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Campus:
Yoro, Yoro
Nombre:
Johnny Armando Rivera Benitez
Carrera:
Derecho
Asignatura:
Derecho Romano I
Catedrática:
Abog. Blanca Ochoa
Tema:
ENSAYO DERECHO ROMANO PROCESAL CIVIL.
Lugar / Fecha:
Yoro, Yoro 30/03/2022
Introducción
En el siguiente ensayo daremos a conocer el Derecho Romano Procesal Civil y el
Derecho Procesal en la actualidad.
En determinadas situaciones necesitamos de la colaboración de otras personas
para poder ejercer nuestros derechos, colaboración que a veces incluso tenemos
que exigir. Puede darse el caso de que alguien no reconociera nuestro derecho de
propiedad sobre una cosa y nos impidiera el goce del mismo, o puede suceder que
quien nos debe algo no nos pague a tiempo; en ambos casos será necesario acudir
a los órganos encargados de administrar justicia para pedir se reconozca nuestro
derecho, o se ejecute. Desde el momento en que el Estado se organiza como tal e
instituye los órganos jurisdiccionales, el particular no debe hacerse justicia por
propia mano, sino que está obligado a recurrir a ellos. El Derecho romano estableció
excepciones a este principio. La legitima defensa ante una agresión actual e
injustificada, por ejemplo, o ante la sospecha de huida del deudor; también la
defensa de la posesión y de la propiedad, admitiéndose que el propietario de una
cosa que hubiese sido desposeído por la fuerza, a su vez la retomara violentamente,
así como que el propietario de un fundo pueda cortar las ramas de los árboles de
un vecino que se extienden sobre su propio terreno. En todos los demás casos es
necesario acudir al órgano correspondiente. Desde la época de Augusto existieron
medidas que condenaban la justicia por propia mano; más adelante, con Marco
Aurelio, inclusive se estableció que quien recurriera a ella perdería el derecho que
trataba de defender.
MAGISTRADOS Y JUECES
Si bien conocemos poco de la Monarquía, no obstante, sabemos que al rey como
juez supremo le tocaba conocer de las causas que se presentaran. De cualquier
modo, en esa época la intervención del Estado era todavía incipiente; la
organización judicial con tribunales y jueces que actúan conforme a determinadas
regias de competencía no apareció en Roma sino hasta la República. Los
magistrados jurisdiccionales más importantes fueron los pretores: el urbano, por lo
que toca a los ciudadanos y el peregrino, en relación con las causas ventiladas entre
extranjeros o entre extranjeros y ciudadanos. Se establecieron también los ediles
curules con una jurisdicción más limitada, pues administraban justicia so lamente
en los mercados. Tanto pretores como ediles ejercían sus funciones en la ciudad de
Roma; en las provincias la función judicial fue desarrollada por los gobernadores de
provincia y los funcionarios municipales. Durante la República y el Principado el
proceso estuvo dividido en dos fases: la primera, in iure, se llevaba ante el
magistrado cuya función -conocida como la iurisdictio- consistía en otorgar o
denegar la acción, fijar los términos del proceso y, más tarde, pasar el caso al juez.
Este último era quien dictaba la sentencia en la segunda fase del proceso, llamada
apud iudicem, y en virtud de la facultad que para ello le atribuía el magistrado,
desarrollando la función conocida como la iudicatio. En esta época los jueces no
eran funcionarios públicos sino ciudadanos particulares. Podía haber un juez único,
generalmente escogido por las partes o bien sorteado de una lista o designado por
el magistrado.
SISTEMAS DE PROCEDIMIENTO
Se conocieron tres sistemas, correspondiente cada uno de ellos a los diferentes
periodos histórico-políticos y a las distintas fases de evolución del derecho privado.
El primero, llamado sistema de acciones de la ley -legis actiones-, probablemente
se inició durante la Monarquía, pero no quedó consagrado definitivamente sino
hasta la República, por la Ley de las XII Tablas. El segundo sistema de
procedimiento -creado por el pretor peregrino- fue el formulario, que coexistió por
algún tiempo con el de acciones de la ley. Al principio sólo lo usaron los extranjeros;
más tarde, también los ciudadanos, y finalmente sustituyó al sistema de acciones
de la ley. Aunque nace desde la época republicana, cobró más importancia en el
Principado y corresponde al derecho clásico. Estos dos primeros sistemas
consagraron la división del proceso en las dos fases mencionadas y a ambos se les
conoce con el nombre genérico de ordo iudiciorum priuatorum (ordenación de los
juícios privados). El último sistema fue el del procedimiento extraordinario o
extraordinaria cognitio, en donde el proceso era monofásico y la persona que
conocía de la acción también conocía de todo el procedimiento hasta llegar a la
sentencia. El sistema extraordinario corresponde al Imperio Absoluto y a la fase del
derecho posclásico. El nombre de extraordinario se debe a que en un principio se
aplicó de forma excepcional, cuando el procedimiento formulario era todavía el
sistema preponderante. También se le llamó extra ordinem; esto es, fuera del orden,
por no seguir la tradicional división en dos fases de los sistemas anteriores.
PROCEDIMIENTO DE ACCIONES DE LA LEY
Como hemos dejado establecido. este procedimiento fue el primero en aparecer.
Probablemente se usó en la Monarquía y lo encontramos reglamentado en la Ley
de las XII Tablas. Sabemos de él por referencias posteriores, ya que Gayo lo
menciona en sus Instituciones, aunque no era el sistema vigente cuando este autor
escribiera su obra.
Tenemos así cinco acciones de la ley: tres declarativas, y dos ejecutivas. En todas
ellas el particular acudía al magistrado para pedir justicia. salvo en una de las
ejecutivas, en donde este trámite no era necesario. Las acciones declarativas son:
la acción de la ley por apuesta -sacra mentum-; la acción de la ley por petición de
un juez o de un árbitro, -postulatio iudicis-, y la acción de la ley por requerimiento -
condictio-. Las ejecutivas: lade aprehensión corporal-manusiniectio-, y la de toma
de prenda o embargo -pignoris capio-.
• Acción de la ley por apuesta (sacramentum)
Servía para pedir el reconocimiento tanto de un derecho real como de uno personal
y era aplicable, en cualquier caso. Las partes primero debían acudir a los pontífices,
quienes les indicaban la declaración que habrían de repetir; después. el actor debía
hacerse acompañar por el demandado y, ya ante el magistrado, recitaba la fórmula
verbal de carácter solemne. Si la acción era real, como pedir el reconocimiento del
derecho de propiedad, el demandado afirmaba también ser propietario del objeto
litigioso.
• Acción de la ley por petición de un juez o de un árbitro (postulatio
iudicis)
Mientras la acción de la ley por apuesta es una acción general, esto es, aplicable
en cualquier caso, la acción de la ley por petición de un juez o de un árbitro es una
acción especial, ya que sólo procede en dos casos;
• En el caso de las acciones divisorias, para pedir la división de la herencia indivisa,
o de la cosa común en la copropiedad o el deslinde de terrenos. Se trata de llevar a
cabo la partición de forma tal que cada uno reciba lo que le corresponde. En
realidad, no existe una verdadera controversia; la persona que resuelve el litigio
recibe el nombre de árbitro.
• En caso de créditos resultantes de una estipulación que es un contrato verbal,
solemne, en virtud del cual una persona se podía obligar a cualquier prestación
como, por ejemplo, a pagar una cantidad de dinero o a transferir la propiedad de
una cosa. La acción sirve para verificar la celebración del contrato y, en caso
afirmativo, para saber en qué términos. Tanto en la fase in iure como en la apud
iudicem el procedimiento es el mismo que en la actio legis sacramentum, sólo que
aquí no encontramos apuesta.
• Acción de la ley por requerimiento (condictio)
Fue creada para la recuperación de aquellos créditos referentes a una determinada
suma de dinero o una cosa determinada, o sea una cosa individualmente designada;
por ejemplo, el esclavo Pánfilo, o cierta cantidad de cosas fungibles; por ejemplo,
treinta medidas de trigo egipcio de primera calidad.
• Acción de la ley de aprehensión corporal (manus ínieetio)
Esta es una acción ejecutiva. y el procedimiento que da nombre a dicha acción tiene
las características de la defensa privada. En él. el acreedor prende a su deudor y si
éste no satisface su obligación en un cierto plazo. el primero podía venderlo como
esclavo en el extranjero (trans Tiberim), o matarlo. lo cual constituye una especie
de vengaza. Cuando la justicia privada constituía el único medio de que disponía el
acreedor, era suficiente la existencia de una deuda cualquiera para aplicar la manus
iniectio; su acción no estaba sujeta más que al control de la opinión pública. Cuando
el Estado asume la administración de justicia, se conserva la manus iniectio, aunque
rodeada de múltiples garantías:
Primera: el acreedor deberla llevar al deudor moroso ante el magistrado. y recitar
una fórmula determinada y, poniendo su mano sobre él -manus iniectio-, dar a
conocer el título sobre el que apoyaba su pretensión y la cuantía de su crédito.
Después repetía el gesto de aprehender al deudor por el cuello. Si las palabras y
gestos del actor se ajustaban al texto prescrito por los pontífices, el magistrado
autorizaba al acreedor a llevarse al deudor a su casa y retenerlo allí durante sesenta
días. En este lapso debería exhibirlo por tres veces en el mercado, para ver si
alguien se compadecía y lo liberaba pagando por él; si esto no sucedía podía
venderlo o matarlo. matarlo.
Segunda: la Ley de las XII Tablas fijó los plazos que debían mediar entre la
aprehensión corporal y la ejecución de la venganza, para que el deudor pudiera
pagar.
Tercera: la ley sólo permitía la manus iniectio cuando una deuda había sido
reconocida judicialmente en un proceso, o cuando el deudor la reconocía. A partir
del pronunciamiento de la sentencia, el deudor tendría treinta días de gracia antes
de la aprehensión. Cuarta: cualquier tercero -vindex- o el propio deudor podían
oponerse a la manus iniectio, si no estuviera justificada, como cuando no se
siguieran las reglas del procedimiento. en cuyo caso el magistrado suspendía el
proceso y nombraba a un juez que debía establecer si existía o no el título invocado.
Si el uindex perdía el proceso, la manus iniectio se dirigía en su contra y por el doble
del valor.
• Acción de la ley de toma de prenda o embargo (pígnoris espío)
Esta acción ejecutiva servía para ciertos acreedores que, al no obtener lo debido,
podían tomar alguna cosa perteneciente a su deudor (una prenda o pignus). Se
aplicaba en caso de deudas de carácter sagrado, militar o fiscal; como si alguien
vendia un animal para un sacrificio y el comprador no le pagaba; en contra del
ciudadano que tiene la obligación de colaborar con los gastos del ejército y,
finalmente, en contra del contribuyente incumplido. La acción se desarrollaba fuera
del tribunal, frente a testigos, y no se requería la presencia del adversario.
PROCEDIMIENTO FORMULARIO
El procedimiento de las acciones de la ley fue suficiente para un pueblo sin grandes
complicaciones procesales, pero a medida que se desarrolla el espíritu jurídico del
romano, se perciben con mayor claridad los defectos de que aquél adolecía.
Debemos tener en cuenta que por un lado resultaba difícil aprender de memoria las
declaraciones solemnes; por otro lado, se estaba totalmente sujeto a la memoria y
buena fe de los testigos que intervenían en la controversia. Así las cosas, se vio la
necesidad de fincar el procedimiento sobre la base de documentos, los cuales
deberían ser elaborados por un magistrado, o bien bajo su control. Estas
circunstancias y el hecho de que las acciones de la ley sólo podían aplicarse entre
ciudadanos romanos, y nunca ser utilizadas en problemas existentes entre éstos y
un peregrino, o entre peregrinos, trajeron como consecuencia que precisamente el
pretor peregrino fuese implantando un nuevo sistema, para estar así en posibilidad
de impartir justicia, sistema que si bien en un principio fue la excepción ya que se
utilizaba solamente en los juicios llevados en su tribunal, con el tiempo se convírtió
en la regla y se aplicó en todas las controversias también por el pretor urbano. Así,
por disposición de la Ley Aebutia del año 150 a.C., se dejaba a los litigantes en
libertad de elegir entre este nuevo procedimiento, y el de las acciones de la ley hasta
que, finalmente, una ley Iulia iudiciaria, de la época de Augusto. abolió el derecho
de opción e impuso como único al procedimiento formulario.
Por otro lado, cabe hacer notar que este nuevo procedimiento seguía estando
dividido en dos fases: la fase in iure, en la cual se redactaba y aceptaba la fórmula,
y la fase apud iudicem, que se desarrollaba ante el juez.
A. Fase in iure
a) La fórmula
Es mediante la aceptación de este documento redactado por las partes, que
se le confiere al juez la facultad de poder condenar o absolver al demandado.
Debemos tener en cuenta que lo primero que aparece en toda fórmula es la
designación del juez que se hará cargo del litigio; independientemente de
esta generalidad, toda fórmula debe de contener cuatro partes: la
demonstratio, la in tentio, la condemnatio y la adiudicatio.
C. Vías de ejecución
El deudor tiene un plazo de sesenta días para cumplir con la sentencia; en
caso de no hacerlo el acreedor puede ejercer la actio iudicati, accion que
reemplaza a la manus iniectio de las acciones de la ley, y se ejerce sobre los
bienes del deudor mediante cualquiera de las siguientes tres medídas: la
bonorum uenditio, la bonorum distractio o la toma de prenda. La bonorum
venditio consiste en la venta en bloque del patrimonio del deudor, y entraña
para el mismo la nota de infamia, aunque para evitarla el deudor podía hacer
cesi6n voluntaria de sus bienes (bonorum cessio). La bonorum distractio es
la venta al menudeo de los bienes del deudor; se llevaba a cabo para sustituir
la nota infamante y la operacion era efectuada por un curador nombrado ex
profeso para ello.
PROCEDIMIENTO EXTRAORDINARIO
El último sistema de procedimiento que reguló el Derecho romano fue el
procedimiento extraordinario, que corresponde al Imperio Absoluto y es el sistema
característico del derecho posclásico. No obstante, este sistema apareció en una
época más temprana y convivió con el procedimiento formulario, de igual manera
que éste lo había hecho, durante algún tiempo, con el procedimiento de acciones
de la ley. Se aplicaba en casos de excepción, esto es, de forma extraordinaria, para
resolver controversias que se suscitaran en relación con instituciones de nueva
creación, y también se introdujo y fue aceptado en la práctica judicial de las
provincias.
A. Características generales del procedimiento extraordinario
a. El proceso es monofásico. Ya no encontramos la división en dos fases
-in iure y apud iudicem-, sino que la persona que conoce de la acción
es la misma que conoce de todo el procedimiento y dicta la sentencia.
Esta persona es el juez, funcionario en quien se reúnen las funciones
que antes estaban distribuidas entre el magistrado y el juez privado, y
así, tiene tanto la facultad de otorgar o denegar la acción y fijar los
términos del proceso -iurisdictio-, como la facultad de dictar sentencia
-iudicatio-.
b. Se produce un viraje de lo privado a lo público. La jurisdicción es una
función realizada por el Estado, y las partes en el proceso están
supeditadas a la autoridad del juez.
c. El procedimiento es escrito, pero la fórmula desaparece.
d. Desaparecen también los efectos de la litis contestatio, que surgían
de la aceptación de la fórmula.
e. La litis contestatio del procedimiento extraordinario sólo señalaba un
momento procesal determinado: aquel en que las partes sostenian el
primer debate contradictorio en el que el actor exponía sus
pretensiones y el demandado su defensa. A partir de este momento
se contaba el plazo de tres años de duración máxima del proceso'.
f. Se admite la contrademanda o reconvención, en virtud de la cual la
sentencia puede contener también la condena del actor.
g. La condena ya no es forzosamente pecuniaria, pudiendo recaer sobre
una cosa determinada.
h. Aparece la apelación como recurso en contra de la sentencia. En ella,
un juez superior conoce del asunto y puede revocar, confirmar o
modificar la sentencia primera. Aunque puede haber antecedentes de
la apelación en el procedimiento formularios, éstos serían
excepcionales, ya que, al no existir una organización jerárquica de la
judicatura, no había tampoco un juez superior al juez privado y,
además, por considerarse que la sentencia de éste era inapelable,
siendo la opinión de un particular a la que las partes se sometían
voluntariamente.
B. Desarrollo del proceso
a. Notificación (litis denuntiatio), hecha a petición del actor, por un
empleado del juzgado, quien le presentaba la demanda (libellus
conventionis) al demandado.
b. Contestación del demandado (libellus contradictionis), también
efectuada a través del empleado judicial.
c. Litis contestatio, en la que las partes exponían sus argumentos.
d. Procedimiento probatorio, en el que se ofrecían, desahogaban y
valoraban las pruebas; entre éstas, las más importantes eran la
testimonial, la documental y la pericial.
e. Sentencia. La sentencia podia ser impugnada, y el recurso por
excelencia fue la apelación. También se conservó la in integrum
restitutio como un recurso extraordinario. La apelación se
formulaba ante el juez que hubiera dictado la sentencia, en un
plazo de diez días, verbalmente o por escrito. Pasado el plazo sin
que se hubiera apelado, la sentencia era firme y podía ser
ejecutada. La parte ganadora tenia la actio iudicati para pedir la
ejecución que recaía sobre los bienes del vencido. Podia ser una
ejecución particular, de una cosa determinada, la cual era tomada
por los oficiales del tribunal (manu militari). Si la condena versaba
sobre una cantidad determinada de dinero, se tomaban los bienes
necesarios para cubrirla (pignus in causa indicati captum). En caso
de que hubiera concurso de acreedores, se procedía a la bonorum
venditio.
CLASIFICACIÓN DE LAS ACCIONES
Los juristas romanos, a la vez que concibieron a la acción con un sentido unitario -
corno el derecho de perseguir en justicia lo que se nos debe, según la definición de
Celso- (D. 44, 7,51), también la contemplaron corno parte del derecho subjetivo que
la acción viene a proteger, y así hablan de tantas acciones cuantos derechos
subjetivos puedan existir. De esta manera, el derecho clásico nos ofrece un
verdadero repertorio o catálogo de acciones de las que se han hecho varias
clasificaciones, desde Gayo hasta el derecho posclásico, así corno las realizadas
con posterioridad por las diferentes escuelas jurídicas europea.
Con base en diferentes criterios, se configuran los siguientes grupos o clases de
acciones.
1. Acciones civiles y acciones honorarias
En atención al derecho del cual provienen, las acciones pueden
clasificarse en acciones civiles y acciones honorarias. Las acciones civiles
encuentran su fuente en el derecho civil y las honorarias en el derecho
honorario. Entre estas últimas podernos distinguir las siguientes:
a) Acciones útiles: que son aquéllas que se inspiraban en algún
modelo del derecho civil, modelo designado con el nombre de
acción directa, corno la acción de la Ley Aquilia concedida al
propietario para pedir los daños sufridos por la cosa y extendida
corno acción útil al usufructuario.
b) Acciones ficticias: al igual que las acciones útiles, las ficticias
también se inspiraban en una acción civil, a cuya imagen se
creaban pero, además, el magistrado, ordenaba al juez, en la
fórmula respectíva", sustituir un hecho real por una ficción. Tal era
el caso de la acción Publiciana, análoga a la reivindicatoria, en la
que se protegía al propietario bonitario fingiendo que ya había
pasado el tiempo necesario para la usucapión y se había
convertido en propietario quiritario.
c) Las acciones in factum: no se basan en ninguna acción análoga de
derecho civil, sino en una situación de hecho no reconocida por él.
2. Acciones reales y acciones personales
En atención al derecho que protegen, las acciones se clasifican en
acciones reales tactio in rem) y acciones personales (actio in personam);
a las acciones reales también les llamaron vindicationes y a las
personales, condictiones. Los juristas romanos no intentaron una
definición de derecho real o de derecho personal, pero llegaron a la
distinción de estos conceptos a través de la diferenciación de las acciones
reales o personales, que tutelaban una u otra clase de derechos. Las
acciones reales protegian a los derechos reales, o sea los que autorizan
nuestra conducta sobre una cosa, como por ejemplo la acción
reivindicatoria que protege al derecho de propiedad. Las acciones
personales protegían a los derechos personales, que son los que nos
autorizan la conducta ajena; la acción personal se utiliza para exigir algo
que otra persona debe realizar, en relación con nosotros, como en el caso
de la acción redhibitoria, por medio de la cual exigimos la responsabilidad
del vendedor que nos entregó una cosa defectuosa. Dentro de esta
clasificación encontramos un grupo de acciones que Justiniano calificó de
acciones mixtas, al explicar que tienen características tanto de acciones
reales como de acciones personales.
3. Acciones prejudiciales
Si la finalidad de la acción era la de resolver una cuestión previa que daría
pie a un ulterior litigio, estamos frente a las acciones prejudiciales.