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El derecho romano puede definirse como el conjunto de normas jurídicas que han regido la
vida social del pueblo romano, de tal manera, el sistema procesal romano, el cual, aunque
ya no es aplicado como tal si ha dejado las bases para que en la actualidad se tengan
sistemas de justicia mayormente elaborados de acuerdo a las condiciones actuales.
El sistema procesal romano es una rama del derecho romano a la cual le correspondía
estudiar los procesos judiciales teniendo como base la llamada Actio.
El sistema procesal romano: estos son los antecedentes de los sistemas procesales, en el
derecho romano, la historia de roma se divide en las 3 siguientes fases:
1) La Monarquía
2) La Republica
3) El Imperio
Durante el tiempo de la monarquía hay una etapa conocida como las acciones de la ley
pues durante la república se encuentra una etapa a la cual se le llamo proceso formulario y
en el proceso aparece el proceso extraordinario, aquí hay 3 etapas el proceso jurisdiccional,
romano el orden judicial privado y el judicial público, aquí las partes demandantes y el
demandado acudían ante un magistrado que era un funcionario del orden público y ante el
cada uno exponía sus peticiones. (Velez, s.f.)
Las fases del sistema procesal romano, este sistema ha pasado por tres fases, La de Legis
Actione, proceso formulario y la del proceso extraordimen,
La legis actiones, son los medios de poner en actividad el contenido de la ley, son las
declaraciones solemnes acompañadas de gestos rituales que el particular pronunciaba
generalmente ante el magistrado con el fin de proclamar un derecho que se le discutía oh de
realizar un derecho plenamente reconocido.
Las Actio Agere son la represetacion de una ficción dramática y de actuar con el teatro, la
legis actione por su completa dependencia de los textos del ius civile no ofrecía solución,
en cuanto a la justicia los papeles estaban prescritos y el actor que representaba su papel en
el foro era sancionado con la pérdida del caso y además del posible derecho.
En esta rama del derecho existen diferentes tipos de procedimiento, el contencioso era el
cual el demandado niega el derecho del demandante, habiendo una contienda. Lo que lleva
a que la sentencia sea imperativa. Otro proceso es el Voluntario que existe Cuando cada
parte admite la existencia del derecho del otro. Esto tiene como resultado a que la sentencia
sea declarativa, las diferentes acciones de ley, las cuales pueden reconocer un derecho
cuando hay una disputa (sobre la cosa o la persona) o se quiere solicitar la intervención de
un juez o se quiere imponer una actio per conditionem (que es una citación) además
pueden proteger un derecho bien sea poniendo mano sobre el demandado o sujetando la
prenda. Las diferentes acciones son:
Estas tienen dos fases separadas entre sí por la litis contestatio; fase in iure (el demandante
juraba ante el pretor tener derecho sobre lo que alegaba) y fase apud iudicem (a la cual se
llegaba si el conflicto no se solucionaba en la in iure y era ante el juez). Para pasar de una
fase a otra se elaboraba la litis contestatio, que era el documento conforme el cual el juez
iba a fallar.
Las diferentes etapas del proceso eran la convocatoria, la declaración, la oposición del
juramento y la asignación del juez.
El Magistrado en Roma, en este caso era aquel funcionario encargado de regular el proceso.
Dentro de las funciones que ostentaba, encontramos: al Imperium, que eran atribuciones
de mando relativas a la justicia civil, y a la Juridictio, que comprendía las facultades que
posee un Magistrado en materia contenciosa. Había, además, al fin de la República,
Tribunales Permanentes, como, por ejemplo: Triunviri (en lo criminal), Decenviri (el
estado de las personas), Centunviri (política).
La misión del magistrado era sólo procurar la constitución de un Tribunal Arbitral para las
partes litigantes, cuidando que los negocios se resolvieran por el procedimiento adecuado.
La conclusión del proceso, propiamente, estaba en manos del Juez o árbitro privado. Sin
embargo, la resolución fundamental correspondía al Magistrado. Efectivamente, de su
arbitrio dependía la admisión o inadmisión de la demanda, de manera que, si negaba su
concurso, el Tribunal Arbitral no podía constituirse y el demandante quedaba sin protección
judicial. Contra esta realidad nada valía el hecho de que la ley acordase un recurso o
derecho. El demandante quedaba sin protección judicial.
El demandante lo único que podía hacer era ir donde otro magistrado, después de vencido
un año, tiempo que duraba en funciones el magistrado que había negado su concurso.
Las acciones de la ley eran de dos clases: ejecutivas y declarativas. Al primer grupo
pertenecían la manus iniectio o legis actio per manus iniectinem y la pignoris capio o
legis actio per pignoris capionem (toma de prenda); al segundo, la legis actio per
sacramentum (acción de la ley por apuesta o por el juramento sacro), la legis actio per
condictionem (acción de la ley por requerimiento) y la legis actio per iudicis arbitrive
postulationem (acción de la ley por petición de un juez o un árbitro).
Las acciones ejecutivas tienen aplicación en aquellos casos en que no se requiere la opinión
del juez respecto a la existencia de un derecho sino la aprobación del magistrado para
ejercer, posteriormente, la violencia privada contra quien estando obligado a ello no se
comporta de la manera esperada impidiendo así la realización del derecho a su justo titular.
Es el caso del acreedor, reconocido como tal, que no ha podido, por los medios ordinarios,
conseguir que el deudor solucione la obligación contraída.
Por otra parte, Gayo considera que las acciones de la ley son cinco, a saber: por apuesta
sacramental, por petición del juez, por condición, por aprehensión corporal y por toma de
prenda. Las tres primeras eran contenciosas porque daban lugar a una contienda procesal
entre actor y demandado mientras que las dos últimas son ejecutivas.
En cuanto a los medios de prueba en el sistema procesal romano son: testigos, documentos
y juramento.
Prueba testifical; Las partes designaban los testigos. Estos prestaban sus
declaraciones oral y públicamente, a presencia de las partes, pudiendo ser
preguntados por éstas o por los abogados de las mismas. No existía regla que
determinase de una manera formal el grado de credibilidad de las declaraciones
testificales; pero era principio general que el juez, más bien que contar las
testificaciones, debía pesarlas y decidir según la impresión que habían producido en
su ánimo. La máxima testis unus testis nullus, al principio no pasaba de ser un
consejo hasta que Constantino la convirtió en disposición imperativa.
Prueba por escrito; resulta de documentos públicos o de escritura privada.
Prueba por juramento La parte puede, para probar los hechos por ella alegados,
remitirse a la conciencia de la otra parte, defiriéndole el juramento sobre la verdad
de aquellos hechos (juramento decisorio). La parte a quien se ha deferido el
juramento sucumbe en la demanda o en la excepción, si se niega a prestarlo o no lo
refiere a su adversario, y de igual modo sucumbe el adversario si rehúsa prestar el
juramento que a su vez le ha sido referido.