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Las incoherencias lógicas en cierto argumento

libertario que se opone a la eutanasia


Gabriel Rivas

El objeto del presente artículo es el de responder a un vídeo¹ publicado en YouTube


por el activista libertario Benjamín Santamaría, en el que expone su visión sobre la
eutanasia. Sin embargo, y aunque pueda pensarse lo contrario, en este artículo no
estoy tomando postura política alguna, sino que solo intento explicar por qué, desde
una postura racional, analítica, y desde la pura razón, el pensamiento de Benjamín es
internamente incoherente. Es decir, que incluso asumiendo la validez de sus
premisas -que son, en resumidas cuentas, las de la ética liberal-libertaria-, de allí no
se derivarían lógicamente las conclusiones que se pretende probar.

Como bien nos dice en el vídeo, según Benjamín, la eutanasia no es solo inmoral,
sino que, también -al menos, como deja claro, en el contexto actual-, debe ser ilegal
(él mismo realiza esta distinción). Benjamín comienza su argumentación afirmando
que“Las acciones humanas deben ser libres”. Vamos a darle una validez meramente
hipotética a esa afirmación como una de sus premisas, que parece reposar sobre una
de las bases axiomáticas de la teoría libertaria, a saber, el principio de autopropiedad.
Luego nos indica que que, ahora mismo, las decisiones que tomamos no son libres
porque vienen influenciadas por un contexto que no ha sido formado en condiciones
de libertad y voluntariedad -en resumidas cuentas, que son influenciadas por la
coacción del Estado-. Hasta este punto, no hay incoherencia alguna en su
pensamiento. El problema surge cuando Benjamín deduce de estas premisas la
conclusión de que las decisiones influenciadas por predisposiciones externas -
coactivas o no- deben ser prohibidas, al no ser verdaderamente voluntarias.

Su argumento adolece de varios grandes problemas, que expondré a continuación:

1. Benjamín se queja de que estas decisiones estén influenciadas por un contexto


coactivo y planificado -hace un especial énfasis en su crítica a la que él llama
“mentalidad de planificador” de quienes defienden la eutanasia-. Acto seguido,
nos dice que si una sociedad permite la eutanasia, se estará normalizando y
extendiendo culturalmente la misma a situaciones en las que no debería
aplicarse. Aquí veo una enorme incoherencia, y es que esta última frase, sobre
todo aquel “debería” está hipercargado de una mentalidad de planificador e
ingeniero social, que es justo lo que él mismo acababa de criticar. Según
Benjamín, el problema con normalizar la eutanasia sería que esta se extendería
a ámbitos donde no debería existir. ¿Y quién decide dónde debe y dónde no
debe existir tal o cual fenómeno social no directamente coactivo? ¿De qué
manera un libertario como Benjamín puede aceptar la premisa de que tal cosa
es posible sin caer inmediatamente en una enorme contradicción? La
afirmación que realiza Benjamín es muy poco lógica, y demasiado sentimental,
y es un hecho que las emociones por sí mismas nunca nos han llevado a
conocer ningún tipo de verdad. Resulta evidente que él no ha llegado a la
conclusión de que la eutanasia debe ser prohibida por haber seguido un
razonamiento riguroso y metódico en base a premisas correctas que lo haya
convencido de tal conclusión, sino más bien al revés: Benjamín, por sus
preconceptos infundados, del tipo que sean, estaba convencido de que la
eutanasia debe ser prohibida, y luego buscó una forma de justificarlo.
2. Benjamín no solo incluye a las influencias que pueda ejercer el estado en la
decisión de tomar o no la eutanasia, sino que también incluye a las familias.
Supongamos que yo soy un anciano al que le queda medio año de vida, y mi
pobre familia me presiona para que acepte tomar la eutanasia, con tal de
preservar la economía familiar. En este caso, según Benjamín, se me estaría
presionando a tomar una decisión que, sin la existencia de esa presión sobre
mí, yo no habría tomado. El error que comete en esta argumentación es que
olvida que los humanos no somos átomos, y que toda decisión está
influenciada de una u otra manera por mi entorno, y no por eso deberían ser
prohibidas. Las circunstancias no pueden ser borradas, y ninguna decisión se
toma en un edén con superabundancia de recursos y aislado de toda sociedad
que pueda influenciarnos -que no coaccionarnos-. Evidentemente, a nadie le
agrada el hecho de que un anciano decida tomar la eutanasia por presión
familiar. Si un libertario como Benjamín quiere buscar soluciones, puede
utilizar herramientas que no contradigan a su teoría, como la persuasión, el
activismo pacífico, las donaciones o recurrir a -o hasta fundar- una asociación
benéfica, y cualquiera de estas acciones sería totalmente compatible con el
libertarismo filosófico que predica el señor Santamaría. Benjamín no aporta
ningún argumento que demuestre por qué el caso de una familia que presione a
un anciano a tomar la eutanasia sería contrario a la ética de la libertad, ni
explica por qué sería diferente a cualquier otro tipo de influencia que distintos
factores de la sociedad ejercen sobre nosotros día tras día y a las que él no ve
como malas. Repito, personalmente puede parecerte repudiable -y es natural
que así sea-, pero el mismo Benjamín parece diferenciar, como detallé al
principio, a la moral personal de la ética universal.

3. Se puede argumentar que esta decisión, incluso aunque la familia no esté


coaccionando violentamente al anciano, sino solo presionándolo, sin ejercer
ningún tipo de coerción, está también viciada por la coacción estatal. El
argumento vendría por el lado de “pero, sin la existencia de los impuestos, y el
cortoplacismo generado por las políticas coactivas estatales, esta familia podría
permitirse el mantener a este anciano, y no tendrían que recurrir a la
eutanasia”. El problema es que de estas premisas se deduce una conclusión
errada, a saber, que al no ser las condiciones de decisión totalmente libres,
entonces la decisión es antiética y debe ser prohibida, o legalmente impedida.
No obstante, puede ser fácilmente demostrada la contradicción en la que cae
cualquier libertario que pretenda afirmar tal cosa argumentando que a) bajo
este razonamiento, y al ser prácticamente toda decisión influenciada por
coacción estatal de algún u otro modo, toda decisión debería prohibirse y así
nadie podría actuar en absoluto (Ej: yo compro pan en vez de caviar por culpa
de los impuestos, entonces, esta decisión está influenciada por coacción estatal,
por tanto, se me debe prohibir comer y debo morir de hambre), o b) incluso en
el caso de que se exijan conexiones más directas entre la coacción y la
decisión, siguiendo la lógica de Benjamín, se deberían prohibir, por ejemplo,
las cerraduras y las alarmas, en tanto que la gente las utiliza debido a la
amenaza de malhechores invadiendo su propiedad. Como es evidente, estas
afirmaciones caen por su propio peso, y lo mismo pasa con la afirmación de
Benjamín. Lo mismo ocurriría con ir a una clínica a ser atendido porque
alguien me disparó con una pistola en la pierna: tal decisión estaría, también,
influenciada por una coacción externa inmoral, que en este caso sería la
agresión armada del pistolero hacia mí. Lo que se debe eliminar, a lo sumo, es
la coacción externa y, mientras ésta exista, dejar a los individuos tomar
decisiones dentro de las posibilidades que tengan en esa circunstancia
particular, ya que -y esto es un axioma praxeológico que un autoproclamado
economista austríaco como Benjamín no puede negar- cualquier decisión que
tome este individuo le beneficiará más que si se le prohíbe hacerlo, ya que si la
ha elegido es porque ha visto que es la que más útil era a sus fines -repito,
dentro de la visión libertaria austríaca de Santamaría-.

4. Aquí quiero realizar dos breves apuntes y es que a) resulta altamente


contradictorio el criticar a la visión economicista/utilitarista de muchos
defensores de la eutanasia, pero luego argumentar que “la eutanasia no debe
permitirse porque es el primer paso para que una sociedad desaparezca”, en
tanto que esta última se trata de una argumentación completamente utilitarista
y consecuencialista, mas no sustentada en la ética de la libertad, que es la que
Benjamín sostiene; y b) que se hace evidente que Benjamín tiene una
mentalidad de planificador -cosa que él criticaba- cuando afirma lo siguiente:
“yo no estoy en contra de que se permita la eutanasia en una sociedad que
valora la vida, ya que nadie la va a practicar”. Básicamente diciendo que solo
está a favor de la libertad cuando los individuos hagan con ella lo que a él le
plazca. Para eso, que no dé libertad en absoluto.

Referencias:

1. ¿Por qué creo que la eutanasia ha sido un error?, publicado en YouTube el 19 de


diciembre de 2020 por Benjamín Santamaría.

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