Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
3. CAMBIOS ECONÓMICOS.
3.1. LAS NUEVAS POLÍTICAS ECONÓMICAS.
En el Antiguo Régimen se había impuesto el mercantilismo, una política económica
que consideraba que la riqueza de un país procedía de acumular metales preciosos
mediante el comercio. Para conseguir esto, el Estado debía dirigir la economía;
prohibir la exportación de metales preciosos; fomentar el comercio, impulsando las
exportaciones y dificultando las importaciones ; y conseguir colonias que comprasen y
vendiesen sus productos a la metrópoli.
En el siglo XVIII, las ideas ilustradas apoyaron la creación de políticas económicas
que desplazaron al mercantilismo, como la fisiocracia y el liberalismo económico.
- La fisiocracia, defendida por François Quesnay, sostuvo que la base de la
riqueza de un país es la tierra (agricultura y minería), porque permite la
alimentación y proporciona productos para la artesanía y el comercio. También
se opuso al control de la economía por el Estado y defendió la libertad
económica.
- El liberalismo económico, defendido por Adam Smith en su obra La riqueza
de las naciones (1776), sostuvo que el origen de la riqueza es el trabajo
individual. Por lo que, el único medio para enriquecer a las naciones es
enriquecer a los individuos, ya que el beneficio particular beneficia a la
sociedad.
Debido a esto, el Estado no debe intervenir en la economía, ya que se regula
por la ley de la oferta y la demanda; si la oferta de un recurso supera la
demanda, su precio baja; al contrario, sube. Su papel debía limitarse a defender
a la sociedad de amenazas externas; proteger a los individuos de la injusticia; y
crear obras y servicios públicos no asumidos por los particulares por no ser
rentables, debido a su alto coste.
Estas políticas favorecieron la prosperidad económica y demográfica del siglo
XVIII.
4. CAMBIOS ECONÓMICOS.
4.1. LAS TRANSFORMACIONES AGRARIAS.
En el Antiguo Régimen, la mayoría de la población trabajaba en el campo,
principalmente en el cultivo de cereales, ya que era la base de la alimentación. Se
utilizaban técnicas agrarias rudimentarias. Consistían en la rotación bienal (se
suceden un cereal y barbecho. Cada año queda sin cultivar la mitad) o trienal (se
suceden dos cereales y un barbecho. Cada año queda sin cultivar un tercio). Por eso,
los rendimientos eran bajos. La mayoría de las tierras eran señoríos en manos de la
nobleza y el clero, que cobraban impuestos o derechos señoriales a sus habitantes.
En el siglo XVIII, la agricultura progresó. Se difundieron nuevos cultivos de América
(maíz, patata…), que diversificaron la alimentación. Se implantaron mejores técnicas,
como las Provincias Unidas y Gran Bretaña, que al sustituir el barbecho por la
rotación continua (se suceden un cereal y nuevos cultivos en sustitución del
barbecho, como la patata y los forrajes. Se cultiva toda) aumentaron los rendimientos.
El régimen señorial, se mantuvo.
El peligro de una posible unión de España y Francia, llevó a las principales potencias
europeas apoyar como sucesor al archiduque Carlos de Austria (segundo hijo del
emperador de Alemania). Con ello estalló la guerra de sucesión a la corona española.