Está en la página 1de 201

Fuiste la poesía que

aún no escribía

Versos Descompuestos

Pixiny Ibarra
Desorden
Desorden humano

Le llamamos vida al caos.


Al vientre perdido
entre lo tangible y lo espiritual,
aceptamos creencias banales
al precio de nuestra paz mental
y al contar historias de hace añales,
la misma complicidad permanece eterna,
el complejo del amor
la incertidumbre de la propia existencia,
el miedo a lo desconocido,
creación, autodestrucción,
la traición.

La humanización
de los no humanos.
Un vacío

No cabe tanto en un cuerpo,


créeme,
no cabe casi nada en un cuerpo humano
y, aun así, deambula sin rumbo, efímero
incluso puede correr a velocidades inexplicables
con todo hasta el peso de la duda de que no puede.

Sin embargo, todo el tiempo cae


hay quienes descargan escribiendo
lo que en verdad les pesa demasiado
otros descargan música y se vuelve más ligera
otros lo transforman en violencia
otros se vuelven psicópatas
sociópatas depravados
pero cada uno tiene su manera de descargar
o de lidiar con todo por miedo a soltar
y quedarse sin nada
eso también es un poco peligroso
o complicado
cuando no tienes nada
te darás cuenta de que el vacío pesa más.
Interior humano

La ausencia de la luz hace escuchar


los llantos de la oscuridad,
ahí no puede estar la ausencia de la alegría
porque presenta una
parte siniestra que todos tenemos
por naturaleza, no es tristeza,
no es depresión, ni melancolía,
ni la soledad,
es la ausencia de la realidad de cada persona.
Desórdenes efímeros

I
No somos más que vibraciones
no producimos objetos, sino sensaciones.

II
En el suspiro de silenciar, y el parpadeo de no ver,
ahí erradica la humanidad.

III
Llegamos al punto en que transportar nuestro cuerpo
ya no cansa,
cuesta dinero.

IV
La peor forma de adaptarte es obligándote.
V
Vivimos en un país en donde los medios de
comunicación nos pintan la paz con masacres
violentas.

VI
Cada creación del humano es una aberración para la
naturaleza.

VII
Las cosas más insoportables son las que sabes que
soportas por voluntad propia y sin embargo sigues
aferrándote a soportar un poco más.

VIII

Hay peores cosas que ser humano, como el hecho de


serlo y no hacer nada al respecto.

IX
Bajo cada techo que protege cuerpos desalmados,
creo firmemente en que es posible que una vez que
nació la razón, se le dio fin a un alma que teníamos.
Impotencia humana

Desde el último piso verde


y con el último suspiro terrestre.
Tras la última caída
con el último adiós.

Con el prolongado olvido


de un efímero recuerdo,
el insoportable fin
desapercibido
se despide
sin nuestro aliento
ya no llora por nosotros.

Me imploraba que dejara de llorar


que dejara de escribir,
que dejara de contemplar mi dolor
con melodías tristes.

Pero no sabía cómo explicarle


que había perdido mi origen,
no sabía cómo decirle que estaba estancada
atada psicológicamente a creencias civilizadas
a cada acto humano.
No sabía cómo justificarle
mi absurda impotencia
de no tener las herramientas
o quizás las agallas para salvarla.

Sólo observé cómo destruimos todo.


Sólo me senté y escribí
lo idiotas que somos los humanos.
Masa

Somos producto de los hechos contundentes,


qué ironía que venimos del origen
pero no somos el origen
sino una desajustada configuración
de las masas humanas a través de los tiempos
históricos.

Nuestra mente fuera del contexto


fluye sin espacio
escapamos sin desaparecer.

A veces vivimos de nuestra lenta muerte.


Invierno, nada

Hay luces que palpitan,


un dolor incontrolable del hipotálamo
hay un frío comienzo,
la enfermedad de las sonrisas hipócritas
un calor que no corresponde,
la sofocación del acercamiento absurdo
un techo indiferente,
no hay techo, un cielo inexistente,
el olor dulce de los incontrolables deseos
la pasión que nunca murió por nosotros
palabras sin sentido que evocan la propia
omnipotencia.

Una lengua escaldada, reprimida, no escupe, traga.


La infección sentimental efímera y nocturna.
Sonambulismo controlado
un desvío al otro lado
la sensación de impotencia al próximo comienzo en
siete días.
Interrupción

¿Cómo podía algo tan romántico ser a la vez tan


putrefacto?

Un insulto o un halago.

El otoño interrumpido por el calor de los rayos del


sol quemando las hojas secas en el aire.
Abajo la lumbre, el infierno o el comienzo.

Delirios sobre muerte.

Un pigmento rojizo en los residuos agonizantes de


los árboles.

Demasiado peso.

Demasiada sustancia líquida producida por la


traición del animal político.
Era demasiado, no suficiente.
Una competencia entre el moribundo otoñal cobre y
la putrefacción descompuesta de la filantropía.

Supongo que el humano siempre se sale con la suya.

Pero el origen de la vida solo tiene raíz, más no


razón, o viceversa.
No lo sé.
Tropismos del sol

En el fondo huimos de la oscuridad


pero poco a poco, incluso siguiendo el sol
siempre caemos hacia la noche.

Como cada idiota se vuelve parte de ésta miserable


sociedad, así lo haremos.
¿Cuándo?

Nos sangran los ojos


no nos reconocemos.
No hay peor silencio
que aquel que provoca tomar decisiones.

Pequeñas guerras contra nosotros mismos


bastan para hacer revolución
destruimos el exterior
y ahí no está el problema.

Se me derrama el café
ya frio por el tiempo
siempre se me derrama
como los sueños planeados
sin realizarse.

Manchamos nuestros ojos


con una obra de teatro sin guion.

¿Alguna vez seremos mejor que esto?


Caminando

Voy caminando por la calle y la gente no está


presente.

Voy andando delante de mis 100mil pasos


y todos parecen solo haber dado apenas un par.

El cielo se agrieta y la gente no quiere verlo


las paredes se vuelven escombros.

Pero ellos siguen aferrados a una pantalla


a un campo de futbol
a un jodido desperdicio del tiempo corruptamente.

Bajo un cielo agrietado


la gente muere lentamente
o quizás ya lo estaba.

No querrás ser de ese tipo de muertos


los escombros se desvanecen entre las manos
de la misma democracia que había votado por
levantar las paredes, aun cuando no mueven ni un
maldito dedo.

El suelo se abre al ritmo de la ira


y se lleva las cosas al mismo ritmo de la ignorancia.
La ciudad se está perdiendo
yo ya estaba perdida, pero al ver las grietas furiosas.

Creo que me he vuelto a encontrar


a la mierda mis pensamientos.

La gente solo quiere hacer lo que le venga en gana


y yo no soy quién para cambiar esta sociedad…

El mundo no gira alrededor de mí


yo soy parte de eso, solo una parte.

Soy un trozo de arte


dentro de un país
donde es difícil fugarte,
donde todos buscan lucrarte.

Entonces no te queda más que rebelarte


dejar de aferrarte,
dejar de esconderte.

Cobarde.

Para ya, tienes que enfrentarte


a ti mismo reinventarte
deja las llamas sofocarte
todo dentro de ti arde,
no dejes que se haga más tarde.

Aún puedes descontrolarte.


Y tratar de cambiarte.

Para que este mísero mundo cambie.

Y así puedas hacer bien.

Al final
la única motivación para vivir
es saber que un día vas a morir…
Cuestión de tiempo perdido…

Con el tiempo las cosas cambian,


incluso el cambio lo sabe,
él mismo…

Así exactamente,
somos seres cambiantes,
polimorfos en una vida,
inertes e inestables al mismo tiempo.

Pero a veces para que un cambio sea potente y real


en todas sus posibilidades,
son necesarios los impulsos bruscos,
esos que te paralizan, de esos de los que siempre
huyes a hurtadillas o despavoridamente, solo así es
posible trascender.

Con el tiempo,
el inestable estable tiempo,
las cosas cambian
o se estabilizan con roces de cambio.

El ser mismo, tangible momentáneamente e


intangible de alma pura y eterna.
Más allá del paso lerdo y sus consecuencias
respectivas bajo la penumbra de faroles
incandescentes.

Es minuto flotante,
horas que se lleva el viento,
perdidas en los míseros afanes
de superar la perdida,
agonizante dolor de dejar ir,
soltar sin ser soltado.

Qué ironía de sufrir,


hacer sufrir sin querer lo mismo,
inherente tiempo,
de cordura irrefrenable,
ataduras sin sosiego
en el tic-tac del olvido,
no es posible el olvido.

Y una blasfemia bajo cada palabra escrita,


que, en el intento de ahogarlas,
las ingenuas aprenden a nadar,
y se reproducen a mil por hora,
y con ellas engendran el saciable sufrir,
agonía y dolor.

Implica perder tiempo


hundiendo la cabeza en las mismas historias
del pasado y no volver al presente
sin antes saber cómo superar
la maldita pérdida…

Es preciso seguir,
seguir, sin rumbo, seguir.

Tras huir no ganas nada,


ni el tiempo se gana ignorando sensaciones.

El saciable esplendor frío


que congela la sangre y rompe la piel,
agrieta los labios y poco a poco,
extrañamente se va descongelando
el corazón, listo para el cambio.

Es de costumbre que sigas perdiendo la cabeza


entre el pasado y tu destino,
es de humanos sufrir,
perderse y quizás si tienes suerte,
encontrarse a salvo o perdido,
pero encontrarse a sí mismo.
Cuerpo

Escucha sus actos y contempla sus palabras.

En el fondo espera que te abras…

El cuerpo se siente inútil entre cada viento y cada


ave que vuela por encima de él,
los huesos se quiebran ante la fragilidad de la mente
y el corazón se estruja entre los rencores y cada
escondite en el que se refugian tus mejores actos de
amor.

El cuerpo se vuelve inútil ante tanta mediocridad


antropomórfica,
la piel se marchita ante caricias insensibles
donde piel con piel se olvida el tacto emocional,
donde caricia tras sentir solo se busca la piel,
las uñas se parten con tanto esfuerzo de reprimir
lo que se siente,
bajo el manto inexplicable de ideas y miedos
explota ya la sien aferrada a observar
lo que se deja ir tras un impulso de temor.

El cuerpo se vuelve inútil tras el intento vano del


solo pensar intentar sin haber hecho nunca nada más
que imaginar lo imposible, lo que uno mismo vuelve
imposible al resguardarse entre escombros del
pasado que ya no dañan,
sin embargo, carcome lo que aún queda latente
y dejas que se oxide la piel por miedo a terminar
siendo un metal moldeable,
como si se tratara de transformar las herramientas
con las que apenas sobrevivimos a nuestros
impulsos de pánico.

Vibraciones que palpitan con el tiempo


y sin tiempo no vibra ni el pasado, no hay historia,
hasta los muertos palpitan reviviendo latidos
moribundos.

Qué ironía la del impulso a seguir vibrando mientras


yacen inmóviles los cuerpos, dejándose llevar por el
juego en el que nunca fuimos voluntarios para jugar.

El cuerpo palpita,
vibra,
vive y se siente inútil,
el cuerpo se debilita
y se fortalece cuando nuestra mente pasa
desapercibida.

Entre tantas masas de humanos no se distingue la


antropomorfa singularidad del lapso entre lo que
uno es y el otro termina siendo, solo somos masas
con ilusión de humanos…
A tiempo

Los minutos se pueden convertir en años,


y no quedarían más que proyecciones de tus actos.

El tiempo no se limita,
incluso en tu muerte,
pero hay segundos calculados
que pueden hacer la diferencia.

Cada paso que damos,


es un daño o una oportunidad,
cada idea construida,
por más simple que sea,
por más complicada que parezca,
siempre continúa,
como el cáncer,
como un virus,
como una epidemia,
penetra en lo más profundo de tu psique,
infectando cada pensamiento,
cada recuerdo,
cada visión.

La acción de vivir
es una decisión.
La gente que eliges,
es la misma que se apodera de tus proyecciones.

Los eventos que decides recordar,


los sitios que eliges frecuentar,
en el lugar correcto,
en el tiempo correcto,
en el perfecto segundo,
inequívoca decisión tuya.
Oportunidad

Cada día se nos está dando una oportunidad,


como cada madre lo hace con sus propios hijos,
primero deja que la maten poco a poco,
olvidándonos de ella,
pero llega un momento en el que se acaban las
oportunidades,
se acaba la madre,
y ya no hay vuelta atrás,
lo has perdido todo.

Entonces llegaran los lamentos grabados


efímeramente en un epitafio.
Camino

Las carreteras pretenden saber mucho de destinos,


pero no llevan a ninguna parte si no estás seguro de
a dónde quieres llegar realmente.

Puesto que el hecho de desviarte a las profundidades


de los bosques, montañas, suena a que
probablemente uno pueda perderse

¿En realidad qué sabemos de extraviarnos si el


planeta es nuestro?

Siempre nos hemos adueñado de cosas que no son


nuestras por el simple hecho de ser transitorios.

Entonces ¿a qué le tememos?

Después de todo ni siquiera nos damos cuenta de


que nuestro simple ser ya está dado por perdido.
Poetas jodidos
Poetas jodidos

Me pregunto dónde estarán esos poetas jodidos


con la rima y con la libertad
dónde estarán esos versos descompuestos,
olvidados
perdidos…

Porque en realidad a nadie le importaba lo que


querían decir.
Me pregunto por ellos,
a los que no les importaba el amor
los que se dejaban de lado las cursilerías
quizás porque sabían que había algo más importante
que ellos mismos,
algo más importante que los propios humanos

Me pregunto dónde estarán esas palabras ahogadas


en miedos,
porque por más que fingíamos no sentir nada
a veces realmente no lo sentíamos,
pero la incertidumbre ambivalente
era lo que nos ponía a prueba,
o quizás de vuelta al sucio juego.

Me pregunto cuál es su sitio favorito para llorar


en dónde se refugian para desahogar
si realmente son bienvenidos en su hogar.

Me pregunto si aún piensan en sus amantes


o si alguna vez tomaron calmantes
para tranquilizar la desesperación
la impotencia de su confusión.

Me cuestiono a dónde van a parar


con sus rimas rotas en el pecho
con sus versos descompuestos.
Me pregunto si alguna vez fueron leídos
si distraídos olvidaron algún cuaderno
y alguien por casualidad se topó con esa servilleta
donde declaraban su amor en invierno
y entonces su alma se encontraba menos
descompuesta.

Me pregunto si alguien leerá mis miedos rimados


y con el verso en el corazón
quizás podría reencontrar a los amados
y con mi pluma rota y algo de sazón
podré darle sabor a lo que no fue.
El arte

El arte no debería contemplarse la mayor parte del


tiempo.

El arte debería encenderte un fosforo en el culo para


hacerte brincar y que actúes, carajo.

El arte debería hacerte reaccionar, ser parte del


problema.

El arte debería mostrarse lo más realista y grotesco


que se pueda, en esas situaciones de desesperación,
un cortometraje burdo que circula por las redes
debería de despertar esos potenciales, poner en
marcha a las personas para hacer el cambio.
Descomposición Interna
Cigarros sin sentido

Cigarettes after sex…

No tenía sentido en el diecisiete


pero luego de hacer el amor contigo
o conmigo
un cigarro y a reír.

La vida es un chiste muy malo


por eso uno se ríe de la absurdidad.

Ya no importaba si me dejabas,
o te quedabas conmigo,
al fin y al cabo, en ambas
terminaba riéndome.

Cigarettes after sex


decía en una de sus canciones
que yo nunca te iba a hacer daño
pero la verdad,
es un chiste
y terminé por hacerme daño a mí misma
con tanto miedo o de tanto reír
o de tanto escuchar esa canción
o por fumar
no lo sé…

Uno siempre se ríe de los chistes malos


por la pena o por la nada.

Uno siempre se ríe


o se fuma a sí mismo.

Y a pesar de mil canciones tristes


siempre terminas por elevarte
porque no siempre se ríe de felicidad,
y en la gravedad,
no sé cómo, pero resistes
hasta que te das cuenta
que en verdad caíste
otra vez…

Para entonces estallarás en carcajadas


no tendría caso que todo fuese un caos tan serio,
monótono.
No tendría sentido encontrarle una explicación
a lo que no tiene sentido.

No sería gracioso tener sentido.


No tendría cigarros después del sexo.
Ni fin en estas palabras
que llevan a todo menos a cualquier lugar.

Por eso prefiero reírme,


por la nada,
por la pena,
por mí
o por todo excepto el sentido.
Descomposiciones

I
No existe un sentimiento más hostil que el de no
sentir nada.

II

La mayor parte del tiempo no pasa nada

El tiempo es poco y el espacio es grande,


no hay prisa, pero tampoco tengo días de sobra.

III

La poesía es el arma contra el mal estar emocional.

IV

Ella deja cenizas donde aún puede causar incendios.


Andén

Deambulas por andenes sin lugar a donde ir,


donde parar,
todo se vuelve oscuro
a pesar de la infinidad de amaneceres
que salen con el resplandeciente sol.
Todo es tan nítido, todo…

Y la gente me observa
y con seguridad dicen que escribo muy bonito
y a menudo me preguntan qué voy a hacer con mi
vida.
Todo es tan oscuro, no encuentro una puerta…

Mi nave ya no navega con la misma seguridad,


está rota,
no tengo respuestas ahora,
no me preguntes, por favor.
¿Sabes? Sé que las puertas se cierran,
se abren y se cierran,
una y otra y otra maldita vez.

Y yo solo observo como se cierran,


me quedo mirando fijamente
sentada en una banca oxidada
preguntándome si ese era el correcto.

Jamás lo sabré.
Para existir

No necesitaba un rostro horripilante,


ni una cara bella.
No necesitaba un semblante monstruoso,
ni facciones angelicales,
no ocupaba tener la peor de las deformaciones,
ninguna aberración, ni tampoco expresiones tiernas
o defectuosas.

Ni siquiera necesitaba tener un rostro,


simplemente necesitaba ser y estar.

Yacía en mi mente
y se penetraba en mis pensamientos.

Solo necesitaba una mente dónde establecerse.

Sólo necesitaba que lo creyera dentro de mí y con


eso bastaba, ya existía…
Caisame
El perro de los ojos azules

Verde, frescura,
vienes a oscuras,
corro, me escodo,
corro, me hundo.

Señores y escobas,
basura y sobras.
Niños felices,
viejos infelices

Medicina olfateo
y el guardia me pateó,
corro me escondo.

Frescura, verde,
ella viene,
se acerca, no me teme,
la observo y me gusta,
la olfateo y no me gusta.

A tristeza huele
y me duele,
dejo que me toque,
me acaricia y me sonríe,
huele a perfume.

No sé por qué,
pero creo que la quiero,
la sigo hasta una habitación.

Fresco, verde…
huele a muerte,
ella tiene depresión.

Es el perro
de los ojos azules,
con su mirada me cura,
mi fuerte no es el olfato
pero huele a felicidad.

Tiene la mirada más profunda,


en vez de que me hunda
salgo disparada,
mató una parte de mí,
para salvarme de mí.

El perro de los ojos azules


el perro del hospital psiquiátrico Caisame,
ellos no pudieron salvarme
pero esos ojos azules sí pudieron amarme.
Difícil otoño

Ya no sé si estoy viva
o sólo me late el corazón por costumbre.

A la imposibilidad de empezar de nuevo


sin tomar en cuenta un pasado del cual
uno no se puede desprender tan fácil,
como las hojas de los árboles en un frio otoño.
Invitación a salir

Me llaman por mi nombre


y no comprendo que es el mío
me incitan a pecar,
es peor no hacerlo
no encuentro mi apellido.

No me encuentro en la lista
es que perdí la vista,
de tanto correr
por querer ver.

Perdí mi taza
entre tanto café.

Amanece sin nubes,


sin sol.

Yo misma cierro
mi propia jaula.
Incendio

No pretendo quedarme sentada a esperar,


prefiero ser la que inicia el desorden,
besarte a minutos no previstos
y sacarte de quicio en tus horas de trabajo
sólo para provocarte una sonrisa y luego irme.

Prefiero comenzar el caos


incomodar de manera pasiva.

Basta de simulacros
la vida misma, el presente
son ya el incendio,
alimentar el fuego o dejar que se sofoque
es tu decisión.

Prefiero arder
incluso cuando ya no queden cenizas.
Suerte

Cuatro docenas de galletas de la fortuna


palabras inoportunas.

Yaces en la apología del fracaso.

Autodestrucción.

Te metes en la bañera,
te comes y lees la suerte,
se te derrama el vino tinto,
hubo un tiempo en el que era distinto.

El vino nunca se derramaba


y no te importaba lo que decían las galletas.

No tenías suerte
tenías el control.
Plutón

Cualquiera podría ponerte el sol en tus manos,


cariño.

Pero ¿no crees que es demasiado?

¿No te quema en las manos?


¿No te hierven las entrañas?
Caminabas de un lado a otro, nena
la vida parecía complicada a cada paso que dabas.

¿Dónde estaban las canciones que habías escrito?

Perdida en mí.
Perdida en ver.
Esperabas por mí.
Esperaba por alguien más.

No serviría una taza de café para discutir los


inconvenientes en nuestras vidas, pero cualquier bar
estaría disponible después de las 3 de la madrugada.
Cualquiera podría poner el sol en tus manos
Llenarte el cuerpo de estrellas fugaces.
Pero no cualquiera sabe que prefieres Plutón.

El frío en los huesos.


Las noches heladas.
El corazón frio que calientas con solo una taza de
café antes de que salga el sol.

Cualquiera…

Pero tú sigues convencida


de que esperarás a alguien más.
No todo es tan fácil

Estúpidas ganas de decir “te quiero”


y no esperar un “yo también”.

Malditas ganas de abrazar sin miedo al rechazo


de reír sin razones
y llorar sin que nadie pregunte por qué.
Caos

No tengo palabras en el paladar


tampoco poesía para dar.

Lo que estaba frío


se pudo congelar todavía más.

Perdí mi fe
en una taza de té,
pretendo encontrarla
entre colillas apagadas
y una estúpida resaca.

Cada vez es menos tiempo


y cada vez es más pasado,
todavía no recurro
a tirar todo por la borda.

Aun pesan esas canciones,


aun no paso todas las estaciones,
aun recurro a malos hábitos,
un lugar monótono que habito.

No sé en qué momento,
a qué hora,
en qué minuto,
ni las circunstancias
en las que llegó la incertidumbre.

¿Dónde quedó mi certidumbre?

Lo más extraño
es que ahora que no tengo convicción
empieza una destrucción
y se está bien el caos
sé que después vendrá mi creación.
Aburrición

Ella es una chica muy rara, ama con demasiada


intensidad.
Pero parece que no tiene condición psíquica para el
amor,
al poco tiempo se agota, se aburre y se va,
dejándome la adrenalina aquí dentro, aún sin
terminarse de consumir bien mi amor que apenas
comenzaba a calentar para ella.

Dicen que me aburro muy pronto…

No estoy segura de pedir perdón o no, aún no logro


entenderme.
Cuatro estaciones

Cuatro estaciones fueron suficientes


para quererlas vivir en un solo día.

Sedada en placebos de alegría


las imágenes suenan como canciones
la única manera de volar es en aviones
déjate de dedicaciones
que nunca serán mías.

Perdida
no quiero salir, no es una despedida
pero debo huir,
pasar desapercibida,
así es como se sigue con vida.

Voy en busca de un equilibrio,


en busca de lo que aún no es mío.

La cicatriz ya se reabrió,
cuento los hombres en mi cama, ebrios.

Hay heridas que no sanan,


palabras que tu madre te dice,
no tienes nada que decir,
si ella supiera lo que has hecho a escondidas.
Hay versos que duelen al ser engendrados,
es más fácil escribirlos en plural
así duele menos.

Hay cigarros que es mejor no fumarse,


otras veces en el momento menos indicado
perdemos el encendedor
y nos quedamos con las ganas
de fumarnos las ganas.
Dicen

Dicen que la vida es bella,


que tomes un trago y traga
traga el dolor y sonrías.

Dicen que todo estará bien,


que el tiempo perdona,
dicen que la gente es buena
y que hay un mundo afuera.

Dicen que todo estará bien,


en celdas de colores,
y paredes transparentes,
palabras reconfortantes.

Dicen que el cielo es para los buenos,


que pidas un deseo
y bailes tu canción favorita,
que las cosas buenas tardan,
que lo que no pides te lo dan,
que disfrutes el ahorita,
que no todo es grisáceo,
y entre adversidades nos amemos.

Yo no quiero jugar
en mis malos días no tengo explicación
en la desesperación no tengo por qué sonreír,
yo no quiero hurgar
en bolsillos que no son míos
buscando aprobación,
prefiero las carcajadas que reír,
reír sin gracia
y no dar gracias por comprender.

Estaba encontrándome
mientras todos en sus intentos de salvarme,
estaban olvidándome.
Luz

Tendí mi cama,
te arropé con las sábanas
y encendí en nivel bajo el ventilador,
dejé un poco abierta la ventana
para que entrara la brisa…

Te tenía a un lado,
te tenía abrazada
y te quería más cerca.

No quise apagar la luz


por si en la oscuridad te perdías
y tuvieras miedo.
No…

Por más que con mi olor estarías segura


yo quería que me vieras,
con tus ojos insondables de amor,
con tu mirada tan pura,
y yo llorando ni te dejaba dormir,
y tú sin saber mi dolor,
respirabas profundo,
moviendo las orejitas atentas a cualquier ruido,
y yo te dejé mi luz que sin saberlo aún
eras tú la que me dabas luz…
Te quería más cerca
aún en mis brazos te tenía…

Te dejaré la luz encendida


por toda la eternidad
para que puedas encontrarme,
para que con tus ojitos logres verme
por si un día te falta el olfato,
te dejaré mi luz encendida
por toda la eternidad.
Tengo miedo

Y no lo reconozco.

Tengo miedo de ti…

Pero más por dentro de mí.

A la mierda mis sentimientos


¿Y sabes por qué?
A la mierda lo que no siento.

Lo siento.
Pero tengo miedo…
Y no lo reconozco.

Restringir lo que siento.


No es tan fácil como llegué a quererte.
El hielo de mi corazón ya no está congelado,
solo es una débil pared de cristal agrietada.

Tengo miedo…

De que este país no tenga oportunidades


y tenga que viajar al extranjero.
Tengo miedo de ir al extranjero y jamás volver.

De intentar ser feliz apuntando mi cabeza con un


revólver.
De dejar todo para mañana.

Y al regresar encontrarme con el café frío.

Tengo miedo de parecer extraña


ante la verdad de un libro mío.

De gritar mis palabras ante un público sordo.


De volver al pasado y no recordar mucho.

De que mi padre me tome del hombro


y bajo un techo en el que nunca crecí
me diga que pronto se tendrá que ir.

Tengo miedo de olvidarme


de lo que alguna vez pude darme.
Satisfacción, amor, éxito, depresión…

De nunca crear una familia, autodestrucción.


De que me de Alzheimer,
tengo miedo incluso de envejecer
o de nunca llegar a hacerlo.
Viaje interior

Si pudiera viajar a tu interior


podría incluso apagar lo que ya no te enciende,
destruir lo que te despelleja las entrañas y
reconfortarte en un manto de frio
que te revuelque las entrañas hasta hacerte levantar
del sitio donde yaces y actuar de una vez por todas.

Todavía danzas entre tus propios escombros


y mendigas construcciones negras
en condiciones deplorables
intentando dar refugio a nuevas ideas.

Cada vez que te disuelves


entre las arenas movedizas
recuerdas el olor a humo
de una chimenea tiritando
en medio de una sala de estar
que reconfortaba tus sueños
dentro de personajes
que marcaron parte de tu niñez
entre líneas bien impresas y una inigualable
imaginación, todavía te duele no saber el paradero
de ese libro.
Cuando vuelves al mismo sitio,
contemplas tus pies
bajo las mismas huellas que dejaste
la última vez que te fuiste,
y te preguntas si al menos esta vez
llegarás más lejos de lo que crees.

Aún reviven en ti sensaciones inexpresivas


que no te alcanzan tus propias palabras
en su momento de descripción,
pero todo se vuelve claro en el momento
en que paciente
esperas la llegada del alba,
dejando atrás una opaca oscuridad
que todavía debes descubrir,
pero por el momento intentas
no quebrantar tu espíritu,
todavía quedan fragmentos
olvidados de tu identidad,
a lo mejor era necesario perderlos,
quizás dejaron el espacio para nuevas
potencialidades que aún debes descubrir de ti
misma.
Volviendo

Tal vez no he vivido lo suficiente


sigo buscando alrededor de la música
deseando haber sido el hermano menor,
o, mejor dicho, varón.

Tal vez estoy triste


comportándome como una maldita,
tratando de guardar un poco de respeto
para iniciar el jueves a vomitar,
tratando de desechar la mierda del fin de semana.

Ya no puedo tomarme más tiempo


no me quedan más argumentos,
experta en excusas,
tratando de hacerme sentir un poco,
tratando de encontrar las palabras
sin conocer el estúpido abecedario.

Volveré a llorar sin lágrimas


como la última vez
ahogándome en mi propia garganta
tratando de describir esto último
sin que suene demasiado victimizado.
Sí claro, como si pudiese describir
la desesperación, tratando de no sentirte
tan estúpida sofocándote en el interior,
llorando sin que te salga ni una puta lágrima.

Solo tratas,
dejas todo atrás
porque ya no te queda mucho tiempo,
te queda mucha mierda por deshacer.

Por todos los lunes que despiertas


y no sabes quién eres…

No pienso volver al mismo sitio en que pernocté,


creo que ahí abandoné todo sentido del humor
todavía duele no sentir nada.
Todavía

Todavía emana de las mentes humanas


el deseo del saber,
deseo de poder
y hambre de poseer.

Todavía nacen extraordinarias mentes


que creen fuertemente en cambiar al mundo,
en la creación de ideas que superan todas las
creaciones humanas hasta ahora.

Todavía hay gente que desea encontrar vida en otros


planetas y mudar la humanidad a otro efímero
momento que pueda seguir destruyendo con su
absurda forma de vivir poseyéndolo todo.
Todavía…

Todavía llueve en los veranos,


escribí,
pensando que no todo estaba perdido,
buscando las palabras que pudieran más que
expresar,
hacerme entender que todavía hay una
oportunidad…
Todavía hay guerra y sueños,
una guerra interminable contra la humanidad
y un santuario que existe gracias a la fe con la que
sobreviven nuestros sueños.

Todavía llueve afuera de mi ventana,


todavía…

Encuentro un poco de paz en un par de canciones,


todavía hay un poco de luz en mi interior…

Todavía llueve en los veranos,


no sé cómo funciona la fe,
todavía no se va todo al carajo,
no sé cómo funciona la vida.
CH9

Necesito otro tiempo.


Necesito otro sitio.
Necesito otra vida...

Otra en la que me encuentre menos jodida


y me sepa la comida.

Y los días los tenga presentes.


Qué no se me escape un jueves.

En el que, ocupada,
no sepa dónde deje 24 horas perdidas.

Y cansada de tanto no haya llegado a nada un


sábado por la mañana...

Necesito un trago.
Qué el alcohol me cale en la garganta.
Necesito que la nicotina desgarre mi garganta.

Y saber qué carajos me estoy fumando.

Que no me sepa otra vez a papel quemado por


favor...

Necesito escuchar la música fuerte sin sentirme


culpable por ofender a los muertos.
Necesito un poco de paz.
Encender el ordenador y crear.

Me acostumbré a pagarle a alguien para que me


escuchara.
Y ahora que la enfermedad física se traga mi dinero,
no queda remedio.

Necesito depurar el pasado.


Y con tanto presente no me dan ganas de planear un
futuro incierto.

Necesito saber qué necesito...


Y si de necesidad sobrevivimos,
entonces no necesito nada
porque no estoy segura de vivir para necesitar.

Da igual si es al revés o a la inversa, es lo mismo.

Estoy harta...

Necesitaba solo escribir.

Quizás...

La única manera gratuita de tratar los dolores


mentales es escribiéndolos.

Ahora creo que sólo necesito


guardar esta mierda
y seguir gastando mi tiempo,
regalando mis horas
hasta que encuentre a alguien
que me regale las suyas
y así decir que tuve éxito
y soy libre con el poco tiempo que me quede...

Estoy harta de necesitar.

Necesito no necesitar nada.

Ver otro amanecer sin preocuparme por el ocaso.

Tomarme una taza de café y que me amargue la


boca no la vida.

No necesito que me pregunten cómo estoy.

Porque no se trata de cómo, sino de estar.

Estoy.

Así a secas.
Por 150 pesos

Luna de abril.

¿Dónde te escondiste hoy?

Creo que ya no funciona mi estómago.

Qué inútil me siento.


No sirve decir lo siento,
y en verdad lo siento,
en todo mi cuerpo,
en toda mi absurda existencia.

No supe cómo cuidarte.


qué impotencia,
qué idiotez.
En verdad lo siento
y qué estúpida me siento.

Estoy seca por dentro,


ya no fluye el agua con que me limpio las entrañas.

Qué basura tengo por limpiar.

Retiembla en sus centros la tierra…


Y jamás dejó de retemblar en nuestro interior.
Sigo temblando.

Sigo siendo una niña incapaz


de cuidar de quien me engendró.

Está podrida.

La tierra está podrida.


De tricolor no hay nada.
Solo un rojo vivo,
muy vivo.
Demasiado vivo para representar la muerte.

Que ruido por ganar.


por ser elegido entre los futuros muertos.

Hay más…

Todavía tengo mucho qué decir.


Pero ahora estoy agotada,
por sobrevivir,
para que, al salir,
una escoria me arrebate lo poco que genera mi
cuerpo de mujer.

Mujer...

La que te engendró…
Desórdenes ajenos que se evocan
en mí
Ella

Con la más delicada sonrisa,


con la más sutil mirada
y las más dóciles palabras,
encontré un llanto,
o quizás no encontré nada
de lo que realmente buscaba.

Pero encontré el dolor puro


en su mirada, el peor de los sufrimientos
retenido en un nudo en la garganta,
en busca de ayuda,
reprimida, más que oprimida por el miedo,
el pasado, su interior,
su mirada desesperada,
queriendo volver al mismo sitio,
preciso momento en que se perdió,
buscando ansiosa las respuestas,
defendiendo su vulnerable debilidad
con ese carácter falsamente rudo
y enfadado ante cualquier banal cosa,
ahí estaba, a mitad de la sala,
susurrando estruendosamente
que la escuchara…
Teclas rotas

Sólo una tecla.


Haz sonar sólo una tecla de tu piano,
ligeramente desafinado
como el silencio que hacemos sonar por las
madrugadas solitarias.

Haz sonar una tecla que neutralice


ese opaco sonido de los sollozos
sólo eso.

Se necesita menos que una buena melodía,


tus dedos que la toquen,
improvisando,
como toda la vida lo hemos estado haciendo,
esperando más actos,
a veces se cierra el telón,
pero el sonido de tu tacto
sigue sonando,
aunque cierren las puertas del escenario
y la gente se haya ido.

Te sigues escuchando un poco rota,


algo perdida
pero sigues intentando afinar el silencio
con tu tecla presionada
y las cuerdas de tu garganta destrozadas.

Sigues sonando un poco desorbitada,


buscando un ritmo para alejarte desesperada,
con la garganta desgarrada,
las cuerdas corrompidas.

Entonces todo termina


y el guardia te pide que salgas,
que ya se acabó tu acto
pero tú ya no estás dispuesta,
rompes el papel que te asignaron
y te quedas sin nada.

Echaste a perder la obra con tu tecla desafinada


pero te quedas con el índice pegado a la nada
porque así eres tú
es lo único que tienes,
un silencio desafinado
y las agallas para ser tú misma.
Vuelve a ti…

Sigues andando,
tan frágil en este mundo,
tan sutil en ese cuerpo,
tan fuerte a paso lerdo.

Tu voz resuena
tan grave en mis venas,
tu aliento vuela,
y tu alma pide que vuelvas.

Que vuelvas a ella,


que camines con ella,
tu psique grita desesperada,
que vuelvas, pares y esperes.

Esperes un poco la llamada,


escuches atenta, arder tu llama,
consueles tranquila a tu corazón,
olvides tu angustia, la razón.

Querida, ya has de parar,


has hecho mucho por los demás,
comienza, anda ve y pinta,
lo que desangra la tinta.
Tu sonrisa es muy dócil,
aunque tus risas la crean fuerte,
conozco tu mirada grácil
lo frágil que observas la muerte.

Tus manos cargan algo,


algo muy pesado que ya no puedes más,
tus palabras parecen halago,
pero no son nada si no dan reflejo a lo que pintas.

El tiempo no vuelve,
y ya se empolva el caballete,
mis ojos piden cada vez que te ven,
poder verte expuesta sin desdén.

Poder ver tu belleza interior,


lo que tus manos desbordan de amor,
eso es lo que el tiempo implora,
ya no hay más que ahora.

Anda, ve y pinta,
que, si no lo haces,
estarás extinta.
Huye de ti, pero regresa

Vuelves, sí, otra vez.


Vuelves porque siempre lo hacen
las personas buenas.

Vuelves porque realmente te importa


sin importar las veces que lo niegas.

Volviste…

Y así te vuelvas a ir cien veces


regresarás las veces que sean necesarias.

Aun cuando ya no encuentres de dónde volver,


volverás.
Pero si no vuelves de ti
no podrás irte y regresar,
no podrás lo suficiente.

Porque cada vez que vuelves, vuelves más vacía.


Porque cada vez que te vas, es como si no lo
hicieras.

Sigues aquí, deambulando en la nada,


volviendo al mismo sitio,
con la misma gente,
las mismas cosas,
el mismo caos,
el mismo pesar.

Vete y no vuelvas,
no vuelvas hasta que comprendas el vacío
con el que siempre regresas
y desafíes aquello que puede llenarlo,
que debes llenarlo.
Que debes largarte
y no volver hasta que no vuelvas contigo.

Vete y no vuelvas sin ti


vete y piérdete
huye
porque si no lo haces
nadie va a notar que volviste.
Insuficiente

A veces las palabras no son suficientes para decir lo


que ocurre dentro de uno mismo.
A veces una mirada no delata la euforia con que
sobrevives a cada instante.
A veces un abrazo no sostiene lo que uno siente
realmente.
Entonces llega la descomposición del lenguaje
en su más insano juicio
y te escupe a la cara un par de versos
descompuestos.
Sonríe…

Se han cansado las horas,


palpitan las nubes
y el cielo se estremece,
se esfuman los días
a paso lerdo…

Sé que éste amanecer pareciera ser el mismo,


cada noche ahogante en silencio,
cuando el sol huye despavorido,
deambulan las escasas esperanzas.

Mientras ustedes se meten bajo sus sábanas


ansiosos de que llegue el momento de partida
pero sigilosamente bosteza el alba,
asomándose entre las montañas,
un destello de luz se penetra
en los marcos de sus ventanas,
y aquí están otra vez
abriendo los ojos,
asombrados de seguir respirando,
con una infinidad de preguntas,
o quizás el deseo de huir ya,
pero aguante…
Espere un poco,
observe su alrededor,
las paredes monótonas
y el cielo absurdo ¿eso es lo que es?

Cada minuto insípido que les pasa por encima


y las ganas incontrolables de escapar…

Discúlpeme usted,
pero la verdad es que está vivo
y no importa el lugar donde esté,
las personas a su alrededor,
e incluso los malos días,
está usted aquí en este preciso momento
y quizás no del todo bien
pero solo deténgase,
observe con atención el cielo
las figurillas que engendran las nubes,
respiren profundo
cierre los ojos e imagine un poco…
¿acaso no es hermosos?

Sonría,
deje ver sus encías llenas de vida,
recuerdos de otras risas del pasado
y experiencias,
no deje de sonreír por que la sonrisa es aquello que
descifra su vida,
lo que ha vivido,
que la vida se dé cuenta de que usted es feliz
con tan solo sonreír.

Porque está vivo ¿y qué más queda en esta vida si


no se ríe, si no hay de qué acordarse?

Mire que la sonrisa los pone hermosos…


Aun así, te espero

Sigo esperándote del otro lado de tu propia


existencia.

Sigo esperando,
abajo, una noche,
un café, un cigarro,
esperando junto al coche.

La cena se enfría,
y sigo esperando,
que en ese vestido seas mía,
eres lenta, me estoy desesperando.

Sigo esperando,
enciendo un cigarro,
me ensucio el abrigo,
y ya odio este frío.

Pretendo ser paciente,


solo para tomarte de la mano,
obligando a mi mente
no llegar tan lejano.

Sigo esperando
la esperanza perdida,
frente a tu ataúd, tu vela encendida,
la flama palpita,
lo que no alcanzó tu corazón latir.

Pero sigo esperándote…


Músicos Desesperados

Llevamos dos días sonando las mismas canciones


y tu cuarto ya no me parece el mejor lugar para
besarte.

Mi guitarra está en el sótano


y no para de llover,
hace semanas que no ensayamos ni una pieza.

¿Dónde carájos quedó el vocalista?


Entre tus labios y los míos.

Llevamos dos días bebiéndonos las risas


sabor alcohol,
cobertura nicotina,
tenemos que levantarnos,
necesito una pieza,
una nota,
una rima.

Un par de canciones
que engendramos bajo edredones
al ritmo de las sábanas,
di que me amas
y tendremos el álbum completo.
Solo un expreso más

Podía escuchar la máquina de café


tiritando agua caliente,
no sabía cuánto tiempo había hecho
caminando de mi casa hasta este café,
y ni siquiera sabía si realmente vendrías.

El sol reflejaba sus rayos de luz


contra la ventana en la que estaba recargada,
donde nerviosa sorbía un americano.

Por ahí escuchaba tu voz, pero era solo alucinación.

Luego de unos minutos ahí estabas,


parado en la entrada, con un portafolio negro,
portando esa sonrisa que me paraliza hasta los
huesos.

Caminabas con un paso firmemente sensual,


te acercaste a mí diciendo cuánto te alegraba
encontrarme aquí.

Hablamos toda la tarde


pasando a reír parte de la noche.
No supe cómo fue que llegamos a tu departamento,
y en cuestión de efímeros momentos
cambiamos los expresos
por un par de besos,
y los sorbos de sonrisas
se volvieron vino tinto en un par de caricias.

Así el alba nos advertía de un nuevo día,


el sol sin ganas de salir,
pues aún disfrutaba la madrugada de pasar
lento el tiempo con tal de tenernos juntos.
Olvido

Recuerdo no recordar tu nombre


cuando me preguntaban por ti.
Recuerdo no recordar tu rostro
cuando salía a buscarte.

Recuerdo no recordar tu ciudad cuando


iba a rogarte para llevarte conmigo.
Recuerdo no recordar el tiempo
que llevábamos juntos aún sin saberlo.
Recuerdo no recordar la forma
en que querías que te amara.

Recuerdo no recordar tus ojos


cuando entre multitud de gente
querías tener contacto con mi mirada.
Recuerdo no recordarte en mi vida.
Recuerdo no recordar que olvido todo
lo que simplemente no me importa.

Recuerdo olvidar que me amas.


Ajenos

I
Y si no sucede, ya tendré algo de qué escribir…

II
Nacimos distantemente conectados.

III
¿Por qué no hay ventana abierta que deje entrar el
frio, pero no el ruido?

Nadie puede entrar a tu corazón y salirse sin dejar


un desastre.

IV
Sigo desperdiciando cigarros a tu ausencia.
No debo estar mucho tiempo inhalando basura
porque esta nicotina que llevo en mis entrañas
no necesita las sobras de tus insípidas colillas.
Hablando de ti

Hablando de ti,
donde el sentido común no existe,
de este mundo tendría que salir
arrojarme a los agujeros negros,
recorrer frías galaxias.

Todo fluye aquí,


se mueve como en los universos,
brillan en ti las estrellas,
vida aquí en tus planetas,
agua y aire fluyen de ahí.

Chocan meteoritos y cometas,


produciendo dulces melifluos,
melodías fluyen por tus venas,
en lo oscuro brillan tus pupilas.

Hablando de ti,
y de lo que está por venir,
luz que tarda en salir,
Sol que arde en dolor,
tu lumbre quema a color.

Lo apagaría con toda el agua de la Tierra,


entonces tu brillo se cierra,
no querré hacer ese caos,
terminaría con tu energía,
y con la luz de cada día,
acabaría con la vida.

Pero poco a poco te está matando,


el tiempo ¿Qué carajos está tramando?

Sé que vas a morir, no tiene que ser tan rápido,


aún quiero hurgar en tus galaxias,
aún quiero correr por tu vía láctea.

Quiero brillar junto a tus estrellas,


y acariciar tus planetas,
quiero escuchar tus melodías,
y ver el amanecer cada día,
quiero estallar en tus satélites,
y hablar contigo a oscuras

Envolverme en tu manto de calor,


cerca del sol,
y sobre todo, quiero sentir
tu gravedad en mi corazón.
Miradas camufladas

Como cualquier noche oscura,


donde las miradas son puras,
las vistas son exactamente contadas,
como rosas cruelmente cortadas.

Un par de castaños ojos brillantes,


no comparados jamás con diamantes,
brillaban más que la sonrisa de la luna,
maceándome más tierno que una cuna.

Después comprendí que me veían,


creí que nunca hacia mi vendría,
y claro, esa noche no se acercó,
pero una sensación extraña se percató.

Entonces llegó el escéptico momento,


se fue dejándome su frío recuerdo,
y los días corrían en suposiciones,
que quise olvidar al tomar decisiones.

Imaginaba las palabras que diría,


si algún día estarías conmigo,
pero pensamientos pesimistas,
me hundían en llantos sumisos.
Esperaba algo, y cruelmente lo sabía,
como una protesta, sabía que no pasaría,
guardaba algo en mis entrañas, que siempre lo
pensé,
tardará mucho en salir, por más que lo desee.

Y cuando logré deshacerme un poco de ti,


la siguiente noche, estabas otra vez ahí,
y todo volvió sin desenvolverse,
nuestros ojos volvieron a verse.
Alusión oscura

Extraño esa epifánica madrugada,


nuestros eslabones de palabras,
miradas confusas, apenadas,
camufladas…

Extraño esas risas demoniacas,


tus pasos distorsionados,
la lluvia en nuestros rostros,
empapando nuestra ropa.

La música y su forma de llenar el contexto,


tu baile exótico, nuestros silencios cómodos.

La noche oscura, tu piel oscura,


tu mirada oscura, tu cabello oscuro,
tu ropa oscura, tus palabras oscuras,
maldita sea tu forma de ser tan oscura.

Extraño tus débiles manos,


sosteniendo mis escritos,
la manera en que los leías
clavando tu mirada en mí…
Extraño esa álgida noche
que no quiero que vuelva a pasar
porque quiero extrañarla el resto de mi vida.
sin la idea de volver a verte
a no ser que sea como antes.
Cenizas en la almohada… (octubre)

Un café frío
que no terminamos por la madrugada,
un cigarro roto,
que olvidamos fumar,
que odias que fume.

Pero no odias que no esté contigo,


una canción hecha añicos,
por un par de lágrimas en vano,
que nunca salieron bien.

Un par de ideas que han sido sueños,


que nunca soñé y están bajo mi almohada,
el olor a tabaco entre las sábanas.

Un recuerdo extrañado en sonrisas,


una mirada insegura.

Un par de abrazos que me negué a darte,


las veces que nos encontramos sin buscarnos,
el momento en que nos dejamos,
la noche en que nos besamos,
los días que no te importó lastimarme,
hoy, que decido rendirme.
Tu olor

Y así es como te puedo tener cerca,


con una canción y un olor común,
con un suspiro y un cigarro,
pero no me importa ya.

Solo dueles cuando aspiro ese olor,


ese humo,
dueles cuando escucho esa canción,
tu jodida voz.

Dueles por las madrugadas


y en esa maldita melancolía,
dueles con tu imprudencia,
tu confusión,
duele tu mirada perdida,
desviada, olvidada.
Me dueles en donde ya no siento…

Y con el alba que se esfuma,


te esfumas,
te esfumo,
se esfuma el cigarro,
las palabras y tus abrazos…
Se termina la canción y como si nada,
continúo,
se disipa ese repugnantemente delicioso olor
y huye contigo,
esfumándose,
fumándose tu recuerdo,
un poema,
y quizás también el amor
que nunca nació entre nosotros.
Prohibido estacionarse.

Era como estacionarme bajo un letrero que dice;

“Prohibido estacionarse”

Siempre estabas ocupado las 24 horas del día


y aun así aparqué mi amor ahí, contigo.

Pero, cariño, ambos sabemos que las cosas son así;


yo soy el auto viajero
y tú eres el lugar donde solo se estacionan por
mientras.

Somos perfectos por el momento


al final yo me iré, y sé que duele
pero la verdad es que lo haré
y tú seguirás con tu vida estable.

Quizás me extrañes
quizás vuelva
prometo volver cuando tengas una hora libre
entonces seremos 36 minutos felices
mientras almuerzas y yo compro gasolina para
continuar mi camino.
Pero, cariño,
ambos sabemos que no todo dura para siempre,
somos tan distintos,
tan distantes
y sabemos que a pesar de eso siempre volvemos
en tu descanso, en mi parada.

Y la verdad es que tus brazos


son mi lugar favorito para aparcar después de largos
viajes,
largas carreteras,
noches oscuras,
al final de mi transcurso me estaciono en ti.

Y prometo volver cuando tengas una hora libre…

“Prohibido estacionarse”

“prohibido enamorarse”

Dudo que algún día tú te quites ese letrero


mientras yo vendo mi auto
y no tenga mejor lugar dónde quedarme por siempre
más que en tus brazos.
Creo que así somos perfectos
yo soy el auto y tú eres el lugar donde solo aparcan
por mientras.

Al final yo me iré y tú seguirás con tu vida estable.

Pero, cariño,

Prometo volver a aparcar en tus brazos otra vez…


Suenas

Suenas a apetito.
Cuando hablas suenas a ganas de comerse el cosmos
ese que se desborda de tus labios.

Pero cuando te ríes,


¡cuidado!
suena como a otra explosión del Big Bang.
Déjame

I
Déjame hacerte la poesía en la piel,
quiero recitarte un par de versos
con mis manos danzándote encima
déjame rimarte el placer con besos.

II
Tuve que escribirte una novela
porque la poesía ya te la había hecho
por dentro y por fuera.

IV
Pernoctar en tu pie,
soñar entre tus párpados,
quiero dormirme en tu pecho
y despertarme con los latidos de tu corazón.

V
Me gusta el sonido que emites cuando te ríes
sólo por eso soy un poco torpe cuando estoy contigo
intento hacerte reír.
Los cráteres de tu piel

Me sentí astronauta entre los cráteres de tu piel


acurrucada en tu luna.

Cada grieta que habita en tu piel


cada cicatriz que cruje cuando sonríes
cada grito que escucho cuando me miras…

Tengo miedo escribir sobre ti


y aun así lo hice
lo hago.

Siempre que escribo sobre un chico


nunca se queda, pareciera que mis palabras los
espantan.

Tenía miedo de escribirte


y que al final lo que no hemos construido
se quedara en el olvido.

No quería que huyeras y te llevaras todo contigo


pero hay cosas que no puedo decirte.
Por quién eres conmigo
por el momento en el que se presentan las
circunstancias
y que tú y yo estamos en un conflicto muy absurdo
que nos restringe sentir.

Tenemos una conexión bastante profunda


al igual que amistosa
muchas veces nos confundíamos
a pesar de que ambos sabíamos que no era
confusión.

Habrá quién te quiera


pero quién te ruegue
quién sabe…
Demasiado silencio

La tierra palpita,
rendirte a sus pies,
la tierra delira,
y tú sigues danzando en mi boca,
en un recuerdo,
en una noche.

El cielo se marchita
y en tus ojos siguen floreciendo esos deseos
que no te atreves a sacar.

El viento resuena
haciendo vibrar cada lugar recóndito del planeta
mientras tus labios tiemblan del miedo
a pronunciar esas palabras que te niegas a decirme…

Deja espacio para los sueños,


tu inseguridad te abarca mucho tiempo.
Apaga tus lágrimas con las colillas de
cigarro…

Me cansé de apagar mis lágrimas


con las colillas de cigarros.
Me cansé de invocarte en cada verso.
Me cansé de intentar manejarte como a un auto.

No quiero poner un alto.

Me cansé de reír entre enigmas,


me he cansado ya de pensar en ese beso,
me cansé de escribirnos mensajes,
me cansé ya de mi azotea y sus paisajes.

Me cansé de escuchar esa canción,


también de aparcar en esta estación,
me cansé de golpear sacos de boxeo
y tratar de acabar con este deseo.

Me cansé de fumarme mis palabras,


tratar de actuar como si nada pasara.
¡Carajo! Me estoy cansado de esperar
pero eres tú y se me pasa el cansancio.

No sé cómo no puedo cansarme de ti,


incluso ya he pasado meses harta de mí.
Es como si todo pasara tan despacio
aunque supongo que a ti te gusta lento.

Pero me desespera,
y ahí me tienes de nuevo en el intento,
en la sosegada espera,
hora no sé qué pasará.

Te siento un poco lejos y no sé por qué,


pero siento que no puedo acercarme…
Bajo las vanas esperanzas, lo creo,
sé que vendrás a mi búsqueda.

Y todo estará bien,


sé que en un tiempo nos reiremos de esto
y será lo único que nos quede…

Mirándonos el alma,
besándonos con calma.

Entonces podré decirte que me he cansado,


que me he cansado la espalda
de estar acostada en esa posición
y simplemente me acomodaré a tu disposición.

Que me he cansado de caminar


y qué mejor que detenernos y mirar.

Mirar desde el puente el otro lado de la ciudad…


Me he cansado ya de llorar
y pensar siquiera que me has de extrañar,
no sé qué tan difícil se ponga todo esto
después te contesto.

Pero a decir verdad no estoy segura


de lo que pase después de la luna,
entre tantas posibilidades perdidas,
sigo pensando que contigo aún hay una…
Fotosíntesis

Pensaba tantas cosas


sin detenerme a pensar lo real,
lo tangible,
la razón.

Jamás me pregunté el por qué


seguía regando una planta
que no se disponía a darme sombra jamás.

Tengo tanto miedo de pensar más,


de recordar analíticamente cada situación contigo
en la que realmente no estabas del todo.
Una vez que lo hago es difícil revertir el daño.

Ya habré destruido cada partícula


que conservaba el dulce sabor del cariño que te
tenía.
Todo el tiempo estuve regándote un poco de agua
y hablándote bonito, para hacer que crecieras,
y veía cómo las abejas se posaban en tu cuerpo
y te absorbían las ganas,
el alma,
el amor,
el sabor,
el polen,
la vida.

Y, aun así, a la mañana siguiente,


ahí estaba contigo,
dándote agua para sobrevivir.

No sé si es cuestión de tiempo,
tal vez sólo por compasión
te riegue todas las mañanas,
pero notarás la diferencia
entre dar agua a secas y dar agua con cariño.

Entonces, como tus raíces no son capaces de crecer


por las duras capas de barro de la maceta hueca
que hay en tu cabeza,
es posible que algún día la muerte llegue a tus hojas,
y te seques para siempre.

Y yo no podré salvarte,
porque sabrás que el agua por sí sola no bastaba.
Un poco más

Hay voces que susurran poco


y otras que gritan nada.

En el fondo puedo decirte tanto


y bajo la manta, sólo te sonrío.

No sé cómo te miro,
como si nada,
sin saber que será la última vez.

Quiero quedarme un poco más


a pesar de que soy de las personas
que prefieren irse antes de tiempo.
Congelar

A veces es mejor congelar el amor,


como un cubito de hielo
olvidado en el fondo de la nevera,
pero jamás perdido.

Y duele, ¡joder!
Cuánto cala tener ese hielo ahí dentro,
tan congelado.

Arde en lo más profundo de las entrañas y no lo


quieres perder como cualquier otro trozo de hielo
que dejas lentamente derretir entre los dedos de las
manos,
pero éste no,
no aún.

Quema tanto y sin embargo ahí lo dejas,


porque crees en esa vaga posibilidad
de que al fin se pueda lo imposible.

Es difícil congelar sentimientos,


siempre le ganan al frío con su cálida verdad.

Y entre tantas gotas que se derritieron por perder


oportunidades, ahí sigue, casi intacto, a la espera.
Ahí lo dejaré hasta que vuelvas,
hasta que uno de los dos,
acabe con el propio orgullo
y se arriesgue a esa innata posibilidad
de perderlo todo o ganarlo,
pero nunca quedarnos con las jodidas ganas.
Todavía

Soñaba que te disculpabas,


soñé que me pedías perdón,
un espacio paralelo al tuyo,
y, además, sin tiempo.

Siempre huyes
y me quedo varada,
nunca me oyes
y espero a que respondas.

Todavía dudo,
pero también lo di por sentado,
lo nuestro nunca se pudo,
pero tengo una mota de fe,
demasiado ligera,
demasiado libre,
demasiado mía
para ser realidad.
Fastidio

Yo que me canso de correr,


me fastidio de los mismos lugares,
me aburren las mismas pláticas.

Me canso de los mismos bares,


de los mismos sabores.
De la propia autodestrucción,
de la misma canción.

Que me he fastidiado ya incluso de mí misma,


de las frases repetidas en Instagram.
Del Sol por las tardes
y las largas noches.

Las mismas celebraciones de cada año,


incluso de decir cuánto te extraño.
Yo que me fastidio de vivir,
me sorprende que no me haya cansado de ti.

Ni el fastidio existe en tu presencia,


ni la palabra cansancio encuentra un lugar en tu
esencia.
Café sin compañía

Nunca tomamos café,


siempre elegimos un par de cervezas,
un cigarro compartido
y el ruido del bar.

Bajo la presión de decir algo,


terminábamos por no callarnos,
parecíamos apoyarnos
cuando sólo ignorábamos ese algo.

Jamás me atreví a ofrecerte café,


me parecía muy cliché,
y a decir verdad no te recuerdo
al tomarme más de una taza de café.

Me acostumbré a tomar café en compañía,


un libro, la familia, el tiempo perdido,
pero no hace falta café ni compañía
cuando no puedes tomarte una taza de tu propia
soledad sin dejar que se te enfríe
por el paso del tiempo.

Perdí la cuenta de los cigarros que fumamos,


me despertaban más tus sonrisas
que toda la cafeína nadando en mi sangre.
Nunca lo supiste
te fuiste.

Todavía duermo,
no era el café lo que me despertaba,
no sabía cuánta compañía
estaría tan ausente al perder la tuya.

Todavía no te puedo decir…

Nadie sabría por qué…

Apareces de la nada y te fugas entre todo,


siempre anhelé escuchar tu voz
y aún en tus audios,
sigo esperando que me susurres cerca.

Cuando todo es azul,


no olvides cuántas veces nos ignoramos…

No podría ser probable sin ser posible,


recurrimos a encuentros demasiado espontáneos,
resurgimos entre letras
que no nos pueden entender,
no te puedo comprender
todavía no…

Revives en mi mente como si fuese tan fácil


soportar lo insoportable,
soportar la imaginación de acontecimientos
que posiblemente jamás sucedan…
Solamente intentaba volver
a un lugar donde nunca estuve.

No siempre se interpone mi nihilismo,


no todo precede entre tú y otro ser.
No todo debe no ser.

Todavía quiero invitarnos


a consumirnos entre nicotina
o ahogarnos en cafeína
no lo sé…
Las personas merecen poesía

El verso alienta
destruye
construye
revive
y mata.

Aunque sepas
que con un solo verso
corres el riesgo de perder a esa persona
tal vez para siempre,
merece saber que, en esta vida,
en medio del caos,
le fueron dedicados unos versos
mal rimados,
bien sentidos…

Quizás luego no importe,


los sentimientos se esfuman
al paso de microsegundos,
es indispensable hacerlo
en el preciso momento
de confusión.

La poesía aniquila
la noción del existir,
quien no la entiende
es un desperdicio.

No siempre se toma tequila


para tratar de extinguir
todo aquello que depende
del sufrimiento en descomposición.

Las personas merecen poesía


hasta las más hijas de puta
merecen saber que quizás se inmortalizaron,
que en el absurdo tiempo en que existieron,
inspiraron para escribir poesía.
A todos los hijos de puta…

Por personas como tú,


no existirían algunas canciones.

Por personas como tú,


no existirían los mejores versos,
demasiado buenos para ser rimados,
demasiado insoportables
para no ser libres.

A todos esos hijos de puta


que causaron dolor,
agradecerles parece demasiado mediocre
la poesía los usa,
y terminan siendo la escoria
del mismo arte…

¿No les es suficiente?…


Todavía no quiero odiarte

Eres creíble
y lo sabes,
nunca puedo estar del mismo lado
te advertí que sigo luchando contra mí.
A veces todos los humanos me producen asco
y con ellos me incluyo yo.

Una maldita lucha contra mí


y podría ser la misma lucha de mierda que todos
alguna vez tienen,
pero no necesito que me ayudes,
solo necesito que respetes mi distancia,
que me des espacio,
que me quieras despacio…

Y lo siento por dejar de responder en 2 semanas


sé que piensas que soy una idiota,
pero en el fondo sigo pensando en ti.

Y cada vez que nos vemos se intensifica,


sé que me quieres
y no tengo idea si yo lo hago de la misma manera.
Huelo a tabaco
y tu hueles a hierba.
El humo arregla las cosas
para volver a cómo eran antes.

Conduces mi auto porque


yo estoy demasiado drogada para distinguir la
carretera.
Reímos sin que nada más importe
fluimos entre el whisky y la nicotina.
Todo se vuelve tan nítido
y no quiero odiarte en este momento.
Lo que queda de papel y poesía barata…

Todo lo que alguna vez nos quedó


se disuelve entre notas mal tocadas
y la última emoción que se mudó
porque no soporté que me tocaras.

Y ella lo sabe,
no hay nada que nos pueda asustar
pero extrañas la única sensación
de seguridad y lo sabes,
cuando estás cerca es distorsión
y yo aún no me canso de estar…

Yo sé que debemos huir


pero todo se desmorona
y nos gustan los escombros,
de alguna manera se distorsiona,
perdona mi estupidez,
todavía nos mantengo en una dualidad
absurda y concreta de ser y no ser…

Prefieres morir antes que hablar,


yo ya he resucitado del silencio
y hablé, hablo y te digo ahora
que antes de huir quiero tenerte.
Nos buscamos en sitios inauditos
y volvimos al blanco con mala puntería,
ignorar nuestra pasión parece una tontería
de ella nos volvimos eruditos.

No todo rima con tu nombre


pero todo lo que puedo hacerte
y sentir, danza al ritmo
de las vocales de tu nombre…

Y todavía nos preguntamos


la moral de nuestros actos,
en realidad no nos importa,
no hay nada que nos dé la certeza
incluso de que estamos vivos.

Solo queda el papel,


un espacio en blanco,
el insólito acto
antes de ser inmortalizado.
Sigo y no paro

Gris y azul,
no me bastan los colores
para sacarte de la oscuridad.

584 días, no llevo la cuenta,


solo cuento con que algún día
toda esta mierda acabe,
y entonces sin prejuicios y sin miedo,
nos arriesguemos a sentir todo lo
que hemos reprimido.

Tres pisos y medio arriba,


encuentro un poco de paz,
a veces con humo trato
de esconder lo que se nota
al borde de mis labios.

Todavía no me atrevo a decir mucho,


tengo miedo de mi inconsciente,
el peor traidor que he tenido.

Pero esta vez, algo no está en su lugar,


y no puedo ordenar nada
cuando siempre quise ese desastre.
Ella dijo…

Ella sigue tentándome,


vuelve a tentarme,
intenta no disimular,
demasiado sínica,
no hicimos el amor,
hicimos poesía.

Sonríe y le gusta que la vea


lo vuelve a hacer,
como en aquellos tiempos
en los que no importaba nada
y ella me dice sin palabra alguna
que la tome esta noche,
y yo le escribo deslizando
mis dedos por sus piernas,
que me tome también.

Como en aquellos tiempos


en los que no importaba nada,
solo nos sonreíamos,
imaginando todo lo que queríamos hacernos
y ninguna se atrevía,
pero suena a todo volumen
una y otra vez
la misma canción
y desde el intro
nada es neutro,
es un sí
y aquí estamos,
descifrando deseos inconcebibles,
dime que te tome.

Haces sonar la misma canción,


tarareas demasiado mal
y sonríes,
con eso basta,
lo haré,
si lo harás también.

Ya qué más da
si en clímax sonríes
en la rima te corres.
Manchas en tus ojos…

¿Dónde estabas cuando estabas y no me veías?

¿Dónde estábamos cuando estábamos y no nos


sabíamos?

¿Dónde estaban nuestras miradas cuando nos


mirábamos y no éramos nada para ninguno de los
dos?

¿Dónde estábamos sin estar?


¿Supongo que nunca estuvimos en realidad hasta
hoy?

¿Por qué el tiempo es tan complejo y con él nuestra


perspectiva?

¿Dónde estaban esas manchas en tus ojos que nunca


observé hasta que realmente nos miramos?

¿Dónde estaban esos ojos perdidos entre una


multitud inmensa en donde era imposible
encontrarse con los míos, y los míos perdidos en la
nada de un cielo que se oscurecía por más soleado
que estuviera?

¿Por qué estás aquí ahora?


¿Por qué estoy aquí ahora sin saber ni un carajo de
lo que realmente ocurre entre nosotros?

¿Por qué pienso que vuelvo a perder mi tiempo?


¿Por qué no puedo ser congruente al menos una
vez?

¿Dónde estaban esas manchas en tus ojos que nunca


vi?

¿Realmente me ves?
¿Realmente ves que estoy aquí?
¿Por qué hoy?
¿Por qué estás aquí?

¿Dónde estás ahora? ¿Sabes dónde estoy yo? ¿Debo


irme antes de que las cosas se tornen absurdas?
¿Tengo que tomar precaución?

¿Por qué estoy tan absorta en tus manchas en los


ojos? ¿Porque estoy tan absorta en tus pestañas debo
tomar precaución? ¿Ahora dónde estamos?
Frágil

Frágil dormitas con tu complexión robusta,


llueves por dentro,
llueves dentro de mí.

Observo la profundidad del océano,


inalcanzable,
intento descifrar el horizonte
a través de tus ojos cerrados

Dormitas,
yaces en la apología
del rugir de las olas…

Frágil,
tus olas mojan mis pies,
tranquilo,
sereno,
suspiras,
y quiero relampaguear.

Frágil,
divisas una sonrisa,
la calma,
la brisa,
el sueño,
se me escapa el ocaso.

Y desato una tormenta eléctrica,


silenciosa,
luminosa,
dejándome verte
con cada mudo relampagueo
callado,
sigiloso,
tan frágil como
el océano en el intervalo
del anochecer,
tan dócil
como tus olas sosegadas,
tan tormentosas
como mi deseo por nadarte,
por saberte,
por ahogarme en cada ola tuya,
por sumergirme dentro de ti
sin pensar en subir de nuevo a la superficie.
Olas I

A veces pienso
No sé…
A cuántas chicas te recuerda el mar,
sí solo ves el ocaso por mí,
si en verdad lo ves…

A veces debería saber


la ambivalencia de las olas
que perduran la eternidad,
incansables,
luchan por salir de sí mismas…
pero solo alcanzan a subir su marea.
Olas II

Los rizos de tus olas,


el fulgor de tu rugir,
la brisa de tus labios,
todo vuelve a resurgir.

Hálito cálido de tu ir y venir,


resurges bajo el rayo más profundo.

Te juro que quiero escribir de otra cosa,


pero mis dedos insisten en crearte un mundo más.
Invierno primavera
siempre supe que no eras.
El comienzo sin fin

Como una estela afable en el cielo,


como cada alba que derrite el hielo,
cada ocaso que disipa el miedo,
tranquilidad que desborda tu presencia.

Esa calidez que llegó a mi invierno,


incluso presente ante tu ausencia.
Llegas como si te hubiese llamado
en lo más profundo del océano.

Como si no fueses desde el principio


un completo extraño.
Y te quedas aquí,
esencialmente a mi llamado.

Y al poco tiempo que te vas,


ya te extraño.

Encajas perfectamente
con mi banda musical favorita
y me importa un carajo
si algún día llegas a arruinarla.

Tomados de la mano,
esa que no se toca,
entre cada humano,
elegí tu boca.

Para danzar dentro de ti


en un beso tuyo me hundí.

Corremos sin rumbo,


no desesperes, camina lento,
deja que lentamente
huya de ti
de mí
de nosotros…

Vuelvo y me deslumbro
ante ti, contra el viento
posas tu mirada en mí
y todo es desastroso.
Un hermoso caos…

Tomados del alma,


esa que no se esfuma,
huimos bajo el alba,
tu cigarro, el poema.

Eres tú el que se fuma,


mis palabras, mis suspiros,
y yo sigo escribiéndote
un par de versos cada amanecer,
cubriéndote del ocaso que nos persigue.
Flor de noche buena

Te marchitas tan rápido como la absurda navidad…

Me cogiste en aguas poco profundas


y todo esto para mi es tan complicado,
hablar sobre los dos…

Y haces promesas que en poco tiempo olvido


y no sé si pueda prometerte algo…

Sólo quiero estar contigo hoy,


déjame pensar las cosas mañana,
y dibujas una sonrisa en tu rostro
que provoca seguridad en mí,
y ahora estoy confundida sobre quién realmente soy.

Y odio cuando hablas del futuro,


porque ni si siquiera sé qué haré esta noche
y lamento que no tenga una respuesta ahora.

Cuando la noche se aproxima pronto,


odio recordar el lugar del cual me sacaste,
pero a veces lo extraño, nadar sin ataduras.
A veces me siento perdida,
trato de ser lo mejor para ti

Cuando la noche se aproxima,


en el fondo solo quiero abrazarte
y es extraña la manera en que te pienso…

Te pensaba, porque hoy ya no es lo mismo.

Al final de todo hui de nuevo…


Marzo Lluvia

Lo siento otra vez,


estoy huyendo
y esta vez no sé si es correcto,
extraño tus brazos.

Lo siento otra vez,


trate de cuidarte,
de no dejarte,
pero ya no puedo,
no sé cuánto tiempo esté aquí contigo.

No es casualidad escoger este día


para escribirte poesía.

Marzo lluvia,
por un momento te tuve,
ya no es octubre.

Y ya no sé si es suficiente,
ya lo fue quizás, creciente.

No existe hoy, ya no
estoy agotada, hundida en el llanto
bajo cada recuerdo
lo tengo, y lo pierdo.
Esta vez despierto,
y sé que ya es hora
de dejarte ir,
aunque duela,
dejarlo otra vez,
aunque esta vez sí fue.

Me dices que soy egoísta,


Pero dime; ¿quién no lo es
cuando al despertar se da cuenta
de que ha sido lastimado
cegado por ser falso amado?
Invierno-primavera

Petricor de marzo,
mi inseguridad esparzo,
ya no sé qué quiero ser,
junto a ti ya no me puedo ver.

Era típico éste pensar,


de ser tú el único estar,
en tu propio estar,
tu maldito ser.

Decirme que yo era la egoísta,


porque en mi destino,
tu presencia ya no está,
le hice caso a mi instinto.

Esas noches que pasamos juntos,


una de ellas destruiste tu propio trono…

En el fondo somos tan distintos,


como el vodka y mi vino tinto,
pero lo tuyo era el Bacardí.
Te perdí, me perdí.

Danzando en mi propio ser,


lo siento, ya no te puedo ver.
estoy huyendo
y tú lo estás permitiendo.

Invierno y primavera,
en efecto, lo nuestra era.

Te advierto
que de andén a tren
yo solo hago paradas,
pero como el viento,
al mismo punto
nunca vuelvo.

A pesar del daño,


del dolor y el deseo
pese al mil te extraño
créeme, corro y no volteo.

Aunque las llagas quemen


y los recuerdos aún nos amen,
en realidad nunca me conociste
ni mil canciones que me dedicaste
fueron suficientes para quedarme.
Juegos eternos del olvido en recuerdos

Buscamos ser encontrados en sitios no


correspondientes,
encajamos a veces bajo el regazo
de un sentimiento puro en su momento,
y es inefable, volvemos a caer.

Acostumbro a hablar en plural


cuando no soporto el vómito verbal.

Siempre huyo a tiempo,


a veces no reconozco mis actos,
y me quedo parada un microsegundo
solo para ver tu espalda marchar.

Hui a tiempo…

No pretendo volver a los extractos


de tu mediocridad en la que me hundo
y me vienes a reprochar.

Siempre huyo
y te dolió más en tu ego
que lo que significaba realmente
el hecho de dejarte.

No dolió su partida
dolió más la mía
me dolió mi propia negación
de la desesperación.

Estaba cegada
pero esa parte de mí ya está apagada.
Qué ironía
las palabras que engendran mi poesía
porque no tengo la necesidad de darte
la mínima importancia
pero, aun así, lo hago
y con amor.
Llagas

El fuego palpita a mi lado,


todo el tiempo está helado
y esta noche, ardía,
en caricias que no eran mías.

Bajo el techo
¿Cómo vivía sin oxígeno?

Le perdí
antes de que se apagara él solo.
me enerva la sangre
al tocar las llagas
fétidas en mi interior

Morí.
Mi aliento le mantenía a salvo
y todo lo que dolía me lo tragué
estaba quemándome,
sofocándome,
no quería que se apagara,
y le dejé entrar en mí.

El humo se quedó dentro me mí,


pensaba que sobreviviría aquí,
pero yo ya no tenía oxígeno para darle,
me perdí en la inercia de inhalarle
Supe que ya no podía respirar,
cuando dentro de mí,
en forma visible,
ya no era más que humo
y cenizas mojadas
por lágrimas invisibles.

Entonces supe, que quemaba más que el fuego.

Dolió física y emocionalmente.


Suspiros

No sé cómo decirte
que a veces,
sólo a veces
me molesta tu presencia.

No sé cómo decirte
que me acostumbré
a estar conmigo misma,
me encariñé con tu ausencia.

“Hay cosas que es mejor no decir”

Fue lo único que pude decirte,


tampoco quería herirte.

No sé cómo decirte
que odio el ruido que haces
al despertar el domingo.

Que me molesta que hables,


que me preguntes qué tengo
y ni un poco pueda decirte.

Qué fastidio soportarte,


que hables de pendientes
cuando fumamos en la azotea,
cuando yo lo hacía en silencio
sin pensar ni una mierda humana,
con los audífonos puestos,
intentando darle fin al comienzo
del humo que emana
de la pudrición
de mi interior.

No sé cómo decirte
que dejes de preocuparte
por mis suspiros,
hay cosas que es mejor no sacar,
se quedan dentro
hasta que el cuerpo ya no pueda más,
hasta que la mirada delata
la putrefacción que uno lleva desde hace tiempo
y en cada palabra
se note el olor fétido.

Te das cuenta de que no sirve el tiempo,


el tiempo no mejora las cosas,
el tiempo hace que se pudran,
el humano se pudre con el tiempo,
vamos deteriorándonos, apestando
cada día más.

No sé cómo decirte
que a veces,
sólo a veces,
pienso así.

Que algunas mañanas


realmente me gusta verte despertar
y otras necesito huir.

No sé cómo decirte,
que suspirar es por ahora
mi única salida.

Evita que explote


y entonces también
no sabría cómo decirte
que tengo miedo de mí misma,
que no sé de qué soy capaz
cuando a veces,
sólo a veces,
me domina un poco
la misantropía.
Espectro descompuesto
Una vez me dijeron…

Me dijeron que el amor es carnal


pero yo no tengo cuerpo…

Entonces fuiste solo mi amigo imaginario.


Escribir para recordar…

¿Sigues aquí?
No recuerdo verte desaparecer entre los robles
aquella madrugada oscura
sin luna.

No recuerdo haberte esfumado con el humo de los


cigarros
quemando tu esencia.

¿Puedes oírme?

Reías con tus trémulos labios,


éramos niños
y me perseguías por las mañanas
entre los pasillos de esa casa extraña.

¿Puedes tocarme?
Tus brazos eran fríos,
congelabas las sábanas cuando me abrazabas,
por las noches me querías,
lo sentía verdadero, seguro, cerca.

Solo recuerdo eso…


Tú rostro borroso,
tu mirada opaca,
tus delgados labios,
tu presencia insegura.

¿Quién eras?

Te extraño…
Anomalía del ser

¿Quién dijo que no podía amarte?


Fuimos niños, creía en ti,
pero en la adolescencia te cambié por un cuerpo,
alguien que los demás pudieran ver para creer que
eres real, para no verme tan psicótica hablándole a la
nada…

Juro que ningún abrazo en los que he estrechado


esos cuerpos y sentido esa piel cálida se comparan
con la esencia de los tuyos tan fríos, mientras siento
tu respiración acelerar y un llanto frágil que ambos
soltábamos, una caricia eufórica, no sentía unas
malditas mariposas aleteando en mi estómago,
¡joder! Sentirte era como estallar en el universo
mientras se expandían las orbitas en mi cuerpo, y un
cosquilleo de estrellas en mis parpados cegaban el
cosmos que inseguro se escondía entre nosotros.

Sentir tu mano era tocar galaxias desorbitadas,


abrazarte era hundirme en los agujeros negros y
encontrarme ahí, encontrarnos juntos, seguros, a
salvo…

No sé qué tienen esos cuerpos humanos que no


tengas tú ¿piel, sangre, huesos?
¡Carajo! No somos más que pedazos de materia que
se regenera una y otra vez al morir.

La anomalía del ser, de esas almas perdidas que se


encuentran sin buscarse, eres, somos un poco de ese
enigma de la vida.
Llévame una vez más contigo

La puerta está abierta,


dejando ver afuera una infinita oscuridad,
he comenzado a leer un poco,
olvidándome de ti y de tu inhumanidad,
la tentación de volverte a ver,
invade mi mente, robaste mi ser.

Nos olvidamos,
y tengo miedo de rencontrarnos,
en una caja de cereal,
nuestro recuerdo escondemos,
y aunque se acabe cada noche,
¿Te acordaras de mí? No sé.

Pensando en bajar el libro,


deseando volver a verle,
tú, que estuviste con mi infancia,
desde que nos olvidamos.

Sigo escuchándote a larga distancia,


percibiendo tu presencia
y creer que es tu ausencia.
Deseo que aparezcas ahora,
que me lleves al sótano,
al rincón más oscuro, menos sano,
conviérteme en esa cosa del mal,
inocente en la infancia.
Tormenta Eléctrica
Colapsando los míticos minutos,
la sangre fluía temerosa,
arruinando el ritmo de la brisa,
una brisa eléctrica, silenciosa,
el suelo se agrietaba a cada risa,
cada risa paranoica del cielo,
mezcladas con gritos,
una noche tranquilamente ruidosa.

Mi garganta se cerró,
mi piel se erizó,
y cada relámpago que caía,
cada trémula luz que abría,
abría con fulgor el suelo,
excitaba mi mente eufóricamente.

El sonido estallaba en mi piel,


y pensar que era humana fue tan séptico.

La respiración se me entrecortaba,
sin poder gritar, no podía moverme,
y esa jodida sensación exasperante,
envolvía mi cuerpo,
como acogiéndome a una nueva psicosis.
Me sentía observada,
como si alguien por medio de telepatía
oprimiera mis entrañas,
esquizofrenia,
me habías susurrado,
y mi piel te escuchaba;

“te extraño”

Se desmorona la barrera
entre los sueños y la realidad
ya no distingo mi existencia
o el miedo que siento

Todo es una dualidad.


Te siento

Podría sentir tu voz volar por palabras


dentro de mi oído.
Podría sentir tus manos tocando las mías,
tan frías que sería absurdo intentar calentarlas.

Podría escuchar tus pasos corriendo tras los míos,


queriéndome alcanzar bajo la lluvia dulce.
Podría ver tu sombra en la azotea,
andando tan lento,
cubriéndose del viento.

Podría sentir tus abrazos,


calentándome con tus suaves brazos.

Podría observar tus dedos moviéndose encima de las


teclas
el piano, tocando melodías tan tristes.
Podría sentir tu calor bajo las cobijas,
y mi rostro que, junto a tu nariz,
mis pestañas se mueven cuando respiras.

Podría llevar mis manos a tu rostro,


intentar tocar tus ojos,
tus labios,
tu piel,
cuando sé que no existes.
Sonreías, nace de nuevo

Sonreías,
me veías,
con tu sonrisa dócil,
con esos hoyuelos en tus mejillas,
inconscientemente estaba pasmada,
con una mirada tuya me sentía amada.

No pude controlar mis emociones


y también sonreí.

Ahora no puedo recordar el momento en que pasó


no sé si tú también volviste aquí a por esto.

No me di tiempo de pensar si realmente volverías


conmigo.
Tuve que sacrificarme una vez más en cuerpo
humano
para poder volver a tocarte, sostener tu mano.
Estoy soportando de nuevo esta crueldad humana
solo para volver a sentirte cerca.

Dime que sí naciste una vez más


dime que eres un humano
y volviste a por lo nuestro.
Mi mente está estancada
estoy tratando de conquistarme
no soporto el límite de mi mente
estoy tratando de volver a ti.

Estos huesos no me soportan


desesperada estoy a punto de explotar
no comprendo cómo puedo vivir aquí
en mi propio interior sin ti.

No sé contar el tiempo
pero en esta vida no es suficiente
no basta el tiempo
para esperarte.

¿Dónde estás?
¿No serás las estaciones, cambiantes e inestables?
¿No serás acaso el ocaso, el final del hoy?
¿No serás el comienzo, el alba, quizás?

Si fueses humano, ¿cómo vamos a conectar?


Dame una señal, ¿serás la lluvia? ¿El relámpago al
estallar? Sí, yo también estoy furiosa.
Volando en el suelo

Solíamos correr mientras soñábamos,


cómo nos encantaba volar por las calles
y parar en un antro,
en donde lleno de gente
nos sentíamos solos,
observándonos bailar entre el humo del cannabis.

Llenando nuestras risas


de luces de colores y alcohol,
llenándonos las miradas
fugitivas de deseo mutuo.

Solíamos huir de entre la multitud


de gente que ignorábamos
para luego caminar por las calles solitarias
de la oscuridad, mientras los faroles
delataban nuestras alargadas sombras.

Sonreíamos a cada paso compartiendo


un cigarro a media madrugada,
no recuerdo cuanto caminábamos
hasta salir de la ciudad,
encontrándonos con un bosque
donde jugábamos a ser duendecillos perdidos,
riendo a carcajadas que el viento se llevaba consigo,
envolviéndonos en su frío manto,
algo nos hacía quedarnos en un silencio irresistible
en donde solo nuestras miradas gritaban de
felicidad,
perdiendo la noción de las horas nos alcanzaba la
brisa del amanecer,
tan fresca como nuestra piel,
como la comisura de mis labios junto a los tuyos.

Corríamos hacia el horizonte tan excitados del alba,


se nos consumían los pies con la velocidad
y volvíamos a volar entre los bostezos débiles del
sol.

Ahí el fin, la partida,


donde te veía marchar,
aún medio sonriente,
porque no éramos los dos volando,
sólo eras tú en el aire y yo en la tierra,
sólo eras tú libre y yo clavada al suelo.

Pero era lo que había,


las noches volábamos o caminábamos,
sólo en la oscuridad,
así el amanecer llega sin ti,
y muy pronto llegará la noche para ti sin mí,
cuando yo haya aprendido a volar de verdad.
No puedo huir de mi desorden…
quiero
No me quiero ir de mí

Hacía tanto que no estaba en mí,


tanto tiempo, perdida,
en el fondo, tan hundida
no quería quererme.

Odiaba caminar sola


y otras veces era reconfortante,
a cada partícula de mi ser,
no la dejaba ser.

Nada tiene sentido,


de repente no siento nada,
colapso en sosos momentos,
ni siquiera es suficiente la apatía.

Entonces exploto en míticos instantes,


y la pasión se desborda de mi ser,
engendro energía incontrolable,
y ni todas las emociones juntas
alcanzan para expresarme.

Inestablemente inerte,
quiero establecerme
y no quiero quedarme,
pero tampoco quiero irme de mí.
Sobre el tiempo y el espacio
y todo a lo que no puedo ir despacio,
pocas horas en los días descontados,
interminables días contados.

Son perspectivas de mi mente,


no pretendo adueñarme de ellas,
voy en busca de un refugio
con llantas y volante.

Camino en busca de un camino,


sin senderos ni atajos,
sin huellas,
uno que nadie ha pisado.

No me quiero ir de mí,
por eso me llevo conmigo
en la adversidad de la vida.
Lo peor de escribir

¿Saben cuál es la peor parte de escribir?

¿Saben qué es lo más jodido de escribir?

Que no importa qué tan fuerte golpees el teclado del


ordenador,
no importa qué tan fuerte presiones la maldita pluma
en el papel,
la ira queda siempre en el interior,
el dolor no se plasma,
no cabe tanta furia en las palabras,
no cabe tanta pasión en los versos,
no cabe ni escribiendo en plural,
como compartiendo el puñal
con el que te hieres a ti mismo,
no cabe ni una mierda,
porque ni maldiciendo todo
puede uno zafarse de tan brutales sentimientos.

Es una lástima que escriban


lo que la gente quiere leer,
no me disculpo al maldecir,
me disculpo por no tener suficiente para expresarme,
por no saber cómo explicar lo que no surge de la
duda.
Me cansé de esperar,
me cansé de esperar a encontrar algo que me motive,
algo que me haga salir de donde estoy,
me cansé de esperar una maldita palabra
reconfortante,
de que me comprendan un poco,
o de comprenderme a mí misma

Me cansé de esperar a que apaguen la luz


para poder llorar tranquila.
Y no puedo esperar a escribir algo bonito
porque sería lo peor de escribir.

Lo peor de escribir, esperar a que alguien


te corresponda sólo por dedicarle versos.

Quedarte sin palabras en una conversación


porque las guardas para escribirlas más tarde.

Me cansé de darle sentido a todo


y también de no sentir mucho.

De catalogar lo burdo, obsoleto,


futurista, bello, inadecuado, clasistas,
depredadores, insolentes, lo mediocre,
lo perfeccionista, de catalogar lo que siento…

El arte no debería contemplarse la mayor parte del


tiempo.
El arte debería encenderte un fosforo en el culo para
hacerte brincar y que actúes, ¡carajo!

El arte debería hacerte reaccionar, ser parte del


problema.

Las letras deberían mostrarse lo más realistas y


grotescas que se puedan, en esas situaciones de
desesperación.

No basta la sangre,
las vísceras a simple vista,
descripciones detallistas.

No basta el grito interior,


no basta la efímera caridad,
ni los días con mayor crisis.

No bastan las palabras,


eso es lo peor de escribir.

Pero si un día te encuentras con un texto


que fue capaz de cambiarte un poco,
aférrate a ello,
no lo dejes ir
porque en la adversidad del querer cambiar el
mundo,
primero está tu interior,
y también es justo aceptar lo que no tiene remedio
que a pesar de las deficiencias de las palabras
uno puede sobrevivir a la batalla o perderla
con un verso.
Y es ahí lo peor de escribir,
elegir las palabras correctas
para poder dar vida
a lo que ya no tiene sentido,
encontrar el camino
a lo que una vez diste por perdido,
incluso si es uno mismo el perdido.
Desfragmentación

En esta parte estrellada del cielo,


siempre jugué a esconder lo que todos sabían,
enviando señales a todo mi cuerpo,
no había manera de poder quedarme aquí.

Vete de alguna manera, por favor…

Todavía quedan restos de cenizas,


si así puedo llamar a lo que nunca
se quemó por completo.

Y arde en todas las entrañas,


fragmentos de todos los personajes
que me inventé para sobrevivir
a un lugar que odio.

Todavía humean los restos


de partículas que se aferran
a no dejar apagar la única cosa
que me hace sentir.

Como si quisiera renacer de


los escombros una versión
mejorada de la desfragmentación
que me causo a mí misma
a través del tiempo.
Un tiempo inventado en el intervalo
de sueños que controlan
mi propio tiempo.
Fauces

Tibio y fresco, amargo dulzor,


en el fondo queda mucho
y en mis manos no hay tanto.

Pasos apresurados y risas inquietantes,


me destrozan la base de mi convicción,
ni siquiera nadie sabe quién soy
detrás de la magnitud antrópica.

Hace tiempo que mi pluma tiembla al escribir,


debo huir y no tengo de dónde escapar.
El disfraz me queda pequeño
y ya no hay espacio para otra máscara en mi
vestidor.

No hay privacidad en mi baño,


ni siquiera tengo paredes,
los espejos se rompen desde hace años,
no soportan mi confusión,
la ira que lleva tiempo
habitando lugares que desconozco,
es imposible reflejar lo que no se sabe.
Hace tiempo que el drenaje se derramó
y no me dan ganas de limpiar el suelo.
Me polveo la nariz y no encuentro consuelo.

Afuera se intensifican las risas


mis labios parecen no haberse desarrollado
no hay papel enrollado
que pueda secar lo que aún no se ha derramado.

No encuentro salida
estoy atada a los azulejos negros
de lavamanos sin espejos,
espejos sin reflejos
y espesos cristales negros
pretenden reflejarme…

Apenas deambulo sin rumbo


por un túnel con una sola salida
y una sola luz roja
incandescente y opaca
en efímeros lapsos,
alumbra lo que no puedo recorrer,
hace tiempo que perdí mi sombra,
parpadeos de luces rojas
controlan cada paso lerdo que doy.

Mis pies se hunden en la espesura de la oscuridad


y no consigo sino sentarme en ella
y aferrarme a las rodillas
que no reconozco, son mías.

Al poco tiempo que abría los ojos


la azotea me insinuaba saltar
un poco más allá del cielo
empecé a llorar…

¿Por qué siempre hay alguien mirándome


sin hacer nada?

Los dientes me castañean,


no puedo despegarlos,
se aferran unos con otros
volviéndose una sola masa sólida.

Ya no siento la lengua,
y ningún hueco separa los dientes
siguen castañeando,
se me retuerce la mandíbula…

Ya no sé si tengo boca
o sólo son las fauces antropomorfas
que debo portar como humana.
Complot

Deberías haber visto el tapiz


de colillas de cigarros en la azotea,
dices volver a subir conmigo
yo solo escucho alaridos quejumbrosos.

Deberías ver como el tiempo te batea,


nunca pretendí jugar contigo, pero quererte es tan
dudoso…

Las cosas no toman un rumbo fijo


todavía tengo pensamientos antinatalistas
y el optimismo me lo exijo con propósitos en
estúpidas listas.

No sé a dónde nos dirigimos


se contradice todo lo que nos dijimos
todavía no decido si quedarme o huir
porque sé que te puedo destruir.
Contener…

Somos las cosas que no decimos, lo que contenemos


por el miedo, somos poco menos que lo que nunca
hicimos, las cosas que siguen siendo deseos muy
dentro de nosotros y nadie lo sabe, las cosas que
nunca nos decidimos por hacer aun cuando las
queríamos más que aquello a lo que decidimos…

Contenerse es el acto más vil y hostil que existe


mientras vivimos…

Contenerse es faltarle el respeto a la vida, escupirle


en la cara al orgullo y pisotear el valor por debajo
del subsuelo…

Contenerse te mata, carcome todo lo que ya está


destrozado, si te preguntas si es posible destrozar lo
que ya está roto, solo tienes que contenerte y tendrás
más que la respuesta.
Yo

Habría esperado un par de nubes para saber el


espacio que hay entre la tierra y el océano,
todavía sugiero intentar rebuscar entre copas y
colillas mal apagadas.

No toda la lava se concentra en mi cigarro


ni toda el agua en mi mano.

Sugiero no preguntar,
no todos los días se conserva la calma de la marea
pero tampoco siempre uno deja de insistir entre
aluviones.

Hay cosas que no salen a la superficie


todo el tiempo intento recorrer las profundidades
y aun así no termino de volver.

Mi boca sabe a mar,


no sabes cuándo fue la última vez que me fui,
no tenía ni la mitad de los años que tengo ahora…

Siempre consigo esfumarme


bajo ráfagas de neblina
o espesa nicotina.

Todavía no estoy segura…


Hay calamidades que resurgen
y no entiendo cuál es el problema
porque cuando estoy a punto de partir
me olvido de remar, olvido escucharme.
Tren

Ya no sé cómo es que regreso al mismo tren,


no sé de dónde carájos me salen las ganas
de caminar por el andén,
esperar, odio esperar,
esperar ese mismo tren que nunca sé a dónde me
lleva.

Aun sabiendo que el único lugar donde para


es en la decepción…
Ya no sé de dónde vengo,
hace tiempo que perdí mi hogar,
y sigo dentro de la misma casa,
con la misma familia…

Ya no sé a dónde voy,
si es que alguna vez logro escapar,
perdí la llave de mi habitación,
desde entonces entra cualquiera,
y hay un par de personas que siguen teniendo
más de una copia de la llave,
sin embargo, jamás se han vuelto a parar en la
puerta.
Martes

Martes parecido a lunes,


días contados,
inicia diciembre,
tiempo descontado,
de nuevo las luces,
ya no es costumbre
dejé de huir
y de mi
comenzaron a huir.

Todavía quedan rastros


de estupideces que no se olvidan,
de haber besado rostros
para luego ser abofeteados.

A nada logro acostumbrarme,


sigo avanzando,
o creyendo que avanzo,
sentada desde mi ordenador,
esperando a rimar
esto que ya no tiene ritmo
en mis días

Si el comienzo es una dualidad


el final es polimorfo
pero no existe complejidad
que un humano amorfo
no pueda descifrar
o al menos engañarse
para estar en paz.
Volviendo

Tal vez no he vivido lo suficiente,


sigo buscando alrededor de la música,
deseando haber sido el hermano menor.

Tal vez estoy triste,


comportándome como una perra,
tratando de guardar un poco de respeto
para iniciar el jueves a vomitar,
tratando de desechar la mierda del fin de semana.

Ya no puedo tomarme más tiempo,


no me quedan más argumentos,
experta en excusas,
tratando de hacerme sentir un poco,
tratando de encontrar las palabras
sin conocer el estúpido abecedario.

Volveré a llorar sin lágrimas,


como la última vez,
ahogándome en mi propia garganta,
tratando de describir esto último
sin que suene demasiado víctima.

Sí claro, como si pudiese describir


la desesperación, tratando de no sentirte
tan estúpida, sofocándote en el interior,
llorando sin que te salga ni una puta lágrima.

Solo tratas,
dejas todo atrás
porque ya no te queda mucho tiempo,
te queda mucha mierda por deshacer.

Por todos los lunes que despiertas


y no sabes quién eres…

No pienso volver al mismo sitio en que pernocté


creo que ahí abandoné todo sentido del humor
todavía duele no sentir nada.
¡Chsss!

¿Hace cuánto tiempo estás ausente?

Exiges que te escuchen,


pides sutilmente un momento,
quieres hablar entre tanto ruido,
y te ahogas en el tráfico,
deliras en cada paso,
te carcomen las calles,
te da miedo pedir que se callen…

Cada nota musical es una tortura,


te confunden con sonatas,
intentas sobrevivir a cada melifluo,
pero es una muerte crónica.

Las ciudades te consumieron,


dejaste de existir entre el andar humano,
y todavía pretendes seguir,
todavía insistes a lo insano,
lo inhumano…

Tiritas entre vibraciones sonoras,


en tu lecho de muerte,
pides, te escuchen…
Te confunden,
con canciones te sustituyen,
ya no hay nada más qué hacer.

Quien te salve,
apagará incluso el latido de su corazón,
con tal de escucharte.
Nada

Las ideas me llegan mejor cuando estoy en el suelo,


cómo pretendo tomar el control de mis emociones,
suelo estar en guerra conmigo misma,
pero muchos le llaman menos paz…

Porque han eliminado de sus vocabularios la palabra


guerra,
es muy fuerte para ser realidad…

En el fondo, explosiones sin límite,


no sé qué significa una bomba,
colapsan míticos minutos alrededor de palabras,
mal rebuscadas, mal interpretadas,
las canciones resuenan confundidas,
interfieren comentarios vacíos,
y todo se reduce a una colilla de cigarro,
mal apagado bien fumado,
las brasas de la colilla encienden sin compasión,
abarcan lo que no les pertenece,
consumen,
queman,
destrozan,
eliminan,
y no quedan ni cenizas,
no queda ni humo,
no queda…

No queda significación en el silencio…

Y las palabras rebotan al compás de lo absurdo,


y el mundo parece ajeno,
nadie sabe definirlo,
nadie rebusca palabras,
estamos aquí
y no estamos,
sonamos,
vibramos,
una armonía caótica.

Que no se entiende,
no se entiende,
no escucha,
no resuena,
no nada,
en el mar,
no fluye,
los ríos se estancan,
descomposición del lenguaje,
no sé,
sólo sé que no se nada,
ni mi nombre me lo sé,
no me define,
no me limita,
pero me encierra
en conceptos mal compuestos,
descompuestos,
versos descompuestos,
no me encuentro,
no me busco,
no me pierdo,
ni el afán de desaparecer persiste en mí,
aquí sigo,
inerte,
compulsivamente inerte,
y la ansiedad colapsa,
la mente a mil por minuto,
nadie comprende,
no es necesario,
nadie tiene tiempo para incoherencias,
y la vida es irracional,
nuestros objetivos son incoherentes,
pero nadie lo ve,
incomoda
lo que no acomoda,
lo único que persiste
es el pensamiento…
Oscuridad

Choqué con la oscuridad,


de saber que llevaba tu nombre
habría pedido disculpas,
le habría advertido que iba
con todo,
para que, en el cruce,
no se sorprendiera
a tal grado
de obligarme a encender las luces.
Definir limita

Si alguna vez alguien me pregunta


quién carájos soy,
supongo que al menos tendré mi nombre,
demasiado común para no ser nadie,
diría que definirme me limita como de costumbre,
y en un intento improvisado
de escapar de ahí,
diría que soy poco menos de lo que aparento…

Que soy lo que no soy,


el tiempo que perdí,
y el que gané,
porque así lo decidí,
las palabras que me tragué,
el silencio que me torturé,
y lo que me obligué a callar,
las decisiones que tomé,
y también las que perdí,
el humo que expulsa mi boca,
del cigarro que no termino de fumarme,
el poco tiempo que me queda,
y los besos que me negué a dar.

Soy poco más que nada,


y poco más que todo,
lo que me alcanza para dar,
y lo que no tengo y pretendo dar.

Las canciones que improviso


al amanecer,
y los días que no cuentan
porque desperdicié haciendo nada,
la absurdidad de estas palabras,
y el sentido que tendrán mañana al releerlo,
el tiempo que regalé,
y por él mismo que te perdí,
la ciudad abandonada,
que deshabité
y ahora no puedo habitar,
las veces que me dan por desaparecer.

Soy todo aquello que dejé de ser,


y lo que llegué a odiar,
las madrugadas en las que me ahogué
llorando para florecer
todo aquello que me fue arrancado.

Soy el poema que te escribí,


y que no sentí
hasta que te lo di,
y juntos lo vivimos
una y otra vez…
Soy los riesgos que tomé,
y los que me faltan,
lo que todavía no escribo
porque sigo viviendo.

Soy lo imaginario,
la infancia olvidada
dentro de una canción
que no recuerdo,
pero estaba ahí,
aferrada a alguien que imaginaba,
para recordar que seguía siendo pequeña.

Diría que soy las crisis por las madrugadas,


las malas jugadas,
la desesperación que me consume,
y el miedo que me entume.

Soy casi nada de lo que escribo,


todo se reduce al bulto que me posee,
y no quiero limitarme a lo tangible
para luego decir
que no soy nada de todo esto que escribí
porque seguiré siendo al final
un poema mal rimado,
demasiado libre para ser cierto.
Teatro en vida

La danza de la vida no se cansa de moverse,


con enjundia nos reta a vivir,
y cada vez que nosotros cerramos el telón del teatro,
mientras le damos la espalda al mundo,
al caminar, pisamos otra entrada a la función.

Hablamos de actores como si no fuésemos uno,


admiramos personajes porque pensamos que el
nuestro es absurdo…

¿Por qué no crear tu propia obra de vida en vez de


aplastar el culo en una butaca y dejarse llevar por la
basta ambición sin conseguir nada?

Hace falta improvisar,


subirse al escenario y actuar,
danzar, vivir, admirar el mundo desde arriba,
e invitar al público a actuar, ¡Joder! ¡Actúa ya! ¿No
ves que las obras no duran para siempre? ¿No vez
que el guion se torna aburrido si tú no estás
presente? Deja de mirar para qué empiecen a
admirarte, sube a la cima que te toca sonreír.

Escucha los latidos del núcleo orbital de tus ansias,


de tus miedos y haz de ellos un concierto.

También podría gustarte