Está en la página 1de 3

CONFLICTOS EN EL HOGAR

En la familia, con la pareja, entre los amigos y en la sociedad en general es


inevitable que surjan conflictos, pues todos tenemos diferentes edades,
pensamientos y formas de ver la vida.
En este caso, hay que comprender que la familia está integrada por
personas unidas a través de relaciones filiales (padres, hijos, hermanos y/o
pareja), formando una especie de sistema abierto en el que sus miembros
están estrechamente relacionados. Y debido a esta relación tan estrecha e
íntima, cualquier conducta puede afectar a la dinámica familiar, surgiendo
así las disputas.
Los conflictos familiares son eventos naturales, pues derivan de la
convivencia entre los miembros de una unidad familiar. Como
consecuencia, generan inestabilidad, frustración y preocupación, además de
poder resurgir problemas del pasado que no fueron solucionados.
En general, un conflicto nunca debe evitarse, pues la agresividad puede
escalar a niveles preocupantes. Lo mejor es afrontarlo de forma inteligente,
calmada, asertiva y con la cooperación de todos los miembros. Y es que,
las disputas son una buena oportunidad para progresar y aprender de ellas

¿Cuáles son los tipos de conflictos familiares?


Los conflictos familiares pueden clasificarse de distintas maneras.
Según el tipo de relación.
Los conflictos en la familia surgen dependiendo del tipo de relación o
parentesco entre los miembros. Así pues, veamos cuáles son:
 Conflictos de pareja. Suelen surgir por problemas de
comunicación, por la sensación de pérdida de la propia libertad,
por tratar de cambiar a la otra persona o por la falta de habilidades
para resolver los problemas que surjan.
 Conflictos entre padres e hijos. Se generan durante la infancia,
con hijos adultos y, sobre todo, durante la adolescencia.
 Conflictos entre hermanos. Son los más habituales y suelen
perdurar en el tiempo.
 Conflictos con los abuelos. Durante la vejez se producen cambios
biológicos, pues se deteriora el cuerpo y la mente. Además, se
deben afrontar nuevas situaciones como la jubilación o la pérdida
de amistades o seres queridos. Estos cambios afectan a la persona y
por ende, repercuten en las relaciones familiares.
Consejos para resolver los conflictos familiares
Cada familia es un mundo y la situación que genere una disputa
puede ser una u otra. Hay personas que se sienten solas porque no
tienen o no pueden reunirse con la familia, otras en las que el padre
y la madre están divorciados, etc. Todo ello genera una serie de
emociones y ansiedad que pueden desbordar a uno. Por ello, aquí
facilitamos algunos consejos para afrontar la situación con una
perspectiva más clara y esperanzadora.
Entender que ninguna familia es perfecta
Hemos empezado diciendo que ni la Navidad ni las reuniones
familiares que implican estas fiestas son tan idílicas como las
pintan. Y es que hay que aceptar que ninguna familia es perfecta,
pues es totalmente normal que haya roces o conflictos. Ahora bien,
identificar aquello que provoca los desencuentros familiares servirá
para prevenir las situaciones que los generan.
Practicar la escucha empática
La escucha empática implica escuchar plenamente a la otra persona
para ponerse en su lugar, comprendiendo así los sentimientos o
emociones a través de sus palabras y gestos.
Controlar las formas a la hora de hablar
Muchas veces hablamos de malas maneras antes de pensar, lo que
incentiva la agresividad. Es muy importante utilizar el lenguaje y
las expresiones con cuidado, reemplazando los reproches por
sincerarse de buenas maneras.
Marcar los límites
Saber decir que no, así como marcar los límites, sirve para hacer
saber a la otra persona aquello que nos genera malestar o nos
ofende. Ahora bien, esto no quita que expresar cómo nos sentimos
ayude a entender y tomar conciencia de aquello que está
provocando la disputa.
Encontrar el mejor momento y lugar
Finalmente, las reuniones familiares no son el mejor momento ni
lugar para tener una discusión. Lo mejor es dejar la conversación
para otro momento y hablarlo en privado

También podría gustarte