RESUMEN

El Antiguo Régimen y la Ilustración

El Antiguo Régimen
El Antiguo Régimen fue el sistema político y socioeconómico vigente en Europa durante la Edad
Moderna. La forma de gobierno predominante fue la monarquía absoluta, en la que los reyes
gobernaban sin limitaciones, concentrando los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. Su base
ideológica era la teoría medieval del origen divino del poder, es decir, el poder provenía de Dios.
Los monarcas se apoyaron en la lengua, la historia o la religión para reforzar el Estado,
desarrollaron la burocracia y la Administración para mejorar la recaudación de impuestos y crearon
un ejército permanente que facilitara la defensa de los territorios y la incorporación de otros nuevos.
En Inglaterra la monarquía absoluta fue sustituida por la monarquía parlamentaria tras dos
revoluciones: la primera entre 1649 y 1660, y la Revolución Gloriosa, que llevó a Guillermo de
Orange al trono con la firma de la Declaración de Derechos (Bill of Rights, 1689).

La economía
La economía del Antiguo Régimen se caracterizó por una agricultura de baja productividad
dedicada al autoconsumo; una artesanía urbana gremial que convivía con una creciente
manufactura rural, y un comercio controlado por los Estados.
A partir del siglo XVII, las nuevas técnicas agrícolas, herramientas y cultivos; la privatización y
cercamiento de tierras (enclosure), y el desarrollo del sistema de plantaciones en las colonias
llevaron a la intensificación de los cultivos y a una mayor rentabilidad para los propietarios.
La llegada a Asia y a América permitió a los Estados europeos iniciar una expansión colonial que
inauguró una nueva etapa de capitalismo comercial, pero también promovió políticas
proteccionistas basadas en el mercantilismo.

Demografía y sociedad
El régimen demográfico de la Edad Moderna se caracterizó por unas altas tasas de natalidad y de
mortalidad y una esperanza de vida de menos de 50 años. A partir del siglo XVIII, la población
europea inició la transición del régimen demográfico antiguo al moderno, gracias a la mejora de las
condiciones higiénicas y alimentarias.
La sociedad se dividía en tres estamentos, la nobleza, el clero, y el pueblo llano:
• La nobleza y el clero eran estamentos minoritarios y disfrutaban de privilegios fiscales,
sociales y políticos.
• El pueblo llano, o Tercer Estado, era el estamento no privilegiado. La mayoría de la
población pertenecía a este grupo y, por tanto, era muy heterogéneo. La burguesía
(comerciantes, propietarios de talleres, etc.) era el grupo más fuerte económicamente.
La sociedad del Antiguo Régimen era patriarcal y consideraba a las mujeres seres débiles,
supeditadas al cabeza de familia y destinadas al matrimonio o a formar parte del clero.
El honor era el principal valor social, por delante de la riqueza, y el trabajo tenía una connotación
negativa. La servidumbre y la esclavitud aún existían, y la religión definía los valores morales y
controlaba la educación.
La población estaba expuesta a todo tipo de calamidades. La producción agrícola dependía de la
meteorología y de las plagas, lo que podía generar malas cosechas. La falta de alimento provocaba
que la población estuviera subalimentada y fuera vulnerable a todo tipo de enfermedades y
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epidemias. La violencia y las guerras también eran muy frecuentes durante la Edad Moderna, y
conllevaban destrucciones de campos, robos y saqueos de todo tipo.

La Ilustración
La Ilustración fue un movimiento cultural e intelectual que defendía la capacidad racional del
hombre y la idea de progreso. Los ilustrados criticaron las bases de Antiguo Régimen y
promovieron un nuevo modelo político y social. Estas ideas se tradujeron en una serie de políticas
como las mejoras fiscales, la división de poderes, el parlamentarismo, el contrato social y la
soberanía nacional.
En economía defendieron la fisiocracia, considerando que la riqueza de un país se encontraba en
la agricultura y las actividades productivas, y el liberalismo económico, basado en las teorías de
Adam Smith.
Destaca la creación de la Enciclopedia, una recopilación del saber universal creada bajo la
dirección de d’Alembert y Diderot. Defendía los valores de la Ilustración, criticaba la sociedad
estamental y el absolutismo y proponía la formación de una nueva sociedad justa y libre.
El despotismo ilustrado fue un sistema político que se impuso en algunos países europeos en la
segunda mitad del siglo XVIII. Su objetivo era combinar la monarquía absoluta con medidas
ilustradas para modernizar el país y favorecer el bienestar del pueblo.

La España del siglo XVIII: los Borbones

El siglo XVIII comenzó con la Guerra de Sucesión española entre los partidarios de Felipe de
Anjou y del archiduque Carlos de Habsburgo, que finalizó en 1714 tras la firma de los Tratados de
Utrecht y Rastatt. El nuevo monarca, Felipe V, aplicó distintas políticas centralizadoras de la
Administración del Estado, como los Decretos de Nueva Planta, por los que abolía las leyes e
instituciones de los reinos de la Corona de Aragón. En política exterior, Felipe V se alió con Francia
y trató de recuperar los territorios perdidos en el tratado de Utrecht, aunque no tuvo éxito.
Fernando VI impuso una política exterior de neutralidad y realizó reformas internas como la
creación de un impuesto único, el impulso al comercio americano, la modernización de la marina y
el control de la Corona sobre el clero.
Su sucesor Carlos III, impulsado por las ideas de ilustrados como Gaspar Melchor de Jovellanos,
realizó reformas como la expulsión de los jesuitas, la reorganización del ejército, o la liberalización
del comercio americano. Fue considerado el mejor alcalde de Madrid por las mejoras emprendidas
como los servicios de alumbrado y recogida de basuras y una red de alcantarillado.
El conflicto bélico más importante del siglo dieciocho fue la Guerra de los Siete Años (1756-1763).
Gran Bretaña y sus aliados se enfrentaron al Imperio austriaco, Rusia, Suecia, Francia y España
por el dominio de Centroeuropa y la supremacía colonial en América del Norte y la India. La
contienda terminó con la victoria de Gran Bretaña y la firma de la Paz de París en 1763.

La América hispánica: los Reinos de Indias

Desde la llegada de Cristóbal Colón a las islas descubiertas al otro lado del océano Atlántico, los
Reyes Católicos promovieron nuevos viajes de exploración y conquista. Para administrar los
territorios conquistados, en la metrópoli se crearon la Casa de la Contratación (Sevilla y después
en Cádiz) y el Consejo de Indias. La Corona creó virreinatos para gobernar el territorio (Nueva
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España, del Perú, Nueva Granada y Río de la Plata) y controló la administración eclesiástica de las
colonias.
En los Reinos de Indias, la sociedad se organizaba por criterios étnicos: en la cúspide estaban los
hispánicos, debajo estaban los mestizos, seguidos por los amerindios (que por ley eran súbitos
de la Corona), los esclavos de origen africano y los miembros de las «castas» (hijos de indígenas
y esclavos).
En cuanto a la economía, la minería fue el sector económico más importante, con la obtención de
oro y plata. La agricultura fue latifundista, con mano de obra en un principio indígena y después
esclava. La ganadería experimentó un enorme crecimiento con la llegada del ganado proveniente
de la metrópoli. El comercio no lograba satisfacer las necesidades de las colonias, que recurrieron
al contrabando para abastecerse y la industria fue el sector menos desarrollado.
La cultura europea se expandió gracias a las universidades y la imprenta. La religión católica y la
lengua castellana se promovieron como elemento aglutinador de la sociedad. También destacó el
urbanismo, con ciudades de nueva planta con un plano en cuadrícula o damero.

Ciencia y arte
En los siglos XVI y XVII, las investigaciones en física, astronomía, biología y química cambiaron la
visión de la naturaleza y sentaron las bases de la ciencia moderna. Científicos como Nicolás
Copérnico, Johannes Kepler o Galileo Galilei iniciaron estos cambios, demostrando la teoría
heliocéntrica. El culmen de la revolución científica fue la formulación de las leyes del movimiento y
de la gravitación universal por Isaac Newton en 1687.
En el siglo XVIII se realizaron grandes avances científicos y culturales en materias como física,
química, botánica, medicina, geografía y tecnología gracias al impulso que dio la Ilustración a la
educación y la ciencia y la técnica, y la herencia recibida de la ciencia del siglo XVII.
Durante el siglo XVIII se extendió por Europa el estilo rococó, que reflejaba los valores de la
aristocracia: el gusto por el lujo y la ostentación social. Se caracterizaba por la decoración
exuberante, los colores suaves y claros, y los temas relacionados con la naturaleza, la mitología, el
arte oriental, la vida cotidiana y las escenas amorosas.