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El derecho romano excepciones a este principio. La legítima defensa ante una agresión actual e
injustificada, por ejemplo, o ante la sospecha de huida del deudor; también la defensa de la
posesión y de la propiedad, admitiéndose que el propietario de una cosa que hubiese sido
desposeído por la fuerza, a su vez la retomara violentamente, así como el propietario de un fundo
puede cortar las ramas de los árboles de un vecino que se extienden sobre su propio terreno. En
todos los demás casos es necesario acudir al órgano correspondiente.
El comportamiento de los litigantes frente al tribunal, los pasos que deben seguirse para lograr
una sentencia, así como la organización judicial, son precisamente materia del derecho procesal,
entendido el proceso como la solución de una controversia por un tercero (el juez) y el
procedimiento como los pasos a dar para llegar a la solución. Y a la acción, por su parte, es la
facultad que todos tenemos de acudir al tribunal para proclamar o realizar nuestros derechos.
Esta rama del derecho se denominó en Roma “Derechos de las acciones” y así la llamo gayo en la
última parte de sus instituciones; los términos de proceso y procedimiento que dieron lugar al
calificativo de “procesal”, son posteriores. Los romanos utilizaron la palabra acción para hacer
referencia tanto a la disciplina que nos ocupa como “derecho de perseguir judicialmente lo que le
deben a uno”.
Nosotros estudiaremos el derecho romano procesal “civil” que reglamento esta materia casi en su
totalidad, salvo en lo tocante a los crímenes o delitos de derecho público, para los que existía un
procedimiento penal distinto.
El derecho procesal fue de especial interés para los romanos, quienes, con su pragmatismo
característico, consideraban que mientras hubiera acción, había derecho. Es importante recordar
que el derecho honorario se originó precisamente en el ámbito procesal, cuando el pretor
peregrino se vio impelido a conocer de las controversias que se presentaban entre extranjeros, o
entre estos y los ciudadanos. Fueron tales normas procedimentales las que dieron lugar a esa
rama tan importante del sistema jurídico de Roma.
El que pide que se reconozca o declare un derecho, o bien que se ejecute uno previamente
reconocido, es quien ejerce la acción; el actor o demandante; la otra parte, que es quien
desconoce ese derecho o no ha cumplido con un deber, es el demandado, llamado reus por los
romanos.
De esta manera el derecho romano reprobó y trato de sancionar a los litigantes temarios. Se
establecieron entre otras las siguientes medidas: una defensa infundida podía acrecentar podía
acrecentarse la condena, si los litigantes prestaban juraban obrar de buena fe y no lo hacían, se les
podía acusar de perjuros, existían acciones que daban lugar a condenas infamantes, circunstancias
que podía producir en las partes la decisión de resolver sus problemas fuera del tribunal mediante
una amigable composición. El demandado también podía defenderse de la temeridad del actor, se
le permitía que, en un juicio contrario, pidiera la quinta o décima parte del valor del litigio inicial.
Finalmente, se estableció la condena en costas o sea que el perdedor pagara los gastos procesales.
Magistrados y jueces
En esa época la intervención del estado era todavía incipiente la organización judicial con
tribunales y jueces que actúan conforme a determinadas reglas de competencia no apareció en
roma sino hasta la república. Los magistrados jurisdiccionales más importantes fueron los
pretores.
En esta época los jueces no eran funcionarios públicos si no ciudadanos particulares. Podía haber
un juez único generalmente escogido por las partes o bien sorteado de una lista o designado por el
magistrado.
En las provincias los gobernadores y los funcionarios municipales trabajaban de forma diferente.
Ante ellos el proceso era monofásico y, asi, un gobernador debía conocer desde la acción hasta la
sentencia.
Sistemas de procedimiento
Se conocieron tres sistemas, correspondiente cada uno de ellos a los diferentes periodos histórico-
políticos y a las distintas fases de la evolución del derecho privado.
Servía para pedir el reconocimiento tanto de un derecho real como de uno personal u era
aplicable, en cualquier caso. Las partes primero debían acudir a los pontífices, quienes le indicaban
la declaración que habrían de repetir, después, el actor debía hacerse acompañar por el
demandado y ya ante el magistrado, recitaba la formula verbal de carácter solemne.
Mientras la acción de la ley por apiesta es una acción general, esto es, aplicable, en cualquier caso,
la acción de la ley por petición de un juez o de un árbitro es una acción especial, ya que solo
procede en dos casos:
Fue creada para para la recuperación de aquellos créditos referentes a una determinada suma de
dinero o una cosa determinada.
Esta es una acción ejecutiva, y el procedimiento que da nombre a dicha acción tiene las
características de la defensa privada. Cuando el estado asume la administración de justicia, se
conserva la manus inlectio, aunque rodeada de multiples garantías.
Esta acción ejecutiva servía para ciertos acreedores que, al no obtener lo debido, podían tomar
alguna cosa perteneciente a su deudor (una prenda o pignus). Se aplicaba en caso de deudas de
carácter sagrado, milita o fiscal.
La acción se desarrollaba fuera del tribunal frente a testigos y no se requería la presencia del
adversario.
Procedimiento de formulario
El procedimiento del formulario de la ley fue suficiente para el pueblo sin grandes complicaciones
procesales, pero a medida que se desarrolla el espíritu jurídico del romano, se perciben con mator
claridad los defectos de que aquel adolecia. Debemos tener en cuenta que por un lado resultaba
difícil aprender de memoria las declaraciones solemnes, por otro lado, se estaba totalmente sujeto
a la memoria y buena fe los testigos que intervenían en la controversia.
Fase in iure
Es mediante la aceptación de este documento redactado por las partes que le confiere al juez la
facultad de poder condenar o absolver al demandado.
Acciones reales y acciones personales
Las acciones reales protegían a los derechos reales o sea los que autorizan nuestra conducta sobre
una cosa, por ejemplo: la acción reivindicatoria que protege al derecho de propiedad. Las acciones
personales protegían a los derechos personales que son los que nos autorizan la conducta ajena; la
acción personal se utiliza para exigir algo que otra persona de realizar, en relación con nosotros.
Acciones prejudiciales
Si la finalidad de la acción era la de resolver una cuestión previa que daría pie a un anterior litigio,
estamos frente a las acciones prejudiciales, así, por ejemplo; si se quería averiguar si un individuo
era libre o esclavo, ciudadano o extranjero, la acción no buscaba una condena sino solamente un
pronunciamiento del juez respecto a la cuestión que se había planteado
La Litis contestatio
es el último acto llevado ante el magistrado, con él se termina la primera fase del procedimiento,
la fase in jure. En otras palabras, a partir de este momento el proceso está completamente
entablado, es entonces la Litis contestatio la piedra angular del proceso.
Vía de ejecución
El deudor tiene un plazo de sesenta días para cumplir con la sentencia, en caso de no hacerloel
acreedor puede ejercer la actio judicati, acción que reemplaza la manus intectio de las acciones de
la ley y se ejerce sobre los bienes del deudor.
Estas medidas que podemos llamar extrajudiciales porque se pueden dar en el juicio o con
independencia de este, son:
Con base en diferentes criterios, se configuran los siguientes grupos o clases de acciones
Procedimiento extraordinario
a. El proceso es monofásico,
b. Se produce un viraje de lo privado a lo publico
c. El procedimiento es escrito, pero la formula desaparece
d. Desaparecen también los efectos de la Litis contestatio
e. La Litis constestatio del procedimiento extraordinario solo señalaba un momento procesal
determinado
f. Se admite la contrademanda o reconvención
g. La condena ya no es forzosamente pecuniaria
h. Aparece la apelación como recurso en contra de la sentencia
Acciones arbitrarias
Una acción arbitraria, esto es, que contuviera una clausula arbitraria en la que el magistrado
intuía al juez para que antes de condenar, le ordenara al demandado restituir la cosa; si este
obedecía seria absuelto, si no sería condenado.
La cláusula arbitraria se insertaba en todas las acciones reales.
En el derecho preclásico y en el clásico las acciones perpetuas se identificaban con las civiles,
que no prescribían nunca. Las temporales se identificaban con los honorarios, que prescribían
en un año, o sea el tiempo que el magistrado duraba en su cargo.
En las primeras, el juez, al emitir su decisión, debía atenerse a los términos planteados en el
proceso, sin tener facultad para tomar en cuenta otras circunstancias.
En las segundas, el juez estaba plenamente facultado para investigar; en la época del
emperador Justiniano las acciones de buena fe fueron numerosísimas, corrió por ejemplo la
actio pro socio, que se daba a las personas que integraban una sociedad.
Ana Priscila Chet Sequén
5015-20-2461