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“Los medios del buen encauzamiento” en Vigilar y Castigar, M. Foucault, Siglo XXI
Editores, Buenos Aires,1989
No está de más señalar que el autor no está elaborando una “teoría”; investiga,
escribe. Sus fuentes son también archivos, manuscritos, documentos, reglamentos,
planos, proyectos, tratados, pinturas, grabados, piezas periodísticas.
En el capítulo “Los medios del buen encauzamiento” Foucault describe en qué consiste
el gran “descubrimiento” de la Disciplina en el Siglo XVIII, resaltando su alcance y
enormes consecuencias, a pesar de haber pasado inadvertida.
Esto supone despejar, discutir, poner en cuestión, una serie de premisas ampliamente
admitidas. Por sólo tomar un ejemplo, Foucault discute que la “benignidad de las
penas”, el relajamiento de los castigos, responda únicamente a una cuestión de
carácter humanitario. En el apartado “Los medios del buen encauzamiento” el autor
explica por qué la disciplina significa más bien una mejor forma de controlar, de
castigar, más económica y eficaz. No dejar de castigar exactamente, sino hacerlo
mejor.
Inversión que Foucault caracteriza como la emergencia del Biopoder por oposición al
Derecho soberano de matar, basado en el Derecho de espada.
En la modalidad del Poder Soberano, la máxima individualización queda del lado del
rey: se marca tanto más al individuo cuanto mayor es su poderío o privilegio. En tal
sentido, el dispendio en los rituales, las ceremonias, los espectáculos (incluido el del
suplicio), otorga el máximo de visibilidad al monarca, a la corona, actualizando y
reforzando su brillo, su temible potencia. De allí que Foucault lo denomine eje político
de individualización de tipo “ascendente”. Estas representaciones y estos mecanismos
histórico-rituales encuentran su correspondencia en la figura del hombre memorable.
La disciplina marca el momento en que se efectúa la inversión del eje político de la
individualización. ¿Qué significa que en la disciplina la individualización sea
“descendente”? Esta inversión consiste en que, a medida que el poder se torna más
anónimo y funcional mediante la aplicación de estos mecanismos, se vuelve visibles a
aquellos sobre quienes se ejerce.
Foucault lo describe como el pasaje a la formación de la individualidad conforme a
otros mecanismos, los mecanismos científico-disciplinarios: del hombre memorable al
hombre calculable.
Así, rebajar el umbral de la individualidad descriptible, significa según Foucault que esa
descripción pormenorizada producto de las operaciones de examinación, clasificación,
calificación, comparación, homogeneización, exclusión, constituye por sí misma un
medio de control y dominación. A nuevos modos de objetivación, le corresponden
nuevos modos de sometimiento (“cada cual recibe como estatuto su propia
individualidad” ligada a rasgos que la ubican conforme a un rango, unas medidas, un
“caso”).
Por último y no menos importante: esta individualidad que puede juzgarse, calificarse,
es susceptible de ser reencauzada, corregida. Aquello que la misma disciplina expulsa
como residuo, es reincorporado a su maquinaria como su razón de ser.