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Castigar")
Michel Foucault es uno de los autores más leídos en los estudios de comunicación
porque permite pensar las relaciones entre discurso, verdad y poder. Algunos capítulos
del libro Vigilar y Castigar incluso permiten pensar la relación entre la técnica, el cuerpo
y el poder en la modernidad. Si bien acá abajo encontrarán un resumen del capítulo "Los
cuerpos dóciles", los que quieran leer el libro completo pueden descargarlo en formato
PDF desde este link.
En el capítulo "Disciplina" del ensayo Vigilar y Castigar, Foucault sostiene que, en los
comienzos del siglo XIX, desaparece el gran espectáculo de la pena física y se entra en
la era de la sobriedad punitiva. En cuanto a la acción sobre el cuerpo, no se encuentra
suprimida por completo a mediados del siglo XIX. La pena ha dejado de estar centrada
en el suplicio como técnica de sufrimiento: ha tomado como objeto principal la pérdida
de un bien, de un derecho.
A partir del siglo XVIII, estos esquemas de docilidad desarrollaron una escala de control
al nivel de la mecánica: movimientos, gestos, actitudes, rapidez. Su modalidad fue una
coerción constante, fueron métodos que permitían el control minucioso sobre las
operaciones del cuerpo llamadas disciplinas. Éstas no se fundan sobre una relación de
apropiación de los cuerpos. Busca hacer al cuerpo obediente y útil. Este mecanismo de
poder explora al cuerpo, lo desarticula y lo recompone: una anatomía política. Éstas
desarrollan una microfísica de poder que pone la atención en los detalles.
En la disciplina, cada uno se define por el lugar que ocupa en una serie, y por la distancia
que los separa de los otros. La unidad es el rango: lugar que se ocupa en una
clasificación. El cuadro como una de sus técnicas de poder: organizar lo múltiple,
recorrerlo y dominarlo. Hacen un uso particular del empleo del tiempo: establecen
ritmos, obligan a ocupaciones determinadas, regulan los ciclos de repetición.