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MICROBIOLOGÍA.
Bacilos ácido alcohol resistentes: Género Mycobacterium.
Las bacterias del género Mycobacterium constituyen el prototipo de este grupo de bacterias.
Características generales:
Presentan una pared celular muy similar a la de las bacterias gram positivas, pero
contiene gran cantidad de lípidos (ácidos micólicos), lo cual les otorga una alta resistencia a
agentes físicos y químicos, y la alcohol-resistencia. Esta propiedad radica en la persistencia del
color rojo que obtienen una vez teñidas con fucsina en la coloración de Ziehl-Neelsen, ya que no
se decoloran con una mezcla de ácido-alcohol, como sucede con la mayoría de las bacterias. Es
la pared celular más compleja, dos veces más gruesa y fuerte que la de los BG-. Una verdadera
corteza lipídica, difícil de vencer.
Posee, en su pared, proteínas: “tuberculoproteínas”, que le permiten inducir la
respuesta inmunológica celular.
Son bacilos delgados, rectos o ligeramente curvados. A veces ramificados, solos o en
pequeños grupos.
Su pH óptimo es 7.
Presentan variables requerimientos nutricionales.
Resisten a la desecación. Resisten a antibacterianos frecuentes.
Sus factores de virulencia son:
Catalasa: cataliza el peróxido de hidrógeno, degradándolo en agua y oxígeno.
Superóxido dismutasa y Peroxidasa: destruyen radicales libres.
Micobactinas y exoquelinas: captan hierro requerido para la supervivencia en el
interior de los fagocitos.
Sulfolípidos: inhiben la fusión lisosoma-fagosoma.
Cord factor o factor cordón: existe una correlación entre la virulencia de las
cepas de bacilos tuberculosos y su aspecto morfológico en el cultivo, donde
adoptan formas de cordones serpenteantes dispuestos de manera compacta y
paralela, gracias a un glicolípido llamado “trehalosa 6,6 deminocolato”. Se cree que
es tóxico para los leucocitos, ya que lesiona sus membranas mitocondriales e inhibe
la diapédesis.
No produce enzimas, toxinas ni esporas. No posee flagelos ni cápsula.
Aerobias estrictas. Destacan por su interés clínico M. tuberculosis complex y M. leprae,
ya que su reservorio es el hombre, al que le producen enfermedad. El resto de especies poseen
un reservorio telúrico, por lo que se han denominado micobacterias ambientales o no
tuberculosas. (M. kanasii, M. avium, otras). Sólo algunas de estas últimas producen enfermedad,
aunque no son muy frecuentes.
Parásitos estrictos: necesitan vivir en el medio intracelular.
El daño que genera depende de la respuesta del huésped.
Según su pigmentación:
Colonias no pigmentadas o no cromógenas: no producen pigmento, se ven blancas.
Colonias escotocromógenas: producen pigmentos carotenoides, de color naranja.
Colonias fotocromógenas: producen pigmentos, pero sólo después de ser expuestas a
la luz.
TUBERCULOSIS.
Enfermedad infecciosa curable de forma individual y controlable en el ámbito comunitario,
pero que desafortunadamente dista mucho de estar erradicada. Ello se debe a que no se
dispone ni de una vacuna eficaz ni de medidas de saneamiento específicas, como sucede con
otras enfermedades infecciosas que ya han sido erradicadas en todo el mundo o están en vías
de eliminación.
Etiología.
Micobacterium tuberculosis complex.
Es un grupo o complejo de micobacterias de estructura similar, formado por M. tuberculosis
Y OTRAS: M. africanum, M. canettii (reservorio humano), M. bovis (reservorio bovino-humano),
M. microti (reservorio roedores) y M. pinnipedii (reservorio: pinnípedos focas).
La mayor parte de los casos de tuberculosis en el hombre están producidos por
Micobacterium tuberculosis (bacilo de Koch), que es una micobacteria de crecimiento lento, no
cromógena, que se transmite de persona a persona por vía aérea.
Papel de las demás especies en la generación de tuberculosis:
M. bovis disminuido desde la instauración de la pasteurización de la leche. A partir de una
determinada cepa de microorganismos de esta especie, cuya capacidad patógena se logró
atenuar, se consiguió la vacuna BCG.
M. africanum y M. canetti África tropical.
Patogenia.
El curso natural de la infección depende de las líneas de defensa del huésped. Se
profundizarán conceptos en este sentido, durante el cursado de Anatomía y Fisiología
Patológicas en el área Defensa.
En líneas generales, la tuberculosis corresonde a la inflamación crónica granulomatosa de,
principalmente y en primera instancia, el parénquima pulmonar. Dependiendo del grado de
inmunocompromiso del huésped, y de la previa administración de vacuna o no, la posibilidad de
diseminación visceral.
El paciente con tuberculosis pulmonar presenta una afección importante del estado general,
caquexia, pérdida de peso de manera veloz sin explicación, sudoración nocturna. Los síntomas
sistémicos se deben a la liberación de TNF e IL-1 por parte de los macrófagos activados.
Las manifestaciones pulmonares son: tos, al principio seca, persiste por semanas o meses y
se torna productiva o mucopurulenta. Hemoptisis o esputo hemoptoico. Disnea cuando hay
derrame pleural importante. Dolor pleural como consecuencia de la extensión de la infección a
las superficies pleurales. La diseminación linfohematógena es una complicación temible y puede
generar meningitis tuberculosa y tuberculosis miliar.
Profilaxis.
Vacunación: BCG (dosis neonatal). Compuesta por bacilos de Calmette Guerin. Son bacilos
vivos y atenuados, carentes de virulencia, pero sí antigénicos, capaces de despertar la respuesta
inmune celular a partir de su inyección en un medio adecuado. En Argentina, A DIFERENCIA DE
OTROS PAÍSES DEL MUNDO, se prefiere exponer al recién nacido a una cepa no virulenta, a
través de la vacuna, para desarrollar la respuesta inmune adaptativa, evitando la posibilidad de
que se enfrente a una cepa virulenta, la que, asociada a la propia vulnerabilidad del niño, pueda
desencadenar una enfermedad grave, a veces, mortal. La vacunación es obligatoria y evita los
casos de TBC primaria progresiva.
LEPRA.
La lepra o Enfermedad de Hansen, es una infección lentamente progresiva (incubación desde
9 meses a 20 años) producida por Mycobacterum leprae (o bacilo de Hansen), que infecta la piel
y los nervios periféricos y que produce deformidades incapacitantes.
Patogenia.
M. leprae, al igual que M. tuberculosis, es captado por los macrófagos alveolares y se
disemina a través de la sangre, pero sólo crece en los tejidos relativamente fríos de la piel y
extremidades.
La inmunidad celular se evidencia por las reacciones de hipersensibilidad retardada ante la
inyección dérmica de un extracto bacteriano denominado lepromina.
La lepra tiene dos patrones de enfermedad: tuberculoide y lepromatosa.
¿Qué determina si un individuo tiene una lepra tuberculoide o lepromatosa? La capacidad
de respuesta de los Linfocitos T helpers a M. leprae. Los pacientes con lepra tuberculoide
presentan la respuesta T CD4 conservada. La CPA presenta el M. leprae a un TCD4 e induce su
diferenciación en TH1 a través de la IL-12. Los TH1, a través de IL- 2 e IFN-ϒ, inducirán la
respuesta eficaz de los macrófagos.
Los pacientes con lepra lepromatosa presentan una respuesta TH1 defectuosa, o bien, una
respuesta TH2 dominante con estímulo de la respuesta B y producción de anticuerpos contra M.
leprae que, paradójicamente, no son protectores, sino que forman inmunocomplejos con
antígenos libres que pueden dar lugar a glomerulonefritis, vasculitis y eritema nudoso.
Es una enfermedad infectocontagiosa de evolución crónica, producida por Mycobaterium
leprae o bacilo de Hansen. Afecta nervios de cara y extremidades; piel, mucosas y, en su afección
sistémica, al hígado, al bazo, a los genitales, riñones, ojos, músculos y huesos.
Vía de transmisión: M. leprae se transmite por contacto directo con las lesiones o por
aspiración de aerosoles respiratorios. La infectividad es baja y se requiere un contacto íntimo y
prolongado para el contagio.
Su reservorio es humano, aunque los armadillos constituyen otro reservorio de la infección.
En la mayoría de los casos, el huésped resiste perfectamente la infección sin desarrollar
enfermedad en toda su vida. Puede desencadenar una respuesta celular, que dará
eventualmente origen a la Lepra Tuberculoide. En otros huéspedes, en los que no se
desencadene una respuesta inmunológica eficiente, se producirá la Lepra Lepromatosa, una
forma “anérgica” con diseminación bacilífera progresiva sistémica.
Además de estos dos tipos polares de lepra, existen otras en las cuales la respuesta
inmunológica del huésped es incierta: Lepra Incaracterística y Lepra Borderline o dimorfa.
Reacción a la lepromina.
Es una intradermorreacción. La lepromina se prepara con antígenos obtenidos de lepromas
humanos vírgenes de tratamiento, o de armadillos. Es una prueba que traduce el grado de
resistencia del organismo ante la infección. No es específica para la lepra y no tiene valor
diagnóstico, su valor es sólo pronóstico ya que es un elemento más, que nos permite solamente
tipificar el perfil inmunológico del enfermo y controlar a los contactos sanos.
Técnica de aplicación: la inyección de lepromina se coloca en forma intradérmica, 0,1 ml en
cara anterointerna del antebrazo derecho o en la zona interescapular.
Lectura de las reacciones:
a) Reacción (lectura) de Fernández: es a las 48 horas, se considera positiva si expresa una
mácula eritematosa entre 10-20 mm. Es negativa cuando no produce ninguna reacción o
cuando sólo provoca eritema menor de 5 mm.
b) Reacción (lectura) de Mitsuda: se realiza a los 21 días y es positiva si aparece un nódulo
mayor de 5 mm. de diámetro. Se la clasifica como intensamente positiva cuando se
ulcera. Se considera negativa si no hay reacción local al cabo de los 21 días.
Clínica.
Diagnóstico microbiológico.
TOMA DE MUESTRA: raspado del tejido subcutáneo, por hisopado de las mucosas o por
punción de ganglios periféricos.
DIRECTO:
Observación por tinción de Ziehl-Neelsen (baciloscopía). El no hallar el bacilo no excluye el
diagnóstico, el que se confirmará en todo caso con un estudio de anatomía patológica.
Informe: 1) Índice bacteriológico: de 0 a 6 cruces “+”. 2) Morfológico: 0-100% relación entre
bacilos sólidos respecto del resto.
Cultivo: NO.
Indirecto: NO.