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ESCUELA:

Economía

CURSO:
Antropología filosófica

DOCENTE:
Montalvo Salazar, Alain Roy

TEMA:
Avance de ensayo
ALUMNO:

 Montalván Niño, Pedro Abraham

CICLO:
2020-I

2020

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LA EUTANASIA: ¿ÉTICO O NO?

Montalván Niño Pedro Abraham

Antropología Filosófica

INTRODUCCIÓN

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DESARROLLO

Eutanasia se conforma por dos palabras griegas “eu” y “thanatos”, estas significan “buena
muerte”. Partiendo de ahí ya se puede tener una idea de lo que eutanasia nos quiere decir,
pues este nombre hace referencia a una muerte asistida o a una muerte compasiva. Cuando
la vida de una persona ya no tiene sentido por alguna razón, y esta persona ya no quiere
hacer uso de ella, se recurre muchas veces al suicidio, una forma de muerte muy denigrante
y humillante.

I. Breve historia de la Eutanasia y los pensamientos antiguos sobre ella

Enrique Miret en “Eutanasia, filosofía y religión” nos cuenta que ya desde tiempo
atrás la eutanasia era ya un tema entre filósofos. Los estoicos tenían la idea de que si
la vida ya no es soportable pues “la puerta está siempre abierta” hacia una muerte
digna; ellos consideraban que la vida era cosa propia de uno mismo, que nadie más
debía tomarla a excepción de que sea nuestra propia decisión despojarnos de ella.

[…]Platón señala en La República: «quien no es capaz de desempeñar las funciones


que le son propias, no debe recibir cuidados, por ser una persona inútil tanto para sí
mismo como para la sociedad». El cordobés Séneca afirma en sus Cartas: «el sabio
se separará de la vida por motivos fundados: para salvar a la patria o a los amigos,
pero igualmente cuando esté agobiado por dolores demasiado crueles, en casos de
mutilaciones, o de una enfermedad incurable»; y sólo se matará «cuando el dolor
impida todo aquello por lo que se vive».” (Miret E., 2003)

Aristóteles pensaba igual que Platón y mantenía una posición a favor, si no se es útil
no se es nada. Cicerón en su “Carta a Ático” describe a la eutanasia como una muerte
digna, honesta y gloriosa.

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Con la llegada de la Edad media y el cristianismo, la postura sobre la eutanasia
mostró un cambio de ciento ochenta grados. Se hacen presentes dos grandes
filósofos: San Agustín y Santo Tomás de Aquino.
En la ética cristiana no se toma lo bello o sano como se hace en la filosofía, esta
considera que el enfermo debe ser tratado con los mejores cuidados hasta el fin de
sus días. Y ya llevándolo al plano del pecado, nos dice que el hombre por propia
voluntad no es dueño de su propia, ya que esta fue dada por Dios y nadie más que él
tiene derecho a arrebatárnosla.

Conforme el pensamiento evoluciona, se presentó una nueva idea u opinión sobre


ello de parte de Montaigne: “Dios nos da la licencia suficiente cuando nos pone en
un estado tal que el vivir es para nosotros peor que morir.”

Ya en un mundo más moderno, las cuestiones religiosas se abandonan y se retoman


los pensamientos de la Edad antigua. Se tiene en cuentan las ciencias naturales y la
medicina como medio para que el hombre llegue a tener una mejor salud, juventud y
una placentera vida eterna. El concepto de eutanasia y vida cambian junto a la
comprensión de la ciencia.

Cuándo nos volvimos más empáticos para no dejar que una persona termine con su
vida, y no es que antes no existiera la compasión, pero los diferentes conceptos que
se tenían acerca de la vida y sobre la existencia eran otros, más aún con la llegada del
cristianismo. Pero qué tan empático se es cuando no accedemos a la petición de darle
una muerte digna a una persona, sé que muchas lo consideran no ético tomar la vida
de un ser, aun teniendo en cuenta que hay diferencias entre el homicidio y la
eutanasia, mientras que en uno le quitas la vida a una persona por cuestiones vanas,
en el otro es la misma persona la que te pide que acabes con su vida porque quizá se
encuentre en una vida inhumana.

Si tenemos en cuenta que múltiples veces desde pequeños nos inculcan que somos
dueños de nuestra propia vida y que nadie debe interferir en ella, que nosotros
mismos debemos hacernos cargo y hacer algo de ella, entonces por qué los demás se
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hacen con el derecho de decidir sobre si quiero o no quiero morir, nadie está por
encima de nadie, mucho menos por encima de nuestra propia decisión, y es que
nadie sabe lo que una persona puede estar sufriendo. Si no es ético dejar que una
persona decida su fecha de muerte, ¿es ético dejar que sufra?

Hay muchos casos en los que se puede solicitar una eutanasia (como en situaciones
médicas, casos en los que ya no hay un sentido claro de la vida, situaciones en las
que la misma persona ya no soporta vivir, etc.) y también hay varios tipos de
eutanasia: voluntaria, involuntaria, no voluntaria, pasiva y activa.

En la eutanasia activa se actúa de manera directa, provocando la muerte de la


persona a petición o por ya no encontrar alguna solución a su sufrimiento; mientras
que la eutanasia pasiva lleva a lo mismo, pero sin intervención, pues esta se
caracteriza por el abandono de la persona hasta que por fin le llegue la muerte.

Teniendo a esas dos eutanasias como punto de partida, muchos podrán considerar
que la primera, por tener intervención directa, no es una acción ética y es pecado el
ponerle fin a la vida de otro ser, sin embargo, dejar a la persona en abandono porque
ya no hay opciones para su salvación y no se quiere tomar la decisión de darle fin a
su sufrimiento con la culminación de su animación, también es una acción no ética y
poco empática para con nuestro prójimo. Si nos damos cuenta, y como lo dije más
arriba, ambas conducen al mismo camino, pero qué tan inhumano o conservador se
puede ser para observar el sufrimiento de una persona que ya se ha resignado y ya
aceptó su final, hasta qué punto se puede considerar que uno actúa éticamente si no
se tiene en cuenta que el sufrimiento y el dolor de la otra persona.

Cuando no se ha pasado por el mismo dolor no podemos hablar de una empatía por
completo. ¿Ser empático o ético? ¿Cuándo limitar la ética para que empieza la
empatía? ¿Egoísmo al dejar que una persona sufra hasta el fin de sus días o
simplemente es un apego a sus creencias éticas o religiosas? Sería incomprensible el
dolor que pueda estar sintiendo un ser, nadie puede ser completamente empático, y ni
siquiera siendo el caso, nadie siente dolor de la misma manera.
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Ahora, abriendo el campo eutanásico, se puede incluir a tres tipos más de eutanasia:
la voluntaria, involuntaria y a la no voluntaria. La primera se da por autorización del
mismo paciente o persona; la segunda, se realiza sin en el consentimiento del
paciente aún en estado competente y, por último, la eutanasia no voluntaria se
caracteriza por la poca información sobre la decisión que tomaría el paciente, no se
sabe si el paciente desea o no morir.

Es aquí donde muchas personas podrían confundirse, y es que las últimas dos
podrían entrar en una gran controversia. Considerar eutanasia a la “eutanasia
involuntaria”, en mi opinión, es un error; si no se tiene la autorización del paciente,
¿cómo se toma la decisión de acabar con la vida sin que esta lo autorice y sin su
consentimiento?, esto ya se consideraría un homicidio, un asesinato, si el paciente
está completamente cuerdo sobre sus decisiones y, a pesar de su sufrimiento o lo que
pueda estar pasando, no quiere morir, entonces quiénes somos nosotros para acabar
con su vida. A diferencia de los otros tipos de eutanasia que cuentan con el
consentimiento de los pacientes, esta se hace simplemente por decisión externa.

No se puede considerar los casos en los que se le da muerte a un sentenciado a


muerte, sé que se la da una muerte acelerada y que es sin su consentimiento, pero
este, a diferencia de los ciudadanos comunes, ha trasgredido la ley y tiene que
cumplir con su condena. Esto no se realiza como un acto de maldad, es más un
escarmiento por los actos que esta persona pudo haber cometido, y si tenemos en
cuenta el hecho de que el derecho de una persona termina cuando esta atenta contra
los derechos de otra; además de que ese tipo de penas no se le dan a un criminal con
delitos menores, incluso esta pudo haber matado a alguien más, violando el derecho
a la vida de otro ser, entonces quiere decir que si una persona que no respeta el
derecho a la vida, esta no le da un valor como tal e igualitariamente se le debe de
quitar la suya, porque seguro no la debe de valorar.

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Ahora, con la eutanasia no voluntaria si tendríamos que recalcar la decisión de
alguien a cargo. Como bien lo definí arriba, en este tipo de eutanasia no hay un
consentimiento como tal, pero es porque el paciente no se encuentra en sus
cualidades físicas ni mentales para tomar tal decisión, sin embargo, siempre está la
decisión u opinión de la familia que es la indicada para tomar dicha decisión. Se
deberán tomar en cuenta las posibilidades de la familia, mantener a un paciente o
persona que no puede valerse por sí mismo requiere de mucho dinero; también
entrará a tallar lo que cada familia crea pertinente para el futuro de aquel miembro.

[…]se tiene derecho sobre la propia vida, en el sentido de decidir cuándo debe
finalizar ésta. Algunos pensarán que sólo Dios puede disponer sobre ella; lo que deja
abierto el problema del significado “mi propia vida” y “mi responsabilidad sobre la
misma”. Si cada cual no tiene derecho a su vida, sino sólo Dios, entonces la
expresión “mi vida” es inexacta y “mi responsabilidad sobre ella” reducida. Si hay
una auténtica exigencia de ofrecer razones a favor o en contra de la eutanasia, y, por
ello, el planteamiento ocurre fuera del contexto religioso, entonces es necesario
aclarar en qué sentido “mi vida” es mía. (Mañón J., 2017)

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