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Fundamento de la prohibición de la retroactividad.

La prohibición de aplicar retroactivamente la ley tiene, en la República Dominicana, rango


constitucional por expresa disposición del artículo 110 de la Carta Sustantiva que dispone:
“La ley sólo dispone y se aplica para lo porvenir. No tiene efecto retroactivo sino cuando
sea favorable al que esté subjúdice o cumpliendo condena. En ningún caso los poderes
públicos o la ley podrán afectar o alterar la seguridad jurídica derivada de situaciones
establecidas conforme a una legislación anterior”.

La doctrina y la jurisprudencia universal, incluyendo la local, sostienen que este principio


rige con todas sus consecuencias en el derecho penal material, reconociendo que el efecto
retroactivo cuando la ley nueva cree una situación de mayor beneficio para el condenado o
sub-júdice que la legislación derogada o modificada (ultractividad) y que cuando la ley
nueva crea una situación que lo perjudica seguirá rigiendo la ley anterior.

Este principio se completa con el de no ultraactividad de la ley penal, en cuyo virtud la ley
penal tampoco se aplica a hechos realizados con posterioridad a su derogación.

La exigencia de lex praevia expresa la prohibición de retroactividad de las


leyes penales: el principio de legalidad penal prohíbe la retroactividad de la
ley penal que, por lo tanto, no pueden aplicarse a hechos cometidos antes de su
entrada en vigor. Obviamente, las funciones del Derecho Penal de protección
de bienes jurídicos a través de la prevención y de motivación no pueden
alcanzarse si la persona no puede saber de antemano qué está prohibido y qué
no, de modo que pueda ajustar su comportamiento a tal conocimiento.

El fundamento de este principio se ha realizado conforme a varias teorías, entre las que
destacan las siguientes:

1) Principio de justicia: es una exigencia de la justicia no continuar aplicando o ejecutando


una pena reconocida por la ley penal como excesivamente severa y, por tanto, excesiva,
desproporcionada e injusta.

2) Principio de necesidad de pena: La pena sólo es legítima cuando es necesaria (principio


de intervención mínima de las penas), y si la derogación de la ley anterior por otra más
benigna demuestra que la pena establecida ya no era necesaria (al menos con tanta
severidad), se impone la retroactividad de la ley (y de la pena) más favorable.

3) Principio de humanidad: partiendo siempre del criterio más favorable a la humanidad y a


la inocencia, si la nueva ley más benigna no se aplicase retroactivamente, el principio de no
retroactividad, concebido a favor de los acusados, se adoptaría realmente en su perjuicio.
El principio de irretroactividad de ley penal ha tenido reconocimiento internacional, la
Declaración de los Derecho del Hombre de Naciones unidas de 1948, que establece que
“nadie será condenado por actos y omisiones que en el momento de cometerse no fueran
delictivos según el Derecho Nacional o Internacional. Tampoco se impondrá pena más
grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito”.

Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos “nadie será condenado por actos u
omisiones que en el momento de cometerse no fueran delictivos según el derecho nacional
o internacional. Tampoco se impondrá pena más grave que la aplicable en el momento de la
comisión del delito. Si con posterioridad a la comisión del delito la ley dispone la
imposición de una pena más leve, el delincuente se beneficiará de ello”.

La Convención Interamericana de Derechos Humanos, por su parte, también lo consagra,


en su artículo 9, que dispone que “nadie puede ser condenado por acciones u omisiones que
en el momento de cometerse no fueran delictivos según el derecho aplicable.

El principio de irretroactividad de las leyes penales tiene una excepción respecto de las
leyes penales posteriores al momento de comisión del hecho delictivo pero más favorable al
acusado. La retroactividad de la ley más favorable tiene rango constitucional.

El fundamento de este principio se ha realizado conforme a varias teorías, entre las que
destacan las siguientes: 1) Principio de justicia: es una exigencia de la justicia no continuar
aplicando o ejecutando una pena reconocida por la ley penal como excesivamente severa y,
por tanto, excesiva, desproporcionada e injusta. 2) Principio de necesidad de pena: La pena
sólo es legítima cuando es necesaria (principio de intervención mínima de las penas), y si la
derogación de la ley anterior por otra más benigna demuestra que la pena establecida ya no
era necesaria (al menos con tanta severidad), se impone la retroactividad de la ley (y de la
pena) más favorable. 3) Principio de humanidad: partiendo siempre del criterio más
favorable a la humanidad y a la inocencia, si la nueva ley más benigna no se aplicase
retroactivamente, el principio de no retroactividad, concebido a favor de los acusados, se
adoptaría realmente en su perjuicio.

El principio de legalidad es uno de los límites más tajantes al poder punitivo del Estado.
Nulla poena, nullum crimen sine praevia lege poenali. No hay pena, no hay crimen, sin una
ley penal previa. Este aforismo sintetiza el significado del principio de legalidad: el
fundamento del castigo sólo puede ser una ley en sentido formal, sancionada según el
procedimiento, la competencia y el contenido limitado que regula nuestra Constitución
Nacional, que esté vigente al momento de la comisión del hecho y que prevea como
delictiva la conducta reprochada.

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