplicación material.
Si queremos que el contenido de la disciplina DIPr. sea racional, no abarcando una gran
cantidad de materias y, sobre todo, no acabe solapándose en exceso con materias
integradas en el contenido de otras disciplinas jurídicas, no podemos admitir que el DIPr.
estudie el elemento material de todas las normas jurídicas específicas. De aquí que
tengamos que buscar un criterio que nos permita concretar cuáles van a ser objeto de
estudio por el DIPr. y cuáles no.
El DIPr. estudiará el elemento material (además del espacial) de la Ley Orgánica 4/2000 sobre
derechos y libertades de los extranjeros en España, porque es una norma jurídica pensada
específicamente para regular supuestos en los que existe un elemento de la relación (el extranjero, el
no nacional español) vinculado con el territorio de otro Estado distinto de España –esta norma
específica no se aplica cuando el elemento personal de la relación jurídica es español–. Por el
contrario, el DIPr. no incluirá en su contenido el estudio del elemento material de la Convención de
Viena relativa a los contratos de compraventa internacional de mercaderías, ya que constituye una
técnica de reglamentación alternativa a una regulación existente en España para supuestos
meramente internos o conectados exclusivamente con el territorio español (normas mercantiles
españolas sobre compraventa). En este último caso, el DIPr. se ocupara solamente de estudiar la
norma que establece su ámbito de aplicación espacial, esto es, su artículo primero.
En definitiva, y de manera sintética, para solucionar la colisión entre diversas normas pueden
emplearse diversos criterios:
–Las normas de la UE tienen disposiciones cuyo objeto es resolver sus conflictos con
los tratados internacionales –o con otras normas de la UE– y en las que normalmente
se establece la primacía de las primeras.
A diferencia a otros países de nuestro entorno (p.ej., Suiza, Alemania, Italia, Bélgica), España carece
de una ley específica en la que se contengan, con mayor o menor amplitud, las normas de DIPr.
Un grupo muy importante de fuentes de origen convencional en el ámbito del DIPr. tiene su
origen en la Conferencia de La Haya de Derecho Internacional Privado. Este es el caso, por
ejemplo, del Convenio sobre la ley aplicable en materia de accidentes de circulación por
carretera, hecho en La Haya el 4 de mayo de 1971.
También existen convenios relacionados con materias de DIPr. emanados del Consejo de
Europa (p.ej., el Convenio europeo relativo al reconocimiento y la ejecución de decisiones en
materia de custodia de menores, así como al restablecimiento de dicha custodia. hecho en
Luxemburgo el 20 de mayo de 1980), de la Unión Europea (Convenio de Lugano de 2007
relativo a la competencia judicial, el reconocimiento y la ejecución de resoluciones judiciales
en materia civil y mercantil) o de la Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho
Mercantil Internacional (CNUDMI o UNCITRAL) (Convenio de Nueva York de 1958 sobre
reconocimiento y ejecución de sentencias arbitrales extranjeras).
En ocasiones, los sistemas estatales de DIPr. incorporan formalmente los textos convencionales al
propio ordenamiento jurídico realizando una referencia genérica en la norma estatal a la existencia y
aplicación del convenio (incorporación por referencia). Ejemplo de esta técnica son los artículos 9.4, p.
2º, y 9.6, p. 1º, del Cc, o el artículo 25 de la Ley de adopción internacional. También encontramos
La competencia de las Comunidades autónomas para conservar, modificar y desarrollar los Derechos
civiles vigentes en su territorio tuvo su plasmación posterior en los estatutos de autonomía de las
Comunidades con un Derecho civil propio: Aragón, Cataluña, Galicia, Navarra, País Vasco y Valencia.
Por lo que respecta a Baleares, esta competencia se recoge en el artículo 30, ap. 27º, del Estatuto de
Autonomía de las Illes Balears (EAIB).
Un ejemplo de lo que acabo de decir lo tenemos en el texto refundido de la compilación del derecho
civil de las Islas Baleares, aprobado mediante el Decreto Legislativo 79/1990, de 6 de septiembre.
Determinados preceptos de la Ley 5/1961, de 19 de abril, sobre Compilación del Derecho civil
especial de Baleares habían sido modificados por la Ley del Parlamento de la Comunidad Autónoma
de las Illes Balears 8/1990, de 28 de junio. Uno de los preceptos afectados por la reforma fue su
artículo 2, que pasó a tener el siguiente contenido: "Las normas del Derecho Civil de Baleares tendrán
eficacia en el territorio de la Comunidad Autónoma y serán de aplicación a quienes residan en él sin
necesidad de probar su vecindad civil. Se exceptúan los casos en que, conforme al Derecho
Interregional o Internacional Privado, deban aplicarse otras normas. La vecindad y los conflictos
interinsulares de normas se regularán por el Código Civil y demás disposiciones de aplicación
general". Se trataba claramente de una norma de conflicto unilateral ("serán de aplicación a quienes
residan en él sin necesidad de probar su vecindad civil"), que determinaba el ámbito de aplicación de
la Compilación. Como tal fue recurrida por el Presidente del Gobierno ante el TC, el cual, en sentencia
de 6.5.1993 (sentencia 156/1993, ECLI:ES:TC:1993:156), declaró inconstitucional el mencionado
inciso por contravenir lo dispuesto en el artículo 149.1.8º de la Constitución.
A) Técnicas de reglamentación
Si analizamos las normas utilizadas por el Derecho interregional, vemos que son las mismas
que las usadas para resolver los conflictos de leyes en el ámbito internacional. En este
sentido, el artículo 16.1 Cc establece que "los conflictos de leyes que puedan surgir por la
coexistencia de distintas legislaciones civiles en el territorio nacional se resolverán según las
normas contenidas en el capítulo IV [normas de DIPr.]". Por tanto, las normas de conflicto
Por lo que respecta a las normas de funcionamiento –aquellas normas que resuelven los
problemas que plantea la aplicación de las normas de conflicto y que en el DIPr. de origen
interno se hallan recogidas en el artículo 12 Cc (véase el Tema 4, apartado II) –, el artículo
16.1 Cc establece que también serán aplicables a los conflictos internos de leyes, excepto
las correspondientes a los problemas relativos a la calificación (art. 12.1), reenvío (art. 12.2)
y orden público (art. 12.3). A primera vista, llama la atención que no se haya recogido
también en este catálogo de exclusiones el artículo 12.5, relativo a la remisión a un sistema
plurilegislativo. Esta última norma solamente encuentra aplicación en la medida en que la ley
aplicable al supuesto (lex causae) sea el ordenamiento de un país (distinto de España) en el
que coexistan diversos ordenamientos jurídicos. La desafortunada redacción del artículo 12.4
Cc y la escasa operatividad de la figura del fraude de ley hace que la relevancia práctica de
esta norma de funcionamiento sea casi nula (véase el Tema 4, apartado II.5). De aquí que la
única norma de funcionamiento que encontraría aplicación sería el artículo 12.6 Cc, en el que
se recoge el principio general del DIPr. español de la imperatividad de la norma de conflicto.
La inaplicación de la norma sobre calificación es lógica, puesto que para calificar unos hechos
debemos acudir a los conceptos jurídicos del ordenamiento español ("ley española") –tanto si éstos
derivan de normas contenidas en el Código civil o en normas de Derecho civil propio de un territorio–.
La exclusión en el ámbito interregional de la norma relativa al reenvío parece clara, ya que el ámbito
espacial de las normas materiales pertenecientes a los distintos ordenamientos coexistentes en
España se establece a través de las normas de conflicto del ordenamiento español. Por tanto, las
conexiones son idénticas, no pudiendo existir problemas de reenvío. Finalmente, la no aplicación de la
excepción de orden público a los conflictos internos de leyes estaría justificada por la existencia de
unos valores y principios fundamentales comunes del ordenamiento español, de los distintos
ordenamientos civiles que coexisten en nuestro país.
C) Vecindad civil
Todas las personas que ostenten la nacionalidad española deben tener vecindad civil; por
tanto, los extranjeros no gozan de vecindad civil, aunque residan en territorio español.
Hemos visto que, a pesar del tenor literal del artículo 14.1 Cc, la vecindad civil no es el
criterio único de sujeción al Derecho civil especial propio de las CCAA, si bien sirve para
determinar la ley personal de las personas físicas en el caso de conflicto interno de leyes en
La vecindad civil es inscribible en el Registro Civil (véase art. 4, 5º LRC). Si no consta inscrita, puede
declararse, previo procedimiento registral, con valor de simple presunción (art. 92.1.b LRC). Las
declaraciones de voluntad relativas a la vecindad civil podrán realizarse ante el Encargado del RC,
notario, o funcionario diplomático o consular encargado del RC y se inscribirán en el registro individual
de la persona afectada (art. 68 LRC).
Precepto que genera confusión es el artículo 9.3 EAIB, en el que se establece que "los
extranjeros que, teniendo vecindad de cualquiera de los municipios de las Illes Balears,
adquieran la nacionalidad española quedan sujetos al Derecho Civil de las Illes Balears
excepto en el caso en que manifiesten su voluntad en sentido contrario". El artículo 15 Cc
solamente atribuye vecindad civil a los españoles, por lo que cuando en este precepto se
habla de la "vecindad" de los extranjeros, no puede referirse a ella. Entonces, ¿a qué
vecindad se está refiriendo? La clave está en la normativa administrativa existente en esta
materia: la Ley reguladora de las Bases de Régimen Local (LBRL) y el Reglamento de
Población y Demarcación Territorial de las Entidades Locales (RPDTEL). De acuerdo con
ella, toda persona que viva en España debe estar inscrita en el Padrón del municipio en el
que resida habitualmente, adquiriendo en virtud de tal inscripción la condición de "vecino"
(art. 15 LBRL y art. 54 RPDTEL). Los datos del Padrón "constituyen prueba de la residencia
en el municipio y del domicilio habitual" (art. 16.1 LBRL) –obsérvese que ahora se introduce
un concepto nuevo ("domicilio habitual") que, además de no aparecer en el precepto anterior,
parece dar a entender que existe un domicilio "simple" (a secas) o "no habitual"–. Teniendo
en cuenta estas normas, la mención del artículo 9.3 EAIB a la vecindad habrá que entenderla
referida a la vecindad administrativa. Teniendo en cuenta lo anterior, el artículo 9.3 EAIB
viene a establecer que el extranjero con vecindad administrativa en un municipio de Baleares
cuando adquiera la nacionalidad española adquirirá, salvo manifestación en contra, la
vecindad civil de Baleares.
De acuerdo con el artículo 15 Cc, la adquisición de la vecindad civil no es automática, sino que el
extranjero debe optar por una vecindad civil en el momento de la adquisición de la nacionalidad, o,
incluso, se le atribuye en caso de recuperación de la nacionalidad española la que tenía atribuida
antes de la pérdida. Esta contradicción entre el artículo 15 Cc (posibilidad de optar o atribución directa
de la anterior) y el artículo 9.3 EAIB (atribución de la balear) podría resolverse en favor de la norma
estatutaria, alegándose que ésta forma parte del bloque de constitucionalidad. Ahora bien, también
podría invocarse la prevalencia del Cc, por un principio de coherencia del sistema: no es posible, ni
deseable, que una norma venga a desvirtuar la regla general de atribución de vecindad civil, pues ello
puede generar conflictos positivos (atribución de varias vecindades civiles) y negativos (ausencia de
aquélla).
La territorialidad estricta de la legislación de las Comunidades Autónomas les privaría de una parte
de su eficacia. Así lo declaró el TC en sus inicios, en su sentencia núm. 37/1981, de 16.11.1981,
cuando afirmó que, "es bien cierto que la competencia de los órganos de la Comunidad Autónoma del
País Vasco se entiende siempre referida, salvo disposición expresa en contrario (en este caso
inexistente) al ámbito territorial del País Vasco, como declara el artículo 20.6 de su Estatuto de
Autonomía, pero esta limitación territorial de la eficacia de las normas y actos no puede significar, en
modo alguno, que le esté vedado por ello a esos órganos, en uso de sus competencias propias,
adoptar decisiones que puedan producir consecuencias de hecho en otros lugares del territorio
nacional. La unidad política, jurídica, económica y social de España impide su división en
compartimentos estancos y, en consecuencia, la privación a las Comunidades Autónomas de la
posibilidad de actuar cuando sus actos pudieran originar consecuencias más allá de sus límites
territoriales equivaldría necesariamente a privarlas, pura y simplemente, de toda capacidad de
actuación" (FJ 1º). Por la misma razón, el TC ha declarado que no se transgrede el principio de
territorialidad de la legislación autonómica cuando se establece un recargo autonómico sobre la cuota
líquida en el Impuesto de la Renta de las Personas Físicas aplicable a los residentes en el territorio de
la CA con independencia del lugar de generación de la renta (véase sentencia TC núm. 150/1990, de
4.10.1990, FJ 5º, referida a la CA de Madrid).
Bibliografía complementaria
– L. GARAU JUANEDA, "Comunidades Autónomas y Derecho Interregional", en
AA.VV., Constitución, Comunidades autónomas y Derecho interregional, Santiago de
Compostela, 1982, pp. 111 ss.
– L. GARAU JUANEDA, "Sobre las diferentes relaciones entre norma jurídica y
territorio", en J. BASEDOW y otros, Aufbruch nach Europa, 75 Jahre
Max-Planck-Institut für Privatrecht, Tübingen, 2001, pp. 415 ss.
– L. GARAU JUANEDA, "Artículo 10", en A. BLASCO ESTEVE (Dir.), Comentarios al
Estatuto de Autonomía de las Islas Baleares, Pamplona, Civitas, 2008, pp. 111 ss.
– L. GARAU JUANEDA, "Los conflictos de leyes entre las diferentes regulaciones en
materia de régimen económico matrimonial vigentes en España y cuestiones de
derecho intertemporal asociadas a los mismos", en F. LLEDÓ YAGÜE y M.P. FERRER
VANRELL (Dirs.), Los regímenes económicos matrimoniales en los Derechos civiles
forales o especiales, Madrid, 2010, pp. 51 ss.