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ADOLESCENCIA

Tocalli Esther
Cátedra de Psiquiatría niños. Facultad de Ciencias Médicas. U.N.R.

A dolescencia como Uds. saben, deriva de la voz latina Adolescere que significa “crecer” o “desarrollarse
hacia la madurez”, sociológicamente es el período de transición que media entre la niñez dependiente y la
edad adulta y autónoma. Psicológicamente es una situación en la que han de realizarse nuevas adaptaciones,
aquellas que, dentro de una sociedad dada, distinguen la conducta infantil del comportamiento adulto. Crono-
lógicamente es el lapso que comprende desde aproximadamente los doce o trece años, hasta los primeros de
la tercera década, con grandes variaciones individuales y culturales.
Sabemos que la Pubertad es el largo período, dentro de lo que llamamos adolescencia, del desarrollo fisio-
lógico durante el que maduran las funciones reproductivas y aparecen los caracteres sexuales secundarios.
Ahora bien, ¿qué pasa con la vida del adolescente, con su psiquismo, cuál es el trabajo psíquico que realiza,
cuáles son los conflictos que debe enfrentar y cuáles son los lazos libidinales que establece?
Sabemos a partir de los aportes del discurso del psicoanálisis que no existe una “norma” para vivir. Esto
quiere decir que si hay algo que normatiza nuestra vida y, por lo tanto la del adolescente, es su camino en la
construcción de su psiquismo. La manera en que haya recorrido ese camino, que comienza con la relación
soma-lenguaje, relación madre-hijo, transcurre por lo que hemos denominado junto con Freud, complejo de 491
Edipo (4-5 años). Avatares de la sexuación.
Durante la adolescencia, se producen grandes cambios y a gran velocidad, ya que es el segundo momento
de mayor crecimiento y desarrollo después de la primera infancia de 0 a 2 años. El sujeto ya no puede retro-
ceder frente a los imperativos de la maduración sexual, aparecen pulsiones hasta entonces desconocidas y el
problema de la elección sexual se hace apremiante. En una palabra, es necesario crecer, convertirse en adulto;
es entonces cuando el deseo de seguir adelante y el temor a lo desconocido se mezclan.
El adolescente debe recurrir a los saberes inconscientes que lo constituyen para responder a este empuje
puberal. O sea despedirse de su cuerpo de niño, enfrentarse a su cuerpo de adulto y a nuevas formas de rela-
ciones. Es un momento de separación, de ruptura, de quebranto. Es la renuncia a la seguridad de la infancia
y a su entorno protector.
Esos saberes inconscientes son los que lo ayudarán a responder, a enfrentarse a nuevos roles, como por
ejemplo encontrarse con el otro sexo, con un estudio, o con un trabajo. De ahora en adelante es necesario
contar con la soledad, la responsabilidad, trabajar, tener un oficio, triunfar.
Es un período clave en el que el sujeto sale de su infancia y aborda al mundo adulto, lo que significa que de
ahora en adelante deberá dirigir su vida, hablar en su propio nombre y que, llevado por su empuje puberal,
tendrá que hacer sus elecciones sexuales.
La contradicción entre el deseo de alejarse de la familia, de ser autónomo, y el deseo de permanecer bajo su
protección, si bien es difícil para el adolescente lo es también para los padres. En general, éstos han olvidado
sus propias dificultades a esta edad y enterrado un pasado de relaciones más o menos conflictivas con sus
propios padres.
Generalmente cuando el adolescente se enfrenta a su primer amor, son los significantes, su saber incons-
ciente que le ayuda a desplegar sus posibilidades, así ocurre en un estudio o en un trabajo. Todo ello implica
entre otras cosas las exigencias de un trabajo intelectual, sostener la competencia, espacios laborales; lugares
habituales de encuentro de la juventud como boliches, bares, agrupaciones juveniles (sociales y políticas) que
tienen como promesa asegurarles un lugar social.
Muchas veces sucede que al enfrentarse con su sexualidad, con sus roles de responsabilidad ante un estudio
o un trabajo se sienten inhibidos de poder realizar esos recorridos.
El adolescente necesita encontrar un lugar, por ello su pasaje por los lazos con la comunidad de sus pares
donde existe un denominador común como la música, la forma de vestirse, la rebeldía, la identificación con un
líder, es un momento necesario en el camino de lograr su identidad, diferenciarse.
Habitualmente se rebela con sus padres, a veces con sus profesores, a veces con sus jefes.
Clínicamente muchas veces descubrimos que es muy importante que los padres permitan la rebelión “en
familia” del adolescente, ya que permite una contención, una canalización. Si estamos de acuerdo en que por
todos los motivos anteriormente mencionados, en el adolescente se da fundamentalmente a la búsqueda de un
lugar donde desplegar su vida, el hecho de que los padres o los que tienen esa función permitan su rebeldía, su
diferenciación, evitará que entre en situaciones de confusión al no poder alejarse de ellos o en el impedimento
por tomar demasiada distancia.
Entre otros, en esto reside la importancia de que tanto padres como adolescentes puedan aprender que la
rebeldía no conduce a una ruptura absoluta con la familia ni con el pasado. Para convivir con el otro, en lazos
de relaciones de colaboración y de cooperación, debería tratarse de lograr una distancia óptima.
Freud, de alguna manera, decía que el significante que nos hace circular y que nos permite una significación,
(por lo menos en alguna época) era el amor y el trabajo.
¿Qué pasa hoy que los significantes han cambiado, que el consumo nos dirige, que no hay capacidad de
frustración, no hay capacidad de espera, no hay posibilidad de aceptar los límites que están implicados en la
vida de cada quién, y ante lo imposible, se cae en la impotencia?
Para afirmarse, a veces es necesario afirmarse contra algo. La adolescencia trata de cortar con el pasado, en
492 particular con los valores en los que creyó hasta entonces, valores que compartió con frecuencia con su familia
o su entorno social.
La inteligencia, los estudios, el éxito, valores reconocidos por nuestra sociedad e investidos por los padres,
con frecuencia van a pagar el costo de estos reacomodamientos identificatorios. Las inhibiciones que surjan
estarán vinculadas a las posiciones edípicas conflictivas.
Para poder amar es necesaria una renuncia, para poder trabajar es necesario tener capacidad de sublimación.

Bibliografía
ROLAND CHEMAMA. Diccionario del psicoanálisis, Editorial Amorrortu.

Glosario
Libido: Energía psíquica de las pulsiones sexuales que encuentra su régimen en términos de deseo, de aspi-
Guía de Aprendizaje - Trabajo y Tiempo Libre

raciones amorosas.
Pulsión: concepto fundamental del psicoanálisis, destinado a dar cuenta de las formas de relación con el objeto
y de la búsqueda de la satisfacción.
Saberes inconscientes: Significantes que nos han sido transmitidos a través de los discursos que nos habitan
en la medida en que estamos sujetados a esos discursos.
Sublimación: utilización de la libido para la consecución de otros fines que el sexual.
escurrimiento pasivo hacia esa área.

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