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SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0659/2013-L

Sucre, 15 de julio de 2013

SALA LIQUIDADORA TRANSITORIA


Magistrado Relator: Dr. Macario Lahor Cortez Chávez
Acción de amparo constitucional

Expediente: 2011-24523-50-AAC
Departamento: La Paz

En revisión la Resolución 769/2011 de 3 de octubre, cursante de fs. 129 a 132, pronunciada dentro
de la acción de amparo constitucional interpuesta por Cesar López Saavedra contra Miriam Virginia
Aguilar Rodríguez y Juan Carlos Berrios Albizú, ex y actual Vocal de la Sala Civil Segunda de la Corte
Superior del Distrito Judicial -ahora Tribunal Departamental de Justicia- de La Paz y Osvaldo Osinaga
Vargas ex Juez Octavo de Partido de Familia del mismo Distrito Judicial -hoy departamento-.

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1. Contenido de la demanda

Mediante memoriales presentados el 13 y 22 de septiembre de 2011, cursantes de fs. 70 a 77 vta. y


82 vta., el accionante expresó lo siguiente:

I.1.1. Hechos que motivan la acción

Emergente de una demanda de divorcio instaurada por Carmen Melgar Nogales contra el ahora
accionante, que concluyó con la emisión del fallo que determinó disolver el vínculo matrimonial
entre ambos; la antes referida inició proceso sumario de división y partición de bienes gananciales,
dictándose la Resolución de ganancialidad “22/2007”, complementada por Auto de 15 de febrero de
2007, habiéndose determinado los bienes como gananciales susceptibles de ser divididos.

Sin embargo, la mencionada resolución de ganancialidad y auto complementario fueron notificados


a las partes, habiéndose ejecutoriado luego de más de cuatro meses, por lo que mediante
Resolución de 12 de noviembre de 2007, se determinó la retención del 50% del bono de cesantía,
además se dispuso que se deposite el 50% de aporte de vivienda militar, sin advertir que los mismos
no se encontraban como “gananciales”, por cuanto, jamás se demandó la división y partición del
bono de cesantía; esta resolución no encontró soporte ni justificaciones legales, menos respaldo
jurídico, por lo que planteó incidente de nulidad, posteriormente se apersonó a la Sala Civil Segunda,
que declaró improbado el mencionado incidente para manifestar “los puntos de agravio a la
resolución 485/2009 con memorial correspondiente (…) no obstante se tiene la Resolución de
apelación emitida mediante Auto de Vista-resolución Nº I-156/11 de fecha 5 de abril de 2011
notificada en fecha 12 de abril de 2011…” (sic).
Añade también que: el mencionado Auto de Vista de 5 de abril de 2011, anuló “en parte” el auto que
concedió el recurso de apelación de 15 de mayo de 2010, y ratificó el contenido de dicha resolución
apelada, demostrándose que el incidente de nulidad presentado no fue extemporáneo.

Finalmente manifiesta, que el Auto interlocutorio de fs. “1487”, embargó sus acreencias sociales,
provocando que se vulnere de manera indubitable el debido proceso, la garantía “seguridad
jurídica”, de lo que representa el efecto de la cosa juzgada, consagrada como inmodificable, pues el
fallo debe responder a principios de legalidad, debido proceso y de seguridad procesal, no resulte
ultra, extra ni infra petita.

I.1.2. Derechos supuestamente vulnerados

El accionante, alega la vulneración de sus derechos al debido proceso, y a la “seguridad jurídica”,


citando al efecto el art. 115 de la Constitución Política del Estado (CPE.

I.1.3. Petitorio

Solicita se conceda la tutela, disponiendo: a) Declarar la nulidad de la Resolución de 12 de


noviembre de 2007; b) Revocar y dejar sin efecto la Resolución del “Tribunal de la Corte Superior del
Distrito Sala Civil Segunda I-156/11 y Resolución de Auto de Vista 476/2008, reconociendo la expresa
ejecutoria de la resolución de ganacialidad y la complementaria sobre los bienes gananciales” (sic);
c) La restitución de su bono de cesantía en el 50% equivalentes a $us25 000.- (veinticinco mil dólares
estadounidenses); y, d) “determinar la aplicación” de daños y perjuicios e intereses devengados,
pago de costas y honorarios profesionales.

I.2. Audiencia y Resolución del Tribunal de garantías

Celebrada la audiencia pública, el 1 de octubre de 2011, según consta en el acta cursante de fs. 91 a
94 vta., se produjeron los siguientes actuados:

I.2.1. Ratificación de la acción

En audiencia, Cesar López Saavedra, por medio de su abogada, ratificó el tenor íntegro de su
memorial de acción de amparo constitucional.

I.2.2. Informe de las autoridades demandadas

Osvaldo Osinaga Vargas, mediante informe escrito de 30 de noviembre de 2011, cursante de fs. 88 a
89, indicó que: la Resolución de 12 de noviembre de 2007, cursante a “fs. 1487”, tiene su
fundamento en los arts. 101 y 111 del Código de Familia (CF), donde se calificó el capital de cesantía
como un bien ganancial, asimismo, el art. 102 del CF, señala que la comunidad de gananciales es
regulada por ley, en ese entendido no puede renunciarse ni modificarse por convenios particulares,
bajo pena de nulidad, y lo resuelto en el mencionado fallo, fue conforme a Ley.

Por su parte, Miriam Virginia Aguilar Rodríguez, -actual Vocal de la Sala Social y Administrativa
Primera- y Juan Carlos Berrios Albizú Vocal de la Sala Civil Segunda -ambos demandados-,
presentaron informe escrito el 1 de octubre de 2011, cursante a fs. 90 vta., mencionando que: i) Se
pronunció el Auto de Vista I-156/11 en aplicación del art. 15 de la Ley de Organización Judicial (LOJ
abrog), que faculta al tribunal de alzada revisar los procesos y establecer si los jueces y funcionarios
observaron las leyes y plazos en la tramitación de causas, en cuya labor fiscalizadora se estableció
que una vez emitida la resolución 485/2009 que resolvió el incidente de nulidad de obrados,
suscitado por Cesar López Saavedra, habiéndose notificado con la misma el 3 de diciembre de 2009,
a horas 17:50; posteriormente, ii) El -ahora accionante- presentó recurso de apelación el 8 de
diciembre del mismo año, a horas 14:45, es decir fuera del plazo establecido de tres días previstos
en el art. 216 del Código de Procedimiento Civil (CPC), considerando que el Auto impugnado se
constituía en Auto interlocutorio simple, porque no trataba del derecho discutido en proceso ni
ponía fin al mismo por lo que se aplicó el art. 237.I. del Adjetivo Civil por lo que se anuló el Auto de
concesión de alzada de 15 de mayo de 2010; y, iii) Concluyendo que la Sala Civil Segunda en calidad
de tribunal ad quem, únicamente cumplió con el deber de aplicar la norma, solicitando se deniegue
la acción de amparo constitucional.

I.2.3. Resolución

La Sala Penal Primera de la Corte Superior del Distrito Judicial -ahora Tribunal Departamental de
Justicia- de La Paz, constituida en Tribunal de garantías, pronunció la Resolución 769/2011 de 3 de
octubre, cursante de fs. 129 a 132, por la que concedió en parte la tutela solicitada, disponiendo
que: a) La Sala Civil Segunda de la Respetable Corte Superior de Justicia- ahora Tribunal
Departamental de Justicia- de La Paz, dicte nuevo Auto de Vista, que resuelva el recurso de
apelación, formulado por Cesar López Saavedra contra la Resolución 485/2009 de 25 de noviembre;
y, b) Dejar sin efecto el Auto de Vista I-156/11; bajo el siguiente fundamento: 1) La Resolución
485/2009 de 25 de noviembre, que declaraba improbado el incidente de nulidad, fue notificado al
accionante el 3 de diciembre de 2009 a horas 17:50, por lo que se presentó recurso de apelación del
8 del mismo mes y año, a horas 14:45, habiéndose interpuesto a los cinco días de haberse
notificado; lo que quiere decir que fue presentado dentro de plazo establecido por el art. 220.I inc.
1) del CPC; 2) Los Vocales demandados hicieron una valoración incorrecta de la normativa al
“rechazar el incidente de nulidad” ya mencionado; 3) En ejecución de sentencia, resulta indistinto
para efectos de activar el recurso de apelación si el auto es interlocutorio simple o definitivo; y, 4) El
Auto interlocutorio de 25 de noviembre de 2009, se pudo impugnar dentro del plazo de diez días,
por lo que deberán pronunciarse en el fondo.

Se hizo notar, que el Vocal convocado para conformar el Tribunal de garantías Ramiro López
Guzmán, Vocal de la Sala Penal Tercera expresó su desacuerdo y fue de voto disidente, habiéndose
convocado nuevamente un Vocal dirimidor, recayendo dicha designación en Elías Fernando Ganam
Cortez, Vocal de Sala Penal Segunda.

I.3. Consideraciones de sala

Por mandato de las normas previstas por el art. 20.I y II de la Ley 212 de 23 de diciembre de 2011, la
Sala Plena del Tribunal Constitucional Plurinacional, conformó la Sala Liquidadora Transitoria,
posesionando a los Magistrados de la misma, el 15 de febrero de 2012, a objeto de la liquidación de
las acciones tutelares ingresadas a los Tribunales de garantías, hasta el 31 de diciembre de 2011,
modificada por la Disposición Transitoria Segunda del Código Procesal Constitucional vigente desde
el 6 de agosto de 2012. Con la referida competencia, se procedió al sorteo de la presente causa,
dictándose Resolución dentro de plazo.

II. CONCLUSIONES

De la debida revisión y compulsa de los antecedentes cursantes en el expediente, se llega a las


conclusiones siguientes:

II.1. Auto de 12 de noviembre de 2007, emitido por Osvaldo Osinaga Vargas, Juez Octavo de
Partido de Familia, que dispone, se oficie nuevamente al Gerente de la Corporación del Seguro Social
Militar (COSSMIL), para que proceda a la retención del 50% de los beneficios sociales de cesantía que
corresponde al demandado Cesar López Saavedra a favor de Carmen Melgar Nogales, asimismo se
deposite en el Juzgado la suma de Bs4 371,99.- (cuatro mil trescientos setenta y uno 99/100
bolivianos) a favor de Carmen Melgar Nogales, por concepto del 50% del aporte de vivienda militar,
ya cobrado por el ahora accionante (fs. 40).

II.2. Resolución 79/2008 de 19 de febrero, emitida por René Pabón Ortuño y Aida Luz Maldonado
Bocángel, Vocales de Sala Civil Primera, que en su parte resolutiva, dispone confirmar el Auto de 12
de noviembre 2007 (fs. 36 a 37).

II.3. Auto 485/2009 de 25 de noviembre, pronunciado por Osvaldo Osinaga Vargas Juez Octavo
de Partido de Familia, que declaró improbado el incidente de nulidad de obrados (fs. 25 a 27).

II.4. Auto de 15 de mayo de 2010, emitido por Osvaldo Osinaga Vargas, Juez Octavo de Partido
de Familia, que concedió el recurso de apelación en efecto devolutivo, por ante la Corte Superior del
Distrito Judicial de La Paz (fs. 81 vta.).

II.5. Resolución I-156/11 de 5 de abril de 2011, emitida por Miriam Virginia Aguilar Rodríguez y
Juan Carlos Berrios Vocales de Sala Civil Segunda que ANULA el Auto de concesión de alzada de 15
de mayo de 2010, sólo en cuanto se refiere a la primera parte de dicho fallo manteniéndose
inalterable respecto a los otrosíes de dicho Auto declarando asimismo ejecutoriada la Resolución
485/2009, se advierte que Cesar López Saavedra presento su recurso el 8 de diciembre de 2009,
según se establece del cargo de recepción de donde se infiere que dicho recurso fue formulado
cuando el plazo para interponer había vencido el 6 de ese mes y año, es decir fuera del plazo de los
tres días previsto por los arts. 216 en relación al 518 del CPC, teniendo en cuenta que el Auto que
resuelve un incidente de nulidad de obrados, constituye un Auto interlocutorio simple por que no
trata del derecho discutido en el proceso, en ese contexto, éste Tribunal se encuentra impedido de
ingresar a considerar el fondo del recurso planteado por ser extemporáneo correspondiendo en
consecuencia dar aplicación a los dispuesto por el art. 237.I del citado Adjetivo Civil (fs. 14 vta.).

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

El accionante alega la vulneración de sus derechos al debido proceso y a la “seguridad jurídica”,


afectando una resolución ejecutoriada, habiendo las autoridades demandadas incurrido en
vulneración de la norma legal, por cuanto en ejecución de sentencia del proceso de divorcio
promovido por Carmen Melgar Nogales contra Cesar López Saavedra -ahora accionante-, el Juez
Octavo de Partido de Familia, mediante Resolución de 12 de noviembre de 2007, dispuso la
retención del 50% de los beneficios sociales de cesantía y se deposite el 50% del aporte de vivienda
militar a favor de Carmen Melgar Nogales; apelado que fue el mismo, la Sala Civil Primera de la Corte
Superior del Distrito Judicial confirmó el mencionado fallo; posteriormente, el accionante planteó
incidente de nulidad de obrados ante el Juez Octavo de Partido de Familia, quién declaró improbado
el mismo, y recurrido de apelación, por Auto de 15 de mayo de 2010, se concedió en alzada;
empero, la Sala Civil Segunda, mediante Auto de Vista I-156/11 de 5 de abril de 2011, anuló el auto
de concesión de alzada, declarando ejecutoriada la resolución de 25 de noviembre de 2009, que
declaró improbado el incidente de nulidad de obrados.

En consecuencia, corresponde analizar la problemática planteada, a efectos de que éste Tribunal


verifique si existió o no vulneración de derechos y garantías constitucionales del accionante, a fin de
conceder o denegar la tutela impetrada.

III.1. La acción de amparo constitucional


Conforme señala el art. 128 de la CPE, la acción de amparo constitucional es una
acción de carácter extraordinario, que tendrá lugar contra actos u omisiones ilegales o indebidos de
los servidores públicos, o de persona individual o colectiva, que restrinjan, supriman o amenacen
restringir o suprimir los derechos reconocidos por la Constitución Política del Estado y la ley, cuya
finalidad es la protección de los derechos fundamentales de las personas.

A su vez el art. 129.I de la Norma Suprema, establece que: “La acción de Amparo
Constitucional se interpondrá por la persona que se crea afectada, por otra a su nombre con poder
suficiente o por la autoridad correspondiente de acuerdo con la Constitución, ante cualquier juez o
tribunal competente, siempre que no exista otro medio o recurso legal para la protección inmediata
de los derechos y garantías restringidos, suprimidos o amenazados” (las negrillas nos corresponden).
Conforme lo establecido por estas disposiciones la SC 0002/2012 de 13 de marzo, señala que:“Del
contenido del texto constitucional de referencia, puede inferirse que la acción de amparo
constitucional es un mecanismo de defensa jurisdiccional, eficaz, rápido e inmediato de protección
de los derechos fundamentales y garantías constitucionales, cuyo ámbito de protección se
circunscribe respecto de aquellos derechos fundamentales y garantías, que no se encuentran
resguardados por los otros mecanismos de protección especializada que el mismo orden
constitucional brinda a los bolivianos, como la acción de libertad, de protección de privacidad,
popular, de cumplimiento, etc. Asimismo, desde el ámbito de los actos contra los que procede, esta
acción se dirige contra aquellos actos y omisiones ilegales o indebidos provenientes no sólo de los
servidores públicos sino también de las personas individuales o colectivas que restrinjan o amenacen
restringir los derechos y garantías objeto de su protección.

(…)

El término de acción no debe ser entendido como un simple cambio de


nomenclatura, que no incide en su naturaleza jurídica, pues se trata de una verdadera acción de
defensa inmediata, oportuna y eficaz para la reparación y restablecimiento de los derechos y
garantías fundamentales, y dada su configuración, el amparo constitucional se constituye en un
proceso constitucional, de carácter autónomo e independiente con partes procesales diferentes a
las del proceso ordinario o por lo menos con una postura procesal distinta, con un objeto específico
y diferente, cual es la protección y restitución de derechos fundamentales con una causa distinta a la
proveniente del proceso ordinario, esto es, la vulneración concreta o inminente de derechos
fundamentales a raíz de actos y omisiones ilegales o indebidos con un régimen jurídico procesal
propio.

En este orden de ideas, la acción de amparo constitucional adquiere las


características de sumariedad e inmediatez en la protección, por ser un procedimiento rápido,
sencillo y sin ritualismos dilatorios. A estas características se añade la de generalidad, a través de la
cual la acción puede ser presentada sin excepción contra todo servidor público o persona individual
o colectiva.

(…)

Lo señalado implica que la acción de amparo forma parte del control reforzado de
constitucionalidad o control tutelar de los derechos y garantías, al constituirse en un mecanismo
constitucional inmediato de carácter preventivo y reparador destinado a lograr la vigencia y respeto
de los derechos fundamentales y garantías constitucionales, siempre que no exista otro medio de
protección o cuando las vías idóneas pertinentes una vez agotadas no han restablecido el derecho
lesionado, lo que significa que de no cumplirse con este requisito, no se puede analizar el fondo del
problema planteado y, por tanto, tampoco otorgar la tutela”.
III.2. Del debido proceso

Al respecto la SCP 0172/2012 de 14 de mayo de 2012 señala: “La SC 0486/2010-R de 5 de


julio, establece que: 'La naturaleza de aplicación y ejercicio del debido proceso, es parte inherente a
la actividad procesal, tanto judicial como administrativa, pues nuestra ley fundamental instituye al
debido proceso como: 1) Derecho fundamental: Para proteger al ciudadano de los posibles abusos
de las autoridades, originadas no sólo en actuaciones u omisiones procesales, sino también en las
decisiones que adopten a través de las distintas resoluciones dictadas para dirimir situaciones
jurídicas o administrativas y que afecten derechos fundamentales, constituyéndose en el
instrumento de sujeción de las autoridades a las reglas establecidas por el ordenamiento jurídico.

2) Garantía jurisdiccional: Asimismo, constituye una garantía al ser un medio de protección


de otros derechos fundamentales que se encuentran contenidos como elementos del debido
proceso; como la motivación de las resoluciones, la defensa, la pertinencia, la congruencia, de
recurrir, entre otras, y que se aplican a toda clase de actuaciones judiciales y administrativas,
constituyendo las distintas garantías jurisdiccionales inherentes al debido proceso, normas rectoras
a las cuales deben sujetarse las autoridades pero también las partes intervinientes en el proceso, en
aplicación y resguardo del principio de igualdad.

De esa esencia, deriva a su vez la congruencia como principio característico del debido
proceso, entendida en el ámbito procesal como la estricta correspondencia que debe existir entre lo
peticionado y lo resuelto; ahora bien, esa definición general, no es limitativa de la coherencia que
debe tener toda resolución, ya sea judicial o administrativa, y que implica también la concordancia
entre la parte considerativa y dispositiva: sino que además, debe mantenerse en todo su contenido,
efectuando un razonamiento integral y armonizado entre los distintos considerandos y
razonamientos contenidos en la resolución. La concordancia de contenido de la resolución y su
estricta correspondencia entre lo pedido, lo considerado y lo resuelto, conlleva a su vez la cita de las
disposiciones legales que apoyan ese razonamiento que llevó a la determinación que se asume. En
base a esas consideraciones, es que quien administra justicia, emitirá fallos motivados, congruentes
y pertinentes.

De otra parte, respecto de la congruencia como principio constitucional en el proceso civil,


se indica que: «…la congruencia ha venido clasificada en diversos tipos o categorías que nos interesa
anotar a los fines que se seguirán, y así es moneda corriente hablar en doctrina de incongruencia
'ultra petita» en la que se incurre si el Tribunal concede «extra petita» para los supuestos en que el
juzgador concede algo distinto o fuera de lo solicitado por las partes; «citra petita», conocido como
por 'omisión' en la que se incurre cuando el Tribunal no se pronuncia sobre alguno de los
pedimentos que le han sido planteados, etc.' (Principios Constitucionales en el Proceso Civil, Consejo
General del Poder Judicial, El deber Judicial de Congruencia como Manifestación del Principio
Dispositivo y su Alcance Constitucional, Madrid 1993, Mateu Cromo, S.A., Pág. 438).

Es decir que, en segunda instancia, pueden darse casos de incongruencia 'ultra petita' en los
que el juez o tribunal decide cuestiones que han quedado consentidas y que no fueron objeto de
expresión de agravios (extra petita); y cuando omite decidir cuestiones que son materia de
expresión de agravios por el apelante (citra petita).

El principio de congruencia, responde a la pretensión jurídica o la expresión de agravios


formulada por las partes; la falta de relación entre lo solicitado y lo resuelto, contradice el principio
procesal de congruencia; la resolución de primera y/o segunda instancia, debe responder a la
petición de las partes y de la expresión de agravios, constituyendo la pretensión jurídica de primera
y/o segunda instancia” (las negrillas nos corresponden).

En ese sentido, la SC 0871/2010-R de 10 de agosto, señala que: '…el debido proceso en su


dimensión adjetiva, según el tratadista Luis Saenz Dávalos, se refiere a toda aquella estructura de
principios y derechos que corresponden a las partes durante la secuela de todo tipo de proceso, sea
este jurisdiccional, administrativo o corporativo particular.

Asimismo, el Tribunal Constitucional, mediante las SSCC 1674/2003-R, 0119/2003-R,


1276/2001-R, 0418/2000-R y 0418/2000, entre otras, ha definido al debido proceso como '...el
derecho de toda persona a un proceso justo y equitativo, en el que sus derechos se acomoden a lo
establecido por disposiciones jurídicas generales aplicables a todos aquellos que se hallen en una
situación similar; comprende la potestad de ser escuchado presentando las pruebas que estime
convenientes en su descargo (derecho a la defensa) y la observancia del conjunto de requisitos de
cada instancia procesal, a fin de que las personas puedan defenderse adecuadamente ante cualquier
tipo de acto emanado del Estado que pueda afectar sus derechos. Se entiende que el derecho al
debido proceso es de aplicación inmediata, vincula a todas las autoridades judiciales o
administrativas y constituye una garantía de legalidad procesal que ha previsto el Constituyente para
proteger la libertad, la seguridad jurídica y la fundamentación o motivación de las resoluciones
judiciales'.

En virtud al entendimiento antes citado, debe precisarse que la motivación de las decisiones
jurisdiccionales y administrativas, constituye un elemento configurativo del derecho al debido
proceso, al respecto, este Tribunal, mediante la SC 1365/2005-R de 31 de octubre, ha señalado que
«…la garantía del debido proceso, comprende entre uno de sus elementos la exigencia de la
motivación de las resoluciones, lo que significa, que toda autoridad que conozca de un reclamo,
solicitud o que dicte una resolución resolviendo una situación jurídica, debe ineludiblemente
exponer los motivos que sustentan su decisión, para lo cual, también es necesario que exponga los
hechos establecidos, si la problemática lo exige, de manera que el justiciable al momento de conocer
la decisión del juzgador lea y comprenda la misma, pues la estructura de una resolución tanto en el
fondo como en la forma, dejará pleno convencimiento a las partes de que se ha actuado no sólo de
acuerdo a las normas sustantivas y procesales aplicables al caso, sino que también la decisión está
regida por los principios y valores supremos rectores que rigen al juzgador, eliminándose cualquier
interés y parcialidad, dando al administrado el pleno convencimiento de que no había otra forma de
resolver los hechos juzgados sino de la forma en que se decidió».

Es imperante además precisar que toda resolución ya sea jurisdiccional o administrativa, con
la finalidad de garantizar el derecho a la motivación como elemento configurativo del debido
proceso debe contener los siguientes aspectos a saber: a) Debe determinar con claridad los hechos
atribuidos a las partes procesales, b) Debe contener una exposición clara de los aspectos fácticos
pertinentes, c) Debe describir de manera expresa los supuestos de hecho contenidos en la norma
jurídica aplicable al caso concreto, d) Debe describir de forma individualizada todos los medios de
prueba aportados por las partes procesales, e) Debe valorar de manera concreta y explícita todos y
cada uno de los medios probatorios producidos, asignándoles un valor probatorio específico a cada
uno de ellos de forma motivada, f) Debe determinar el nexo de causalidad entre las denuncias o
pretensiones de las partes procesales, el supuesto de hecho inserto en la norma aplicable, la
valoración de las pruebas aportadas y la sanción o consecuencia jurídica emergente de la
determinación del nexo de causalidad antes señalado.

De lo expresado precedentemente, se colige que las reglas del debido proceso se tienen
cumplidas en cuanto a su elemento motivación, solamente en la medida en la cual se observen
estrictamente los requisitos antes señalados; entonces, la omisión o incumplimiento de cualquiera
de estos requisitos, constituye una vulneración a este derecho y por tanto, una vez agotados los
mecanismos internos para el cuestionamiento a decisiones jurisdiccionales o administrativas, deben
tutelarse a través del amparo constitucional”.

III.3. Respecto a los autos interlocutorios

Al respecto la SC 0391/2010-R de 22 de mayo estableció que: “'...en el ordenamiento


jurídico procesal civil vigente, como una de las formas de resolución judicial se tiene reconocido el
auto interlocutorio, entendido como aquella resolución que decide las cuestiones incidentales que
se suscitan durante la tramitación del proceso y, que según Eduardo J. Couture: «es un
pronunciamiento sobre el proceso no sobre el derecho»; que dirime cuestiones accesorias que
surgen con ocasión de lo principal y se resuelven según lo alegado y probado por las partes, vale
decir, con apoyo de una fundamentación o motivación. El art. 188 del CPC, siguiendo el mismo
sentido expresamente dice: «Los autos interlocutorios resolverán cuestiones que requieren
sustanciación y se suscitaren durante la tramitación del proceso...» (SC 0636/2003-R de 9 de mayo).

Los Autos Interlocutorios, por la naturaleza del caso que sea resuelto a través de ellos, se
dividen en dos tipos: los definitivos y los simples, que fueron desarrollados por la SC 0757/2007-R de
24 de septiembre, entre otras, expresando que: 'Los primeros, cortan todo procedimiento ulterior
del juicio, haciendo imposible, de hecho y de derecho, la prosecución del proceso. Así, si fuere el
caso, pronunciados en ocasión de un trámite incidental, aparejan en último término la conclusión
del juicio, en caso de ser declaradas procedentes las excepciones o la oposición'.

De acuerdo a dicho entendimiento, el art. 225.1) del CPC taxativamente, establece que
contra las sentencias pronunciadas en procesos ejecutivos y contra los autos que resuelven las
tercerías presentadas dentro de los procesos ejecutivos, procede el recurso de apelación en el
efecto devolutivo.
En cambio, de acuerdo al art. 189 del CPC, los autos interlocutorios simples pueden revocarse o
sufrir mutaciones de oficio o a instancia de parte, los mismos que pueden ser impugnados a través
del recurso de reposición, según lo previsto por el art. 215 del citado Código, no admitiendo estas
providencias apelación directa.

Por su parte, la SC 0090/2010 de 4 de mayo, en cuanto a las Resoluciones pronunciadas en


ejecución de sentencia, manifestó que: '…es aplicable la norma prevista por el art. 225 inc. 5) del
CPC, que dispone expresamente: `la apelación en el efecto devolutivo procederá en los casos
siguientes: 5) De las resoluciones dictadas en ejecución de sentencia', en concordancia con dicha
norma, el art. 220 inc. 1) del CPC, al referirse a los plazos para apelar, prevé que la apelación, salvo
disposición contraria expresa, se interpondrá dentro de los diez días, de las sentencias y autos
definitivos pronunciados en procesos ordinarios, sumarios y ejecutivos, de manera que, se ha
previsto un mecanismo de impugnación de dichas resoluciones judiciales, en resguardo de la
garantía del debido proceso y su elemento del derecho de toda persona de impugnar una decisión
judicial que sea contraria o lesiva a sus intereses y derechos -derecho a recurrir-; ese mecanismo de
impugnación es la apelación en el efecto devolutivo; y, finalmente ha previsto un plazo para plantear
el recurso, que es de diez días”.

III.4. Análisis del caso concreto

El accionante alega la vulneración de sus derechos al debido proceso y a la “seguridad


jurídica”, afectando una resolución ejecutoriada pasada en autoridad de cosa juzgada, posterior al
proceso de divorcio se inició la demanda de ganancialidad de bienes interpuesta por Carmen Melgar
Nogales en su contra, emitiéndose la Resolución 22/2007 de 19 de enero, por el Juez Octavo de
Partido de Familia, determinando la “división y partición de bienes” dicha resolución ha sido
complementada mediante Auto de 15 de febrero del mismo año, ambos fallos determinan los bienes
declarados como gananciales susceptibles de ser divididos y partidos, no obstante de ello el a quo,
posterior a la ejecutoria de la resolución de ganancialidad después de cuatro meses determinó
mediante Resolución de 12 de noviembre de 2007, la retención del 50% del bono de cesantía,
además dispuso que se deposite el 50% de aporte de vivienda militar, sin advertir que la resolución
22/2007, y su Auto complementario de 15 de febrero de ese año, no consignan las referidas
reiteraciones como bienes gananciales.

De la revisión de los antecedentes, se evidencia que el proceso de división y partición de


bienes fue declarado ejecutoriado de conformidad con el art. 243 del CPC, empero de forma
posterior la autoridad jurisdiccional emitió Resolución de 12 de noviembre 2007, contra la que se
interpuso recurso de apelación la que fue resuelta por la Sala Civil Primera que confirmó el fallo
apelado, con el fundamento de que “no constituye un bien propio siendo frutos que deben ser
divisibles” (sic). Al verse afectado su bono de cesantía interpuso incidente de nulidad de obrados,
siendo resuelto por Resolución 485/2009 de 25 de noviembre, emitida por el Juez Octavo de Partido
de Familia, que declaró improbada el incidente, bajo el argumento de que el Auto de Vista
079/2008, no puede ser revocado por el Juez de Partido.

Ahora bien contra esa determinación el accionante interpuso recurso de apelación la que
fue resuelta por Resolución I-156/11, emitida por la Sala Civil Segunda, con el fundamento de que el
recurso de apelación planteado estaría fuera del plazo de tres días previsto por los arts. 216 en
relación al 518 del CPC, teniendo en cuenta que el fallo que resuelve un incidente de nulidad de
obrados constituye un Auto interlocutorio simple, porque no trata del derecho discutido en el
proceso, señalando que el Tribunal se ve impedido de ingresar al fondo del recurso planteado.

Bajo ese entendimiento se puede concluir que el tribunal de apelación no consideró el


recurso de apelación planteado por ser extemporáneo y por ende, anuló el auto de concesión de
alzada, sin tomar en cuenta que el ahora accionante interpuso su recurso mencionado ut supra en
tiempo hábil y oportuno de conformidad al Fundamento Jurídico III.3 de la presente Sentencia
Constitucional Plurinacional; con dicha determinación las autoridades demandadas vulneraron su
derecho de impugnar por cuanto las Resoluciones pronunciadas en ejecución de sentencia se aplica
la norma prevista en el art. 225 inc. 5) en concordancia con el art. 220.I inc. 1) del CPC, que prevé
que la apelación se interpondrá dentro de los diez dias, en resguardo de la garantía del debido
proceso, en esa dinámica procesal se advierte que las autoridades demandadas incurrieron en
vulneración al debido proceso considerado como el derecho fundamental para las partes
contendientes frente a posibles excesos o desconocimiento de la norma legal en ejecución de
sentencia.

Por lo expuesto, el Tribunal de garantías, al haber concedido en parte la tutela solicitada valoró
correctamente los antecedentes de la presente acción.

POR TANTO

El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Liquidadora Transitoria, en virtud de lo previsto


en el art. 20.II de la Ley 212 de 23 de diciembre de 2011; en revisión, resuelve: CONFIRMAR la
Resolución 769/2011 de 3 de octubre, cursante de fs. 129 a 132, pronunciada por la Sala Penal
Primera de la Corte Superior del Distrito Judicial -ahora Tribunal Departamental de Justicia- de La
Paz, y en consecuencia, CONCEDER la tutela solicitada, en los términos dispuestos por el tribunal de
garantías.
Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional Plurinacional.

Fdo. Dra. Blanca Isabel Alarcón Yampasi


MAGISTRADA

Fdo. Dr. Macario Lahor Cortez Chávez


MAGISTRADO

Fdo. Dra. Carmen Silvana Sandoval Landivar


MAGISTRADA

Fdo. Dra. Edith Vilma Oroz Carrasco


MAGISTRADA

Fdo. Dr. Zenón Hugo Bacarreza Morales


MAGISTRADO

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