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Texto: Vigilar y Castigar - Foucault

Foucault sostiene que a lo largo de la historia se pueden encontrar diversos signos de una gran atención
dedicada al cuerpo como “blanco de poder”. El cuerpo como objeto, como blanco de poder, es pensarlo
como un cuerpo que se manipula, que se le da forma, que se lo educa, que obedece, que responde, que se
vuelve hábil o cuyas fuerzas se multiplican. En simples palabras, un cuerpo se vuelve objeto cuando se
vuelve DÓCIL  (manipulable); y un cuerpo es dócil cuando puede ser sometido, utilizado, transformado y
perfeccionado. 

Foucault explica que las disciplinas son los métodos que permiten que el cuerpo se vuelva dócil y útil. Esto es
así porque ejercen un control minucioso, en detalle (hace hincapié en esto), de las operaciones del cuerpo,
que garantizan la sujeción constante de sus fuerzas y les impone una relación de docilidad-utilidad. En este
sentido, habla de una política de las coerciones que constituyen un trabajo sobre el cuerpo, una manipulación
calculada de sus elementos, de sus gestos, de sus comportamientos (se produce una “anatomía política” que
es igualmente una “mecánica del cuerpo”). Así, el cuerpo humano entra en un mecanismo de poder que lo
explora,  LO DESARTICULA y lo RECOMPONE para que sea útil al contexto socio-histórico en el que está
situado. No es simplemente que se haga lo que se desea, sino que se OPERE COMO SE QUIERE según la
rapidez y eficacia que determina la sociedad. 

De esta forma, la disciplina fabrica cuerpos sometidos y ejercitados, cuerpos “dóciles”, aumentando las fuerzas
del cuerpo (en términos económicos de utilidad) y disminuye esas mismas fuerzas (en términos políticos de
obediencia). Disocia el poder del cuerpo: de una parte, hace de este poder una “aptitud”, una “capacidad” que
trata de aumentar, y cambia por otra parte la energía, la potencia de que ello podría resultar, y la convierte en
una relación de sujeción estricta. La coerción disciplinaria establece en el cuerpo el vínculo de una coacción
entre una aptitud aumentada y una dominación acrecentada. 

La disciplina siempre se ha impuesto para RESPONDER a EXIGENCIAS de coyunturas de un momento dado.


En la modernidad temprana, que es donde está situado el texto de Foucault, la exigencia era producto de
la innovación industrial: se debía crear cuerpos dóciles y útiles para producir. Entonces, las disciplinas vuelven
al cuerpo obediente y útil a la necesidad del contexto histórico-social de ese momento. 

Lo MÁS importante de las disciplinas es que parte del principio que es MÁS RENTABLE VIGILAR QUE
CASTIGAR, es decir, domesticar, NORMALIZAR y HACER PRODUCTIVOS a los sujetos en vez de
segregarlos o eliminarlos. De esta forma, las disciplinas son dispositivos de poder que se sirvieron para
su funcionamiento de la NORMA, son instancias de normativización. Las disciplinas (sirviéndose de las
tecnologías de individualización y las tecnologías de regulación de poblaciones) son las que establecen una
relación con el cuerpo que al mismo tiempo que lo hacen dócil lo hacen útil. Permiten la “creación” de una
sociedad disciplinaria y PRODUCTIVA. 

En línea con esto, Foucault establece que para lograr llegar a estos cuerpos dóciles que la sociedad necesita
hay una multiplicidad de procesos, de origen diferentes, que se distinguen sobre su dominio de aplicación, pero
que coinciden, se repiten, se apoyan uno sobre los otros y entran en convergencia y dibujan poco a poco el
diseño de un método general. Tanto en lo militar, lo escolar como en lo hospitalarios hay diferentes indicios que
permiten ver cómo se usan diferentes procedimientos para controlar o corregir las operaciones del cuerpo y
volver útiles a los hombres. Así, en el texto lo que Foucault muestra es cómo el tiempo y el espacio se re-
organizaron en el siglo XVIII a través del poder disciplinario; a través de un conjunto de técnicas, de
procedimientos, de saberes, de descripciones, de recetas y de datos que permitieron el “nacimiento” del hombre
del humanismo moderno.
 

En resumen, dice Foucault que puede decirse que la disciplina fabrica, a partir de los cuerpos que controla,
una individualidad que está dotada de cuatro características: es celular (por el juego de distribución espacial),
es orgánica (por el cifrado de las actividades), es genética (por la acumulación del tiempo), es combinatoria (por
la composición de las fuerzas). Y para ello utiliza cuatro grandes técnicas: construye cuadros; prescribe
maniobras; impone ejercicios; dispone táctica. Los técnicos de la disciplina elaboran procedimientos para la
coerción individual y colectiva de los cuerpos.

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