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Estudiante
Estefany Ana María Flores Posadas
Carné
0506-22-2772
Catedrático
Lic. Pedro Antonio Estrada
Curso
Derecho Romano y Español
Trabajo:
Resumen no. 4
Primer Ciclo
Sección “A”
Nosotros mismos estudiaremos el Derecho romano procesal “civil” que reglamentó esta materia casi en su
integridad, salvo en lo tocante a los crimina o delitos de derecho público, para los que existía un método penal
diferente.
El derecho procesal ha sido de particular interés para los romanos, quienes, con su pragmatismo característico,
consideraban que a medida que hubiera acción había derecho. Es fundamental rememorar que el derecho
honorario se derivó claramente en el campo procesal, una vez que el pretor peregrino se observó impelido a
conocer de las controversias que se presentaban entre extranjeros, o entre éstos y los ciudadanos. Fueron tales
reglas procedimentales las que brindaron sitio a dicha rama tan importante del sistema jurídico de Roma.
Luego, aparecieron el cognitor y el procurator, sin embargo, como jamás se reconoció la representación directa,
ellos, aunque actuaban en nombre de otro, una vez indicados, se consideró que lo hacían por ellos mismos y los
efectos de la sentencia se proveerían en su favor o en su contra, para después ser trasladados al representado,
por esa razón se mencionaba que en el proceso se daba una transposición de personas.
La temeridad en el litigio, que se apoya en intentar una acción o una excepción infundadas, jamás fue el
comportamiento debido y, desde luego, tampoco lo ha sido en Roma.
Se establecieron entre otras las próximas medidas: una protección infundada podía acrecentar la condena; si
los litigantes prestaban juramento de obrar de buena fe y no lo hacían, se les podía imputar de perjuros;
existían ocupaciones que daban sitio a condenas infamantes, situación que podía crear en las piezas la elección
de solucionar sus inconvenientes fuera del tribunal, por medio de una amistoso estructura.
III. MAGISTRADOS Y JUECES
Los magistrados jurisdiccionales más importantes fueron los pretores: el urbano, por lo que toca a los
ciudadanos y el peregrino, en relación con las causas ventiladas entre extranjeros o entre extranjeros y
ciudadanos. Se también sucederán los ediles curules con una jurisdicción más limitada, pues administraban
justicia solamente en los mercados.
Tanto pretores como ediles ejercían sus funciones en la ciudad de Roma; en las provincias la función judicial fue
desarrollada por los gobernadores de provincia y los funcionarios municipales.
Durante la República y el Principado el proceso estuvo dividido en dos fases: la primera, in iure, se tuvo ante el
magistrado cuya función - conocida como la iurisdictio - consistía en otorgar o denegar la acción, fijar los
términos del proceso y, más tarde, pasar el caso al juez. En esta é poca los jueces no eran funcionarios públicos
sino ciudadanos particulares.
Para algunos casos existieron tribunales estables como el de los recuperatores, que intervinieron en
controversias en las que figurara algún extranjero, como í como el tribunal de los decemviri, que conocía de las
causas de libertad, o el de los centumvire, que decidió a en los casos concernientes a la propiedad, al derecho
de familia o al derecho sucesorio.
En las provincias, los gobernadores y los funcionarios municipales trabajaron de forma diferente.
Se conocieron 3 sistemas, que corresponde todos ellos a los diferentes periodos histórico-políticos y a las
diferentes etapas de evolución del derecho privado. Aunque nace a partir de la era republicana, cobró más
trascendencia en el Principado y corresponde al derecho tradicional. Dichos 2 primeros sistemas consagraron la
separación del proceso en ambas etapas mencionadas y a los dos se les conoce con el nombre genérico de ordo
iudiciorum privatorum. El último sistema ha sido el del método extraordinario o extraordinaria cognitio, en
donde el proceso era monofásico y el individuo que conocía de la acción también conocía de todo el método
hasta llegar a la sentencia.
El sistema extraordinario corresponde al Imperio Absoluto y a la etapa del derecho posclásico. El nombre de
extraordinario se debería a que en un inicio se aplicó de manera excepcional, una vez que el método formulario
era aún el sistema preponderante.
En cada una de ellas el especial acudía al magistrado para solicitar justicia, salvo en una de las ejecutivas, en
donde este trámite no era primordial, Las ocupaciones declarativas son: la acción de la ley por apuesta —
sacramentum—; la acción de la ley por súplica de un juez o de un árbitro —postulatio iudicis—, y la acción de la
ley por requerimiento —condictio— Las ejecutivas: la de aprehensión del cuerpo —manus iniectio—, y la de
toma de prenda o embargo —pignoris capio—.
A esta última comparecencia frente al magistrado se le otorgó el nombre de litis contestatio; _ marcaba, como
ya hemos dicho, la última actuación frente a el magistrado, y en ella permanecerán ya fijados de manera
definitiva los términos del proceso.
La etapa apud iudicem se desarrollaba frente al juez, quien para dictar sentencia debe fundamentarse en lo
sucedido en la etapa anterior; _ además, inspeccionaría las pruebas aportadas por los litigantes, oiría sus
alegatos y tendría fin al proceso al dictaminar quién ganaba o perdía la apuesta, decidiendo a la vez sobre el
problema que diera origen a la disputa.
La porción depositada era recuperada por el ganador y se perdía para el vencido, quien debía dar su apuesta en
favor del templo. En épocas posteriores se dio al fisco.
A medida que la acción de la ley por apuesta es una acción general, en otros términos, aplicable sea como sea,
la acción de la ley por demanda de un juez o de un árbitro es una acción particular, debido a que solamente
nace en 2 casos:
•En la situación de las ocupaciones divisorias, para solicitar la separación de la herencia indivisa, o de la cosa
común en la copropiedad o el deslinde de terrenos. Hablamos de realizar la partición de manera tal que cada
uno reciba lo cual le corresponde. En verdad, no hay una verdadera discusión; el individuo que resuelve el litigio
obtiene el nombre de árbitro.
•En caso de créditos resultantes de una estipulación que es un contrato verbal, solemne, en ventaja del cual
una persona se podía imponer a cualquier prestación como, ejemplificando, a abonar una proporción de dinero
o a transferir la propiedad de una cosa.
La acción sirve para comprobar la festividad del contrato y, en caso afirmativo, para saber en qué términos.
Tanto en la etapa in iure como en la apud iudicem el método es el mismo que en la actio legis sacramentum,
solamente que aquí no pudimos encontrar apuesta.
Ha sido originada para la recuperación de esos créditos referentes a una cierta suma de dinero o una cosa
definida, mejor dicho, una cosa individualmente designada; ejemplificando, el esclavo Pánfilo, o cierta
proporción de cosas fungibles; por ejemplo, treinta medidas de trigo egipcio de primera calidad.
El método es semejante al de ambas anteriores actividades; si el deudor negaba la deuda, el actor lo requería a
comparecer al nombramiento de juez. Este requerimiento da nombre a todo el método.
Cuando la justicia privada constituía el exclusivo medio de que disponía el digno, era suficiente la vida de una
deuda cualquier persona para utilizar la manus iniectio; su acción no estaba sujeta más que al control de la
opinión pública. Una vez que el Estado asume la gestión de justicia, se preserva la manus iniectio, aunque
rodeada de múltiples garantías:
Primera: El digno debe llevar al deudor moroso frente a el magistrado, y recitar una fórmula definida y,
poniendo su mano sobre él —manus iniectio—, difundir el título sobre el que secundaba su pretensión y la
cuantía de su crédito.
Luego repetía el gesto de aprehender al deudor por el cuello.
Si las palabras y gestos del actor se ajustaban al escrito prescrito por los pontífices, el magistrado autorizaba al
digno a llevarse al deudor a su vivienda y retenerlo ahí a lo largo de sesenta días.
En este tiempo debe exhibirlo por 3 veces en el mercado, para ver si alguien se compadecía y lo liberaba
pagando por él; si esto no sucedía podía venderlo o matarlo.
Segunda: La Ley de las XII Tablas fijó los plazos que debían mediar entre la aprehensión del cuerpo y la
ejecución de la venganza, para que el deudor pudiera pagar.
Tercera: la ley únicamente permitía la manus iniectio una vez que una deuda fue distinguida judicialmente en
un proceso, o una vez que el deudor la reconocía. A partir del pronunciamiento de la sentencia, el deudor
tendría treinta días de gracia antes de la aprehensión.
Cuarta: cualquier tercero —vindex— o el propio deudor podían oponerse a la manus iniectio, si no estuviera
justificada, como una vez que no se siguieran las normas del método, en cuyo caso el magistrado suspendía el
proceso y denominaba a un juez que debía entablar si existía o no el título invocado.
Si el vindex perdía el proceso, la manus iniectio se dirigía en su contra y por el doble del valor.
La acción se desarrollaba fuera del tribunal, ante testigos, y no se reque ría la existencia del opositor, con base
en las exigencias de un poblado primigenio no podía subsistir una vez que la con ciencia jurídica de los romanos
se desarrolló, debido a que adolecía de graves deficiencias:
•Si se cometía un error en el testimonio, el actor perdía la situación y no podía litigar de nuevo sobre el mismo
tema.
•La memoria de los testigos, tanto como su buena fe, podía fracasar al repetir frente al juez lo sucedido en la
etapa in iure.
•En cualquier instante los habitantes desconfiaron de los vocablos solemnes a Tales palabras solemnes eran
además monopolio de los pontífices, miembros cuando estas palabras fueron puestas al alcance del público por
Cneo Flavio, perdieron su carácter sagrado y se arribó más eficaz edificar el proceso sobre la base de un archivo
escrito.
•Por último, se debe añadir que el método de ocupaciones de la ley solamente pretor peregrino, al comenzar
sus funcionalidades en el año de 242 a.C., se observó en la necesidad de producir un nuevo sistema de método,
que ha sido el procedimiento formulario.
2. Procedimiento formulario
Debemos tener en cuenta que por un lado resultó difícil aprender de memoria las declaraciones solemnes; por
otro lado, se estaba totalmente sujeto a la memoria y buena fe de los testigos que intervinieron en la
controversia.
Estas circunstancias y el hecho de que las acciones de la ley solo pueden aplicar entre ciudadanos romanos , y
nunca ser usada en problemas existentes entre estos y un peregrino , o entre peregrinos , trajeron como
consecuencia que precisamente el pretor peregrino estaba implantando un nuevo sistema , para estar como en
posibilidad de impartir justicia , sistema que si bien en un principio fue la excepción - ya que se utilizó
solamente en los juicios llevados en su tribunal - , con el tiempo se convirtió en la regla y se aplicó en todas las
controversias también por el pretor urbano .
Por otro lado, cabe hacer notar que este nuevo procedimiento siguió están do dividido en dos fases: la fase in
iure, en la cual se redactó y aceptó la fórmula, y la fase apud iudicem, que se desarrolló ante el juez.
A. Fase in iure
a. La fórmula
Debemos tener en cuenta que lo primero que aparece en toda fórmula es la designación del juez que se hará
cargo del litigio; Independientemente de esta generalidad, toda fórmula debe contener cuatro partes: la
demonstratio, la intentio, la condem natio y la Adiudicación.
En la intentio se indica la pretensión del demandante o actor; esto es, la cuestión misma en que se basa el
proceso.
Por regla general, las excepciones se colocaban a continuación de la intención, como una condición negativa; es
decir, una condición impuesta al juez; en otras palabras, el juez sólo podría condenar al demandado si la
intentio es justificada y si la excepción no lo está; si el demandado prueba su excepción, debe ser forzosamente
absuelto o, cuando menos, obtener una Disminución en la condena.
Las excepciones dilatorias sólo pueden ser opuestas en cierto momento y bajo determinadas circunstancias; por
ejemplo, si ambas partes han llegado a que la deuda se pague en dos partes, el acreedor no podrá exigir el pago
de la segunda hasta que haya transcurrido el plazo previsto, pudiendo el deudor oponer una excepción dilatoria
por no haber dado esa circunstancia.
Las excepciones perentorias destruyen totalmente la acción, mientras que las dilatorias la paralizan sólo
temporalmente; esto es, solo posponen sus efectos.
Las praescriptiones eran partes que precedían a la demostración y en ocasiones la remplazaban, unas veces en
interés del demandante ex parte actoris, y otras en interés del demandado ex parte rei. Las primeras tenían por
objeto limitar y precisar la demanda; Las segundas no eran sino una excepción de la que se diferenciaban sólo
por el lugar en donde eran insertadas en la fórmula.
b. La litis contestatio
A litis contestatio es el último acto llevado ante el magistrado; con él se ter mina la primera fase del
procedimiento, la fase in iure. En otras palabras, a partir de este momento el proceso está completamente
entablado: es entonces la litis contestatio la piedra angular del proceso.
Debido a ello, los efectos que producen pueden ser agrupados de la siguiente manera:
La litis contestatio consume o extingue la acción, de tal modo que no puede intentarse por segunda vez; al decir
de los romanos: " Uno no puede litigar dos veces por el mismo asunto ".
Si se trata de una acción personal, el magistrado tiene la facultad de re chazársela al demandante que vuelva a
intentarla; es decir, el efecto con suntivo se da ipso iure.
b. Si la acción es real, sólo se podrá rechazar si existe una excepción entre la puesta por el demandado; esto es,
la excepción de cosa juzgada. Por ser la litis contestatio una especie de contrato entre las partes,
contrato que queda establecido en la fórmula, ambos deben sujetarse a las consecuencias que nazcan de esta
nueva relación; es decir, se da - según Gayo - una especie de novación, ya que la obligación anterior a la fórmula
se ve reemplazada por el acuerdo que las partes fortalecen en ella.
Por tal motivo, el error cometido por el demandante que hubiera ejercido una acción por otra, ocasiona que
pierda el juicio, pero puede intentar de nuevo el proceso porque su derecho no ha sido resuelto en justicia.
Loco se refiere al lugar, como cuando se promete ó entregar algo en Roma y el demandante pide que se lo
entreguen en Sicilia, y , finalmente , se da la plus petitio causa o reclamación de más por la causa , cuando
habiéndose establecido una obligación en cuanto al género se reclama la especie y también cuando debiendo el
deudor cumplir con una de varias prestaciones de las cuales é l tuviera el derecho de elegir , el acreedor haga la
elección .
En caso de que el demandante sólo reclame una parte de lo que le es debido, sólo obtendrá lo que pide pues el
juez, limitado por la fórmula, no puede condenar más todo a lo establecido en la intentio. _ _ con la
sentencia se termina la fase apud iudicem y el juez deber á dictarla siempre públicamente y en voz alta; para su
ejecución habrá que volver al magistrado, por ser solo él quien goza del imperium . _ _ _ Hasta finales de la
República la sentencia tenía fuerza de cosa juzgada y no podía obtenerse una nueva decisión, ya que las partes
habían elegido libremente al juez que conocería el asunto; sin embargo, como excepción nos encontramos con
la revocatio in duplum y la in integrum restitutio . De igual forma, el que se creyese lesionado por la sentencia
podría solicitar al magistrado la in integrum restitutio , recurso extraordinario con carácter rescisorio , que
también se aplicaba en relación con otros actos jurídicos como , por ejemplo , un contrato , siempre y cuando
se encontrase entendido en los casos expresamente señalados en el edicto del magistrado .
C. Vías de ejecución
El deudor tiene un plazo de sesenta días para cumplir con la sentencia; en caso de no hacerlo el acreedor puede
ejercer la actio iudicati , acción que remplaza a la manus iniectio de las acciones de la ley , y se ejerce sobre los
bienes del deudor mediante cualquiera de las siguientes tres medidas : la bonorum venditio , la bo norum
distractio o la toma de prenda .
La bonorum venditio consiste en la venta en bloque del patrimonio del deudor, y entraña para el mismo la nota
de infamia, aunque para evitarla el deudor podía hacer cesión voluntaria de sus bienes.
La bonorum distractio es la venta al menudeo de los bienes del deudor; se tuvo un cabo para sustituir la nota
infamante y la operación fue modificada por un curador nombrado ex profeso para ello.
El acreedor se quedará con los bienes del deudor, un título de prenda, por un período de dos meses, después
de los cuales podrían venderlos para cobrarse el adeudo, entregando el sobrante al deudor.
La actividad de los magistrados no sólo se limita a la elaboración del procedimiento para el formulario , sino que
también crea otras medidas encaminadas a proteger situaciones especiales no contempladas en la fórmula o
que ameritaban una solución más rápida . Mediante esta especie de contrato
el pretor creó una obligación jurídica para las situaciones que é l en su edicto aprovecharon dignas de ser
protegidas y , como yo , al aceptarse la estipulación se aceptaba implícitamente la posibilidad de que si la
circunstancia pre vista se realizara , se podía intentar una acción para su reposición .
Consiste en una decisión tomada por el magistrado para anular una situación que, por circunstancias
terminadas, no se había realizado conforme al derecho; es decir, que tiene efectos rescisorios, como en el caso
del empleo de la violencia por una de las partes en un contrato.
C. Los interdictos son órdenes dadas por el magistrado a petición de un particular, que tienen por finalidad
conseguir una solución jurídica más rápida. Si, por el contrario, la orden implica la disposición de que se
devuelva algo, estaremos ante los interdictos llamados restitutorios.
Entre los interdictos son muy importantes aquellos que sirven para proteger el derecho de posesión y que,
como veremos más adelante, pueden ser de una u otra categoría, según se plantee el problema plantea sorio.
Si el destinatario del interdicto no cumplió con él, el solicitante tiene que iniciar un procedimiento ordinario
para pedir el cumplimiento de la orden interdictal. _ Este procedimiento recibe el nombre de procedimiento ex
interdicto, ya que surge después de pronunciado éste y para lograr su cumplimiento.
3. Procedimiento extraordinario
El último sistema de procedimiento que reguló el Derecho romano fue el procedimiento extraordinario, que
corresponde al Imperio Absoluto y es el sistema característico del derecho posclásico.
No obstante, este sistema apareció en una é poca más temprana y convivió con _ _
el procedimiento formulario, de igual manera que éste lo había hecho, duran te algún tiempo, con el
procedimiento de acciones de la ley.
En los primeros años del Principado la administración de justicia siguió en manos de los magistrados, pero de
manera Paralelamente apareció la justicia imperial, encargado a jueces funcionarios, servidores del Estado y
dependientes del emperador, que poco a poco remplazaron a los antiguos órganos jurisdiccionales. _
La justicia imperial se inclinó por el sistema extraordinario, que finalmente sustituyó _ó a las fórmulas y con
Diocleciano, a partir del siglo III, quedó como único sistema de procedimiento, al convertirse, a pesar de su
nombre, en el sistema que durante mayor tiempo estuvo en vigor.
una. Notificación , hecha a petición del actor , por un emplea do del juzgado , quien le presentó la demanda al
demandado.
b. Contestación del demandado , también realizada a través del empleado judicial .
C. Litis contestatio , en la que las partes expusieron sus argumentos.
d. Procedimiento probatorio , en el que se recomendaron , desahogaban y valoraban las pruebas ; entre é stas ,
las más importantes eran la testimonial , la do cumental y la pericial .
La apelación se formuló ante el juez que hubiera dictado la sentencia , en un plazo de diez días , verbalmente o
por escrito .
Pasado el plazo sin que se hubiera apelado , la sentencia era firme y podía ser ejecutada .
La parte ganadora tenía la actio iudicati para pedir la ejecución que recaía sobre los bienes del vencido . podia
ser una ejecución particular , de una cosa determinada , la cual fue tomada por los oficiales del tribunal .
En caso de que hubiera concurso de acreedores , se procedió a la bonorum venditio .
, pero llegaron a la distinción de estos conceptos a través de la diferenciación de las acciones reales o
personales , que tutelaban una u otra clase de derechos .
Las acciones reales protegían a los derechos reales , o sea los que autorizan nuestra conducta sobre una cosa ,
como por ejemplo la acción reivindicatoria que protege al derecho de propiedad. Las acciones personales
protegían a los derechos personales , que son los que nos autorizan la conducta ajena ; la acción personal se
utiliza para exigir algo que otra persona debe realizar ,en relación con nosotros , como en el caso de la acción
redhibitoria , por medio de la cual exigimos la responsabilidad del vendedor que nos entreg ó una cosa
defectuosa .
Dentro de esta clasificación encontramos un grupo de acciones que Justi niano calific ó de acciones mixtas, al
explicar que tienen características tanto de acciones reales como de acciones personales .
Nos referimos a las acciones divisorias , que son tres : la actio familiae herciscundae , para pedir la división de la
herencia indivisa ; la actio communi dividendo , para pedir la división de la cosa común en la copropiedad , y la
actio finium regundorum , para pedir el deslinde de terrenos .
En cada caso el juez atribuía a cada uno de los litigantes la propiedad de la parte que le correspondía , lo que les
daba el carácter de acciones reales.
3. Acciones prejudiciales
Si la finalidad de la acción era la de resolver una cuestión previa que daría pie
a un ulterior litigio, estamos frente a las acciones prejudiciales; así, por ejemplo,
si se quería averiguar si un individuo era libre o esclavo, ciudadano o extranjero, la acción no buscaba una
condena sino solamente un pronunciamiento del
juez respecto a la cuestión que se había planteado.
7. Acciones arbitrarias
Ya que la condena del procedimiento formulario era pecuniaria, cuando se perseguía la restitución o exhibición
de una cosa se debía ejercer una acción arbitraria, esto es, que contuviera una cláusula arbitraria en la que el
magistrado instruía al juez para que antes de condenar, le ordenara al demandado restituir la cosa; si
éste obedecía sería absuelto, si no sería condenado, La cláusula arbitraria servía para lograr la cosa que el
accionante quería recuperar, y no una suma de dinero equivalente , La cláusula arbitraria se insertaba en todas
las acciones reales