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Osvaldo N. Mazza 1
Pablo Contreras 2
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La hematuria es la emisión de orina mezclada con sangre. No debe confundírsela con el escurrimiento
de sangre a través de la uretra, lo que se denomina uretrorragia o hemouretrorragia, la que si bien es
una entidad médica de importancia similar a la hematuria, es menos frecuente e implica la localización
del sangrado en la uretra por debajo de su esfínter estriado. La hematuria en cambio, se expresa
mediante una micción y el origen de la hemorragia se extiende desde los riñones hasta la uretra
prostática.
A los efectos de ubicar los posibles orígenes de la hematuria debemos recordar que el tracto urinario
consta de los riñones que secretan la orina; los uréteres que la transportan hasta la vejiga; ésta la
almacena hasta su emisión (micción) la que se efectúa a través de la uretra quien la vehiculiza hasta
fuera del cuerpo. En el varón también se debe incluir a la próstata, glándula que forma parte en la
producción del esperma.
Características de la hematuria
Se describe como hematuria macroscópica cuando la orina es roja o color óxido; en este caso se
debe tener la certeza de hallarse ante una autentica hematuria y no ante orinas coloreadas, La
hematuria microscópica mantiene la orina con su tinte natural amarillo y claro porque la cantidad de
sangre es tan pequeña que se puede ver sólo bajo la lente de un microscopio. Aunque es normal la
presencia de 1 a 4 hematíes por campo microscópico, cifras superiores a 10 hematíes por campo
merecen una sistemática investigación. La micro hematuria se puede expresar mediante glóbulos
rojos de apariencia normal (originados en las vías urinarias) glóbulos rojos dismórficos que indican
patología del ovillejo glomerular y cilindros hemáticos que se conforman en los túbulos renales, los
que al igual que la presencia de glóbulos dismórficos implican la existencia de patología del nefrón.
1
Profesor Titular de la Cátedra de Urología
Facultad de Medicina (UBA)
2
Adscripto a la Carrera Docente de Urología
2
de cada uno de ellos si la hematuria es total (los tres vasos con sangre), inicial (solo el primer vaso) o
terminal (sangre en el segundo y/o tercer vaso).
En algunos pacientes este dato puede ser altamente orientador de la posible etiología del sangrado.
Una hematuria inicial en el varón puede suceder al evacuarse con el primer chorro la sangre
contenida en la uretra prostática (entre el cuello vesical y el esfínter estriado de la uretra. Ella sería
causada por una patología sangrante de la próstata (adenoma o carcinoma). Tales patologías,
sangrando en forma copiosa, pueden transponer al cuello vesical mezclándose con la orina
acumulada en la vejiga y dando lugar a una hematuria total (instancia menos frecuente).
Nivel de la hematuria
Hematuria Total
Glomerulopat’as
H. por ejercicio
Trauma renal
Ca renal
Ca de v.excretora
Ca vesical
Nivel de la hematuria
Hematuria Final
C‡ncer de Vejiga
Litiasis Vesical
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Nivel de la hematuria
Hematuria Inicial:
Patolog’a de la
Pr—stata
Falsas hematurias
Las falsas hematurias pueden ser originadas por la presencia en la orina de moléculas homólogas, no
carentes de significación patológica, tales como en la porfiria, la rabdomiolisis (mioglobina) o
hemólisis (hemoglobina). Ciertos pigmentos vegetales ingeridos en las comidas, tal como remolachas
o las bayas dan a la orina un color rojizo. Medicaciones como piridinas, fenoftaleina, fenotiazinas,
driamicina, rifampicina, cianocobalamina,sulfasalazina, fenazopiridina, etc. Si del interrogatorio surge
la ingesta de tales medicamentos se requerirá la comprobación mediante un examen microscópico,
cintas de inmersión “Dipsticks” o el clásico reactivo de Meyer. .
Al detectar una hematuria, el internista pone en movimiento una serie de acciones tendientes a
cuantificar su magnitud, sus consecuencias inmediatas y causas que la originaron. Respecto a esto
último y a los fines de orientar su posterior manejo y/o derivación las dividirá en “hematurias médicas”
originadas por patología parenquimatosa o funcional renal (nefritis y nefrosis) y “hematurias
urológicas” ¿quirúrgicas? provocadas por patología endoluminal o intramural de las vías urinarias.
Si bien existen estados intermedios de gran significancía patológica como los tumores sólidos, la
tuberculosis e infecciones del parénquima renal, estos deberían ser clasificados como hematurias
urológicas dado que, en mayor o menor grado, requieren procedimientos quirúrgicos o instrumentales.
Las “hematurias médicas” revesten el carácter de un signo visible -macroscópicas- o solo detectadas
mediante el examen del sedimento urinario –microhematurias- que son las más.
En muchos casos, sea por expresión visual o microscópica, la hematuria se presenta en un contexto
sintomático complejo, constituyendo un signo más de una glomérulonefritis o de un síndrome
nefrótico. En otros casos es el signo premonitorio de tales patologías y solo la perspicacia del
internista permitirá dirigir su investigación hacia ese terreno.
Los eritrocitos observados en el examen microscópico de la orina pueden ser un elemento
significativamente orientador. Los encontramos en el sedimento urinario de dos tipos: dismórficos o
epiteliales.
Los eritrocitos eumórficos: habitualmente provienen de lesiones de las vías urinarias que requieren
la intervención del urólogo. Muestran una distribución uniforme de la hemoglobina con un contorno
redondeado o lobulado. Existen glóbulos rojos que han perdido la hemoglobina pero han retenido las
membranas celulares y presentan un aspecto anular plano.
Eritrocitos dismórficos: poseen una configuración irregular con una mínima cantidad de
hemoglobina de distribución no uniforme en el citoplasma. Estos han superado a un ovillejo glomerular
patológico y son característicos de las glomerulonefritis.
Otros métodos tendientes a esclarecer el origen de esos hematíes lo constituyen la tinción de Wright,
la microscopia electrónica de barrido y los autoanalizadores de glóbulos rojos.
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Microhematurias y nefropatías
La detección de una microhematuria no solo es un problema médico, sino social y económico. Los
interrogantes son muchos, la bibliografía no evidencia criterios concordantes y las condiciones
sanitarias de cada población justifican un mayor o menor accionar ante esta entidad.
A los siguientes interrogantes básicos expondremos algunas de las muchas comunicaciones
referentes y definiremos nuestra postura:
1. ¿cuál es el criterio de corte para considerar la presencia de eritrocitos en la orina como una
microhematuria de trascendencia patológica?
2. ¿cuán frecuente es la entidad?
3. ¿ los métodos masivos como Dipsticks son confiables ?
4. ¿ a quienes se debe estudiar ?
5. ¿ como se deben estudiar ?
6. ¿ se debe efectuar seguimiento en los casos negativos ?
7. ¿ se debe efectuar screening de población para microhematuria ?
8. ¿ en un país con restrictivos recursos sanitarios, a costa de qué se deben estudiar las
microhematurias ?
Recomendaciones
Nos remitiremos a reproducir cuatro de tantas posturas sugeridas por la bibliografía internacional a
saber:
Otros criterios acentúan más la exploración de las hematurias asintomáticas. Según la University of
Kansas Medical Center, Kansas City, USA.
Una vez que la hematuria asintomática ha sido demostrada por repetidos urianálisis su causa debe
ser convenientemente estudiada a través de una detallada historia médica, (incluyendo la medicación
que consume el paciente) , estudios por imágenes (urografía y ultrasonografía) y endoscopia del árbol
urinario inferior.
Destacan la microhematuria asociada a pacientes con terapia anticoagulante como un efecto
asociado sin significación clínica.
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Urol Clin North Am 1998 Nov;25(4):661-76
La microhematuria se detecta entre el 0.2% al 21.1% según las estadísticas publicada. Los extremos
de este universo distan de representar una entidad vinculada a una patología digna de ser tenida en
cuenta o de un hallazgo sin valor patológico. Por esta causa del 32% al 100% de los casos evaluados
serán carentes de patología detectable y del 3.4% al 56% bajo una estricta examinación urológica
tendrán al momento de la evaluación lesiones moderadas o significativas. En consecuencia una
completa evaluación es una garantía para el paciente y un moderado aunque no extendido
seguimiento será necesario.
• ¿ cuál es el criterio de corte para considerar la presencia de glóbulos rojos (GR) en la orina
como una microhematuria de trascendencia patológica?
- Más de 5 GR por campo merece la repetición del estudio al menos en dos oportunidades
con inintervalos mensuales, más de 10 GR se considera una microhematuria atendible.
Descartar la microhematuria constitucional asociada ala ejercicio con un sedimento basal al
salir del lecho y uno post ejercicio (correr).
-Primera línea: Laboratorio básico, de función renal y urocultivo, Rx simple del árbol urinario,
ultrasonografía renal, vesical y prostática
Segunda línea en concordancia con el urólogo o nefrólogo
• ¿ en un país con restrictivos recursos sanitarios, a costa de qué se deben estudiar las
microhematurias ?
- Habrá que balancear la existencia de recursos y la pérdida del tiempo laboral del paciente,
con el grado de exposición y antecedentes de cada población
• Si el paciente manifiesta hematuria total con eliminación de coágulos oscuros filiformes y largos
que puedan corresponder a un moldeado del uréter, denota un origen renal, piélico o ureteral.
• Si la hematuria es total pero el color se magnifica al final de la micción (refuerzo terminal) puede
tratarse de un carcinoma papilar de vejiga continuamente sangrante que lo hace con mayor
intensidad al final por el mecanismo antes explicado.
• Si a continuación de uno o varios cólicos renoureterales con emisión inicial de orinas claras se
sucede una hematuria total, puede deberse a una litiasis en tránsito (oxalato de calcio) que
provoca erosión y sangrado de la mucosa pielo ureteral.
El cólico precede a la hematuria.
• Si a una hematuria total con coágulos le sucede un cólico renoureteral podría tratarse de un tumor
sangrante del riñón o la vía excretora ipsilateral al tumor.
La hematuria precede al cólico.
• La hematuria en el trauma renal: es una constante, se encuentra siempre presente ya sea en su
expresión macroscópica como microscópica.
• La hematuria en el trauma renal: su intensidad no siempre es correlativa con la magnitud del daño
parenquimatoso. Un estallido renal puede presentar una escasa hematuria y una fisura incompleta
en comunicación con un cáliz, una copiosa hematuria.
• La hematuria en el trauma renal: decrece a medida que pasa el tiempo y evoluciona el mecanismo
de cicatrización.
• La hematuria en el trauma renal: si decrece en la evolución inmediata al trauma (como es de
esperar en una evolución favorable con “resitutio ad integrum” y luego recrudece, es indicio de una
complicación como infección o coagulopatía por consumo.
• La hematuria en el trauma renal: su intensidad inicial no es indicación absoluta de exploración
quirúrgica, sino los parámetros hemodinámicos ya que el sangrado extrarrenal suele ser de una
magnitud más determinante.
• La hematuria en el cáncer renal se la suele denominar clásicamente como “hematuria fantasma”
dado que a un episodio inicial de magnitud variable, generalmente único le pueden suceder largos
períodos de silencio clínico, alterados o no por otros episodios fugaces o episodios de gran
magnitud. Hasta que se suceda un episodio de hematuria sostenido. Un paciente “negador” o un
internista “contemporizador”pueden dejar transcurrir un tiempo irrecuperable para determinar la
posibilidad de un tratamiento curativo.
• La aparición de hematuria en el cáncer renal baja las posibilidades de curación a menos de 60 por
ciento a cinco anos.
• Hematuria total de baja intensidad acompañada de dolor agudo en la fosa lumbar puede constituir
un cuadro inflamatorio renal como pielonefritis aguda, xantogranulomatosa, tuberculosa, o
necrosis papilar aguda (muy dolorosa).
• Microhematurias de baja intensidad y esporádicas en pacientes aparentemente sanos pueden ser
constitucionales y familiares. A esa conclusión se debe llegar a veces luego de completos y
costosos exámenes auxiiares.
• La hematuria que se acompaña de sintomatología de cistitis aguda en las mujeres (inicio agudo,
dolor progresivo durante la micción, tenesmo doloroso post miccional, polaquiuria y desaparición
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Edad y Hematuria
Aunque la hematuria macroscópica es rara en este grupo, cuando ocurre lo más probable es a causa
de infecciones sangrantes del riñón y del tracto del urinario.
Se pueden observar en niños cuadros febriles con hematuria microscópica. La causa mas común es
una infección renal de origen bacteriano por gérmenes que acceden por vía hemáticas
(estreptococus) o canalicular (pielonefritis por reflujo pieloureteral mas común en varones y
estenenosis de la uretra distal en niñas, en ambos casos bacterias coliformes). . La hematuria se
puede asociar al cáncer urinario, el nefroblastoma o tumor de Wilms, cuya incidencia se aleja al
acercarse a la segunda infancia y el sarcoma del seno urogenital en los lactantes. No resultan
infrecuentes en la infancia las litiasis piélicas como causa de sangrado renal y la tuberculosis urinaria
en la adolescencia. Los diversos cuadros de nefritis detallados entre las causas de hematuria
nefrológica tienen una prevalencia importante dentro de este grupo etario.
En los hombres priman las lesiones que provocan agrandamiento de la glándula prostática (la
hipertrofia prostática benigna o adenoma y el adenocarcinoma de la próstata. Este último cuando se
manifiesta a través de una hematuria ya excedió las posibilidades de curación y solo será pasible de
tratamiento curativo (el diagnóstico temprano del cáncer de próstata a partir de los 50 años, mediante
el examen digital prostático y el dosaje del antígeno prostático específico son las herramientas válidas
para afrontar un tratamiento curativo y la espera de una hematuria anos después). En hombres y
mujeres, los tumores de la vejiga y en menor frecuencia del riñón, así como las infecciones del tracto
del urinario, son la mayoría de causas de hematuria.
Prevalencia de la hematuria
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• no identificable 20%
• originadas en el T.U.S. (*) 30%
• macroscópica 40%
• neoplásica 25%
• litiasica 20%
• infecciosa 25%
• en el trauma renal 100%
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(*) Tracto Urinario Superior
La hematuria es un signo evidente o confuso, alarmante o negado por el paciente según vimos al
comienzo, pero a la corta o a la larga motivo de consulta por quien lo padece. El médico generalista o
de cabecera será en la mayoría de los casos el primer receptor. De él se espera confirmar el síntoma
como una hematuria real, obtener un panorama aproximado a su causa y dimensión de acuerdo a un
interrogatorio general completo y otro dirigido al síntoma. Luego una semiología cuidadosa y detallada
podrá aportar información de valor tal como la detección de renomegalias que denoten tumoraciones
renales, puntos dolorosos lumbares o ureterales característicos de infecciones del parénquima renal,
distensión vesical a causa de retención urinaria o tumores vesicales, glándula prostática hipertrófica o
nodular y todo signo clínico que denote insuficiencia renal o síndrome nefrótico.
De la información obtenida en esta primera y detallada evaluación clínica surgirán indicios de un
cuadro banal y transitorio, susceptible de un manejo ambulatorio por el propio internista (cistitis aguda
en su forma hemorrágica en las mujeres o un cólico renoureteral) que deberá ser seguido y evaluado.
La orientación de un cuadro definido tumoral o traumático que será tratado conjuntamente con el
urólogo o una nefropatía seguida con el nefrólogo. En ocasiones la semiología puede ser negativa o
no concluyente y antes de una derivación a ciegas se pueden efectuar exámenes complementarios
cuya complejidad y utilidad resumiremos:
Uronalisis:
Esta prueba constituye un examen completo físico y químico de la orina con especial evaluación al
sedimento. La orina fresca se envía al laboratorio donde mediante el examen microscópico se puede
constatar de la manera más definida si se hallan hematíes y otros elementos como cristales (litiasis),
colgajos de células tumorales o piocitos y bacterias (infección). El cultivo, recuento de unidades
formadores de colonias y antibioticograma será el complemento que indicará fehacientemente la
existencia de una infección bacteriana y como controlarla.
Ante la sospecha de un tumor del urotelio (carcinoma de células transicionales que se pueden
localizar en vías urinarias altas o vejiga) se puede indicar un examen citológico con técnica de
papanicolau en orina o el dosaje del antígeno tumoral de vejiga (Bladder Tumor Antigen BTA). El
papanicolau o PAP en orina permite detectar células tumorales exfoliadas como las del carcinoma in
situ o colgajos de células de carcinomas papilares.
Dipstick:
En este procedimiento, muy simple una una tira de papel de filtro químicamente tratada que se
sumerge en una muestra de orina. Esta prueba vira positivamente si hay sangre en la orina,
constituyendo un auxiliar útil en el consultorio (cuando su costo lo justifica).
Ultrasonografía:
Es el primer procedimiento de diagnóstico por imágenes a emplear, rápido, inocuo y económico.
Brinda una amplia información de la patología renal (tumores, dilataciones y litiasis entre otros) y
vesical (cáncer y litiasis) y en menor grado prostática (hipertrofias sin distinguir los rasgos de
benignidad ni malignidad). La utilización de un transductor transrectal permite una mejor obtención de
datos de la glándula prostática; y si bien hay imágenes hipoecogénicas que podrían sugerir áreas de
tejido neoplásico, estas no tienen el carácter de patognomónicas y resultan una orientación adecuada
a la hora de efectuar un procedimiento de biopsia prostática dirigida a cuadrantes predeterminados o
a áreas más sospechosas.
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El uréter, salvo un pequeño segmento inicial y terminal es un órgano ciego para la exploración
ultrasonográfica.
Imagen tomográfica de un tumor renal sintomático (hematuriatotal). En este caso la masa tumoral invade la vía
excretora,perforala cápsularenal y presentaun centroheterogeneoque podríacorrespondera necrosisy hemorragia.
Endoscopia urinaria:
Este procedimiento instrumental es de resorte del especialista en urología. La exploración
endoscópica más común es la uretrocistoscopia, que permite visualizar la patología de la uretra en
toda su extensión y la vejiga, detectando los posibles focos de hemorragia. En el caso de los tumores
vesicales verificará su extensión y etiología. La cistoscopia durante los episodios de hematuria total
sin imágenes orientadoras, permite visualizar el meato ureteral que eyacula sangre identificando la
unidad renal comprometida para someterla a ulteriores y más invasivos estudios como la
ureteroscopia, pielografía ascendente, arteiografia y eventualmente biopsia renal (glomerulonefriis
localizadas).
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Se observa al meato ureteral izquierdo emitiendo el chorro o “eyaculado” de orina hemática. La cistoscopia
intrahematuriaes en ocasionesla unicaformade identíficarla unidadrenoureteralque originael sangrado
En algunos casos la hematuria se puede prevenir como en el caso de los atletas y en los
eliminadores de cálculos urinarios al beber suficientes líquidos antes de las prácticas deportivas y
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laborales con desgaste físico. En los ciclistas quienes deben bajar la nariz del asiento para evitar la
presión perineal o usar un asiento mullido y en los pacientes con hipertrofia prostática benigna
evitando la ingesta de picantes y los excesos de bebidas alcohólicas.
… las hematurias de causa urológica que revisten cierta gravedad, tal como las
de origen neoplásico, litiasico o infeccioso, requieren de la acción conjunta del
urólogo ante la noxa y del internista para asistir las consecuencias sistémicas de
la enfermedad y colaterales de las terapéutica …