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SECCION: “C”
TURNO: MATUTINO
ANALISIS
CORREO: luciagitierrezgoyo@gmail.com
La estrategia fiscal cuyo fin último ha sido alcanzar la estabilidad de las finanzas públicas y
la deuda en el mediano plazo, también ha tenido como objetivo lograr la disciplina fiscal
agregada, la priorización estratégica del gasto y eficiencia y efectividad en el mismo1,
pilares que han sido señalados por las agencias internacionales como elementos centrales
para promover el desarrollo y facilitar el diseño y aplicación de instrumentos de planeación
y ejecución, adecuados para cada nivel de la administración del Estado.
1
Banco Mundial (1998) “Public Expenditure Management Handbook”, Washington D.C.: WB Pg. 26
en otras palabras, el gobierno es el encargado de velar por el respeto de las reglas de juego
de la economía.
Por otro lado, vale mencionar que el marco legal de la política fiscal en Colombia está
constituido por un conjunto de normas, de diversa jerarquía y alcance, que limitan el
déficit, regulan el gasto y establecen controles al endeudamiento público. Este conjunto de
normas se ha constituido en la estrategia fiscal cuyo fin es la sostenibilidad de la deuda en
el largo plazo tanto en el Gobierno Nacional Central como en los gobiernos
departamentales y locales. El marco jurídico que se ha venido construyendo desde los
inicios del presente siglo, luego de que el país experimentara la mayor crisis financiera y
fiscal de su historia, y se ha venido consolidando y complementando con otras normas y
practicas permitieron la reducción del déficit fiscal y la deuda pública, lo cual ha sido el
principal factor considerado por las calificadoras de riesgo en el momento de devolverle el
grado de inversión a la economía colombiana.
Es así como el sistema fiscal descentralizado permite que las entidades territoriales tengan
un mayor grado de responsabilidad en la prestación de servicios básicos a la población; así,
lo que se busca es que los servicios se presten desde las entidades que están más cerca de la
población, es decir, desde los departamentos y los municipios, ya que éstas conocen mejor
las necesidades de los ciudadanos; igualmente, se busca que los ciudadanos puedan evaluar
y juzgar de una manera más directa la prestación de estos servicios.
El problema con la política fiscal es que no tiene el mismo impacto en todos. Una decisión
de la política fiscal, como un aumento de los impuestos, que afecta solamente a un grupo
económico en particular, o a una circunscripción especifica, pudiera ser percibido como una
decisión injusta por ese grupo. Del mismo modo gastos del gobierno podrían beneficiar
solamente a un segmento específico de votantes, creando dificultades con otro segmento.
Una de las controversias más grande de los políticos y una que hace la implementación de
la política fiscal muy difícil, es cuanto debe participar el gobierno en la economía.
Actualmente, la política fiscal debe jugar un papel central en la mitigación del impacto
social y económico derivado de la pandemia del COVID-19 y, al mismo tiempo,
proporcionar el impulso necesario para lograr una reactivación de la actividad económica
que permita guiar a la región hacia un desarrollo sostenible e inclusivo en un mundo post
COVID-19. Así lo señala el Panorama Fiscal de América Latina y el Caribe 2020,
publicación anual de la CEPAL dada a conocer hoy en el sitio web de la institución.
En este contexto, la CEPAL (2020) indica en el estudio que las medidas fiscales ya
anunciadas representan un primer paso en lo que podría ser un largo camino hacia la
recuperación de la región. De acuerdo al documento, en los próximos meses, y ante el
eventual levantamiento gradual de las medidas de confinamiento, los países deberán
impulsar importantes medidas de estímulo fiscal con el objetivo de contribuir a la
reactivación de la actividad económica, la inversión y la creación de empleo de calidad.
Para ello serán necesarios mayores esfuerzos fiscales y que la región cuente con acceso
adecuado a medidas de financiamiento.
Así, la política fiscal, a través del gasto público, no es neutra, afecta de manera diferenciada
a los grupos más vulnerables de la sociedad. La solución para que la política fiscal sea
verdaderamente un instrumento de cambio y bienestar no pasa por un tema técnico, la
cuestión es básicamente política y ética: primero está la gente y la prioridad de hacer que el
gasto responda a las necesidades de las grandes mayorías para cerrar las históricas brechas
de capacidades. La aceptación social de los impuestos no es solo una vía para incrementar
la recaudación necesaria para la prestación de servicios públicos, sino que constituye uno
de los elementos clave de la cohesión social y la gobernabilidad, al fortalecer participación
ciudadana, contribuye y exige, sentando las bases para la negociación entre los ciudadanos
e instituciones que legitima el Estado (Soto, 2016).
El efecto que las políticas fiscales tienen en el desarrollo de los países es una cuestión no
exenta de controversia. Algunos expertos señalan que los impuestos suponen un freno al
crecimiento económico, y abogan por mantenerlos a un nivel mínimo; otros consideran que
la política fiscal puede servir como mecanismo de estabilización de los ciclos económicos,
evitando las escaladas bruscas en los precios y el desempleo. Va siendo hora de promover
una tercera perspectiva: la política fiscal no sólo puede servir de motor del crecimiento,
sino contribuir también a otros objetivos del desarrollo económico y social, como combatir
la pobreza, evitar la exclusión social y generar una mayor igualdad de oportunidades.
El gasto público, por ejemplo, debería proporcionar a toda la sociedad bienes y servicios de
calidad; si se lograra este objetivo, el gasto fiscal tendría un impacto positivo en obstáculos
para el desarrollo como son la reducción de la pobreza, la desigualdad y la exclusión. Lo
mismo ocurre con los ingresos públicos: si los sistemas de recaudación de impuestos fueran
más justos, gozaran de una base más amplia y se adaptan a la naturaleza específica de la
economía, podrían recaudar de manera eficiente y sostenible los fondos necesarios para
proporcionar esos bienes y servicios básicos.
BIBLIOGRAFÍA
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.https://www.ciat.org/Biblioteca/AreasTematicas/Economia/PoliticaFiscal/
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impacto social y económico derivado de la pandemia del COVID-19, así como contribuir a
impulsar la reactivación económica. Comisión Económica para América Latina y el
Caribe. https://www.cepal.org/es/comunicados/la-politica-fiscal-debe-jugar-un-papel-
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https://colaboracion.dnp.gov.co/CDT/Conpes/
Puchet, J & Torres, F. (2000). Las finanzas públicas y la política fiscal en las
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