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ETIOLOGIA.-
PRINCIPALES:
OTRAS CAUSAS:
El nuevo sistema de clasificación ha ayudado a elaborar estrategias con el uso
empírico de antibióticos, pero tiene algunas desventajas. Por ejemplo, no todos los
patógenos resistentes a antibióticos están vinculados a todos los factores de riesgo. Más
aún, la NAAS constituye una selección de múltiples factores de riesgo y hay que considerar
a cada paciente de manera individual.
Por ejemplo, el peligro de infección por patógenos multiresistentes a
medicamentos en una persona con demencia senil internada en un asilo y que puede
vestirse de manera independiente, caminar y comer, es por completo distinto del peligro
al que se expone otra persona que está en estado vegetativo crónico con una
traqueostomía y que tiene una sonda percutánea para su alimentación. Además, los
factores de riesgo de infección por microorganismos MDR no eliminan la posibilidad de
neumonía por los patógenos CAP habituales.
FISIOPATOLOGIA.-
La neumonía es consecuencia de la proliferación de microorganismos a nivel
alveolar y la respuesta contra ellos desencadenada por el hospedador. Los
microorganismos llegan a las vías respiratorias bajas en varias formas. La más frecuente es
la aspiración desde la orofaringe. Muchos patógenos son inhalados en la forma de gotitas
contaminadas. En algunas ocasiones la neumonía surge por propagación hematógena (p.
ej., de endocarditis tricuspídea).
Los factores mecánicos son de importancia decisiva en las defensas del
hospedador. Las vibrisas y los cornetes de las vías nasales capturan las grandes partículas
inhaladas antes de que alcancen la porción baja de las vías respiratorias, y las
ramificaciones del árbol traqueobronquial atrapan los microbios en el epitelio de
revestimiento, en donde, por mecanismos de eliminación o limpieza mucociliar y por
factores antibacterianos locales, el patógeno es eliminado o destruido. El reflejo nauseoso
y el mecanismo de la tos brindan protección decisiva contra la broncoaspiración. Además,
la flora normal que se adhiere a las células mucosas de la orofaringe, impide que las
bacterias patógenas se adhieran a la superficie y así se reduzca el peligro de neumonía
causada por estas bacterias más virulentas.
Cuando se vencen estas barreras o cuando los microorganismos tienen la el
reducido tamaño, suficiente para llegar a los alvéolos por inhalación, los macrófagos
alveolares tienen extraordinaria eficiencia para eliminarlos. Los macrófagos son auxiliados
por las proteínas locales (proteínas A y D de la sustancia tensoactivas) que poseen
propiedades opsonizantes propias y actividad antibacteriana o antiviral. Los patógenos,
después de engullidos (incluso si no son destruidos por los macrófagos), son eliminados
por la capa mucociliar en dirección ascendente o por los linfáticos y dejan de constituir un
problema infectante.
Sólo cuando es rebasada la capacidad de los macrófagos alveolares para fagocitar
o destruir los microorganismos, se manifiesta la neumonía clínica. En este caso, los
macrófagos desencadenan una respuesta inflamatoria para reforzar las defensas de las
vías respiratorias inferiores. Esta respuesta inflamatoria del hospedador y no la
proliferación de los microorganismos, es el factor que desencadena el síndrome clínico de
neumonía. La liberación de mediadores de inflamación como interleukina (IL) 1 y el factor
de necrosis tumoral (TNF, tumor necrosis factor) ocasionan fiebre. Las quimiocinas, como
IL-8 y el factor estimulante de colonias de granulocitos, estimulan la liberación de
neutrófilos, que son atraídos al pulmón y así surge la leucocitosis periférica y aumentan
las secreciones purulentas. Los mediadores de inflamación liberados por macrófagos y los
neutrófilos recién reclutados crean una fuga alveolocapilar que ocasiona edema
pulmonar, equivalente a la que aparece en el síndrome de insuficiencia respiratoria aguda
(SDRA, SINDROME DE DISTRESS RESPIRATORIO AGUDO), aunque en la neumonía esta fuga
está localizada (cuando menos al inicio). Incluso los eritrocitos cruzan la membrana
alveolocapilar y, como consecuencia, hay hemoptisis. La fuga capilar se manifiesta en las
radiografías como un infiltrado y en la exploración por estertores que se perciben en la
auscultación como crepitantes y la sobrecarga capilar que genera edema en la membrana
alveolocapilar y en el alveolo ocasiona hipoxemia. Aún más, algunas bacterias patógenas
al parecer interfieren en la vasoconstricción de origen hipóxico que normalmente surgiría
cuando los alvéolos están llenos de líquido, interferencia que puede causar hipoxemia
grave.
El incremento de la frecuencia respiratoria en el síndrome de respuesta
inflamatoria sistémica (SIRS) causa alcalosis respiratoria.
La disminución del volumen y la distensibilidad pulmonares por la fuga capilar, la
hipoxemia, el aumento de la frecuencia respiratoria, el mayor volumen de secreciones y a
veces el broncoespasmo por la propia infección, culminan en disnea y, si es grave, los
cambios en la mecánica pulmonar que son consecuencia de disminuciones en uno y otro
parámetros (volumen y distensibilidad) y la desviación (cortocircuito) intrapulmonar de
sangre podrán causar la muerte del enfermo.
HISTOPATOLOGÍA.-
Morfología.-
Las infecciones bacterianas, causadas por varios microorganismos grampositivos o
gramnegativos, aparecen en patrones morfológicos solapados: bronconeumonía y
neumonía lobular. Dependiendo de la virulencia
bacteriana y de la resistencia del anfitrión, el mismo
microorganismo puede provocar bronconeumonía,
neumonía lobular o un cuadro intermedio.
La neumonía clásica pasa por una serie de
cambios histopatológicos.
• La neumonía lobular afecta a prácticamente
todo un lóbulo: es clásica la descripción de cuatro
estadios de respuesta inflamatoria:
La fase inicial es de edema por la presencia
de exudado proteináceo y a menudo bacterias en los
alvéolos. Esta fase rara vez se identifica en autopsias
o por medios clínicos, porque es seguida de
inmediato por la llamada fase de hepatización roja.
La presencia de eritrocitos en el exudado
intraalveolar celular es la que da a esta fase su
nombre, pero también existen neutrófilos, que son
importantes en las defensas del hospedador. A veces
se identifican bacterias en cultivos de muestras
alveolares reunidas durante esta fase. En la tercera
fase, de hepatización gris, no se advierte
extravasación de nuevos eritrocitos y los que estaban
presentes sufren lisis y degradación. La célula
predominante es el Neutrofilo, abundan depósitos
de fibrina y han desaparecido las bacterias. La fase
anterior corresponde a la contención satisfactoria de
la infección, es decir, el organismo la circunscribe y
así mejora el intercambio de gases. En la fase final,
la resolución, el macrófago es la célula dominante
en el espacio alveolar y han sido eliminados los restos
de neutrófilos, bacterias y fibrina y también ha
cedido la respuesta inflamatoria.
Absceso pulmonar.-
Es una infección caracterizada por una necrosis supurativa localizada de tejido
pulmonar.
Etiología y patogenia.
Suelen participar estafilococos, estreptococos, numerosas especies gramnegativas
y anaerobios. Son frecuentes las infecciones mixtas, reflejo de la aspiración de contenido
oral como causa frecuente. Los abscesos pueden deberse a:
• Aspiración de material infectado (p. ej., intervenciones orofaríngeas o
secundaria a disminución de la conciencia). Los abscesos por aspiración son más
frecuentes en el pulmón derecho, reflejo de la posición más vertical del bronquio
derecho.
• Antecedente de infección bacteriana primaria.
• Émbolos sépticos por trombos infectados o endocarditis derecha.
• Tumores obstructivos (10-15% de los abscesos).
• Punciones traumáticas directas o propagación de infección desde órganos
adyacentes.
Morfología.-
Los abscesos pueden ser únicos o múltiples y varían desde cavidades
microscópicas a grandes. Contienen mezclas variables de pus y aire, en función del
drenaje disponible a través de las vías respiratorias. Los abscesos crónicos están rodeados
a menudo por una pared fibrosa reactiva.
Evolución clínica.
Las complicaciones son la extensión a la cavidad pleural, la hemorragia, la embolia
séptica y la amiloidosis secundaria.
Tuberculosis.-
La tuberculosis se debe a la infección por Mycobacterium tuberculosis; bacilo aeróbico
que crece en cadenas y tiene una pared celular cerosa compuesta de ácido micólico; la
pared celular retiene los pigmentos después del tratamiento con ácido (de ahí el nombre
de bacilos acidorresistentes). Afecta aproximadamente a 1.000 millones de personas en
todo el mundo y mata a 1,4 millones de individuos al año. Hay unos 10.000 nuevos casos
anuales de tuberculosis en EE. UU., la mayoría entre inmigrantes, vagabundos, presos o
sujetos infectados por el VIH. Se transmite de persona a persona en forma de aerosol y
cada vez es más resistente a múltiples fármacos.
• La infección representa solo la presencia de microorganismos y, en la mayoría de
los casos, no causa enfermedad clínica.
• M. tuberculosis no secreta toxinas y su virulencia se basa en las propiedades de
su pared celular.
• El reconocimiento de microorganismos de la tuberculosis por parte del anfitrión
implica diversos patrones moleculares asociados a patógenos innatos (lipoproteínas y
glucolípidos), generando receptores de tipo señuelo (TLR) 2 y 9.
• Los resultados de la infección dependen de la inmunidad del anfitrión; las
respuestas pueden controlar las infecciones y contribuir a las manifestaciones patológicas
de la enfermedad:
• La infección lleva a la inducción de una respuesta de hipersensibilidad tardía
mediada por linfocitos T H 1 que activa a los macrófagos (a través del interferón y) para:
• Promover la endocitosis y matar a través del óxido nítrico (NO) y la autofagia.
• Promover la actividad citocida a través de la producción del factor de necrosis
tumoral y defensinas.
• Rodear a los microbios con inflamación granulomatosa.
• Los granulomas caseificantes son característicos; la necrosis central está rodeada
de linfocitos y macrófagos activados.
• La inmunidad del linfocito T frente a las micobacterias puede detectarse por
medio de una prueba cutánea de la tuberculina (derivado proteínico purificado [PPD]); la
prueba significa solo una sensibilización previa de linfocitos T frente a antígenos mico
bacterianos, y no discrimina entre infección y enfermedad.
• En la mayoría de los sujetos (95%) la infección
primaria es asintomática.